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Rafael Lasso de la Vega
Rafael Lasso de la Vega
(Sevilla, 1890-1959)
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Nacido en Sevilla en 1890, Lasso de la Vega participa desde muy joven de la bohemia madrileña de principios de siglo. Su figura llena de pintorescas anécdotas las memorias de Cansinos y de González-Ruano. Es por entonces uno de los poetas
menores del modernismo, que unas veces se inclina hacia su lado más simbolista y otras hacia el más decorativo. Esa primera etapa está recogida en sus dos primeros libros y en numerosos poemas dispersos por algunas de las revistas más populares de la época, como Blanco y Negro y La Esfera. A partir de 1919 se convierte en uno de los adalides de la vanguardia, colaborando con frecuencia en la revista Ultra. Tristan Tzara lo incluyó en 1920 en la lista de los «présidents Dada», junto a Cansinos. Huidobro y Guillermo de Torre. Esa abundante colaboración queda dispersa en las revistas de vanguardia -no sólo españolas, también francesas como Le Libre Essor o La Vie des Lettres- hasta que Juan Manuel Bonet incluye buena parte de ellas en su monumental edición de Poesía. Es también Bonet quien ha puesto de relieve la mixtificación bibliográfica que Lasso lleva a cabo a partir de 1936, con la publicación de la antología Pasaje de la poesía, que supuestamente recogería poemas escritos entre 1911 y 1927. En 1936 la vida bohemia de Lasso de la Vega ya ha quedado atrás. Se ha casado con la pianista Florine Baer, ha cambiado su apariencia física y ha hecho realidad sus aspiraciones aristocráticas: firma Pasaje de la poesía como «Marqués de Villanova», título que ya antes había utilizado esporádicamente. A partir de entonces vivirá en Italia y en París hasta su tardío regreso a España, donde morirá en
1959. Sus libros serán fundamentalmente lujosas autoediciones destinadas a presentarle como un abanderado de la vanguardia española. Para ello no tendrá inconveniente en falsificar las fechas e incluso falsificar materialmente, en los años cuarenta, una primera edición de 1916. En el prólogo a la traducción italiana de Prestigios, aparecida en 1944. Anna Bonetti escribió: «A Villanova se le debe toda la poesía moderna española y no se puede negar que él solo ha abierto
la puerta a los renovadores»
.
Cuando ya nos importan poco esas viejas polémicas vanguardistas sobre quién fue el primero en esta o aquella novedad tipográfica (Huidobro tenía idéntica obsesión y también cedió a la falsificación bibliográfica), la poesía de Lasso de la Vega se nos presenta como una de las más variadas, significativas y misteriosas de su tiempo.
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Obra poética
Rimas de silencio y soledad, Madrid, Imprenta Artística de José Blas y Cía., 1910.
El corazón iluminado y otros poemas, Madrid, Editorial América, 1919.
Pasaje de la poesía (1911-1927), París, Debresse, 1936.
Prestigios (1911-1916), Florencia, 1942.
Presencias (1912-1918), Florencia, 1942.
Oaristes, Venecia, Oficina de la Gazzetta, 1940.
Constancias, Florencia, Beltrami, 1941.
Antología (selección y prólogo de Joaquín Caro Romero), Madrid, Rialp, 1975.
Galería de espejos, Madrid, Entregas de la Ventura, 1980.
Hotel del Universo. Poemas, sátiras, fábulas y epigramas del paraíso terreno, Madrid. Estación Central, 1996.
Poesía (ed. Juan Manuel Bonet), Granada, Corvares (col. La Veleta), 1999. Incluye los anteriores libros, además de poemas dispersos en revistas y el inédito Fortuna y lástimas de amor (1944).
Bibliografía
ANDRÉS RUIZ, Enrique, «Lasso de la Vega: la novela de la poesía», en Nueva Revista, núm. 71, septiembre-octubre de 2000, págs. 142-147.
BONET, Juan Manuel, «A quest for Lasso», prólogo a Poesía, págs. 9-57.
CARO ROMERO, Joaquín, «El marqués de Villanova», en Antología, págs. 9-23.
LAMILLAR, Juan, «Silueta del marqués de Villanova», en Fin de Siglo, núm. 5, 1983, págs. 2-5; El desorden del canto, Sevilla, Renacimiento, 2000, págs. 9-13.
MASOLIVER, Juan Antonio, «Galerie de Glaces», en Perfil de sombras, Barcelona, Destino, 1994, págs. 292-294.
