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ArribaAbajoLeal de Caravallo, Amador

Portugal. Siglo XVII

Poeta




A la muerte del doctor Juan Pérez de Montalbán


   Suspende o Musa el ya sextino canto,
de fúnebre Ciprés ciñe la frente,
y en ocasión de pena tan urgente,
cubre la faz con tenebroso llanto.

   La noche oscura con su negro manto  5
cubra la luz que más resplandeciente
se ostenta, y desde Ocaso, hasta el Oriente,
caos sea todo, y prodigioso espanto.

   Clavado el eje móvil de la Esfera
no vuele más en curso presuroso,  10
llore de Manzanares la Ribera,

   que faltando su Apolo Luminoso,
no espere en sus orillas Primavera,
ni en sus Ninfas Acento numeroso.




ArribaAbajoLeón, Cristóbal de

Ilustre varón, vecino de Santa Fe, en el Nuevo Reino de las Indias. Siglos XVI-XVII. Nombrado por Juan de Castellanos en su Elegías de Varones Ilustres.




Soneto


   Del griego vemos hoy la lanza fiera,
del troyano la fama muy abierta
por sonorosa musa que despierta
aquello que pasó y entonces era.

   Destos agora nunca se supiera  5
cosa que conociéramos por cierta,
si la pluma de Homero fuera muerta,
y la del mantuano no viviera.

   Obligados al uno los romanos,
obligados al otro los argivos:  10
oblíguense también a Castellanos

   los varones en Indias más altivos.
Pues con sus versos dulces y galanos
honran mucho los muertos y los vivos.




Juan de Castellanos


   Si pudiera llegar mi flaco vuelo
adonde con el tuyo te abalanzas,
tuvieras, Castellanos, alabanzas
tan altas que subieran hasta el cielo.

   Supla la falta de ellas este celo  5
que tuvo levantadas esperanzas
cuando pensé con tales confianzas
volar sobre los términos del suelo.

   Mas ya que más no puedo, me contento
con hacer de mi parte lo posible,  10
que es admirarme tu cabal historia,

   de fábricas eterno monumento
en verso terso, dulce y apacible,
digno por cierto de inmortal historia.




ArribaAbajoLeón Espinel

España. Siglos XVI - XVII




Soneto


   Cuando a la dulce guerra de Cupido
de tus besos me llame el instrumento,
cuando vea ondeado por el viento
el fuego de tus ojos esparcido,

   sé que he de acometer como atrevido,  5
teniendo por muy cierto el vencimiento;
mas ¡ay! que al fin me faltará el aliento,
quedando yo triunfante y yo vencido.

   Divina vencedora de mis ojos,
hermosa triunfadora de mi gloria,  10
Señora, si me vences tú, paciencia,

   Como vencido, te daré despojos,
como rendido, te daré victoria,
y como esclavo, te daré obediencia.




ArribaAbajoLiñán de Riaza, Pedro

Toledo. ¿1540? - Madrid. 1607

Estudia en Salamanca. Secretario del Marqués de Camarasa. Según Lope de Vega escribió varias comedias.




Soneto


   Si el que es más desdichado alcanza muerte,
ninguno es con extremo desdichado,
que el tiempo libre le pondrá en estado,
que no tema, ni espere injusta suerte.

   Todos viven penando, si se advierte;  5
éste por no perder lo que ha ganado,
aquél por que jamás se vio premiado,
condición de la vida injusta y fuerte.

   Tal suerte aumenta el bien y tal le ataja;
a tal despoja porque tal posea,  10
sucede a gran pesar gran alegría.

   Mas ¡ay! que al fin les viene en la mortaja
al que era triste lo que más desea,
al que era alegre lo que más temía.




Soneto


   La noche es madre de los pensamientos,
cama de peregrinos y cansados,
velo de pobres y de enamorados
y día de ladrones y avarientos;

   cueva de fugitivos y sangrientos,  5
guerra de enfermos, paz de maltratados,
reino de vicio, tierra de pecados
y testigo de santos pensamientos.

   Es un rebozo de naturaleza,
es máscara del sol, luz de estudiosos,  10
capa de pecadores y de justos;

   es una sombra llena de extrañeza,
espuela de cobardía y animosos
y causa, al fin, de gustos y disgustos.




Soneto


   Es la amistad un empinado Atlante,
en cuyos hombros se sustenta el cielo;
Nilo, que por regar su patrio suelo,
sale de madre, repartido amante;

   cristal que hace el rostro semejante,  5
voluntad que en dos almas unió a pelo,
arnés a prueba, temple sin recelo,
Iris divina de la fe triunfante.

   Su madre es la igualdad; por ella vive,
del corazón ajeno se sustenta,  10
y el ajeno del suyo hasta acabarse.

   Si mucho puede dar, mucho recibe;
si poco, con lo poco se contenta;
ni sabe hacer ofensas ni quejarse.




Blanca


   El blanco nácar que las perlas cría,
las mismas perlas finas del Oriente,
el más puro cristal resplandeciente,
el alabastro helado y nieve fría,

   odorífera flor de Alejandría,  5
blanca azucena, clara y pura fuente,
plata acendrada, limpia y refulgente,
el blanco aljófar que la aurora envía,

   del regalado armiño la piel blanca,
de la misma alba blanca y su hermosura  10
la cara hermosa, bella, alegre y franca,

   la más perfecta y relumbrante estrella,
y de la escarcha la mayor blancura
todo es negro delante de mi Blanca.




ArribaAbajoLitala, Jerónimo Matías

España. Siglo XVII

Hijo de Joseph de Litala y Castelvi

A las Tres Musas que hoy saca a la luz mi padre para unirlas a las seis de don Francisco de Quevedo.




Soneto


   Suene otra vez en plectro, si sagrado
la voz que a tanta fama ha renacido,
cante, que sólo porque se ha excedido,
es tu Lira quien sólo le ha imitado.

   No es de mi obligación afecto osado,  5
aunque tuyo el mayor aplauso ha sido,
que en el que tu Deidad ha merecido
huye estas atenciones el cuidado.

   Blasón del tiempo, de Caliope gloria,
es todo, y cuanto Euterpe te asegura  10
de la inmortalidad grave desvelo:

   Vencida, sino muda a tu memoria
tiene en la envidia Urania, que en luz pura
doctos prodigios te dictó del Cielo.




Soneto


   Segunda erige en el Parnaso cumbre
segundo Coro de las Tres Hermanas,
y en voces celestiales, soberanas,
deleitan la gustosa pesadumbre,

   Asistidas de Apolo y de su lumbre  5
alternan melodías no profanas,
y con las liras, y armonía ufanas
siguen de las Hermanas la costumbre.

