Saltar al contenido principal

Rosina Valcárcel Carnero

Semblanza crítica de Rosina Valcárcel Carnero

Por Elena Zurrón Rodríguez

El escritor y poeta peruano de la Generación del 60, Juan Cristóbal, considera en un artículo titulado «La poesía en Rosina Valcárcel» que:

La poesía de Rosina está entroncada siempre con la pintura, ya surrealista, ya realista. Con las mujeres más luchadoras, más abnegadas y sacrificadas en vida. Y con cierta soledad en la que se mueve sin caer en sus abismos. La que le hace decir cosas muy sabias, porque llega a tocar orígenes humanos profundos.

(Cristóbal, 2018)

Rosina Valcárcel con sus padres y sus hermanos en México hacia 1955 (Fuente: Imagen cortesía de Rosina Valcárcel Carnero)

Hija de Gustavo Valcárcel, poeta de la Generación del 50, y de Violeta Carnero Hoke, periodista y revolucionaria, perseverante defensora de los derechos humanos, Rosina se considera también hija del «exilio». Nació el 1 de mayo de 1947 en Lima. A causa de la dictadura de Manuel Odría, su familia se ve obligada a exiliarse a México el 9 de marzo de 1951 y allí pasa su infancia hasta fines del año 1956 en que regresa a Lima. Al llegar a México el 9 de marzo de 1951, el poeta Gustavo Valcárcel contactó con David Alfaro Siqueiros, pintor considerado uno de los tres grandes del muralismo mexicano junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco, que pintaba en esos momentos un mural en la Ciudad Universitaria y le ofreció trabajo. Posteriormente, conocieron a Diego Rivera y Frida Kahlo, y el muralista hará un apunte del rostro de Violeta. La familia Valcárcel fue acogiendo a otros exiliados peruanos como Juan Pablo Chang, Luis de la Puente Uceda, Jacobo Hurwitz, Teodoro Azpilicueta, Juan Gonzalo Rose y Manuel Scorza entre otros, que con su exilio contra la tiránica dictadura de Manuel Odría, enriquecen la historia peruana. En México, Rosina estudió en la escuela estatal Mariano Azuela, donde descubre, por un lado, el cariño que siente por los mexicanos y, por otro, la tristeza de sus padres por estar tan lejos de su añorado Perú. Al revisar la entrevista que le hace Elvia Ardalani, observamos que consta de dos partes: la primera, para la revista virtual El Collar de la Paloma (aparece en el número de octubre de 2008), en la que la entrevistadora se interesa por su opinión sobre la situación literaria y social del Perú y de Latinoamérica; y, en el segundo diálogo, en Redacción Popular, titulado «Reportaje a Rosina Valcárcel: "Soy hija del exilio y así moriré, hija del exilio"» (14/7/2014), subraya:

Sí, el exilio nos involucró a todos, a nuestro padre Gustavo, a mi madre Violeta Carnero Hoke (Piura, 1923) a mis hermanos César Gustavo, Xavier Alonso, Jorge Marcel y a mí. Padre militante aprista, con esposa, cuatro infantes y solo unos cuantos dólares en el bolsillo, se tuvo que trepar a un barco y enrumbarse a México, país y pueblo que nos brindará solidaridad y asilo. Definitivamente esa deportación nos marcó. A mí me dejó huella muy profunda, insuperable. Esa experiencia me causó sentimientos de desarraigo, sensación de exclusión, de marginación [...] Y se acrecentaba cada vez que nuestros padres añoraban el Perú, a la patria lejana, eso era demasiado.

(Ardalani, 2018)

A la importancia e influencia de su madre en su vida y en su obra, Rosina responde: mamá es un personaje, aún casi anónimo, en la historia política contemporánea del Perú. Fue una mujer casi autodidacta, solo pudo acabar los estudios de primaria. Willy Carnero Hoke, su hermano, influyó en ella, le quitó cierta timidez, la sacudió y la politizó en los mejores tiempos del APRA.

