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Política y religión

Política

Sin fecha. De un libelo difamatorio en los portales de las Iglesias en Valladolid, que contenía muchas difamaciones



     [VITAL, L. (ed.). Premier voyage de Charles-Quint en Espagne de 1517 à 1518. Collection des voyages des souverains des Pays-Bas. Bruselas : 1881, v. III. Primer viaje a España de Carlos I con su desembarco en Asturias.(Traducción en español). Oviedo : 1992, pp. 253 y ss].



     Por este tiempo, algunos malvados pegaron en los portales de las iglesias ciertos libelo difamatorios, conteniendo cuatro puntos principales, si recuerdo bien.

     En el primer punto había por dos veces: «Ve! Ve!», y lo que seguía valía tanto como decir: «Maldición! Maldición! Caiga sobre ti reino de Castilla, que permites y soportas que tus hijos, amigos y vecinos sean matados y asesinados diariamente por extranjeros, sin hacer justicia de ello».

     En el segundo punto había aún por dos veces: «Ve!» con lo demás, que estaba en lengua castellana, como si hubiese querido decir. «Tú, tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que un tal noble reino como eres sea gobernado por extranjeros que no te tienen amor; y sin embargo tienes tantos prudentes príncipes y grandes dignatarios, a quienes, haciendo eso, los tomas y estimas por demasiado poco y les causas también gran deshonra».

     En el tercer punto había, también en castellano, otras maldiciones: «Cierto, Castilla muy cobarde, y desgraciada eres, cuando soportas, por engaño, sobornos y astucias, que la segunda persona que contigo has criado y educado vaya a partir de los países, con gran pesar de los habitantes y de todo el pueblo para llegar a ser un Rey de aquéllos».

     Y lo mismo en el cuarto y último punto había esto: «Ahora bien. Puesto que así lo quieres, y no forzado, tendremos que ir en breve a Aragón, en donde, de todas estas cosas y otras felonías esperamos ser vengados». Como si todo esto hubiera querido decir. «Aunque somos tan cobardes y desgraciados soportando estas cosas, al menos conocemos a los aragoneses, tan virtuosos, francos y enteros, que no soportarán tales insolencias sin darles castigo». Diciendo lo cual, les daban un picotazo muy venenoso y lleno de adulación pues, aunque había poco amor entre castellanos y aragoneses, querían incitarlos a mayor odio contra los señores gobernadores, con intención de que hiciesen alguna ultrajante llegada, sin mirar en que, haciéndola, causarían desagrado al Rey, su soberano señor, y esto, a fin de ganar ellos en perjuicio de otros.





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