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ArribaAbajoAl Sepulcro de la Majestad Católica del Rey Filipo segundo

(?)


Canción




Sobre las aras del sepulcro altivo,
Donde el cadáver Regio puesto yace
De aquel segundo (César sin segundo)
Cuyo retrato nos le pinta al vivo
La prudencia, que al cielo satisface;
Mientras descansa en paz en otro mundo
Su espíritu jocundo,
Y vuelve a dar la fama, con que informa
El ser que tuvo en la mortal bajeza
Cuando se quiso honrar naturaleza
Por único milagro de su forma,
Allí mientras conforma
Los dos opuestos en la unión primera,
Levante Piras, y consagre altares,
La que vistiendo adornos militares
Es de los altos hechos pregonera,
Aquí más verdadera
Que en la patria del Dárdano perdida,
Será su voz con atención oída.

   Escriba con caracteres divinos
Viendo el helado mármol suntuoso
Deste segundo Salomón prudente
La Majestad, los hechos peregrinos,
De que el mundo quedó tan invidioso,
Porque su gloria con honor se aumente,
Y así de gente en gente,
Desde el blanco Alemán, al negro Adusto,
El Persa, el Medo, El Sita, el Parto, el Moro,
Todos veneren con igual decoro
El nombre grave de Filipe Augusto,
A quien por blasón justo
El Vicediós, Católico le llama,
La Fe estribo, la verdad su suma,
Su ser ley, la Religión su Numa,
Su bien el Reino; y como tal le aclama
Desde el cielo la Fama,
Diciendo que en grandeza a sido solo,
Porque entiendan su voz de Polo a Polo.

De los portentos que en el mundo han sido
Por famosos milagros celebrados
Ninguno (diga) que en el ser, compita
Con el simpar grandioso, que vencido
El arte de los más aventajados,
Cuya fábrica hermosa al cielo imita,
Donde no se limita
El objeto al sentido, antes le pone
Elevación con maravilla tanta,
Que en éxtasis altivo lo levanta
A contemplar mejor lo que compone:
Que es obra le propone,
Hecha de un Rey Católico, que al suelo
Quiso dejar vestigios de la gloria,
Consagrándole templo a la memoria
De un santo ilustre, que eterniza el cielo,
El que su mortal velo
Mostró ser Español tan cortesano,
Que al Protomártir dio la diestra mano.

   Ya de las siete insignes maravillas
La gloria no celebre, pues que acaba
Cuando teniendo (la que al mundo asombra)
La más suprema entre las altas sillas
Es la primera, y en fundarse octava,
Que por última el suelo así la nombra,
Mas después se renombra
Con título mayor, pues su grandeza
Al Faro, al Muro, al Mauseolo sacro,
Coloso, Piras, Templo, y Simulacro
Vence; diciendo con divina alteza,
Que es hazaña, y proeza
De un soberano Rey tan poderoso,
Que invidiando la parca su Fortuna,
Quitó de nuestros orbes la coluna
Que sustentaba el peso maquinoso,
Y en ella dio glorioso
Albergue al cuerpo, mientras vuelve el alma
Adelante parte de su heroica palma.




ArribaAbajoOctava que se dio a glosar en un certamen literario en la Compañía de Jesús de la ciudad de México, a la beatificación de S. Ignacio


Nací en Cantabria de ínclitos varones,
Seguí las armas del valor Hispano,
Trocome aquel que trueca corazones,
Hice divorcio con el mundo vano,
Pase trabajos, cárceles, prisiones,
Regalado de Dios con larga mano,
Fundé (inspirado dél) la Compañía,
Luz de la tierra, para el cielo guía.




ArribaAbajoGlosa


Cuando en Roma y su Iglesia Militante
El octavo Inocencio era el primero,
Y Federico su mayor Atlante,
Que de su nombre fue César tercero,
Y cuando a España dio Aragón triunfante
Con Fernando a Isabel un Reino entero,
Para ilustrar del orbe las naciones
Nací en Cantabria de ínclitos varones.

   Tengo por nombre Ignacio, aunque la fama
De Loyola me dio título y nombre
Llamome el mundo, porque siempre llama
A los que adquieren inmortal renombre
Sentí crecer el fuego desta llama,
Y por hacerme entre las armas hombre,
Dejé mi patria, y arrogante, y vano
Seguí las armas del valor Hispano.

