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ArribaAbajoAtlas lingüístico-antropológico de la República Argentina44

Ofelia Kovacci



1. Antecedentes

El estudio del español de la Argentina tiene importantes antecedentes, pero con la excepción de El español de la Argentina, de Berta Elena Vidal de Battini (1954 y 2.ª ed. 1964), que abarca todo el territorio, la mayoría de los trabajos de investigación realizados se limitan a problemas específicos45, a regiones particulares46, o están   —132→   desactualizados, al menos en parte47. Todos estos aspectos, generalmente, se entrecruzan.

Problemas conexos son el de las lenguas indígenas y el de los grupos de inmigrantes y la posible conservación de la lengua de origen, así como el de los fenómenos de interferencia48. La mayoría de   —133→   estos grupos inmigratorios ya llevan mucho tiempo asentados en el país, han seguido un proceso de adaptación lingüística, y el sistema escolar argentino ha contribuido a la asimilación de sus hijos. También hay que considerar la inmigración de hispanohablantes (algunos bilingües, de países vecinos), así como la zona fronteriza con el Brasil. El estudio de estas comunidades y el de otros asentamientos más recientes (como coreanos y taiwaneses) es importante para reconocer fenómenos de interferencia en situaciones de bilingüismo y diglosia, y para establecer programas para la enseñanza del español como segunda lengua, aspecto que en el mundo hispánico no siempre ha sido encarado con la importancia que tiene.

Hace quince años, era visible que, a pesar de existir un número bastante considerable de estudios de dialectología argentina, la mayoría tocaba aspectos parciales, y no había un trabajo de conjunto actualizado, y llevado a cabo con un plan unitario. Por consiguiente, se imponía encarar el estudio científico y sistemático de nuestra realidad lingüística y cultural, con datos comparables de las variedades regionales y de su correlación con variables socioculturales, así como el de las relaciones con el español de España y de América. La idea inicial de elaboración de un atlas lingüístico para el estudio científico del español en el país y de sus variedades regionales y socioculturales es del profesor Guillermo F. Ogilvie. Esta idea fue acogida favorablemente por la entonces Presidenta del Plan Nacional de Alfabetización, profesora Nélida Baigorria, y obtuvo el apoyo del Ministerio de Educación y Justicia y de la OEA. Con tal patrocinio, el proyecto contaba con la estructura del mencionado Plan para realizar las encuestas necesarias49.

En 1985 se integró un equipo de lingüistas, antropólogos y sociólogos, dirigido por Ofelia Kovacci, que comenzó el proyecto de elaboración de un Atlas Lingüístico-Antropológico de la República Argentina50. En febrero-marzo de 1986, se realizaron algunas encuestas piloto   —134→   para la recolección de datos en las provincias de Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Mendoza, San Juan y Río Negro51.




2. Atlas lingüísticos

Los atlas lingüísticos son de dos tipos básicos: de gran dominio y de pequeño dominio.


2.1. Atlas de gran dominio

Este tipo de atlas, que abarca todo el dominio geográfico de una lengua o de varias, es general y sintético. Responde a un conjunto de preguntas sobre fonología, léxico, morfología y sintaxis, válidas para todo el dominio, que permiten la comparación coherente de zonas distribuidas homogéneamente. También pueden abarcar más de una lengua52.




2.2. Atlas Lingüístico de Hispanoamérica (ALH)

Un atlas de gran dominio se está realizando con la dirección de Manuel Alvar -autor de varios atlas, entre ellos el Atlas lingüístico-etnográfico de Andalucía, 3 vols., Arco Libros, 1991-. Antonio Quilis acompañó a Alvar en la planificación (Alvar y Quilis, Atlas lingüístico de Hispanoamérica. Cuestionario. Madrid: ICI, 1984) y en un conjunto de encuestas. Para el ALH se han recogido los materiales de Cuba, República Dominicana, Sur de los Estados Unidos (Tejas, Nuevo México, Colorado, Arizona y Luisiana), México, Venezuela, el Paraguay, el Uruguay y la Argentina, trabajo en gran parte hecho por el profesor Alvar, también a cargo de la elaboración; los materiales de Chile, iniciados por Alvar, estuvieron luego a cargo de Claudio Wagner.   —135→   Para el ALH también se han efectuado trabajos en Venezuela, Ecuador, Bolivia y el Perú53.

