Jornada segunda |
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Descúbrese CARLOS en su tienda.
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CARLOS | Aquí
en mi tienda, aquí en esta ribera | | a donde todo el
año es primavera, | | y adonde aquella fuente bulliciosa
| | busca el mar cristalina mariposa; | | ahora, que la antorcha
más luciente | | se ha apagado en las aguas de Occidente,
| | y el lucero de Venus, diosa bella, | | el cielo va encendiendo
estrella a estrella; | | ahora, que la tierra se ha enlutado,
| | que el sol , planeta ardiente , se ha mareado | | en los
golfos mayores, | | y hasta que vuelve en sí todo es
horrores; | | ahora, que la rosa | | está acostada en
su capilla hermosa, | | y sumiller la Aurora, por divina | |
le corre a la mañana la cortina; | | ahora, pues, que
todos mis soldados | | al sueño se han rendido de cansados,
| | con devoción y con piadoso celo | | quiero dar este
rato al claro cielo. | | Carlos habla con vos, Cordero afable;
| | dadle auxilios a Carlos, porque os hable; | | hoy prevengo
a mi brazo aquesta gloria, | | y la honra vuestra está
en esta victoria; | | y aunque la fe no puede, no, vencerse,
| | puede al menos, Señor, oscurecerse. | | ¡Ay, triste
de mí! ¡Ay, triste, | | que en mi gobierno vuestro honor
consiste! | | Mi ejército, Señor, está
sin paga, | | porque se satisfaga | | socorrerle primero, | | pues
vos sois mi seguro tesorero. | | Si en el cielo divino a vuestro
lado | | se amotinó vuestro mayor soldado | | siendo espíritu
puro, | | ¿qué hará, pues, el soldado mal seguro
| | en aquesta aspereza, | | expuesto a la desdicha y la flaqueza?
| | El dinero de España no ha venido, | | el cerco por
instantes ha crecido, | | y mi ejército crece; | | y aunque
Carlos, Señor, no lo merece, | | merézcalo el
que llega satisfecho | | a poner a la muerte el frágil
pecho | | por la fe solamente, | | mucho más de cristiano
que valiente; | | socorro a mis soldados, Cristo mío,
| | vos le daréis, Señor, de vos lo fio; | | muera
el soldado de la herida fiera | | y de mal socorrido no se
muera. | | Ya hay socorro, soldados , Dios le ha dado, | | ya
ha llegado el socorro. |
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Salen EL DUQUE, BUSCARUIDO
y MARI BERNARDO.
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CARLOS | Duque de Alba, ¿qué decís?
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DUQUE | Generoso, invicto Carlos, | | monarca de dos imperios
| | y de dos esferas rayo, | | vuestro ejército valiente
| | sobre la falda albergado | | de esa ciudad, cuyos muros | | de incontrastable peñasco | | tanto suben, que embarazan
| | la región del aire vago; | | viéndose sin paga
ayer, | | por instantes esperando | | la ruina de la hambre | | y de la sed el estrago, | | a voces piden socorro; | | pero
no se amotinaron, | | que os deben mucha obediencia | | los que
son vuestros soldados. | | El socorro, o la batalla | | pedían,
que puesto caso | | que el bastimento les falte, | | de hambrientos
o encarnizados | | quieren hacer alimento | | de corazones contrarios.
| | Dar la batalla, señor, | | era arruinar los Estados,
| | que vos no buscáis al turco, | | antes bien sois el
buscado. | | En fin, aquel sustituto | | de Dios, que al cetro
romano | | rige, preside y gobierna | | con auxilios soberanos,
| | envió a Hipólito de Médicis, | | su
sobrino , cuyos años | | parecen los del consejo | | sin
llegar a veinte y cuatro; | | trae el dinero del Papa, | | y
trae ocho mil caballos | | que a su costa ha de ocupar; | | y
por estandarte un sacro | | dibujo de Cristo muerto, | | por
cuyo abierto costado | | viene a dar en sangre suya | | socorros
más necesarios. | | Gallardo es el cardenal, | | estas
cartas me ha entregado | | del Pontífice, su tío;
| | el sobrescrito es a Carlos, | | la piedad es como suya, | | el celo, como esperamos: | | de muy valiente el ardor | | y
el brío de gran soldado. | |
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CARLOS | Dadme esas cartas
al punto: | | ¡Con qué contento las abro! | | (Lee.) | «A
Carlos Quinto, por la gracia de Dios, Emperador de Alemania,
mi obediente hijo, salud.» | El título de mis reinos
| | juzgo que se le ha olvidado; | | mas si me llamó obediente
| | y su hijo me ha nombrado, | | ser obediente es más
cetro, | | ser su hijo blasón más alto. | | (Lee.) | «Para
ayudar a V. M. en tan justa guerra, envío a mi sobrino
Hipólito de Médicis, con ocho mil caballos
que a su costa servirán. De limosna he juntado entre
mis eclesiásticos un millón que lleva; espero
en Dios que triunfará V. M. de sus enemigos, y a mí
me perdonará no poderle ayudar con más gente.