   Cantan las seis cada una en Plectro de oro
seis Esferas moviendo a su concento,  10
que el Ritmo siguen músico y canoro.

   Responde la otra punta en blando acento,
uno y otro se alternan dulce el Coro
pero las Tres han enfrenado el viento.




ArribaAbajoLomas Cantoral, Jerónimo de

Valladolid. 1542 - 1600

Poeta. Alabado por Cervantes en su Canto de Calíope. Publicó sus obras en 1578.




Soneto


   Ya de mis quietos días el sereno
cielo se va turbando y con sosiego
en el alma se enciende un nuevo fuego
que me consume dulcemente el seno.

   Recoge, corazón, recoge el freno  5
y a más sano lugar te vuelve luego,
pues que de amor el más sabroso juego
está con hiel templado y con veneno.

   Al suspirar y al llanto triste y laso,
a oscura luz y a noches congojosas  10
no tornes, ya que miras libre el cielo.

   Huye a los ojos bellos, cierra el paso
al vano desear y a mentirosas
esperanzas, y cércate de hielo.




Soneto


   Abrióme Amor, con diestra mano, el lado
izquierdo, y en el pecho, ya herido,
un árbol puso, que ha en color vencido
el más hermoso y verde colorado.

   Para que de mis penas el arado  5
y el aire de mis ansias encendido
le críen y le adornen, y el crecido
humor, por mis mejillas derramado.

   Honor, fama, saber, virtud que espanta,
casta belleza en hábito divino,  10
son las raíces de esta ilustre planta.

   Yo, triste, de tan rico peso indigno
(pecho por tierra), como a cosa santa,
la adoro y reverencio de contino.




Soneto


   Sombra fresca, agua clara, verde asiento,
tierras alegres y olorosas flores,
lugar secreto que de mis dolores
y quejas escucháis el triste acento.

   ¡Así rigor de hielo, lluvia o viento,  5
no turbe vuestro estado y mil Amores
volando en torno con los ruiseñores,
perpetuo albergue os hagan de contento!

   Guardad en vos eterna la memoria
del bien que Amor aquí prestó al deseo  10
que tanto tiempo en mí cual fuego ardía:

   De suerte que el que oyó mi breve gloria
en Filis reconozca y Melibeo
su terrible mudanza y la fe mía.




Soneto


   Madre de amor gentil, que cuando el día
asoma por levante, tú riendo,
con amorosa luz estás hendiendo
la tierra, el mar y el aire de alegría.

   Así jamás de amor nueva porfía  5
Adonis, siga, por quien vas ardiendo,
que el pecho abrases desta que encendiendo
y helando está rebelde el alma mía.

   Que yo juro y prometo en sacrificio
¡oh, Santa Diosa! consagrarte altares,  10
y en ellos esparcir purpúreas flores.

   Y junto por tan alto beneficio
sacrificarte víctimas a pares
y en su fuego quemar de Arabia olores.




Soneto


   ¡Ay! nunca vuelva a descubrir el día
el alba; mas perpetua y ciega noche
cubra este fresco valle y sea la noche
a mis ojos aurora, sol y día.

   Mueran otros por ver llegar el día;  5
que yo mil días trocaré a una noche.
¡Serena, amiga y sosegada noche!
¿Cuál, como tú, jamás podrá ser día?

   Así con Filis sólo a media noche
cantaba alegre Melibeo, el día  10
puesto en olvido por tan dulce noche.

   Do, ambos creyendo que no hubiese día
embebecidos, se pasó la noche,
y descubriólos el contrario día.




ArribaAbajoLópez de Ayala, Pedro

Vitoria. 1332 - Calahorra. 1407

Poeta y cronista español. Miembro del Consejo de Regencia. Fue un poeta religioso ya que estuvo de canónigo en Toledo y Palencia.




Déjame penetrar por este oído


   Déjame penetrar por este oído,
camino de mi bien el más derecho,
y en el rincón más hondo de tu pecho
deja que labre mi amoroso nido.

   Feliz eternamente y escondido  5
viviré de ocuparle satisfecho...
¡De tantos mundos como Dios ha hecho,
este espacio no más a Dios le pido!

   Ya no codicio fama dilatada,
ni el aplauso que sigue a la victoria,  10
ni la gloria de tantos codiciada...

   Quiero cifrar mi fama en tu memoria;
quiero encontrar mi aplauso en tu mirada,
y en tus brazos de amor toda mi gloria.




ArribaAbajoLópez de Úbeda, Juan

Toledo. Siglo XVI - 1596

Poeta.




Soneto


   Dulcísimo Jesús, mi amor festina,
festina que por verte peno y muero;
muero por ti, y ansí, mi amor, lo quiero;
quiérolo porque amor a esto me inclina.

   Inclíname a decir: Mi amor, camina,  5
camina más que le gamo muy ligero,
ligero y sin tardarte, porque espero,
espero que esperando amor se afina.

   Enfermo estoy de amor y muy sediento,
sediento como el siervo fatigado;  10
fatigado de amor tengo mi pecho;

   mi pecho sólo en verte está contento;
contento no hay sin ti, Jesús amado,
amado con amor fuerte y estrecho.




Soneto


   De aquel vellón que nunca se mojaba,
estando el campo en pura agua bañado,
el ser vos engendrada sin pecado,
Virgen madre de Dios representaba.

   Y cuando el agua todo lo bañaba,  5
enjuto el campo, es un significado
del bien, que no cabiendo en lo criado,
un sí en vuestras entrañas lo encerraba.

   Fue la zarza también señal que fuiste
tan perfecta, que no os igualan santos  10
ni espíritus angélicos tampoco:

   Pues ser virgen y madre mereciste,
Alaben os sin fin, por bienes tantos
los ángeles y Dios, que el hombre es poco.




ArribaAbajoLópez de Vega, Antonio

España. Siglo XVII

Poeta y amigo de Lope de Vega.




A San Isidro


   Los campos de Madrid, Isidro santo,
santifica, llenándolos de cielo,
mientras subiendo con glorioso vuelo,
parece despreciar lo que ama tanto.

   Sustitución, ¡o cuánto puede, o cuánto  5
más que la acción, contemplativo celo,
celeste baja y fertiliza el suelo,
que su ardor alentó, regó su llanto.

   Activo humor y fervoroso olvido
no sólo fácil dejan al tributo,  10
mas al cielo la tierra semejante.

   Así, más labrador adormecido,
de gloria allá también coge abundante,
sembrando aquí sus lágrimas, el fruto.




ArribaAbajoLópez de Zúñiga, Ruiz

España. Siglos. XVI - XVII

Poeta. Catedrático de la Universidad de Alcalá.




