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El consumo del uso de suelo urbano en la franja rururbana de Granada 1960-1990

Juan Jesús Lara Valle


(Dpto. Geografía Humana, Universidad de Granada.)

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Resumen

Este trabajo tiene por objeto presentar algunos resultados sobre la dinámica que ha experimentado la ampliación del uso del suelo urbano en la franja rururbana de Granada. El análisis presenta una evaluación del volumen construido y los cambios funcionales que se han derivado. Se parte de la información contenida en las licencias de construcción de obra nueva, Catastro de Rústica y Censos.




Abstract

The aim of this paper is to show some results about the change of the land use in the urban fringe of Granada. We analyze the built volume and its functional changes from the information contained in the building's license, land register and census.




Introducción

La expansión del uso del suelo urbano en las periferias de ciudades importantes constituye uno de los cambios paisajísticos más sobresalientes que se han venido produciendo en las últimas décadas.

En consecuencia, uno de los aspectos a considerar en los análisis que se han desarrollado sobre las franjas rururbanas, ha sido el estudio de los cambios en los usos de suelo y el consumo de espacio para usos urbanos.

El objetivo que centra este trabajo consistirá en presentar un cuadro de algunos de los rasgos esenciales de la actividad edificatoria en determinados pueblos de la franja rururbana de Granada.

El espacio periurbano de Granada viene siendo centro de atención desde hace algunos años. El motivo fundamental es de naturaleza política y administrativa. Se centra en la pretensión, por parte de la Junta de Andalucía, de llegar a formar el ente metropolitano granadino o más exactamente la Aglomeración   —340→   Urbana de Granada. A raíz de la importancia y actualidad del tema, éste ha estado presente en diversos trabajos de investigación1, y en varios foros de discusión pública2, en aras a conseguir la mayor difusión posible de la idea, a la par que una mayor conciencia pública sobre la necesidad de llegar a la consecución del objetivo de la formación de la aglomeración urbana.

Este trabajo se enmarca dentro de este cuadro general de iniciativas de realización de estudios para un mejor conocimiento de lo que ha venido siendo en los últimos años el proceso de cambio en la franja rururbana de Granada. Este trabajo ofrece un avance de los resultados de un aspecto parcial, el consumo de uso de suelo urbano, del conjunto de fenómenos que informan el complejo proceso territorial de las periferias.

Para ello hemos partido de la información contenida en el Catastro de Rústica; en los Censos de Edificios y Vivienda y en los expedientes de licencia de construcción de obra nueva.3 La utilización de esta última fuente, no obstante su interés, ha ofrecido numerosos problemas que limitan la fiabilidad de los datos obtenidos en la explotación. Con carácter general hay que aludir al mal estado en que se encuentran los expedientes de licencias contenidos en los archivos municipales4. Al mismo tiempo resulta bastante desigual la información contenida en cada expediente.5

El ámbito de estudio se reduce a diez municipios de la periferia de Granada. Su selección se ha realizado teniendo en cuenta criterios ampliamente difundidos y utilizados a la hora de establecer límites en las zonas de influencia de la gran ciudad, tales como evolución de la población, porcentaje de población activa ocupada en el sector primario, movilidad de la población, volumen de construcción, etc.6





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La evolución del proceso inmobiliario

Uno de los rasgos que mejor definen la dinámica de las periferias urbanas ha sido la evolución en el uso del suelo urbano. Por tanto, es lo primero que cabe subrayar, en el proceso de cambio experimentado en la franja rururbana de Granada. El cambio es bien notorio entre las fechas de 1950 y 1990, según puede apreciarse en la Tabla I. Así, en 1950, los porcentajes de suelo urbano con relación al total oscilan entre el 0,26% de Albolote y el 9,02% de Armilla; en cambio, en 1990 los valores oscilan entre el 2,69% de Santa Fe y el 66,49% de los Ogíjares; pero observando que ahora ya son varios los municipios que presentan casi el 50% de su término como suelo urbano.

Tabla sobre usos del suelo en Granada

Tabla I. Evolución en la distribución del uso del suelo en los municipios de la franja rururbana.
Fuente: Catastro de Rústica.