Rosina Valcárcel vivió en el seno de una familia muy involucrada en la política, compromiso que les marcó de por vida. Estudió la primaria en México, pero en 1957 tras la restauración de la democracia en el Perú, volvió con su familia del exilio mexicano y estudió en Lima la secundaria en el Colegio Nacional Teresa González de Fanning. En 1964 ingresó en la Universidad de San Marcos y obtuvo el Grado de Bachiller en Letras (1974), la Licenciatura en Antropología y el Doctorado en Antropología (octubre, 1976). Autodidacta, se dedicó al periodismo en revistas, boletines y diarios. Fundó y codirigió en 1965 con Halma Cristina Perry la revista literaria Kachkanirajmi, donde publican escritores y artistas jóvenes. Veinte años después, crea con Gerardo Ramos la revista de arte y de política Kachaniraqmi, y con Gladys Acosta y Nilda Tincopa codirige la revista Warmy Nayra. Ha escrito en diversos medios de comunicación como los diarios La República y El Peruano. Colaboró en Radio Continente, Santa Rosa y en diversas revistas peruanas y del exterior. Se dedicó a la docencia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desde 1973, donde ha sido catedrática principal a dedicación exclusiva. En el texto «Arguedas en el recuerdo» la poeta nos relata que a los pocos meses de ingresar en San Marcos se encuentra en los pasillos de Letras de la Ciudad Universitaria con José María Arguedas, quien le pregunta que qué va a estudiar y ella le responde que Sociología, porque su padre le ha dicho que el Perú necesita sociólogos que ayuden a que se produzca un cambio en el país. Arguedas, un poco enfadado, le indica que estudie Antropología, que esa disciplina está más cerca de la literatura y ella por encima de todo es poeta. Rosina Valcárcel, durante su vida ha seguido el ejemplo de su madre en la defensa a ultranza de los derechos humanos y del socialismo, así como de la causa feminista y de las reivindicaciones populares.

Conoce en México y Perú, fuera o dentro de los domicilios de sus padres, a personajes de la política, cultura y literatura de la época como Luis de la Puente Uceda, Pablo Neruda, Eugenio Evtuchenko, Juan Gonzalo Rose, Francisco Bendezú, Alejandro Romualdo, Alberto Hidalgo, José María Arguedas, Eleodoro Vargas Vicuña, Luis Nieto Miranda, César Calvo, Arturo Corcuera, Héctor Béjar, Julio Dagnino, Javier Heraud o Etna Velarde.

La mayoría de los poetas de la Generación del 60 y del 70 fueron varones, pero ella desde muy joven se reúne con poetas mujeres, así comparte tertulias con Gladys Basagoitia, y con la argentina Halma Cristina Perry. También tuvo un contacto cercano con Carmen Luz Bejarano, Lola Thorne, Julia Ferrer y Cecilia Bustamante. A fines de los 60 e inicios de los 70 cultiva relación con María Emilia Cornejo y Águeda Castañeda. Después con Sonia Luz Carrillo, con Gloria Mendoza Borda (Puno), Ana Bertha Vizcarra (Cusco) y Carolina Ocampo (Huancayo).

Retrato de Rosina Valcárcel realizado en 1970 por Luis Herrera Carnero (Fuente: Imagen cortesía de Rosina Valcárcel Carnero)

Empezó a escribir poesía muy joven, y antes de llegar a la veintena, había publicado su primer poemario Sendas del bosque (Lima, La Rama Florida, 1966). Fue premiada en un concurso organizado por Tomás Escajadillo en San Marcos y, de esos manuscritos, surgió Sendas del bosque. Desde el principio, su poesía de corte amoroso pasa de la idealización del amor hasta llegar a la intimidad y el dolor, y el amor terrenal se convierte en amor intenso. En los primeros poemas de Sendas del bosque, se hace alusión a la poesía mística española, idea mística que se une a la idea real de que una mujer del convulso siglo XX no puede cantar solo al amor porque, en un país como el Perú, asolado por la violencia, no tiene más alternativa que aludir siempre y con dolor a los poetas guerrilleros desaparecidos en el primer quinquenio de los años 60. Desde el principio se conciencia políticamente y se compromete poéticamente a lo largo de su vida. En Sendas del bosque ya aparecen sus primeras inquietudes sociales, como se observa en un poema dedicado a Javier Heraud, la figura del mártir revolucionario.