Dios guarde a V. M. para cimiento de nuestra fe católica.-
Clemente.» | ¡Oh, cómo se echa de ver | | que ordena
Dios este caso, | | pues con su mayor amigo | | me socorre mis
trabajos! | | Si con Dios Clemente priva, | | es evidente y es
claro | | que lo que el Rey no quisiera, | | no ejecutara el
privado. | | Duque de Alba, ¿cómo haremos | | para que
sepa el contrario | | que tengo dineros ya? | |
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DUQUE | El dinero
es gran soldado. | |
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CARLOS | Ahora que ya le tengo | | el cielo
llueva africanos, | | y de genízaros fuertes | | se cubran
montes y prados. | | A mí me importara ahora | | saber
el intento extraño | | de Solimán en el cerco;
| | si ahora hubiera un soldado | | que aquí me trajera
un turco | | me hiciera un grande agasajo. | |
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BUSCARUIDO | Aquí
Buscaruido está, | | el que sólo anda buscando
| | el ruido de hacer un hecho | | más que una nariz sonado.
| | Yo traeré el turco y los turcos | | que se hallaren
más despacio | | para que yo les obligue | | a que vengan
a obligaros, | | traeré la casa de Meca, | | todo el linaje
otomano, | | y el zancarrón de Mahoma | | para echársele
a tus galgos. | | Traeré... |
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MARI BERNARDO | Tente
Buscaruido; | | señor, si yo no le traigo, | | es señal
que no habrá turcos | | en todo el campo contrario.
| | Yo traeré el turco primero | | que me hallare más
a mano, | | y traeré, si no lo encuentro, | | turco que
aún no esté engendrado: | | traeré al
mismo Solimán. | |
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BUSCARUIDO | El Solimán he pensado
| | que para tu mala cara | | no te ha de hacer mucho daño.
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CARLOS | A vos,
soldado, os encargo, | | que traigáis aqueste turco.
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BUSCARUIDO | El demonio me ha engañado; | | con condición,
que no ha de ir | | conmigo Mari Bernardo. | |
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MARI BERNARDO | Ireme por otro lado, | | pues aunque con él no vaya, | | lo mismo que él
hace, hago. | |
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MARI BERNARDO |
Yo
me voy; | | ¿pero se ha de ir el bellaco | | sin que yo vaya
con él? | |
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BUSCARUIDO | ¡Que el cielo me haya librado
| | de aqueste demonio a latere! | |
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MARI BERNARDO | ¡Que lo
haya mandado Carlos! | |
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MARI BERNARDO | Esta vez no le acompaño; | | mas
yo le acompañaré | | todo lo que ahora falto.
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Salen EL REY y EL MARQUÉS.
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CARLOS | Hermano,
| | ¿qué queréis, Fernando amigo? | | ¿Qué
es esto, marqués del Basto? | |
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REY | Señor, que
Abraimo, turco, | | de paz al campo ha llegado; | | dice que
te quiere hablar. | |
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CARLOS | Decid que entre, y vos sentaos.
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MARQUÉS | Llegad, valiente Abrairno, | | a hablar con
el Quinto Carlos. | |
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Sale ABRAIMO.
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ABRAIMO |
Guárdele Alá, Carlos Quinto, | | monarca de cuyo
aplauso | | el correo de los tiempos | | lleva la nueva a los
años. | | (Turbado el pecho le miro. | | ¡Qué severo!
