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ArribaAbajoCapítulo VI

Del estado eclesiástico. Parroquias. Conventos de ambos sexos. Iglesias. Oratorios. Cementerios


Madrid se halla dividido en diez y siete parroquias, a saber: santa María, san Martín, san Ginés, el Salvador y san Nicolás, santa Cruz, san Pedro, san Andrés, san Miguel y san Justo, san Sebastián, Santiago y san Juan, san Luis, san Lorenzo, san José, san Millán, nuestra Señora del Buen-Suceso, ministerial de palacio, y el Buen-Retiro. También son parroquias las de la Florida y el Canal, extramuros.

Santa María. Esta iglesia parroquial es reputada por la más antigua, y guarda la primacía entre las de esta villa. El ayuntamiento celebra en ella sus funciones, y tiene prerrogativas64 de iglesia mayor. La época de la fundación de ella es muy dudosa, pues hay quien la hace subir al tiempo de los romanos, asegurando ser esta la primera iglesia donde se predicó el Evangelio en Madrid, y añadiendo que en siglos posteriores fue catedral, y después de canónigos reglares. Pero nada se puede afirmar, y sí sólo que, durante la dominación de los árabes, sirvió de mezquita, y fue purificada y consagrada después de la restauración por el rey don Alfonso el VI. Posteriormente,   —137→   cuando se trató por los reyes Felipe III y IV de hacerla colegiata, se sacaron las bulas para el efecto, y aun se sentó la primera piedra de la nueva iglesia en la plazuela que hay detrás de la actual, pero sólo se reparó ésta. El edificio es pequeño, y de mezquina arquitectura, y en él hay poco recomendable en materia de bellas artes, pero se venera la sagrada imagen de nuestra señora de la Almudena, patrona de Madrid, y uno de los principales objetos de su devoción. Dícese que esta sagrada imagen fue escondida por los cristianos en un cubo de la muralla, donde estuvo oculta durante la dominación de los árabes, hasta que se la encontró milagrosamente en el mismo año de la conquista. El nombre de la Almudena parece venir de haberla hallado al lado de una albóndiga, a que los moros en su lengua llamaban almuden. El distrito de esta parroquia, como el de las demás antiguas de Madrid, es muy reducido, por haber permanecido el mismo, mientras que las modernas han recibido aumento con el ensanche de la población. Esta parroquia está situada en la plazuela de los Consejos.

San Martín. Esta parroquia es al mismo tiempo monasterio de Benitos, y su fundación se dice anterior a la época de los árabes, pero en este tiempo estaba fuera del recinto de Madrid, y sólo fue incluida en él después de la conquista; habiendo contribuido notablemente al ensanche de la población el privilegio concedido a este monasterio por el rey don Alonso VII para poblar el barrio de san Martín, de donde le viene su parroquialidad, la más extensa de Madrid, tanto que comprende 105 calles, y 2300 casas. El convento es vasto, y la iglesia fue destruida   —138→   en tiempo de la invasión de los franceses, desapareciendo muchas preciosidades que contenta en materia de pintura y escultura, y los sepulcros de don Jorge Juan y del reverendísimo padre fray Martín Sarmiento; como igualmente la célebre custodia del Santísimo, obra de Juan de Arfe. En el día se ha habilitado la iglesia con harta sencillez; y aún se observan en ella algunas buenas pinturas y efigies. Está sita en la plazuela de su nombre.

Esta parroquia, por su grande extensión, tiene por anejos las iglesias de san Ildefonso y san Marcos. La primera desapareció en la época de los franceses, y ha sido construida en el año de 1827 muy sencillamente. La iglesia de san Marcos sita en la calle de san Leonardo concluida en 1753, y construida por el célebre arquitecto don Ventura Rodríguez, merece notarse por su buena arquitectura. Su planta se compone de tres figuras elípticas; en la de en medio está la cúpula, y en las otras dos el presbiterio y los pies de la iglesia. Toda ella está adornada con pilastras del orden compuesto, y florones en las arcadas, y la fachada con pilastras corintias y con un frontispicio triangular por remate, todo con la mayor elegancia, proporción y buen gusto, como lo son en general los altares y adornos que decoran esta iglesia. La estatua del santo Evangelista es de don Juan de Mena, como también las de san Benito y santa Escolástica en sus altares. Dicho arquitecto Rodríguez yace sepultado en ella65.

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San Ginés. Nada se sabe a punto fijo sobre la fundación de esta iglesia, ni si fue mozárabe (como se ha pretendido) en tiempo de los moros, sólo sí que existía por los años de 1358, y habiéndose arruinado en 1642 su capilla mayor, volvió a reedificarse tres años después. Últimamente sufrió un terrible incendio en 16 de agosto de 1824 en que perecieron muchas de sus curiosidades. Su figura es de cruz latina, de orden dórico sencillo, con dos naves pequeñas a los lados, siendo de las iglesias más claras y espaciosas de Madrid. El cuadro del altar mayor que ha sustituido al que había de Ricci, y pereció en el fuego, representa el martirio de san Ginés, y ha sido pintado por don N. san Martín.

Entre las varias capillas que tiene esta iglesia merece citarse la del Santísimo Cristo, cuya efigie, una de las más veneradas en Madrid, está ejecutada por don Alfonso Vergaz. Entre las pinturas que adornan esta capilla, la del Santísimo Cristo sentado en el calvario mientras los soldados preparan la cruz, es de Alonso Cano; las otras son medianas. Debajo de esta capilla está la bóveda llamada de san Ginés, donde todas las noches de Cuaresma y tres días de cada semana en lo restante del año hay ejercicios espirituales de oración, meditación, sermón y disciplina. Esta parroquia está situada en la calle del Arenal.

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El Salvador y san Nicolás. Esta pequeña parroquia está situada en la calle Mayor, frente a la plazuela de la Villa, y es de las más antiguas de Madrid. La efigie del altar mayor representa a san Eloy, y fue hecha por el célebre don Juan Pascual de Mena, a costa del gremio de plateros. En este templo tienen sus sepulcros el último duque de Arcos con un elegante mausoleo, el conde de Campomanes66, y a los pies de la iglesia el célebre don Pedro Calderón de la Barca. Tiene además la particularidad de que la torre, campanas y reloj pertenecen al ayuntamiento de Madrid, que tenía antiguamente sus sesiones en la sala de encima del pórtico de la iglesia.

La parroquialidad de esta es muy reducida, aun después de haberle unido la de san Nicolás, que se halla situada a espaldas de santa María, de cuyo edificio y adornos hay poco que hablar, sólo sí que en su bóveda están sepultados los huesos del célebre Juan de Herrera67.

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Santa Cruz. Se ignora igualmente su fundación, sólo sí que es de las primeras de Madrid. La iglesia ha sufrido dos incendios, el último en 1763, en que padeció toda ella, y fue reedificada poco después. Su portada principal no es de mala forma, y su torre es la más alta de Madrid. En sus altares hay muy buena colección de esculturas. En esta iglesia están las congregaciones de la Paz y Caridad, que cuidan del socorro espiritual y corporal de los infelices ajusticiados.

San Pedro. Es también muy antigua, y estuvo en otro tiempo en la esquina o recodo que hace una casa antes de llegar a Puerta Cerrada, de donde la trasladó Alonso XI a donde ahora está, que es más abajo en la plazuela de su nombre, con espaldas a la calle de Segovia. El edificio es pequeño y fuerte, y entre las varias efigies que le adornan es digna de atención la del Santísimo Cristo de las Lluvias, que se venera en una capilla a los pies de la iglesia. En esta misma parroquia está la venerable congregación   —142→   de Sacerdotes naturales de esta villa, fundada por el licenciado Gerónimo Quintana, autor de la Historia de Madrid, cuyo instituto es el socorro de todas las necesidades que puedan padecer los sacerdotes residentes en la corte.

