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Correas y el refranero aragonés

Domingo Ynduráin





Nace Gonzalo de Correas en Jaraíz de la Vera, entre 1570 y 1571, y muere en Salamanca, en 1631. Fue catedrático de griego y hebreo en la Universidad de Salamanca. Gran filólogo, escribió varias obras, entre las que se distinguen el Vocabulario de refranes y Frases proverbiales y Otras fórmulas comunes, del que nos ocupamos en estas notas; y el Arte de la Lengua española castellana, al que también se hará referencia. Ambas obras se han publicado mucho tiempo después de muerto el autor: el Vocabulario, en 1906, edición de la Real Academia de la Lengua, y el Arte, en 1903, por el conde de la Viñaza.

Lo que nos ha decidido a redactar este breve trabajo es el que Correas haya dedicado una particular atención al refranero de tema aragonés o usado en esta región. Este interés por Aragón se advierte también en otros pasajes de su obra, como veremos.

La atención dedicada por un humanista tan selecto como Correas a la materia del refranero popular tenía ya una larga tradición precisamente entre los más distinguidos hombres que cultivaron las Humanidades clásicas. Desde la Philosophia vulgar de Mal Lara (1568), pasando por Sebastián de Horozco, padre del otro gran lexicógrafo, Covarrubias, autor del Tesoro de la Lengua castellana, en que hay un rico caudal de elementos paremiológicos; y siguiendo por el aragonés Lorenzo Palmireno (1573), Pérez de Moya, Juan de Aranda, Luque Faxardo, Pérez de Herrera o el también aragonés, médico que recopiló refranes médicos, Sorapán de Rieros, hasta la permanencia del refrán en obras literarias relevantes, puede decirse que la segunda mitad del siglo XVI y primeros años del siguiente es la época más fecunda en el cultivo de este género tradicional, tanto desde el punto de vista erudito como en su aplicación para fines literarios.

Lo que ahora nos interesa es mostrar la atención y curiosidad que Correas ha dispensado al refranero del territorio aragonés, para lo cual señalaré los escasos datos de que disponemos para explicar la causa o la ocasión de esta curiosidad y conocimientos: y presentaré después, entresacados de su Vocabulario, los refranes oportunos, de los que haré una clasificación. Las explanaciones, en la mayor parte de los casos, serán del propio Correas. Por otra parte, anticipo que ninguno de estos refranes los he hallado en las colecciones modernas.

En cuanto se refiere a la estancia de nuestro humanista en Aragón, su biografía nos da unos datos muy escasos; no tenemos ninguna noticia directa de que Gonzalo de Correas estuviera por tierras aragonesas, salvo la que él mismo nos da en el comentario a un refrán: «"De Aragón, ni buen viento, ni buen varón". Lo primero es por el viento solano que viene a Castilla de la banda oriental do está Aragón en España; lo segundo se añadió por consonancia matraca, como se suele añadir algo en otros refranes por hacer igualdad, como en éste: "El melón y la mujer, por el rabo se han de conocer"; así que lo de varón no es verdad porque la bondad de los aragoneses es notoria: yo la experimenté algunos años en su compañía; y lo mismo se dice de otros lugares». (Vocabulario, de Gonzalo de Correas, pág. 151).

Pedemos suponer algunos contactos de Correas con Aragón basándonos en los cargos que desempeñó y en los estudios que tuvo que realizar durante su vida, ya que algunos le llevaron cerca de Aragón.

Viéndose Correas en la situación de que para desempeñar la cátedra de Hebreo, que había ganado en Salamanca, era necesario ser maestro en Sagrada Teología, marcha a graduarse de Licenciado y Maestro en la Universidad de Irache (Navarra), cerca de Estella. En lo que nosotros conocemos de su biografía, es este viaje el que más le acercó al reino de Aragón1.

Buscando por otros caminos, encontramos que en su Arte de la Lengua española castellana2 dice, tratando de los indefinidos empleados cuando el hablante no recuerda la persona o cosa que quiere nombrar: «un como se llama o el como se llama es vulgar; un quillotro o el quillotri, con su variante quillotro y su femenino quillotra, propio de los rústicos; el aquel o un aquel, usual en Aragón y no tenido por grosero».

Observa que los aragoneses utilizan con sentido de posterioridad a lo expresado por el verbo la fórmula de proposición en más infinitivo. (Arte, fol. 126 v.).

Advierte también Correas la confusión entre «lo que y lo cual en onbres criados fuera de Castilla, en la corona de Aragón, aunque personas de buen inxenio i letras, como Zespedes»3 (Arte, fol. 70 r. y v.).

Todas estas referencias nos dan si no unos datos precisos de su estancia en Aragón, sí una casi total seguridad de ella, ya que sus observaciones parecen de primera mano y como tomadas directamente del hablar aragonés, demostrando conocimiento no sólo de esta tierra, sino también de su habla. Todo esto nos hace suponer que realmente conoció el reino de Aragón. Su viaje a Irache pudo darle, quizá, la ocasión de conocerlo.

