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ArribaAbajo Silabeo y estructura morfémica en español

José Ignacio Hualde



University of Illinois


0. Introducción11

En este artículo se demuestra que una serie de reglas fonológicas del español se aplican antes de la incorporación de prefijos y la formación de compuestos. Utilizando el modelo teórico de la Fonología y Morfología Léxica (véanse Kiparsky 1982a, 1982b, 1984, 1985, Mohanan 1986, Archangeli 1985, Kaisse y Shaw 1985, Halle y Mohanan 1985, Pulley-blank 1986, Booij y Rubach 1987, Hualde 1988, entre otros) se establecen, pues, dos niveles distintos en la morfofonología del español. La mayor parte de las reglas fonológicas estudiadas hacen referencia a posiciones específicas dentro de la estructura silábica, que no son necesariamente las mismas que ocupan los segmentos afectados en la superficie. Esto indica que hay una aplicación de reglas de silabeo previa a las operaciones morfológicas de composición y prefijación y que este primer silabeo puede verse alterado por la aplicación posterior de ciertas reglas de resilabeo. Como se verá, la creación de estructura silábica está sujeta a principios diferentes en distintos niveles de la morfofonología.




1. Silabeo y resilabeo

El silabeo en español se rige por el principio de dar preferencia a la posición de ataque. Cuando un segmento podría incorporarse como coda a la sílaba a su izquierda o como ataque a la sílaba a su derecha, produciendo en ambos casos estructuras silábicas posibles, se incorporará a la sílaba a su derecha. Una palabra como capa, por ejemplo, se silabeará [ká. pa] y no *[káp. a], aunque esta segunda silabación también produciría sílabas perfectamente aceptables en español, [kap] y [a], las cuales ocurren, por ejemplo, en ha captado [á. kap. tá. do]12. Por el mismo motivo, copla se silabeará [kó. pla] y no *[kóp. la]. Este principio de dar preferencia a la posición de ataque en el silabeo, parece ser casi totalmente universal (véanse Selkirk 1982, Hyman 1984, 1985, Nespor y Vogel 1986, entre otros). Una de las pocas excepciones conocidas es el dialecto gaélico de la isla de Barra, donde una secuencia VCV puede silabearse VC. V (cf. Kenstowicz y Kisseberth 1979: 262-64).

Por otra parte, los grupos consonánticos que pueden ocurrir en posición de ataque en español son muy limitados. Podemos tener únicamente grupos de oclusiva o /f/ seguida de líquida, en esta posición (Real Academia Española 1973: 45-46)13. Así, afrenta, apretar se silabean [a. frén. ta], [a. pre. tár] con los grupos /fr/, /pr/, en posición de ataque; pero Israel, enredo, que contienen secuencias /sr/, /nr/, que no son permitidas en ataque silábico, se silabean [is. símboloa. él], [en. símboloé. do]. En posición prenuclear es posible tener también una semiconsonante. Las secuencias máximas posibles dentro de una sílaba en posición prevocálica son las formadas por oclusiva o /f/, seguida de líquida, seguida de semiconsonante, como en [prsímboloé. ba], [plsímboloé. ge], [klsímboloé. ka], etc.14

Debemos notar que estos principios de silabeo operan también a través de fronteras de palabra en el discurso seguido. Así tomar algo se silabea [to. má. rál. go] y dos amigos [dó. sa. mí. gos], donde la consonante final

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de la primera palabra se incorpora como ataque a la primera sílaba de la segunda palabra. Sin embargo, en ciertas otras secuencias no opera el principio de dar preferencia a la posición de ataque a través de palabras. Así, club lindo no puede silabearse como *[klú. blín. do] (ejemplo de Harris 1983), ni chef loco puede silabearse como *[čé. fló. ko], a pesar de que con esta división en sílabas obtendríamos grupos [bl], [fi] que resultan perfectamente aceptables en posición de ataque.

Incluso dentro de una misma palabra encontramos violaciones al principio de maximización del ataque en voces como subliminal [sub. li. mi. nál], subrayar [sub. símboloa. jár], subrepresentado [sub. símboloe. pre. sen. tá. do] que para muchos hablantes no admiten silabeos *[su. bli. mi. nál], *[su. bra. símboloár], *[su. bre. pre. sen. tá. do] (Stockwell, Bowen y Silva-Fuenzalida 1956). ¿Cómo se explica la diferencia en silabeo entre, por ejemplo, [su. blí. me] y [sub. li. mi. nál]? En ambos casos encontramos un grupo intervocálico /bl/, pero mientras que en sublime se respeta el principio de dar preferencia a la posición de ataque, en subliminal se viola este principio. La respuesta claramente tiene que ver con el hecho de que en el caso de subliminal, como en el caso de subrayar, hay una frontera morfémica entre la /b/ y la líquida. Esto es parte de la respuesta; pero no toda la respuesta, puesto que una frontera morfémica no impide el silabeo a través de ella en [su. bor. di. ná. do]. Incluso, como acabamos de notar más arriba, es posible tener silabeo a través de fronteras más fuertes que las morfémicas, como son las fronteras de palabra. La solución está en que hay dos niveles diferentes en los que se crea estructura silábica en español y las reglas de silabeo que operan en cada uno de los dos niveles obedecen a principios diferentes.