San Andrés. Esta antigua parroquia, de que ya se tiene noticia en la Vida de S. Isidro Labrador que existía en el siglo XII, sirvió de capilla real a los Reyes Católicos cuando vivían en las casas contiguas de don Pedro Laso de Castilla (hoy del duque del Infantado) desde donde dieron paso a ella. Lo más notable de esta iglesia es la capilla y entierro de san Isidro Labrador. Fue labrada en los reinados de Felipe IV y Carlos II con extraordinaria magnificencia para colocar el cuerpo del santo, que había ocupado otros sitios en la misma iglesia. Esta suntuosa capilla está al lado del Evangelio, y es magnífica, a pesar de sus defectos de seriedad, particularmente el ochavo o cúpula, con columnas de mármol, y el tabernáculo o altar de cuatro caras que está en medio, todo de mármoles y bronces con profusión de estatuas, adornos y caprichos que constituyen un conjunto singular y digno de verse; como igualmente lo son las pinturas de Ricci, Carreño, y otros que hay en ella. En esta capilla estuvo el cuerpo del Santo basta 1769, que fue conducido a la iglesia de san Isidro, donde permanece. La estatua del Santo es del acreditado don Isidro Carnicero.

Contigua a esta iglesia está la capilla llamada del Obispo, fundada por D. Gutierre de Vargas y Carvajal, obispo de Plasencia, cuya arquitectura de gusto gótico, y las muchas obras de escultura y pintura que la adornan, hechas por Francisco Giralte y por Juan   —143→   Villoldo, y últimamente los sepulcros magníficos del obispo y sus padres que adornan esta capilla, la hacen ser uno de los objetos más interesantes de Madrid, y cuya descripción artística sería demasiado prolija. Antiguamente estuvo unida a la iglesia de san Andrés, pero en el día tiene su puerta independiente a la plazuela de la Paja, y para su culto tiene el competente número de capellanes y dependientes.

San Justo y san Miguel. Habiéndose demolido en el siglo pasado la antigua parroquia de san Justo, se construyó de nuevo a costa del serenísimo señor infante don Luis. La fachada de la iglesia es de figura convexa, y está adornada de estatuas de los escultores Michel y Carisana, y de un bajo relieve. Las mejores pinturas al fresco de lo interior son de don Antonio Velázquez, y hay en la iglesia y sacristía algunos cuadros regulares. Está situada en la calle del Sacramento.

La parroquia de san Miguel, derribada en tiempo de los franceses y agregada a esta, estaba en la plazuela de su nombre.

San Sebastián. Fundose esta iglesia el año de 1550, y tomó la advocación de este santo por una ermita que había allí cerca. Su arquitectura es pobre y mezquina, y la ridícula fachada de la calle de Atocha era uno de los partos del gusto extravagante, pero ha sido reformada en el año pasado y reducida a un aspecto más sencillo. En el interior de la iglesia lo más notable es la capilla de nuestra Señora de Belén reformada por el arquitecto don Ventura Rodríguez. Otras dos capillas tiene, una con la advocación del Santísimo Cristo de la Fe, llamado de los Guardias, cuya excelente efigie es obra de don Ángel Monasterio;   —144→   y otra, reformada por el arquitecto don Silvestre Pérez y dedicada a nuestra Señora de la Novena, donde celebra sus funciones la congregación de cómicos españoles. Hay en esta iglesia algunas pinturas notables, como es el martirio de san Sebastián, de Vicente Carducio68; y el prendimiento del Señor, de Dominico Greco, y otras. Esta parroquia, por el sitio que ocupa en la calle de Atocha, y la extensión de su feligresía, es de las primeras de Madrid. En su bóveda está enterrado el célebre fray Lope de Vega Carpio.

Santiago y san Juan. Esta parroquia fue de las antiguas de Madrid, y habiéndose venido abajo, fue reedificada en 1811 bajo los planes de don Juan Antonio Cuervo, y aunque pequeña, es una de las iglesias más bellas de la corte. El gran cuadro del altar mayor, que representa al santo peleando a caballo, es de lo mejor de Francisco de Ricci, y hay además otras buenas pinturas. La estatua de la beata Marta Ana es de don Julián de san Martín.

A esta parroquia se unió la pequeña de san Juan después de su derribo.

San Luis. Esta parroquia, que hasta hace pocos años fue ayuda de san Ginés, tiene su iglesia grande y de bastante buena forma en la calle de la Montera. Concluyose en 1689, y la portada acredita el poco gusto de José Donoso, uno de los corruptores de la arquitectura; pero aún es mas extravagante el retablo del altar mayor que ha quedado para afrenta del buen gusto con algunos otros de su clase.

San Lorenzo. Esta parroquia, que fue hasta hace poco tiempo anejo de la de san Sebastián, está en el barrio de Lavapiés, y su calle de san Bernardo, y no contiene objetos notables.

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San José, Fundó esta parroquia en 1745 el duque de Frías don Bernardino de Velasco, en atención a lo distante del barrio del Barquillo de la parroquia de san Luis, y para ello trasformó en iglesia la sala de su misma casa, que servía de teatro. Fue anejo de la de san Ginés, y en el día es parroquia independiente, y se ha trasladado a la calle de san Marcos.

San Millán. Fue ermita en sus principios, y luego parroquia aneja a la de san Justo. En 14 de marzo de 1720 un violento incendio ocasionado por una vela de las que ardían en el altar, redujo a cenizas todo el edilicio, que prontamente se volvió a levantar por el maestro don Teodoro Ardemans. En esta iglesia está un Santísimo Cristo llamado de las Injurias, que es un objeto de gran devoción. Se halla situada en frente de la plazuela de la Cebada.

Nuestra Señora del Buen-Suceso. Es parroquia castrense, y hay en ella un hospital para la servidumbre de Palacio. La iglesia es mediana, pero no corresponde al sitio que ocupa en medio de la puerta del Sol: su fachada principal es mezquina. Esta iglesia fue muy maltratada en tiempo de los franceses, y, aunque después se la habilitó, carece de objetos artísticos dignos de atención. La imagen de nuestra Señora que se venera en su altar mayor fue hallada en un monte por dos hermanos de la congregación de los Obregones. En esta iglesia y su patio fueron fusilados varios desgraciados españoles en el funesto 2 de mayo, y hay una inscripción en el crucero al lado de la epístola que lo expresa, también está en esta iglesia en el presbiterio del mismo lado de la epístola una urna o sarcófago que encierra los   —146→   restos del doctor don Matías Vinuesa, capellán de honor de S. M., antiguo cura de Tamajón, asesinado en la cárcel de la Corona el día 14 de mayo de 1821. En esta iglesia se celebra una misa a las dos de la tarde, a que siempre asiste extraordinaria concurrencia.

De las parroquias de Palacio, el Retiro, la Florida y el Canal hablaremos en la descripción de estos sitios.


Conventos de religiosos

San Martín. Véase lo que se dijo de este monasterio como parroquia.

San Francisco. Este convento fue fundado por el mismo santo Patriarca, que vino a Madrid en 1217, y habiéndole los moradores ofrecido sitio fuera de los muros, labró una pequeña ermita donde es hoy la huerta del convento. Esta ermita fue extendiéndose hasta que se convirtió en gran iglesia y convento; pero demolido en 1760, se empezó a fabricar de nuevo con gran magnificencia, concluyéndose el todo de la obra en 1784. Hízose por los planes de fray Francisco Cabezas, religioso lego de la orden; que la dejó en la cornisa, y fue continuada por los arquitectos Pló y Sabatini, quien concluyó la iglesia e hizo el convento. Uno y otro son de una magnificencia extraordinaria. La iglesia es una rotunda circundada de siete capillas, y con un vestíbulo, teniendo de diámetro; sin contar aquellas, 117 pies, y de alto hasta el anillo de la linterna 153. Desde la línea de la fachada hasta el fondo del presbiterio hay 229 pies. Las seis capillas menores tienen también sus cúpulas, y consta cada una de 35 pies en cuadro, y la mayor   —147→   de 75 de fondo y 47 de ancho. En el altar mayor hay un sencillo tabernáculo, y en la pared de su frente un gran cuadro de don Francisco Bayeu, que representa la concesión del jubileo de la Porciúncula. Los cuadros de las seis capillas son, los de la derecha de Goya, Calleja y Castillo, y los de la izquierda de Velázquez, Ferro y Maella. El pórtico de la iglesia tiene 67 pies de ancho y 37 de fondo, y hay en la fachada dos torres y tres ingresos con arcos. El convento es igualmente grandioso, habiendo en él diez patios; con doscientas celdas, noviciado, enfermería y demás. Este edificio, a pesar de su magnificencia, no se ostenta, como debía, por el sitio extraviado en que está, más abajo de Puerta de Moros. Es el primero de los templos de Madrid, y en él se han celebrado últimamente las exequias reales.

