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Retórica y Poética

Otros retóricos latinos

María del Carmen García Tejera
José Antonio Hernández Guerrero

Obras

Hemos citado los retóricos más destacados en el mundo latino y los que más han influido en siglos posteriores. El número de retóricos latinos es, con todo, muy superior (vid. Ch. Halm, 1863: Rhetores Latini Minores; Kennedy, 1972), y abarca diversas modalidades que van desde la enseñanza de la Retórica a la práctica oratoria (muy especialmente la judicial y la deliberativa), sin olvidar a otros cuya vinculación con la teoría o con la práctica retóricas es muy tangencial.

De varios de estos retóricos sólo nos quedan breves referencias, testimonios de otros más conocidos (Suetonio, Quintiliano...). En algunos casos se han conservado fragmentos de algunas obras; en otros, sólo conocemos el título de obras ya perdidas, por la mención que se hace de ellas.

Suetonio en su De viris illustribus aporta una lista de retóricos que, en su mayor parte, se dedicaban a la declamatio. Destaca Verginius Flavus que, hacia el 49 d. C., fue profesor de Retórica en Roma. También Quintiliano, cuando alude a la historia de la Retórica en Roma, cita a algunos retóricos del siglo I d. C.: Celsus, Laenas, Plinio, Tutilius...

De los anteriores debemos recordar a Cornelius Celsus, autor de una enciclopedia en la que, entre otras materias, trata de Retórica, a la que define como «hablar de forma persuasiva sobre cuestiones ambiguas que merezcan el interés de las personas» (Kennedy, 1972: 484).

Más conocidos son los dos Plinios. El mayor, llamado Plinio el Viejo, fue famoso por su Historia Natural. Su sobrino, Plinio el Joven, alude a algunas obras más, entre las que nos interesa destacar el tratado Studiosus, un manual para la formación del orador.

Por su parte, el citado Plinio el Joven (que fue contemporáneo de Quintiliano y ocupó importantes cargos públicos) destacó como orador y, además, escribió varios discursos, entre los que sobresale el Panegyricus que, además de su innegable valor histórico y político, es una pieza maestra de la Oratoria. En algunas de sus epístolas trató también cuestiones relativas al estilo y, a menudo, se nos muestra como un agudo crítico literario.

Domitius Afer (nacido en Nîmes) también mereció elogios de Quintiliano, quien subrayó la madurez de su estilo. Afer fue uno de los oradores más reconocidos del siglo I d. C. y, al parecer, poseyó un agudo ingenio.

Otra de las figuras más destacadas durante este período fue Séneca el Joven que se inspiró en el género de la diatriba para muchos de sus escritos filosóficos. Su obra, muy abundante, está compuesta por tratados en prosa, epístolas, tragedias y una sátira menipea. Considera la Retórica ‑junto con la Dialéctica‑ como una parte de la Filosofía. Sus teorías sobre el estilo ‑muy influidas por los Estoicos, de cuya Escuela fue un destacado representante‑ se hallan, especialmente, en sus Epístolas.

Pese a su condición de poeta, Juvenal ‑particularmente conocido por sus sátiras‑ trató de los retóricos (sobre todo de Quintiliano) en diversas ocasiones. Su referencia más amplia a la Retórica se encuentra en la Sátira séptima, donde habla, entre otras cosas, de la remuneración de los poetas, los historiadores y los oradores.

Bibliografía

  • Antonio Alberte (1992), Historia de la Retórica latina, Ámsterdam, A. M. Hakkert Publisher.
  • Carmen Codoñer (ed.) (1997), Historia de la Literatura latina, Madrid, Cátedra.
  • C. Halm (ed.) (1863), Rhetores latini minores. Ex codicibus maximan partem primun adhibitis, Leipzig, B. G. Teubner (Frankfurt, Minerva, 1964).
  • José Antonio Hernández Guerrero y María del Carmen García Tejera (1994), Historia breve de la Retórica, Madrid, Síntesis.
  • George A. Kennedy (1972), The Art of Rhetoric in the Roman World, Princeton (Nueva Jersey), Princeton University Press.
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