A fray Pedro de Padilla por su Tesoro de poesías publicado en 1587


   Segundo Apolo (por venir postrero)
primero en ser de ingenio levantado,
y aunque segundo, al mundo celebrado,
del mundo conocido por primero.

   Contra el tiempo más vario, y más ligero,  5
la fama escriba tu blasón sagrado,
en templo d e inmortal nombre, fijado
con tinta de oro, y en papel de acero.

   Mas deja fama de escribir tal suma
pues no puede sumar tanta grandeza,  10
cual es la que en Padilla encierra el cielo.

   Que a su furor divino y su destreza,
contra la suerte de este frágil suelo
le ha de inmortalizar su inmortal pluma.




ArribaAbajoLópez del Valle, Juan

España. Siglos XVI - XVII




A la grandeza del Duque de Béjar


   Recibid blandamente, oh luz de España,
las flores de las musas más perfectas
que han resonado en liras de poetas
en cuanto el sol alumbra y el mar baña;

   que a vueltas de librarse de la saña  5
del tiempo, a cuya injuria están sujetas,
será con general aplauso acetas
si vuestro alto valor las acompaña.

   Que pues la clara fama, con las blancas
plumas de aquestes cisnes excelentes,  10
eterno monumento les levanta,

   vos, rama al fin de majestades francas,
debéis, en honra de tan dignas frentes,
hacer sombra, si sombra hay en luz tanta.




ArribaAbajoLópez Maldonado

Toledo. Siglo XVI - XVII

Amigo de Cervantes y Lope entre otros. Sirvió a D. Juan de Austria. En la Academia de los Nocturnos de Valencia, ingresó con el nombre de «Sincero».




Deja, que ya es tiempo, en su sosiego


   Deja, que ya es tiempo, en su sosiego
al cuerpo que hasta ahora fatigado,
bástete amor lo que ha por ti pasado
sin valerle jamás justicia o ruego.

   ¿Para qué tratas tú de arderle en fuego  5
cuando le ha el tiempo y la razón helado,
y cuando tus engaños le han dejado
sordo a tus voces y a tu lumbre ciego?

   En sus trabajos y miserias fuiste
rico de sus despojos y contento  10
y yo también lo fui de sus contentos.

   Esos (por darte el alma) Amor me diste.
Allá te avén con mis pasados daños,
que a sí lo haré yo con tu escarmiento.




Desta nube que a tanto ya que llueve


   De esta nube que a tanto ya que llueve
por mis cansados ojos agua tanta
de esta que a cualquier sitio, a cualquier planta
en abundancia a humedecer se atreve,

   de esta que el corazón hace de nieve  5
y con ardiente rayo le quebranta
y con viento inclemente que la espanta
amargas olas en mi alma mueve,

   ¿cuándo la lluvia larga e importuna,
el viento fiero, el fuego intolerable,  10
la helada nieve menguarán su fuerza?

   Fin pues suele tener cualquier fortuna;
no suele ser el mal siempre durable,
sino en mí, que hasta el bien me le refuerza.




¿Será verdad, permitarálo el cielo


   ¿Será verdad, permitarálo el cielo
que los serenos y hermosos ojos
que dieron dulce fin a mis enojos
den amargo principio al desconsuelo?

   ¿Será verdad que irresoluble yelo  5
venga a entibiar del fuego los despojos
con que Amor desterró cuantos antojos
hicieron dura guerra a mi consuelo?

   ¿Será verdad que el sol resplandeciente
cuya luz alumbraba el alma mía  10
en tinieblas la deje sepultada?

   Verdad será, mas no que eternamente
por más que se a de vos menospreciada
deje de ser mi fe cual ser solía.




A fray Pedro de Padilla por su Tesoro de poesías publicado en 1587


   Esta resplandeciente y viva llama,
que alumbra al mundo, y se levanta al cielo,
esta que ilustra al gran señor de Delo,
y desde el Tajo, al Ganges, se derrama.

   Esta que a la virtud incita, y llama,  5
con nuevo ejemplo a todos los del suelo,
y presta, porque de más alto el vuelo,
mil ojos, y mil alas a la fama.

   No la entendió el varón que con su pluma
cantó de su Troyano el gran renombre,  10
ni aquel por sus dos lauras celebrado.

   Que de estos, y de todo mortal hombre
eres, (o gran Padilla) tú la suma
y tal llama en tal pecho se ha criado.




ArribaAbajoLópez Román, Juan

España. Siglo XVII

Poeta.




A fama póstuma del doctor Juan Pérez de Montalbán


   Venera aquesta Pira, o Caminante,
que yace en ella aquel Doctor famoso,
Montano, que en su tiempo dio glorioso
alma a las Musas, de su ser Atlante.

   Aquel que en lo discreto, y elegante  5
se vio tan eminente que es forzoso
presumir de su modo milagroso
que no queda en el mundo semejante.

   O Parca fiera que con mano aleve
-la vida le quitaste al Fénix sólo-  10
en el arte, y primor de la Poesía!

   Aquel que las Hermanas todas nueve
le dieron el laurel del sacro Apolo,
celebrando sus versos a porfía.




ArribaAbajoLucinda, Camila

España. Siglo XVI - Siglo XVII

Amante de Lope de Vega durante los años 1593 a 1608 y madre de cinco de sus hijos.




Al peregrino


   Mientras a un dulce epitalamio tiemplo
la lira humilde de tu canto indina,
goza a tu Nise celestial divina,
peregrino de amor único ejemplo.

   Si el centro es Nise, y de tu ardor contemplo  5
la esfera en su hermosura peregrina,
cuelga el bordón, sombrero y esclavina
en las sagradas aras de tu templo.

   Pon una tabla, y di: Cuando me llama,
llego a su esfera -Lope con divinos  10
versos, llegó también hasta la fama-;

   aquí dio fin amor a mis caminos,
Lope a su historia, y a los dos nos llama
el mundo en un sujeto peregrinos.




A Lope de Vega


   Cuando como otra Eurídice, teñido
de sangre el blanco pie, mas no el deseo
de las injustas quejas de Aristeo,
pasado hubiera el agua del olvido:

   al arco de tu lira detenido,  5
y en blanda paz sus almas. el Leteo
vieran mis ojos, español, Orfeo,
segunda vez el resplandor perdido.

   ¡Oh clara luz de amor que el cielo inflama!
Su curso el tiempo en estos versos mida,  10
sirvan de paralelos a su llama.

   Por ellos corra mi memoria asida,
que si vive mi nombre con tu fama,
del alma igualará la inmortal vida.




