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ArribaActo III


Escena I

 

El REY DON FERNANDO, ya mancebo, la REINA, BENAVIDES, DON NUÑO, DON ÁLVARO, DON ALONSO y DON PEDRO.

 
REINA
Pues los deseados días,
hijo y señor, se han llegado.
en que el cielo os ha sacado
hoy de las tutelas mías,
y de diez y siete años,5
a vuestro cargo tomáis
el gobierno, y libre estáis
de peligros y de daños
haciendo una suma breve
del estado en que os le dejo,10
con el último consejo
quedar una madre debe,
me despediré de vos,
y del reino que os desea,
y siglos largos os vea15
ensanchar la ley de Dios.
Cuando el rey Don Sancho el Bravo,
vuestro padre y mi señor,
dejó por otro mejor
el reino de que fue esclavo,20
un solo palmo de tierra
no hallé a vuestra devoción;
alzóse Castilla y León,
Portugal os hizo guerra,
el granadino se arroja25
por extender su Alcorán,
Aragón corre a Almazán,
el navarro la Rioja;
pero lo que el reino abrasa,
hijo, es la guerra interior;30
que no hay contrario mayor
que el enemigo de casa.
Todos fueron contra vos,
y aunque por tan varios modos
os hicieron guerra todos,35
fue de fue nuestra parte Dios.
Pues en el tiempo presente
porque al cielo gracias deis
del reino que le debéis
le hallaréis tan diferente.40
No hay guerra que el reino inquiete,
ni insulto con que se estrague,
villa que no os peche y pague,
vasallo que no os respete:
de que salgo tan contenta45
cuanto pobre, pues por vos,
de treinta no tengo dos
villas que me paguen renta.
Pero bien rica he quedado,
pues tanta mi dicha ha sido,50
que el reino que hallé perdido,
hoy os lo vuelvo ganado.
REY
El y yo, madre y señora,
con desamparo y tristeza
quedamos, si Vuestra Alteza55
se ausenta y nos deja agora.
Porque del gobierno mío,
¿cómo se puede esperar
que mozo llegue a llenar
ausente vos, tal vacío?60
Vuestra Alteza no permita
dejarme en esta ocasión.
REINA
Ya es, hijo y señor, razón
que este gran peso os remita.
El culto de vuestra ley,65
Fernando, encargaros quiero;
que éste es el móvil primero
que ha de llevar tras sí al Rey;
y guiándoos por él vos,
vivid, hijo, sin cuidado,70
porque no hay razón de Estado
como a el servir a Dios.
Nunca os dejéis gobernar
de privados, de manera
que salgáis de vuestra esfera,75
ni los llevéis tanto a dar
que se arrojen de tal modo
al cebo del interés,
que os fuercen, hijo, después
a que se lo quitéis todo.80
Con todos los grandes sed
tan igual y generoso,
que nadie quede quejoso
de que a otro hacéis más merced;
tan apacible y discreto,85
que a todos seáis amable;
mas no tan comunicable
que os pierdan, hijo, el respeto.
Alegrad vuestros vasallos,
saliendo en público a vellos;90
que no os estimarán ellos,
si no os preciáis de estimallos.
Cobraréis amable fama
con quien vuestra vista goce;
que lo que no se conoce,95
aunque se teme, no se ama.
Sea por vos estimada
la milicia en vuestra tierra,
porque más vence en la guerra
el amor que no la espada.100
A Don Juan, señor, debéis
de Benavides, la silla
en que os corona Castilla,
y es bien que se la paguéis.
Así los dos Carvajales105
con el mismo cargo os dejo,
tan cuerdos en dar consejo,
como en serviros leales.
Ejercitad su prudencia,
conoceréis su valor;110
y con esto, hijo y señor,
dadme brazos y licencia.
 

(Abrázanse.)

 
REY
Vamos; acompañaré
a Vuestra Alteza.
REINA
Asistid
a las Cortes de Madrid;115
que es de importancia que esté
en ellas vuestra presencia;
que en mi compañía irán
los dos hermanos, Don Juan
y Don Pedro, hasta Palencia,120
y en acabándose iréis
a ver al de Portugal,
porque con amor igual
la mano a la Infanta deis,
que con su padre os espera125
cerca de Ciudad Rodrigo.
Quedaos.
REY
Vuestro gusto sigo,
aunque más gusto tuviera
en iros acompañando.
REINA
Hágaos tan dichoso el cielo130
como a vuestro bisabuelo,
y tan santo, mi Fernando.
REY
Como yo os imite a voz,
no habrá bien que no me cuadre.
Servid los dos a mi madre.135
REINA
Adiós.
REY
Gran señora, adiós.
 

(Vase la REINA con DON ALONSO y DON PEDRO.)

 


Escena II

 

El REY, BENAVIDES, DON NUÑO, DON ÁLVARO.

