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1

Juan Manuel de Prada, «Los que escribís ahora sois consumidos como carne de cordero» (Entrevista con Francisco Nieva), ABC Cultural, 8 de agosto de 1997, p. 9.

 

2

Ignacio Amestoy, «Buero Vallejo se merece el Nobel».Diario 16, 12 de marzo de 1996, p. 45, ha escrito: «Buero es muy grande. No hay más que repasar el teatro español actual para observar sus huellas, sea negado o no por sus hijos».

 

3

Jerónimo López Mozo, «Un teatro necesario: el Teatro Canalla», en Fernando Martín Iniesta. Teatro Canalla, Madrid, Fundamentos, 1996, p. 16, ha escrito que «eso de las generaciones y de los estilos fue un invento que nosotros mismos ayudamos a patentar y del que ahora, cuando vemos los resultados, queremos desprendernos».

 

4

José Monleón, al comentar el estreno de La camisa («Nuestra generación realista», Primer Acto, 32, marzo 1962, pp. 1-3), se refería, quizá por primera vez, a la generación, mencionando a una serie de autores realistas continuadores de las aportaciones de Buero y Sastre. Ricardo Doménech concluía el apartado dedicado a la primera obra de Buero estrenada en «Cinco estrenos para la historia del teatro español» (Primer Acto, 100-101, noviembre-diciembre 1968, p. 26) señalando la existencia de una «línea buerista» que ejerció «una notoria influencia en dramaturgos de aparición posterior». En el Prefacio de su Antonio Buero Vallejo, New York, 1973, Martha T. Halsey afirmaba que Buero había sido seguido en su renovación del teatro contemporáneo español por «una nueva generación de escritores», de Alfonso Sastre a Lauro Olmo.

 

5

Vid. Jacqueline Van Praag Chantraine, «Tendencias del teatro español de hoy: Antonio Buero Vallejo y 'el buerismo'», Cuadernos Americanos, CXXX, 5, 1963, pp. 254-263. José Rodríguez Richart, «Un aspecto en la evolución de la creación dramática de Antonio Buero Vallejo', Iberoromania, 16, 1982, p. 89, habla, siguiendo su opinión, de 'una verdadera escuela buerista'». Gregorio Torres Nebrera, «La sociedad española en los dramaturgos de la promoción realista (19491965)», en F G L. Boletín de la Fundación Federico García Lorca, 19-20, diciembre 1996 (Monográfico «Teatro, sociedad y política en la España del siglo XX», coordinado por Mª Francisca Vilches de Frutos y Dru Dougherty), pp. 232-233, ve en Buero un «punto de partida» y en sus primeros textos «un muestrario de personajes, ambientes, situaciones, referencias, aspiraciones, fracasos, denuncias, alegrías y miedos de una colectividad que harán su inmediato objeto de análisis teatral Muñiz, Olmo, Martín Recuerda, Rodríguez Méndez, Rodríguez Buded o incluso Alfonso Paso y otros autores de menor obra...». Vid. también Virtudes Serrano, «Política, teatro y sociedad: temas de la última dramaturgia española», Monteagudo. 2, 1997 (Monográfico «Teatro y sociedad», coordinado por Mariano de Paco) pp. 77-78.

 

6

Francisco Ruiz Ramón, Historia del teatro español. Siglo XX, Madrid, Cátedra, 1975, 2.ª, lo estudia junto a Alfonso Sastre («Testimonio y compromiso»); Marion P. Holt, The Contemporany Spanish Theater (1949-1972), Boston, Twayne, lo incluye en el capítulo de los nuevos escritores del teatro posterior a la guerra civil: César Oliva, El teatro desde 1936, Madrid, Alhambra. 1989, lo sitúa junto a otros autores que utilizan «el realismo como lenguaje»: Felipe B. Pedraza Jiménez y Milagros Rodríguez Cáceres, Manual de literatura española. XIV. Posguerra: dramaturgos y ensayistas, Pamplona, Cénlit, 1995, le dedican apartado independiente en el capítulo dedicado a los «dramaturgos de los años 50».

 

7

Patricia W. O'Connor y Anthony M. Pasquariello, «Conversaciones con la Generación Realista», Estreno, II, 2, otoño 1976, pp. 8-28.

 

8

En una entrevista publicada en 1993, a la pregunta por sus relaciones con los «compañeros de generación» respondía: «Tengo una relación variable con unos y otros, conozco a todos y de alguno de ellos soy amigo. Ahora bien, quizá no sea exacto incluirme a mí en esa generación, porque todos ellos tienen diez años menos que yo. De modo que son, en realidad, de una generación inmediatamente posterior a la mía, si es que la mía lo es, que no lo sé. A lo mejor yo soy un caso un tanto singular, que apareció de forma más o menos aislada, quizá como antecedente de cosas que iban a venir» («Buero Vallejo: 'En España sólo se repone a ilustres muertos'», Diario 16, 7 de junio de 1993. Reproducida en Enrique Centeno, La escena española actual (Crónica de una década: 1984-1994), Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 1996, p. 141).

 

9

Alfonso Sastre cree que nunca formaron un grupo y que las «respectivas ideas sobre el teatro son bastante diferentes» (pp. 12-13). Martín Recuerda, que le dedicó en su momento El teatrito de don Ramón pero ha tenido una relación muy irregular con Buero, señala la divergencia de sus caminos con los de quien llama «mi inolvidable amigo Buero, a quien admiro como persona y como dramaturgo» (p. 17); Rodríguez Méndez afirma que en su teatro «la obra de Buero Vallejo no significa gran cosa» (p. 19).

 

10

Virtudes Serrano, Introducción a Antonio Buero Vallejo, Historia de una escalera, Madrid, Espasa Calpe, Austral, 404, 1997, p. 12. Acerca de la «influencia bueriana», vid. pp. 14-16.

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