Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice
Abajo

El caso de Rodolfo Usigli y sus Comedias Impolíticas

Alejandro Ortiz Bullé Goyri





Hay congruencia en Rodolfo Usigli cuando en los prólogos a sus Comedias Impolíticas, (Usigli, 1979, 303-425) afirma no ser partidario del escritor político y que es traición a las letras ponerlas al servicio de amo tan imperfecto e indigno de confianza como es la política, aunque más adelante señale que la política y los sentimientos humanos son materia deleznable y lugar común en la vida. Tomarlos y convertirlos con esfuerzo y con talento en materia literaria [...] es trabajo propio del escritor, (Usigli, 1979, pp. 340-341)1. Esto último es lo que intentó Usigli en estas obras, encontrar en el ambiente político material dramático para la escena, y que sin embargo, estas comedias impolíticas -salvo en el caso de Estado de secreto-, no alcanzaron en su momento a conquistar las tablas de los escenarios mexicanos. Las tres obras son no sólo un testimonio interesante y valioso del ambiente político mexicano, sino también una muestra del dominio y manejo de una gran cantidad de recursos formales que utilizó un dramaturgo que inició sus labores en el período post-revolucionario, para constituirse décadas después en uno de los teóricos (Véase Usigli, 1932 y Usigli, 1940) y dramaturgos mexicanos más importantes del siglo XX2.

Noche de estío (Comedia en tres actos, 1933-1935) (Usigli, 1997, pp. 170-216) es una sobria comedia con un cuidadoso seguimiento de las unidades aristotélicas (tiempo, acción y lugar), en un estilo realista y con la clara intención de hacer un retrato de costumbres, sacando así partido de los cánones aristotélicos. La acción transcurre entre el atardecer de un día veraniego y el amanecer del día siguiente, en la sala de estar de la casona de un ministro. Consigue, así, conforme avanza la noche en la obra, que el conflicto planteado aumente en intensidad y se complique la situación en la que se encuentran los personajes.

El argumento gira en torno a un juego de malos entendidos en los cuales el personaje del Señor General, Presidente de la República, entra de incógnito a la casa de su ministro de finanzas Alfonso Paniagua, para indagar quiénes podrían ser sus futuros sucesores en la silla presidencial. Mientras tanto, en la ciudad se han suscitado extraños acontecimientos que comienzan a afectar a los personajes reunidos esa noche en casa del ministro Paniagua. En medio de un torrencial aguacero, las campanas de la catedral de la ciudad de México repiquetean de manera desusada, un grupo de militantes de izquierda se apodera de una estación radiofónica y emiten mensajes amenazadores, la luz eléctrica y las líneas telefónicas se interrumpen3. Todo ello provoca en el Señor General y en el ministro Paniagua la aterradora sospecha de que sus enemigos han fraguado un golpe de Estado de tendencia radical y que en poco tiempo vendrán a arrestarlos y, quizás, a asesinarlos4. Durante el desarrollo de la trama, las sospechas parecen confirmarse al escucharse al amanecer, fuertes y estruendosos golpes cerca de la casa y por la llegada a la casona de un grupo de hombres, de aspecto popular. El terror de los encumbrados personajes y sus acompañantes se manifiesta a cada paso, de forma por demás ridícula, y muestran su propia pequeñez ante lo que no eran sino situaciones domésticas que en su imaginación cobraron otras dimensiones. Al final de la comedia, los personajes reconocen su propia estupidez y la ajena; salvo en el caso del Señor General quien, ignorando la propia, a recuperarse de las contrariedades que la noche les deparó, expresa una última frase: «Aquí no pasa más que lo que yo quiero» (Usigli, 1997, p. 216), que sirve más que nada para enfatizar el ridículo de su propia personalidad, a pesar de la verdad que esas palabras encerraron, en la ficción dramática y en la figura real del Jefe Máximo de la Revolución Mexicana, Plutarco Elías Calles.

Noche de estío es una comedia construida a partir de sucesos ocurridos en realidad como los ya mencionados y los personajes aluden vaga o directamente a hombres públicos reales, a quienes Usigli reúne para referir la realidad política de su tiempo5, y para reflexionar, con sentido del humor, sobre las posturas del individuo ante el poder en relación con sus propias inseguridades humanas. Todo ello con la intención de que el espectador contemple en la escena, a los hombres-mito del poder en México en su pequeñez.

La obra mantiene la sonrisa del espectador, quien habrá de ver en escena la estupidez con que los personajes se comportan ante las circunstancias por las que atraviesan. Las cuales se encuentran en ocasiones en el límite de lo inverosímil. Todo ello con un tono irónico, sello personal de la dramaturgia Usigliana. La comedia es, por otra parte, un extraordinario testimonio de la vida social y política del México de los años treinta.