¡Qué gallardo!) | | Señor (con temor estoy),
| | señor (venía este caso | | para que la lengua
turbe, | | y el valor sufra embarazos), | | perdonareisme, señor,
| | en lance tan temerario | | la licencia de afligido | | por
la obediencia de enviado. | | Del gran turco, Solimán,
| | aqueste papel os traigo. | |
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CARLOS | ¡Para un papel, tan confuso!
| | ¡Para un papel, tan turbado! | | Dadme el papel. |
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ABRAIMO |
Y
la vida | | a vuestras manos consagro. | |
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CARLOS | (Ap. | Algún
secreto misterio | | este papel ha encerrado; | | el corazón
en el pecho | | de cólera me da saltos. | | ¡Turbarse
el turco al traerle! | | ¡Avisarme que es vasallo! | | ¿Si algún
veneno cruel | | me envía en él disfrazado? | | ¿Abrirele? Pero no, | | porque desta dada salgo | | con dársele
a que le lea | | el mismo que me le ha dado. | | ¿Mas yo he de
tener temor? | | Yo me resuelvo, y le abro: | | ábrole
en nombre de Dios | | a quien mis hechos consagro.) | | (Lee.) | «Yo
he venido de Constantinopla a Viena, a entregar este reino
a Juan Sepusio; y hechas las reseñas, le llevo a V.
M. cuatrocientos mil hombres de ventaja ; no quiero que se
cuente el exceso con la victoria, sino mi valor en mi atrevimiento;
esta batalla se remita a dos emperadores: el uno será
Carlos Quinto, y yo, Solimán; espero a V. M. en el
arroyo que divide los dos ejércitos, mañana
a las diez, solo, sin más armas defensivas que una
rodela, ni más ofensivas que una espada. -Solimán,
emperador de Constantinopla.» | ¡Grande es su valor, por
Dios! | | Confieso que me he admirado. | | Fernando, ¿qué
os ha turbado? | | ¿Y qué os ha turbado a vos? | | Esperad,
pues, allá fuera | | que ya la respuesta escribo. | |
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ABRAIMO |
Yo he entrado en la tienda vivo, | | y muerto salir quisiera.
| | (Vase.) |
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CARLOS | Ya sé lo qué he de hacer yo, | | y aunque
sé lo qué he de hacer, | | de vos procuro saber
| | si debo salir o no; | | de vuestro consejo fío | | la
experiencia de maestro, | | para ver si con el vuestro | | conviene
el consejo mío. | |
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REY | Mi sentimiento diré, | | pues cuando yo os lo declare | | si el consejo no acertare
| | por lo menos le daré. | | No me ciega la pasión
| | ni el temor me reconviene, | | y digo que no conviene | | salir
por esta razón. | | En este encuentro he pensado | | que
por cobrar honra y fama | | Juan Sepusio es quien me llama,
| | y yo soy el provocado. | | Y sus soldados dirán, | | pues en el campo se halla, | | que para dar la batalla | | le
apadrina Solimán. | | Y aún por su respeto, aquí,
| | sin que el discurso me engañe, | | porque trae quien
le acompañe | | vos me acompañáis a mí.
| | ¿Pues dónde vieron los siglos | | aun en batallas
mayores, | | que riñan los valedores, | | y no riñan
los validos? | | Por declarado enemigo | | al campo le desafié;
| | pero cuando le llamé | | no quiso salir conmigo. | | Si él, cobarde, aunque cruel, | | en la ira se ha templado
| | aquel que viene a su lado | | no debe reñir por él;
| | que a su opinión satisface | | en no quererlo emprender,
| | que el padrino debe hacer | | lo mismo que el duelista hace.
| | Luego tengo averiguado | | que el padrino en su lugar, | |
ni puede desafiar | | ni salir desafiado. | | Y no es discurso
importuno | | el que llego a distinguir, | | que los cuatro han
de reñir | | o no ha de reñir ninguno. | | Y así
mi razón previno | | (o será mengua su fama)
| | que pues no riñe el que llama | | no ha de reñir
el padrino. | |
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CARLOS | Cuando aquel que os ha llamado | | es cobarde
o desigual, | | viene a ser el principal | | el mismo que ha
apadrinado; | | y no me toca atender | | si él es su padrino
o no, | | que a mí me desafió | | es lo que importa
saber. | |
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CARLOS | Vos
proseguid. | | Marqués, esto no me agrada; | | colérica
con mi espada | | está mi razón. |
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MARQUÉS |
Oid:
| | no salga tu majestad, | | que éste es el consejo mío;
| | pues para haber desafío | | ha de haber seguridad.