En los atlas de gran dominio -aunque se trabaja con redes de gran amplitud en superficie abarcada y, según los casos, de poca densidad en el número de lugares- pueden aparecer fenómenos de la lengua no conocidos antes y pueden modificarse isoglosas con el fundamento del trabajo homogéneo sobre el terreno. El ALH es un trabajo sin precedentes para una lengua por la extensión que abarca, lo que permitirá establecer las grandes líneas de unidad del español dentro de la multiplicidad de sus variantes, con un criterio sistemático, unificado y riguroso.

De este proyecto, el Dr. Manuel Alvar acaba de publicar El español en el Sur de Estados Unidos. Estudios, encuestas, textos (Universidad de Alcalá, 2000). Contó con la colaboración de Francisco Moreno (Universidad de Alcalá) y de Hiroto Uueda (Universidad de Tokio) para el análisis espectrográfico de varios sonidos, y de Elena Alvar para la grabación de encuestas y el registro de las conversaciones libres. Esta publicación innova respecto de los atlas cartográficos, por la forma sintética con que se presentan en mapas las variantes de palabras y frases transcriptas fonéticamente. El segundo volumen, El español de la República Dominicana, de características similares, apareció también en 2000 en la misma serie. En los «títulos de próxima aparición» están anunciados varios volúmenes de estudios, mapas y textos, correspondientes a Venezuela, México, el Paraguay, Chile, la Argentina y el Uruguay.




2.3. El ALH en la Argentina

Este subatlas describirá los aspectos lingüísticos de alrededor de ochenta localidades. El profesor Alvar comprometió en 1992 a varios lingüistas argentinos para llevar a cabo -tras algunas encuestas piloto efectuadas entre 1987 y 1989- parte de los trabajos en grandes regiones: 1) sudoeste de la provincia de Buenos Aires, las provincias de La Pampa, Río Negro y resto de la Patagonia, zona que estaría a cargo de   —136→   Beatriz Fontanella de Weinberg; 2) provincias de Santa Fe y Entre Ríos, y zonas del Noreste, a cargo de Nélida Donni de Mirande; 3) Santiago del Estero y el noroeste de Córdoba, responsable José Luis Moure; 4) el resto de la provincia de Buenos Aires y provincias de Córdoba y San Luis fueron encargadas a O. Kovacci; las encuestas de las dos últimas provincias fueron efectuadas por Laura M. Colantoni, como becaria del CONICET, la que también hizo las transcripciones fonéticas de las cintas grabadas.

Por dificultades de financiamiento, este programa se cumplió sólo en parte, aproximadamente, hasta 1996. En febrero de 2000, el profesor Alvar pidió a O. Kovacci y G. Ogilvie que hicieran la reestructuración del programa de encuestas para el centro y oeste de la provincia de Buenos Aires, las provincias de La Pampa, Río Negro, Chubut y Santa Cruz, y parte de Neuquén. Han efectuado las encuestas tres alumnos avanzados de la cátedra de Historia de la lengua y de Dialectología hispanoamericana, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. La transcripción de estas grabaciones estará a cargo del profesor Alvar.




2.4 Atlas lingüístico de pequeño dominio

El Atlas Lingüístico-Antropológico de la República Argentina (ALARA) será un atlas de pequeño dominio, ya que el proyecto corresponde a una parte limitada del área lingüística española, con mayor densidad de localidades, y por consiguiente, estudiada con mayor cantidad de datos, aunque cubra una vasta extensión geográfica.

