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Marta Brunet

Catálogo comentado

Por Berta López Morales

Montaña adentro (Novela. Santiago de Chile, Nascimiento, 1923)

Portada de «Montaña adentro» Portada de «Montaña adentro y otros cuentos» Lejos de la ciudad, las fuerzas telúricas resultan similares en poder a las pasiones que se desatan entre los habitantes de un rincón campesino, enclavado en la montaña: una muchacha, Cata, que ha tenido un hijo sin casarse, será la víctima de la tragedia desatada por los celos, el machismo y el alcohol. Publicada en 1923, esta primera obra de Marta Brunet concitó el aplauso unánime de la crítica que alabó la pericia de la autora y la objetividad de su relato, subrayando aquellos aspectos y elementos de la novela que reflejaban la tendencia narrativa de la época. Desde la perspectiva actual, resulta interesante el planteamiento que la autora hace, aunque de manera ficticia, de la condición de la mujer campesina en esos años y la vigencia que el tema aún tiene en la actualidad.

Fragmento



Bestia dañina (Novela. Santiago de Chile, Nascimiento, 1926)

Portada de «Bestia dañina»En este relato se enfatiza la posición conflictiva de la mujer en la sociedad rural, su papel secundario, constreñido a los quehaceres domésticos y el valor insignificante que se le asigna en la escala social. Su título apunta a la mujer demonizada, subversiva que atenta contra los valores establecidos de la fidelidad y de la honra, pero también apunta a las condiciones precarias de libertad en que se desenvuelve la mujer campesina, sometida a los deseos y voluntad de su amo y señor: el padre o el marido. Santos Flores, viudo con tres hijas, es presa de una pasión otoñal que le inspira la juventud de Isabel Rojas, la bestia dañina, y la promesa de darle ese hijo varón que le permitiría escapar al sentimiento de humillación provocado por esta carencia. Inútilmente María Mercedes, una de sus hijas, se rebelará ante esta unión desigual, reprochándole este matrimonio con una mujer tan joven, de dudosa conducta moral; su empecinamiento así como el carácter simulador de la joven esposa conducirán a la caída de Santos y al derrumbe de los valores que encarna, sumiéndolo en la deshonra y el dolor. A través del relato de la fiesta del matrimonio, el lector va percibiendo la personalidad de «la bestia dañina» y también algunos de sus rasgos físicos, que explican el deslumbramiento del anciano novio. En el transcurso de la fiesta, Meche huye con Víctor Alfaro, despechada por el casamiento del padre. Entre tanto Chabela Rojas, la flamante esposa, confiesa a su tía la alegría por el distanciamiento de Meche, porque es la única de las tres hijastras que representa un peligro para ella y sus propósitos: don Fanorcito, sobrino del dueño del fundo, la asediaba y ella le había prometido ser suya después de su matrimonio. El frenesí de la pasión extramarital les hace perder todo recato y cuidado lo que desembocará en un final trágico, cuando el esposo engañado sorprende a los amantes bajo su propio techo. La novela aparece en 1926 y la crítica destaca el manejo brillante que la autora hace del lenguaje como de la fuerza dramática que imprime al argumento.

Fragmentos

María Rosa, flor del Quillén (Novela. Atenea, Concepción, Año IV, N.º 2, pp. 119-143 y N.º 3, pp. 217-240, 1927)

Portada de «María Rosa, flor del Quillén»A partir de su título este relato es una sátira en contra del donjuanismo rural y de los estereotipos femeninos. El epíteto «flor del Quillén» de la protagonista encierra el conjunto de cualidades asignadas a la mujer, tales como belleza, virtud, recato, pero también su imagen alienada, ajena a las flaquezas del ser humano. María Rosa casada con un hombre mayor se siente fuertemente atraída por un sujeto más joven, él cual ha apostado por su caída, demostrando de este modo que todas las mujeres son iguales. La atracción que Pancho ejerce sobre ella provocará su desliz, sin embargo encontrará la salida para no ser victimizada por esta pasión y de paso castigar al Don Juan criollo.