En consecuencia, la importancia que ha revestido la construcción de edificios y viviendas en la zona, es un fenómeno que ha comportado consecuencias diversas, que van desde la simple constatación de la expansión del espacio edificado, pasando por la implantación de nuevas morfologías, nuevos usos y nuevos modelos en el ámbito de la actividad inmobiliaria; por ello, merece la pena ser analizada. Los censos de edificios y vivienda de 1960 a 1991 permiten una primera aproximación al comportamiento del proceso constructivo. Las tablas II a IV recogen la evolución que se desprende de los datos censales.

En 1960 los diez municipios objeto de estudio, según el Censo de la Vivienda, arrojaban un total de 11.420 viviendas familiares7. En 1991, el total de   —342→   viviendas familiares fue de 33.390; por lo tanto, la cifra inicial casi se ha multiplicado por tres. En cuanto al número de edificios, éstos han aumentado de 14.098 en 1970 a 27.233 en 1990, lo que representa un 193,1% de incremento.

Los mayores índices de crecimiento en el número de edificios, entre 1970 y 1990, han correspondido a los municipios de los Ogíjares (555,5%), Monachil (219,1%), Huétor Vega (209,3%) y Alfacar.

En cuanto a las viviendas se refiere, los mayores índices de crecimiento, tomando como el año base 1960, han correspondido a los municipios de los Ogíjares (551%), Monachil (427%), Albolote (401%) y Maracena (390,4%), todos ellos muy por encima de la media del conjunto. Por contra, los municipios que menos han incrementado su parque de viviendas, en términos relativos, han sido los de Santa Fe (199%) y Atarfe (177%). En cifras absolutas, los cuatro municipios de mayor incremento en el número de viviendas entre 1960 y 1991 han sido Maracena con 3.393, Albolote con 3.090, Monachil con 2.498 y Armilla con 2.430; siendo los que menos Alfacar con 930, Atarfe con 1.607 y Huétor Vega con 1.766.

El análisis de las diferencias intercensales permite apreciar el ritmo de la evolución en cada municipio. En los años transcurridos de 1960 a 1970 el número de viviendas aumentó en el conjunto en 4.472 unidades más. Los municipios que, en cifras absolutas, incrementaron en mayor medida su parque de viviendas fueron, citando los tres más significativos, Maracena (1.114), Armilla (730) y Santa Fe (606), a ellos pertenece el 54,78% del total del incremento. Mientras que los que crecieron menos fueron los Ogíjares (20), Alfacar (198) y Monachil (267). Estos tres municipios solamente significaron el 10,84%. Los índices de crecimiento relativo más alto lo presentan Maracena (195%), Huétor Vega (160,7%) y Armilla (157,7%).

En la década de los años 70 la diferencia intercensal para el conjunto de los municipios fue de 8.180 viviendas; 3.682 viviendas más que en la década de los 60; son los años del gran salto de la actividad constructora; todo ello facilitado por la aprobación en 1973 del Plan Comarcal de Granada, entre cuyos objetivos estaba la liberalización de suelo rústico en favor de su conversión en suelo urbano. En estos años hay tres municipios que sobresalen, con bastante diferencia, sobre los demás, son los de Monachil que aumenta en 1.654 unidades de vivienda, Armilla con 1.246 y Maracena con 1.108. En cambio, siguen manteniendo niveles muy bajos en cifras absolutas Alfacar con 103 viviendas, Huétor Vega con 528 y los Ogíjares con 577 viviendas de aumento.

En los años 80, el ritmo de crecimiento se mantiene ligeramente aumentado con respecto a la década anterior. La diferencia intercensal es de 9.678 viviendas   —343→   más. Pero, a diferencia de lo que venía sucediendo en años anteriores, los municipios que verán aumentar en mayor número su parque de viviendas serán ahora los de Albolote con 1.738 viviendas, los Ogíjares con 1.410 y la Zubia con 1.252. Maracena y Santa Fe siguen manteniéndose en la tónica de las décadas anteriores, aumentando en ésta en 1.171 y 712 viviendas respectivamente. En cambio sufrirán un retroceso muy significativo Monachil con 577 viviendas y Armilla con sólo 454 viviendas de incremento.

De lo analizado, en función únicamente de los datos aportados por los censos de vivienda, se puede concluir, en primer lugar, la importancia que los años 70 tuvieron en el proceso constructivo, significando el despegue de la actividad constructora en los pueblos del área; en segundo lugar, aparece igualmente bastante claro, el diferente protagonismo que han jugado cada uno de los municipios en este proceso, de tal manera que se pueden diferenciar dos etapas bien precisas: una transcurriría de los años 60 a los 80, etapa en la cual jugaron un papel importante Maracena y Armilla, como municipios más dinámicos; la segunda etapa, correspondiente a los años 80, el dinamismo en la construcción se ha desplazado a los municipios de Albolote, Ogíjares y la Zubia.