Atlas de este tipo son: Tomás Navarro, El español de Puerto Rico. Contribución a la geografía lingüística hispanoamericana (Río Piedras, 1948); Guillermo Araya, Constantino Contreras, Claudio Wagner y Mario Bernales, Atlas Lingüístico-Etnográfico del sur de Chile: ALESUCH, (T. I, Valdivia: Universidad Austral de Chile-Editorial Andrés Bello, 1973); Luis Flórez, dir. Atlas lingüístico-etnográfico de Colombia: ALEC (6 tomos, Bogotá: Instituto Caro y Cuervo, 1981-1983), y Glosario lexicográfico del ALEC (Bogotá: ICC, 1986; el Cuestionario se había publicado mucho antes, y los trabajos demoraron más de veinte años); Juan M. Lope Blanch, dir. Atlas Lingüístico de México (vols. I, II y III, México: El Colegio de México, 1994).

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Existen otros proyectos. El Atlas Lingüístico del Ecuador fue anunciado por Antonio Quilis y Celia Casado-Fresnillo (Lingüística 4, 1992), y apoyado por la Casa de Montalvo y la Academia Ecuatoriana de la Lengua; para entonces se había elaborado el cuestionario, se habían tenido en cuenta las experiencias recogidas en trabajos del Atlas Lingüístico de Hispanoamérica, y se consultó el ALEC y su Cuestionario, por la proximidad de ambos países. Miguel Ángel Quesada Pacheco también anunciaba en 1992 el Pequeño Atlas lingüístico de Costa Rica. En 1983 Harold Thun, Carlos E. Forte y Adolfo Elizaincín habían anunciado en la revista Ibero-Romania el proyecto del Atlas lingüístico diatópico y diastrático del Uruguay, cuyo primer tomo se presentó editado en agosto de 2000 en la Universidad de la República, Montevideo.






3.1. Historia de los trabajos del ALARA

Las encuestas realizadas en 1986 y 1988 dieron lugar a la redacción de informes parciales, trabajos que se han publicado en el volumen Documentos del PREDAL-Argentina 2 (1987)54.

Hasta 1988 las encuestas en la Argentina se hicieron en centros de alfabetización dependientes de la Comisión Nacional de Alfabetización y Educación Permanente (CONAFEP), que patrocinaba el proyecto del Atlas. Este organismo, que -como dijimos- dependía del Ministerio de Educación y Justicia, encaró el diseño de una cartilla de lengua, llamada «Cartilla de unidad nacional», la que se aplicaría en todo el país a educandos analfabetos o analfabetos funcionales desde los quince años de edad. Al hacerlo se planteó el problema de establecer pautas y estrategias para la enseñanza de la lengua estándar como vehículo de la integración nacional, sin dejar de reconocer y valorar las variedades regionales, así como los rasgos socioculturales de un   —138→   territorio tan extendido. Para la CONAFEP, las tareas del Atlas tendrían aplicación inmediata cuando tales datos pudieran ser tenidos en cuenta en el mejoramiento de la cartilla y en las etapas de postalfabetización y educación permanente. Naturalmente estos objetivos también podrían extenderse a la enseñanza normal de la lengua en diversas regiones, y a la enseñanza del español como segunda lengua (para aborígenes y extranjeros, en situaciones de bilingüismo y plurilingüismo).

Se elaboró un cuestionario preliminar para el cual se consideraron antecedentes argentinos como el «Cuestionario preliminar para el Diccionario del habla popular argentina», que publicó el Boletín del Instituto de Filología (1, Universidad de Buenos Aires, 1926, pp. 148-174), las regiones lingüísticas establecidas y caracterizadas en trabajos de Berta Elena Vidal de Battini: El habla rural de San Luis (BDH, VII, 1949) y El español de la Argentina (Consejo Nacional de Educación, 1964), así como los cuestionarios de Navarro Tomás, del Atlas lingüístico de Hispanoamérica, el cuestionario y los trabajos para la determinación de zonas dialectales de México, etc. Se recurrió también a trabajos sobre la exploración en otros campos, como la Guía para la determinación de datos culturales, de George P. Murdock y colaboradores (Washington, 1954). Con estas bases, se elaboraron mil trescientas ochenta preguntas acerca del cuerpo humano, el ciclo de la vida, la familia, la alimentación, la salud, el trabajo, la religión y la mitología, el transporte, la comunidad, etc., que se presentarían a los informantes con la posibilidad del agregado libre de datos, comentarios, relatos relacionados. También había otras preguntas destinadas a recabar información sobre problemas fonéticos y morfosintácticos. En esa etapa faltaba incorporar temas, como ideal de lengua, prestigio, diglosia, etcétera. Luego de las encuestas piloto de 1986, se planteó la necesidad de ajustar el cuestionario, con la posibilidad de relacionarlo con los temas de las cartillas, con la intención de que los propios alfabetizadores pudieran aplicarlo a medida que desarrollaban sus programas, cuyos contenidos, en tanto estaban dirigidos a una mayoría de adultos, coincidían en buena parte con los de nuestro proyecto (salud, vivienda, trabajo, instituciones, etc.). En 1987 se utilizó experimentalmente la «Cartilla de unidad nacional», y se aprovechó sus ilustraciones y fotografías para elaborar un cuestionario sobre el uso de tiempos y modos verbales.