 
DON NUÑO
¡Gracias al cielo que ya
salió el reino del poder
y manos de una mujer!
DON ÁLVARO
Catorce años y más ha140
a Semíramis imita,
y a Vuestra Alteza encerrado,
si disfrazarle no ha osado,
y el gobierno no le quita,
cual la otra hizo con Nino,145
es porque tiene temor
a nuestra lealtad y amor.
REY
Del cielo santo imagino
de mi madre la prudencia
con que el reino gobernó;150
mas no puedo negar yo
que ha sufrido mi paciencia
un cautiverio enfadoso;
pues según me recataba,
no para rey me criaba,155
sino para religioso.
BENAVIDES
No desdice de la ley
que en el gobierno se emplea.
antes la adorna, que sea,
señor, religioso un rey.160
Ni la Reina mi señora,
a quien la envidia contrasta
hizo...
REY
Benavides, basta;
no nos prediquéis agora.
Nadie dice mal aquí165
de mi madre, ni tampoco
será ninguno tan loco
que ose delante de mí
agraviar la cristiandad
que España conoce en ella,170
para que volváis por ella.
Conozco vuestra lealtad.
Idos, Don Juan, a León.
BENAVIDES
Si os he, señor, enojado...
REY
No habéis; pero estáis cansado.175
Cuando se ofrezca ocasión
en que os haya menester,
yo os enviaré a llamar.
BENAVIDES
Merced me hacéis, singular,
y como os sé obedecer180
en esto, seré obediente
en lo demás que os dé gusto;
pero advertid que no es justo,
cuando vos estáis presente,
que murmure el atrevido185
de quien nombre alcanza eterno
por su virtud y gobierno,
y el reino os ha defendido;
que a no estar delante vos,
en quien mi lealtad repara,190
pudiera ser que cortara
las lenguas a más de dos.
DON ÁLVARO
Si de vuestro atrevimiento,
hidalgo pobre...


Escena III

 

El REY, DON NUÑO, DON ÁLVARO.

 
REY
Dejadle,
pues que se va; que no en balde195
de la corte echarle intento.
Sirvió a mi madre; disculpa
tiene si por ella ha vuelto.
DON NUÑO
Hablar tan libre y resuelto
delante su Rey, es culpa200
digna, señor, de castigo.
REY
Por mi madre lo perdono:
su lealtad, sirva de abono.
Si he de ir a Ciudad Rodrigo,
despedir las Cortes puedo,205
pues no hay en ellas qué hacer,
y saldréme a entretener
por los montes de Toledo;
que me afirman que hay en ellos
mucha caza.
DON NUÑO
Todos son,
210
para vuestra inclinación,
entretenidos y bellos.
REY
Pues, Don Nuño, prevenid
a mi cazador mayor;
que hoy, a pesar del calor,215
he de salir de Madrid;
y a don Enrique avisad,
mi tío, porque dé traza,
si es inclinado a la caza,
de seguirme.
DON ÁLVARO
Vuestra edad,
220
gran señor, pido todo eso.
REY

 (Aparte.) 

Revienta el fuego encerrado,
vuela el neblí desatado,
y sin grillos corre el preso.
Porque este símil me cuadre,225
fuego, neblí y preso he sido,
que como río he salido
de madre, ya sin mi madre.

 (Vase.) 



Escena IV

 

DON JUAN, de labrador. Dichos.

