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ArribaAbajo El «Entremés de la Buena Gloria» (1783) de Pedro García Diego. Estudio y edición

Salvador García Castañeda


Ohio State University

Para Joaquín Sánchez Losada

La antigua costumbre de los mareantes santanderinos de celebrar la Buena Gloria acabó a fines del siglo XIX, desterrada por el progreso y perseguida por los anatemas de los moralistas. La costumbre se conoce por haber llegado hasta nosotros un Entremés de la Buena Gloria escrito y representado a fines del XVIII. Sin embargo, esta obra ni se ha impreso ni se ha difundido quizá por haberse juzgado de carácter popular e infraliterario, y probablemente también por el escaso aprecio que mostraron Amós de Escalante y Pereda, los primeros que se refirieron a ella.

He decidido editar el Entremés de la Buena Gloria pues, a mi juicio, es un texto de gran calidad costumbrista y además, parece ser la única obra de teatro con asunto local escrita en Cantabria en el siglo XVIII.

En sus Escenas montañesas (1864) describía Pereda una costumbre de las gentes de mar, todavía vigente entonces. Después de enterrar a un compañero, deudos y amigos acudían a casa de la recién viuda, donde se hacía una colecta para comprar algo de comer y sobre todo de beber, «a la buena gloria del difunto». Tales duelos solían acabar en gresca y Pereda, que llegó a conocerlos, los calificó de «escandalosa   —274→   provocación a la moral pública, al sentido común, a la sociedad entera»362.

Como curiosidad, y para probar la antigüedad de tal costumbre, incluía un pasaje del Entremés de la Buena Gloria, «manuscrito rancio y ahumado» de autor anónimo. La obra se dio en Santander el 30 de Agosto de 1783, el día de los Santos Mártires363.

Pocos años más tarde, en 1873, publicó Amós de Escalante el artículo de costumbres «La montañesa», en el que se refería a este mismo sainete y daba varios fragmentos, aunque sin mencionar a Pereda364. El texto que vio Escalante, también manuscrito, se titulaba Las buenas glorias de Baco y en la portada decía que se representó en marzo de 1783, con ocasión de los Carnavales. Daba como autor a don Pedro García Diego, «oficial mayor y vista de la real aduana» de Santander. A juzgar por los fragmentos que han llegado hasta nosotros de ambos manuscritos, las variantes son de menor cuantía365.

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Debió de ser obra muy popular en su tiempo y que se pondría en escena en época de fiestas como lo indican las representaciones en los Carnavales, y en el día de los Mártires, abogados de la gente marinera. También parece que circuló mucho en forma manuscrita pues Pereda se refiere a un texto, con prólogo del autor y a «otras copias, que yo no he visto, del mismo entremés»366. Amós de Escalante usó de otra versión, prologada también, y en la Biblioteca Menéndez Pelayo de Santander, Sección de Fondos Modernos, en la Colección Pedraja, se conservan otras dos bajo las signaturas MS1221 y MS43367.

Respecto a su antigüedad, Antón, uno de los personajes del entremés, da por muy sabido que la Buena Gloria venía desde sus tatarabuelos, y Justo, otro personaje, aseguraba que tuvo su origen en las Saturnales.

Después de citar la Iliada («Consagremos nueve días a los llantos en las casas; el décimo encenderemos la hoguera, y se publicará por la ciudad el banquete fúnebre»), Lasaga Larreta escribe que cuando moría alguna persona de importancia entre los romanos se daba de comer al pueblo o se repartía un trozo de carne cruda, y que después de haber estado cerrada nueve días, se abría de nuevo la casa del difunto y los parientes se reunían para comer368.

En los primeros tiempos de la Iglesia y en días de fiesta tenían lugar unos ágapes llamados caridades que compartían pobres y ricos. Con el tiempo, estos convites se celebraron tan sólo en los funerales y Lasaga Larreta añade que la costumbre perduraba en su tiempo pues se llamaba caridades en los pueblos a la reunión que tenía lugar, después del entierro, en el atrio de la iglesia, donde se colocaba un crucifijo encima de una mesa. Allí se descubrían todos, se rezaba por el difunto y por sus parientes y luego, a intervalos, se servían tres vasos de vino a cada uno de los asistentes369.

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El mismo autor escribía en 1902 que los únicos vestigios de esta costumbre eran ya los dos o tres vasos de vino que tomaban los pasiegos al volver de los entierros, a la puerta de la iglesia después de rezar por el alma del que había fallecido, y añadía que había visto también «a los pasiegos de las cabeceras de Selaya dar y tomar las caridades a la puerta de la taberna, rezando en medio de la cambera»370.

Los banquetes fúnebres dieron lugar a «desórdenes escandalosos» ya entre los primeros cristianos por lo que la autoridad eclesiástica procuró en todo tiempo combatir la costumbre. Lasaga Larreta cita una prohibición hecha a los cofrades del Rosario, de las Caldas, en el siglo XVII, de hacer tales convites «ni dar las bebidas que llamaban caridades»371, y Pablo de Gorosábal menciona una Real Provisión de 1771 que prohibía «convites, juegos ni concurso de gentes en la casa del difunto, ni a los sacerdotes que concurriesen a los entierros se les diese en ella de comer»372.

El primer obispo que tuvo Santander, don Francisco Javier de Arriaza (1755-1761) trató de acabar con la Buena Gloria y lo mismo hicieron sus sucesores además de los predicadores y los moralistas; y don Pedro García Diego, autor del sainete en cuestión, lo escribió con el propósito de «hacer irrisible este uso». Sin embargo perduraba en 1864 cuando Pereda publicó las Escenas montañesas y aunque Amós de Escalante daba por desaparecida la costumbre en 1873, todavía dudaba Pereda en una nota a la edición de las Escenas de 1876, sin comprometerse a afirmar que «se ha desterrado enteramente».

La Buena Gloria es un sainete dieciochesco llamado todavía «entremés», aunque uno y otro no se diferencien en sustancia, y que, a juzgar por algunas referencias históricas en el texto, debió de escribirse poco antes de ser representado en 1783.

Por aquellos años estaba en su apogeo el sainete; recordaremos que entre 1786 y 1791 apareció, en vida del autor, la edición en diez volúmenes de los que llevaba escritos don Ramón de la Cruz, que en 1800 murió a los 37 años Juan Ignacio González del Castillo, quien llevó a las tablas las costumbres populares de Cádiz, y que también   —277→   por entonces escribieron sainetes Manuel Fermín de Laviano, Comella, José López de Sedano y otros muchos. Para estudiar La Buena Gloria habrá que tener en cuenta lo que escribió Cotarelo refiriéndose a los sainetes de Cruz, en los que «vive y palpita una sociedad entera, hoy desaparecida, pero que, gracias a tales obras, podemos reconstruir casi con la misma verdad que si, por un milagro cronológico, retrocediéramos a la España del reinado de Carlos III»373.

La composición de nuestro entremés puede determinarse con bastante exactitud entre Enero de 1783 y marzo del mismo año, cuando se representó en los Carnavales santanderinos. En el texto hay referencias a una guerra que es la de la Independencia norteamericana. En ella se enfrentó Inglaterra con su antigua colonia a la que ayudaron Francia y más tarde España (junio 1779). Entre sus incidencias se recordarán la toma de Menorca, el sitio de Gibraltar y la ocupación de la Florida por los españoles. Gran Bretaña reconoció la independencia de los Estados Unidos en 1782 y, a poco, ingleses y franceses hicieron las paces (enero 1783). Los españoles no aceptaron las considerables reclamaciones territoriales de sus adversarios pero, modificadas más tarde, Floridablanca hubo de aceptar la no devolución de Gibraltar y al fin se firmó la paz entre Inglaterra y España en septiembre de aquel mismo año.

