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«El teatro de medianoche», de Rodolfo Usigli: Expuesto en una nota informativa, seis momentos y un epílogo

Guillermina Fuentes Ibarra






Nota informativa

Del 2 de marzo al 13 abril de 1940 se llevó a cabo la única temporada de Teatro de Medianoche, cuyo promotor, coordinador y director de escena fue el conocido dramaturgo Rodolfo Usigli. La cual se programó de marzo a mayo con obras en un acto, de nueve autores extranjeros y seis mexicanos. En total veinticuatro obras, para presentarse dos en cada función, durante los días sábados y miércoles a las 23:30 horas; en el cine Rex ubicado en la calle de Madero número 33.

No obstante, sólo se presentaron once obras, porque el público dejó de asistir. El señor Usigli pensó en la conveniencia de hacer una gira por las ciudades de Celaya y San Miguel de Allende, para recuperar un poco de la inversión. Después de la primera función en el teatro Cortázar de Celaya, ante unos cuantos espectadores; el fracaso fue rotundo.

Al mes siguiente, en mayo, la revista Letras de México, donde colaboraba Usigli, dedicó dos planas a una encuesta que realizó entre destacas personalidades de la vida cultural, para conocer su punto de vista sobre Teatro de Medianoche. Las mayor parte de las opiniones se inclinaron a decir que había sido un esfuerzo fallido del autor de La mujer no hace milagros.

Usigli muchos años después, en el prólogo a Vacaciones, obra representada durante la temporada de 1940, aún recordaba con amargura los comentarios de aquella encuesta. Hasta aquí la nota.




I. 1939

Usigli es Jefe de la Sección de Teatro del Departamento de Bellas Artes. En enero expone su programa de trabajo anual; se propone realizar una exposición de escenografía y vestuario, como el año anterior. Además, presentar funciones de teatro guiñol, del cuadro revolucionario, de la liga de teatros no profesionales y, en la medida que lo permitan los recursos, reparar y conservar los locales Hidalgo y Orientación.

Hacia mediados del mes de agosto acontece un fuerte altercado con Celestino Gorostiza, entonces jefe de Bellas Artes. El día 23 Usigli le envía su renuncia, los motivos que aduce son la falta constante de apoyo y confianza, y el menosprecio hacia su trabajo, por parte de su jefe. El clímax de esa situación, percibe Usigli, es la ambigüedad que ha manifestado sobre el local y fecha del estreno de Don Domingo de don Blas de Juan Ruiz de Alarcón, obra que ha venido ensayando para la conmemoración del tricentenario de la muerte de tan ilustre dramaturgo.

La respuesta de Gorostiza llega el 7 de septiembre; con ironía aguda y puntual le hace ver que su soberbia no le ha permitido realizar una labor eficiente en su cargo, puesto que una parte de los recursos que debían repartirse entre varios grupos se orientaron al que Usigli dirigía y éste, en su papel de jefe de sección y director, no cumplió con lo establecido en su programación. Por esto y más le acepta la renuncia.

Casi al mismo tiempo, en un encuentro entre Usigli y Paco Fuentes, director artístico del teatro Ideal, éste le pregunta sobre la última obra que está escribiendo. Usigli se la da a leer y unas semanas después se entera que las hermanas Blanch la quieren poner en escena, pero le piden la termine. La mujer no hace milagros estaba concluida pero en la carátula se leía «obra en tres actos» y en el contenido sólo había dos. El autor aclara el error y es así como el 23 de octubre se lleva a cabo el estreno en el Ideal.

Usigli cuenta que durante sus días de desempleo fue concibiendo Teatro de Medianoche. Es posible pensar que la experiencia del Ideal, contribuyera en el ánimo del dramaturgo para gestar en su mente la creación de una agrupación propia, bajo su coordinación y dirección.