La primera aplicación de las reglas de silabeo tiene lugar en un ámbito más pequeño que la palabra, pues excluye la prefijación productiva y separa los miembros de un compuesto. Este primer silabeo obedece al principio de maximización de ataques silábicos. Adoptando el modelo de la Fonología Léxica, según el cual la aplicación de operaciones fonológicas tiene lugar en distintos momentos en conjunción con la concatenación morfológica y sintáctica, las reglas de silabeo se aplican en el nivel 1 de la morfofonología, mientras que la prefijación y composición productiva toman lugar en el nivel 2. Esto explica el silabeo de sublime y subliminal:

silabeo de sublime y subliminal


La división en sílabas producida en este ámbito morfológico puede verse alterada por la aplicación de reglas de resilabeo. Estas reglas de resilabeo, que no respetan el principio de maximización del ataque silábico, solamente operan cuando en una secuencia de dos sílabas la segunda empieza por vocal.

Una primera regla de resilabeo incorpora una consonante o semiconsonante final de sílaba a la sílaba siguiente si ésta empieza por vocal (Harris 1983: 43):

resilabeo de consonante final


Esta regla de resilabeo se aplica de una manera prácticamente general a las consonantes finales, pero sólo opcionalmente a las semiconsonantes (véase Navarro Tomás 1977: 151). Su aplicación es ilustrada con ejemplos en (3):

(3) klúb. a. me. ri. ká. no ---> klúb. a. me. ri. ká. no

sub. or. di. ná. do ---> su. bor. di. na. do

re. al. gu. no ---> rei. al. gu. no


La regla de resilabeo de consonante final resilabea la /b/ de /sub. or. di. na. do/ [su. bor. di. na. do] pero no la de /sub. li. mi. nal/ *[sub. li. mi. nal], porque en esta segunda palabra no va seguida de vocal. Exactamente el mismo contraste, esta vez en concatenación sintáctica, lo tenemos entre /klub. a. me. ri. ka. no/ [klub. a. me. ri. ka. no] y /klub. lin. do/ *[klub. lin. do].

Hay una segunda regla de silabeo que opera cuando en una secuencia de dos sílabas, la primera termina por vocal y la segunda empieza también por vocal. En este caso la secuencia de dos sílabas se reduce a una (véase Navarro Tomás 1977: 69-72 y 148-58):

Resilabeo de Grupo Vocálico


Ejemplos que ilustran la aplicación de esta regla se ofrecen en (5). Como muestran los ejemplos, la aplicación de la regla de Resilabeo

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de Grupo Vocálico da lugar a la reducción de la vocal o vocales menos abierta de las que quedan en la misma sílaba y a la simplificación de secuencias de vocales idénticas:

(5) su. a. mis. tád ---> sua. mis. tád.

ke. rí. do. a. mí. go ---> ke. rí. dsímboloa. mí. go

pa. ra. al. bé r. to ---> pa. ral. bér. to.


La aplicación de esta regla de resilabeo no es totalmente obligatoria, sino que una serie de circunstancias determinan su aplicabilidad, como señala Navarro Tomás (véase también Zamora Munné y Guitart 1982: 74-86):

En general, en lenguaje rápido, la reducción de los grupos vocálicos a una sola sílaba es más frecuente que en lenguaje lento; si las vocales no son acentuadas, su reducción, en igualdad de circunstancias, se produce más fácilmente que si alguna de ellas lleva acento; si son iguales, se contraen asimismo más fácilmente que si son diferentes, y si proceden del enlace de palabras distintas, mejor que si se hallan dentro de una palabra.