Como resultado del proceso seguido en estos años, la situación entre 1960 y 1990 ha variado notoriamente. En 1960, los municipios con mayor número de viviendas eran Atarfe, Santa Fe y la Zubia; entonces los dos municipios con mayor número de viviendas, Atarfe y Santa Fe, escasamente superaban las 2.000 unidades; por otra parte, la diferencia entre el municipio de más viviendas con el de menos mantenía una relación de 1 a 5. Existía, por tanto, un desequilibrio bastante acentuado, a pesar de que nos movemos dentro de unos límites poblacionales bastante limitados. En 1990, los municipios con un parque de viviendas mayor son Maracena, Albolote y Santa Fe; ahora estos tres pueblos superan cada uno las 4.000 viviendas; se ha duplicado, por tanto, la cifra máxima de 1960. Pero, además, se han acortado las diferencias; la relación entre el municipio con menor número de viviendas, en este momento Alfacar con 1.599, y el de mayor, que es Maracena con 4.561 viviendas, no llega al 1 a 3. En consecuencia, parece claro que, aunque ha existido un ritmo desigual en el desarrollo seguido por estos municipios, la actividad edificatoria los ha involucrado a todos ellos de manera importante.

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Tabla sobre número de viviendas en municipios de Granada

Tabla II. Evolución del número de viviendas familiares (viviendas sin alojamiento).
Fuente: Censo de la Vivienda.

Los datos que arrojan los censos de vivienda y edificios nos han permitido un avance sobre la dinámica del proceso constructivo en los municipios del área; al mismo tiempo, constituye también una fuente de referencia importante para cotejar los datos obtenidos a partir de otras fuentes. Pero los datos publicados, a nivel municipal, por los censos, apenas permite otro tipo de análisis que el anteriormente realizado, es decir, una evaluación cuantitativa del proceso.8

Tabla sobre número de viviendas en municipios de Granada

Tabla III. Índices de crecimiento en el número de viviendas.

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Tabla sobre número de viviendas en municipios de Granada

Tabla IV. Diferencias intercensales en el número de viviendas.
Fuente: Censo de la Vivienda.

Los expedientes de licencia de obra nueva son, igualmente, un indicador preciso para una evaluación de la actividad constructiva. Todo ello, a pesar de los pocos problemas. A pesar de todo, hemos considerado oportuno aportar los resultados del análisis, pues, por encima de las lagunas que la información contiene existen datos de indudable interés.

Lamentablemente uno de los handicaps con el que tenemos que contar en el manejo de esta fuente es que no contamos con series temporales homogéneas para cada municipio.

En las tablas V y VI se recogen los datos municipales relativos a peticiones, concesiones de licencias, viviendas construidas.

En la década de los años 60 solamente se ha podido obtener información para los municipios de Armilla, Atarfe, Huétor Vega, Maracena y Santa Fe; en el resto no se conservaban los libros de registros de obras, y si existían expedientes eran escasos.

En estos años la actividad constructiva fue casi inapreciable, al menos en el primer lustro. A partir de 1964, sin embargo, comienza a detectarse un cierto auge. En cuanto a peticiones de licencias, para los cinco municipios reseñados, se han contabilizado 813 entre 1960 y 1970, lo que da una media de 15 peticiones al año. Las licencias concedidas fueron para estos mismos municipios de 638, lo que representa el 78,4% de las peticiones.9 Los pueblos más dinámicos en estos años son Armilla y Maracena; ellos dos concentran el 64% de las concesiones.

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El número de viviendas construido estaría en torno a las 2.444, con un promedio anual de 45 viviendas por municipio. El municipio con un volumen más importante sería Maracena, con 1.025 viviendas.

Comparando estos datos con los aportados por el Censo de la Vivienda se observa un desajuste apreciable, lo cual evidencia la precariedad de la información obtenida a partir de las fuentes municipales. En efecto, contabilizando las viviendas que se construyeron según el censo, a partir de las diferencias intercensales entre 1960 y 1970, para estos mismos municipios, el resultado es de 3.151, con lo que se produce un superávit, respecto al número ofrecido según licencias, de 707 viviendas. Este desajuste en el cómputo global, se produce, como resultado de la disparidad entre ambas fuentes, casi en la totalidad de los municipios, pero particularmente en Armilla y Santa Fe, donde las licencias no registran 441 y 386 viviendas respectivamente; únicamente en el municipio de Maracena las cifras aportadas por una y otra fuente pueden considerarse como aproximadas.