| | De un rey que fuera cristiano | | sólo se puede tener;
| | ¿pues cómo la puede haber | | de un rey injusto y
tirano? | | Y de un tirano, pensad, | | que será en toda
opinión | | más segura la traición | | que
segura la lealtad. | |
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CARLOS | Marqués, no me persuade
| | vuestro nuevo pensamiento: | | la fe da merecimiento, | | pero
nobleza no añade. | | ¿Qué importa, pues, que
haya sido | | cruel, alarbe y tirano? | | No porque no sea cristiano
| | deja de ser bien nacido. | | Y esa sentencia no allana, | | que el salir es justa ley, | | pues yo riño con un
rey | | que es de la casa Otomana; | | y en ley de duda, en razón,
| | que debo más, reparad, | | inclinarme a la lealtad
| | que advertirme a la traición. | |
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DUQUE | ¡Qué
resuelvo! Yo prosigo. | |
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DUQUE | La
causa digo. | | Si porque el turco muriera | | cuerpo a cuerpo
y cara a cara | | esta guerra se acabara, | | yo diría
que saliera; | | pero el intento se yerra, | | Carlos, cuando
os resolvéis, | | que apenas le matareis | | cuando empezará
otra guerra. | | ¿Y en tan extraña mudanza, | | quién
nueva batalla duda? | | Pues lo que ahora es ayuda | | entonces
será venganza. | | Y con diferente ley | | peleará
cualquier soldado: | | si lo hace de un rey llamado, | | ¿qué
hará por su propio rey? | | Y demos que él os
dé muerte, | | que esto del vencer, señor, | |
no está en manos del valor, | | sino en manos de la
suerte; | | muerto vos, imaginad | | los soldados afligidos,
| | vuestros reinos destruidos, | | perdida la Cristiandad. | | Con quinientos mil soldados, | | y vencedor Solimán,
| | sus escuadras ya serán | | ruina de vuestros Estados.
| | De manera, que el vencer | | antes sirve de irritar; | | luego
no hay que aventurar | | cuando es seguro el poder. | | Y el
Marqués no dice mal | | de la traición, que en
rigor | | cuando es Solimán traidor | | es con su sangre
leal. | | Porque en él no es vituperio, | | antes añade
opinión, | | aunque sea con traición | | querer
ganar un imperio. | | Reñir con hombre tirano, | | donde
hay tanto que perder, | | eso viene a ser romper | | por las
leyes de cristiano. | | Esto se debe mirar, | | y no pensar que
es temer | | que a vos no os tocó el vencer, | | sino
sólo el conservar. | | Y en este parecer mío
| | el duelo del mundo halla | | que en dándoles la batalla
| | cumplís con el desafío. | |
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CARLOS | Otro mi discurso
es, | | y cuando al vuestro me dejo, | | haréis cerrado
el consejo | | y es todo el caso al revés. | | Si con
aciertos airados | | doy la muerte a Solimán, | | en muriendo
el capitán | | se acobardan los soldados, | | como sin
cabeza están. | | Mas mis soldados, advierto, | | que
antes siendo yo el muerto, | | más animosos serán.
| | Y es la razón, que como él | | no es en los
casos piadoso | | y aunque es siempre valeroso, | | es siempre
airado y cruel; | | matándole, discurrir | | bien, que
de arriba lo arguyo, | | que por él el campo suyo | |
no querrá ser contra mí. | | Mas si él
la muerte me diera, | | como soy yo tan amado | | por mí,
cualquiera soldado | | por su ejército rompiera. | | Luego
con razón confío | | deste riesgo que se espera
| | que su ejército no hiciera | | lo que un soldado si
es mío. | |
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REY | ¿Señor, y la Cristiandad, | | cómo
quedará sin vos? | |
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DUQUE | Mirad,
| | que pudiera ser traidor | | Solimán, y este desvelo...
| |
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CARLOS | Quien llega a tener recelo, | | ya llega a tener temor.
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REY | Mirar lo que importa aquí, | | viene a ser mayor
hazaña. | |
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CARLOS | Si no salgo a la campaña, | | ¿qué dirá el mundo de mí? | |
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CARLOS | Y valiente Solimán. | | Y si salgo, ¿qué dirán? | |
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REY | Que anduvisteis
arrojado. | |
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CARLOS | ¿En fin, él será valiente,
| | y yo prudente contrario? | | Pues quiero ser temerario, | | y no quiero ser prudente. | |
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REY | Nuevo riesgo le previene.