El ejemplo del movimiento independentista en el Norte y los abusos cometidos por los corregidores provocaron levantamiento en algunas colonias españolas y en 1780 hubo graves alzamientos de indios en el Perú encabezados por Tupac Amaru. La rebelión se extendió a Buenos Aires, donde adquirió grandes proporciones hasta que se logró la pacificación total mediado ya el año 83. Los pescadores tienen vagas noticias de estas cosas a través de parientes que sirven en los barcos del Rey destacados allí. La inquina que muestran estos pescadores contra los ingleses indica cuánto se hacía sentir la presencia de la marina británica en las costas del Cantábrico.

Desde el punto de vista estructural, a la acción propia del sainete antecede un cumplido diálogo entre el forastero Prudencio y su amigo santanderino Justo. Sirve de introducción o de marco y en él, aparte de las alabanzas a la ciudad propias de las loas, se explica lo   —278→   que son las reuniones de la Buena Gloria y Justo lleva a su amigo a presenciar una. La detallada acotación escénica indica la colocación de los personajes: los hombres reunidos a un lado, las mujeres con la viuda y unos niños a otro, mientras que Justo y Prudencio quedan entre bastidores.

A partir de entonces hablarán los hombres entre ellos y después las mujeres y así alternativamente (siete veces unos y ocho las otras), con dos intervenciones de los dos amigos, al paño. La obra concluye a palos, final muy propio de entremés, con la reunión de todos los personajes, y de dos alcaldes de barrio que llegan a poner paz.

La introducción, a cargo de Justo y Prudencia, está en endecasílabos pareados, así como los primeros versos dichos por los hombres (vs. 1-76). Desde entonces la versificación, en romance é-o, no varía hasta llegar al desenlace moralizador cuando todos los personajes vuelven a expresarse en pareados endecasílabos (vs. 772-829).

El Entremés de la Buena Gloria tiene estructura primitiva, los personajes apenas se mueven y la acción brilla por su ausencia hasta muy cerca del final. Justo y Prudencio, a tenor de sus nombres, moralizan y lo hacen de manera pedantesca. En fin, la versificación peca de monótona y no es raro hallar versos ripiosos o a los que en ocasiones les falta o les sobra una sílaba.

Sin embargo la obra debió de gustar, y mucho, a un público local de todas las clases sociales al que posiblemente interesaba menos la intención reformadora del sainete que el contemplar puesta en solfa en las tablas la imagen viva y exacta de sus convecinos. En esto radican el interés -y la calidad- de una obrita que supo reflejar con gran acierto el modo de ser y de expresarse de un grupo social, «pintoresco» ya entonces para los demás santanderinos. García Diego era versificador mediocre y no sabía mover a sus personajes en escena, pero en cambio tenía grandes dotes para la observación y para expresar lo que veía. Prestó gran atención al color local y al indicar cómo se había de representar la obra escribía: «Se procurará imitar en cuanto se pueda el tono de habla, acciones y gestos que se ven comúnmente en esta clase de mujeres, pues en esto consiste la gracia del Entremés».

Estas líneas indican que para entonces el personaje de la pescadora era ya un tipo costumbrista, y que, para su autor, la gracia del   —279→   entremés era principalmente verbal374. Este carecía de conocimientos lingüísticos y recogió lo mejor que supo las particularidades propias del habla de lo que ya entonces era una sub-cultura.

El texto del MS1221 muestra numerosas discrepancias en el modo de escribir palabras, puestas a veces en boca de un mismo personaje. Así, enjunto y defunto, arenquis y jarenquis. No pueden tenerse muy en cuenta estas variantes fonéticas pues los diferentes mss. que conocemos son copias del texto original y muestran las variantes debidas a diversos amanuenses.

A juzgar por los textos, el habla de aquellos marineros tenía algunos rasgos fonéticos que hoy sólo aparecen en las zonas rurales del interior de Cantabria. Me refiero a dialectalismos como el cambio de la e final no acentuada en i: dici por dice, y de la o final no acentuada en u: hechu por hecho. Características que podrían explicarse por el hecho de que los mareantes se dedicaban también a la labranza de viñas en un Santander de reducidas dimensiones circundado por tierras de labor, como el resto de las demás villas de la costa.

Otros vulgarismos que se hallaban tanto en el interior como en la costa serían los casos de metátesis: probe por pobre; de disimilación: denguno por ninguno, mártiles por mártires; de asimilación: dicis por dices; de contracción: lido por leído, o de pérdida de la d intervocálica en sílaba final: bocao por bocado.

García Diego quiso representar los hechos tal y como eran aun que añadió rasgos caricaturescos para dar carácter cómico a una situación originalmente lacrimosa. La acción tiene lugar en época contemporánea, los actores van vestidos como los mareantes en días de   —280→   ceremonia, hablan de asuntos que resultaban familiares a todos los presentes y se expresan con una naturalidad y una gracia comparables a las de los personajes de Cruz o de González del Castillo. El proceso de la engarra entre pescadoras, que comienza por una nadería, sufre varios altibajos matizados de reticencias y de pullas hasta desencadenar una tempestad de acusaciones y de insultos. Acaba en un combate en el que intervienen uñas, bocas, pelos, manos y pies. Riñas y gentes como las de esta Buena Gloria del siglo XVIII reprodujo Pereda en su propia versión del velorio o en Sotileza, casi un siglo más tarde. Quienes como yo hayan conocido todavía la vida marinera que bullía en la calle de Tetuán y en Puertochico recordarán las barquías, boniteras y parejas que traían el pescado a la Almotacenía para la subasta, y que llenaban la dársena, los carros de mano pintados de rojo o de azul cruzando por delante de La Austríaca, y las ferias del Carmen, plantadas todos los años al principio de Castelar, donde estaba la Comandancia de Marina. Recordarán también las engarras de las pescadoras, épicas e interminables, calcadas casi de aquellas del siglo XVIII y en las que se usaban, con renovada furia, expresiones e insultos centenarios. Seguro que tales insultos -bribona, puta, pellejo, alcagüetona, borracha, recochina- hicieron torcer el gesto a los moralistas pero García Diego, quien los usó aquí precisamente para moralizar, se excusaba al advertir en una nota sobre uno de ellos que aunque «esta palabra no es limpia se pone por ver si se destierra de entre los mareantes, que la dicen a cada paso».

Criticaba aquél las Buenas Glorias por juzgar que daban ocasión a quienes participaban en ellas de gastar en bebidas un dinero que a veces no tenían y a emborracharse. Como no eran dueños de sus actos escandalizaban, reñían, se pegaban y eran víctimas de la lujuria y del desenfreno. Además criticaban y quitaban la honra a sus semejantes, daban mal ejemplo a los niños que llevaban a tales ceremonias y acababan arruinando a sus familias. Al final del entremés, el honrado artesano Francisco aparece para defender a sopapos la institución matrimonial; le respalda moralmente un Alcalde de barrio quien recomienda, muy serio, como panacea para la esposa levantisca: «que sienta después lo que es el pino / rompiéndola los huesos a trancazos».