Inmediata a este convento está la capilla de la V. O. T. que tiene muy buenos cuadros.

San Gerónimo. Fundó este convento el rey don Enrique IV en el camino del Pardo, cerca de donde hoy está el puente Verde, a consecuencia de una función de justas que celebró en aquel sitio para festejar al embajador de la Gran Bretaña, dispuestas por su favorito don Beltrán de la Cueva. En 1464 se establecieron allí siete religiosos, pero habiéndose experimentado ser enfermizo aquel sitio por la cercanía del río, se trasladaron por disposición de los Reyes Católicos al sitio que hoy ocupa en lo alto del Prado. La iglesia es a la manera gótica, de cuyo estilo nos han quedado ya poquísimos monumentos en Madrid, de una sola nave ancha y desembarazada; fue arruinada en tiempo de los franceses, y ha sido habilitada después. En aquella desgraciada época   —148→   desaparecieron las muchas riquezas en pintura, escultura y alhajas que contenía, y de que no es fácil reponerse. En el día está desnuda de ellas, y sólo conserva algunas pinturas en la sacristía. El gran cuadro del altar mayor ha sido pintado últimamente por don Rafael Tejeo. En esta iglesia se celebra la ceremonia de la jura de los príncipes de Asturias.

Nuestra Señora de Atocha. Este convento, de padres dominicos fue fundado en tiempo del emperador Carlos V por fray Juan Hurtado de Mendoza, su confesor, en el mismo sitio en que había una ermita pequeña de nuestra Señora de Atocha, sobre cuyo origen se han extendido mucho los historiadores de Madrid. La gran devoción a esta Señora, y la piedad religiosa de los reyes de España, fue acrecentando la suntuosidad de esta iglesia-convento, particularmente la capilla de nuestra Señora, cuya bóveda estaba pintada por Jordán, pero todo desapareció en tiempo de los franceses, en que fue destruido. Restituido al trono nuestro augusto Monarca, se ocupó en la restauración de este convento, reedificándole casi del todo, haciendo construir por su arquitecto don Isidro Velázquez el elegante altar mayor, adornando toda la iglesia de bonitas capillas, alhajas, efigies y cuadros, y trasladando a su casa con pública solemnidad la imagen de nuestra Señora, que había sido pasada al convento de santo Tomás. A esta iglesia concurren las personas reales a dar gracias a su entrada en esta villa, y por costumbre antigua la visitan todos los domingos SS. MM. y AA. En ella se conservan multitud de banderas dedicadas por los cuerpos del ejército, y otras devueltas por los franceses.

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San Felipe el Real. Es de agustinos calzados, y se fundó por los años de 1547 en el sitio que caía a los confines de la población, y ahora es junto a la puerta del Sol, centro de la villa: su iglesia se quemó en 1718, y ella y el convento fueron muy maltratados en la guerra de los franceses. Dicha iglesia es del buen gusto que reinaba en tiempo de Felipe II, en que se construyó, y está adornada de algunas buenas imágenes: el convento es extenso y bien fabricado; y su claustro de piedra berroqueña, con veinte y ocho arcos en los dos cuerpos de que se compone, es de orden dórico, y una de las mejores obras de arquitectura que hay en Madrid.

Nuestra Señora de la Victoria. Convento de mínimos de san Francisco de Paula, fundado en 1561 por el padre fray Juan de Vitoria. Esta iglesia merece poca atención, y no corresponde al paraje en que se encuentra, que es a la entrada de la Carrera de san Gerónimo por la puerta del Sol. Su portada es de corto mérito, pero la estatua del Santo que en ella hay es recomendable, y lo mismo la de nuestra Señora que está sobre la puerta del costado. Fue destruida en tiempo de los franceses y habilitada después; y lo más notable que contiene es la venerada imagen de nuestra Señora de la Soledad, obra de Gaspar Becerra, la misma que sale en la procesión del viernes santo.

Santísima Trinidad. El convento de trinitarios calzados fue fundado por el rey don Felipe II, que dio la traza de su mano, y eligió sitio, que es el centro de la calle de Atocha. El edificio es de los mejores de Madrid, y se construyó por el maestro Gaspar de Ordóñez. La iglesia es muy grande, y está adornada   —150→   en lo interior con pilastras de orden corintio, buenos capiteles y cornisa bien tallada; pero fue lástima no haber dado a la cúpula cuerpo de luces ni elevación correspondiente. También padeció extraordinariamente en tiempo de los franceses, y se perdieron muchas de sus preciosidades. El cuadro del altar mayor es obra de Donoso.

El claustro, todo de piedra, es uno de los mejores que hay en Madrid: la escalera magnífica y parecida a la del Escorial, y la lonja de la calle de Atocha muy espaciosa.

Nuestra Señora de las Mercedes. El convento de mercenarios calzados sito en la calle de la Merced, fue fundado en una pequeña casa en 1564. La iglesia es grande, bien construida, aunque muy oprimida por el coro, y renovada en 1730, haciéndose entonces la ridícula portada que ahora tiene, y retocándose sus bóvedas. Esta iglesia fue muy rica en pinturas y alhajas, de que se vio privada en la guerra de los franceses; habiendo quedado sin embargo algunas pinturas y efigies muy notables. En el crucero, al lado de la epístola, es de notar el suntuoso sepulcro del marqués del Valle (nieto de Hernán Cortés) y de su esposa, y a los pies de la iglesia la capilla de nuestra Señora de los Remedios.

Colegio imperial de jesuitas. Fue fundado por la religión, y en 1567 se concluyó la primera iglesia, que era pequeña, y tenía su puerta principal a la calle que sube a la Merced; pero habiendo tomado el patronato de este colegio la emperatriz doña María de Austria en 1603 (de donde le viene el nombre de imperial), se construyó en 1651 la actual iglesia, que es un templo grandioso, de bellas proporciones, aunque   —151→   con poco gusto en los adornos, sobre todo en los guarnecidos de madera dorada, que afean toda la iglesia. La capilla mayor, renovada por el arquitecto don Ventura Rodríguez, que puso el coro detrás, es del mejor gusto. En ella se veneran los cuerpos de san Isidro y santa María de la Cabeza, que fueron trasladados de san Andrés, y están en dos urnas preciosas. La estatua del santo que está sobre el trono de nubes, es obra de don Juan Pascual de Mena; y el gran cuadro del segundo cuerpo, que representa la Santísima Trinidad, fue pintado por don Antonio Rafael Mengs. Muchos son los objetos notables en materia de bellas artes, que se observan en las capillas y sacristía de esta iglesia, que por desgracia son demasiado oscuras; pero no es posible detenerse en su descripción, y sólo se dirá que todo su conjunto le hace un templo digno de la capital. En su bóveda se conservan dos urnas preciosas que encierran los restos de los heroicos capitanes de artillería; don Luis Daoiz y don Pedro Velarde, y otra con las cenizas de las demás víctimas del dos de mayo de 1808, que fueron exhumados y conducidos a aquella iglesia el mismo día de 1814 con una pompa triunfal que excede a toda ponderación. La fachada que da a la calle de Toledo consta de tres puertas entre cuatro medias columnas, es majestuosa y de buena proporción. Esta iglesia cuando la expulsión de los jesuitas fue destinada al cabildo de curas de san Andrés, que tomó el nombre de cabildo de san Isidro; y después ha vuelto a los padres de la Compañía. El convento es igualmente grande y suntuoso, y en él hay una excelente biblioteca pública, de que hablaremos en su lugar.

San Bernardino. Fundado en 1570, y su iglesia   —152→   fue labrada en 1572 por Francisco Garnica, contador del Rey. Está fuera de la puerta de san Bernardino, y fue demolido en tiempo de los franceses, y rehabilitado después.