(Navarro Tomás 1977, 148 -49)                


En este artículo veremos que hay un numero de reglas fonológicas (Aspiración, Velarización de Nasales, Fricativización de Semiconsonantes, Reforzamiento de /r/) que operan sobre las estructuras silábicas producidas por las reglas de silabeo de Nivel 1 y antes de la aplicación de las reglas de Resilabeo. Es decir, estas reglas operan sobre las sílabas formadas antes de la unión de prefijos productivos y de los dos miembros de un compuesto. En este artículo demostraremos, pues, que la morfofonología del español tiene la estructura indicada en (6):

morfonología en español


En las secciones siguientes examinaremos, una por una, las reglas fonológicas que asignamos al Nivel 1 de la Morfofonología. Empezamos con una regla, el Reforzamiento de /r/ Inicial, que claramente requiere la presencia de fronteras morfémicas existentes antes de toda operación de prefijación o composición productiva. En la sección 4, nos ocuparemos de otra regla, la Fricativización de Semiconsonantes, que es sensible no sólo a fronteras morfémicas sino a fronteras silábicas existentes antes de las operaciones de prefijación y composición. Esta regla ofrece, pues, más evidencia de que las reglas de silabeo se aplican en un ámbito menor que la palabra, como habíamos ya concluido de la existencia de contrastes en el silabeo de grupos de oclusiva más líquida. En las secciones 5 y 6 analizaremos el ámbito de dos reglas más, la Aspiración de /s/ y la Velarización de Nasales, que sólo operan en algunos dialectos del español y no en el mismo dominio morfológico en todos ellos; pero que, en ciertas variedades, ofrecen evidencia adicional para el modelo propuesto. Finalmente, en la sección 7, discutiremos otras reglas que se han propuesto, que se aplican antes del silabeo de ciertos sufijos.

Antes, sin embargo, debemos clarificar nuestra concepción de la estructura interna de la sílaba.




2. Estructura interna de la sílaba

En años recientes se han propuesto modelos diferentes de la estructura interna de la sílaba (véanse, entre otros, Kahn 1976, Cairs and Feistein 1982, Selkirk 1982, Clements y Keyser 1983, Davis 1985, Hyman 1985, McCarthy 1987. Para el español, Saporta y Contreras 1962, Harris 1983). Los términos que hemos utilizado hasta ahora, y que seguiremos utilizando en este artículo, para hacer referencia a distintas posiciones dentro de la sílaba son ataque, rima, núcleo y coda. Lo que significan estos términos puede verse con un ejemplo como /trans/:

estructura interna de la sílaba



La utilización de esta terminología no implica, sin embargo, el que acepte la realidad teórica de ninguna de las subdivisiones de la sílaba que estos términos indican. Por el contrario, siguiendo a Hyman (1985), McCarthy y Prince (1987) y Hayes (1989), asumo que el único elemento con realidad teórica dominado por la sílaba y por encima del segmento es la mora o unidad de peso. Esta es una concepción máximamente simple de la sílaba. En este modelo, toda vocal se encuentra asociada

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con una mora (m). En una lengua, como el español, que distingue entre sílabas pesadas y ligeras para la asignación del acento (Harris 1983, 1989), las consonantes en posición postvocálica reciben también una unidad de peso. Las consonantes prevocálicas, que no cuentan en ninguna lengua en la distinción entre sílabas ligeras y pesadas, se asocian directamente al nódulo de la sílaba (s). Según esto, la sílaba /trans/ recibirá la siguiente representación:

representación de la sílaba trans



Esta es la concepción de la sílaba que utilizaré al formular reglas fonológicas. Como nota Hayes (1989) y veremos después, todas las reglas fonológicas que parecen requerir referencia a conceptos tales como ataque y rima, son también fácilmente formulables en un modelo que no hace uso teórico de estos conceptos pero incorpora la noción de mora. Seguiré, sin embargo, utilizando términos como los de ataque, coda y rima en el texto para hacer más simple la exposición. El empleo de estos términos no es contradictorio con la concepción moráica de la sílaba que adopto, dado que lo que significan términos tales como ataque, núcleo, coda y rima es derivable de la representación en (8). Rima es el conjunto de segmentos dominados por moras. El término ataque refiere al conjunto de consonantes no dominadas por una mora. La coda es el conjunto de segmentos dominados por la segunda mora de una sílaba; mientras que la primera mora representa el núcleo15.

Una vez aclarado este punto teórico, pasamos al estudio de los procesos fonológicos a los que hicimos referencia más arriba.




3. Reforzamiento de /r/ Inicial

Se afirma habitualmente que en español /r/ inicial de palabra es reforzada en [símbolo]. En realidad, el reforzamiento de /r/ no se da sólo en «posición inicial de palabra» entendiendo por palabra el resultado final de la morfología, sino que ocurre en toda posición que es inicial antes de las operaciones morfológicas de prefijación y composición. Así, pues, tenemos reforzamiento de la /r/ no sólo en los ejemplos en (9a), donde es estrictamente inicial, sino también en los ejemplos en (9b), donde la /r/ es inicial de morfema, pero no es inicial de palabra:

(9) a. símboloata, símboloáto, símboloaqímo, símboloinkón, símboloóstro, símbolosímboloésgo, símboloábsímboloa, símboloána, símboloásímboloa, símboloepublikáno, símboloaqísta, símboloóxo, símboloálo, símbolooñóso.

b. matasímboloátas, pasasímboloátos, asímboloasímboloimár, asímboloinkonár, asímbolorostrár, asímbolosímboloésgár, kaskasímbolorábsímboloas, ombresímboloána, subsímboloasímboloár, ultrasímboloepublikáno, antisímboloaqísta, infrasímboloóxo, pelisímboloóxo, barbisímboloálo, símboloeketetoñóso.