   Cuando en Pamplona la francesa Trompa
Se toca contra el César Carlos Quinto
Pónese en arma la Española pompa,
Y yo en aquel confuso labirinto,
Queriendo Dios que con el mundo rompa,
Herido me sentí, y en sangre tinto,
Cual Pablo derribado entre escuadrones,
Trocome aquel que trueca corazones.

   Alcé los ojos, y mirando al cielo
Vide mi vida injusta condenada,
Mas luego los bajé, regando el suelo,
Que de un fuego de amor sentí abrasada
El alma, con que Dios pedí consuelo,
Y a su divina madre regalada,
Que inspirándome un acto soberano
Hice divorcio con el mundo vano.

   Prometí castidad, haciendo voto
De ir a Jerusalén, y este cumplido
A España me volví desnudo, y roto,
Aunque de caridad muy bien vestido,
Que fue el vestido, que de quien fui devoto:
Comenzando a estudiar fui perseguido,
Y sin aquesta, en otras ocasiones
Pasé trabajos, cárceles, prisiones.

   Cual oro en el crisol quedé acendrado,
Que en ellos la virtud se perfecciona,
Y a quien los sigue con honor andado,
Fama en la vida, y al morir corona,
De Teólogo maestro alcancé el grado,
Que la humildad por Dios se galardona,
Pues fui yo por sufrir oprobio humano,
Regalado de Dios con larga mano.

   Mas luego de aquel fuego sacrosanto
De su amor soberano, y sin segundo,
Sentí sus llamas abrasarme tanto,
Que causé dando voces por el mundo,
Al mundo asombro, y al infierno espanto,
Y como el fuego deste amor profundo
En mí (por salvar almas) tanto ardía,
Fundé inspirado dél la Compañía.

   En ella mostró Dios su omnipotencia
Yéndole a consagrar mi pobre aroma,
Y a dar a Paulo tercio la obediencia,
Siéndome en todo favorable en Roma,
Y así quiso su sacra providencia
Cuando mis causas a su cargo toma,
Fuese este fuego (con la industria mía)
Luz de la tierra, para el cielo guía.




ArribaAbajoGlosa que se dio en el mesmo certamen, en el cual fue regla que se refiriese en ella el soberano hecho que se hizo el santo Ignacio cuando se echó en el lago, por estorbar un torpe amor


No apaga el agua este fuego
De Ignacio, mas él la enciende,
Que donde quiera que prenda
Levanta su llama luego.




ArribaAbajoGlosa


Un Sol dado ha dado el cielo
De un valeroso soldado,
Porque su Sol es prestado
Mientras da la luz al suelo,
Y este para siempre es dado.
Es fuego su resplandor,
Con él da vista al más ciego,
Agua pide al pecador,
Y como el fuego es de amor
No apaga el agua este fuego.

Este fuego, y sol ha sido
Ignacio, a quien no apagó
El agua donde se echó
En caridad encendido,
Con que un pecado estorbó.
Y el que es fuente de agua viva
que el fuego de Ignacio entiende
Para que su alma reviva,
No sólo la llama aviva
De Ignacio, mas él la enciende.

Enciende en agua esta llama
Efecto del suyo vario
Por ser del fuego el contrario
Pero da Dios a quien ama
Fuerza contra su adversario.
Y así muestra aqueste amparo
con Ignacio en lo que emprende
que ser del fuego tan raro,
no se puede ver más claro
que donde quiera que prende.

Porque si deja en su forma
cuanto abrasa transformado
cualquiera fuego, el sagrado
a Ignacio, en Dios le transforma
pues que le deja abrasado.
Y crece de tal manera
Ignacio en aqueste fuego,
que va a su esfera primera,
y al ir a Dios, que es la esfera
levanta su llama luego.




ArribaAbajoVerso que se dio a glosar en un Soneto al mismo Santo

Su Guerra a sangre y fuego es paz dichosa


Soneto




A sangre, y fuego desde Adán primero
   Hizo Dios guerra al mundo por inmundo,
   Mas luego a sangre, y fuego Adán segundo
   Bajó la paz al mundo hecho un cordero.

El fuego mostró puesto en un madero
   Pues le abrasó por redimir el mundo
   La sangre en el misterio más profundo,
   Que fue de su grandeza cifra, y cero.

Así Ignacio queriendo acá en la tierra
   Llenar las almas desta paz gloriosa
   Hizo con sangre, y fuego al mundo guerra.

El fuego fue su claridad grandiosa,
   Su penitencia sangre, y cuanto encierra,
   Su guerra a sangre, y fuego es paz dichosa.




