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1

La cita retuerce el sentido original en que las palabras fueron dichas. En realidad Auerbach, en la introducción a su obra Lenguaje literario y público en la baja latinidad y en la Edad Media, está haciendo una defensa del método histórico. La cita completa es la siguiente:

Pero la tendencia a negar tácitamente o a rechazar expresamente el positivismo histórico está muy difundida; esta tendencia se relaciona, sobre todo en la crítica literaria, con la aversión contra la filología decimonónica, considerada como la verdadera encarnación del historicismo. Muchos creen que el historicismo conduce al trabajo minucioso del anticuario, a la sobrevaloración de los motivos biográficos, al desconocimiento de la obra de arte, al eclecticismo por falta de categorías de juicio; y al hacerlo se olvidan, sin embargo, que el gran historicismo -viquiano, herderiano-romántico o hegeliano- inspira la especialización filológica, pero no se identifica con ella. (Se ha subrayado el fragmento de la cita que Wellek utiliza).


(Auerbach, 1966; 15 y 16)                


 

2

Sólo en la década de los 90 podemos citar la publicación de obras como la Historia de la literatura española realizada por un grupo de hispanistas italianos y coordinada por Franco Menegallí (Cátedra, 1990), la Historia de la literatura española dirigida por Jean Canavaggio (Ariel, 1995), la realizada por José Caso González, José María Martínez Cachero y Jesús Menéndez Peláez (Everest, 1995), la Historia literaria de España en el siglo XVIII, dirigida por Francisco Aguilar Piñal (CSIC, 1996) o el comienzo de la publicación de la Historia de la literatura española, dirigida por Víctor García de la Concha y publicada por la editorial Espasa Calpe, de la que han aparecido hasta el momento los dos tomos dedicados al Siglo XVIII (1995) y a la primera mitad del XIX (1997) todos ellos coordinados por Guillermo Carnero.

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