Si postulamos que la regla de Reforzamiento de /r/ Inicial se aplica en el Nivel 1 de la morfofonología, después de la sufijación, pero antes de la prefijación y la composición, podemos formularla simplemente como en (10):

(10) Reforzamiento de /r/ inicial

r ---> símbolo /[—(Nivel 1)]



Mediante la aplicación de esta regla obtendremos el reforzamiento de toda /r/ que sea inicial de morfema antes de las operaciones de prefijación y composición productiva:

reforzamiento de /r/ inical de morfema



Harris (1983) observa que en palabras como erección, relacionable con recto, erupción, relacionable con ruptura, y dos o tres más, la /r/ inicial de morfema e interior de palabra no sufre reforzamiento. Estos son casos en que la existencia de una estructura prefijo-raíz no está en absoluto clara, al contrario de lo que ocurre con ejemplos como los dados en (9b), cuya estructura es transparente. Palabras como erección y erupción tienen estructuras erec-ción, erup-ción para aquellos hablantes (la mayoría) que no las relacionan con bases como rec- y rub-. Algunos hablantes, altamente instruidos, es posible que reconozcan la existencia de un prefijo etimológico en estas formas. En cualquier caso, toda prefijación opaca y no productiva ha de separarse de la morfología productiva. Lo mismo puede decirse de compuestos opacos como musaraña, que deben distinguirse de compuestos transparentes como vaca-burra o pelirrojo. Asumo, entonces, que la prefijación y composición no productivas toman lugar en el Nivel 1 de la Morfofonología, antes, pues, de la aplicación de la regla de Reforzamiento de /r/ Inicial y de las otras reglas que estudiaremos en este artículo.





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4. Fricativización de Semiconsonantes

En muchas variedades del español no encontramos normalmente semiconsonantes en posición inicial absoluta de sílaba, porque estos sonidos adquieren una articulación consonántica en esta posición (Bowen y Stockwell 1955, Stockwell, Bower y Silva-Fuenzalida 1956, Cressey 1978: 78, Harris 1983: 55-62). Lo más común es que [símbolo] se convierta en una fricativa palatal sonora, pudiendo presentar también diversos grados de aplicación. Utilizaré el símbolo [símbolo] para referirme a esta fricativa o africada palatal. En zonas del sur de España, Argentina y Uruguay, la articulación de las semiconsonantes subyacentes en esta posición es prepalatal, [ž]. Incluso algunos hablantes de estas zonas ensordecen esta fricativa prepalatal en [š]. La [símbolo] adquiere, asimismo, pronunciaciones consonánticas cuando se halla en posición inicial de sílaba.

La aplicación activa de esta regla de Fricativización puede observarse claramente en alternancias del tipo [lésímbolo] / [lé. símboloes], [lé. žes], [lé. šes], donde la [símboloÍ] que está en posición de rima en el singular ley, se fricativiza en el plural leyes al estar en posición inicial de sílaba. La regla de Fricativización puede ser formulada como en (12) [Harris 1983: 58 da una regla semejante]:

(12) Fricativización de Semiconsonantes

[-silábico] ---> [+consonántico] / [s



La regla de Fricativización no afecta, sin embargo, a semiconsonantes que pasan a ser iniciales como consecuencia de Resilabeo postléxico. Así la [símbolo] de ley en una frase como ley alguna, puede resilabearse y ocupar posición inicial de sílaba: [lé. símboloal. gú. na ], pero no se fricativiza, *[lé. símboloal. gú. na]. La regla de Fricativización de semiconsonantes tiene, pues, una aplicación léxica, después de la concatenación de sufijos, como muestra su aplicación en leyes, pero no se aplica postléxicamente. Esto no es sorprendente, dado que esta regla presenta otras características que son típicas de las reglas léxicas. Kiparsky (1982b) y otros sugieren que las reglas léxicas pueden tener excepciones léxicas, mientras que las postléxicas no tienen excepciones. La regla de Fricativización de Semiconsonantes presenta excepciones léxicas para muchos hablantes «cultos». Estos hablantes, influídos por la ortografía, no fricativizan la semiconsonante inicial de sílaba de palabras como paranoia, hielo, hiena (pronunciadas [pa. ra. nó. símboloa], [símboloé. lo] [símboloé. na]), representada gráficamente como i, hi. Estas palabras son, pues, excepciones a la regla que se aplica, sin embargo, en boya [bó. símboloa], [bó. ža], mayo, yema [símboloé. mal], [žé. mal], yate, yegua, etc.