ArribaAbajoA la Cruz, y a limpia Concepción de la Virgen María nuestra Señora, en un certamen literario que hubo en la ciudad de Sevilla

Soneto




Mandó Dios al famoso Patriarca
   Para el diluvio el arca fabricase,
   Porque en madero santo se salvase
   Sobre las aguas las triunfante barca.

De otro diluvio el celestial monarca,
   Que fue de culpa, porque no os tocase,
   Quiso Virgen sagrada os escapase
   La Cruz divina de que os hizo el arca.

Después mostrando paz el arco pluvio,
   Se halló en el monte Armenio la primera,
   Libre del mal, sereno el horizonte;

Y esta que os saca de mayor diluvio,
   Porque la paz con vos al mundo diera
   Se halló encumbrada en el Calvario monte.




ArribaAbajoAl mesmo pensamiento

Soneto




Por vos Virgen la Cruz tanto se ha honrado,
   Que aunque defiende bien vuestra limpieza,
   No sé en cual de las dos hay más grandeza,
   En la que vos le dais, o ella os ha dado.

En ella Dios os libra del pecado,
   Quebrando a la serpiente la cabeza,
   Y en pago deste bien con suma alteza
   Le dais a Cristo vos; Dios encarnado.

No fuerais vos sin Cruz tan ensalzada,
   La Cruz sin vos tampoco lo estuviera,
   Mas cada cual grandeza está pagada;

Pues ambas cosas fue forzoso hubiera
   Cruz en que vos quedaseis reparada,
   Y Virgen, que hombre, y Dios para esto diera.




ArribaAbajoA la Concepción de la Virgen María nuestra Señora, y a la invención de la Cruz en el mesmo certamen


La Cruz al pecado, y vos
Quitastis Virgen la vida,
Y en Cruz, aunque concebida,
Sin culpa os redime Dios.




ArribaAbajoGlosa


Cristo que en vos encarnó
Virgen os dio tal renombre,
Que de culpa os preservó,
La corredención del hombre.
Que no sólo quiso Dios
Él solo, mas las dos
En causa tan peregrina
Sirviesen de medicina
La Cruz al pecado, y vos.

Por vos la Cruz ha alcanzado
Este título, y grandeza,
Dándole a Dios humanado,
Que la mancha del pecado
Quiso curar con limpieza.
¿Y si fuistes elegida
Para esta cura escogida
(que obró en la cruz) luego es tal?
Que al pecado original
Quitastis Virgen la vida.

La cruz publica esta gloria
Y aun sin probanza se alcanza
Que dél sacastes vitoria,
Que sois hidalga notoria,
Y no es menester probanza.
Si Cristo por la caída
A los concebidos, vida
dio en cruz, aunque no os tocó,
También a vos os la dio,
Y en cruz aunque concebida.

Que en serlo el mortal dragón,
Por hija de Adán pretende
Manchar vuestra concepción,
Mas no toma por profesión
Que Cristo en cruz la defiende
En ella murió entre nos
Por nuestra culpa, y a vos,
Porque el honor se os guardase
Y la culpa no os tocase,
Sin culpa os redime Dios.




ArribaAbajoEn la canonización de San Raimundo


Si por la raya que hicistis
En el agua sois Raimundo,
Por la llave sois segundo
Del que en el agua excedistis.




ArribaAbajoGlosa


Sobre las aguas triunfando
Sacastes enjuto el pie,
Y yendo en fe navegando,
Con el peso de la Fe
Vais las espumas rayando.
Y como tan firme fuistis
Tanto con Dios merecistis
que el mundo a saber no alcanza
Si fue por Fe tal pribanza
Si por la raya que hicistis.

   Tal raya, y tal fe en el suelo
Grande palma, y triunfo os dan
Ella firme en mortal velo
Es acero, Dios imán,
Que os suspende desde el cielo.
Favor es, y sin segundo
que os hace su amor profundo
Pues sin más diferenciar,
Como en la tierra al pasar,
En el agua sois Raimundo.

Si el Egipcio hizo adorar
A Josef con tal grandeza
A vos en tan buen lugar
El que es del mundo cabeza
Con la llave os quiso honrar,
Tan grande lugar Raimundo
Os da, que él solo en el mundo
Porque representa a Dios,
Es primero, y luego vos,
Por la llave sois segundo.

   Casi a Pedro os igualáis
En la potestad, y mando,
Y aun vos le sobrepujáis,
Pues que por el mar sulcando
Más fe que Pedro lleváis.
Y así el áncora tendistis,
Donde subir merecistis
después desta mortal guerra
Siendo segundo en la tierra
Del que en el agua excedistis.