En su segundo poemario, Navíos (Lima, Ediciones Universitarias, 1974), escrito diez años después del anterior, Sendas del bosque, desarrolla una idea del amor «terrenal» donde aparece el tema recurrente del olvido y el tema de la muerte. En esta obra, el amor sensual-sexual toma un lugar decisivo, y al mismo tiempo, tiende una especie de puente entre la poesía erótica y contestataria, y sobre todo, lucha contra la opresión que sufrían las mujeres.

En 1991 publica en Lima Una mujer canta en medio del caos (Editorial Gráfica Latinoamericana), que recoge poemas escritos entre 1975 y 1990. El libro está dividido en cuatro partes, y en ellas se acuerda de sus amigos, de su familia, de los hechos históricos y de las mujeres en general. No cabe duda de que la poesía femenina en el Perú tiene en Rosina Valcárcel a una de las mayores representantes de la literatura escrita desde 1966. En el Perú, la creación poética está reservada esencialmente a los hombres, pero en los últimos años 60 y primeros de los 70 han aparecido gran número de poetas-mujeres, aunque no necesariamente se puede hablar solo de «poesía femenina» como tal.

Los poemas de Valcárcel son breves, sus versos son una mezcla de erotismo, de sentido existencial de la vida unido a la problemática social, que son los tres leitmotiv de su trayectoria; y en cuanto a su estilo, sus versos son de un lirismo tierno acompañado de unas metáforas en las que predomina su amor a la naturaleza y en las que brillan con luz propia imágenes hermosas de la tierra, el sol, la luna, los árboles, la noche y las flores (a veces ataviadas con colores múltiples y donde se perciben incluso los perfumes leves).

Rosina Valcárcel, como sus amigos coetáneos de la segunda mitad de los años 60, leía con auténtico interés a los «Poetas de la Generación Maldita de Francia»: Baudelaire, Verlaine, Rimbaud. A los surrealistas Éluard, Breton... Y se pregunta: ¿Qué poeta puede dejar de querer al surrealismo?.

Roland Forgues y el poeta Marco Martos escriben un libro titulado La escritura, un acto de amor: poesía femenina del Perú del siglo XX, y destacan la expansión de la obra de la poeta:

La obra de Rosina Valcárcel ha despertado interés en la crítica latinoamericana e internacional y ha sido estudiada por críticos e investigadores de diversos países: Modesta Suárez y Roland Forgues, Francia; Gladys Basagoitia, Perú-Italia; Lady Rojas-Trempe, Canadá; Giovanna Minardi, Italia; Antonio Cornejo Polar, Esther Castañeda, Juan Cristóbal, Tulio Mora, Perú.

(Forgues y Martos, 1989: 303-304)

Redacción Popular publica una reseña de la presentación del libro Poesía reunida (1966-2013) (Lima, Fondo Editorial Cultura Peruana, 2014). Se trata del artículo de Alfonso Mendoza Fernández «Acerca de Poesía Reunida (1966-2013) de Rosina Valcárcel: un legado familiar», donde señala que este libro es una selección de toda su obra poética y que la escritora peruana empezó a crear antes de los veinte años. En este volumen recopilatorio se recoge su biografía, su ideología de poeta combatiente, su exilio y destierro, se descubre como poeta del amor y de la sexualidad, y cumple el desarrollo de sus sueños y de sus varios «yoes» gracias a su empatía y a su exquisita sensibilidad.

Portada de «Versos para colgar en la pared», Lima, Horizonte, 2016 (Fuente: Imagen cortesía de Rosina Valcárcel Carnero)

El 2016 tuvo lugar un acontecimiento cultural importante en el Instituto Raúl Porras Barrenechea, Centro de Altos Estudios e Investigaciones Peruanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la presentación del libro de Rosina Valcárcel Versos para colgar en la pared (Lima, Horizonte, 2016). La acompañaron intelectuales y comunicadores de la cultura, el arte y la justicia social como Diana Ávila, Héctor Béjar y Julio Dagnino.