Otros autores, por ejemplo, Harris (1969: 26) han atribuido el contraste entre pares como [símboloéna] y [símboloéma] a diferencias de silabeo marcadas en las representaciones subyacentes de estas palabras. Este análisis tiene la desventaja de que da un tratamiento idéntico a palabras como hiena e hiato que, por lo menos en algunos dialectos (incluyendo el de este autor), tienen pronunciaciones diferentes. Para estos hablantes, entre los que me incluyo, hiato se pronuncia normalmente en tres sílabas [i. á. to]; puede tener también una pronunciación [símboloiá. to], en habla más rápida, pero nunca es *[símboloá. to]. Por otra parte, hiena (como hielo, etc.) es normalmente [símboloé. na] y puede tener una pronunciación cuidadosa [símboloé. na], pero nunca llega a ser *[i. é. na] (lo mismo ocurre con *[i. é. lo]). Estos dos grupos de palabras se distinguen de un tercero representado por yema, que siempre es [símboloé. ma]. En el análisis que adopto hiato es /iato/, con una secuencia de dos vocales, mientras que hiena, yema, comienzan ambas con una semiconsonante en representación léxica /símboloena/, /símboloema/. Las diferencias de realización se deben a que hiena, para ciertos hablantes y en ciertos estilos, puede constituir una excepción a la regla de Fricativización en (12).

El mismo contraste ilustrado por el par hiato/hiena, se da entre palabras como huida [u. í. da], [símboloí. da] pero nunca *[símbolosímboloí. da] y hueco (símbolosímboloé. ko], [símboloé. ko], pero nunca *[u. é. ko].

Voy a presentar ahora más evidencia de que la regla de Fricativización de Semiconsonantes es una regla léxica que se aplica en las estructuras silábicas creadas en nivel 1 antes de que puedan operar las reglas de Resilabeo. De hecho, esta regla proporciona clara evidencia de que la creación de estructura silábica toma lugar en los dos ámbitos y en las dos maneras propuestas en la sección primera. Considérese el contraste entre desierto [dessímboloérto] y deshielo [dezsímboloélo] (para los hablantes que pronuncian hielo como [símboloélo]), que ha sido largamente mencionado en la literatura (Saporta 1956, Bower y Stockwell 1956, Stockwell, Bowen y Silva-Fuenzalida 1956, Alarcos Llorach 1965, Cressey 1978, Harris 1969) o el caso paralelo que ofrecen ejemplos como

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deshuesa [dezsímbolosímboloésa] y resuena [ressímboloéna]. Este contraste deriva del hecho de que la prefijación productiva tiene lugar después de la aplicación de las reglas de silabeo con maximización del ataque silábico:

prefijación productiva



Crucialmente la /símbolo/ de deshielo /des-símboloelo/ está en posición inicial de sílaba en el momento en que se aplica la regla de Fricativización, mientras que la de desierto /dessímboloerto/ no lo está. La aplicación de esta regla de Fricativización impide también que podamos tener resilabeo en deshielo; el cual puede aplicarse, sin embargo, en una palabra como desarme /des-arme/.

Por otra parte, la regla de Fricativización de semiconsonantes iniciales de sílaba ha de tomar lugar después de la unión y silabeo de sufijos, pues tenemos, por ejemplo, [komsímboloéndo] de /kom-símboloendo/ y no *[komsímboloéndo] o [andarsímboloégo] y no *[andarsímboloégo] de /andar-símboloeg-o/. Así, pues, la regla de Fricativización opera después de la concatenación de sufijos, pero antes de la concatenación de prefijos.




5. Aspiración

En la mayoría de las variedades del español que presentan aspiración de /s/, ésta se da si la /s/ está en posición de coda; pero no si está en posición de ataque. Así, podemos tener aspiración en caspa [káh. pa] y en tos [tóh], donde la /s/ está en posición de coda (esto es, dominada por una mora), pero no en casa [ká. sa], o saco [sá. ko], donde la /s/ está en posición de ataque. De una manera simplificada, podemos formular la regla de aspiración como en (15) [una formulación comparable se encuentra en Harris 1983: 46]16.

regla



Sin embargo, como observan Guitart (1976) y Harris (1983), podemos tener aspiración de /s/ final de palabra que ha pasado a posición de ataque por Resilabeo. Un ejemplo sería tienes algo, pronunciado [tsímboloié. ne. hál. go]. Esto nos indica que la regla de Aspiración ha de preceder la operación de Resilabeo, que Harris asume sólo se da entre palabras.