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CARLOS | En fin, ¿qué
decís los tres? | |
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LOS TRES | Todos tres, que no conviene.
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CARLOS | Escuchad,
| | y atended a lo que digo: | | vos sois mi mayor amigo. | |
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CARLOS | A un consejo más sucinto,
| | desde un parecer os paso: | | ¿qué hicierais en este
caso | | si vos fuerais Carlos Quinto? | |
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DUQUE | Si he de decir
lo que hiciera... | |
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CARLOS | Hablad, ¿qué os hiela? ¿Qué
os para? | |
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DUQUE | Si Carlos Quinto me hallara | | yo, vive Dios,
que saliera. | |
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CARLOS | Todos tres me aconsejáis | | haciendo
a mi amor la salva; | | ¿masqué dice el duque de Alba?
| |
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DUQUE | El Duque, que no salgáis; | | aqueste es mi parecer.
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CARLOS | ¡Oh, cómo es prudente el viejo! | | Nadie me
dé más consejo, | | que yo sé lo que he
de hacer. | | A ese turco me llamad; | | el celo a todos estimo.
| | Llamad al turco. |
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Sale ABRAIMO.
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MARQUÉS |
Abraimo,
| | llegad a su majestad. | |
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CARLOS | Yo le respondo al papel,
| | (Escribe CARLOS.) | Abraimo; el rey de España
| | no ha de salir a campaña | | con un enemigo infiel.
| | En un renglón solamente | | verá lo que he
respondido, | | por valiente le he tenido, | | mas nunca por
tan valiente; | | que es gallardo le decid, | | y que le estoy
admirando; | | venid conmigo, Fernando; | | vos, duque de Alba,
venid, | | llevaréis este papel | | (hablando está
el corazón); | | toda mi resolución | | verá
Solimán en él. | | Ahora mi labio calla | | en
tan contrarios extremos, | | decid que allá nos veremos
| | cuando me dé la batalla. | |
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(Vanse.)
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Sale BUSCARUIDO
de turco.
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BUSCARUIDO | Saltando de peña en
peña, | | como otros de rama en rama, | | a caza vengo
de turcos, | | y vengo a muy linda caza. | | Pero soy gallego
rancio | | y he de cumplir mi palabra, | | y en materia de cumplir
| | nadie me lleva ventaja, | | que honrado soy, y gallego, | | y a no tener tantas faltas, | | jurar falso en muchos pleitos,
| | y dejar limpia una casa, | | no ver cosa que sea buena | |
que no me parezca mala, | | y frente de mi Señor | | murmurar
a las espaldas, | | no hubiera tal Buscaruido | | en las gallegas
montañas. | | Y dejando los gallegos | | y volviendo a
nuestra traza, | | yo vengo a pescar un turco; | | pero de muy
buena gana | | tomara que fuera un pez, | | y con el anzuelo
o caña | | me estuviera erre que erre, | | una, dos o
tres semanas | | a ver si pica o no pica | | con flema de hombre
que paga | | si ejecutarle no pueden; | | y cuando mucho sacara,
| | pensando que saca el pez | | una rana que pescaba. | | Este
es el campo contrario; | | quien no me ve con mi daga | | pensará
que soy gallina, | | pero por Dios que acertara. | | Si yo fuera
tan dichoso | | que un turco cortés me hallara | | que
se viniera conmigo | | pian, pian, a las plantas | | de Carlos,
que el ser cortés | | ninguno se lo culpara, | | vaya;
pero venir yo | | con mis manos muy lavadas | | a buscar un turco
abad, | | con cerviguillo de a vara, | | o con bigote de jeme
| | o una hoja corcovada, | | vive Dios que es fuerte caso; | | ¿qué haya en el mundo, qué haya | | quien venga
a pesca de turcos? | | Pero veamos, ¿qué falta, | | para
que este turco lleve? | | Que él venga de buena data,
| | tener yo mucho valor, | | y el turco ser una mandria, | | todo
aquesto puede ser. | | Si no me engaño, en las ramas
| | siento ruido, turco pica. | | ¡Ay de la hora menguada | | en
que el hombre busca cosa | | que no quisiera encontrarla! | |
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Sale MARI BERNARDO de turco.