Para la década de los años setenta la información es más completa; se carece de datos de licencias solamente de los municipios de Albolote y Monachil. En los ocho restantes el volumen de peticiones asciende a 1.913; la media anual municipal sube a las 24 peticiones. Hay, no obstante, dos municipios que destacan sobre los demás como son Alfacar y Maracena, con una media de 41,8 y 33,5 peticiones anuales respectivamente. Las concesiones contabilizadas han sido 1.648, el 86,14% de las peticiones.

Las viviendas construidas según licencias serían 6.218, con una media anual por municipio de 77,78. Esta cifra supone un incremento, respecto a las viviendas construidas en la década precedente, del 253,5%. Los municipios con mayor volumen de vivienda construida, con notable diferencia sobre el resto, son los de Maracena, Armilla y Atarfe. Ellos tres absorben el 60,7% de la construcción. En cambio, los Ogíjares, Alfacar y la Zubia aparecen como los menos dinámicos.

Las diferencias, para estos años, que se desprenden de las fuentes consultadas se siguen manteniendo en términos similares a la década precedente; en el cómputo global, según el Censo de la Vivienda, las viviendas construidas serían 5.591. Los desajustes son, sobre todo, muy fuertes en Alfacar, con una diferencia entre el dato aportado por el censo y el de las licencias de 357 viviendas, y en Maracena donde la diferencia entre estas mismas dos fuentes es de 457. Ambas fuentes coinciden, no obstante, en señalar a los municipios de Armilla y Maracena como los más dinámicos.10 Y a Alfacar y los Ogíjares como los que menos, aunque los datos no sean coincidentes.

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En la década de los ochenta el total de peticiones asciende a 2.996 y el de concesiones a 2.728. Éstas suponen un 165,5% más que las producidas en la década precedente. La media de las peticiones anuales por municipio estaría en torno a las 30 y la de concesiones en 27. No obstante, sigue manteniéndose diferencias apreciables a nivel municipal. Los municipios donde se observa un mayor dinamismo, son los de La Zubia, Santa Fe y Alfacar, todos ellos superan ampliamente la media. En cambio, Atarfe, Monachil y los Ogíjares están en el nivel más bajo, entre las 15 y las 20 licencias concedidas.

Estos datos reflejan un nuevo salto en el desarrollo de la construcción de la franja; los años más cruciales corresponden a los del segundo lustro de la década, coincidiendo con la aprobación, en la mayoría de estos pueblos, de las Normas Subsidiarias que venían a substituir el Plan Comarcal vigente desde 1973.

Este salto en las concesiones se corresponde con un notable incremento en la construcción de viviendas, aunque éste no sea tan espectacular como el que sucedió en los años setenta. El total de viviendas construidas, según licencias es de 8.375, lo que supone un incremento del 134,6% más que en la década precedente. Según licencias, la media anual municipal de viviendas construidas en estos años se situaría en torno a las 84 unidades. Sin embargo, esta media oculta palpables diferencias. En los ochenta los pueblos con mayor actividad, en valores absolutos, han sido Maracena, Armilla y Santa Fe, en los que se ha superado ampliamente las mil viviendas construidas. Ellos tres concentran el 48% del total de viviendas. Y los de menor actividad Monachil, Atarfe y Alfacar, donde solamente se superaron las 300 viviendas.

Sin embargo, a nivel municipal, es donde las diferencias entre los datos aportados por el censo y por las licencias se hacen más patentes. Así, lo expuesto anteriormente sería contradicho por la información censal, dado que según esta fuente, los municipios con un mayor número de viviendas construidas en los ochenta serían los Ogíjares, la Zubia y Albolote, seguido de Maracena. Si se exceptúa Armilla y Santa Fe, donde las cifras de viviendas construidas según licencias son más elevadas que las aportadas por el censo, lo normal, sin embargo, es que las cifras del censo sean superiores. Así en el caso de los Ogíjares y Albolote las diferencias son de 843 y 809 viviendas menos, según licencias, respectivamente.

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Tabla sobre licencias de obras

Tabla V. Evolución en las peticiones y concesiones de licencias de obra nueva.