En cuanto a los informantes, que eran los analfabetos absolutos o los funcionales de medios urbanos y rurales, de tres franjas de edad,   —139→   respondían a las condiciones señaladas por la geografía lingüística tradicional. Las encuestas piloto se grabaron y hubo dos series: unas efectuadas por miembros del equipo responsable del proyecto, y otras a cargo de los alfabetizadores.

Al mismo tiempo, se elaboró un «Cuestionario preliminar para el diagnóstico de regiones culturales», que contestaron los orientadores pedagógicos del Plan Nacional de Alfabetización. Los orientadores actuaron como «informantes preliminares» en varias provincias, acerca de grupos sociales, medio geográfico, recursos naturales, actividades económicas, organización familiar, migraciones, creencias, perfil del alfabetizando, datos todos que permitirían establecer zonas homogéneas lingüístico-antropológicas y orientar preguntas en el cuestionario. Si bien la encuesta no fue respondida en su totalidad, la información recibida se analizó y clasificó, y se volcó en cartas preliminares, en las que se evidenciaban zonas y subzonas homogéneas que no coinciden, en general, con límites políticos (por ejemplo, límites provinciales). Se completó el diagnóstico de áreas con datos censales. Esta información serviría para encarar encuestas masivas. En 1988 con un subsidio del Instituto Nacional de Crédito Educativo, se efectuaron encuestas en localidades no visitadas anteriormente de San Juan y Corrientes, como ejemplos de regiones de diferentes características: la primera, con influencia del habla chilena en zonas próximas a la frontera; la segunda, perteneciente a la región guaranítica, de extendido bilingüismo.

Los materiales que se iban recogiendo se estudiaron y permitieron la confección de informes y monografías que se reunieron en 1987, en la publicación Documentos del PREDAL Argentina55. Con motivo del cambio de gobierno en 1989, la CONAFEP se disolvió. Sin fondos para realizar nuevas encuestas (el país estaba sumido en un proceso de gran inflación), se elaboraron nuevas monografías con los materiales ya acumulados (alrededor de cincuenta horas).

En 1992 se solicitó al CONICET un subsidio trienal (PID). Se otorgó menos de un tercio del monto solicitado y su primera remesa se libró en noviembre de 1993. Para trabajar en el proyecto entre 1994   —140→   y 1997, el CONICET concedió una beca a la profesora Laura Colantoni, quien encuestó el resto de localidades de las provincias de San Juan y Corrientes (ésta con el norte de Entre Ríos y el sudoeste de Misiones, zonas fronterizas), y estudió el corpus en una serie de investigaciones que dieron lugar a varios trabajos. También el CONICET otorgó una beca (1996-1998) a la profesora Ana María Marcovecchio para desarrollar el tema «La causa y la consecuencia en un corpus de entrevistas orales para el Atlas Lingüístico de la provincia de Corrientes».

Pues bien, lentamente se van trascribiendo las cintas grabadas y es posible que en un futuro no lejano se pueda presentar el Atlas de Corrientes, seguido por el de San Juan.