 
DON JUAN
Inclito y famoso Rey,
feliz ya por ser Fernando,230
en el valor el primero,
aunque en sucesión el cuarto.
De España, cuando Castilla
os pone el cetro en la mano;
imitad a Salomón,235
y entrad deshaciendo agravios,
porque al principio os respeten
y adoren vuestros vasallos.
La reina Doña María
mujer de Don Sancho el Bravo,240
por vivir a rienda suelta
en tan ilícitos tratos,
que para que no os ofendan,
los publico con callarlos,
intentando libre y torpe245
casarse con un vasallo,
y dándoos la muerte niño,
estos reinos usurpados,
viendo oponerme leal,
con armas y con vasallos250
a sus mortales deseos,
quitado me ha mis Estados,
y en la Mota de Medina
ha, invicto, señor, diez años
que preso por inocente,255
lloro desdichas y agravios.
Supe, gracias a los cielos,
que vuelto el siglo dorado,
el gobierno de Castilla
resucita en vuestra mano.260
Y fiando en mi inocencia,
y en la lealtad de un criado,
hechas las sábanas tiras,
del homenaje más alto
descolgándome una noche,265
como me veis disfrazado,
entre esos montes desiertos
ha cuatro meses que paso.
Si el poco conocimiento
que tenéis de mis trabajos,270
pone mi crédito en duda,
y a persuadiros no basto
a la justa indignación
de vuestra madre, Fernando,
Don Juan soy, infante y hijo275
del rey Don Alfonso el Sabio;
mi sobrino os llama el mundo,
y yo mi señor os llamo.
Testigos de mi inocencia,
y del gobierno tirano280
de vuestra madre cruel,
son seguros y abonados
el infante Don Enrique,
hijo de Fernando el Santo,
Don Álvaro Nuño, Tello...285
Mas, ¿para qué alego en vano
corta suma de testigos,
cuando el reino despechado,
los vasallos destruídos,
los leales desterrados,290
los ricoshombres ya pobres,
abatidos los hidalgos,
y todo el reino perdido,
voces al cielo están dando?
Sol de España sois, señor,295
deshagan los rayos claros
de la justicia las nubes
que su luz han eclipsado;
y posponiendo respetos
de madre, pues sois amparo300
Los Carvajales intentan,
de Castilla, dad prudente
remedio a tan ciertos daños,
y vuestros pies generosos
a un infante desdichado,305
que juzga, viéndoos reinar,
por venturas sus trabajos.
REY
Levantad, ilustre tío,
del suelo, que estáis dañando,
las generosas rodillas,310
y dadme los nobles brazos.
Con vuestras quejas he oído
la mala cuenta que ha dado
mi madre de su gobierno;
pero negocio tan arduo,315
aunque Don Enrique alega
lo que vos, y ha provocado
mi severo enojo, pido
que le averigüe despacio.
Vuestros estados os vuelvo,320
dándoos el mayordomazgo
mayor de mi casa y corte.
DON JUAN
Reinéis, señor, siglos largos.
DON ENRIQUE
Para gozarlo seguro,
es, gran señor, necesario325
que a los principios cortéis
a los peligros los pasos.
A lo que el Infante ha dicho
contra vuestra madre, añado
que es Don Juan de Carvajal330
el que en ilícitos tratos
con la Reina ofende torpe
la memoria de Don Sancho,
vuestro padre, y ambicioso
el reino intenta usurparos,335
por ser tan emparentados,
juntar sus deudos y amigos,
y del reino apoderados,
alzar por Doña María
banderas, y destronaros.340
Mirad, gran señor, si piden
la diligencia estos casos.
REY
¡Válgame el cielo!, ¿es posible
que mi madre haya borrado
la fama, con tal traición,345
que su nombre ha eternizado?
¡Contra mí mi madre misma,
y en deshonestos abrazos
las cenizas ofendiendo
de mi padre el rey Don Sancho!350
¡Jesús! no puedo creerlo;
pero pues lo afirman tantos,
que con lealtad acreditan
la verdad, ¿de qué me espanto?
DON ÁLVARO
Lo menos, señor, te han dicho355
de lo que pasa, que es tanto
que excede a cualquier suma.
DON NUÑO
Si yo por testigo valgo,
afirmarte, señor, puedo
que si no acudes temprano360
al peligro de Castilla,
no has de poder remediarlo.
REY
Alto, pues, vasallos míos;
no es posible que haya engaño
en vuestros hidalgos pechos;365
creeros quiero a los cuatro.
Mi madre es mujer y moza;
quedó el gobierno en su mano;
el poder y el amor ciegan;
no hay hombre cuerdo a caballo:370
si por tantos años tuvo
estos reinos a su cargo.
¿Qué mucho, siendo ambiciosa
que sienta agora el dejarlos?
Pues sois ya mi mayordomo,375
y estáis, Infante, agraviado,
tomad a mi madre cuentas,
hacedla alcances y cargos
de las rentas de mi reino;
y si no igualan los gastos380
a los recibos, prendedla.
DON JUAN
No me mandéis...
REY
Esto os mando.
Prended también los traidores
Carvajales; porque entrambos
han de dar a España ejemplo,385
viéndolos en el cadalso.
Juan Alfonso Benavides
debe ser también tirano:
en Santorcaz esté preso;
que así al reino satisfago.390
Ni el ser mi madre la Reina,
ni yo de tan pocos años,
me impedirán que no imite
en la justicia a Trajano;
y pues soy, naturalmente,395
a la caza aficionado,
a caza he de ir de traidores
antes que a fieras del campo.
Don Juan, aqueste es mi gusto;
no pongáis, con dilatarlo,400
en continencia mi enojo,
si pretendéis conservaros.
DON JUAN
Servirte sólo pretendo.
REY
Por los cielos soberanos,
que ha de quedar en el mundo405
nombre de Fernando el cuarto.
 

(Vase con el acompañamiento.)

 


Escena V

 

DON ENRIQUE, DON JUAN, DON NUÑO, DON ÁLVARO.