A fines de 1939 y principios de 1940 se acercó a los dueños del cine Rex y los convenció para hacer funciones de teatro en el local. Igualmente invitó a un grupo de personas notables del medio cultural para que integraran el patronato de Teatro de Medianoche. Con éste pretendía aprovechar la experiencia de los teatros experimentales anteriores pero de manera independiente, sin apoyo oficial y que fuera «un primer paso hacia una escuela de teatro que exprese la realidad y el sueño de México a través de nuevos autores y actores»1.

En las negociaciones con los dueños, Usigli obtuvo el local, en alquiler, por una simbólica cifra, después de las funciones cinematográficas. Eligió este espacio porque contaba con el aforo suficiente para representar obras teatrales.




II. Estreno de la temporada

Son las 23:30 horas del 2 de marzo de 1940, las puertas del cine Rex están abiertas, llegan los invitados al estreno; pero no de una nueva película, sino de las obras dramáticas: La pregunta al destino de Arturo Schnitzler, autor vienés, y Ha llegado el momento del mexicano Xavier Villaurrutia.

En el vestíbulo se encuentra como anfitrión el señor Pablo Prida, uno de los dueños del cine. Entre las personalidades asistentes se encuentran don Armando de María y Campos, Rafael F. Elizondo, doña Amalia de Castillo Ledón y el dramaturgo español Paulino Masip, Agustín Lazo y Xavier Villaurrutia. Al llegar el último momento del día se abre el telón y da paso a los actores: Víctor Velázquez, Carlos Riquelme y Ana María Covarrubias. Después de un largo intermedio se representa la segunda obra del programa con Clementina Otero, José Crespo, Rodolfo Landa, Josette Simo y Emma Fink.

Durante los días siguientes aparecen en los diarios algunas crónicas, en las cuales felicitan por el proyecto emprendido. Algunos autores se sorprenden por los programas de mano hechos en cartón color de medianoche, negro; otros aprecian la obra mexicana y evalúan la tarea de los actores como desigual.




III. La temporada

Las siguientes semanas, el diario La Prensa anuncia las obras que se presentan en el cine Rex. Se advierte que no se cumple la programación. En escena se ven entre el 9 de marzo y el 23 de abril: Episodio, Las bodas de Anatole de Schnitzler; A las 7 en punto de Neftalí Beltrán, Temis municipal de Carlos Díaz Dufóo, Encienda la luz de Marco Aurelio Galindo, Vacaciones de Usigli, Los diálogos de Suzette de Luis G. Basurto, Si encuentras guarda de George Kelly y Vencidos de George Bernard Shaw.

Pero sólo una nota periodística aparece en la revista Romance, sobre Las bodas de Anatole, Temis Municipal y Vacaciones. El anónimo autor valora con enorme entusiasmo la obra de Carlos Díaz Dufóo de la cual dice:

A lo largo de ella asistimos a su vigorosa diatriba contra la «justicia» legal y oficial de la sociedad en que vivimos; a pesar de que la obra se mantiene siempre en un tono auténtico de farsa, sus caracteres no pierden nunca su profundidad humana. «Temis Municipal» demuestra qué posibilidades insospechadas encerraba su autor muerto tan prematuramente. En esta farsa no apta para abogados y escrita por un abogado, percibimos el amargo escepticismo del autor, su desnuda y cercenada visión de los problemas de la sociedad actual2.



Igualmente su admiración se manifiesta en sus comentarios a la obra de Usigli:

Esta obra en un acto -apunta- es indiscutiblemente buena por la intención y por algunos aciertos de diálogo, de tinte wildeano, que tiene al principio. El final nos gusta menos, pues esta gracia y agudeza de gran calidad que revela la personalidad del autor, se pierde para dejar paso a algunos trozos de cierto chabacano matiz astrakanesco. A pesar de todo, la sensación general es buena, pues quedan sobresaliendo en el ánimo de los espectadores los abundantes aciertos a que nos hemos referido3.



En cambio estima como banal, insustancial e intrascendente la obra de Schnitzler.