El Carmen Calzado. En 1575 se fundó este convento por la religión, contribuyendo a ello la villa de Madrid y el celo del Caballero de Gracia, en el mismo sitio que ocupaba la casa de mujeres públicas. El templo es de los más grandes y de mejor arquitectura que tiene Madrid, con muy buenas capillas y efigies. La del altar mayor, que representa la virgen del Carmen, es obra de Juan Sánchez Barba, a quien también se atribuyen las de los dos santos de la orden a los lados. También hay pinturas notables, y en el año último se ha verificado la total reforma del adorno interior de este templo, habiéndose construido el retablo mayor y los colaterales con arreglo a las ideas del buen gusto, y despojado de extravagancias toda la iglesia, que ha quedado por lo tanto una de las más notables de Madrid. La mejor fachada es la de la calle del Carmen, donde tiene una lonja espaciosa.

Santo Tomás. Es del orden de predicadores de santo Domingo, y se erigió en Priorato en 1563. Concluyose la iglesia en 1656, construyéndose después la capilla mayor, que se vino abajo en 1725 en ocasión de la festividad del año Santo. La iglesia es espaciosa y de buena planta, pero la portada tremenda con el lema de Plusquam Salomon, es obra de Churriguera y de sus hijos, y ridícula hasta el extremo por sus extravagantes adornos. No lo es menos el altar mayor y muchos de sus retablos, en los cuales hay sin embargo muy buenas pinturas y esculturas, pudiendo citarse entre estas últimas el descendimiento   —153→   de la Cruz, obra de Miguel Rubiales; en la primera capilla de la izquierda; y en la de enfrente uno de los buenos cuadros que hay en Madrid ejecutado por Pereda. En aquella hay un entierro del conde de Gausa, que tiene muy buen gusto. Este convento está en la calle de Atocha, frente a santa Cruz.

El Carmen Descalzo. Fundose en 1536 bajo el título de san Hermenegildo, pero la iglesia es más moderna, y aunque fuerte y capaz, no es correspondiente al sitio que ocupa en la calle de Alcalá. Esta iglesia y convento poseía una de las más ricas colecciones de cuadros de los autores más celebrados, y una selecta biblioteca; más todo desapareció en la invasión francesa, habiendo quedado sin embargo algunos buenos cuadros en la capilla de santa Teresa, fundada por don Rodrigo Calderón, marqués de Siete Iglesias, conde de la Oliva, gran privado y primer ministro de Felipe III69. Últimamente, en este mismo año se ha hecho de nuevo el altar mayor de muy buen gusto.

Noviciado. La otra casa de la Compañía, que es el Noviciado, está en la calle ancha de san Bernardo. Fue fundada en 1602 por la marquesa de Camarasa; pero la iglesia actual es moderna y de buena arquitectura, aunque caprichosa en los adornos, teniendo como la otra de san Isidro la ventaja de carecer del coro a la entrada, cosa que desfigura la mayor parte   —154→   de las iglesias. Su portada es graciosa, y está adornada de bajos relieves alusivos a san Ignacio; pero la iglesia encierra grandes bellezas en pintura y escultura, entre las que merece notable atención el gran altar de mármoles y bronces al lado del evangelio, dedicado a san Francisco de Regis, y trabajado en Roma por profesores de gran mérito.

Doña María de Aragón. Fue fundado este convento de agustinos calzados en 1590 por doña María de Córdoba y Aragón, dama de la reina doña Ana, y su iglesia contenía buenas pinturas, pero en tiempo de los franceses fue arruinada, y después destinada a salón de cortes. Últimamente se ha vuelto a abrir como iglesia; su arquitectura en forma oval es muy notable por su sencillez y novedad.

Agustinos recoletos. En 1595 fue fundado este convento de agustinos descalzos, y la iglesia se concluyó en 1620. Contenía muchos objetos apreciables en pintura, escultura y alhajas, pero todo desapareció en la invasión francesa, siendo reducido a cuartel; y aunque después se la ha habilitado y el convento, no con aquella magnificencia obra de muchos años. Se ha conservado sin embargo la excelente efigie del santísimo Cristo del Desamparo en la capilla de su nombre, y en los dos lados del crucero de la iglesia los sepulcros de los marqueses de Mejorada, obra de Donoso, más suntuosa que elegante.

Espíritu Santo. Este convento de padres clérigos menores y su iglesia, sitos en la carrera de san Gerónimo, había padecido notablemente en tiempo de los franceses; y habilitado después, ocurrió en 1823 un violento incendio que lo destruyó del todo, teniendo   —155→   que pasar los padres al convento de Portacœli de la misma orden.

San Bernardo. Este monasterio fue fundado por don Alonso Peralta, contador de Felipe II, que yace en la iglesia en el presbiterio con un mausoleo de jaspe. Dicha iglesia es pobre y pequeña, y de ningún modo correspondiente a la hermosura de la calle en que está, y a que da nombre, y tiene pocos objetos notables.

San Gil. Fue fundado este convento en la antigua parroquia de san Gil por el rey don Felipe III. Es de franciscos descalzos, y su iglesia edificada en 1513 estaba cerca de palacio, y fue demolida en tiempo de los franceses, por lo que los religiosos han ocupado al convento de san Cayetano en la calle de Embajadores. Este templo es magnífico, de tres naves espaciosas, y se construyó a principios del siglo pasado. Lo hubiera sido más, si uno de los arquitectos de la escuela de Churriguera no hubiera echado a perder los diseños que vinieron de Roma. La fachada, sobre todo, es de mal gusto, aunque muy costosa.

Santa Bárbara. Este convento de mercenarios descalzos fue fundado en 1606 en el mismo sitio que ocupaba la ermita de santa Bárbara. Su iglesia se concluyó en 1622, pero habiendo sido arruinada en tiempo de los franceses, ha sido rehabilitada después, y no contiene cosa particular más que el cuerpo de la beata María Ana de Jesús, natural de esta villa, beatificada en 1783. Inmediato estaba la casa y huerto que ocupó la misma. Este convento se halla junto a la puerta de santa Bárbara al fin de la calle de Hortaleza.

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Jesús. El convento, llamado de Jesús es de trinitarios descalzos, y está situado en la plazuela de su nombre. Fue fundado en 1606, y su iglesia era notable por su buena disposición y bellos objetos que encerraba; pero fue arruinada en la guerra pasada; y aunque habilitada después, así como el convento, no ha podido volver a su antiguo estado. Conserva sin embargo la sagrada imagen de Jesús Nazareno, que fue cautiva en Fez y rescatada por los religiosos de la orden, cuya imagen sale en la procesión del Viernes Santo, y es uno de los objetos de mayor veneración en Madrid.

San Basilio. Esta orden fundó su monasterio en Madrid, primero junto al arroyo de Abroñigal, trasladándose en 1611 al sitio que hoy ocupa en la calle del Desengaño. La iglesia es mediana, y lo más notable es el extravagante retablo del altar mayor, obra de Donoso, que es otro de los monumentos del oprobio de las artes.

Capuchinos del prado. Este convento fue fundado en 1609, y su iglesia se concluyó en 1716; está situado junto a la casa del duque de Medinaceli, su patrono, y no es notable más que por su decencia y la sencillez de sus adornos, entre los cuales se encuentran algunas pinturas regulares.

Premostratenses. Fundó este monasterio la misma religión en 1611, y la iglesia era bastante capaz, teniendo una linda fachada, que había construido don Ventura Rodríguez en 1776, de que sólo han quedado las ruinas, por haber sido demolida por los franceses la iglesia y convento, habiéndose retirado los padres a una casa en la calle del Rosal, en donde existen.

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Nuestra señora del Rosario. Este convento del orden de santo Domingo fue fundado en 1632 en la calle de la Luna, donde está el convento de Portacœli, siendo trasladado después a la calle ancha de san Bernardo, donde existe. Su fachada es sencilla y de buen gusto, y uno de los mejores ornamentos de dicha calle.

Afligidos. El convento de san Joaquín de padres premostratenses se fundó en 1635, y en el día existe en la plazuela de Afligidos, a que da nombre. La iglesia fue arruinada también por los franceses y habilitada después muy sencillamente.

La Pasión. Este convento de dominicos, que estuvo en la plazuela de la Cebada, fue demolido en tiempo de los franceses, habiéndose retirado los padres a la calle de san Pedro, donde existen.