Wong-Opasi (1987) nota que exactamente lo mismo ocurre entre los miembros de un compuesto. Así dios-héroe puede oírse como [dsímboloo. hé. ro. e], donde la /s/ final de dios, puede aspirarse aunque esté silabeada en posición de ataque. La Aspiración de la /s/ ha de preceder, pues, la formación de compuestos.

La situación más común en dialectos latinoamericanos con Aspiración es que la /s/ final de prefijo no se aspire en posición intervocálica. Así, por ejemplo, no encontramos aspiración en desarmar. Esto nos obliga a establecer una separación entre las operaciones morfológicas de composición y prefijación para estos dialectos. En estos dialectos la Aspiración de /s/ se da después de la incorporación y resilabeo de prefijos, pero antes de la formación de compuestos. La /s/ del prefijo des- está en posición de ataque en una palabra como desarmar en el momento en que la regla de Aspiración se aplica. Por tanto no se verá afectada por la regla:

regla



Esta no es, sin embargo, la única situación posible. Hay dialectos del español en los cuales las estructuras formadas por prefijación productiva reciben idéntico tratamiento que las creadas por composición, también por lo que respecta a la Aspiración. Esto es lo que encontramos en el dialecto andaluz que podemos designar como variedad culta coloquial de la ciudad de Granada. En esta variedad, la regla de Aspiración puede afectar a cualquier /s/ que se encuentre en una rima antes de la incorporación de prefijos productivos, aunque esta /s/ [h] se resilabifique luego como ataque. Por supuesto, una /s/ que pasa a posición de ataque después de la formación de un compuesto también se aspira. En (16), ofrezco datos de este dialecto17:

(16)
[dehaparesé]18desaparecer
[dehanimáo]desanimado
[deharmáo]desarmado
[ehehperáo]desesperado
[muhére(h)ahtronáuta(h)]mujeres-astronautas
[mekániko(h)elektrisíhta(h)mecánicos-electricistas
[peséta]peseta



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[símboloeséta]receta
[símboloeserbáo]reservado



Como muestran los ejemplos, en esta variedad andaluza, al contrario de lo que ocurre en muchos dialectos caribeños y de otras partes de Latinoamérica, la /s/ del prefijo /des-/ se aspira aun cuando finalmente se encuentre en posición intervocálica. En este dialecto, pues, la regla de Aspiración, lo mismo que las de Reforzamiento de /r/ y de Fricativización de Semiconsonantes, toma lugar antes de las operaciones morfológicas de Prefijación y Composición.

Finalmente, quiero hacer notar, para completar la descripción, que hay otros dialectos del sur de España donde la posición en rima silábica no es una condición necesaria para la aspiración de /s/. En estas variedades, limitadas tanto geográfica como socialmente, se escuchan pronunciaciones tales como [hi] , [hásímboloę] [háę] sabes, [noheñó] no señor, [pehętĄ] pesetas, [hsímboloémpre] siempre, [éhsímbolo] esos (ejemplos de Moya Corral 1979: 80); [bahúra] basura [laharsímboloína] la sardina (ejemplos de Chacón Berruga 1981: 332, quien atribuye este tipo de pronunciación a «personas incultas») [paréhe], [paéhe] parece, (ejemplo de Payán Sotomayor 1984: 133, quien aclara que estas pronunciaciones se dan «en ciertos estamentos modestos»). La Aspiración de /s/ en posición de ataque parece estar léxicamente condicionada en cuanto que es mucho más frecuente en unas palabras que en otras; algo que, por otra parte, también ocurre con otros procesos tales como la pérdida de /-d-/ en muchos dialectos españoles (Lloyd 1987: 23). La Aspiración de /s/ inicial de sílaba ha sido también registrada en otras partes del mundo de habla hispana, como Nuevo México (Espinosa 1930: 186-87) y zonas de Colombia (Flórez 1957: 41-42, 1965: 30, Flórez, Montes Giraldo y Figueroa Lorza 1969: 88). El proceso de Aspiración en estos dialectos no nos da ninguna información sobre el orden de operaciones morfológicas con respecto al silabeo y otras reglas fonológicas; dado que la posición de la /s/ en coda sílabica en algún momento de la derivación no es una condición para su aspiración.