IV. Rodolfo Usigli y su relación con la prensa

¿Por qué no aparecieron más notas sobre la temporada? La respuesta se puede encontrar en las «Columnas del Periquillo» del diario El Nacional del 7 de abril, donde se señala:

USIGLI Y LA CRÍTICA

Este Periquillo recuerda haber leído en alguna parte que durante la gran guerra europea algunos sujetos celosos de su neutralidad decidieron usar en el ojal del saco un botón que decía «¡No me hable usted de la guerra!». En México, en los días de esta guerra teatral emprendida por Usigli, los críticos de los periódicos diarios han podido repetir la fórmula conviniendo entre sí no hablar de Usigli y de su Teatro de Medianoche. Usan esta divisa: «¡No me hable usted de Usigli!», que ha llenado de angustia y desesperación al director del Teatro de Medianoche.

La cuestión es si tiene alguna importancia y la tuviera mucho mayor si Usigli pudiera separar los problemas del teatro de los suyos personales. Preciso es reconocer que los periódicos diarios se resienten de la falta de una buena sección de crítica teatral y literaria y, por otro lado, que el Teatro de Medianoche, como el propio Usigli dice, «es un espectáculo que no sobra en México». Pero reconozcamos también que el mejor crítico, el más bien dispuesto, hubiérase visto en apuros para salvar algo de este teatro lleno de contradicciones entre su ambición y sus productos4.



No obstante, este anónimo cronista siete días después da cuenta nuevamente de la temporada cuando acota:

El teatro de Medianoche por otro lado sigue su curso, contra viento y marea, a pesar de la última «basurtada». Faltan todavía algunas obras de máxima importancia. El tiempo dará la razón a los preparados, a los estudiosos, a los que verdaderamente sirven al teatro y no a los irresponsables5.



Finalmente el 23 de abril se da la última función de Teatro de Medianoche en el cine Rex con un escaso público.




V. La gira por Guanajuato

Ante la ausencia de espectadores y la situación económica cada vez más difícil, Usigli decide hacer una gira por Celaya y San Miguel de Allende, Guanajuato, con apoyo de su amigo Armando García, para presentarse en los teatros Cortázar y Ángela Peralta. Los programas de mano y tirillas publicitarias se imprimen con las aportaciones de empresas y casas comerciales de cada una de las ciudades. Las obras que viajan son las tres mexicanas: A las siete en punto de Neftalí Beltrán, Ha llegado el momento de Xavier Villaurrutia, y Vacaciones de Usigli.

La publicidad pondera las cualidades de los autores y promueve el Teatro de Medianoche como «teatro no comercial y como el único teatro en México que se ha preocupado por presentar las mejores obras de autores mexicanos y extranjeros y llevar la Cultura Teatral de nuestro país»6; sin embargo esto no es suficiente para atraer a los públicos locales. De tal modo que después de una presentación en el teatro Cortázar de Celaya ante muy pocos espectadores, se decide concluir la gira.

En los recuerdos del maestro Ignacio Retes, quien fue actor y asistente de dirección durante la temporada, cuando estuvieron de gira, sucedieron situaciones chuscas y paradójicas. Cuenta que en la obra Vacaciones, en una escena José Elías Moreno lo cargaba. En Celaya, Usigli lo sustituye juega ese papel, pero, dice Retes «estaba furioso porque nada más había tres espectadores, entonces me cargó y en lugar de bajarme me aventó». Otra anécdota que cuenta Retes es la siguiente: «Cuando nos estábamos muriendo de hambre en el vestíbulo del hotel, los siete del elenco. Mientras en una típica escena romántica, Usigli en el piano y Josette parada a un lado del piano viéndolo tocar y él cantando. Y nosotros hambrientos. Pero ellos enfrascados en su idilio»7. Para entonces había iniciado una relación amorosa con la joven y bella actriz Josefina Martínez, quien sería su primera esposa.