Pasamos a la exposición de los refranes, en un total de treinta y uno, que aquí recojo «por el orden del A B C» dando algunas notas, que puedan aclarar el sentido de alguno de ellos y su clasificación. Conservo siempre las explicaciones de Correas, que como se verá, son muy jugosas.

«Adelantarse, como los de Embid, a Pascua».

«Es lugar de Aragón: el cura sabía poco, y no supo cuándo era la Cuaresma y no se guardó en su lugar enteramente. Cerca de Pascua salió a cazar, y en el campo se encontró con un cura vecino, el cual le preguntó cómo iba de Cuaresma; el ignorante respondió que aún no era venida; el otro dijo riendo: "Si estamos al cabo de ella, para tal día es Pascua y así lo diré yo a mis feligreses". El de Embid dijo: "Pues por ahí no me la llevaréis"; y adelantóse a echar la Pascua en la Semana Santa. Matraca es que dan a los de Embid».

Variante: «Adelantóse, como los de Embid a la Pascua» (página 10-11).

Más que refrán es esto una frase proverbial.

«A fuer de Aragón, a buen servicio mal galardón» (pág. 14).

Este refrán, como los demás que «dan matraca» a los aragoneses es casi seguro, por causa de su tema, que Correas no los recogiera en Aragón, sino en algunas de las regiones circundantes. (¿Irache?).

«Al plano de la Violada, cuál con horca, cuál con pala».

«El plano y llano o campo y barranco de la Violada, está entre Almudévar y Zuera, camino de Zaragoza a Huesca. Fingen este cuento, dando matraca a los de Almudévar, que el herrero hizo un delito que merecía la horca y Pedro Saputo les dió este consejo; que pues había dos tejedores y no más que un herrero, ahorcasen a un tejedor, que bastaba el otro, y dejasen al herrero, que les haría falta; hicieron así, y dicen más, que hoy día piden una demanda para misas a aquel inocente. Quedó por refrán "el sabio de Almudévar", Pedro Saputo, para llamar a uno necio, y "la justicia de Almudévar" para decir una tontainica y mala injusticia. Dándoles matraca de todo esto, salieron a batalla contra los de Zuera: "Al plano de la Violada, cuál con horca, cuál con pala", que en esto motejan también las armas villanas. También se dice: "Al barranco de Violada, que con forca, que con pala". Otras patrañas inventan acerca de esto; pero basta lo dicho para la noticia de los refranes» (pág. 36).

El Pedro Saputo al que se refiere esta frase proverbial es un personaje folklórico que más tarde, en el siglo XIX, dará origen a la novela del mismo título, de Braulio Foz.

También debemos de advertir la terminación de diminutivo de «tontainica», típica del aragonés, con lo que da una pequeña nota de color local.

«Aragonés, ¡ay de la casa que está un mes, y si está un año, ése con daño» (pág. 64).

«Aragonés, falso y cortés» (pág. 64).

«Aragonés tozudo, mete el clavo en la peña, por la cabeza y dale en la punta con el puño y jura que ha de entrar» (pág. 64).

«Aragonés tozudo, mete el clavo en la peña, y dale para que entre, en la punta con su cabeza» (pág. 64).

«Aragonés (El), por excusar deja de gastar» (pág. 64).

«Llama excusar al ahorrar».

«Aragonés vuelve la puerta como la ves» (pág. 64).

«Dice que por donde entrares dejes la puerta como la hallares».

«Datos, Matos, Badules, Cucalón, Herreruela. Amento, Lechón, los más ruines lugares de Aragón» (pág. 150).

«De Aragón, ni buen viento, ni buen varón».

«Lo primero es por el viento solano que viene a Castilla de la banda oriental do está Aragón en España; lo segundo se añadió por consonancia y matraca, como se suele añadir algo en otros refranes por hacer igualdad, como en éste: "El melón y la mujer por el rabo se han de conocer"; así que lo de varón no es verdad porque la bondad de los aragoneses es notoria; yo la experimenté algunos años en su compañía; y lo mismo se dice de otros lugares» (página 151).

«En la calle de Meca, quien no entra no peca».

«Era calle en Zaragoza de mujeres de mal vivir» (pág. 193).

Figura esta calle en el Nomenclátor de Ximénez de Embún4. Nombre anterior, «Hostal de Meca». También figura en la Descripción de las calles, plazas, plazuelas, puentes y paseos de la Ciudad de Zaragoza (Ed. del Ayuntamiento-Zaragoza-Agustín Peiró-1863).

«En Sariñena villa plena, quien no trae no cena» (pág. 199).

«En tierra del Rey, la vaca do manda el buey».

«Esto es en Aragón, donde en la tierra real está sujeto el grande como el chico a la justicia. En sus lugares, los señores son absolutos. En Castilla también es verdadero» (pág. 199).

«Entra en la botica que nos desavendremos».