6. Velarización de /n/

En español la distinción entre tres fonemas nasales /m/, /n/, /ñ/ que se observa en posición de ataque, se pierde en posición de coda. En esta posición de coda, en que no hay contraste entre distintas nasales, una nasal o toma el punto de articulación de una consonante siguiente, o aparece con una articulación «neutra», no contrastiva. Esta nasal neutra en una coda es [n] o [símbolo], según el dialecto. Los dialectos que tienen [símbolo] son particularmente interesantes para observar la aplicación de la interacción entre morfología y silabeo, dado que éste es un sonido cuya distribución está, en principio, restringida a la posición de coda. Esto es, podemos tener palabras como [pásímbolo], pero no palabras como *[símboloa. pa] o *[pa. símboloa], donde [símbolo] estaría en posición de ataque. Formulamos la regla de velarización de nasales como en (17):

símbolo



Lo más interesante es que en concatenación sintáctica y ciertos tipos de concatenación morfológica sí encontramos [símbolo] en posición de ataque. Considérense los ejemplos siguientes19:

(18)
[bsímboloén]«bien»
[bsímboloé. neh] «bienes»
[bsímboloie. símboloeh. tá(r)]«bienestar»
[bsímboloie. símboloeh. tá]«bien está»
[i. símbolou. má no]inhumano
[i. símboloo. por. tú. no]inoportuno
[e. símboloa. mo. ráo]enamorado



Debemos de concluir que la regla de velarización se aplica sobre la estructura silábica que está presente después de la incorporación de sufijos (como muestra [bsímboloé. neh], no *[bsímboloé. símboloeh]), pero antes de la incorporación de prefijos, la formación de compuestos y la concatenación sintáctica. Sólo este orden de operaciones, ilustrado en (19), nos dará los resultados ejemplificados en (18):

símbolo



Quiero puntualizar que no todas las nasales finales de prefijo presentan velarización cuan do se hallan en posición intervocálica. El alófono velar aparece cuando la estructura de la palabra es transparente para el hablante. Así es mucho más frecuente en palabras como inhumano o inoportuno que en palabras como inepto, donde sería raro. Esto lo podemos explicar si asumimos, como indicamos más

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arriba, que la morfología «opaca», con alternancias no productivas, toma lugar en el nivel 1 de la morfofonología. Es posible, por último, que en ciertos dialectos la regla de Velarización se aplique antes de la Composición pero después de la Prefijación, como vimos que ocurría en algunos dialectos con respecto a la regla de Aspiración. Estos hablantes tendrán [símbolo] en bienestar [bsímboloesímboloehtár] o camión-autobús [kamsímboloósímbolonautobús], pero no en inhumano [inumáno] o inoportuno [inoportúno].

Como con el proceso de Aspiración, hay dialectos o estilos donde /símbolo/ puede aparecer en otros contextos además de los indicados. Este parece ser el caso en ciertas variedades cubanas en el habla rápida, donde la nasal velar puede ocurrir no sólo en casos de prefijación como [esímboloamoráo] enamorado, sino también en casos de sufijación, como [lenisímboloíhta] leninista, e incluso, ocasionalmente, sin que intervenga una frontera morfémica (Hammond 1979). Para algunos hablantes, también cubanos, y en un estilo conversacional cuidado, la situación es, sin embargo, la reflejada en (18); esto es, [símbolo] intervocálica e interior de palabra aparece sólo en casos de prefijación y composición transparente.




7. Acerca de las reglas de Despalatalización

Nada en el modelo postulado en este artículo impediría la existencia de otras reglas fonológicas que actuaran en el nivel 1 de la Morfofonología, antes de todas o algunas operaciones de sufijación. Harris (1983) propone que el español posee dos reglas de Despalatalización de Nasales y Laterales que se aplican a /ñ/ y /l/ que están en posición final de sílaba (o en una rima) antes de la sufijación de ciertos morfemas, tales como el sufijo de plural. La regla de Despalatalización de /l/ en una rima se aplicaría a formas tales como doncel /donqel/ y donceles /donqel-es/, pero no a doncella /donqel-a/, si suponemos que actúa sobre estructuras silábicas creadas antes de la sufijación del morfema de plural, pero después de la sufijación del elemento terminal (ET) de doncella:

símbolo



Como se ve en (20), la /l/ de doncella no se ve afectada por la regla de Despalatalización porque no está en posición de rima en el momento en que se aplica esta regla.

Una regla fundamentalmente idéntica de Despalatalización de /ñ/ en rima silábica daría cuenta de la alternancia en casos como desdén/desdenes/desdeñes.