ArribaAbajoLuzón y Bobadilla, Baltasar

España. Siglos XVI - XVII

Poeta. Amigo de Lope de Vega.




A Lope de Vega


   Decir, Lope, que el oro es como el oro,
y que es clara del sol la ardiente llama,
es llamaros famoso: sois la Fama;
¿qué os puede añadir gloria o dar decoro?

   Vistió naturaleza al tigre, al toro  5
de piel, de pluma al ave, al pez de escama,
a vos de un vivo ingenio que derrama
por fértil vena celestial tesoro.

   Al palio de esta edad nadie ha corrido
con tal velocidad, aunque delante  10
la envidia ponga el pie, que os ha seguido:

   ya la fama con pluma de diamante
vuestro nombre escribió contra el olvido
desde la blanca Aurora al negro Atlante.




ArribaAbajoMaestra y Barragán, Luis de la

España. Siglo XVII

Poeta




Al doctor Juan Pérez de Montalbán


   De un Sol que al Cielo nace, al mudo espira,
cuyos rayos deslumbran si le adoro,
la Fama aplaude sus influjos de oro,
y España reverente más le admira.

   Los Eruditos le construyen Pira  5
donde siempre inmortal raya canoro
el esplendor de su mayor decoro
cuando eminente en sus escritos gira.

   Si le lloran y cantan hoy las Musas,
y manzanares con funesto enredo  10
forma en los secos valles negros montes.

   Sus ilustres virtudes deja infusas
en el duro metal, libre de miedo,
por mares, por diversos Horizontes.




ArribaAbajoMalón de Chaide, Pedro

Cascante (Navarra). 1530 - Barcelona. 1589

Poeta y religioso.




Soneto


   ¡Oh paciencia infinita en esperarme!
¡Oh duro corazón en no querernos!
¿Qué esté yo cansado de ofenderos,
y no lo estéis Vos en perdonarme?

   ¡Cuántas veces volvisteis a mirarme  5
esos divinos ojos, y a doleros,
al tiempo que os rompía vuestro fueros,
y Vos, mi Dios, callar, sufrir y amarme?

   ¡Oh guarda de los hombres! Vuestra saña
no mostréis contra mí, que soy de tierra;  10
mirad a lo que es vuestro, y levantadle;

   que no es deleite ya lo que me engaña,
sino costumbre que me vence en guerra,
pues por sólo pecar, peco de balde.




ArribaAbajoMaluenda, Antonio de

Español. 1563 - 1630

Abad y poeta.



   Tú que en la flor de los más verdes años,
ardiendo el alma en generoso celo,
alzaste la esperanza a noble vuelo
huyendo de este siglo los engaños,

   y con vida inocente en pobre paños,  5
cual cauto caminante con recelo,
sigues la senda que encamina al Cielo
rodeada de fieles desengaños,

   canta del santo amor la fuerza ardiente,
vírgenes, de tiranos vencedoras,  10
claros martirios, cetros despreciados,

   que a mí el justo dolor no me consiente,
si no es llorar las mal gastadas horas
en vanos gustos del dolor cercados.




Los trabajos de la vida


   ¡Trabajos, peso dulce, don precioso
al que con humildad os sufre y lleva;
toque de la virtud; ilustre prueba
del corazón constante y generoso!

   ¡Saludable licor, néctar sabroso  5
que las fuerzas del ánimo renueva;
breve y seguro atajo; senda nueva
para llegar al reino del reposo!

   ¡Dichoso el que os abraza y se sustenta
del fruto del honor y de la gloria  10
que entre vuestras espinas nace y crece!

   ¡Mas ay de aquel, que, en ocio y vida exenta,
dejando al mundo infame su memoria,
sin beber de este cáliz envejece!




Culto inmortal


   Bien como el can fiel que se ha perdido,
solícito, continuo y anhelando,
va con torcidos pasos rastreando
el olor de su dueño conocido:

   que aunque esté con halagos detenido  5
adonde le acogieron lisonjeando,
sintió apenas la voz del amo, cuando
sale a buscarle alegre y desvalido,

   así mi corazón que, enajenado
de su bien, por industria o por engaño,  10
hasta ahora moró en poder ajeno,

   en recibiendo del semblante amado
un rayo que destierra el desengaño,
adora el sol que enriqueció su seno.




Elocuencia del llanto


   Estas lágrimas vivas que corriendo
van publicando lo que el alma calla,
es una diligencia sin pensalla
que está el dolor de su favor haciendo.

   Quien llora, está atreviéndose y temiendo,  5
vencido de su pena, por no dalla;
toma el llanto a su cargo el declaralla;
nadie la dice y él la está diciendo.

   Vos podréis disfrutar algún suspiro,
sin que yo pierda el nombre de callado,  10
pues palabra no oiréis de mis enojos.

   Pero tendré por fuerza, cuando os miro,
remitido el deciros mi cuidado,
a la lengua del agua de mis ojos.




Soneto


   Madre de Dios eterno, norte y guía
de los que en este siglo tenebroso
corren por mar incierto y peligroso
con mal segura nave y compañía.

   ¿Cuándo será el feliz y alegre día  5
en que mi corazón triste y penoso
halle a su largo error libre reposo
y cobre nuevo aliento y alegría?

   Hoy, libre de los hierros y cadena,
en que me tuvo el viejo, a noble vuelo  10
me remonto del mundo y sus engaños.

   ¿Cuándo de tu piedad la luz serena
hará que vuele puro al alto cielo,
ahuyentada la niebla de mis daños?




ArribaAbajoMancebo de Velasco, Pedro Jerónimo

España. Siglo XVII

Poeta. Pagador por Su Majestad del Alcázar de Madrid, y de sus Reales Obras y Bosques.




A la muerte para mejor vida del doctor Juan Pérez de Montalbán


   Esta luz que en los términos fatales
amenazada del horror, parece
que en resplandores trémulos fenece
luchando con las sombras funerales,

   En Farol (que de sólidos metales  5
la piedra le construye) permanece
exenta al común soplo, que oscurece
tanto vital ardor de hachas mortales.

   Atenta aquí la Parca (cuando fiera
extinguir suele toda luz viviente)  10
midió el golpe fatal de su tijera:

   Cortó avivando; con qué más luciente
quedó la llama que a la vez primera,
cuanto va de caduca permanece.




ArribaAbajoManuel, Francisco

Portugal. Siglo XVII.

Amigo de Quevedo. Floreció su obra en tiempos de Felipe IV.




A un sujeto maltratado de un ministro


   No es tiranía, Fabio, esa que emprende
e fiero monstruo que adorar solías,
cuando aspirante a más que idolatrías
hoy con tu mesma ceguedad se ofende.