Parece que las Buenas Glorias no eran ya lo que fueron antes al decir de la Manuela («perdiendo... se va ya la caridá») y de la Lucía («Me alcuerdo... no faltaba antes un alma» vs. 186-191), sin embargo, el moralista reconocía que no había manera de acabar con la costumbre pues con la gente de mar no se podía.

  —281→  

El texto contiene numerosas referencias a la vida local del momento, la mayoría de gran interés por referirse a sucesos y costumbres de Santander y en una época sobre la que hay escasísimos testimonios literarios.

Los mareantes viven en su propio mundo y sus conversaciones giran en torno a incidencias de la pesca, a rivalidades de oficio con los del Cabildo de Arriba (llamados también los de Puerta la Sierra) y a la marcha de la guerra con los ingleses por lo que ésta afecta su vida o la de sus familiares y amigos embarcados. Relatan anécdotas de temporales y naufragios, y los que han servido en Cádiz recuerdan con nostalgia el pan, el vino y el clima de aquella tierra y los comparan con los de la propia. Tanto llueve en Santander que al descontentadizo Simón le parece vivir «en el orinal del mundo» (vs. 473).

Las pescadoras usaban saya, falda y jubón y se cubrían con mantillas, y los mareantes capa cuando iban de ceremonia. Todos eran amantes del mosto y los hombres, al menos los del Cabildo de Abajo, solían tomar vasos de vino blanco en una taberna «junto al antiguo Correo» y, antes de ir a la mar, echaban la parva una o más veces donde la Tomasa. Para merendar tomaban queso, arenques, nueces y percebes, que serían de poco precio entonces, acompañados de gallofas, un pan muy estimado siempre en Santander.

En el «Entremés de la Buena Gloria» hay también ecos del cambio de vida que experimentaba la ciudad por entonces. Sabido es que durante la primera mitad del siglo XVIII Santander era una pequeña villa de escasos recursos y ocupada principalmente por marineros y labradores. Contaba con un barrio en alto agrupado en torno a la iglesia Colegial de los Cuerpos Santos y con otro en la parte baja, ambos comunicados por un puente. Desde el Alta había terrenos en declive hasta cerca del agua principalmente dedicados al cultivo del maíz y de las vides, de las que sacaban el «vino patrimonial» o chacolí, un vino ácido de pocos grados375. A estas faenas solían dedicarse las mujeres mientras los maridos estaban en la mar, o éstos mismos cuando no podían salir de pesca. La entrada a Santander era por Becedo, camino   —282→   real bordeado de chopos que a principios del XIX quedó ampliado para hacer allí la Alameda Segunda376.

La vida monótona y patriarcal de aquel lugarón cambió rápidamente con la apertura del camino hasta Burgos (1748-1753) para la exportación de lanas a Europa. En 1755 Santander alcanzó el rango de Ciudad y de Obispado; más tarde, después de promulgarse el Real Decreto de 1778, el puerto quedó habilitado para el comercio con Ultramar y tuvo más preeminencia el camino a Palencia, pues desde allí venían la harina y el trigo para América. Santander contaba ya con una burguesía poderosa de comerciantes y armadores377; desde 1765 había comenzado el saneamiento y ampliación de la dársena y en 1787 fue elegido Regidor el conde de Villafuerte, que tanto hizo por el adelanto de la ciudad378.

Tanta prosperidad atrajo en pocos años a muchos inmigrantes llegados desde los pueblos del interior y de la costa379, desde otras provincias y aún desde fuera de España. Según Martínez Vara380 en 1753 Santander contaba con 2.700 habitantes y en 1782 tenía ya 4.752. Un escrito dirigido por el Ayuntamiento a Carlos IV en 1800 señalaba que la población de Santander «no se compone, como otras, de vecinos arraigados, connaturalizados y constantemente establecidos, siendo en la mayor parte venidos allí de veinte o pocos más años a esta parte, atraídos por la ventajosa situación de su puerto...»381.

Para esta edición he seguido el texto del manuscrito MS1221 pues me ha parecido el más fidedigno. Señalo con un asterisco382 las variantes halladas en el manuscrito MS43, que es el otro completo que conozco. He recogido también aquellas que afectan al sentido del texto y que aparecen en los fragmentos del sainete reproducidos por Pereda   —283→   (P) y por Amós de Escalante (JPL). También he puesto al día la ortografía y la puntuación.


Entremés de la Buena Gloria

PERSONAS
 

 
FRANCISCO,   Artesano de Santander.
JUSTO,   Vecino de Santander.
PRUDENCIO,   Amigo suyo forastero.
SIMÓN,   Marinero.
ANTÓN,   Marinero.
EMETERIO,    Marinero.
ANTONIA,   Vecina de Santander.
ANA VIUDA,    Vecina de Santander.
MANUELA,   Parienta de Ana.
LUCÍA,   Parienta de Ana.
TOMASA,   Parienta de Ana.
Dos niños
Dos Alcaldes de Barrio
 

Salen PRUDENCIO y JUSTO.