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Bienvenido (Novela. Santiago de Chile, Nascimiento, 1929)

Portada de «Bienvenido» Portada de «Bienvenido» Relato que obedece a la petición de la madre de la escritora, que deseaba le escribiera una novela rosa. Juan Ramírez, un muchacho provinciano venido a menos por reveses de fortuna, trabaja como administrador en una hacienda del sur y vive en una casa frente a un lago, en completa soledad y apabullado por una naturaleza exuberante, trabaja con mucho empeño, lo que permite mejorar su situación económica y compensar a su madre y a su hermana por los sacrificios y desvelos puestos al servicio de su educación. La dueña de la hacienda vive con una hija coqueta, un hijo aventurero y donjuanesco y una muchacha «allegada», que resulta ser la hija natural del difunto padre de familia. De esta última, Mena, se enamora el protagonista y se casa con ella; sin embargo, la felicidad no es completa pues el hijo anhelado tarda en llegar. La pareja se ve amenazada por la presencia de Marcela, la última aventura de este hijo calavera, que vuelve junto a su madre, luego de quedar en la ruina. Juan se siente atraído por esta vampiresa quien lo asedia con su comportamiento desenfadado y mundano, desarrollándose en el interior de este una pugna entre la fidelidad hacia su esposa y la seducción que despierta en él Marcela. El anuncio de la llegada de su primer hijo resolverá la encrucijada sentimental. Este relato incluye todas las características del folletín: resolución del triángulo amoroso, el triunfo de la mujer -sueño de perfección, figura de seducción e identidad para las lectoras-, y la recompensa final de la felicidad eterna.

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Reloj de sol (Cuentos. Santiago de Chile, Nascimiento, 1930)

Portada de «Reloj de sol»Colección de cuentos quince cuentos, que se dividen en tres secciones: «Alba» («Juancho», «Francina», «Lucho el Mudo»), «Mediodía» («Niú», «Abriela», «Ana María», «Ruth Werner», «Romelia Romani», «Enrique Navarro»), «Ocaso» («Tía Lita», «Doña Tato», «Don Cosme de la Bariega», «Misiá Marianita», «Doña Santitos», «Don Florisondo») relatos donde el mundo campesino y rural pierde relieve al acentuarse los procesos interiores y psicológicos de los personajes. Entre estos relatos sobresalen «Francina», «Don Florisondo», «Doña Santitos», «Doña Tato», «La niña que quería ser estampa», etc. En todos ellos, el protagonismo femenino es evidente y es abordado desde la perspectiva de la infancia, la madurez y la ancianidad de sus protagonistas. Así las divisiones del libro está en directa consonancia con las etapas de la vida humana. Los juicios críticos sobre el libro, en el momento de su publicación fueron contradictorios, pero coincidentes en destacar la preocupación de la autora por lo femenino.

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Cuentos para Mari-Sol ( Cuentos. Santiago de Chile, Zig-Zag, 1938)

Portada de «Cuentos para Mari-Sol»Relatos dedicados a los niños en los cuales la autora desarrolla esa lógica mágica que su lector, el niño, reclama para gozar de una participación mística en la cual oye un relato, sin dejar de ser auténticamente él mismo, se identifica de modo pleno con los protagonistas; así en esta veintena de relatos desfilan por los espacios rurales y domésticos una cantidad de animalitos tales como: ratas, conejos, ovejas, perros, lloicas, cóndores, loros, zorros, etc. Y los hace convivir dando cuenta, en algunas ocasiones, de las odiosidades que se tienen ellos. Así la autora desplaza sutiles moralejas y, por ello, no es difícil a través de la amena lectura de estos relatos encontrar retratado nuestro espíritu.

Humo hacia el sur (Novela. Buenos Aires, Losada, 1946)

Portada de «Humo hacia el sur» Portada de «Humo hacia el sur» El humo como la niebla, la neblina o el aguacero no sólo desdibuja los nítidos contornos cordilleranos, también oscurece, deforma y diluye las demás aristas de los personajes; rompe y araña las máscaras de la concupiscencia, de la ambición y del poder. El pueblo emerge siguiendo la geometría interna de la protagonista -doña Batilde-, éste constituye el símbolo de su poder, la materialización y deformación del fruto de sus entrañas yermas, sustituto de la esterilidad a que la condena la impotencia de Juan de la Riestra, su esposo. Esta carencia esencial transforma a la protagonista en la personificación de la dureza, de sequedad y la avaricia; el pueblo, su justificación vital es amenazado por las oscuras fuerzas de la civilización y del progreso: el puente, que desviará el flujo de la riqueza hacia otras regiones y hacia otros bolsillos hace que doña Batilde esté dispuesta a todo, al crimen incluso, si eso evita el despojo de esta otra sangre que circula por sus venas: el dinero. Varios personajes desfilan por estas páginas, mostrando falsas identidades, exceptuándose Solita y la madre de esta pequeña, para quien el mundo de los adultos es extraño y contradictorio, poblado de falsos valores y de seres que no son de de veras.