Capuchinos de la paciencia. Este convento, fue fundado por el rey don Felipe IV en 1639 en la calle de las Infantas, en el mismo sitio que ocupaba la casa donde fue ultrajada la imagen de nuestro señor Jesucristo por unos judíos que fueron juzgados por el tribunal de la Inquisición. La iglesia se concluyó en 1651, y también fue arruinada por los franceses; y aunque ha sido habilitada después, no contiene objetos notables.

Portaceli. Fundose en 1644 esta casa de clérigos menores después de muchas contrariedades, y erigió su templo en la calle de la Luna; pero se arruinó en 1719. Reedificado después, fue arruinado por los franceses, y últimamente se le volvió a habilitar sencillamente.

Agonizantes de san Camilo. Se fundó en 1643 en la calle de Fuencarral, bajo la advocación de san   —158→   Camilo de Lelis, con el piadoso objeto de asistir a los enfermos moribundos. Su iglesia es pobre, y fue también arruinada en tiempo de los franceses.

Montserrat. Fue fundado este monasterio de monjes benitos por el rey don Felipe IV en 1642, en la quinta del condestable de Castilla, para los monjes que vinieron de Montserrat con motivo de las disensiones de Cataluña en 1640. Allí permanecieron hasta que se mudaron cerca de la puerta de Fuencarral, en la calle Ancha. La iglesia está sin concluir, y en ella está sepultado don Luis de Salazar y Castro, cronista de Indias, cuyos manuscritos se guardan allí. La fachada de esta iglesia trazada por Ribera es de pésimo gusto.

Padres del Salvador. Fundose esta congregación de clérigos menores en 1644 en el monasterio de la Concepción Gerónima, luego labraron oratorio a espaldas de la cartel de corte; y cuando la extinción de los jesuitas ocuparon el Noviciado en la calle ancha de san Bernardo. Últimamente han construido su casa-iglesia en la calle del Lobo, y es muy notable por su buena arquitectura y excelentes estatuas.

San Felipe Neri. Fundose este oratorio de padres de san Felipe Neri en 1660 en la plazuela del Ángel, y en 1769 fueron trasladados a la iglesia de san Francisco de Borja, sita en la calle de Bordadores, que era casa profesa de jesuitas, y es la misma que hoy ocupan. La iglesia es mediana, y su fachada fue hasta los años últimos otra de las afrentas del buen gusto; pero habiéndose picado y descargado de adornos, ha quedado regular, y está enriquecida con cuatro grandes columnas de piedra. En esta iglesia   —159→   se conserva el cuerpo de san Francisco de Borja, duque de Gandía, en el altar mayor, que aunque no sea del gusto más puro, tiene regularidad.

Agonizantes de la calle de Atocha. El otro convento de agonizantes, bajo la advocación de santa Rosalía, está en la calle de Atocha; fue fundado por el marqués de Santiago por los años de 1720, y lo que hay hecho en este templo tiene buen ornato.

Escuelas pías. Esta casa de padres clérigos regulares de las escuelas pías, con título de colegio calasancio, tuvo principio en 1755, y estuvieron en la calle de Fuencarral hasta el año de 1794, en que el rey don Carlos IV les hizo cesión del convento de padres de san Antonio Abad, en la calle de Hortaleza, donde existen, habiendo labrado después el espacioso colegio. La iglesia, aunque no es grande, es de forma extraña, y está adornada con altares de buen gusto, bellas pinturas y esculturas. El san José Calasanz es del célebre Goya.

Ídem. La otra iglesia y colegio de esculapios está en la calle de la Hoz alta, y fue fundado en 1733. La iglesia es más moderna, y notable por su linda forma y los objetos que la adornan. Su fachada tiene una decente sencillez.

San Juan de Dios. Fundole en 1552 el venerable hermano Antón Martín con el objeto de servir de hospital, a cuyo servicio se entregan los religiosos. La iglesia está reedificada en 1798; tiene mucho adorno elegante y rico en materia de exquisitos mármoles, y las pinturas al fresco, y esculturas que contiene son dignas de atención. Entre estas últimas merecen citarse los pasos del Ecce-homo y los Azotes, que salen   —160→   en la procesión del viernes santo; nuestro Señor Jesucristo con la cruz a cuestas, y san Juan de Dios sosteniendo a un enfermo, obras de don Pedro Hermoso y otras, así como la estatua del santo sobre la puerta del convento, ejecutada por Manuel Delgado, discípulo de Manuel Pereira; quien la dirigió por hallarse ciego.

Congregación de la misión de san Vicente de Paúl. Por real cédula de 6 de julio de 1828 ha sido establecida en esta corte, viniendo para ello de Barcelona los primeros padres; y habiendo obtenido de la real hacienda una indemnización por hallarse ocupada de hospital militar su casa matriz de aquella ciudad, compraron en esta corte y su calle real del Barquillo un espacioso local, propio del marqués del Salar; y empezaron a edificar su convento, que aún no está concluido.




Conventos de religiosas

Santo Domingo el real. Fue fundado para religiosos en 1217 en el mismo de la institución de la orden, y en el sitio que hoy ocupa, que entonces era extramuros de la puerta de Balnadú; pero el año siguiente fue destinado para religiosas por el mismo santo patriarca. Desde su principio ha tenido varias reedificaciones, debidas a la piedad de los reyes, y entre otras la que verificó don Alonso de Castilla, biznieto del rey don Pedro, que mandó hacer el portal o atrio en 1599; y la obra del coro, construido por Juan de Herrera de orden de Felipe II en memoria de haber estado enterrado en aquel sitio el príncipe don Carlos su hijo. La iglesia no tiene mala forma, pero sin objetos notables. En el convento   —161→   hay varios entierros, como son los de un hermano y sobrino de santo Domingo; el del rey don Pedro de Castilla; de la infanta doña Berenguela; de doña Constanza de Castilla, priora que fue de este convento, y otras personas reales, en lo que, y en las solemnes exequias y funciones que se han celebrado en él, se manifiesta el aprecio que siempre ha merecido de los monarcas. Finalmente, en esta casa fueron recogidas las doncellas principales del pueblo durante las turbulencias de las Comunidades.

Santa Clara. Este convento de franciscas fundado por doña Catalina Núñez, mujer del tesorero de don Enrique IV en 1460, estaba sito en la calle de su nombre; pero habiéndose demolido en tiempo de los franceses, se ha edificado de nuevo en estos últimos años en la calle ancha de san Bernardo: su iglesia es poco notable, pero lo son algunos de sus cuadros.

Constantinopla, también franciscas. Fundado en el lugar de Rejas, tres leguas de Madrid, en 1479, y trasladado a esta villa y sitio que ocupa en la calle de la Almudena en 1551. Llámase de Constantinopla por una imagen de nuestra Señora que se venera en su altar mayor, que fue traída de aquella ciudad. La iglesia es espaciosa y clara, y se concluyó en 1628.

Concepción gerónima. Este convento fue fundado por la célebre doña Beatriz Galindo, camarera mayor y maestra de la reina católica, conocida por la Latina, por haber enseñado esta lengua a dicha reina. Fundolo primero junto a su hospital en la plazuela de la Cebada, y luego en el sitio que hoy ocupa   —162→   en la plazuela de su nombre. La iglesia es muy regular, parte de ella de la arquitectura de aquel tiempo, y en ella se ven los sepulcros de dicha doña Beatriz y de su esposo don Francisco Ramírez, secretario de los Reyes Católicos, y general de artillería, que murió peleando contra los moros. Ambos sepulcros están en el presbiterio.

Concepción francisca. Fueron fundadores de este convento los mismos doña Beatriz Galindo y don Francisco Ramírez, su marido, quienes le dieron a las religiosas en 1512, sin que en su arquitectura y adornos se note cosa digna de atención. Está situado en la plazuela de la Cebada.

Santa Catalina de Sena. Tuvo principio este monasterio de dominicas en 1510, y fueron trasladadas por el duque de Lerma a la calle del Prado; pero habiendo sido demolido este convento en la guerra de los franceses, se ha edificado últimamente en la calle de Cabestreros, con mucha sencillez, adornando su iglesia con altares de buena forma.