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Soneto del silencio |
| Tu voz, que no se escucha, se mantiene | | | | en el interno fondo regalada; | | | | y es nuestra propia voz, que aunque no suene, | | | | ¡acaso sea la única escuchada! | | |
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| -Senda escondida, manantial que viene | | | | del infinito en marcha sosegada; | | | | isla que sueña... lascitud selene... | | | | Palabra no sabida ni olvidada. | | |
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| A esta quietud del alma para el mundo, | | | | nada se acerca tanto y se asemeja | | | | como el cristal inmóvil de la fuente, | | |
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| que en un silencio vasto -¡el más profundo!-, | | | | y en un éxtasis, ¡todo se refleja | | | | en su fondo, serena y mansamente! | | |
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[Rimas de silencio y soledad]
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Sueños |
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¡Oh, dulces sueños míos! No sois para la vida, | | | | ni sois para la muerte. Venís del infinito | | | | magnífico; del fondo distante de un espejo | | | | fantástico; del agua serena de un gran río... | | |
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| No nacéis ni morís. Sois perpetuos. Brotáis | | | | del tiempo y del espacio. Y atentos al prodigio | | | | de un ser consciente y propio que encarne vuestra esencia, | | | | volvéis a la incorpórea verdad del infinito. | | |
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Media luz |
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Las sombras de la tarde | | | | cubren el aposento. | | | | Se refleja el crepúsculo | | | | de oro en los espejos. | | |
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| -La lámpara no enciendas | | | | todavía. No quiero | | | | de las sombras amables | | | | ahuyentar el misterio. | | |
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| Abriré la ventana | | | | hacia el azul del cielo. | | | | La abriré, y entrarán | | | | en un tropel los sueños. | | |
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Diciembre |
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Diciembre triste. El cielo, plomizo y bajo, pesa | | | | sobre el alma. ¡Qué llantos ocultos! Se presiente | | | | un gran dolor de todo bajo la bruma espesa, | | | | y, suspira el crepúsculo melancólicamente. | | |
|
| Una estatua de mármol, desnuda y blanca, expresa | | | | el alma del silencio que llora en el ambiente: | | | | su mirada que duerme, cual si evocara, besa | | | | armónica, el encanto de un bello mundo ausente. | | |
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| En la quietud ruinosa de la glorieta -triste, | | | | abandonada y bella-, un hondo sueño existe. | | | | La tarde va cayendo... La soledad sorprende. | | |
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| ¡Está todo tan lejos!... Y en su cristal musgoso | | | | deslíe la fontana su encanto misterioso, | | | | que sólo el alma escucha y sólo el alma entiende. | | |
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Panorama |
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Campanarios, veletas, floridos ventanales; | | | | altas torres de piedra, lejanías de frondas; | | | | pararrayos, agujas, perfiles ojivales | | | | de los templos augustos y cúpulas redondas. | | |
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| Azoteas, relojes ciudadanos; banderas | | | | sobre los frontispicios, ondeando gentiles; | | | | telegráficas redes, pretiles, cristaleras, | | | | gasómetros y férreas construcciones fabriles. | | |
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| Tejados, chimeneas; y algún árbol que asoma | | | | su copa, verde y bela, más alto que las casas. | | | | -¡Como, bajo el azul augusto, con tu aroma | | | | juegas sobre la urbe, brisa alegre que pasas! | | |
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| ¡Acróteras, lucernas, pináculos... la huella | | | | que el ángel de la idea imprimió con su vuelo! | | | | Todo cuanto en la altura de la ciudad descuella, | | | | hermoso, libre y puro, como el humano anhelo. | | |
|
| Palomas, golondrinas de las tardes de oro | | | | en los aleros. Sones de campanas. Ruidos | | | | callejeros, que ascienden en un vuelo sonoro | | | | hacia donde las nubes navegan entre olvidos. | | |
|
| Miradores brillantes que el crepúsculo inflama. | | | | Pluralidad de líneas y colores... efectos | | | | de formas que dibujan el magno panorama | | | | de la urbe; ensamblajes, perspectivas, aspectos. | | |
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| ¡Excelsitud! Corona poliforme, diadema | | | | profusa de los pueblos. Vigías soberanos | | | | que en la altura gozáis. ¡Oh, aspiración suprema! | | | | ¡Expresiones celestes de los sueños urbanos | | | | que vemos sonreír desde los aeroplanos! | | |
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[El corazón iluminado y otros poemas]
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Pointe sèche |
(Grabado a la punta seca)
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| Tricole fanion | | | | qui flotte dans la fraîcheur | | |
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Banderín tricolor | | |
| que flota en la brisa | | |
| por encima de las casas. | | |
| Lejanos rumores. | | |
| La ventana en el tejado. | | |
| Bajo el cielo techo azul | | |
| la vida de la ciudad viene hasta mí. | | |
| La luna periscopio | | |
| sube en el horizonte. | | |
| Hay como hielo | | |
| sobre las pizarras | | |