Fragmentos

La mampara (Novela. Buenos Aires, Emecé, 1946)

Portada de «La mampara»La historia se desarrolla detrás de la mampara, único vestigio del pasado próspero, protagonizada por tres mujeres Carmen, Ignacia Teresa y la madre de ambas. Son tres modos de enfrentar la vida y sus avatares. Carmen niega la realidad, la mísera situación actual después de un pasado acomodado del que queda la puerta y la ubicación aristocrática de la casa; Ignacia Teresa, por su parte, posee una postura más auténtica, si bien no logra vencer algunos temores para alcanzar su plena inserción en una cotidianeidad caracterizada por el desafío constante de la sobrevivencia; la madre representa la lucha entre el pasado y el presente, tironeada por las diferentes visiones de mundo de las hijas. Soledad, incomunicación, autenticidad, enajenación constituyen los grandes temas de este relato, en la que cada uno de los personajes queda atrapado en sus obsesiones: ningún acercamiento entre estas mujeres, ningún diálogo que mitigue el dolor, la angustia, la ira, pues todo transcurre en sus conciencias sin llegar a compartir sus sentimientos, sueños y desvelos.

Fragmento

Raíz del sueño (Cuentos. Santiago de Chile, Zig-Zag, 1949)

Portada de «Raíz del sueño»Bajo este título se agrupan ocho cuentos: «Raíz de sueño» (que da nombre al libro), «Una mañana cualquiera», «Un trapo de piso», «Encrucijada de ausencias», «La casa iluminada», «La otra voz», «La niña que quiso ser estampa» y «Soledad de la sangre». Estos relatos están unidos por un fuerte contenido dramático, donde oscila la realidad y el sueño con algunos pasajes alucinantes propios de mentes obsesionadas. Los personajes, en su mayoría niños, son seres atormentados, rebeldes, inmensamente humanos cuyas almas se debaten entre el bien y el mal; entre la realidad y la ilusión, entre el fracaso y la esperanza. A través de estos cuentos desfilan personajes inolvidables: el torturante, asfixiante y egoísta cariño materno que apaga ilusiones y mata esperanzas; angustia de no poder enfrentar con alegría la vida que florece en toda su plenitud fuera de la prisión ya sea de la casa o del almacén; amargura intensa ante el sentimiento de soledad e incomunicación; un fino y, a la vez, hondo perfil de sensibilidad y ternura; algo más que una estampa lugareña, una profunda penetración sicológica sobre la sensibilidad, la rebeldía ante el sojuzgamiento a que es objeto la protagonista en «Soledad de la sangre».

Fragmentos

María Nadie (Novela. Santiago de Chile, Zig-Zag, 1957)

Portada de «María Nadie» Portada de «María Nadie» Alabada por muchos críticos como una de las mejores novelas de Marta Brunet, también concitó el rechazo por su fragmentarismo, por la falta de «soldadura» entre sus dos partes tituladas: «El Pueblo» y «La Mujer»; sin embargo, es esa ruptura la que mejor da cuenta de la realidad de su protagonista, su exterioridad, su apariencia poco o nada tradicionales, que despiertan la animosidad de las mujeres del pueblo: María López es la telefonista del pueblo de Colloco, lugar al que llega después de una desilusión amorosa; su forma de vestir, su independencia, su falta de lazos con el mundo a excepción de Cacho y Conejo -dos pequeños del lugar-, el enigma que encierra su existencia anterior hace que los hombre se sientan atraídos y las mujeres amenazadas por su presencia. Las conjeturas, comentarios y chismes de las vecinas acerca de su pasado trasforman el lugar en un ambiente hostil, hecho que se manifiesta en una función de teatro en un lugar, casi a las afueras del pueblo, adaptado para este acontecimiento; allí es insultada y despreciada públicamente por una mujer, que es la madre de uno de sus pequeños amigos y, a la que se sumaron otras voces femeninas. El relato presenta una interesante galería de personajes y diferentes conflictos que se desarrollan entre ellos: Petaca y Lindor o las hermanas Melecia y Liduvina. En la segunda parte, a través de una suerte de confesión que le hace a una gatita abandonada conocemos su historia íntima y secreta que la ha empujado a buscar paradojalmente refugio en ese lugar.