 
DON JUAN
Esto es hecho, Don Enrique.
DON ENRIQUE
Dadme, sobrino, los brazos
en que estriba nuestro aumento,
y por vuestro ingenio tanto.410
DON JUAN
Quitemos aqueste estorbo;
que si una vez derribamos
la Reina no hay que temer.
DON ENRIQUE
Para eso yo solo basto.
DON JUAN
Mas escuchad, si os parece,415
la traza que he imaginado
para que los dos reinemos,
que es sólo lo que intentamos.
A la Reina tengo amor,
sin que el tiempo haya borrado420
con injurias y prisiones
de mi pecho su retrato.
Si por verse perseguida
de su hijo, que indignado
ponerla manda en prisión,425
su honor y fama arriesgando,
con nosotros se conjura;
y ofreciéndome la mano
de esposa (que esto y más puede
en la mujer un agravio),430
de la corona y la vida
al mozo Rey despojamos.
¿Qué dicha no conseguimos?
¿Qué temor basta a alterarnos?
Vos reinaréis, Don Enrique,435
en todo el término largo
que abarca Sierra Morena,
y yo en Castilla gozando
el apetecido cetro,
si con la Reina me caso;440
daré Trujillo a Don Nuño,
y a Don Álvaro otro tanto.
DON ENRIQUE
Si eso con ella acertáis
habréis Don Juan, dado cabo
a mi esperanza y temores.445
DON ÁLVARO
La traza prudente alabo.
DON JUAN
Eso a mi cargo se quede.
Venid: firmemos los cuatro,
para más seguridad,
la palabra que la damos450
de ser todos en su ayuda
contra el Rey, pues de su mano
la fortuna nos corona
en Castilla.
DON ENRIQUE
Vamos.
LOS OTROS
Vamos.
 

(Vanse.)

 


Escena VI

 

Entrada a la Villa Becerril.

 
 

(La REINA, DON ALONSO, DON PEDRO.)

 
REINA
Ya gozaré con descanso455
lo que mi quietud desea:
el sosiego de la aldea,
su trato sencillo y manso,
las verdades que en palacio
por tanto precio se venden,460
las palabras que no ofenden;
la vida que aquí despacio
con tiempo la muerte avisa,
el quieto y seguro sueño,
que en la corte es tan pequeño,465
con su vida de prisa;
no sé cómo encareceros
el contento que recibo
de ver que ya libre vivo
de engañosos lisonjeros.470
¡Gracias a Dios que he salido
de aquel laberinto extraño,
donde la traición y engaño,
trocando el traje y vestido
con la verdad desterrada,475
vende el vidrio por cristal!
¡Oh carga del trono real,
del ignorante adorada!
La alegre vida confieso
que sin ti seguro gozo:480
Fernando, que es hombre y mozo,
podrá sustentar tu peso
que no poca hazaña ha sido,
siendo yo débil mujer,
el no haberme hecho caer485
diez años que te he traído.
DON ALONSO
Los requiebros amorosos
con que Vuestra Majestad
celebra la soledad
sin temores ambiciosos490
son muestras de la virtud
que en su cristiandad emplea.
DON PEDRO
No hay medicina que sea
más conforme a la salud
que la simple, porque daba495
nuestra vida la compuesta:
y si en la corte molesta
no se estima quien no engaña,
y vive la compostura
a costa de la lealtad;500
aquí la simplicidad
más la salud asegura.
Mil años su estado firme
goce, y su quietud sencilla.


Escena VII

 

BERROCAL, con vara de alcalde, TORBISCO, GARROTE, NISIRO, CRISTINA, aldeanos. Dichos.

 
REINA
Los vecinos de mi villa505
han venido a recibirme.
 

(Hablan los aldeanos entre sí a un lado del teatro.)

 
TORBISCO
¿Sabréis decirle la arenga
que os encomendó el concejo?
BERROCAL
Entre la carne y pellejo
del caliente hago que venga;510
como no se quede allá,
vos veréis cual la reempujo,
si una vez la desborujo.
GARROTE
Aquí la reinase está:
no hay, Berrocal, mas que echallo.515
BERROCAL
Dios vaya conmigo, amén.
Pero, ahora, ¿no será bien,
si la he de hablar, repasallo?
CRISTINA
Agora es descortesía.
BERROCAL
¿Antes que empuje el sermón520
el fraile, no suele, Antón,
pasarle en la sacrestía?
Hed cuenta que estoy allá.
NISIRO
Vaya, pues.
TORBISCO
Atento espero.
BERROCAL
Escupo, pues, lo primero.525

 (Escupe.) 

¿No he escupido bien?
CRISTINA
¡Verá!
Pues, ¿qué habilencia es aquésa?
BERROCAL
¿Pensáis vos que no es trabajo
saber echar un gargajo
delante de una reinesa?530
Oíd bien, empiezo así:
«El cura y el Regidero...»
No, ell Alcalde va primero,
y es bien empezar por mí.
«Yo ell Alcalde Berrocal,535
y Cristina de Sigura...»
Mas llevar de zaga al cura,
que es clérigo, paece mal.
«El cura Miguel Brunete,
que se pica de estordiante...»540
Mas tampoco han de ir delante
cuatro esquinas de un bonete.
TORBISCO
Alcalde, acabemos ya,
que esperan.
BERROCAL
¡Válgamos Dios!
Mas vamos a hablar los dos;545
que yo lo compondré allá.
 

