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Retórica y Poética

Antonio Góngora y Fernández

Biografía

Nació en Sevilla el 7 de junio de 1842. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de esta ciudad y alcanzó el grado de Licenciado. En 1867 ganó las oposiciones de profesor de Bachillerato. A causa de sus ideas políticas y, en especial, a su proximidad a los grupos que defendían el alzamiento cantonal de 1873, se vio obligado a emigrar.

Regresó a España gracias a una amnistía y ocupó la Cátedra de Geografía e Historia en el Instituto de Jerez de la Frontera hasta su jubilación a los setenta años. Publicó las siguientes obras: (1900) El periodismo jerezano, (1904) Historia de Jerez de la Frontera, con datos particulares sobre su industria vinícola, y, con Romualdo Álvarez Espino, (1870) Elementos de Literatura Filosófica, Preceptiva e histórico-crítica, con aplicación a la Española.

Véase: Mario Méndez Bejarano, (1922) Diccionario de escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual provincia, Tipografía Gironés.

María del Carmen García Tejera, (1987), «La concepción estética en la Teoría de la Literatura de Álvarez Espino y Góngora Fernández», (Cádiz, 1870), en Gades, n.º 15: 183-204.

Obras-Bibliografía

1870, Elemento de Literatura Filosófica, Preceptiva e histórico-crítica, con aplicación a la española, Cádiz, Imprenta y Litografía de la Revista Médica.

Estos autores apoyan toda su obra en la definición de «literatura», que formulan como «el arte que imita la belleza por medio del lenguaje». El elemento de esta definición, que les sirve de base y de punto de partida, es el concepto de «belleza». De esta manera justifican la amplitud que le conceden a sus reflexiones sobre la Estética y el lugar que le asignan a esta disciplina como introducción a los estudios literarios. Otros autores, por el contrario, siguiendo a Hugo Blair, comienzan sus reflexiones a partir de la noción de «gusto».

Álvarez Espino y Góngora Fernández aceptan que la obra de arte es producto, fundamentalmente, del talento y de la imaginación, pero también reconocen que, sin la ayuda de los procedimientos técnicos resultaría prácticamente imposible alcanzar la perfección. Por lo tanto, al estudio de la literatura -es una de sus conclusiones- hemos de conceder una importancia decisiva en los planes y en los programas académicos, ya que el conocimiento concienzudo de sus secretos nos resulta no sólo útil sino incluso necesario para acercarnos al ideal de perfección estética. La Retórica también rendirá un servicio a los que tienen que elaborar escritos no estrictamente literarios:

Es sumamente necesario y útil su estudio, porque sin él sería imposible alcanzar la perfección de las obras hijas del talento y de la imaginación, pues aún los escritos más ajenos a la belleza como fin, necesitan de la belleza como medio (p. 9).

Pero el término «literatura» posee, además otra significación. Con él se designa el estudio de las obras literarias, y abarca tres orientaciones científicas y metodológicas que, según estos autores, deben ser convergentes y complementarias: filosófica, preceptiva e histórico-crítica. La primera posee un carácter teórico y se propone la identificación y la formulación de los principios estéticos que han de inspirar la obra literaria. La segunda es de índole prescriptiva y dicta las leyes tanto generales -para todo tipo de composición- como particulares, -para cada uno de los géneros- que se han de cumplir en su elaboración. Y la tercera, de naturaleza y objetivos mucho más prácticos, facilita datos e instrumentos para mejor conocer el origen y progresos de la literatura en general y el mérito de los escritores por medio de análisis filosóficos (p. 9).

Siguiendo este planteamiento, Álvarez Espino y Góngora Fernández componen un tratado en el que integran las tres para de la literatura: la filosófica, la preceptiva y la crítico-histórica.

Véase: María del Carmen García Tejera, 1987, «La concepción estética en la Teoría de la Literatura de Álvarez Espino y Góngora Fernández», 1870, Cádiz, en Gades, n.º 15: 183-204.

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