 
PRUDENCIO
Amigo, Santander es reducido
pero es un pueblo alegre y muy pulido.
JUSTO
Conque, vamos ¿te gusta aqueste puerto?
PRUDENCIO
Yo creí que venía a algún desierto
sin trato racional y sin cultivo / 5
mas, a fe, que mi engaño era excesivo
porque he visto las cosas tan en punto
como en las demás partes.
JUSTO
Y pregunto
¿qué es lo particular que aquí te agrada?
PRUDENCIO
Todo, amigo. No he visto hasta aquí nada10
que no sea conforme a un pueblo grato:
mucha atención, política en el trato,
en las damas también mucha belleza,
agrado, discreción y gentileza.
JUSTO
¿Y de los caballeros?
PRUDENCIO
Nada menos:
15
políticos, afables, en fin, llenos
de nobleza. Sí, amigo, voy prendado,
el comercio le veo muy medrado383
y si la guerra cesa brevemente
podrá llegara estado floreciente.20
  —284→  
JUSTO
Y entre cuanto aquí has visto y advertido
dime cuál singular te ha parecido.
PRUDENCIO
He visto varias cosas
que sin duda hay bastante primorosas.
Me ha servido de gusto esa calzada 25
que de árboles se mira y ve cercada
por una y otra parte del camino.
La Catedral es rara, yo imagino
que a caso será sola por fortuna,
viéndose tres iglesias en sólo una384.30
Los muelles son capaces y seguros, /
los aires muy templados, sanos, puros,
la ría, playa amena y anchurosa,
la entrada defendida, vista hermosa;
el castillo parece fue palacio 35
y esto es lo que me falta ver despacio.
Si no tienes que hacer, vente conmigo,
serás mi introductor.
JUSTO
Vamos, amigo...
pero espera, ¿es preciso verle ahora?
PRUDENCIO
¿Preciso? No por cierto, a cualquier hora, 40
mañana o cuando quieras.
JUSTO
Muy bien, deja,
que la fortuna aquí nos apareja
la mejor ocasión de divertirnos
que se pueda ofrecer para reírnos.
PRUDENCIO
¿De qué suerte?
JUSTO
Verás lo que es en breve
45
y quedará cumplida según debe
vuestra curiosidad de tal resulta
Has de saber que en esta ciudad culta,
cuyo racional trato es distinguido,
hay desde tiempo antiguo introducido 50
cierto hábito385 con nombre de antigualla
que llaman Buena Gloria, y que se halla386
solamente entre algunos artesanos,
que más que de ciudad aun son aldeanos.
Cuando alguna persona entre éstos muere55
(sea anciano, sea niño, o el que fuere) /
se juntan en la casa del difunto
habiéndole enterrado (pues es punto)
y ha de ser por la tarde, no te asombres.
Acude una caterva en tropa de hombres 60
y un ejército fiero de mujeres,
abandonando todos sus quehaceres;
—285→
no queda pariente ni allegado,
conocido, compadre, ni un ahijado,
madrastras, nueras, tías y sobrinas,65
cuñadas, compañeras y vecinas,
lo mismo que un enjambre de ratones
aparecen allí por los rincones.
Tú acaso no sabrás a qué se juntan
y tal vez pensarás387 que allí tributan 70
algún diario388 sufragio para el muerto.
Pues sábete que en todo este concierto
no hay otro fin, impulso ni motivo
que el deseo bendito y compasivo
de llenarse de vino; así se hace,75
cada cual a su antojo se resarce
y como hay para todos puerta franca
nadie sale de allí sin una tranca.
PRUDENCIO
¿Las mujeres también?
JUSTO
¡Oh! ¡Qué dislate!
Esas tan sólo mojan el gaznate 80
pero a tres azumbritas, en limpieza
suele salir de allí cada cabeza.
PRUDENCIO
¡Jesús! ¡Válgame Dios! ¿Cómo es posible/
que una costumbre vil tan reprensible
que de barbarie casi poco dista, 85
bajo de ningún título subsista?
JUSTO
Entre gente común sólo sucede
porque con las razones no se puede
sacar partido bueno, y se tolera.
PRUDENCIO
¿Cómo? ¿Qué? ¿Una insolente borrachera90
an pública, tan vil, escandalosa,
y en mujeres ¡Oh Dios! tan perniciosa,
se puede permitir?
JUSTO
¿Sabes de dónde
proviene esa costumbre?
PRUDENCIO
Se me esconde.
JUSTO
Sabe, amigo, que viene nada menos 95
que del rito gentil: mira qué buenos
créditos la antigualla esa reserva,
pues costumbre pagana aún conserva.
PRUDENCIO
Esto es cierto y constante
porque de un modo igual muy semejante 100
hacían los paganos también juntos
las fúnebres exequias de difuntos.
Llamaban a estas fiestas Saturnales,
donde con los excesos más cabales
llegaban a perder razón y juicio, 105
dejando al vino hacer todo su oficio.
A esta disolución y extrema furia
seguía por sus pasos la lujuria
con total abandono y desenfreno.
  —286→  
JUSTO
Eso acá no tenemos.
PRUDENCIO
¡Oh, qué bueno!
110
¿Después que estén de vino bien repletos /
te parece estarán para respetos?
Y esas mujeronazas, cubas viejas,
después que hechas estén unas pellejas...
JUSTO
Cabal. Ni más ni menos así pasa,115
hay veces que no pueden ir a casa.
PRUDENCIO
¿Pues que extraño será que éstas se entreguen
a cuantos no conozcan, mas que lleguen
de Londres, de Ginebra o de Turquía?
Buena está, ya se ve, su sacristía 120
para andar en reparos. Es vergüenza
decirlo, cuanto más, y que no venza
una sana razón que el juicio alumbre
semejante desorden o costumbre.
JUSTO
Todo cuanto propones es debido,125
mas se halla de tal forma introducido
que por más que se ha hecho y declarado389
nada se ha conseguido ni logrado.
PRUDENCIO
Pues qué, ¿no se ha encontrado modo o medio
de poder aplicar algún remedio?130
¿Remediar? Eso sí. Lindo despejo.
Más que les desollasen el pellejo
no podrían quitarles las costumbres
de echar por cada muerto seis azumbres390.
PRUDENCIO
¿No quitar? Sí, a fe mía.
JUSTO
Es excusado
135
PRUDENCIO
¿Pues hay más que al primero que sea hallado
en una buena gloria, de caliente,
darle un par de semanas de presente /
a pan y agua en el cepo?
JUSTO
¡Brava prueba!
¿Y que remediarías?
Que no se beba
140
en esas Juntas feas, detestables.
¿Y no hay otros arbitrios?
PRUDENCIO
Sí, son dables.
JUSTO
Pues ved el mismo mal; si dan en eso
cuanto juntar no puedan el congreso
buscarán para hacerlo cobertera391145
y todos se pondrán como tambores.
  —287→  
PRUDENCIO
Si cuando alguno de éstos se juntase392
y en forma, de una vez, se escarmentase
dándole juntamente un buen castigo
viéranle393 remediado.
JUSTO
¡Ah! Amigo, amigo,
150
lástima si te oyesen, te tendrían
en la Puerta la Sierra.
PRUDENCIO
No lo harían.
JUSTO
Se ve bien que no sabes lo que es esto,
y me alegra conozcas lo que es presto.
En esta misma casa, hacia ese lado 155
un hombre esta mañana se ha enterrado
que mujer y seis hijos mantenía,
y ha sido tal el ruido y gritería
que a cuenta de los lloros del difunto
no pude sosegar anoche un punto160
Ahora están a vísperas394, mas creo /
no tarden en venir (a lo que veo)
a hacer su buena gloria por el muerto,
y desde el otro cuarto, a lo cubierto,
verás lo que se estila en tales casos. 165
PRUDENCIO
No dejarán de ser bien lindos pasos,
déjalo, que el oírlo me aborrece.
JUSTO
Ya llegan los del duelo, me parece,
porque ruido se siente.
PRUDENCIO
Veámoslo ya que quieres.
JUSTO
Ya la gente
170
sube por la escalera. Ven, entremos,
que a gusto desde allí lo observaremos.
 

(Retíranse los dos al otro extremo del paño y van saliendo los hombres con capas y velas en las manos, según van a los entierros. Luego las mujeres cubiertas con sus mantillas; formarán dos corrillos395 separados los hombres de las mujeres. En el de éstas se pondrá la viuda toda cubierta a un rincón. Se procurará imitar en cuanto se pueda el tono de habla, acciones y gestos que se ven comúnmente en esta clase de mujeres, pues en esto consiste toda la gracia del entremés.)

 
SIMÓN
Ya, tiu, no hay sino tener pacencia396 397.
JUAN
Dios le presti al dejunto398 su prasencia. /
ANTÓN
Compadre, Dios lo ha hechu, es escusau. 175
  —288→  
EMETERIO
En paz esté su espíritu sosegau.
 

(Sigue ahora el coro de las mujeres.)

 
MANUELA
¿Han venío todas ya?
LUCÍA
Cuéntalas, mojuer
TOMASA
Veremos:
Una, dos, tres, cuatro, cinco...399
MANUELA
Mojuer, Tomasa, ¿qué es esto?180
¿No hay más a esta buena gloria?
TOMASA
Mojuer, todavía hay tiempo.
MANUELA
No saben de obligacionis:
para un empeño como éstos,
aunque empeñara la falda.185
Hija, escusao es, perdiendo
se va ya la caridá.
LUCÍA
Hija, dicís bien, me alcuerdo400
que en habiendo buena gloria
aunque fuese un probe el muerto190
no faltaba antes un alma.
TOMASA
¿Y ahora a cuánto escutaremos?
LUCÍA
A dos y medio401 de plata.
MANUELA
¡Eh! ¡Golosa!
Para espenzar no tenemos.195
A seis riales402... ¿Qué lo quieres?
¿Que te lo lleven los403 nietos?
Anda con Judas, que te lleve
a ti y tou tu dinero
¿No tienes quien te lo gane?200
¡Si fuera yo! ¡Probe!
LUCÍA
Cierto /
que puedes quejarte. Vaya,
a seis riales404 405 escotemos.
MANUELA
Bien, hijas, ahí va mi escoti.
 

