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21

La bibliografía sobre el tema es abundante, aunque generalmente con una óptica divulgativa. Destacan, sin embargo, algunas aportaciones aisladas, de las que entresacamos: Arias (1978), Gan Bustos (1978), Sempere (1977), Perry (1976), Braudillard (1974), Nilsen (1980), y Castleman (1982).

 

22

 Presta especial interés a este aspecto, entre otros autores, Borgornano (1982), en su artículo sobre los graffiti murales de la ciudad de Romans.

 

23

El presente trabajo es una versión reducida de un trabajo anterior titulado El retruécano léxico y sus límites, aunque se aducen otros ejemplos no incluidos en aquél.

 

24

Los ejemplos del corpus se citan como sigue: autor y página del libro en que aparece el ejemplo.

 

25

Este análisis se ha llevado a cabo utilizando buen número de conceptos creados por la Escuela de París. Prescindimos de dar, por demasiado extensa, la nómina entera de fuentes y deudas. Las pocas abreviaturas que figuran en el texto son: S: sujeto; SE: sujeto enunciador; SC: secuencia; PN: programa narrativo.

 

26

Las correspondencias entre roles y competencias no son biunívocas ni matematizables, pues se implican las unas a las otras en conjunto. Se trata de meras descripciones aproximativas que sólo intentan proporcionar una primera estructuración al discurso complejo del texto.

 

27

El discurso elusivo es aquel que enfatiza uno sólo de los términos de la relación significante, pero que lo que hace con el propósito de subrayar más fuertemente la ausencia de su contrario-complementario. Vid. Coquel (1973: 129).

 

28

El que el S1 pudiera ser anterior ya antes de integrarse en el PN 1 resulta irrelevante para el texto, preocupado por reflejar la etapa sincrónica que comprende los PN 1 y 2 y el período posterior correspondiente al PN 3.

 

29

Quedan fuera de este esquema, por razones de espacio, jerarquía y claridad las modificaciones que se registran tras el cambio de programas narrativos en el sistema actancial completo, y que ya hemos mencionado en el epígrafe 7.

 

30

Strozier, en un elegante artículo, ha recordado que la tradición intelectual de Saussure le ancla en las concepciones mentalistas del pasado siglo; aspecto éste que no ha sido apenas recogido por la tradición saussureana, dice, hasta Benveniste o Derrida (1985: 34 ss).