11
Sobre el teatro humanístico y de colegio: García-Soriano (1945); Roux (1968); Hermenegildo (1973: 69-130).
12
Sobre Bermúdez, cuyas Primeras tragedias españolas se han publicado en 1975 por Mitchell D. Triwedi (Estudios de Hispanófila., Universidad of North Carolina), y sobre Ferreira, véanse: Crawford (1914-15: 39-54); Watson (1954); Freund (1961: 103-112); Roig (1970 y 1971); Hermenegildo (1973: 163-192); Castro (1977: 627-727); Sito Alba (1983: 314-319).
13
John G. Weiger ha publicado muchos artículos sobre el tema en varias revistas y es autor de estos libros: Weiger (1976, 1978, 19782, 1985). Véanse también: Oleza Simó (1981, 1984) y Sirera (1981 y 1982).
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Consúltense: Sánchez Porqueras (1965); Newels (1974); García Berrio (1975: 39-45, 1980: 75-118). Creo oportuno anotar que García Berrio ha puesto de relieve la importancia que tuvo la influencia de la Epistula ad Pisones de Horacio en la poética española del Quinientos. La podemos advertir en los apuntes estéticos sueltos de Vives, en las notas críticas que se encuentran en algunas obras retóricas del siglo y, más que nada, en los textos que García Berrio ha sabido valorizar cómo únicos ejemplos de tratados de poética, que preceden al de Pinciano: la Elucidatio al De arte dicendi del Brocense (1558) y las páginas que Antonio Llull dedica al decoro poético en su De oratione (hacia 1554). El culto por Horacio es continuación de una tradición medieval, mientras que los textos fundamentales «clásicos» en materia de teatro eran sólo los de Horacio y Séneca.
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Sobre la tragedia italiana del siglo XVI está a punto de salir una obra de conjunto que contiene los textos fundamentales presentados críticamente y una amplia bibliografía (pude consultar las galeradas): Teatro italiano del Cinquecento, vol. I. La Tragedia, por Renzo Cremante, ed. Ricciardi (Milán - Nápoles).