(Tienden una mantilla en el suelo y allí echa cada una su pitanza.)406

 
LUCÍA
Ahí está el míu.
TOMASA
Ya tengo
205
achau. Echa tú, Tona407.
MANUELA
¿Está bien?
TOMASA
Ya está cumpleto.
LUCÍA
Tomasa, ve por el vino.
¿Sabes tú dónde lo hay güeno?
  —289→  
TOMASA
Mi comadre la María210
(según ayer me dijeron)
vendi un vino tan hermoso
que puedi arder en un jueu408 409.
MANUELA
Pues, hija, antis que sacabi
veti, por Jesús, corriendu.215
TOMASA
¿Cuánto trairé?
MANUELA
¿Cuántos410 semos?
LUCÍA
Siete no más.
TOMASA
¿Será güeno?
Que traiga catorce azumbres.
A dos por cabeza.
MANUELA
¡Enfierno!
¿Siempre has de ser estrujera?411220
No sabes codiar tu cuerpo.
Y algunos niños, si vienen,
¿no han de probar algo de ello?
Que traiga veinti y dos412 justas, /
en ocho más no paremos,225
hijas, más vale que sobri
que no que falti.
LUCÍA
Anda luegu;
y también trai diez gallofas413.
TOMASA
¿Y hemos de comer pan seco?
MANUELA
Pues trai también diez arenques230
y libra y media de queso.
Mira si hay algunas nuecis
porque percebias414 no es tiempo.
Ve, que estamos aquí secas.
 

(Vase TOMASA.)

 
MANUELA
¿A quien enviasti por ellu?235
LUCÍA
La Tomasa.
MANUELA
¡Buena415 alhaja!
Lus diablos te lleven luegu,
a buena parte a dar fuisti.
Ya sacará bien primero
antes que güelva el escoti416.240
  —290→  
LUCÍA
¡Eh! Mojuer, no digas eso.
MANUELA
¿Aquélla? No la conoces,
bien remojará el coleto
a cuenta nuestra esta tarde.
JUSTO

 (Al paño.) 

¿Ves cómo se honran los muertos 245
en las buenas glorias? Pues
así se hacen sus entierros.
Atiende a esas bribonazas
que están esperándo ahí dentro
como almas del Purgatorio250
que las llegue el refrigerio. /
Pasemos aquí, a los hombres,
verás qué concilio entre ellos.
 

(Sigue el coro de los hombres.)

 
EMETERIO
Juan, a seis riales es poco;
semos cuatro y cuando meno255
beberemos doce azumbris.
ANTÓN
Simón, dice bien Miterio.
SIMÓN
¿Y no ha de haber también algo
para atizar el rodezno?417
EMETERIO
Algo de acompaño, sí. 260
JUAN
Pues ¿qué trairá?
EMETERIO
Traiga queso.
ANTÓN
Mejores son cuatro arenquis
pues sin otro surtimiento
somos los cuatro abonados
para soplar un pillejo418.265
JUAN
Pues bien, vengan los jarenquis.
EMETERIO
Démosle antes el escote;
a ocho riales será güenu.
ANTÓN
Pues bien, échalo en el suelu,
que ésta es una cirimonia270
que nuestros tataraguelos
mus419 dejaron prevenío
se oservase con respeto
en toas las guenas glorias.
 

(Tienden una capa y echan sus escotes en ella.)

 
EMETERIO
Toma, Juan, ese dinero275
y hasta donde te alcanzare
trae.
  —291→  
ANTÓN
Pero güelve lueu /
porque queda sin vitualla
este probe regimiento.
 

(Vase JUAN. Sale TOMASA y con ella dos niños que traerán un botijo o calderón, pan, queso y lo demás que dicen los versos.)

 
MANUELA
¡Válgate Satanás! Tanto280
como has tardado en traerlo.
Ya estamos secas de puro
esperarti: no lo siento
por mí, por la probe viuda
que está sin tomar sustento.285
TOMASA
¡Hija! ¡Si vieras qué prisa!
Más había de duscientus
que esperaban420, y por mucho
favor, a mí me lo dieron.
MANUELA
Trae, echa acá ese botiju 290

 (Le destapa.) 

¡Jesús! Este no está lleno.
TOMASA
Algo se balducaría421,
como vini tan corriendu.
MANUELA
Mejor te lu habrás echao
en el camino al coletu.295
TOMASA
¡Eh! ¡la grande desollada!422
No viene mi casta de esu;
borracha serás tú.
ANTONIA
Calla.
No riñáis ni alborotemos,
tened lástima a la viuda300
que ha enterrao su consuelo.
VIUDA
¡Ay!
LUCÍA
Hija, encomendarle a Dios.423
TOMASA
    Sí, hijas, vaya. /
MANUELA
Arrecemos
por los que han muerto en la calle.

 (Murmullan entre sí en tono de rezar.) 

Por todos los que han muerto 305
en el servicio del Rey424,
Pater noster425...
—292→
Arrecemos
por el que se hace el ufragio426
para que Dios le haya hecho
la güena427 partida a su alma. 310
Pater noster...
VIUDA
¡Ay, probe!428 ¡Qué sin consuelo
he quedao, sola y triste
sin mi amado compañero!

  (Aráñase.) 

TOMASA
Hija, vaya, no sea tonta, 315
no llores; aquél ya es muerto,
no te mueras tú. Manuela,
echa de beber.
MANUELA
Echemos
antes un bocao.
LUCÍA
Vaya.
TOMASA
Dale a la viuda primero; 320
trae acá vino. Toma429, hija,
come ahora.
VIUDA
¡Ay! Que no puedo
atravesar un bocao.
¡Ay, Santos Mártiles viejos!430
¡Qué desamparada y sola 325
me habéis dejao! ¡Qué negro431
fue este día para mí!
¡Ay, desdicháa!
MANUELA
Ya de eso, /
hija, ni432 te has de alcordar,
mañana iremos lo mesmo.330
Toma de beber, que no has
metío nada en el cuerpo.
VIUDA
¡Que no lo puedo pasar!
¡Ay, mi Juan! Mi compañero,
¿cómo podré yo olvidarte?335

 (Bebe.) 

LUCÍA
Echa de beber ¿Qué hacemos?
MANUELA
Hija, no eches en la jarra
de medio cuartillu, quiero
que me eches en la de azumbre.
ANTONIA
A mí también.
LUCÍA
Yo lo mesmo.
340
  —293→  
TOMASA
¡Eh! ¡Mira las borrachonas!
Que vus traigan un pillejo,
el diablo os lleve. Tomad
hasta que reventéis, cueros.
 

 (Dales la jarra y beben.) 

JUSTO

 (Al paño.) 