Nuestra señora de la Piedad (Vallecas). Este monasterio de bernardas fue fundado en Vallecas en 1473 por el maestresala de Enrique IV, y después fueron trasladadas a Madrid en el sitio que ocupan en la calle de Alcalá. La iglesia está renovada modernamente con pilastras y ornato del orden jónico, y pinturas a fresco por uno de los Velázquez. Los altares son de muy buen gusto y con pinturas de Bayeu, Carreño y otros, dignas de atención.

Descalzas reales. Fundó este monasterio de religiosas franciscas de santa Clara la serenísima señora princesa doña Juana de Austria, hija del emperador Carlos V, y gobernadora de estos reinos, madre del   —163→   rey don Sebastián. Fue construido en el mismo palacio en que había nacido la señora fundadora, y sitio que hoy ocupa en la plazuela de las Descalzas, habiéndose concluido en 1559. La fachada es sencilla, de orden dórico, con la organización de piedra y los entrepaños de ladrillo, de buena forma, y con aquel estilo de seriedad que distingue en general las obras del reinado de Felipe II, atribuyéndose los diseños a Juan Bautista de Toledo. La iglesia fue renovada en 1756 por don Diego Villanueva, pintándose al fresco por los tres hermanos Velázquez. Son muchas las obras apreciables así de arquitectura como de escultura y pintura que existen en esta casa; debiéndose citar entre otras el célebre altar mayor, obra de Gaspar de Becerra (a quien se atribuyen también las pinturas de san Juan y san Sebastián sobre mármol), los dos altares colaterales con columnas de pórfido, bases y capiteles de bronce dorado; el entierro de la fundadora en una capilla del presbiterio, a la derecha, con la estatua de rodillas ejecutada en mármol por Pompeo Leoni, y otros muchos objetos. A este convento se han retirado varias personas reales, como la emperatriz doña María, las infantas doña Dorotea y doña María Ana de Austria, santa Margarita, hija del emperador Maximiliano, y otras personas ilustres; y su abadesa es considerada como grande de España. La solemnidad con que se celebran en esta casa los oficios divinos con su capilla real, es correspondiente a su magnificencia.

La Magdalena. Fundado en una casa en la parroquia de san Pedro por don Luis Manrique, limosnero de Felipe II, adoptaron las religiosas la regla de san Agustín en 1569, y diez años después pasaron a   —164→   la casa que hoy ocupan en la calle de Atocha. Su iglesia es pequeña, y no contiene cosa particular.

Los Ángeles. Es de franciscas, y fue fundado en 1564 por doña Leonor Mascareñas, aya del rey don Felipe II. La iglesia es poco notable, y contiene algunas pinturas de Ricci, y otros. En esta casa estuvo hospedada santa Teresa de Jesús. Está situado en la bajada llamada de los Ángeles.

Santa Ana. Fundase este monasterio de carmelitas por san Juan de la Cruz en 1586. Su convento y templo situado en la calle del Prado fue demolido en tiempo de los franceses para formar la plazuela de santa Ana; pero ha sido edificado el año de 1829 en la misma calle del Prado, en frente de las casas nuevas.

San Bernardo (Pinto). Fue fundado en 1529 en la villa de Pinto (de donde le ha quedado el nombre) este convento de bernardas, y se trasladó a Madrid en 1588. Su iglesia es pobre, y está situado en la carrera de san Gerónimo.

Santa Isabel. Fundose este convento de agustinas descalzas en 1589, y está situado en la calle de su nombre. La iglesia es de buena forma, se concluyó en 1665, y fue renovada en el siglo pasado. Se compone de cuatro arcos torales, y sobre ellos una media naranja. Contiene varias pinturas buenas, y aunque fueron extraídas muchas en tiempo de los franceses, han quedado notables la Concepción del altar mayor, y el Nacimiento, del Españoleto, y alguna otra de Cerezo, Coello y otros autores. Sirve también este convento para colegio de niñas distinguidas, y de él hablaremos en su lugar.

El Caballero de Gracia. Fundose en 1603 este   —165→   convento de franciscas, en la casa que antes ocuparon los padres del Espíritu Santo, propia del caballero Jacobo de Grattis70, quien la cedió a los padres, y luego pasó a las religiosas que hoy la habitan. Son notables en su iglesia las pinturas del altar mayor por Claudio Coello, y las de los colaterales por Carreño. En el presbiterio está el sepulcro del arzobispo de santo Domingo don Bernardino de Almansa, y en el crucero el de don Juan de Solórzano, célebre escritor de jurisprudencia de Indias.

La Carbonera. Es monasterio de gerónimas, y, bajo la advocación del Corpus Cristi, le fundó la condesa de Castellar en 1607. El nombre de la Carbonera le viene de una imagen de nuestra señora de la Concepción que se venera en él, y fue sacada de una carbonera. La iglesia es poco notable; pero encierra algunas pinturas estimables, como la cena de nuestro señor Jesucristo, de Vicente Carducio71, en el altar mayor, y otras. Está situado en la plazuela de Miranda.

Don Juan de Alarcón. Llámase así este convento de mercenarias descalzas por haberle fundado a nombre de la señora doña María de Miranda su confesor don Juan Pacheco de Alarcón, quien dio la posesión a las madres en 1609, y está situado en la calle de   —166→   Valverde. Su iglesia es mediana, con algunas pinturas regulares. La del altar mayor es de Juan de Toledo.

Trinitarias descalzas. Fundado bajo la advocación de san Ildefonso por doña Francisca Romero en 1603. Estuvieron primero en la calle del Humilladero, y después pasaron a la casa que ocupan en la calle de Cantarranas, donde tienen su iglesia, que es poco notable, aunque con algunas pinturas regulares. En este convento profesaron una hija natural de Miguel de Cervantes, y otra hija también natural de Lope de Vega. Dicho Cervantes fue enterrado en él72.

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La Encarnación. Fundó este real monasterio del orden de san Agustín la reina doña Margarita de Austria, esposa de Felipe III, poniéndose la primera piedra del convento en 9 de junio de 1611, y se concluyó en 1616. Su arquitectura es buena, y se atribuye a un religioso trinitario. Últimamente, en el siglo pasado se reformó la iglesia por don Ventura Rodríguez, quien dirigió los adornos de ella, que son del orden jónico, como igualmente el retablo mayor de mármoles, en cuyo centro hay un cuadro de la Anunciación, de Vicente Carducio73, y dos ángeles de mármol, obra de Mena. También se hicieron por dirección del mismo arquitecto el precioso tabernáculo,   —168→   los retablos colaterales, la caja del órgano, las tribunas, y todo lo que hermosea y ennoblece este grandioso templo, y le hace de los primeros de Madrid. Entre las varias y buenas pinturas que le adornan, merece citarse en la sacristía la que representa la parábola de las nupcias pintada por Bartolomé Román. La fachada de la iglesia es la primitiva que siempre tuvo, y es seria y de buena proporción. En esta casa se celebran con una pompa extraordinaria los divinos oficios por su capilla real, y en todos tiempos se han retirado a este convento personas ilustres. Está situado en la plazuela de su nombre.

El Sacramento. Es de bernardas descalzas, y le fundó en 1615 el duque de Uceda, cerca de sus casas (hoy los Consejos), en la calle del Sacramento. El templo que hoy tienen se acabó en 1744, y es muy capaz, tiene fachada muy regular, con su lonja y atrio, y fue trazado por Andrés Esteban, siendo renovado posteriormente con notable gusto, pintando al fresco sus bóvedas don Luis Velázquez, y colocándose   —169→   después el hermoso retablo mayor con un gran cuadra de san Benito y san Bernardo adorando al Santísimo, pintado por don Gregorio Ferro.

Capuchinas. Tuvo principio este convento en 1617 en la calle del Mesón de Paredes, y diez años después fue trasladado al sitio que hoy ocupa en la plaza a que da nombre el mismo convento. Es pequeño, y no contiene ni su iglesia cosa notable, sino el santo Cristo del altar mayor, que es de Vicente Carducio74.

Calatravas. En 1623 se trasladaron a esta corte desde la villa de Almonacid de Zorita las religiosas de la orden militar de Calatrava, y muy luego se les edificó la iglesia y convento en el sitio que hoy ocupan en la calle de Alcalá. Dicha iglesia es bastante espaciosa y de buena planta, pero afeada con adornos de mal gusto.