Fragmento

Aleluyas para los más chiquitos (Versos para niños. Santiago de Chile, Universitaria, 1960)

Portada de «Aleluyas para los más chiquitos»Libro de poemas con bellas ilustraciones de la artista Roser Bru, se trata de versos sencillos, que cantan historias simples de aventuras de animalillos, plenos de emotividad, musicalidad e imaginación para despertar en los infantes el interés por la poesía y los sentimientos que se expresan a través de ésta.



Amasijo (Novela. Santiago de Chile, Zig-Zag, 1962)

Portada de «Amasijo»Novela de carácter eminentemente urbano explora el tema de la homosexualidad, centrado en los conflictos interiores del protagonista para quien su condición es fuente de sufrimiento, de rebeldía y de soledad. El protagonista un joven actor teatral, cuya infancia ha sido signada por la soledad; hijo de una madre adolescente que se casa con un hombre rico, pero mucho mayor. Al poco tiempo de casados, se muere el marido y entonces el hijo póstumo es educado bajo la tiranía amorosa de la madre, quien muere y lo deja en compañía de Benedicta, la criada, quien continuó criándolo con eficacia administrativa y con seca rigidez; por último, aparecerá Teresita: su enfermedad, las confidencias, sus conversaciones conducirán al protagonista a un final equivocado. Julián García es un ser atormentado, escindido entre el ser y el deber ser, que no encuentra salida ni siquiera en la creación artística para la angustia existencial en que está inmerso. En este sentido la anormalidad del artista va más allá de la conducta sexual y de los conflictos morales que la integran: atraviesa la realidad ineluctable de la vida para reflejarla en los espejos, haciéndola pasar a través de los prismas, las cribas y el infierno espiritual de una conciencia lúdica, exigente y hiperestesiada. La piedad y el horror en el más perfecto equilibrio emergen en el texto para suscitar la emoción trágica; el artista en su desnudez, libre para crear como un narciso deleitosamente empecinado ante el espejo.

Fragmento

Obras completas (Santiago de Chile, Zig-Zag, 1962)

Portada de «Obras completas»Esta edición incluye todos sus libros de cuentos, sus cuentos para niños, novelas cortas, novelas y un apéndice con notas biográficas, fechas de publicación de sus obras y referencias. El prólogo es de Joaquín Díaz Arrieta (Alone) para este la escritora pertenece a esa clase de escritores que frente al crítico se muestran sólidos, compactos, envueltos en su radiante caparazón, se defienden presentando a las flechas amigas una superficie impenetrable. Su creación transcurre en una especie de inconsciencia, a espaldas del pensamiento, ajenos a la lógica, y cuando de las ha dirigido un prudente número de elogios fundamentales, el asunto ha concluido y es preciso dejarlos. Quedan en su sitio, intactos, sonriendo inmóviles, como si nada les hubiera pasado Alone nos habla de su infancia, de su desarrollo como escritora, de sus éxitos, de su soledad: Solitaria y sonriente, con su angustia, resiste al asedio cordial refugiada en esa otra soledad que es el silencio.

Soledad de la sangre (Cuentos. Montevideo, Arca, 1967)

Portada de «Soledad de la sangre»Este libro editado en Montevideo recoge ocho relatos de la autora: «Doña Santitos», «Aguas abajo», «Piedra callada», «Soledad de la sangre», «La otra voz», «Un trapo de piso», «La casa iluminada» y «La mujer y "esa"»; la selección esta precedida de un prólogo del escritor e investigador Ángel Rama titulado «La condición de la mujer» quien señala de manera certera y sin concesiones que Marta Brunet viene a sumarse a unas mujeres nuevas que entonces estaban apareciendo en América Latina rehusándose a vestir el traje convencional que unos hombres también convencionales les habían cortado, y hasta rehusándose a ser mujeres ya que aspiraban a convertirse en seres humanos, o sea plenos copartícipes creadores de esa calidad humana que hasta la fecha habían expresado y teorizado, en la literatura, sólo los hombres; en esta interesante presentación Rama parte de su primera obra: Montaña adentro (1923), para luego comentar uno a uno los relatos seleccionados en que la mujer sigue siendo la protagonista de las historias contadas, historias que son la evocación de las voces interiores a la que la autora se ha entregado en un afán de reproducirlas con pasión y fidelidad.

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