Valcárcel afirma que Versos para colgar en la pared:

[...] marca mi proceso existencial y avatares filosóficos. Es un libro diferente, singular, oscila entre la audacia de género, la osadía, el lirismo, lo sublime y la defensa de los anhelos libertarios de una peruana desajustada: vía seres imaginarios masculinos y seres reales femeninos.

(Valcárcel, 2016)

El antropólogo Walter Saavedra en reciente comentario en RR. SS. destaca:

Leer a Rosina es un ejercicio emocional que nos permite tener presente, a la vez, la vida que se alejó de nosotros. Ella nos muestra que los sueños no son, jamás aplastados por la realidad, sino que la realidad se alimenta de nuestros sueños, cualquiera que sea la forma que adquieran éstos. Importa pues el canto que se viste de sueño, los sueños que alimentan la realidad y los amigos que jamás se van... aunque ya hayan partido.

En 2019 se publica en Lima Venus en la caverna (Fondo Editorial Cultura Peruana), poemario que engloba en sus poemas una gran variedad de temas, ya que empieza en la mitología y termina en la historia, y se extiende en el tiempo desde el principio de la civilización hasta nuestros días. Parafraseando a la escritora Giovanna Minardi, podemos observar en Rosina una constante "religiosa" y rebelde búsqueda de la palabra, una palabra que surge de sus propias inquietudes existenciales y preocupaciones sociales, que se alimenta de lecturas políticas del "duro oficio" del/la poeta, hecho de profunda sensibilidad y "rigor geométrico" (Minardi, 2018). Palabra que ella encuentra en su propia existencia, en sus inquietudes sociales y también en su soledad, en el amor, la amistad, los poetas y la vida cotidiana, ya que la poeta en su rebeldía siempre defiende a las mujeres, yendo a contracorriente en su forma de reivindicar los derechos humanos de los más débiles.

Premios

  • Premio Poesía Cátedra Literatura (UNMSM, 1965).
  • 1.er Premio Poesía José María Arguedas (APJ, 1974).
  • Mención Honrosa 4.º Concurso Internacional de Poesías Mulheres Emergentes (Belo Horizonte, Brasil, 2003).
  • 1.er Premio de Poesía Breve Hipocampo (Hipocampo Editores, 2010).

Referencias bibliográficas

  • ARDALANI, Elvia, «Reportaje a Rosina Valcárcel: "Soy hija del exilio y así moriré, hija del exilio"», en Alquimia y fuego. Antología crítica de la obra poética de Rosina Valcárcel, Lima, Horizonte, 2018, pp. 101-115.
  • CRISTÓBAL, Juan, «La poesía de Rosina Valcárcel», en Giovanna Minardi (ed.), Alquimia y fuego. Antología crítica de la obra poética de Rosina Valcárcel, Lima, Horizonte, 2018, pp. 55-56.
  • FORGUES, Roland y MARTOS, Marco, La escritura, un acto de amor: poesía femenina del Perú del siglo XX, Grenoble, Tignhaus, 1989.
  • MENDOZA FERNÁNDEZ, Alfonso, «Acerca de Poesía reunida (1966-2013) de Rosina Valcárcel. Un legado familiar», en Giovanna Minardi (ed.), Alquimia y fuego. Antología crítica de la obra poética de Rosina Valcárcel, Lima, Horizonte, 2018, pp. 288-290.
  • MINARDI, Giovanna, «Introducción: Alquimia y fuego en la poesía de Rosina Valcárcel», en Alquimia y fuego. Antología crítica de la obra poética de Rosina Valcárcel, Lima, Horizonte, 2018, pp. 13-22.
  • VALCÁRCEL, Rosina, Versos para colgar en la pared, Lima, Horizonte, 2016.
Subir