(Lléganse a la REINA.)

 
«Señora: el Cura y Alcalde...»
Digo: «ell Alcalde y el Cura»,
que aunque ir delante procura,
por Dios que trabaja en balde,550
«Y el concejo del lugar...»
Pero soy un majadero;
que había de escupir primero.
Escupo, y vuelvo a empezar.

 (Escupe.) 

«El Cura, que es nigromante,555
y los ñublados conjura...»
¡Válgate el diablo por cura!
¡Qué amigo que es de ir delante!
«El Cura y yo Berrocal,
alcalde, después de Dios...»560
El Cura y yo somos dos;
«Pero Gordo, Gil Costal,
Juan Pabros, y Antón Centeno...»
Mas Juan Pabros ya murió;
que una currencia le dio,565
y era el vecino más bueno
que tuvo en Castilla el Rey;
murióse como un jilguero,
porque se merendó entero
el menudillo de un buey.570
El cielo dejaba raso,
si a nublo subía a tañer;
quedó viuda su mujer
Crespa; mas vamos al caso.
«Digo, pues, que cada uno,575
y todos mancomunados,
en sollidum concertados,
sin que discrepe ninguno,
habemos salido aposta
del lugar de Becerril580
con la gaita y tamboril...
Lo que toca a la langosta,
nos aflige a cada paso.
GARROTE

  (Aparte, al alcalde.) 

Pues eso, ¿qué tien que ver?
BERROCAL
Hacérselo tóo saber,585
¿no es bien? Mas vamos al caso.
«Como a vivir viene aquí
Su Maldad...»
NISIRO

  (Aparte, al alcalde.) 

Su Majestad,
bestia, di.
CRISTINA

 (Aparte.) 

¡Qué necedad!
BERROCAL
«Su Majestad, bestia, di,590
dalla el parabién percura;
y ansina lo sale a honrar...
no hay reloj en el lugar;
pero el albéitar nos cura;
y aunque por Gila me abrazo,595
cada vez que a hablarla llego,
me dice: «Jo, que te estriego.»
Pero en fin, vamos al caso.
«Mándemos su Jamestá;
que su ley es mueso gusto,600
y siendo reinesa, es justo
c'agamos su volutá.»
REINA
La que el lugar me ha mostrado.
Estimo como es razón,
y más de la comisión605
que a vos, Alcalde, os ha dado,
que habéis estado elocuente,
la vara os doy de por vida.
BERROCAL
Aquésta ya está podrida,
démela por otras veinte;610
que soy en las fiestas loco,
y como hay muchachos malos
quiébrolas a puros palos
y así pueden durar poco;
y una vara de por vida,615
¿qué vale, quebrándose hoy?
REINA
Por vuestra vida os la doy.
BERROCAL
Eso, bien. Lléguese y pida
justicia, si sentenciar
en el concejo me ve,620
que por hacerla mercé,
yo la mandaré ajorcar.
 

(Vanse los aldeanos.)

 


Escena VIII

 

DON JUAN, DON NUÑO, DON ÁLVARO. La REINA, DON ALONSO, DON PEDRO. DON ÁLVARO.

 
 

(Hablando aparte con el Infante, al salir.)

 
La Reina está aquí y también
los dos Carvajales.
DON JUAN
Tengo
a dicha el tiempo a que vengo.625

 (Llegándose a la REINA y los Carvajales.)  

Los dos a prisión se den.
DON ALONSO
¿Nosotros? ¿Por qué ocasión?
DON JUAN
¡Bueno es que ocasión pidáis,
desleales, cuando estáis
indicados de traición!630
DON PEDRO
Si no estuviera delante
la Reina, nuestra señora,
pudiera un mentís agora
daros la respuesta, infante.
DON JUAN
¡Oh, villanos!, brevemente635
vuestros castigos darán
muestras de quién sois.
REINA
Don Juan,
¿sabéis que estoy yo presente?
¿Sabéis que la Reina soy?
a prender, sin más respeto,640
¿Cómo llegáis indiscreto
ninguno donde yo estoy?
DON JUAN
Cumplo, señora, mi oficio.
REINA
Cuando yo a enojarme llegue...
DON JUAN
Vuestra Alteza se sosiegue,645
que esto es todo en su servicio.
REINA
¿En mi servicio, prender
los que me sirven a mí?
DON JUAN
El Rey lo ha mandado así.
REINA
Si él lo manda, obedecer650
como vasanos leales;
que tiene el lugar de Dios.
Mostrad en esto los dos
quiénes son los Carvajales,
y si lo mismo procura655
hacer de mí, la cabeza
le ofreceré.
DON JUAN
Vuestra Alteza
tampoco está muy segura;
harto hará en mirar por sí.
DON ALONSO
Al nombre, señora, real,660
es cera el acero leal:
los nuestros están aquí.
 