«Botica o botiga, se llama en Aragón la tienda do se venden cosas. En Castilla botica es la de las medicinas. Que hace mucho al caso en todas las cosas el comentar y llegarse a obrar» (pág. 200).

«Entrarse como Pedro por Huesca».

«Contra entrometidos en Aragón» (pág. 200).

Esta locución proverbial puede referirse, en su origen, a Pedro I de Aragón, conquistador de Huesca.

«Jurados de Andorra».

«Esto es decir hombres cortos, necios, y dicen este cuento por matraca: que aquel gran don Alonso Gregorio, arzobispo, convidó a su mesa a los jurados de Andorra, villa de Aragón, y en toda la comida no pidieron de beber, de cortedad y vergüenza, ni los pajes se lo dieron; después, sedientos, se fueron al río Ebro, que pasa junto a Zaragoza, se echaron de bruces y de pechos al agua para beber y matar su sed, con que dieron ocasión a este refrán».

«Jurado en Aragón es lo que el alcalde en Castilla, o regidor que gobierna» (Página 254).

«Martín Utrilla, Adovas, por cuatro dineros, de Cabra a Montalván».

«Son cinco lugares de Aragón: Martín parece propio de persona y Utrillas sobrenombre; Adovas suena a dónde vas; Cabra significa también la cabra o su carne y hacen juntos este sentido: ¿Martín Utrillas, a dó vas? Por cuatro dineros, de Cabra a Montalbán.

Y en el primer sentido que va por cuatro dineros, a traerlos o cobrarlos desde Cabra a Montalbán, o por ese jornal y precio» (pág. 293).

Realmente, sólo cambiando comas, se puede encontrar algún otro sentido en esta frase proverbial, además de los dos que da Correas.

«No trescar que dovella, no burlar que escuega».

«Los rústicos en Aragón: No trescar que duela, no burlar que escueza» (pág. 364).

«Pan duret y vino agret, tiene la casa en piet».

«En las montañas de Huesca, en Aragón, aunque tienen mucho vino, dan a los mozos el agrio, que con agua es potable, y más en verano; en el pan duro no se entra tanto» (pág. 380).

Nótese la terminación de diminutivo -et- característica hoy aún del habla oscense.

«Quien va a Castilla y deja a Aragón, trae dolor de corazón» (pág. 430).

«Rincón por rincón, Alcañiz en Aragón».

«Rincón por rincón. Calatayud en Aragón».

«Alaba cada uno el lugar y la tierra que le agrada» (pág. 437).

«Sabéis la Isuela, de ésta seréis fuera» (pág. 440).

La forma femenina del nombre de río se da también en otros de Aragón: la Huecha, la Huerva, la Onsella. Antiguamente, también, la Esgueva, en Valladolid.

Tal vez aluda el refrán a alguna crecida extraordinaria del menguado río.

«Si pasares por Monzón, pon la mano en tu jubón» (pág. 438).

Tal vez aludiendo a la fama de ladrones.

«Tras mala procura, viene la mala ventura».

«Esto es, tras el descuido y flojedad viene la necesidad. Lo contrario, la buena diligencia es madre de la buena ventura. Procura en Aragón es el poder para negocios, en Galicia la buena diligencia y procuración» (pág. 487).

«Una malla con otra, se hace la cota».

«Cota es lo que jaco o chaco en las montañas de Aragón» (pág. 494).

«Una vez fue una vieja a Zaragoza y vino moza».

Manera de pedir a la moza que eche vino. Está más declarado en el otro: «El rey fué viejo a Toro y vino mozo» (pág. 494).

«Uvas (las) de Viniés, ni las vendas ni las des, ni las guardes mas que un mes».

«En Aragón» (pág. 497).

«Veamos quién podrá más, mosén Juan o la tempestad.

Es de Aragón, adonde llaman mosén al ordenado de orden sacro, como en Navarra» (pág. 500).

Desconozco el sentido de este dicho, que parece un wellerismo.

«Vino de Aniés, ni lo vendas ni lo des».

«Aniés es lugar en Aragón al pie de las montañas, de buenos vinos» (pág. 507).

«Vive en Sariñena y tendrás la tripa llena».

«Es lugar en Aragón abundoso, Vivid en Sariñena y tendréis la tripa llena» (pág. 509).

«Zaragoza la harta, Valencia la bella, Barcelona la rica, Huesca la amena» (pág. 518).

Recapitulando: los nombres de pueblos nos dan una zona de interés más frecuente, coincidiendo con el Somontano oscense y, en todo caso, con lo que hoy es provincia de Huesca: Aniés, Sariñena, Almudévar, Viniés, Huesca, la Violada, la Isuela.

Podemos observar que ninguno de los refranes que hemos recogido aquí aparecen en el «Vocabulario aragonés» de Jerónimo Borao, ni en «Refranes. Dichos, Mazadas... en el Somontano y montaña oscense» (Zaragoza, 1953, publicaciones de la Institución «Fernando el Católico»), de D. Pedro Arnal Cavero.





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