San Plácido. Fundó este convento de religiosas de san Benito doña Teresa Valle de la Cerda en 1623, arrimado a la iglesia de san Plácido, anejo de la parroquia de san Martín, de la que le ha quedado el nombre. Su iglesia, construida bajo la dirección de fray Lorenzo de san Nicolás, agustino recoleto, es una de las más arregladas de Madrid. El cuadro de la Anunciación del altar mayor es de Claudio Coello, y hay otras pinturas estimables, como lo son las cuatro estatuas en los pilares de la cúpula, obras de Manuel Pereira, el santo Cristo en el sepulcro que está en su capilla, y las pinturas al fresco hechas por Ricci. Está situado en la calle de san Roque.

Las Maravillas. Se fundó este monasterio de religiosas carmelitas en la calle de Hortaleza por el año de 1612, y a poco tiempo se trasladaron al sitio que   —170→   hoy ocupan en la calle de la Palma Alta. El título de Maravillas les viene de una imagen milagrosa que fue colocada en esta casa con gran solemnidad, labrando la iglesia en 1646. Dicha iglesia es capaz, y se reformó en el siglo pasado, poniendo nuevo el altar mayor, que es de mármoles y de buen gusto.

Comendadoras de Santiago. Fundose de orden del Sr. D. Felipe IV en 1650: está situado en la plazuela de su nombre; su iglesia es de figura de cruz griega, con las extremidades en semicírculo y cúpula en el medio. Su fachada, pórtico y planta son de lo mejor de Madrid. En el altar mayor el cuadro del santo a caballo es de Lucas Jordán.

Las Baronesas. Fundado por doña Beatriz de Silveira en 1650 bajo la regla del Carmen, en el sitio que hoy ocupan en la calle de Alcalá. Su iglesia, que es regular, contiene, entre algunas pinturas notables, una de Lucas Jordán, que representa al arcángel san Rafael que guía a Tobías, y está en el crucero al lado de la epístola.

Góngora. Es de mercenarias descalzas, y fue fundado por doña María de Mendoza en la calle de san Opropio por los años de 1626, siendo trasladadas en 1665 al sitio que hoy ocupan en la plazuela del duque de Frías, de orden del rey don Felipe IV, y bajo la dirección de don Juan Jiménez de Góngora, ministro del consejo de Castilla. Su iglesia se reformó en el siglo pasado, y no contiene cosa notable.

San Fernando. También de mercenarias, y fundado por la marquesa de Ávila-fuente en 1676 en frente de la Merced, siendo trasladado después al sitio que actualmente ocupan en la calle de la Libertad

Monasterio de las Salesas

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(hoy de san Fernando). Su iglesia no contiene cosa notable.

San Pascual. Fundó este convento de franciscas descalzas en 1683 el Almirante de Castilla duque de Medina de Rioseco, inmediato a su casa en el Prado, dotándole con exquisitas pinturas de los mejores profesores, que formaban una de las más preciosas colecciones; y a pesar de haber sido despojado de la mayor parte de ellas, han quedado bastantes dignas de verse, como son la Concepción del altar mayor, del Españoleto, y algunas otras. La iglesia no tiene nada de particular en su forma, y en el presbiterio está el sepulcro del fundador.

Santa Teresa. Este convento de carmelitas descalzas fue fundado por el príncipe de Astillano bajo la dirección de la venerable madre María Ana Francisca de los Ángeles. Está al fin de la calle de san Antón, y su iglesia, que se concluyó en 1719, es capaz y regular. Lo más notable de ella es un famoso cuadro de Julio Romano, copia del célebre de la Transfiguración de Rafael de Urbino, el que fue donado con otras pinturas a esta santa casa por su fundador, y estaba tasado en diez mil doblones, siendo lástima que por su mala colocación en el remate del altar mayor esté oscurecida una alhaja tan estimable.

Salesas viejas. El rey don Fernando VI y la reina doña María Bárbara fundaron este real monasterio de la Visitación de religiosas de san Francisco de Sales, con el cargo de educar niñas nobles, y para ello hicieron construir el magnífico convento que ocupan en la plazuela del mismo nombre, que por su suntuosidad y buen gusto es uno de los principales de Madrid: concluyose en 1758, y ascendió su total   —172→   coste a la suma de diez y nueve millones cuarenta y dos mil treinta y nueve reales y once maravedises, sin contar las alhajas de diamantes, oro, plata, y exquisitas vestiduras con que le enriqueció la reina. La extensión de todo el edificio, incluyendo la iglesia, lonja, huerta, jardín y demás oficinas, es de 774350 pies superficiales de área plana. El convento tiene 135.056 pies de superficie y 49 de alto. La iglesia, sacristía exterior y pórtico tienen 9380 pies y 128 de longitud desde los pies hasta el altar mayor, 38 de latitud y 80 en el crucero. Su altura es de 48 pies hasta la cornisa, y sobre ésta arranca la bóveda y arcos torales con 19 pies de semidiámetro; el cuerpo de luces que levanta 22½, la media naranja que supera 20, y la linterna con 21 de elevación. Su fachada es de un sólo cuerpo con ocho pilastras del orden compuesto y dos torres en lo extremos, un atrio y tres puertas. Encima de la principal hay un bajo relieve de la Visitación, y otros adornos. Cierta la entrada una espaciosa lonja con pilares y verjas de hierro. Pero la fachada mejor de esta casa es la que cae al jardín, y corresponde a lo que llaman el Palacio, por ser la habitación que destinó para sí la reina doña María Bárbara. Los planes de esta obra fueron de don Francisco Carlier, y la dirigió don Francisco Moradillo. El adorno interior de este suntuoso templo es correspondiente a su gran fábrica. Pilastras y columnas de una sola pieza de exquisitos mármoles de Granada con los capiteles de tronce dorada, hermoso pavimento de mármol de colores, suntuosos y elegantes retablos de lo mismos excelentes pinturas, bellas estatuas; todos los objetos, en fin, que encierra esta casa son dignos de la   —173→   admiración de los inteligentes, y formarían un volumen en su descripción. Pero en gracia de la brevedad sólo nos permitiremos citar los magníficos sepulcros de los reyes don Fernando VI y doña Bárbara, cuya arquitectura fue invención del célebre Sabatini, y la escultura de don Francisco Gutiérrez. Está colocado el del Rey en el crucero al lado de la epístola, y a su espalda, en el coro, el de la Reina; y sus urnas, estatuas, adornos, y hasta las inscripción es de don Juan de Iriarte, todo es del mejor gusto.

Salesas nuevas. Está situado en la calle ancha de san Bernardo, y fue fundado en 1798 por la excelentísima señora doña María Teresa Centurión. Su iglesia, aunque pequeña, es de muy buen gusto, con los altares de mármol de bella forma, pinturas regulares, y en la sacristía un crucifijo del Greco. La portada de la iglesia es de una elegante sencillez, y el bajo relieve que hay en ella fue esculpido por don Julián de San Martín.

Beaterio de san José. Fue fundada esta casa de beatas de la orden tercera de san Francisco por los años de 1638 en la calle del Mesón de Paredes, y posteriormente fueron trasladadas a la calle de Atocha, donde se hallan. Su iglesia se reconstruyó en 1768, y no contiene cosa notable.

Hijas de la Caridad. Esta venerable congregación, fundada en Francia por san Vicente de Paúl, se estableció en Madrid en el reinado del señor don Carlos IV, viniendo algunas hermanas de la casa de Barcelona, a fin de que el considerable número de enfermos de los hospitales, y los inocentes expósitos de la Inclusa recibiesen de ellas el alivio y vida que conocidamente ofrecen su religión y esmerada asistencia.   —174→   Están sujetas al visitador de la congregación de la Misión, y tienen su casa e iglesia en la calle de san Agustín.




Otras iglesias, oratorios y capillas públicas

Nuestra señora de Gracia. Plazuela de la Cebada. Labró esta iglesia la hermandad de la Vera-Cruz, pero después se rehízo la iglesia, que es muy capaz, y en ella se encuentran algunas pinturas y efigies muy regulares.

Sacramento. Este oratorio está en la calle de Cañizares, y se labró para la congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento por don Manuel de Aguiar en 1647.