3.1.1. Atlas lingüístico etnográfico del Nuevo Cuyo

Paralelamente, en 1993 se iniciaba otro proyecto de atlas de pequeño dominio: el de Nuevo Cuyo. Comprende las provincias cuyanas tradicionales: San Juan, Mendoza y San Luis, y la de La Rioja, lo dirige el Dr. César E. Quiroga Salcedo, y está radicado en el Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Dr. Manuel Alvar, de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de San Juan. Ha sido financiado, entre 1993 y 1999, por CICITCA-UNSJ, el INILFI-UNSJ y el CSIC de Madrid.

Este atlas se entiende como complementario del ALH dirigido por Manuel Alvar, y en la primera etapa se dedicó a tres temas: el agua, la vid y el carneo, particularmente el del cerdo. Desde esta perspectiva, dice el Dr. Quiroga, «se accede también a influjos culturales e inmigratorios, cosmovisión de los pueblos y reconocimiento de la naturaleza regional». Si el ALARA, con respecto al ALH, comprende muchas más localidades y, por lo tanto, es analítico y más denso que éste, el Atlas del Nuevo Cuyo, por el cuestionario empleado, es mucho más analítico y denso que el ALARA y que el ALH en los temas que abarca. Los materiales recogidos entre 1994 y 1997 en las cuatro provincias del Nuevo Cuyo se están terminando de volcar en mapas, y es de esperar que pronto puedan publicarse. Asimismo, es de esperar la colaboración entre el equipo de San Juan y el ALARA.





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3.2. ALARA. Metodologías empleadas

En los años 1986 y 1987 y en parte de 1988, las entrevistas para recoger los materiales del Atlas se efectuaron en centros de alfabetización de varias provincias. Las primeras fueron efectuadas a alfabetizandos por miembros del equipo de investigadores, en presencia de alfabetizadores y -en algunos casos- de coordinadores del Plan de Alfabetización. Esto se explica porque al llegar la «gente de Buenos Aires» o «de Nación» -como se solía llamar a los encuestadores-, la presencia de personal de alfabetización permitía explicar con mayor naturalidad el fin de las entrevistas y aventaba temores y reticencias al efectuarlas.

Los procedimientos empleados para las encuestas fueron de tres tipos: entrevistas colectivas, conversaciones colectivas complementadas con preguntas individuales, aplicación individual de un cuestionario.

En el primer caso, se proponía un tema del cuestionario, que podía (y era deseable que así fuese) relacionarse luego con otros. Por ejemplo: la alimentación; las comidas locales, su preparación, ingredientes, formas de cocinar, etc.; si entre el grupo de alfabetizandos predominaban las mujeres; si también había hombres, además de que se solían suscitar chistes y anécdotas sobre si se ocupaban o no de tareas domésticas, se les preguntaba por sus ocupaciones, tuvieran o no relación con el primer tema (así, pesca, huerta, empleo, etc.). En estos casos, también se daba pie para diálogos con los encuestadores y docentes, o entre los alfabetizandos.

La entrevista colectiva, que la dialectología social viene realizando desde hace más de cuarenta años56, propicia la obtención de un lenguaje natural en lo que se refiere a eliminar tensiones y expectativas de la situación de entrevista; a ello se suma el control mutuo que ejercen los pares dentro del grupo, al disminuir el uso de formas que pueden resultar artificiales, cuando se responde a iniciativa o influencia del encuestador. El método fue sumamente útil y rico desde el punto de vista lingüístico, muy particularmente para estudiar la sintaxis.

Este tipo de entrevista, no obstante, presenta problemas. Uno es la dificultad para recoger múltiples respuestas con identificación de los informantes, sus características y las situaciones en que se producen   —142→   sus intervenciones (solucionable en parte con grabación en video; pero esta tiene en contra el costo, o el hecho trivial de que en algunos lugares pueda no haber electricidad). Una entrevista colectiva grabada presenta superposición de voces, indefinición y dificultad para identificar a los distintos informantes, lo que limita su utilidad. Algunos de los inconvenientes mencionados pueden paliarse con el segundo método, que combina la entrevista colectiva con el interrogatorio o diálogo individual con miembros del grupo.