(Dan las armas.)

 
Tomadlos, pues se atropella
así el valor que ofendéis;
que por más que los miréis,665
no hallaréis en ellos mella
de deslealtad ni traición,
aunque no pocas sacaron
cuando al Rey os allanaron
con mis deudos en León.670

 (Con ironía.) 

Pero así su poder muestra
que poca falta le harán
nuestras espadas, Don Juan,
donde estuviere la vuestra,
siempre en servirle empleada.675
DON PEDRO

 (Con ironía.) 

Sí; que la fama pregona
que vos contra su corona
jamás sacasteis la espada,
ni las traiciones y engaños
os han formado proceso,680
puesto que estuvisteis preso,
aunque sin culpa, diez años.
DON JUAN
No quedara satisfecho
mi agravio, si no os quitara
con mis manos y arrancara685
la cruz del villano pecho,

 (Arráncale la cruz.) 

que indecentemente estaba
en tan infame lugar,
usando con ella honrar
a sus nobles Calatrava,690
no cobardes corazones.

 (A DON NUÑO y DON ÁLVARO.)  

Tomadla los dos allá.
DON PEDRO
¡Oh!, ¡qué bien parecerá,
la cruz entre dos ladrones!
Aunque una cosa condeno695
cuando a los dos os igualo,
que allá sólo hubo uno malo,
y aquí no hay ninguno bueno.
DON ÁLVARO
Un hombre por traidor preso,
no injuria ni quita honor.700
DON NUÑO
De Martos comendador
os hizo algún frágil seso;
mas antes que os hagan cuartos,
para que Castilla entienda
que es Martos vuestra encomienda,705
os despeñarán de Martos,
y poblaréis los cadalsos
infames.
DON PEDRO
Poco valieran
si con vos lo mismo hicieran;
que no pasan cuartos falsos.710
DON JUAN
A Santorcaz los llevad.
 

(DON NUÑO y DON ÁLVARO se llevan a DON ALONSO y a DON PEDRO.)

 


Escena IX

 

La REINA, DON JUAN.

 
REINA
Como a la real obediencia
se sujeta mi paciencia,
no os parezca novedad,
Don Juan, no favorecer715
a quien tan bien me sirvió,
porque nunca bien mandó
quien no supo obedecer.
Mas el que es ministro real,
cuando algún culpado prende,720
con la vara sólo ofende;
que con la lengua hac
que con la lengua hace mal.
Poco mi respeto os debe.
DON JUAN
Cuando sepáis que estos dos,725
gran señora, contra vos
han usado el trato aleve
que ignoráis, no juzgaréis
mi rigor por demasiado.
REINA
¿Contra mí? Experimentado730
tengo, como vos sabéis,
Don Juan, en no pocos años,
aunque es fácil la mujer,
lo poco que hay que creer
en testimonios y engaños.735
Yo los conozco mejor;
mas como el mundo anda tal,
no vive más el leal
que lo que quiere el traidor.
DON JUAN
En prueba, señora, de eso,740
porque sepáis cuán leales
os son los dos Carvajales,
y si el Rey mal los ha preso,
advertid que han dicho al Rey
que la ambición de mandar745
os obliga a conspirar
contra el amor y la ley
que a vuestro Rey y señor
debéis; tanto, que usurpado
tenéis a su real Estado750
treinta cuentos; que el amor
que tenéis al de Aragón,
os fuerza, si os da la mano,
a entregarle en ella llano
a Castilla y a León;755
y otras cosas que no cuento,
pues por indignas de oírlas,
no sólo no oso decirlas,
mas de pensarlas me afrento.
El Rey, fácil de creer,760
contándole lo que pasa
testigos de vuestra casa,
manda que os venga a prender,
después de tomaros cuentas
del tiempo que gobernado765
habéis su reino, y cobrado
de su corona las rentas.
No quise que cometiese
a otro el venir sino a mí,
que serviros prometí,770
porque no se os atreviese.
Y como aquí los hallé,
no me sufrió el corazón
pasar por tan gran traición,
y así prenderlos mandé.775
REINA
Que el Rey forme de mí quejas,
y ponerme en prisión mande,
no me espanto, mientras ande
la lisonja a sus orejas.
Pero, ¡que los Carvajales780
tal traición contra mí digan...!
Por más, Don Juan, que persigan
su valor los desleales,
no saldrán con la demanda.
Vuestro cargo ejercitad;785
prendedme, cuentas tomad
y haced lo que el Rey os manda.
DON JUAN
Yo, gran señora, juré
de serviros y ayudaros,
y lo que os debo pagaros790
con lealtad, amor y fe.
El infante Don Enrique
y otros caballeros sienten
que traidores os afrenten,
y el Rey esto os notifique;795
para lo cual hemos hecho
pleito homenaje de estar
de vuestra parte, y pasar
cualquier peligroso estrecho
por vos, si darme la mano800
de esposa tenéis por bien,
y el reino quitar también
a un hijo tan inhumano.
En este papel confirman
estos cuatro ricoshombres,805
cuyo poder, sangre y nombre
conoceréis, pues lo firman,
que son Don Enrique, yo
con Don Álvaro, y también
Don Nuño; si os está bien,810
mi amor justa paga halló.
REINA

 (Tomando el papel.) 