   Ni el fuego que en el ánimo se enciende,  5
sobre quien arden esperanzas frías,
se paga del vapor, ni a los que envías
injustos votos, su altivez atiende.

   No por desgracia, por piedad lo cuenta;
¡O desprecio a más luces venerable,  10
padre del desengaño siempre justo!

   Deja que siga lastimando el gusto,
y en lugar de aquel ídolo execrable
adora por tu ídolo tu afrenta.




Semejanza de los tiempos


   Fabio, si tú has topado un nuevo mundo,
nuevo Colón, sin penetrar su daño,
no solo yo disculparé tu engaño,
mas surcaré su piélago profundo.

   Mas, si como el primero es el segundo,  5
tan vario, tan confuso y tan extraño;
antes quiero habitar mi desengaño
en que el remedio de mis males fundo.

   Si en este amaneciese un justo día
a la virtud de gloria y de alabanza,  10
y a la culpa de afrenta y vituperio;

   yo sus bultos también adoraría;
mas, ¿cuál razón no huye a la esperanza,
que lo más que promete es cautiverio?




ArribaAbajoMarañón, Pedro

España. Siglo XVI

Poeta.




Soneto


   Del sol que ella vistió, toda vestida
sube la Virgen Madre, acompañada;
más que el Arca con himnos celebrada
que en casa de David fue recibida.

   De mil dones de gracia enriquecida  5
para salvar al hombre fabricada,
de mortíferas aguas apartada,
y en los montes del cielo detenida.

   Es la escala arrimada a las Estrellas,
do se recoda el mismo autor del mundo;  10
y serafines suben para arriba.

   Suben virtudes, pues subió por ellas,
y por dar celestial favor al mundo,
aunque en el cielo toca, en tierra estriba.




ArribaAbajoMarqués de Santillana

Íñigo López de Mendoza


Carrión de los Condes (Palencia). 1398 - Guadalajara. 1458

El primer escritor español que escribe sonetos al «itálico modo».




- I -


   Cuando yo veo la gentil criatura
que el cielo, acorde con naturaleza
formaron, loo mi buena ventura,
el punto y hora que tanta belleza

   me desmostraron la su hermosura,  5
ya sola de loor es la pureza;
mas luego torno con igual tristura
y me pongo a quejar de su crudeza.

   Que no fue tanta la del mal Thedeo,
ni hizo la de Achila y de Potino,  10
falsos ministros de ti, Ptholomeo.

   Así que lloro mi servicio indigno
y la mi loca fiebre, pues que veo
que me hallo cansado y peregrino.




- II -


   Lloro la hermana, maguer qu'enemiga,
al rey don Sancho, e con grand sentido
proçedió presto contra el mal Vellido,
servando en acto la fraternal liga.

   ¡O dulçe hermano!, pues yo, que tanto amiga  5
jamás te fue, ¿cómo podré celar
de te llorar, plañir e lamentar,
por bien qu'el seso contraste e desdiga?

   ¡O real casa, tanto perseguida
de la mala fortuna e molestada!  10
Non pienso Juno que más encendida

   fue contra Thebas, nin tanto indignada
¡Antropos!, muerte me place e non vida,
si tal ventura ya non es cansada.




- III -


   Cual se mostraba la gentil Lavina
en los honrados templos de Laurençia,
cuando solemnizaban a heritina
las gentes d'ella con toda femencia;

   y cual parece flor de clavellina  5
en los frescos jardines de Florençia,
vieron mis ojos en forma divina
la vuestra imagen e diva presencia,

   cuando la llaga o mortal herida
llagó mi pecho con dardo amoroso,  10
la cual me mata en prompto e da vida,

   me face ledo, contento o quexoso.
Alegre paso la pena indebida,
ardiendo en fuego me hallo en reposo.




- IV -


   Sitio de amor con grand artillería
me veo en torno, e con poder inmenso,
e jamás çessan de noche e de día,
nin el animo mio esta suspenso

   de sus combates, con tanta porfía  5
que ya me sobran, maguer me defenso.
Pues que faras, o triste vida mía,
que non lo alçanzo por mucho que pienso?

   La corporea fuerça de Samsón,
ni de David el gran amor divino,  10
el seso nin saber de Salomón,

   nin Hercoles se falla tanto dino
que resistir pudiessen tal presión;
así que a defensar me fallo indino.




- V -


   Non solamente al templo divino,
donde yo creo seas reçeptada
segund tu ánimo santo benigno,
preclara infante, mujer mucho amada,

   mas al abismo o çentro maligno  5
te seguiría, si fuese otorgada
a caballero por golpe ferrino
cortar la tela por Cloto filada.

   Assi non lloren tu muerte, maguer sea
en edad nueva o tiempo triunfante,  10
mas la mi triste vida que desea

   ir donde fueres, como fiel amante,
e conseguirte, dulçe mía idea,
e mi dolor açerbo e inçesante.




- VI -


   El agua blanda en la peña dura
faze por curso de tiempo señal,
a la rueda rodante la ventura
transmuda e troca el genio humanal.

   Paces he visto apres gran rotura  5
atarde dura bien nin faze mal,
mas la mi pena jamás ha folgura
nin punto cesa mi largor mortal.

   Por ventura dirás, ídola mía,
que a ti non place de mi perdimiento,  10
antes repruebas mi loca porfía.

   Di, ¿qué faremos del ordenamiento
de amor, que priva toda señoría
e rige e manda nuestro entendimiento?




- VII -


   Fedra dio regla y manda que en amor,
cuando la lengua no se halle osada
a demostrar la pena o el dolor
que en el ánimo afflicto es enplentada,

   la pluma escriva e muestre el ardor  5
que diluye la mente fatigada;
pues osa, mano mía, y sin temor
te faz ser vista fiel enamorada;

   y no te pienses que tanta belleza
y sincera claror casi divina  10
contenga en sí la feroçe crueza,

   nin la nefanda soberbia maligna;
pues vaya lejos inútil pereza
y no se tema de imagen benigna.




- VIII -


   ¡O dulçe esguarde, vida e honor mía,
segunda Helena, templo de beldad,
so cuya mano, mando e señoría
es el arbitrio mío e voluntad!

   Yo soy tu prisionero, y sin porfía  5
fueste señora de mi libertad;
e non te pienses fuyga tu valía,
nin me desplega tal captividad.

   Verdad sea que Amor gasta e dirruye
las mis entrañas con fuego amoroso,  10
e la mi pena jamás diminuye;

   nin punto fuelgo nin soy en reposo,
mas vivo alegre con quien me destruye;
siento que muero y no soy quejoso.