El presidente y el ideal (comedia sin unidades, 1935) (Usigli, 1997, pp. 217-350) es una obra que se acerca más a lo que pudo haber sido un esbozo de guión cinematográfico que a un drama. Hay una profusión de cuadros y cambios de escenas, incluyendo un prólogo y un epílogo, multiplicidad de personajes (hay casi una centena de ellos), entre los cuales no vemos propiamente el desarrollo de caracteres dramáticos, sino el planteamiento de roles actanciales en torno al conflicto dramático. Los mismos protagonistas El Jefe y el General Ávalos prácticamente no aparecen en escena, sino que vemos todo el tiempo las consecuencias de sus actos y palabras, o cuando mucho sus voces y la sombra de sus cuerpos, es decir su presencia.

La obra plantea la manipulación de los planes de gobierno a través del poder omnímodo de El Jefe, quien ha decidido imponer un nuevo presidente de la República probo y lleno de ideales, el General Ávalos6, que pueda entretenerse intentando llevar a la práctica grandes proyectos propuestos desde la cúpula del Partido, como renovación de las leyes obreras, agrarias, de cultos religiosos y de educación socialista, mientras que el Jefe y su séquito de generales revolucionarios continúan esquilmando a la nación.

Pero el General Ávalos, impuesto por el Jefe va más lejos y toma en serio su idealismo transformador y genera no sólo desconcierto entre las huestes de lacayos, militares y licenciados que medran a la sombra del poder, sino en las masas populares. En breve tiempo el país se hunde en el desconcierto y Ávalos se sale del control político de El jefe, quien decide destituirlo. Sin embargo como golpe final de la obra se realiza una entrevista entre ambos y en el epílogo final de la obra nos enteramos que el Jefe ha sido desterrado y que el general Ávalos se mantiene en el poder y que continuará llevando a la práctica sus ideas revolucionarias.

Es notorio que el autor, junto con procurar ejercer el poder de crítica social y política en esta obra, se interesó por experimentar con el rompimiento de las unidades aristotélicas y de buscar crear una sensación en el espectador de la multiplicidad de las formas del poder en el México post-revolucionario, a través del constante cambio de escenas, cuadros y personajes, los cuales actúan siempre motivados por las acciones de El Jefe o del General Ávalos sin que ellos tengan que estar necesariamente presentes en la escena. No en vano, Usigli mismo en el prólogo a esta comedia se cuestiona lo siguiente: «¿Necesito decir que en esta comedia no hay hombres, sino símbolos?» (Usigli, 1979, p. 423).

Pero habría que apuntar algo que se presenta en la lectura de la obra y en una visión de conjunto acerca de la manera con la que Usigli compone esta comedia impolítica. La acción, que parece no avanzar claramente en la confrontación entre los dos personajes principales, El Jefe y el General Ávalos, se manifiesta como un abigarramiento de acciones secundarias que suelen culminar con los propios cuadros de la obra, en lugar de escenas, producen la sensación de que lo que observaríamos en la escena, podría semejarse con mucho a la sensación que produce una pintura mural, en la que existe un motivo conductor (leit motiv), un eje temático, y no una anécdota específica o tema definido. Dicho motivo conductor permite al creador plástico o al dramaturgo desarrollar una multiplicidad de pequeñas historias, personajes y situaciones que terminan relacionándose ante los ojos del espectador, no por sus vínculos anecdóticos, sino por la existencia de un eje temático; que en este caso correspondería al enfrentamiento entre el poder del personaje de El Jefe y el del personaje del General Ávalos.

Nuevamente en esta obra, como en otras de la misma época como Pánuco 137 de Magdaleno y San Miguel de las Espinas, de Juan Bustillo Oro, así como algunas de las obras para teatro de masas, los encuentros con los lenguajes de otras manifestaciones artísticas se hacen evidentes.

Y si como drama El presidente y el ideal pudiera parecernos un ejercicio fallido, a causa de la posible confusión que pudiera provocar el exceso de acciones, cuadros y personajes, late en la obra el testimonio de hechos reales, como fue el caso de los proyectos gubernamentales de leyes agrarias y del proyecto de educación socialista y así como el retrato de un poder político revolucionario corrompido desde sus propias entrañas.

Destacan así por el ejercicio de crítica social el cuadro I del acto II «La escuela» (Usigli, 1997, pp. 253-262) en donde Usigli satiriza las tergiversaciones que se hacen del marxismo y de las ideas socialistas en general como sustento de la llamada educación socialista, la cual como sabemos fue promovida con rango constitucional durante los gobiernos de Abelardo Rodríguez y Lázaro Cárdenas y que ante el cúmulo de confusiones y mal interpretaciones, fue desechada por el Estado en 1946, (Véase Bolaños, Cardiel, Solana, 1981).