El Caballero de Gracia. La congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento, fundada por el ejemplar sacerdote Jacobo de Grattis, caballero del hábito de Cristo, labró en 1654 este oratorio en la misma calle a que aquel dio nombre. Este oratorio fue reconstruido en el siglo pasado por el célebre arquitecto Villanueva, y en este presente año se ha hecho la portada, que es sencilla, con dos columnas y un bajo relieve encima representando la Cena de Nuestro Señor, ejecutado por el escultor don José Tomas, copia del grabado de Morghen del célebre cuadro original de Leonardo Vinci.

Espíritu Santo. Este oratorio está en la calle de Valverde, y es propio de su congregación, quien labró su iglesia en 1676. En ella hay algunas pinturas razonables.

San Fermín. Fundó esta iglesia la real congregación de naturales de Navarra, y se construyó en 176. Está situada en el Prado, y son de notar en ella las buenas esculturas de sus altares.

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San Ignacio. Fue esta casa del colegio de los ingleses, y la compró la congregación de san Ignacio de naturales de Vizcaya, quien la reformó y abrió su iglesia en 1773. Está situada en la calle del Príncipe.

V. O. T. de Servitas (san Nicolás). La piadosa y antigua congregación de Servitas de María Santísima, de que son protectores y hermanos mayores los Reyes nuestros señores y Real Familia, y que antes estuvo en la iglesia de padres de Portaceli, habilitó a sus expensas la que desde muy antiguo sirvió de parroquia de san Nicolás, la cual había sido profanada y destruida por los franceses, y permaneció cerrada hasta 1826 en que la ocupó la congregación con el objeto de dar culto al Señor diariamente. Es poco rica en materia ni adornos, aunque con algunas pinturas y esculturas razonables. Se hace más notable por la antigüedad de su fundación que es de las primeras de Madrid, así como también por haber sido sepultado en su bóveda el famoso Juan de Herrera, según se dijo hablando de la antigua parroquia de san Nicolás.

Príncipe Pío. En la plazuela de Afligidos. Fue fundada esta capilla por doña Leonor de Moura, marquesa de Castel-Rodrigo, y está en las casas del Príncipe Pío. En esta capilla se venera una de las copias de la cara de nuestro señor JesuCristo estampada en el lienzo de la Verónica, cuya preciosa alhaja está vinculada al mayorazgo, y se expone al público el jueves y viernes santo.

Nuestra señora de la Soledad. Calle de la Paloma. Trazada por el arquitecto don Francisco Sánchez.

Capilla de san Isidro. En casa de los condes de Paredes, junto a san Andrés, en el piso bajo, en   —176→   donde hay tradición que vivió san Isidro cuando servía a Iván de Vargas, de quien era la casa.

Otra ídem. En la calle del Águila, n.º 7, donde también se cree que vivió dicho santo.

Capilla de nuestra Señora de la Concepción. En casa del duque de Osuna en la calle del mismo nombre.

Capilla de nuestra Señora del Sagrario de los Hornos de Villanueva. En el Pósito; y fue erigida en 1632 en aquel paraje entre Recoletos y puerta de Alcalá que se llamó Villa Nueva; y ha quedado capilla del Pósito.

Nuestra Señora de la Portería. Calle de santa Isabel. Labrada por el marqués de la Solana en 1731 a una imagen que estaba en el portal de sus casas.

Nuestra Señora de la Soledad. Calle de Fuencarral. Labrada por el marqués de Navahermosa en su misma casa en 1712.

Otras capillas. Hay otras capillas menos notables en diversas casas particulares.




Ermitas

San Isidro. Fue fundada esta ermita a la orilla derecha del Manzanares por la emperatriz doña Isabel, esposa de Carlos V, en 1528, y está situada en una altura, donde, según tradición, abrió el santo una fuente. La capilla del día fue costeada por el marques de Valero en 1724, y es muy regular. Tiene inmediato el cementerio propio de la sacramental de S. Andrés. Esta ermita es sumamente concurrida el día del santo patrono por el pueblo de Madrid, que celebra en él una romería muy divertida, y que ha quedado única de su clase en esta villa.

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Nuestra Señora del Puerto. Situada a la orilla izquierda del río, cerca del puente de Segovia, fundada por el marqués de Vadillo, corregidor de Madrid, en 1718. El edificio es bueno, tiene sus capellanes para el culto, y en ella yace sepultado su fundador.

El santo Ángel. Esta ermita en el paseo de Atocha estuvo dedicada al santo Cristo de la Oliva, y en el año de 1783 se renovó a expensas de la villa, y se trasladó a ella la efigie del santo Ángel, que estuvo primero sobre la puerta de Guadalajara, y luego en una ermita a la salida del puente de Segovia. Esta de que hablamos fue arruinada en tiempo de los franceses, y ha sido reedificada después.

Santa María de la Cabeza. Situada fuera de la puerta de Atocha en el paseo de las Delicias, y fundada en 1728.

San Antonio de la Florida. Es parroquia, y está situada al fin del paseo de la Florida, sobre la orilla del río Manzanares. Fue fundada en 1720 por el resguardo de Rentas reales, pero el año de 1770 se reedificó; y últimamente fue edificada de nuevo en 1792 con una forma muy linda, pintando Goya toda la cúpula, y adornándola con buenas pinturas Maella, Gómez, y otros. La efigie de san Antonio, es de Ginés, y la arquitectura de la iglesia de Fontana.




Cementerios

La costumbre de enterrar en las iglesias fue abolida en virtud del real decreto de Carlos III de 3 de abril de 1787. Conociendo los perjuicios que originaba a la salud pública, ordenó aquel gran monarca la construcción de cementerios extramuros de las poblaciones. En Madrid hay dos generales, y cuatro   —178→   particulares. Los dos generales son el de la puerta de Fuencarral, y el de la puerta de Toledo. Los particulares son el de la sacramental de san Andrés, junto a san Isidro el del campo; y los de las sacramentales de san Sebastián, san Luis, y el hospital general fuera de la puerta de Atocha. Entre los dos generales se reparten todas las parroquias de la corte, a saber: el de la puerta de Fuencarral comprende san Martín, san Ginés, Santiago, el Salvador, santa María, san Luis, san José, y la Patriarcal; y el de la puerta de Toledo las otras parroquias de Madrid. Todos los feligreses, sin distinción de clases, tienen que ir al respectivo cementerio, y solamente los hermanos de las sacramentales ya dichas pueden enterrarse en los campos-santos particulares, para lo cual compran su entierro a la misma sacramental.

El cementerio de la puerta de Fuencarral es el mayor, y está situado en paraje ventilado. Fue construido por el arquitecto don Juan Villanueva, y empezó a servir en 1809. Consiste en seis patios abiertos, en cuyas paredes están los nichos o depósitos para aquellas personas que pueden pagarlos. Cuesta cada uno 464 reales, y permanece en él el cuerpo por espacio de cuatro años, pasados los cuales hay que renovar el pago, pues de lo contrario pasa al depósito general u osario. La multitud del pueblo que no paga nicho se entierra en sepulturas abiertas en el suelo. Los nichos están numerados, y por los encargados del cementerio se dan las razones que se les piden. Los objetos más notables en este sitio son la capilla, frente a la puerta de la entrada, que es de muy buen gusto, y el mausoleo contiguo,   —179→   del marqués de san Simón, rodeado de árboles y cercado independientemente. Lo demás es poco digno de atención, y carece del ornato en árboles y plantas, sepulcros e inscripciones elegantes que en otros países hacen embellecer hasta la misma imagen de la muerte, ocultando su horror a las personas sensibles que van a verter tiernas lágrimas y a elevar sus oraciones en la tumba de un padre, de un hijo, o de un amigo. Algunos féretros hay extendidos a lo ancho en la pared, y entonces se paga doble. En este camposanto reina una casi perfecta igualdad, y la tumba de un magnate ocupa por lo regular el mismo sitio que la de un particular, distinguiéndose tal vez de esta por alguna lápida sencilla de mármol con ligeros adornos. Las inscripciones son también sencillas y en castellano, limitándose a decir el nombre, edad y patria del difunto.

El otro campo-santo de la puerta de Toledo está adornado de soportales y árboles al rededor, y en lo demás es conforme al anterior.

Igualmente los cuatro particulares más o menos chicos.