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Luis Vélez de Guevara

Biografía de Luis Vélez de Guevara (1579-1644)

Partida de bautismo de Luis Vélez de Guevara.La mayor parte de los datos biográficos conocidos del escritor fueron agrupados y dados a conocer por Emilio Cotarelo en 1916-1917, en un trabajo aún imprescindible[1]. Sin embargo, para una lectura más comprensiva desde la historia de esas noticias resulta pertinente el trabajo de Maria Grazia Profeti de 1965[2]. Luis Vélez nació en Écija en agosto de 1579, según la partida bautismal (aunque su hijo Juan adelanta la fecha en un año[3]). Tras graduarse como Bachiller en Artes en 1596 en la Universidad de Osuna, donde fue exento del pago de costas por pobre, entró al servicio del arzobispo de Sevilla, don Rodrigo de Castro, emparentado con el Duque de Lerma. En su compañía realizó diferentes viajes, de los que destaca la jornada de Valencia para asistir a las nupcias de Felipe III con Margarita de Austria. A este primer servicio de letras, le seguiría el de armas en una etapa a cuyo comienzo y final es difícil ponerles fechas. El propio escritor apunta una duración de seis años, en los que participaría en diversas campañas en Italia y en el Mediterráneo bajo el mando sucesivo del Conde de Fuentes, de Andrea Doria y de Pedro de Toledo.

Casa del siglo XVIII donde estaba la natal de Luis Vélez de Guevara en Écija (fotografía de Marina Martín Ojeda).En 1603 se registra su presencia en Valladolid. Se desconoce la continuidad de esa estancia en la ciudad que desde 1601 daba cobijo a la corte de Felipe III, pero es claro que se encontraba en ella en 1605, el año de mayor esplendor cortesano, marcado sobre todo por el nacimiento del príncipe heredero. A su cargo correría la escritura de una de las relaciones de las fiestas bautismales, hoy perdida (o sin identificar). El regreso definitivo de la corte a Madrid, a comienzos de 1606, debió de marcar también el final de la etapa vallisoletana de Vélez, ya incorporado al entorno de don Diego Gómez de Sandoval, conde de Saldaña, segundo hijo del Duque de Lerma. Hasta en cuatro ocasiones parece que contrajo matrimonio. Del primero, que debió de ocurrir al regreso de la milicia y del que enviudaría muy pronto, apenas se sabe nada. Los otros tres sí que constan fehacientemente. De sus uniones conyugales con Úrsula Ramisi Bravo (en 1608), Ana María del Valle (1618) y María López de Palacios (1626) nacieron varios hijos. La documentación generada por las bodas y los bautizos subraya inequívocamente la adscripción cortesana del escritor, al figurar como padrinos miembros destacados de la aristocracia. De sus hijos, destaca Juan, nacido en 1611, y heredero de su dedicación a la literatura y hasta de su futuro cargo en la corte del monarca. En su partida bautismal el padre es identificado como «criado del conde de Saldaña —quien ofició de padrino junto con su esposa— y poeta».

Efectivamente, la vida de Luis Vélez de Guevara se define por los servicios literarios a algunos de los grandes señores del momento. En el séquito del hijo de Lerma permanecería hasta 1618, no sin dificultades. Tras la caída del privado, sirvió a don Juan Téllez de Girón, marqués de Peñafiel, futuro Duque de Osuna. Y, por fin, cuando accedió a la corona Felipe IV, y probablemente favorecido por el Conde-Duque de Olivares[4], ocupó una serie de cargos palaciegos, que culminaron con el de Ujier de Cámara a partir de 1625, puesto en el que habría de permanecer hasta 1642, en que se lo traspasó a su hijo Juan. Sus cualidades para desenvolverse en tales círculos quedaron plasmadas en las conocidas palabras del Viaje del Parnaso, donde Cervantes le ensalza como «lustre y alegría y discreción del trato cortesano». La no obtención del hábito de Santiago, con que el monarca premió los servicios de otros artistas de su entorno, como Calderón, Rojas o Velázquez, podría considerarse un indicio más de sus antecedentes judíos, a los que también algunos estudiosos han achacado otros aspectos más o menos transcendentales, desde su cambio de apellido a algunos rasgos relevantes de su escritura[5]. En términos generales, los testimonios de la época muestran su buena integración en los círculos de la creación literaria. Unas noticias y otras dibujan una figura de la que son trazos el ingenio, el humor, la jovialidad; también un físico largo y delgado.

Germán Vega García-Luengos
Universidad de Valladolid

[1] «Luis Vé­lez de Guevara y sus obras dramáticas», BRAE, III (1916), pp. 621-52; IV (1917), pp. 137-71, 269­-308 y 414-444.

[2] «Note critiche sull'opera di Vélez de Guevara», Miscellanea di Studi Ispanici, 10, Pisa, Università di Pisa, 1965, pp. 47-174.

[3] Lo hace en una carta dirigida a Pellicer que editó A. Paz y Melia («Nuevos datos para la vida de Luis Vélez de Guevara», RABM, VII (1902), pp. 129-30.

[4] Véase Elliott, J. H., El conde-duque de Olivares. El político de una época de decadencia, Barcelona, Grijalbo-Mondadori, 1998, p. 209.

[5] Véase Peale, George, «Ingenio y cortesanía en El (dos notas sobre el haz y envés de Vélez de Guevara) Diablo Cojuelo», en Antigüedad y actualidad de Luis Vélez de Guevara, Amsterdam, Benjamins Publishing, 1983, pp. 233-253.

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