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Tabla sobre número de viviendas construidas

Tabla VI. Viviendas construidas según licencias concedidas.
Fuente: Expedientes de Licencias de Obra Nueva.




Rasgos funcionales en el paisaje edificado

Los expedientes de licencias también han resultado muy útiles para diferenciar los diferentes destinos o usos de la construcción. Sobre la base del número de licencias concedidas y de la superficie ocupada (superficie de parcela) se ha intentado hacer una evaluación de la incidencia de cada uso o tipo de construcción en el desarrollo de la construcción en cada municipio.11


La edificación de uso residencial

Tanto partiendo del volumen de licencias concedidas como por la superficie afectada constituye el uso dominante en el desarrollo constructivo. De las 4.986 licencias concedidas, 3.909 (78,39%) lo han sido para la construcción de edificios de uso residencial; con relación a la superficie ocupada, con las salvedades señaladas anteriormente, tenemos 3.069.912 metros cuadrados (59,1%) del suelo movilizado.

Conviene indicar, una vez más, que este dato global no se corresponde con la realidad de cada municipio. De hecho sigue manteniéndose la dualidad ya referida; de este modo se da un grupo de pueblos donde el uso residencial domina con claridad, frente al resto donde, siendo también dominante este   —350→   uso, no alcanza, sin embargo, el nivel de los otros pueblos. Así ocurre que en La Zubia, Monachil, Maracena y Huétor Vega, el índice de licencias concedidas para edificios residenciales oscila entre el 96,3% de La Zubia y el 85% de Maracena; si nos atenemos a lo que es la superficie de parcela afectada por este uso, los mayores porcentajes se alcanzan en los Ogíjares (99,15%), La Zubia (91,78%), Huétor Vega (95%) y Monachil.

En el extremo opuesto, los pueblos con menores índices lo presentan Alfacar (59,5%), Santa Fe (60%) y Atarfe. De igual modo, estos mismos pueblos son los que poseen los índices más bajos en cuanto a superficie afectada por el uso residencial.




La edificación para uso agrícola

Comprende este uso edificaciones destinadas a casetas, secaderos, establos y naves de uso agrícola o ganadero.

De las 4.986 licencias solamente 252 (5,5%) aparecen claramente definidas como de uso agrícola.

Los pueblos donde este uso, tanto por el número de licencias concedidas como por el volumen de superficie afectado, tiene una mayor importancia son Santa Fe, Atarfe, Armilla y Alfacar. En Santa Fe el 21% de las licencias concedidas tienen esta finalidad, siendo el índice de superficie ocupada de un 22%.

Entre las edificaciones de uso agrario destacan las naves destinadas a secaderos; con 96 licencias concedidas, suponen el 38,1% del total. Es de destacar, asimismo, la concentración, casi exclusiva, en dos pueblos Santa Fe y Armilla, entre los dos suman el 91,6% de las licencias concedidas.

Dentro de las edificaciones agrarias conviene hacer mención, por su significación especial, de las casetas. Este tipo de construcción, de pretendido uso agrario, ha sido utilizado como tapadera para poder construir en terrenos no urbanizables. Se han podido contabilizar un total de 67 peticiones, de las cuales 43 han obtenido licencia; el mayor número se da en Santa Fe, le siguen Atarfe y Huétor. En el caso de Santa Fe este procedimiento llegó a adquirir tintes bastantes graves, teniendo el Ayuntamiento que adoptar el acuerdo de suspender por completo la concesión de licencias con estos fines.12 Pero el problema, se puede decir que es generalizado y la información que se ofrece, por la propia naturaleza del hecho que se comenta, es meramente indicativa.



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La edificación de uso industrial

Comprende aquellas edificaciones relacionadas tanto con las industrias extractivas como manufactureras. Contiene las licencias concedidas para la construcción de naves con la denominación específica de ser para «uso industrial».

Las licencias concedidas para la construcción de naves para uso industrial han sido 233, esto es, el 4,67% del total. La superficie de las parcelas ocupadas asciende al 7,22% de la superficie total computada.13

Cinco pueblos aparecen claramente como los más dinámicos para este uso: Albolote, Armilla, Atarfe, Maracena y Santa Fe. El caso de Albolote es especialmente significativo por la presencia en él del polígono industrial de Juncaril; de ahí que el 17,1% de las licencias que se han contabilizado en él tengan este fin. En los otros pueblos de importancia los índices oscilan entre el 5,45% de Santa Fe y el 8% de Atarfe.