ArribaAbajoAl santo Ignacio en su beatificación, alabando su castidad, y el haberla dejado en herencia a su ilustre Religión

Canción




La voz de un Querubín,
A quien ilustra el Sol
(Ignacio santo) que tan cerca os da,
Oh luz de un Serafín
Me sirvan de farol,
Para que alabe (en vos) al Osaná,
Diré lo que Sabbá
Dijo de Salomón;
Pues vuestra castidad
Tuvo tal dignidad,
Que os la otorgó por soberano don
La que es madre de aquel
Que de las almas es sacro Emanuel.

   Con ella nuevo Adán
Vuestra generación
Puebla la celestial Jerusalén,
Sois su padre Abraham,
Que en la eterna Sión
Gozando estáis al que nació en Bethlén,
Y sois (Ignacio) en quien
Tienen segundo Arón
Los que en destierro están,
Y a vos siguiendo osaban
En castidad, pobreza, y religión,
Que en vuestra santa grey
Es la limpieza irrefragable ley.

   Este heroico Joyel
De la casta afición,
Heredando de vos, los vuestros van,
Sois otro Ezequiel
Con los hijos de Amón,
Pues tanto bien (por este don) os dan,
Alabeos un San Juan,
Que de tan gran varón
Un ángel muy sutil,
Y no mi pluma vil
A de alabar el casto corazón
Que de mil almas fue
(Para salvarlas) Arca de Noé.

   Si sois casto Jacob,
Penitente David,
En guardar religión Melchisedech,
En la paciencia de Job,
Contra el dominio Cid,
En pobreza del alma justo Ilech,
En grandeza Lamech,
En socorro Abacuch,
En defensa Sidrac,
En obediencia Ifac,
En predicar Daniel contra Nabuch,
Que mucho insigne Loth
Acompañéis al santo Sabbaoth.

   Canción sirve de alfombra a un gran Joseph,
Tendrás como a Japheth
En arca del que ilustra a Nazareth.




ArribaAbajoA la descensión de la Virgen nuestra Señora a la Iglesia de Toledo, y el favor que hizo en ella al glorioso Ilefonso

Canción




A la Imperial Toledo
(Ciudad antigua, noble, y celebrada,
A quien el Tajo alegre, y deleitoso
Con bizarro denuedo
Besa los pies, dejando aljofarada
La vega, por quien es más venturoso,
De sus asiento glorioso
La Emperatriz sagrada
El trono deja en tanto,
Que a honrar un Pastor santo)
Baja de luz, y de beldad cercada,
Trayendo (acompañada
De divinos tesoros)
Los cortesanos de los nueve coros.

   Del sacro Paraíso
Abren las puertas las deidades bellas,
Y entonando la música suave
Dan a la tierra aviso,
Que la que en Patmos Juan de doce estrellas
Vio coronada (como a Fénix ave)
Viene con pompa grave
(Al son de su armonía)
Al toledano templo,
Donde con grande ejemplo
Está Ilefonso celebrando el día,
En que con alegría
Solemniza triunfante
Su expectación, la iglesia militante.

   Ya del Impíreo cielo
La Reina deja al tálamo, y al punto
Se apercibe de angélicas deidades
Para bajar al suelo,
Un escuadrón que le acompaña junto
Con todas las supremas majestades,
Tronos, Potestades,
Virtudes, Principados,
Aquí los Querubines,
Y sacros serafines
Forman un trono, donde van postrados,
Absortos, y admirados
De ver tan gran Señora
Ante Ilefonso, que a su Reina adora.
De tela cambiante,
En cuya hechura el cielo se desvela
Una ropa (entre cándida hermosura)
Muestra Zafir, Diamante,
Que a sus bordados sirve de entretela:
Está la Virgen soberana, y pura,
Pone por vestidura
(símbolo de limpieza)
Al Pastor consagrado,
Que da gloria ilustrado,
Absorto se suspende en tanta alteza,
Que adornar de pureza
La Virgen hoy pretende
Al que la suya con valor defiende.

   Nunca también vestida
De resplandor se vio la blanca Aurora,
Apareciendo hermosa, y transparente,
Ni muestran guarnecida
Los altos montes que matiza, y dora
Tan agradable la empinada frente,
Ni en el rosado Oriente
En su plaustro encumbrado
El que es alma del mundo
Tan bello, y rubicundo,
Apareció de claridad cercado
Como queda endiosado
El santo, a quien vestía
Su resplandor el Alba de María.