- IX -


   Non es el rayo del Febo luciente,
nin los filos de Arabia más fermosos
que los vuestros cabellos luminosos,
nin gemma de topaza tan fulgente.

   Eran ligados de un verdor plaziente  5
e flores de jazmín que los ornaba,
e su perfecta belleza mostraba
cual viva llama o estrella de Oriente.

   Loó mi lengua, maguer sea indigna,
aquel buen punto que primero vi  10
la vuestra imagen y forma divina,

   tal commo perla o claro rubí,
e vuestra vista társica e benigna,
a cuyo esguardee merçed me di.




- X -


   Fiera Castino con aguda lança
la temerosa gente pompeana;
el cometiente las más veces gana,
al victorioso nuze la tardança.

   Razón nos mueve, e çierta esperança  5
es el alferze de vuestra bandera,
e justicia patrona e delantera,
e nos conduce con grand ordenança.

   Recuérdenos la vida que vivides,
la cual yo llamo imagen de muerte,  10
e tantas menguas sean vos delante;

   pensad las causas por qué las sofrides,
ca en vuestra espada es la buena suerte
e los honores del carro triumfante.




- XI -


   Despertad con afflato doloroso,
tristes sospiros, la pesada lengua;
mío es el daño e vuestra la mengua
que yo assí viva jamás congojoso.

   ¿Por ventura será que habré reposo  5
cuando recontaren mis vejaciones
aquella a quien sus crueles prisiones
ligan mis fuerzas con perno amoroso?

   ¿Quieres que muera o viva languiendo,
e sea oculta mi grave dolencia,  10
la cual me gasta e va dirruyendo,

   e sus langores non han resistencia?
¿De qué temedes?, ca yo non entiendo
morir callando sea grand sçiençia.




- XII -


   Timbre de amor, con el cual combate,
cativa e prende toda gente humana;
del ánimo gentil derrero mate,
e de las más fermosas soberana.

   De la famosa rueda tan cercana  5
non fue por belleza Virginea,
nin fizo Dido, nin Dampne Penea,
de quien Ovidio grand loor esplana.

   Templo emicante donde la cordura
es adorada, e honesta destreza,  10
silla e reposo de la fermosura,

   choro placiente do virtud se reza;
válgame, deesa, tu mesura,
e non me judgues contra gentileza.




- XIII -


   Calla la pluma e luce la espada
en nuestra mano, rey muy virtuoso;
vuestra excelencia non es memorada
e Caliope fuelga e a reposo.

   Yo plango e lloro non ser comendada  5
vuestra eminençia e nombre famoso,
e redarguyo la mente pesada
de los vivientes, non poco enojoso;

   porque non canta los vuestros loores
e fortaleza de memoria digna,  10
a quien se humillan los grandes señores,

   a quien la Italia soberbia se inclina.
Dejen el carro los emperadores
a la vuestra virtud casi divina.




- XIV -


   Cuando yo so delante a aquella donna
a cuyo mando me sojuzgó amor
cuido ser uno de los que en Tabor
vieron la gran claror que se razona,

   o aquella se a fija de latina  5
según su aspecto e grande resplandor;
así que punto yo non he vigor
de mirar fijo su real persona.

   El su grato favor dulce amoroso
es una maravilla ciertamente  10
e modo nuevo en humanidad:

   el andar suyo es con tal reposo
honesto e manso e su continente
que, libre, vivo en cautividad.




- XV -


   El tiempo es vuestro e si d'él usades
commo conviene, non se fará poco;
non llamo sabio, mas a mi ver loco,
quien lo impediere; ca si lo mirades,

   los picos andan, pues, si non velades,  5
la tierra es muelle e la entrada presta.
Sentir la mina, ¿qué pro tiene o presta,
nin ver el daño, si non reparades?

   Ca si bien miro, yo veo a Sinón,
magra la cara, desnudo e fambriento,  10
e noto el modo de su narraçión,

   e veo a Ulises, varón fraudulento;
pues oíd y creer a Lychaón,
ca chica çifra desfaze grand cuento.




- XVI -


   Amor, debdo e voluntad buena
doler me fazen de vuestra dolor,
e non poco me pena vuestra pena,
e me atormenta la vuestra largor.

   Çierto bien siento que no fue terrena  5
aquella flamma nin la su furor
que vos inflamma e vos encadena,
ínfima cárcel, mas çeleste amor.

   Pues, ¿qué diré? remedio es olvidar;
mas ánimo gentil atarde olvida,  10
e yo conozco ser bueno apartar.

   Pero desseo consume la vida;
assí diría, sirviendo, esperar
ser qualque alivio de la tal ferida.




- XVII -


   Non en palabras los ánimos gentiles,
non en menazas ni'n semblantes fieros
se muestran altos, fuertes e viriles,
bravos, audaçes, duros, temederos.

   Sean los actos non puntos civiles,  5
mas virtuosos e de caballeros,
e dexemos las armas femeniles,
abominables a todos guerreros.

   Si los Sçipiones e Deçios lidiaron
por el bien de la patria, çiertamente  10
non es en dubda, maguer que callaron,

   o si Metrello se mostró valiente;
pues loaremos los que bien obraron
e dexaremos el fablar nuziente.




- XVIII -


   Oy, ¿qué diré de ti, triste emisperio?,
¡o patria mía!, ca veo del todo
yr todas cosas ultra recto modo,
donde se espera inmenso lazerio.

   Tu gloria e laude tornó vituperio  5
e la tu clara fama en escureza.
Por çierto, España, muerta es tu nobleza,
e tus loores tornados haçerio.

   ¿Dó es la fe? ¿Dó es la caridad?
¿Dó la esperanza? ca por çierto ausentes  10
son de las tus regiones e partidas.

   ¿Dó es justicia, temperança, egualdad,
prudençia e fortaleza? ¿Son presentes?
Por çierto non, que lexos son fuydas.




- XIX -


   Lejos de vos, o cerca de cuidado,
pobre de gozo, e rico de tristeza,
fallido de reposo, e a bastardo
de congoja mortal, pena e graveza.

   Desnudo de esperanza e abrigado  5
de inmensa cuita, e visto d´aspereza
la mi vida me huye mal mi grado
la muerte me persigue sin pereza.

   Ni son bastantes a satisfacer
la sed ardiente d mi gran deseo  10
Tajo al presente ni a me socorrer

   la enferma Guadiana, ni lo creo:
Sólo Guadalquivir tiene poder
de me sacar, e sólo aquel deseo.




- XX -


   Doradas ondas del famoso río
que baña en torno la noble çibdad,
do es aquella, cuyo más que mío
soy e possee la mi voluntad;

   pues qu'en el vuestro lago e poderío  5
es la mi barca veloçe, cuytad
con todas fuerças e curso radío
e presentadme a la su beldad.