| resplandecientes y alegres en su frío | | |
| y una clara quietud muy silenciosa | | |
| que ha visto | | |
| el Paraíso blanco y amarillo de los gatos | | |
| por doquiera lleno | | |
| de árboles enanos. | | |
| Arriba la buhardilla. | | |
| Estampa japonesa | | |
| a esta hora | | |
| la más bella que pasa | | |
| cuando el día se va | | |
| y el cálido aliento que se escapa de los hogares | | |
| el humo frágil de las chimeneas. | | |
| Se queda inmóvil | | |
| el niño nadador en el acuario. | | |
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|
El azul del cielo está tan cerca | | |
| que cojo las estrellas del crepúsculo. | | |
| Serenidad. | | |
| Abajo | | |
| en la calle invisible | | |
| un auto que pasa | | |
| lanza un golpe de bocina | | |
| que rebota sobre las tejas. | | |
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Caminos de hierro
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Nidos de locomotoras | | |
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las estaciones | | |
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libran los tránsitos | | |
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Arcos | | |
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puertas de las ciudades | | |
| como el cielo | | |
|
palpitantes a todas horas | | |
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en los centros
bajo las humaredas | | |
| Belleza del esfuerzo | | |
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He aquí la velocidad bien encauzada | | |
| hija de la voluntad | | |
| Adioses
Bienvenidas | | |
| Lágrimas
Alegría | | |
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Y también | | |
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la indiferencia muda que rueda y rueda | | |
| en los días | | |
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sobre los caminos | | |
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Todo va a alguna parte | | |
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El tiempo desfila | | |
| vestido de todos los paisajes | | |
| todas las ciudades del mundo | | |
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Es la flecha del tren | | |
|
que se dirige fuerte sobre su fin. | | |
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Detrás | | |
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el último vagón | | |
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engendra de nuevo el espacio | | |
[Poesía. (Poemas dispersos del periodo ultraísta)]
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Tránsito
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A Bela, en un jardín de Polonia |
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| Sin tiempo, en fondos desiertos, | | | | la casa lejos, sin nadie, | | | | cerró puertas y ventanas | | | | prisionera de las llaves. | | |
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| La casa desierta, en fondos | | | | medrosos de soledades, | | | | ha traspasado la vida | | | | en fuga de ocultos cauces. | | |
|
| Quietudes estilizadas | | | | la velan de claridades, | | | | traspuesta en paz, entre duelos | | | | arrodillados de sauces. | | |
|
| En espesuras de octubre | | | | la prisionera sin nadie | | | | ha traspasado la vida | | | | en filo quieto del aire. | | |
|
| En diligencias sin tiempo, | | | | inteligencias de ángeles | | | | se la llevaron exacta | | | | al cielo de los estanques. | | |
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Poniente |
Notre-Dame
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La ciudad se fragmenta en múltiples colores | | |
| Qué hermosas vestiduras lucen las avenidas | | |
| Qué extrañas vidrieras sobre el ir y venir | | |
| Arbolados de humo | | |
| Surtidores de plata | | |
| Construcciones de oro sobre yunques de acero | | |
| En olas de ruidos suben los bulevares | | |
| En el horizonte | | |
| Las torres gemelas | | |
| Sostienen la tarde | | |
París, 1914
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Puerto |
|
En Calais la otra mañana | | | | en un cabaret del puerto | | | | entre las cortinas blancas | | | | una sirena al espejo. | | |
|
| En el tocador de al lado | | | | sobre su palanganero | | | | el jabón con algas húmedas | | | | y el peine de sus cabellos. | | |
|
| Ante la ventana verde | | | | la mesa está disponiendo, | | | | en los manteles con anclas | | | | la nave de los cubiertos. | | |
|
| Bajo el corpiño apretado | | | | pleamar en colmos sus pechos | | | | y por sus manos se sala | | | | toda la sal del salero. | | |
|
| En aires de rubias islas | | | | vienen cuatro marineros | | | | y entran los cuatro horizontes | | | | con el azul de sus cuellos. | | |
|
| Va en espumas la cerveza | | | | por sus cantos y sus sueños | | | | mientras suena el organillo | | | | granizo y nácar moliendo. | | |
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—40→
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|
Al temporal las ventanas | | | | alas de cristal se abrieron | | | | y las cortinas de encajes | | | | se vuelan por los espejos. | | |
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| Estrella de muchas puntas | | | | la mar danzando a lo lejos | | | | y el arco iris tendido | | | | sobre los hombros del puerto. | | |
|
| Los marineros son ángeles | | | | desembarcados del cielo | | | | y la sirena la virgen | | | | de la rosa de los vientos. | | |
|
1921
[Pasaje de la poesía]
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[Cuando yo era niño...] |