Como he indicado antes, en principio no hay problema con que ciertas reglas fonológicas puedan aplicarse a este nivel. De hecho, las reglas de acentuación claramente se aplican antes de la sufijación del morfema de plural. Sin embargo, en el caso de las reglas de Despalatalización propuestas, hay serios motivos para dudar de su existencia como reglas fonológicas, habida cuenta del reducido número de alternancias a las que se aplicarían y de la irregularidad de su aplicación (véase Mascaró 1988). Además de doncel/doncella, probablemente sólo tenemos él/ella, aquel/aquella ilustrando la misma alternancia. Otros ejemplos que propone Harris como bello/beldad y valle/Valderrobles, se explican por una regla independiente de asimilación de laterales al punto de articulación de una consonante siguiente, cuya existencia como regla activa sí que es indudable. Todavía hay menos evidencia para una regla de Despalatalización de nasales. Los dos únicos ejemplos a los que se aplicaría tal regla serían desdén/desdeñar y don/doña. El tercer ejemplo de Harris, rencilla, relacionable quizá con reñir (aunque riña es el sustantivo que se relaciona más directamente con este verbo), es paralelo a presunción/presumir y, de nuevo, se explica por medio de la regla de Asimilación de Nasales y Laterales al punto de articulación de una consonante siguiente (véase Hualde en prensa b). Más evidencia en contra de una regla de Despalatalización la ofrecen morfemas que presentan una alternancia palatal/no palatal, pero en contextos diferentes a los vistos en los ejemplos anteriores. Consideremos por ejemplo el caso de piel/pellejo. En el análisis de Harris , la existencia de esta alternancia nos llevaría a postular un morfema con palatal final, /pEl/ (donde E representa una vocal diptongante), de donde piel derivaría por Despalatalización de Laterales en una rima. Dado este análisis, el hecho de que el verbo relacionado con piel sea pelar (como en pelar una naranja, o pelarse con el sol) resulta totalmente sorprendente. Si de /desdeñ/ derivamos desdeñar, de /pEl/ deberíamos derivar *pellar Así mismo, al menos en España, la palabra francesa champagne se ha adaptado como champán, aunque champaña también se

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conoce. Si tuviéramos un morfema con palatal final /čanpañ/, esperaríamos encontrar esta palatal ante vocal temática, como en desdeñar, lo cierto es que tenemos resultados como sidra achampanada, sin [ñ]20.

Por otra parte, es evidente que no podemos tener palabras con palatal final, como *[psímbolol] o *[desdéñ]. Este es un hecho del que debemos dar cuenta. Lo que propongo es que en español las únicas consonantes sonorantes subyacentes que pueden ocurrir en posición final de sílaba son las coronales /n, l, r/. Esta restricción se aplica al nivel de las entradas léxicas, que incluyen el elemento terminal de nombres y adjetivos y la vocal temática de los verbos. Los préstamos de otros idiomas al nativizarse habrán de conformarse a esta restricción. Así, pues, formas como */donqel/, /pEl/, */desdeñ/ o */čanpañ/, están mal formadas en español. Las formas subyacentes correctas sólo pueden ser /donqel/, */pEl/, /desden/, /čanpan/. Entre palabras del tipo desdé[n]/desde[ñ]ar, donce[l]/donce[l]a (o donce[símbolo]a, donce[š]a, etc., según el dialecto), pie[l]pe[l]ejo (pe[š]ejo, etc.) simplemente deben establecerse correspondencias léxicas que den cuenta de la alternancia consonántica en estos morfemas. Estas correspondencias léxicas serían reglas del Componente Alomórfico en la terminología de Halle y Vergnaud (1987: 77). El Componente Alomórfico consiste en un grupo de reglas que se aplican a morfemas específicos en contextos determinados. Una regla o correspondencia alomórfica habrá de indicar que /desden/ aparece como [desdeñ-] antes de una vocal temática y en ciertos otros contextos. Otra regla indicará que /pEl/ aparece como [pel-] (o [pesímbolo-], [pež-], [pe-š]) seguido por /-ex-o/ (en pellejo), pero no ante vocal temática. Mi posición es, pues, que las alternancias entre [n] y [ñ] y [l] y [l] ([símbolo], [ž], [š]) que encontramos en pares del tipo desdén/desdeñar, doncel/doncella son puramente alomórficas y han de tener el mismo tratamiento que las que encontramos entre rigor y riguroso (compárese con vigor/vigoroso), Madrid y madrileño (no *madrideño), y, en dialectos en que /s/ y /q/ son fonemas diferentes, entre pe[q] y pe[s]car, análi[s]is y anali[q]ar, etc.




8. Conclusión

En este artículo hemos estudiado un número de reglas en español que se aplican en un ámbito morfológico menor que la palabra; ofreciendo, pues, evidencia para la existencia de dos niveles morfo-fonológicos en el léxico del español. Varias de estas reglas hacen referencia a estructuras silábicas previas a ciertas operaciones morfológicas y demuestran que la creación de estructura silábica toma lugar en momentos distintos y de acuerdo con diferentes principios. Hay un primer silabeo que obedece al principio de maximización del ataque silábico y que toma lugar antes de la formación de compuestos y de la prefijación productiva. Después de este primer silabeo, ciertas reglas específicas de resilabeo pueden modificar la estructura silábica. Estas operaciones de resilabeo no respetan ya el principio de maximización del ataque.



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