Guardarélo para indicio
de vuestra lealtad y ley,
y verá por él el Rey
a quién tiene en su servicio...815

 (Métele en la manga, y luego saca otro y le rompe.) 

Aunque pegarme podría
la deslealtad que hay en él;
que si es malo, de un papel,
se ha de huir la compañía.
Rasgarle es mejor consejo;820
que para vuestros castigos,
es bien aumentar testigos,
y será quebrado espejo,
que en la parte más pequeña,
como en la mayor, la cara825
retrata que en él repara;
mas si en pedazos enseña
las vuestras, viéndose en él,
como son tantas, Don Juan,
retratarlas no podrán830
los trozos de este papel.
Tomad las cuentas, primero
que me prendáis, de la renta
real, y alcanzadme de cuenta,
si podéis; pero no espero835
que en eso me deis cuidado,
pues vos mismo sois testigo
que en tres que hicisteis conmigo,
siempre quedasteis cargado.
Pero esperadme; que en breve840
las que pedía os daré,
porque el Rey seguro esté,
y sepa quién a quién debe.

 (Vase.) 

DON JUAN
¡Que vacilar me haga ansí
el valor de esta mujer!845


Escena X

 

El REY, DON MELENDO, DON JUAN.

 
REY
Difícil es de creer
que conspire contra mí
mi misma madre, Melendo;
pero es mujer: ¿qué me espanta?
DON MELENDO
La Reina, señor, es santa.850
REY
Ver por mis ojos pretendo
la verdad que tengo en duda.
DON JUAN
¡Rey y señor! ¿Vuestra Alteza
aquí?
REY
La poca corteza
que tengo, manda que acuda855
en persona a averiguar
la verdad de estos sucesos.
DON JUAN
Ya están los hermanos presos
que el reino os quieren quitar,
y la Reina temerosa860
de veros contra ella airado,
conmigo se ha declarado,
y promete ser mi esposa,
si en su favor contra vos
estos reinos alboroto,865
y hago que sigan mi voto
los grandes.
REY
¡Válgame Dios!
¿Mi madre?
DON JUAN
No guarda ley
la ambición que desvanece.
Vuestra corona me ofrece;870
mas yo no estimo ser rey
por medios tan desleales.
De rodillas me ha pedido
que a su llanto enternecido,
suelte a los dos Carvajales,875
y que me vaya a Aragón
con ella; que desde allá
con su armas entrará
a coronarme en León;
y si resiste Castilla,880
irá después contra ella.
Prendedla, señor, sin vella,
porque si venís a oírla,
yo sé que os ha de engañar;
que, en fin, siendo madre vuestra,885
mozo vos, y ella tan diestra,
más crédito habéis de dar
que a mí, a su fingido llanto.
REY
Esa no es razón ni ley.


Escena XI

 

La REINA, el REY, DON JUAN, DON MELENDO.

 
DONMELENDO
Aquí, señora, está el Rey.890
DON JUAN

 (Aparte.) 

De mis traiciones me espanto.
REINA
Huélgome que haya venido,
hijo y señor, Vuestra Alteza
a averiguar testimonios,
que hace gigantes la ausencia.895
Su mucha cordura alabo,
porque en negocios de cuentas
y de honras, suele un cero
dañar mucho si se yerra.
Mandado habéis a Don Juan900
que a tomar la razón venga
de vuestro real patrimonio:
viéndolo vos, soy contenta;
que aunque deberos me imputan,
privados que os lisonjean,905
treinta cuentos, serán cuentos
de mentiras, no de hacienda.
Pero yo admito sus cargos:
sumad, Don Juan, en presencia
del Rey gastos y recibos,910
porque sus alcances vea.
Cuando de tres años solos
quedó del Rey la inocencia
y este reino a cargo mío,
primeramente en la guerra915
que vos, Infante, le hicisteis,
levantándole la tierra,
llamándoos rey de Castilla
y enarbolando banderas,
gasté, Infante, quince cuentos,920
hasta que en la fortaleza
de León preso por mí,
peligró vuestra cabeza.
Item: en edificar
en Valladolid las huelgas,925
donde en continua oración
a Dios sus monjas pidieran
que de vos al Rey librase,
y las trazas deshiciera
de vuestro pecho ambicioso930
en mi agravio y en su ofensa,
veinte cuentos. Item más:
cuando por estar Su Alteza
enfermo quisisteis darle
veneno (ya se os acuerda)935
por medio del vil hebreo
que entonces médico era
del Rey, en una bebida,
testigo de la fe vuestra;
en hacimiento de gracias,940
misas, procesiones, fiestas,
seis cuentos, que repartí
en hospitales y iglesias.
Aunque pudiera contar
otras partidas inmensas,945
en que por servir al Rey
vendí mis joyas y tierras,
como todo el reino sabe;
sólo os salmo, Don Juan, éstas,
que no las negaréis, pues950
tenéis tanta parte en ellas.
Si estos descargos no bastan,
no hay cosa en mí que no sea
del Rey, mi señor y hijo:
entrad en casa; que en ella955
no hallaréis más que este vaso,