En este cuadro «La Escuela», aparece un Inspector que llega a la escuela rural para difundir las nuevas ideas socialistas que no son más que demagogia y oportunismo y que Usigli satiriza a lo largo de todo el cuadro; como cuando el Inspector solicita que al retrato del cura Hidalgo, padre de la Patria, se le cambie la sotana por un overol, para que semeje un obrero o que de plano se presente desnudo ya que, según el inspector, el socialismo y el nudismo están estrechamente relacionados (Usigli, 1997, p. 259)7.

El otro cuadro que presenta una aguda visión crítica de la realidad mexicana postrevolucionaria es el Cuadro II del acto III «En un comisariado ejidal», (Usigli, 1997, pp. 311-318), en el que Usigli consigue exponer teatralmente el complejo entramado de intereses en que se volvió la reforma agraria, en donde mientras terratenientes mantenían el dominio de sus tierras, campesinos invadían ilegalmente predios y el Estado intentaba inútilmente mantener un rango de legalidad en la repartición de tierras, que para las masas de campesinos sin tierras significaba tan sólo tener que enfrentarse con el aparato burocrático sin conseguir a la postre el pedazo de parcela por el que habían luchado y derramado sangre desde hacía ya más de veinte años en que estalló la Revolución.

Estado de secreto (1935, estrenada en Guadalajara en 1936) (Usigli, 1997, pp. 351-403) es una comedia que como ocurre con las otras dos comedias impolíticas, más que hacer un juicio o una toma de postura política respecto de la situación del país ridiculiza el ambiente de la política nacional de tiempos del Maximato; en este caso Usigli nos presenta un episodio crucial (en el transcurso de diez días) en la vida de un ficticio ministro de Fomento e Industria exitoso, Ildefonso Suárez N., conocido en el mundillo de la política como Pancho, retrato tal vez de uno real, como pudo haber sido Abelardo Rodríguez8, quien llegó a sustituir a Pascual Ortiz Rubio en la presidencia de la República (1932-1934). Ese episodio crucial, lo constituyen los días en que la suerte y la habilidad política de Pancho para hacer negocios turbios al amparo del poder político parece venirse abajo ante la circunstancia adversa que se le presenta cuando uno de sus esbirros ha asesinado a balazos a un senador en un pleito de cantina. Sus enemigos encuentran ahí la posibilidad de demoler su influencia y su poder en el sistema político nacional; sin embargo Pancho saca un as bajo la manga, y consigue con el manejo de información privilegiada convencer a diputados, senadores, ministros y demás que se vuelvan a su favor, pues todo cuanto se diga de él, incluyendo el asesinato del senador, es tan falso como las verdades documentadas que él posee de las corruptelas de todos y cada uno de ellos. Pancho, se enfrenta entonces al poder presidencial y no sólo consigue mantenerse en su puesto de ministro, sino que el Jefe Máximo, el hombre tras el poder (en clara alusión al General Plutarco Elías Calles), pida la renuncia del Presidente para imponer al político perfecto, Ildefonso Suárez N., el célebre Pancho. Queda así puesta la comedia, no como una exposición del ridículo de las acciones de un personaje vicioso, sino como la exposición de la puerilidad del ambiente político del México en tiempos del Maximato.

Las tres comedias impolíticas de Usigli, son, más que ejemplos vinculados a determinado discurso reivindicador de determinada lucha o facción política, lo que podríamos determinar como comedias de costumbres. A pesar de la sátira social que se plantea en las tres obras, Usigli no hace otra cosa que retratar teatralmente, a veces en forma divertida, a veces en forma por demás incisiva y aguda a los teje manejes de la política mexicana de los años treinta. Tiene razón él mismo cuando no nombra a estas obras como políticas, aún cuando reflejen ese mundo. Más bien se trata, a pesar de las variantes de composición dramática en que realiza ellas, como se ve en El presidente y el ideal, de ejercicios de realismo y de manejo de las convenciones teatrales con el fin de mostrar en un ámbito de teatro convencional, como el de una gran compañía, un retrato humorístico de las costumbres políticas; aunque claro está, eso también debe reconocerse finalmente como teatro político, pero ya no desde la perspectiva de presentar en el discurso teatral una propuesta relacionada con las disputas ideológicas en torno del modelo de país y de cultura nacional, como ocurrió con otros autores y movimientos. Más bien se trata de postura de un moralista ideológicamente vinculado con el pensamiento liberal mexicano, que pone de manifiesto mediante la herramienta de su teatro las lacras que corroían en su tiempo los principios por los que se luchó en la época revolucionaria.

En resumen podemos decir que las Comedias Impolíticas de Rodolfo Usigli, fueron parte importante en su proceso de consolidación como dramaturgo y constituyen para nosotros un testimonio y una crítica en ocasiones mordaz de la manera como se ejerció el poder en México durante el llamado Maximato (1928-1934).