Por otra parte, el método de entrevista colectiva provoca también un problema de financiamiento, ya que cada encuesta insume más tiempo que la individual y además, se requiere más tiempo para la transcripción de las encuestas, lo que sólo puede resolverse con un equipo numeroso de colaboradores.

Terminado el período de los centros de alfabetización a fines de 1989, en 1993 el CONICET -como se ha dicho- otorgó un subsidio trienal (PID). A su término deberían quedar preparados los materiales lingüísticos (fonología, gramática, léxico) de Corrientes y de San Juan, para su inclusión en los mapas y posterior publicación. Asimismo, deberían quedar elaborados los materiales fonológicos y gramaticales de Río Negro, así como, en las tres provincias, los materiales antropológicos sobre hábitat, vivienda, recursos naturales y actividades económicas.

Además de la diversa distribución geográfica de estas provincias, y de sus peculiares rasgos culturales y lingüísticos, con fuertes sustratos y zonas de frontera, que permitirán establecer interesantes contrastes dialectales, la elección de dichas provincias, como objeto del trabajo, se debe al hecho de que ya se disponía de datos parciales relevantes: aproximadamente, de la mitad de los departamentos de las provincias de Corrientes y de San Juan, y de zonas de población densa (Oeste) de Río Negro.

Con respecto a los informantes, se esperaba encuestar igual número de varones y de mujeres (por lo menos, dos en cada localidad elegida), de 15 a 25 años, de 26 a 50, y de más de cincuenta años, de nivel subestándar. Docentes y funcionarios profesionales proveerían la información en el nivel escolarizado, lo que permitiría el análisis sociolectal57.

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Para llevar a cabo el trabajo y alcanzar las metas señaladas, además de la directora, se necesitaba un equipo de dos lingüistas, dos antropólogos y una socióloga (por contratar), y tres becarios que se incorporarían por concurso del CONICET. El proyecto y el cronograma fueron propuestos en los primeros meses de 1992.

Todo el plan estaba sujeto, en primer lugar, a la obtención de los recursos económicos solicitados para los tres años. La demora en el giro de fondos (la primera remesa se envió en noviembre de 1993) y la disminución del monto tuvieron dos consecuencias. Una fue que, al retrasarse más de un año el otorgamiento, el personal por contratar, ante la incertidumbre, se comprometió con otros trabajos; la otra, que aun cuando esto último no hubiera ocurrido, la suma girada no habría permitido su contrato para realizar todas las tareas programadas. En 1994 el CONICET concedió una beca de iniciación a la profesora Laura M. Colantoni para trabajar en el Atlas (y también para colaborar en el ALH del Dr. Alvar).

Por las circunstancias expuestas, hubo que reformular la metodología del proyecto:

  1. Se reelaboró el cuestionario, y se redujo al mínimo los relatos y comentarios personales de los informantes, que en las encuestas de 1986 y 1988 eran, por su espontaneidad, el material más original y valioso para los aspectos sintácticos y textuales y para los datos socioantropológicos. En consecuencia, si bien el cuestionario reelaborado no está en desventaja respecto de los de otros atlas, que se basan principalmente, en el léxico, es indudable que ha quedado empobrecido el registro de materiales en los aspectos indicados, que constituían el rasgo más novedoso del Atlas argentino.
  2. Como tampoco podía mantenerse la propuesta de encuestar tres generaciones, hubo que efectuar el trabajo, en lo posible, en una franja de edad intermedia (30 a 50 años).
  3. Además, se debió dividir el cuestionario en dos partes: una para ser contestada por un varón y la otra por una mujer, con el fin de acortar las entrevistas sin disminuir la variedad de hablantes. Hay que señalar que este procedimiento se ha seguido también en otros atlas, como el de Castilla-La Mancha58.
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  5. Debió modificarse, asimismo, el cronograma de encuestas. Para realizar dos de ellas se contó con dos lingüistas contratadas. Las cuatro encuestas restantes fueron realizadas por la becaria Laura M. Colantoni, ayudada en dos viajes por otra encuestadora contratada.
  6. Finalmente, la reducción del equipo impidió cumplir el propósito de tener preparado en la fecha programada el material de Corrientes y de San Juan para ser volcado en mapas. Esa tarea está en curso.