VI. La encuesta de la revista literaria y artística Letras de México

En el número del 15 junio de 1940, el editor Octavio G. Barreda después de hacer un recuento de lo que fue Teatro de Medianoche dice:

Como el fracaso de este ensayo causó toda clase de comentarios y encontradas discusiones, LETRAS DE MÉXICO creyó más que oportuno y conveniente abrir una encuesta con el fin de purificar un tanto el ambiente y ver si era posible llegar a conclusiones acerca de las causas que lo motivaron. Un registro de éstas, aunque aparecidas tardíamente como acontece hoy, seguramente servirá a los que en lo futuro se lancen a nuevas aventuras similares8.



Las preguntas de la revista son: ¿Qué piensa del repertorio presentado?, ¿Qué de la dirección y la actuación?, ¿Qué le ha parecido la actitud del público? ¿Y la actitud de la crítica? Respondieron al cuestionario: un dramaturgo mexicano, Xavier Villaurrutia, uno extranjero Paulino Masip; dos directores, Celestino Gorostiza y el propio Usigli; un espectador culto León Felipe, y un pintor y escenógrafo, Agustín Lazo. El crítico Elizondo también fue invitado, pero no respondió.

Me voy a permitir sólo exponer las opiniones del escenógrafo porque considero son las más acertadas y mejor fundamentadas. Agustín Lazo hace una crítica muy aguda pero precisa. Con cierta ironía comienza diciendo que Usigli emplea con frecuencia la palabra «técnica» y él la utilizará para apoyar sus comentarios y marcar los desatinos del director. Le parece que el primero es el repertorio; aunque reivindica las obras mexicanas. Acerca de la dirección, asegura que no fue ni técnica, ni artística porque:

La presentación visual, efectiva conquista de los teatros experimentales, se limitó a sucios, mal clavados y mal iluminados paredones donde cuadros y colgaduras caían al azar de la mala voluntad de la tramoya y cuyo difícil manejo hacían los entreactos insoportables para el público: por lo tanto el espejismo de la técnica norteamericana traicionó una vez más al director9.



Estas declaraciones son muy importantes porque el escenógrafo resalta la característica principal en la que se apoyaban los nuevos directores para deslindarse del teatro tradicional y comercial: lo visual. Por otra parte, tira al suelo los elementos que Usigli presumía como aportes suyos al teatro.

Con relación al trabajo del escenógrafo, Lazo opina: «La sustitución de un fantasma de estudiante de universidad yanqui a la presencia de un escenógrafo auténtico fue el segundo error de la técnica»10.

Respecto al trabajo de los actores, señala que algunos jóvenes tienen cualidades, pero a todos les falta aplomo y soltura y quizá, dice, con disciplina y buena dicción lleguen a ser actores.

No extraña que un escenógrafo como Agustín Lazo sea el único que, dentro de sus agudos comentarios, hable de manera tan crítica sobre los elementos visuales de la puesta en escena. Lo lamentable es que esos trastos escénicos de los que Usigli se vanagloriaba, no fueran tan prácticos y manejables.




VII. Epílogo, saldo a favor

Como puede observarse, por un lado los propósitos de Usigli no se concretaron; por otro, las innovaciones que Usigli reivindica de Teatro de Medianoche habría que matizarlas, porque decir «por primera vez en México, no hubo apuntador» es una apreciación poco exacta. Puesto que desde el Teatro de Ulises, en 1928, había desaparecido sobre todo en aquellos grupos llamados experimentales.

También manifestar «construí un decorado convertible, todo en volumen [...] Hubo puertas golpeables»; en una afirmación imprecisa, puesto que en otras puestas en escena ya se había visto escenografía en volumen. Y sobre ser un paso para una escuela de teatro, la corta vida del Teatro de Medianoche impide valorarlo en este sentido.

No obstante, hay que llamar la atención sobre un punto que Usigli no pudo ver en 1940, ni después, y es el asunto de la crítica con relación a las obras mexicanas. Ya que sin proponérselo, Usigli exhibió más obras mexicanas que extranjeras; las que fueron bastante aceptadas y valoradas por los pocos críticos que hablaron de Teatro de Medianoche.





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