¿Has visto tal insolencia345
ni tan público desuello?
PRUDENCIO
Varias provincias he andado,
he estado en diversos reinos,
en Londres, Ginebra, Holanda,
y te afirmo desde luego350
que no he visto en parte alguna
semejante desarreglo
ni disolución igual
en mujeres por extremo
como éste.
JUSTO
Pues no es nada /
355
para lo que verás luego.
Atendamos a los hombres
que están en otro hemisferio.
 

(Sigue ahora el cuartel de los hombres, que para este tiempo han sacado su correspondiente vitualla como las mujeres.)

 
SIMÓN
A que Dios nos junte a tous
con el enjunto en el cielo.360

 (Bebe.)  

EMETERIO
O todos pues o denguno,
compadre.
ANTÓN
Amén.
JUAN
Eso es cierto.
SIMÓN
Un433 buen hombre era el defunto
¡Qué pacífico! Yo puedo
decir que en decisiete años365
que navegué con él, dentro
de la Capitana en Cáiz
no tuvimos un encuentro.
JUAN
Muy434 amigo de sus amigos;
no hubo día en este invierno370
que no hiciésemos vesita
a la Tomasa435.

  (Bebe.)  

EMETERIO
¡Qué atentu!
No iría a la mar jamás
aunque emportase un emperio
sin echarse de aguardiente 375
cuatro parvas436 por lo menos.

 (Bebe.) 

  —294→  
ANTÓN
Ay, mi compadre benditu,
alcuérdate desde el cielo
cuantas veces juimos juntus
allá, a un lao del Correo437.380

 (Bebe.) 

 

(Siguen las mujeres.)

 
MANUELA
Echa por acá esa jarra,
Locía.
TOMASA
¡Eh, fatas!438 Que luego
quereis volver a beber,
desolladotas sin suelo,
que no venís sino a hartaros;385
tenéis buen embucadero.
MANUELA
¡Mira tú la borrachona!
Ya van seis veces arreo439
que has bebido y yo una sola.
¡Venga esa jarra!
TOMASA
No quiero
390
que ha dado por ahí440 la güelta
sieti veces por lu menos.
MANUELA
También441 como tú lo pago.
ANTONIA
¡Eh! No tenéis miramiento.
Tenéis a la probe viuda395
sin beber con vuestros cuentos.
Dale de beber.
TOMASA
Toma, hija,
Dios te de salud y esfuerzo
para incomendarle a Dios.
Yo quedé viuda lo mesmu / 400
que tú, de venti dos años,
que se me ajuegó y por eso
no me ha faltao hasta aquí
Su Majestá.

 (Bebe.) 

MANUELA
Yo lo mesmo.
Quedé con cinco familias405
sin más amparo que el cielo
y los he criao a todos.

 (Bebe.) 

VIUDA
Ay, hijas, que yo no pueu
olvidar a mi Juan, que era
el probecito tan güeno442410
que aunque yo viniese a casa
a deshora en cualquier tiempo
jamás me dijo palabra.
Era un bendito, un cordero.
—295→
¡Ay, dondi encontraré otro! 415
¡Oh, Virgen de los Remedios!
¡Qué sombra me fue de casa!

  (Bebe.) 

ANTONIA
Majuer, ten intendimientu;
espántome de tus cosas.
Dios no falta en dengún tiempo. 420

 (Bebe.) 

 

(Siguen los hombres.)

 
JUAN
Simón, dicin que ya hay paces.

  (Bebe.)  

SIMÓN
Así se corre por cierto.

  (Bebe.)443 

ANTÓN
Yo lo que oí ayer mañana /
a mi primo, fue que el herno444
tuvo carta de su hijo425
en que le dici eso y esto.
EMETERIO
¿Qué le dicia?
ANTÓN
Que ganamos
aquellu, que no perdemos.
EMETERIO
Eso ya me lo dijeron.445
ANTÓN
Yo he oído que habemus hecho430
muchas cosas por allá
en América, muy lejos,
donde se llama... haya diantres,
entre los dientes lo tengu...
SIMÓN
¿Será Güenos Aires?
ANTÓN
Sí,
435
allá hacia Montevideu,
donde vusté estuvo, compadre,
cuando aquel barco de cueros.
JUAN
Allí parece que ha hubío
muchas morcillas y que esos440
perros de ingleses llevaron
para peras.
EMETERIO
Yo mi446 alegro,
que esos bribionis no vienin
por acá más que a traernus
pesadumbris y trabajus. 445
ANTÓN
En poniéndose del puerto
a la vista naide puedi
ganar un cuarto, pues lueu
como piratas acudin
y hasta el barco y aparejo447450
roban. /
SIMÓN
¡Pícaros, canallas!

  (Muy enfadado.) 

No estaría satisfecho
hasta que los viese a tous
tendidos y patitiesos.455
  —296→  
EMETERIO
¿Dónde?
SIMÓN
Murdiendo la arena
del Puntal o el Sardinero.
ANTÓN
¡Viva Simón! que merece
otro trao más por eso.
 

(Bebe y siguen las mujeres.)

 
MANUELA
Bebe, hiju mío. Pepucu448,460

 (Habrá dos niños que no hablan.)449 

toma pan, arenqui y queso.
TOMASA
¡Eh, diablus! ¿Tenéis más hijos
que trayer para acá drento?
Trayed también al marío,450
Satanás us llevi.
MANUELA
¡Quieru!
465
Deja las probis criaturas...
tragonazas, que estáis creyendo
que vus ha de faltar: tumad
aunque451 reventéis con ello.
 

(Siguen los hombres.)

 
SIMÓN
Hombre, ¿hay sol en esta tierra470
o se le ha tragao el cielo?
JUAN
¿Por qué lo dice, compadre?
SIMÓN
¿Por qué ha de ser? Si esto creo
que es el orinal del mundo.
¡Aun no he visto un día bueno475
desde que vine a esta tierra!
Aquí debe mear el cielo. /
ANTÓN
¡Cuánto mejor era Cadi!452
SIMÓN
Como Cadi453 ni aun el cielo.
Mire vusté qué pan éste454:480
éste en Cáiz ni los cerdos,
con perdón, lo mirarían.
Aquí un hombre, no hay remedio,
se ha de morir o comer
lo mismo que los de Cueto.485
EMETERIO
El chicolí no está malo.
  —297→  
SIMÓN
Para aquí, bastante, pero
¿dónde está aquél que mus daban
en la Carraca?455 Todo esto
es lo propio que una escoria;490
pasa aquí un hombre por ello
porque es fruto de la tierra.
ANTÓN
Simón, si dura este tiempu
no ha de matar uno un pez.
SIMÓN
No tienes conocimiento:495
el año de mucha boga,
mucha pesca, estate en eso.
JUAN
Compadre, a cesta y jareta
vengan hombres.
SIMÓN
Yo me atrevo
si voy a la mar de muerta456500
una sardina y un muergo
besugo perro al instante457;
cada cuerda nuevecientos. /
¿No es verdad?
JUAN
Sí, y echa un trao
que lo mereces por eso.505

 (Bebe.) 