De acuerdo con las limitaciones que debieron imponerse, se logró realizar sesenta y siete encuestas en Corrientes y localidades limítrofes de Misiones y de Entre Ríos; cuarenta y tres encuestas en San Juan; veintitrés encuestas en Río Negro. Cada encuesta recoge un mínimo de noventa minutos en casetes, más notas escritas.

Con los materiales recogidos en Corrientes y en San Juan queda completado el encuestamiento de ambas provincias, pues aquellos son suficientes para trazar los subatlas de cada una. El hecho de haber vuelto a localidades ya visitadas en la primera etapa del Atlas salva la brecha temporal y se documentan las posibles diferencias entre ambas épocas. Sin embargo, al no poder contar con personal contratado, sino en mínima proporción, solo asignado al encuestamiento en el campo -no así para desarrollar otros trabajos (transcripción, monografías, etc.)-, la tarea de elaboración de los materiales recogidos quedaron a cargo de la directora y de dos becarias del CONICET, en el transcurso de sus becas (becarias que, por otra parte, tenían temas específicos que cumplir).

Con los materiales recogidos, se han publicado o presentado en congresos, después de la compilación Documentos del PREDAL, de 1987, diversos trabajos de la directora y las becarias. Precisamente, las becarias desarrollaron investigaciones valiosas.

COLANTONI, LAURA M. (Beca de Iniciación: 1994-1996). «Gramática de las construcciones impersonales en el español de la provincia de Corrientes». Trabajo publicado en Signo y Seña. N.º 7, 1997.

—— (Beca de Perfeccionamiento: 1996-1998). «El sistema consonántico del español de la Argentina (ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Río Negro, San Juan y San Luis)»; v. nota 13.

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—— «La designación de algunas particularidades físicas y morales en sus variantes dialectales (Corrientes, Córdoba, Pcia. de Buenos Aires)». En XI Congreso Internacional de la ALFAL. Las Palmas de Gran Canaria, 1996 (en prensa en las Actas)59.

—— «Préstamos léxicos del guaraní en el español de la Provincia de Corrientes». Seminar in Hispanic Sociolinguistics, University of Minnesota, 1997.

—— «Variation in palatal and rhotics in Argentine Spanish (provinces of Córdoba and Corrientes)», (XXVII LASSO Anual Meeting, Tempe, Arizona, 1998).

MARCOVECCHIO, ANA MARÍA. (Beca de Iniciación: 1996-1998). «La causa y la consecuencia en un corpus de entrevistas orales para el Atlas Lingüístico de la provincia de Corrientes». En prensa, en Signo y Seña.

KOVACCI, OFELIA. «El objeto directo anafórico en el español de la provincia de Corrientes y un caso de interferencia del guaraní». En España y el Nuevo Mundo. Academia Argentina de Letras. Tomo II, 1992.

—— «Proposiciones completivas y estructuras alternantes. Sistema y norma en el español de Corrientes». En Revista de Filología Española, 199260.

—— «Construcciones reflexivas. Sistema y norma en el español de Corrientes». En Boletín de Filología. Universidad de Chile. XXXV, 1993-1994.

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—— «La /d/ intervocálica en algunas hablas de la Argentina». En Boletín de la Academia Puertorriqueña de la Lengua [1998] 200061.




3.3. Aplicaciones del Atlas

Si bien el trabajo del Atlas es investigación básica, tiene aplicaciones inmediatas:

  1. elaboración de diseños curriculares diversificados para la educación general básica y etapas posteriores62;
  2. elaboración de material didáctico para alfabetización y postalfabetización por multimedios;
  3. capacitación y perfeccionamiento de personal docente en diferentes regiones del país;
  4. los datos grabados (orales) y transcriptos (informática) podrán integrar los corpora que se están recopilando en el mundo hispánico para su empleo en las llamadas «industrias de la lengua»:
    • - elaboración de gramáticas y diccionarios manuales y electrónicos;
    • - elaboración de libros de estilo para los medios de comunicación;
    • - formación de bancos de datos para diversos usuarios: empresas, gobiernos, particulares.