Bibliografía

  • ADAME, Domingo, Teatros y teatralidades en México siglo XX, Xalapa, Universidad Veracruzana-AMIT, 2004, 285 pp.
  • BEARDSEL, Peter, A Theatre for Cannibals, London, Associated University, 1992, 242 pp.
  • Cartas a Celestino Gorostiza, México, Ediciones del Equilibrista, 1988, pp. 33-36.
  • CUCUEL, Madeleine, «Théâtre et discours politique (Tierra y Libertad de Ricardo Flores Magón)», Cahiers du CRIAR, n.º 1, Publications de l'Université de Rouen, PUF, 1981, pp. 77-89.
  • ——, «Le théâtre mexicain et l'Ecole Socialiste», Cahiers du CRIAR, n.º 3, Publications de l'Université de Rouen, 1983, pp. 5-33.
  • ——, «Tierra o petróleo: la presencia extranjera en México a través de cuatro obras de teatro de los años 1930», en Iris, Montpellier, Université Paul Valéry, 1986, pp. 11-35.
  • ——, «Un groupe expérimental de Théâtre au Mexique dans les années 30, le Teatro Orientación de Celestino Gorostiza», en Le théâtre latino-américain, tradition et innovation, actes du colloque international réalisé à Aix-en-Provence du 7 au 9 decembre 1989, Aix-en Provence, Publications de l'Université de Provence, 1991, pp. 13-28.
  • HERNÁNDEZ, Luisa Josefina, «Usigli y la enseñanza de la teoría dramática», en Rodolfo Usigli, ciudadano del teatro (memoria de los homenajes a Rodolfo Usigli 1990-1991), México, Centro Nacional de Investigación Teatral «Rodolfo Usigli», INBA, 1992, pp. 43-45.
  • LUZURIAGA, Gerardo, «El ideario teatral de Rodolfo Usigli», en Rodolfo Usigli, ciudadano del teatro (memoria de los homenajes a Rodolfo Usigli 1990-1991), México, Centro Nacional de Investigación Teatral «Rodolfo Usigli», INBA, 1992, pp. 56-78.
  • MEYRAN, Daniel, El discurso teatral de Rodolfo Usigli, del signo al discurso, tr. Manuel Menéndez, México, Centro Nacional de Investigación Teatral Rodolfo Usigli, CITRU-INBA, 1993, 284 pp.
  • MEYRAN, Daniel y Alejandro Ortiz (eds.), El teatro mexicano visto desde Europa, (Actes des 1res. journées internationales sur Théâtre Mexicain en France, 14, 15 et 16 juin, 1993, Université de Perpignan), Perpignan, Université de Perpignan-CRILAUP, 1994, 316 pp.
  • ——, ORTIZ, Alejandro y Francis Sureda (eds.), Théâtre, Public, Société (Actes du III Colloque Internacional sur le théâtre hispanique, hispano-américain et mexicain en France, 10, 11 et 12 octobre 1996, Université de Perpignan), Perpignan, Presses universitaires de Perpignan, CRILAUP, 1998, 559 pp.
  • ——, «Introducción» a Usigli, Rodolfo, El Gesticulador, Madrid, Cátedra, 2004, pp. 9-110.
  • Rodolfo Usigli, ciudadano del teatro (memoria de los homenajes a Rodolfo Usigli 1990-1991), México, Centro Nacional de Investigación Teatral «Rodolfo Usigli», INBA, 1992, 293 pp.
  • SCHMIDHUBER, Guillermo, Apología dramática de Rodolfo Usigli, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 2005 132 pp.
  • USIGLI, Rodolfo, Tiempo y memoria en conversación desesperada (Poesía 1923-1974), (Selección y prólogo de José Emilio Pacheco), México, UNAM (Textos de Humanidades, n.º 26), 1981, 258 pp.
  • ——, Itinerario del autor dramático, México, Casa de España en México, 1940, 176 pp.
  • ——, Voces, diario de trabajo (1932-1933), México, Seminario de Cultura Mexicana, 1967, 324 pp.
  • ——, Ideas sobre el teatro, México, Instituto Mexicano de Cultura, 1969, 29 pp.
  • ——, Teatro Completo III, México, Fondo de Cultura Económica (primera reimpresión de la primera edición de 1963) 1979, 846 pp.
  • ——, «Dimensiones del texto dramático», Repertorio, revista de teatro de la Universidad Autónoma de Querétaro, n.º 1, 1987, pp. 13, 14, 15.
  • ——, Teatro Completo, vol. IV, Escritos sobre la historia del teatro en México (Comp., pról. y notas de Luis de Tavira), México, Fondo de Cultura Económica, 1996, 448 pp.
  • ——, El Gesticulador, (Daniel Meyran, ed.), Madrid, Ediciones Cátedra (Letras Hispánicas), 2004, 217 pp.


Indice