   Non vos impida dubda nin temor
de daño mío, ca yo non lo espero;  10
y si viniere, venga toda suerte,

   e si muriere, muera por su amor.
Murió Leandro en el mar por Hero,
partido es dulçe al afflicto muerte.




- XXI -


   En el próspero tiempo las serenas
plañen e lloran, recelando el mal;
en el adverso ledas cantinelas
cantan, e atienden al buen temporal;

   mas, ¿qué será de mí que las mis penas,  5
cuitas, trabajos e largor mortal
jamás alternan ni son punto ajenas,
sea destino o curso fatal?

   Mas emprentadas el ánimo mío
las tiene, como piedra la figura,  10
fixas, estables, sin algún reposo.

   El cuerdo acuerda, mas non el sandío;
la muerte veo, e non me do cura:
¡tal es la llaga del dardo amoroso!




- XXII -


   Non es a non de limitar el año,
el mes, nin la semana, nin el día,
la hora, el punto; sea tal engaño
lexos de nos e fuyga toda vía.

   Cuando menos dudamos nuestro daño,  5
la grand baylessa de nuestra baylía
corta la tela del humanal paño;
non suenan trompas nin nos desafía.

   Pues non sirvamos a quien non debemos,
nin es servida con mil servidores;  10
naturaleza, si bien lo entendemos,

   de poca es farta nin procura honores.
Jove se sirva e a Çeres dexemos,
nin piense alguno servir dos señores.




- XXIII -


   Traen los cazadores al marfil
a padecer la muerte enamorado,
con bulto e con aspecto femenil,
claro e fermoso, compuesto e ornado.

   Pues si el ingenio humano es más sotil  5
que otro alguno, ¿seré yo culpado
si moriré por vos, dona gentil,
non digo 'a fortiori', mas de grado?

   Serán algunos, si me culparan,
que nunca vieron la vuestra figura,  10
angélico viso e forma exçelente;

   nin sintieron amor nin amaran,
nin los poderes de la fermosura
e mando universal en toda gente.




- XXIV -


   Si el pelo por ventura voy trocando,
non el ánimo mío, nin se crea;
nin puede ser, nin será fasta cuando
integralmente muerte me possea.

   Yo me vos di e, non punto dudando,  5
vos me prendiste e soy vuestra pera;
absoluto es a mí vuestro grand mando
cuando vos veo o que non nos vea.

   Bien merçedes vos ser mucho amada;
mas yo non penas, por vos ser leal,  10
cuantas padezco desde la jornada

   que me feriste de golpe mortal.
Sed el oliva, pues fuestes la espada;
sed el bien mío, pues fuestes mi mal.




- XXV -


   Alégrome de ver aquella tierra,
non menos la çibdad e la morada,
sean planiçies o campos o sierra,
donde vos vi yo la primer jornada.

   Mas luego vuelvo e aquesto m'atierra  5
pensando cuanto es infortunada
mi triste vida, porque la mi guerra
non fue de passo, mas es de morada.

   ¿Fue visto bello o lid tan mortal
do non se viessen pazes o suffrencia,  10
nin adversario tanto capital

   que non fuese pungido de conçiencia,
sinon vos sola sin par nin egual,
do yo non fallo punto de clemençia?




- XXVI -


   Non de otra guisa el índico serpiente
teme la encantación de los egipcios
que vos temedes, señora exçellente,
cualquiera relaçión de mis servicios.

   Porque sabedes, presente o absente,  5
mis pensamientos e mis exerçiçios
son loarvos e amarvos solamente,
pospuesta cura de todos offiçios.

   Oídme agora, después condenadme,
si non me fallardes más leal  10
que los leales; e si tal, sacadme

   de tan grand pena e sentid mi mal.
E si denegades, acabadme:
peor es guerra que non lid campal.




- XXVII -


   Cuentan que esforába Thimoteo
a los estrenuos e magnos varones,
e los movía con viril desseo,
con agros sones e fieras cançiones

   a la batalla; e del mismo leo  5
los retornaba con modulaçiones
e dulçe carmen d'aquel tal meneo,
e reposaba los sus coraçones.

   Assí el ánimo mío se altiveçe,
se jacta e loa porque vos amó,  10
cuando yo veo tanta fermosura.

   Mas luego pronpto e presto s'entristeçe
e se maldize porque lo assayó,
vista vuestra crueza cuánto dura.




- XXVIII -


   Si la vida viviese de Noé
e si de la vejez todas señales
concurriesen en mí, non çessaré
de vos servir, leal más que leales.

   Ca partirme de vos o de la fe,  5
ambas dos cosas juzgo ser iguales;
por vuestro vivo, por vuestro morré,
vuestro soy todo e míos mis males.

   La saturnina pereza acabado
habría su curso tardinoso,  10
o las dos partes de la su jornada,

   desque vos amo; e si soy amado,
vos lo sabedes, después el reposo
de mi triste yazija congoxada.




- XXIX -


   Buscan los enfermos santuario
con grand desseo e sedienta cura
o por lenguas vías y caminos varios,
temiendo el manto de la sepultura.

   ¿Son, si pensades, menores contrarios  5
los venéreos fuegos sin mesura,
nin los mis males menos adversarios
que la tisera d'Antropos escura?

   Pues, ¿quién podría o puede quietar
mis graves cuytas, mis penas, mis males,  10
sean por partes o siquiera en gros?

   Nin Esculapio podría curar
los mis langores, tantos son e tales,
nin otro alguno, sinon «Dios e vos».




- XXX -


   Venció Anibal al conflicto de canas
e non dubdava Livio, si quisiera,
qu'en pocos días o pocas semanas
a Roma con Italia posseyera.

   Por çierto al universo la manera  5
plugo, e se goza en grand cantidad
de vuestra también fecha libertad
onde la Astrea dominar espera.

   La graçia leemos sea dada
a muchos, e a pocos la perseverança,  10
pues de los rayos sed vos, rey prudente;

   e non vos canse tan viril jornada,
mas conseguidla tordiendo tardança
cuanto es loable, bueno e diligente.




- XXXI -


   Forçó la fortaleza de Golías
con los tres nombres justos con el nombre
del que se quiso por nos facer hombre
e de infinito mortal e Mexías,

   el pastor, cuyo carmen todos días  5
la sancta Esposa non çessa cantando,
e durará tan lexos fasta cuando
será victoria a Enoch e a Helías.