   No tan de antorchas llena
La orbicular celeste compostura
(Con proporción debida a su alto asiento
En la noche serena)
Se mostró, campeando su hermosura
En plazas del octavo firmamento,
Ni el voraz elemento
Mostró en matiz distinto,
Crisólito, Jacinto,
Rubí, Topacio, Jaspe, y Cornerina,
Tan rara, y peregrina
Como la muestra agora
Del Sol de Cristo la divina Aurora.

   Jamás la Primera
En el lucido Abril (de varias flores)
Vistió tan bello el campo, donde flora
Coger el fruto espera,
Excediendo a Pancaya en sus olores,
Ni por el bien dichoso que atesora
Se mostró tan señora
Cuando más la hermosea
(con floridos tapices
De diversos matices)
La generosa copia de Amaltea,
Cual hace que se vea
El Pastor Toledano
Cuando goza de un bien tan soberano.

   Y tú ciudad dichosa
Que dél también gozaste (en siglos de oro)
Blasona de tu honor la sacra Empresa,
Pues quedas más grandiosa
Por haberte venido este tesoro,
Que por gozar de tu imperial nobleza,
Con esta (a tu grandeza
Cuando de luz te baña)
El non Plus ultra escribe,
Pues tal honra recibe
Con el divino bien que te acompaña,
Que en la Oriental España
Haces, que de tu gloria
Eternos siglos dure la memoria.

Laus Deo.




ArribaCántico a la limpia Concepción de la Virgen María nuestra Señora

(?)




Salió el Iris de paz girando el mundo
Cuando está su región más alterada
Bajó Orión con su furiosa espada
A lo más escondido del profundo,
Muestrose el cielo hermoso, y rubicundo
En medio de la noche más turbada,
En que (por orden de Astaroth perverso)
Quedó en tinieblas todo el universo.

   Pretende deshacer de la tormenta
El Sol divino la mayor pujanza,
Y descubriendo el rostro la bonanza
En trono, y majestad con él se asienta,
De entre Sila, y Caribdis salió exenta
La nube, que con próspera esperanza
Trujo a los puertos del humano suelo
El pan divino que bajó del Cielo.

   Esta sois vos (oh celestial María)
Que en la tormenta general causada,
Por la primera mujer (que fue engañada)
Salís, con tanta gracia, y bizarría
Libro del mal, pues serenando el día
La luz (con que quedastes ilustrada)
Os preservó de la primera culpa,
Que por Adán a todo el mundo culpa.

   Mas como (oh Virgen) en tanta corta suma
Podré cifrar materia tan subida
Si (en ella) no es por vos favorecida
Mi ronca voz, que vuestra alteza suma,
Moved mis labios, gobernad mi pluma,
Y pues del mesmo Sol estáis vestida,
(Para que diga el alma lo que siente)
Tóqueme de su luz un rayo ardiente.

   Formó aquella inefable providencia
Un alma peregrina en hermosura,
Para que honrase la mejor criatura
De cuantas tienen racional esencia,
En ella mostró Dios su omnipotencia,
Sacándola tan bella, limpia y pura,
Que el borrón de l culpa no es bastante
A poderla manchar, ni a un instante.

   Que aunque es hija de Adán, por quien pretende
(Como en todos) hacer su fuerte en ella,
La culpa se quedó suspensa en huella,
Porque su entrada el mesmo Dios defiende,
Tanto favor del cielo le deciende,
Que en ella sus grandezas cifra, y sella,
Para que sola lleve el triunfo, y palma
Desde el instante que le infunde el alma.

   Fue por supremo modo redimida
Por el divino Autor de su limpieza,
Quebró de la serpiente la cabeza,
Para ser sin pecado concebida,
Y antes que diese la primer caída
Previno el brazo fuerte con destreza,
Y mostrando (entonces) cortesano,
Porque no caiga, Dios le da la mano.

   Esta fue redención preservativa,
De mayor excelencia, y más preciada,
Siendo del captiverio libertada,
Antes que (en él) con los demás se escriba,
Que es bien mayor, que no después captiva
Quedar, por aquel modo rescatada,
Con que lo fuimos los demás nacidos
En la primera culpa concebidos.

   Mayor grandeza, y más poder sería
Estar uno de un Rey favorecido,
Si antes de haber el daño recibido
En salvo, y en seguro le ponía,
Pues desta suerte, Dios a su María
Del primer captiverio ha redimido,
Antes que diga el pérfido Asmodeo
Que fue suya un instante por trofeo.