 (Sácalo de la manga.) 

que en prueba de mi inocencia,
y en fe de vuestras traiciones,
mi noble lealtad conserva.
Ya me parece que basta960
esto en materia de cuentas;
en materia de mi honor,
para no seros molesta,
aquí he escrito mis descargos:
Vuestra Majestad los lea,965

 (Dale su papel.) 

Y conozca por sus firmas
en quién su privanza emplea.
REY
¡Válgame el cielo! Aquí dice
que como mi madre ofrezca
la mano a Don Juan, de esposa,970
juntando Estados y fuerzas
con Don Enrique, Don Nuño
y otros, haciéndome guerra,
me quitarán a Castilla
para coronarla en ella.975
REINA
Para asegurar traidores,
fingí romper esa letra,
y la guardé para vos,
otra rasgando por ella.
REY
Don Juan, ¿es vuestra esta firma?980
DON JUAN
Sí, gran señor.
REY
Pues en éstas
a los demás desleales
conozco. Si la prudencia
que tanto celebra España,
gran señora, en Vuestra Alteza,985
mi confusión no animara;
por no estar en su presencia,
de mí sin causa ofendida,
sospecho que me muriera.
 

(Tocan dentro cajas.)

 
Pero, ¿qué alboroto es éste?990


Escena XII

 

DON DIEGO, DON ALONSO y DON PEDRO, armados. Dichos.

 
DON DIEGO
Deme los pies Vuestra Alteza;
que huelgo de hallarle aquí.
REY
Pues, ¡Don Diego!, ¿vos de guerra?
DON DIEGO
Donde privan desleales,
que en agravio de su Reina,995
vuestra verde edad engañan,
armado es razón que venga.
A Don Álvaro y Don Nuño
quité la más leal presa
de vuestros reinos, Señor,1000
y los prendí en lugar della.
A los dos de Carvajal,
indignos de tal violencia,
llevaban a Santorcaz;
no creí que Vuestra Alteza1005
pudiera mandar tal cosa,
y así, viniendo en defensa
de la Reina, los libré,
por constarme su inocencia.
REY
Habéisme en eso servido,1010
a mi amor y gracia vuelvan,
que si engaños me indignaron,
mercedes les haré nuevas.
DON ALONSO
Mil siglos el reino goces.
 

(Tocan dentro cajas.)

 


Escena XIII

 

BENAVIDES, dichos.

 
BENAVIDES
Que un criado, señor, vuelva1015
por su señora, corriendo
su honra por cuenta vuestra,
no se tendrá a desacato;
y así digo que el que lengua
pone en su fama...
REINA
Ya estoy
1020
de vos, Don Juan, satisfecha;
que sois, en fin, Benavides,
y los traidores que intentan
ofenderme, convencidos.
 

(Tocan dentro cajas.)

 


Escena XIV

 

BERROCAL, TORBISCO, GARROTE, aldeanos. Dichos.

 
BERROCAL
¡A nuesa ama llevar presa!1025
Arte allá. ¿Soy o no alcalde?
TORBISCO
Que está aquí el Rey.
BERROCAL
El Rey venga
a la cárcel.
GARROTE
¿Estáis loco?
BERROCAL
Poniéndole una cadena,
sabrá quién es Berrocal.1030
Daos a prisión.
REY
Todos muestran,
señora, el amor que os tienen.
Don Diego, haced que se prendan
Don Enrique y los demás.
DON PEDRO
El temor, sin alas vuela;1035
a Aragón los tres huyeron
del rigor de Vuestra Alteza.
REY
Haced, madre, de Don Juan
lo que quisiéredes.
REINA
Sepa
España que soy clemente,1040
y que el valor no se venga.
Destiérrolo destos reinos,
y sus Estados y hacienda
en los dos de Carvajal
(hijo, con vuestra licencia)1045
y en Benavides reparto.
DON DIEGO
Merécelo su nobleza.
REY
Dignamente en su lealtad
cualquiera merced se emplea;
y Vuestra Alteza, señora,1050
con su vida ilustre enseña
que hay mujeres en España
con valor y con prudencia.


 
 
FIN