Vales más que todos juntos
los de ara la puerta458459.
EMETERIO
Ello
lo dirá. Vusté, compadre,
habla mucho y hace menos.
JUAN
Yo sé más que no vusté.510
Sí. Yo lo dío, y que tengo
más obligación también.
EMETERIO
¿Qué ha de tener? Que ni el remo
sabe coger en la mano
ni meterle en el estrepo460.515
JUAN
Pues vusté ni naide acaso,
con todo que osté es más viejo,
me han de enseñar el oficio.
—298→
¿No me había yo primero
de ensuciar en toa el alma?461520
ANTÓN
Simón, hombre, aquí no es tiempo
de que habléis en esas cosas,
comendad a Dios al muerto
y dejarvos de desputas.
SIMÓN
Eso, bien. Un trao luego,525
que en lo que es obligación
denguno hasta aquí me ha puesto
delante el pie.
JUAN
A mí tampoco.
EMETERIO
¿Otra vez volvéis a eso?
¿No miráis en dónde estáis?530
¿Ni que ha salido hoy un cuerpo
de esta casa?
SIMÓN
Dicis bien.
Venga un trao en señal de eso.

  (Bebe.) 

 

(Siguen las mujeres.)

 
LUCÍA
¿No han venío las mis hijas?
¡Ay, probetucas!462 Partiendo535
me están aquí el corazón;
este pocucu de quesu
he de guardar, las mis probis,
que se estarán deshiciendo.
TOMASA
¿Cuántas tienis?
LUCÍA
Mojuer, tres,
540
pero las dos no hay remedio
de que proben un bocao,
alguna alma mala463 temo
que me las va hiciendo mal.
ANTONIA
Hija, a la mi Paca464 tengo545
yo de la misma manera.
LUCÍA
Yo tantísimos remedios
les he hecho, mojuer, que más
de diez pesos duros llevo
gastados, y no sé qué es,550
que se me van consumiendo
y yo tengo mal escajo.
TOMASA
¿La han lidu los Evangelios?465
LUCÍA
No, mojuer.
  —299→  
TOMASA
Pues no seas tonta,
no la hagas otro remedio /555
que ése es mal de fuera claro466.

  (Bebe.)  

 

(Siguen los hombres.)

 
JUAN
Ya le he dicho a vusté ya
que denguno de la Puerta
me ha de venir a enseñar
lo que es el oficio a mí.560
¿Cuándo será vusté capaz
de verse como me he visto?
Venir un golpe de mar
contra el barco por la proa
y sin poder gobernar565
virarse toda la quilla
y yo firme por detrás.
Si vustedes no son hombres
más que en casa.
SIMÓN
¿Eso no más?
Cuando he salío yo a congrio570
nueve o diez veces allá
he estado si quedo, Antón ¿eh?...
Cuando Pepe, el de Colás,
se ajuegó467. ¿Se alcuerda vusté?
ANTÓN
Y me he de alcordar468 jamás575
que aquel día fui a echar juera
una freata469, y al dar
güelta para el puerto a poco
semos ánimas.
SIMÓN
¿Qué tal?
Diga vusté.
ANTÓN
Nunca he visto /
580
mayor marejáa, el mar
mus quería comer vivus.
SIMÓN
Pues yo andaba por allá,
que mus cogió sobre Suancis
al venir, un temporal585
de forma. Mire vusté,
al primer golpe de mar,
palo trinquete y escota,
todo fue con Satanás.
¡Aquello si que era!
JUAN
Antón,
590
beba vusté.
  —300→  
ANTÓN
A navegar
donde estén470 los de aquí, vamos,
no son gente los demás.

 (Bebe.)  

 

(Siguen las mujeres.)

 
TOMASA
Mojuer, dame aquellos riales
que me debes, que ya es tiempo,595
y estoy yo en necesidá
sin mi Francisco saberlo.
MANUELA
¿Eh? ¡Diablo! ¿No tienes más
que echarme en cara más presto?
¿No tenías otra parte600
donde pedirlo?
TOMASA
No tengo
de estar sin ellos por ti.
MANUELA
Pues yo ahora no los tengo.
TOMASA
Buscarlos.471 El Judas de ella
que se anda de mí escondiendo.605
Si es para ir al vino blanco
no te falta a ti dinero.
MANUELA
Borracha lo serás tú
y tu casta, pues no vengo /
yo de eso. ¿Oyes, Locía? 610
Ven, ven, huéleme472 el aliento.
El diablo la borrachona
que es capaz de echarse entero
un cuartillo de aguardiente
sin alentar473 en el cuerpo615
y tiene que decir.
TOMASA
Oyes,
has de saber que no vengo
yo de casta que me topen
borracha nunca en el suelo,
ni que me traigan a casa.620
Cabalito, sí. Y no es cuento.
MANUELA
Oyes, mira bien lo que hablas,
que no eres en dengún tiempo
tú para puesta conmío.
Has de saber que yo tengo625
parientes, y muy honrados,
que han metido barba drento
de cáliz474, lo que tú no;
—301→
y este jugón475, aunque viejo,
has de saberte que tiene630
mucha honra, que aquí no hay mico476477.
TOMASA
¡Eh! ¡Mira la fanfarrona!
Has de saber que tan güenos
o mejores que los tuyos
tengo yo parientes, pero635
no los doy478 tanto a entender.
MANUELA
¿Como los míus? ¡Un cuerrr...no...
para tí!
TOMASA
Sí, muchu, muchu. /
MANUELA
En tu vida, ni tú ni ellos.
Anda, vete noramala640
¡Deslenguada! Que te dejo
como lo que eris no más.
TOMASA
Has de saberti que echo
bien el pie y que cuando salgo
a la calle voy derecho,645
que en sacudiéndome así

 (Sacude la saya.) 

todo tras de mí lu dejo.
MANUELA
También yo, que has de saber
que en la cara y frente llevo
mucha honra; eso sí, cabal, 650
cabal, cabal que la tengo;
que a denguno de los míos
le han topao en dengún tiempo
debajo la cama hurtando
las calderas479, como han hecho 655
a los tuyos.
TOMASA
Eso mientes,
desollada.
MANUELA
No, no miento.
TOMASA
Mira tú la cantonera480.
LUCÍA
No vendréis481 aquí a poneros
así; mirad a esta probe.660
ANTONIA
Vaya, vaya, dejad eso.
Echad un trao. Tomasa,
venga la jarra.
  —302→  
MANUELA
A mí lueo.

 (Beben.) 

 

(Siguen los hombres.)

 
SIMÓN
En lo que toca al trinquete,
virar de bordo, izar remos,665
la mesana, subir gavias /
y el codo482, vengan hombres.

 (Bebe.) 

ANTÓN
Ya me alcuerdo
cuando en Santander no había
más que el barco de mi güelo. 670

 (Bebe.) 

EMETERIO
Todos esos seis petates
que de ayer acá vinieron
son unos trastos que yo
los conocí a todos ellos
sin camisa.

 (Bebe.)  

JUAN
¡Qué gran muestra
675
tienin las viñas, Miterio!

  (Bebe.)  

 

(Las mujeres.)

 
MANUELA
El mundo está ya perdío.
LUCÍA
Hija, dicis bien, es cierto
que las solteras de agora
andan en483 tanto desuello680
que es una mala vergüenza.

 (Bebe.) 

VIUDA
No era así en nuestro tiempo.
MANUELA
¿Visti hoy la hija de la Juana?
TOMASA
¿Cuál?
MANUELA
La mayor.
TOMASA
Sí, por cierto.
Hija, me dejó espantada.685
¡Qué saya! ¡Qué jubón nuevo!
¡Yo no sé de dónde sale!
Porque un probe marinero
no puede dar para tanto.

  (Bebe.) 