   Que lo fuera muy grande, y esto obliga
A convencer a quien dudoso ha estado,
Pues si por culpa nace enemistado
Con Dios el hombre, ¿quién habrá que diga
Que la Madre del Hijo fue enemiga?
Que fuera fuerza, habiéndole tocado,
Antes si Adán con ella al mundo culpa,
Ella sin ella a todos nos disculpa.

   Y quien de aquesta cándida Azucena
El misterio dejó más declarado,
Es el Ángel Gabriel, cuando enviado
(Del mesmo Dios) le dice, Gratia plena,
Porque en decir que fue de gracia llena,
Es decir, que jamás tuvo pecado,
Y prueba con más fuerza nuestro intento
La fuerza del vocablo el argumento.

   Superlativo el verbo entonces queda,
(Que es el grado mayor que dar se puede)
Pues nadie le compara, ni le excede,
Y en plenitud no hay más que dar se pueda
Fuerza es que la mayor se me conceda,
Y concedida, al punto se concede,
Que en sumo modo el Ángel no le hablara
Si algo de aqueste grado le faltara.

   No podemos negar que sin misterio
Esta palabra plena le dijese,
Antes decir que es fuerza concurriese
La trina Majestad del sacro Imperio,
Y fue de grande esencia, y ministerio,
Para que su limpieza se entendiese,
Pues es decirle en esto, que tenía
Cuanto de gracia en ella haber podía.

   Ya del superlativo se declara,
Que es lo sumo a que más puede llegarse,
Si en este grado está (para ensalzarse)
De gracia llena, la razón es clara,
Que si en pecado original tocara,
Por no tocar, pudiera mas loarse,
Y si esto más entonces no alcanzara,
A tan supremo grado no llegara.

   Que si pudiendo Dios (como no dudo)
Preservarla de culpa no lo hiciera,
En tan supremo estado no estuviera,
Pues le faltaba lo que darle pudo,
Gabriel deste argumento es fuerte escudo,
Pues él plena le dijo de manera,
Que se entendiese que llegó al extremo
Del grado más subido, y más supremo.

   Y la razón, más grave, fuerte, y rara,
Que esta razón se ve más amparase,
Es el no haber razón que declarase
Esta opinión por evidente, y clara,
Que si un pintor un Ángel retratara,
Sin que con nombre de Ángel le nombrase,
Claro está, que cualquiera que le viera,
Por la pintura del Ángel conociera.

   Así el que viere de la luz vestida,
De virtudes, y altezas tan extrañas
A la que tuvo a Dios en sus entrañas
Verá que el pecado fue eximida,
Y por cosa notoria, y conocida,
(como lo suelen ser hechos, y hazañas)
No nos declara aquesto la escritura,
Que callando lo dice su pintura.

   Demás que la hidalguía que es notoria
De antigua casa, nombre, y sangre, y lustre,
Sin probanza se tiene por ilustre,
Y esta es la más honrada ejecutoria,
Que la notoriedad da mayor gloria,
Y por ella María es bien se ilustre,
Pues no hay probanza que más bien le cuadre
Que el ser notorio que de Dios es Madre.

   Si aqueste es el blasón que los más buenos
Tienen por más honrado en su nobleza
El que a la Virgen dio naturaleza,
(Por quien quedamos de riquezas llenos)
Pudiendo hacer lo más, no haría lo menos,
Pues la subió a la cumbre de la alteza,
Que más se pudo subir pura criatura,
Siendo Madre de Dios por ser tan pura.

   Con esto ganó el sacro privilegio
De ser emperatriz del alto coro
Salió cual sale del crisol el oro
Para sentarse sola en folio regio,
Venciendo de Luzbel el sacrilegio,
Porque en el mundo con igual decoro
Refieran (celebrando el santo día)
Que fue sin culpa original María.

   Vos sacra Reina (que con tal mejora
Del gran Sol de justicia en mortal velo,
Para remedio universal del suelo)
Fuistes divina, y soberana Aurora,
Mi humilde estilo perdonad Señora,
Y en los estados que pisáis del Cielo,
Donde sois protectora, y abogada
Favor os pido al fin de la jornada.





Soli Deo honor, et gloria, et omnia sub corectione sanctissime M. Eclesiæ.

Con licencia:

En Sevilla; Por Fernando Rey.

Año 1617.