| Cuando yo era niño | | | | la azotea de mi casa de Sevilla | | | | era el puente de un barco | | | | Un barco que viajaba según iban cambiando | | | | los días y el color de las tardes | | | | Y justamente debajo | | | | había en el piso principal | | | | un vetusto salón | | | | que era la cámara del barco | | | | en la que demoraban unos graves señores | | | | embutidos en trajes antiguos de Almirante | | | | Eran los retratos de mis antepasados | | |
|
| Cuando yo era niño | | | | la biblioteca de casa era la iglesia de un convento | | | | y los escaños del coro eran los estantes | | | | Y en medio había una vitrina | | | | con libros genealógicos abiertos sobre atriles | | | | Viejas cartas ejecutorias | | | | miniadas en rico pergamino | | | | que eran Antifonarios | | | | en los que se cantaban los oficios de Vísperas | | | | como en la Catedral | | | | Y los rayos de sol que caían de los altos ventanales | | | | eran ángeles con lámparas | | |
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—42→
|
|
Cuando yo era niño | | | | en todos los lugares donde me llevaban la primera vez | | | | había cosas nuevas | | | | desconocidas para mí | | | | Y yo las recordaba sin embargo | | | | Cosas que me miraban fijamente | | | | hablándome a los ojos | | | | como espejos | | | | con un lenguaje de cuentos | | | | Espejos de historias sin palabras | | | | que sólo yo entendía | | | | Y esos espejos eran poemas | | | | Y los poemas | | | | algunos son los mismos que yo escribí después | | | | Y los otros | | | | son los que no se escribirán jamás | | |
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1915
[Prestigios]
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Islas |
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La verdad de mí mismo está por dentro | | | | y todo lo demás que me rodea | | | | (simulacros recuerdos episodios) | | | | son como el mundo donde marcho -ideas | | |
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| Reflejos de reflejos -y distancias | | | | que un azar me presenta y me retira | | | | Son islas como yo que van andando | | | | por un mar sin razón a la deriva | | |
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Otoño |
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Las noches vienen cada vez más pronto | | | | y el jardín se despoja cada día | | | | Las hojas secas son puestas de otoño | | | | y las puestas de sol hojas caídas | | |
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| El jardinero hacia un rincón las barre | | | | y en un montón después las quema todas | | | | Y las hojas son humo de las tardes | | | | y las tardes el humo de las hojas | | |
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Wahringer (Viena), 1937
(Hasenauerstrasse)
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Máscara |
| Sobre tus ríos Venecia | | | | una máscara se esconde | | |
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Son las góndolas su traje | | | | de dominó todo negro | | |
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Su rostro brilla en las sombras | | |
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| Luna antifaz de tus noches
| | |
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Venezia, 1936
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Como voy pensando |
| Una tarde opaca -la tarde de un día | | | | cualquiera del año y de nuestra vida | | |
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| Tarde como tantas que la calle rinde | | | | con sus altos muros monótona y triste | | |
|
| En este café -tras de los cristales- | | | | donde se hace aún más triste la tarde | | |
|
| Yo pienso abstraído sin dónde ni cuándo | | | | Y el tiempo se marcha como voy pensando | | |
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Viena, 1937
(Café Herrenhot)
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Brujas, abril, 1938
(Quai du Rosaire)
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Lluvia |
|
La tarde se aburre con su lluvia | | | | color de vidrio viejo | | | | (No hay novedad posible y la espera es tan larga | | | | como este tren de invierno que no va a ningún sitio) | | |
|
| Se oye fuera la música de un piano | | |
|
| Las ventanas de enfrente se bañan en el muro | | |
|
| Los aleros se vuelcan en gotas de intemperie | | |
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| Y en lo alto de la torre la veleta | | | | alza inmóvil y oscuro | | | | el signo de su flecha | | |
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| Es el único pájaro en el aire | | | | y no canta ni vuela
| | |
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1939
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Venezia, 1939
—50→
Llanto |
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Yo no te lloro juventud | | | | porque tú reinas en mi ánimo | | | | aunque te escondas de mi rostro | | |
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| A ti te lloro ingenua luz | | | | clara inocencia -sólo encanto | | | | Infancia mía a ti te lloro | | |
|
| Azul feliz de tanto azul | | | | jardín al fondo de los años | | | | al cielo huido y sin retorno | | |
|
| Para ti es mi único llanto! | | |
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28 de febrero de 1940 (Florencia)
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Todo vive |
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Nada es Fingido -todo vive | | | | Hasta las sombras son verdad | | |
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| Y si yo sueño acaso | | | | es porque el sueño es realidad | | | | y la vida la sombra de mi paso | | | | sobre la eternidad | | |
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1940