La edificación para uso comercial

En esta clase de uso han quedado englobadas la construcción de naves destinadas al uso genérico de almacenes.

Después de los edificios para uso residencial, es la edificación que presenta una mayor importancia en cuanto a número de licencias y superficie afectada. De las 4.986 concesiones de licencias, 456, el 9,5%, tiene este fin. Entre los municipios con mayor número de licencias destinadas a este fin destaca Alfacar con 139, seguido de Ogíjares, Santa Fe y Atarfe. En cuanto a la superficie afectada, la comercial representa el 10,13% de la superficie total computada.

La estructura que presenta la concesión de licencias en función de los diferentes usos, coincide, en lo esencial, con la información ofrecida por el censo de locales. De los cuatro municipios del área que el censo ofrece información: Armilla, Atarfe, Maracena y Santa Fe se obtiene que entre un 38 y un 44% de los locales están destinados a actividades comerciales. En los cuatro ocupa la actividad principal. El segundo lugar, lo ocupa los locales usados por actividades industriales; los porcentajes oscilan entre el 9 y el 19%; ocupando por último, el tercer lugar, e igualmente en los cuatro municipios los edificios destinados a actividades de hostelería; estos locales representan entre el 10 y el 15%.



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Las licencias para equipamientos

Comprende este apartado las licencias concedidas para la dotación de equipamientos deportivos, educativos, sociales, recreativos, sanitarios, etc.

En cuanto al número de licencias concedidas es escaso, el 0,78%; es mayor, en cambio, el índice de superficie afectada por este uso, el 3,9%.

Los pueblos, según se desprende de esta fuente, que han realizado un mayor esfuerzo en la dotación de equipamientos serían Huétor Vega, Santa Fe, Maracena, Atarfe y La Zubia.

Por orden de importancia los equipamientos más implantados han sido los educativos, deportivos y sociales.

Tabla sobre licencias urbanísticas

Tabla VII. Licencias concedidas según diferentes usos






Repercusiones de la expansión urbana en la estructura general territorial de usos del suelo

A parte de las consecuencias que la expansión del suelo urbano ha tenido en la propia distribución de usos del suelo específicamente urbano, como acabamos de ver, esta misma expansión ha tenido una repercusión muy directa en la distribución general de usos del territorio. A partir de los datos que se contienen en las tablas IX y X, se concluye los siguientes hechos:

-El suelo urbano se ha multiplicado por más de diez; representando en la actualidad en varios municipios del área entorno al 50% de su superficie.

-Esta expansión se ha hecho a costa del suelo de aprovechamiento agrícola. De éste se han perdido más de 1.350 has.; representa en términos medios el 55% de la superficie municipal. No obstante hay municipios donde las pérdidas   —353→   han sido muy importantes tales como Alfacar, Armilla, Huétor Vega, Maracena y Ogíjares.

-En contrapartida se ha producido un ligero crecimiento del suelo ocupado por vegetación natural, aunque éste se localiza básicamente en el municipio de Alfacar.

Tabla sobre usos del suelo

Tabla VIII. Superficie de parcela ocupada según diferentes usos

-Por último, se mantienen prácticamente inalterables las superficies ocupadas por zonas húmedas, edificación dispersa y red viaria. Particularmente habría que subrayar este último dato por la influencia que tiene en la articulación territorial.

Tabla sobre usos del suelo

Tabla IX. Evolución de la distribución superficial de usos del suelo.
Fuente: Catastro de Rústica. Elaboración propia.





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Conclusiones

-Importancia de la década de los 70 en el despegue de la actividad inmobiliaria.

-Desplazamiento, con el paso del tiempo, del dinamismo constructivo desde los pueblos del interior de la Vega hacia los pueblos situados en la parte suroriental de la misma.

-Extensión de la influencia urbana al conjunto de los municipios del área, lo que ha motivado una mayor homogeneización en el tamaño de los municipios.

-Predominio de las edificaciones de uso residencial.

-Concentración espacial de determinados usos edificatorios: edificaciones agrícolas en pueblos de la Vega; edificaciones industriales y de almacenes en el norte.

-Modificación de la estructura general de usos del territorio, centrada en la expansión del suelo urbano en detrimento del suelo agrícola, frente a la práctica inmutabilidad de otros usos.




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