   Pues vos, los reyes, los emperadores,
cuantos el santo crisma resçebistes,  10
¿sentides, por ventura, los clamores

   que de Bisançio por letras oístes?
Enxiemplo sea(n) a tantos señores
las gestas de Sión, si las leystes.




- XXXII -


   Roma en el mundo e vos en España
soys solas çibdades çiertamente,
fermosa Yspalis, sola por fazaña,
corona de Bética exçelente.

   Noble por hedifiçios, non me engaña  5
van apparençia, mas judgo patente
vuestra grand fama aún non ser tamaña
cuan loable soys a quien lo siente.

   En vos concurre venerable clero,
sacras reliquias, sanctas religiones,  10
el braço militante cavallero,

   claras estirpes, diversas nasçiones,
fustas sin cuento; Hércules primero,
Yspán e Julio son vuestros patrones.




- XXXIII -


   Porqu'el largo vivir nos es negado,
ínclito rey, tales obras faced
que vuestro nombre sea memorado;
amad la fama e aquélla temed.

   Con vulgo alegre, mano e reposado  5
oíd todos, librad e proved;
fazed que ayades las gentes en grado,
ca ninguno domina sin merçed.

   Commo quiera que sea, comendemos
estos dos actos vuestros por derechos,  10
pues qu'l principio es çierto e sabemos

   en todas cosas ser lo más del fecho;
e reffiriendo graçias os amemos.
qu'es a los reyes glorioso pecho.




- XXXIV -


   Clara por nombre, por obra e virtud
luna de Assis, fija d'Ortulana,
de santas donas enxiemplo e salud,
entre las debdas una e soberana;

   prinçipio de alto bien, en juventud  5
perseverante, e fuente do mana
pobreza humilde, e closo alamud,
del seráphico sol muy digna hermana.

   Tú, virgen, triumphas del triumpho triumphante
e glorioso premio de la palma;  10
assí non yerra quien de ti se ampara,

    e te cuenta del cuento dominante
de los santos, ¡o santa sacra e alma!
Pues «ora pro me», beata Clara




- XXXV -


   Del çelestial exército patrón
e del segundo choro más preçioso,
de los ángeles malos dampnaçión,
Miguel Arcángel, duque glorioso;

   muy digo alférez del sacro pendón,  5
invencible cruzado victorioso,
tú debellaste al cruel dragón
en virtud del excelso poderoso.

   Por todos estos premios te honoramos
e veneramos, príncipe excellente,  10
e por ellos mesmos te rogamos

   que ruegues al Señor Omnipoetnte
nos dignifique, porque poseamos
la gloria a todas glorias preçedente.




- XXXVI -


   Virginal templo do el verbo divino
vistió la forma de humanal librea,
a quien anela todo amor benigno,
a quien contempla commo a santa idea,

   si de fablar de ti yo no soy digno,  5
la graçia del tu fijo me provea;
indocto soy e lasso peregrino,
pero mi lengua loarte dessea.

   ¿Fablaron, por ventura, Johan e Johan,
Jacobo, Pedro tan grand theolugía,  10
nin el asna podiera de Balán,

   sin graçia suya, fablar, nin sabía?
Pues el que puede, fable sin affán
tus alabanças en la lengua mía.




- XXXVII -


   Adivinativos fueron los varones
de Galilea, cuando los dexó
nuestro Maestro, mas sus coraçones
non se turbaron punto más que yo.

   Por mí sabidas vuestras estaciones,  5
vuestro camino, el cual me mató;
e así non ca(n)san las mis afliciones,
aunque si vuestro era, vuestro só.

   Faced agora como comedida,
non me matedes, mostrad(vos) piadosa;  10
façed agora como fizo Dios

   e consoladme con vuestra venida;
cierto faredes obra virtuosa,
si me valedes con vuestro socós.




- XXXVIII -


   Leño (felice) qu'el grant poderío
que todo el mundo no pudo ayubar,
en cuyo pomo iba el señorío
de çielos, tierra, arenas e mar;

   sin alterçasiones e sin desvío,  5
mas (leda) e gratamente sin dubdar,
en el tu cuello le pasaste el río,
que non sin causa se debió negar.

   Jaián entre los santos, admirable
por fuerça insigne e grant estatura,  10
de quien yo fago conmemoraçión,

   faz, por tus ruegos, por el espantable
passo yo pase en nave segura,
libre del golfo de la dapnaçión.




- XXXIX -


   Anima devota, que en el signo
e santo nombre estás contenplando,
e los sus rayos con viso aquilino
solares miras fixo, non vagando,

   serás perfecto e discípulo digno  5
del pobre seráphico; guardando
el orden suyo ganaste el devino
lugar eterno, do vivís triunfando.

   Ningunas dignidades corrompieron
el fuerte muro de tu santidad;  10
sábenlo Siena, Ferrara e Orbino.

   Nin las sus ricas mitras conmovieron
las tus ynopias, nin tu pobredad;
por mí te ruego ruegues, Bernaldino.




- XL -


   Si ánima alguna tú sacas de pena
por el festival don, es hoy la mía,
pescador santo, uno de la çena
de la devinal mesa e compañía.

   Tú convertiste la flama egehe(n)la,  5
en la cual grandes tiempos ha que ardía,
en mansa calma, tranquila e serena,
e mi grave langor en alegría.

   Pues me trayste, Señor, donde vea
aquella que en ni(ñ)ez me conquistó,  10
a quien adoro, sirvo e me guerrea,

   e las mis fuerças del todo sobró;
a quien deseo e non me desea,
a quien me mata, aunque suyo só.




- XLI -


   De mi mesma comiença la ordenada
caridad, e así vos, terçio Calixto,
aquella santidad bien meritada
por Fray Vicente, disci(pl)o de Cristo,

   quesiste que fuese confirmada  5
por consistorio, segunt vos fue visto.
Gozóse España con esta jornada,
que a Dios fue grato e al mundo bienquisto.

   Mas imploramos a vuestra clemencia,
si serán dignas nuestras santas preçes,  10
non se recusen; mas da(d)nos segundo

   canonizado por vulgar sentencia,
al confesor insign(e) Villa(c)reçes;
muy gloriosa fue su vida al mundo.




- XLII -


   De la suprema corte curial
e sacro soçio de la gerarchía,
que de la diva morada eternal
fuste enviado por custodia mía,

   gracias te fago, mi Guarda esp(e)çial,  5
ca me guardaste fasta en este día
de las insidias del universal
nuestro adversario, e fuste mi guía.

   E así te ruego, Angel, ayas cura
del curso d emi vida e breviedad,  10
e con diligençia te apresura,

   ca mucho es débil mi fragilidad;
honesta vida e muerte me procura,
e al fin con los justos santidad.



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