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MARI BERNARDO |
En traje de turco ahora | | vengo al campo disfrazada; | | a
Buscaruido mandaron | | que saliese a la campaña | | a
buscar un turco, y yo | | de envidia, de enojo y rabia, | | por
otra parte he venido | | a ver si un turquillo hallara | | moderado,
para hacer | | eterno mi nombre y fama. | | Él se fue
solo a buscarle, | | y ya que con él no vaya, | | pues
hago lo mismo que él, | | no viene a ser de importancia.
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BUSCARUIDO | Vive Dios, que es un turcazo, | | y aunque es la
noche cerrada, | | se le divisa el bigote. | |
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MARI BERNARDO |
Yo ando en gentil andanza; | | un turco diviso allí,
| | yo quiero sacar la espada. | | ¿Quién va? |
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BUSCARUIDO |
¡Qué
voz tan cruel! | | Este turco tiene traza | | de hacerme pastel
en bote | | a menudas cuchilladas. | | Ánimo, pues, Buscaruido,
| | yo quiero engordar la habla | | así pudiera la bolsa
| | y echarte a tiento una braga. | | Al punto el turco me entregue
| | el almaizar, y la espada, | | o le arrojaré tan alto
| | que cuando en la tierra caiga | | las monedas con que baje
| | no han de pasar en la plaza. | |
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MARI BERNARDO | (Ap.) | Vive Dios que es Buscaruido; | | él ha caído
en la trampa, | | una burla le he de hacer | | pues que la noche
me ampara. | |
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BUSCARUIDO | (Ap.) | Parece gallina el turco, | | pues que no me habla palabra; | | ¿no me responde el podenco?
| | ¿Cómo el perro no me habla? | |
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MARI BERNARDO |
Atar, sonior. (Ap. Bueno va, | | Buscaruido, que te clavas.)
| |
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BUSCARUIDO | (Ap. | Vive Dios, que dice que ate.) | | La espada
ponga a mis plantas. | |
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MARI BERNARDO | Toma el cuchillar,
sonior. | |
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MARI BERNARDO |
No tener; atar, sonior; | | (Ap. | Rabio por estar atada.) | |
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BUSCARUIDO | Y como que le ataré: | | ¿de qué se cubre la
cara? | | ¿Hasta un turco tiene honra? | | Ponga esas manos cruzadas;
| | vive Dios que ya las pone. | |
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BUSCARUIDO | Ya
le atan. | | (Ap. | Señor cosas me suceden, | | que el diablo
no las pensara. | | ¿Qué haya persona en el mundo, | | que sea pescador de caña | | y no ande a caza de turcos?
| | Vive Dios, que yo pensaba | | que eran los turcos de carne,
| | pero este turco es de masa.) | |
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MARI BERNARDO | (Ap.) | Por ir con él donde va, | | no tengo de hablar palabra,
| | y en ir con él voy contenta. | |
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BUSCARUIDO | ¿El perro,
de qué regaña? | | ¿Quiere que le mate a coces,
| | o le muela a bofetadas? | | No ladre, o le... vive Cristo.
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MARI BERNARDO | (Ap.) | A fe que va bien armada. | |
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BUSCARUIDO |
(Ap. | Ahora he echado de ver, | | que cuando la Marimacha | |
a todas las cosas que iba | | por fuerza me acompañaba,
| | todo mal me sucedía, | | y tengo por cosa clara | |
que tenía mala sombra; | | la vida y honra apostara
| | que si conmigo viniera, | | no hubiera acertado en nada.)
| | Venga el alano conmigo. | |
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MARI BERNARDO | Tener las piernas
quebradas. | |
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BUSCARUIDO | Pues yo le llevaré a cuestas,
| | que cuando importa a mi fama | | soy ganapán de mi
honra. | |
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MARI BERNARDO | (Ap.) | Esto está mejor
que estaba; | | dejarme llevar a cuestas | | ha de ser cosa acertada,
| | que está una legua de aquí | | la tienda de
la campaña. | |
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BUSCARUIDO | (Ap. | A mí no me han
de alabar | | este turco y esta hazaña | | sino que le
llevo horror | | de Mari Bernardo a casa. | | ¿Turco, y
sin Mari Bernardo? | | Me parece que se carga | | adrede
el perro.) ¡Ah, mastín! | |
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MARI BERNARDO | No
podré más, | | andar, sonior. |
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BUSCARUIDO |
A
España, | | que está la mamola lejos; | | calle
su pico. |
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