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Sobre el concepto de memoriales y monumentos ver Marita Sturken, «The Wall, the Screen, and the Image: The Vietnam Veterans Memorial». (120 y 152).

 

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[«To read (Inri) is to experience a strange force pulsing through the language, breaking apart its usual channels, and opening unseen and unheard zones».]. Sitio de la Red de Marick Press que anuncia la traducción de William Rowe al inglés, del 2009.

 

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El 5 de enero del 2001, las Fuerzas Armadas entregan al entonces Presidente Lagos, el informe con los antecedentes acerca del «destino final» de 200 detenidos desaparecidos, tal como se habían comprometido a hacerlo en la denominada «Mesa de Diálogo» que operó por casi un año entre agosto de 1999 y junio del 2000. Según establece la ONG Codepu (Corporación de Promoción y Defensa de los Derechos del Pueblo), «[e]xiste en Chile una cifra aproximada de 1.200 detenidos desaparecidos. Sólo 170 han sido encontrados desde 1991 adelante, unos exhumados desde el Patio 29 del Cementerio General, otros cuerpos fueron encontrados en fosas clandestinas en Pisagua, en el norte de Chile, o enterrados en cementerios regionales. El Informe contenía 200 datos de detenidos desaparecidos. A 180 se les individualizaba con sus nombres, carné de identidad, fecha de su detención, fecha de muerte, y su destino final. Veinte de ellos eran denominados como NN». La información contenida en el Informe adolece de errores y vaguedades; para los familiares de los detenidos desaparecidos significó una ocasión más de retraumatización. El caso más flagrante de desinformación es el de Juan Rivera Matus, detenido frente a Chilectra, su lugar de trabajo, en noviembre de 1975. Según el Informe, había sido lanzado al mar en ese mismo año. Sus osamentas aparecen en el Fuerte Arteaga, un antiguo recinto militar, pocos meses después de emitido el Informe. La familia ha dicho que lo han enterrado tres veces, cuando desapareció, simbólicamente frente al mar al darse a conocer el informe, y al encontrar finalmente sus restos. Las preguntas acerca de si las víctimas estaban o no vivas, quiénes las lanzaron, bajo qué ordenes, cuándo y dónde no han sido satisfactoriamente respondidas hasta hoy. En el sitio del Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior del Gobierno de Chile se explica la función de la Mesa de Diálogo que sesionó entre agosto de 1999 y junio del 2000: «La Mesa de Diálogo fue convocada por el Supremo Gobierno con el propósito de dar pasos para encontrar a las víctimas del régimen militar, o cuando ello no fuera posible, obtener al menos la información para clarificar su destino, con el concurso de las Fuerzas Armadas y de Orden. La Mesa reunió a los estamentos más representativos de la vida nacional, incluyendo a las más altas autoridades del país, instituciones civiles, militares, religiosas y éticas».

 

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El entonces presidente Ricardo Lagos Escobar lo anuncia en un discurso emitido por cadena nacional de televisión el 7 de enero de ese año, luego de recibir un informe oficial de las FFAA reportando el hecho: «La información que he recibido es cruda y dolorosa; una información que habla de muerte, sepulturas, sepulturas clandestinas, cuerpos arrojados al mar, a los lagos y a los ríos de Chile». El discurso completo se puede consultar en el Archivo de la Fundación Democracia y Desarrollo. Hoy está establecido que en septiembre de 1978, después de que se descubrió la fosa clandestina de los campesinos desaparecidos en la localidad de Lonquén, Pinochet encarga a los regimientos del país la ejecución de la operación «Retiro de televisores». Este es el nombre siniestro que recibe la orden de desenterrar los cuerpos sepultados clandestinamente y lanzarlos al mar, río y volcanes. Constituye una segunda desaparición forzada de los cuerpos de las víctimas.

 

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Naín Nómez entrega una valiosa síntesis del volumen: «El título que alude a la pasión de Cristo dialoga con los epígrafes de citas extraídas de los evangelios que introducen la historia de las víctimas de la represión. El texto consta de tres partes: la primera despliega la construcción de un sujeto impersonal que va mostrando la caída de los cuerpos en forma de frutos sobre la tierra; la segunda describe el descenso de los cuerpos acompañados ahora por los elementos naturales antropomorfizados; la tercera recobra la visión zuritiana de un sujeto opaco que se interpela a sí mismo y se sumerge en un mundo donde el amor recobra el sentido de la vida. El texto termina con un escorzo final, "el inri de los paisajes", título original del libro, que es su epílogo y reconstruye la realidad, expresando que todo el mito de resurrección y el carácter regenerativo de la materia humana y natural fue sólo un sueño, un delirio poético posible».

 

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Para el tema de la visualidad en el lenguaje de Zurita ver Fischer, «El día más blanco o el país de la memoria de Raúl Zurita».

 

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En una entrevista con la BBC de Londres, Raúl Zurita explica este punto: «Eso me pareció tan increíble, tan demencial, que en este libro nunca se pronuncia la palabra "ver". Siempre se dice "oír", "oí tal cosa", "oí un desierto", "oí los chillidos", "oí los gritos". Solamente al final aparece la palabra "ver". Hay unos escritos en braille [sic] porque yo sentía que tenía que representar esa ceguera absoluta, donde solamente las cosas se oyen, pero no se pueden ver» (Manuel Toledo, «Deberíamos estar llorando»).

 

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En el nombre propio «Viviana» resuena el de Viviana Díaz, hija del dirigente comunista Víctor Díaz, detenido desaparecido en 1976, quien fue presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos entre 1999 y 2003. En «Mireya», el de Mireya García, vicepresidenta de la Agrupación, cuyo hermano Vicente está desaparecido desde 1977.

 

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La cita de Dori Laub en «Witnessing...» es la siguiente: «Trauma survivors live not with memories of the past, but with an event that... continues into the present and is current in every respect» (69).

 

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En una entrevista con Ana Solanes, Zurita explica este aspecto del volumen del siguiente modo: «Cuando se dice por ejemplo "Nunca más", y pienso en los desaparecidos, lo que en realidad se está diciendo es lo irreversible de lo sucedido. No es la frase, es la desmesura de los hechos. Algo que no tiene compensación. Entonces el "Nunca más" es asumir que eso que sucedió no tiene reparación posible. Ese dolor ya fue hecho, tú cuando matas a alguien ya no puedes volver al segundo antes de hacerlo, ya lo hiciste. Existen ritos reparadores donde efectivamente se reinventan las palabras, se efectúan la exequias simbólicas, se escriben libros como Inri, actos que pretenden simbolizar el luto o el duelo. Inri es un libro sin esperanzas porque precisamente matar a un ser humano es el atentado más irremediable contra la esperanza, es algo que desborda todo lenguaje y anula toda actitud frente al lenguaje [...] Pero la mayor derrota de un libro como Inri o Canto a su amor desaparecido, es que fueron escritos, porque el gran poema sería que nunca hubieran sucedido las cosas que sucedieron y por lo tanto esos libros jamás se hubieran escrito».