VIUDA
¡Ay, bobas! No va muy lejos690
a buscar quien se lo dé.
MANUELA
Mojuer, ¿Quién es? /
VIUDA
Un galleo
que anda ahí capitán de un barco,
el cual ni vivo ni muerto
sale de su casa484. Aquí695
antes de ayer me dijeron
si estaba o no dél preñada:
—303→
lo que me han dicho vus cuento.

  (Bebe.) 

JUSTO

 (Al paño.) 

Mira cómo andan las honras
entre estos demonios fieros.700
Pues en todas pasa así
¡Ved qué buenas glorias!
PRUDENCIO
¡Cielos!
¿Qué infame cátedra es ésta
de maldad y de veneno?
MANUELA
Mojuer, echa de beber. 705
TOMASA
No hay más...
MANUELA
¿Cómo ha síu estu?
¿Mojuer, dónde ha ido ese vino?
TOMASA
¿Había de ser eterno?
LUCÍA
Oyes, debajo la saya

  (Aparte.)  

he visto estar escondiendo710
una jarra a la Tomasa.
MANUELA
¡Hola, Tomasa! ¿Qué es eso?
¿Dónde echaste la otra jarra?
TOMASA
¿Pues acaso yo la tengo
ni la he visto, deslenguada?715
MANUELA
Sí, tú la tienes ahí dentro.
TOMASA
¡Anda, pícara borracha!
MANUELA
La borracha tú y tu güelo
lo seréis, y se ha de ver
quien la ha hurtado.
 

(Agárranse las dos del pelo.)

 
TOMASA
¡Suelta el pelo!
720
MANUELA
No te ha de valer, bribona,
alcagüetona. El gargüero
te he de arrancar, dalo aquí.
Mirar si tiene algo dentro
de la saya.
 

(Levántase y la registran.)

 
LUCÍA
Sí, aquí está.
725
MANUELA
Te aseguro y te prometo,
pillejona sin vergüenza...
LUCÍA
Dejarla485, vaya...
MANUELA
La tengo
de beber la sangre aquí.
SIMÓN
Hombre, que se matan creo730
las mojueres.
  —304→  
EMETERIO
No ¡Maldita!
No tengas por eso mieo,
se darán cuatro cachetes
y se arañarán el pelo
pero nada más.
TOMASA
¡Vecinas!486
735
que me ajuegan, venid presto,
estas pícaras borrachas.
JUAN
¿Qué tenéis? ¿Por qué es aquesto?
 

(Continúan riñendo en tono alto.)

 
MANUELA
Esta borracha ladrona.
SIMÓN
Ea, apartad.
MANUELA
Deja el pelu.
740
SIMÓN
Qué, ¿venís a alborotar?
Idus noramala, enfiernos,
ya es hora de ir a su casa
cada cual.
TOMASA
Mira, no tengas487
de ser hija de Antón López, 745
cuando antes de muy presto
los hígados no te saque.
Ladrona, puta, pellejo,
alcahuetona, borracha.
MANUELA
Recochina, te protesto750
que no has de...
SIMÓN
¿Queréis dejalo
o que vos muela los huesos?
¡El diablo de las mojueres!
¡Qué calientes están! Luego
vamos a casa. Haya Judas755
de ganao tan perverso
que donde están jamás puede
haber quietud y silencio.
 

(Métenlas y se entran todos. Por la otra parte salen JUSTO y PRUDENCIO.)

 
PRUDENCIO
Amigo, a no haberlo visto
te aseguro y te protesto,760
no pudiera persuadirme
que bajo ningún pretexto
la disolución llegase
a este escandaloso extremo.
¿Esto llaman buenas glorias?765
Digan juntas del Infierno
porque esto es una gavilla
de borrachos.
JUSTO
Punto menos.
  —305→  
PRUDENCIO
¡Y no haya una alma piadosa
que movida de buen celo770
de cuenta a los superiores
para que pongan remedio!
 

(Dentro, FRANCISCO.)

 
FRANCISCO
Te juro a bríos, borracha ya curtida /
que no te he de dejar costilla a vida.
TOMASA

 (Dentro.) 

¡Vecinos, acudir, que aquí me matan! 775
JUSTO
¿Oyes qué gritos?
PRUDENCIO
Sí, a alguno maltratan.
JUSTO
Acudamos allá a poner remedio.
 

(Entranse y sale FRANCISCO dando de palos a la TOMASA.)

 
FRANCISCO
Te he descuartizar de medio a medio,
la falda has empeñado, gran demonio.
¿Dónde la tienes?

 (Dándola.) 

TOMASA
¡Por San Antonio,
780
vecinos, acudid!
FRANCISCO
Tráela, malvada,
que a palos hoy sino quedas tronzada.
TOMASA
¡Ay, que me matan, Virgen!
FRANCISCO
No hay recelo.
TOMASA
¡Vecinos, acudid!
FRANCISCO
Suelta ese pelo
¿Fuiste a la buena gloria?785
Te ha de quedar, por Dios,488 de ella memoria.
 

(TOMASA, en ademán de borracha.)

 
¡Pero si está pasada, Virgen mía!
¡Que se consienta aquí esta picardía!
 

(Salen dos Alcaldes de Barrio.)

 
ALCALDE 1º
¿Qué alboroto? ¿Qué ruido
estás causando así. ¿Qué ha sucedido?790
FRANCISCO
¿Qué he de tener, señor, si este demonio
de mujer que me cupo en matrimonio489
después de haber vendido mi pobreza,
colchas, mantas y toda mi limpieza490,
hasta la misma falda hoy ha empeñado? / 795
Veisla aquí,

  (Muéstrala.) 

que ha un instante me la han dado.
—306→
Se la dejó empeñada en la taberna
por seis reales con que pagó la terna
para ir a un barrabás de buena gloria,
cuya maldad, señor, es bien notoria,800
de donde hecha una cuba toda viene.
Mirad, señores, qué consuelo tiene
un pobre que a la noche viene a casa
después que el sol y frío le traspasa
para ganar la vida491, y ve a su espalda 805
que la mujer le vende hasta la falda
para ir a emborracharse. ¿Habrá paciencia
que pueda tolerar tal insolencia?
ALCALDE 2º
¿Qué492 respondes a esto?
TOMASA
Señor, mire vusté

 (Como borracha.) 

ALCALDE 2º
Responde presto.
810
TOMASA
Murió el tiu Juan Santos, que era hermano
de la majuer de Quico el italiano,
que es primo de una tía de mi güela
por parte de mi madre la Miguela.
ALCALDE 1º
¿Y qué tenemos con eso?815
ALCALDE 2º
Está pasada. Dejadla
con los diablos.
TOMASA
¡Ay, no es nada!
FRANCISCO
Ya será buena granizada
la que caiga en tu culo, gran taimada. /
ALCALDE 1º
Déjala dormir el torbellino820
y que sienta después lo que es el pino
rompiéndola los huesos a trancazos
porque sinó te empeña hasta los cazos.
FRANCISCO
Eso haré y te aseguro
que la pondré su cuerpo bien maduro.825
TOMASA
¡Vaya! No ti enfaes, Quico de mi vida.

 (Como borracha.) 

FRANCISCO
Yo te aseguro estarás bien divertida
y puedes, desde luego, prepararte...
Vamos a casa que allí como otra parte
he di quitarte el polvo a la camisa. 830
 

(Vanse.)

 
TODOS
Vaya, que sido lance de gran risa. /
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