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Política y religión

Política

1822. Canciones: a los comuneros españoles



     [En ZAVALA, I. (ed.). Masones, Comuneros y Carbonarios. Madrid : 1971.]



                                    Himno:                
El sepulcro de Bravo y Padilla
Adornemos con lauro inmortal;
Y en su losa juremos ser libres
O en el campo de gloria expirar.
 
Quiso Carlos cual déspota infame 5
Con su yugo a la patria oprimir;
Trastornando los fueros y leyes,
Con que España se supo regir.
 
Al momento mil héroes se alzan,
Tremolando el morado pendón; 10
Y la voz de glorioso alzamiento
Resonó de Toledo a Aragón
 
Con orgullo, cual siempre se muestran,
Los antiguos solares del Cid;
Si contemplan la libre falange, 15
Que Padilla preside a la lid.
 
Las provincias se parten en bandos:
Clama guerra sonoro el clarín:
Y la España lamenta afligida
De sus timbres y glorias el fin. 20
Cin veces, ay! Mezclaron las heces
Los guerreros de un suelo natal;
Y cien veces la sangre española
Corrió en tinto copioso raudal.
 
Las escuadras contrarias quisieron 25
Nuestros tercios heroicos romper;
Pero siempre un baluarte de bronce
Nuestro bando les supo poner.
 
El combate empeñose de nuevo:
y la tierra diadema triunfó: 30
Y la férrea coyunda ominosa,
Villalar para siempre selló.
 
La Victoria dejó nuestras alas:
Desbandose la hueste inmortal:
Y el morado pendón mancillose, 35
y venció la bandera Imperial.
 
Entretanto Padilla en las filas,
Las incita a la lid con su voz;
Y la muerte su negro estandarte
Por do quiera lo tiende veloz. 40
 
Es en vano que el bravo Caudillo
En la pugna demuestre quién es;
Que la suerte lo entrega al contrario,
Ya sin armas y roto el arnés.
 
En el punto por libre Padilla, 45
El cadalso recibe por prez;
Y al cuchillo tendió la cabeza,
Sin que el miedo empañase su tez.
 
Con la muerte de el Jefe invencible
Su grandeza Castilla eclipsó: 50
En desprecio los fueros cayeron,
Y de entonces la Ley no se oyó.
 
Comunero que oyes mi acento,
Acompaña mi dulce canción:
Alabando al heroico Padilla, 55
Que murió por batir la opresión.
 
Libertad o la muerte aún se escucha,
Entre llanto en su negro ataúd;
Y a este acento con tristes gemidos,
Les responde mi triste laúd. 60

(1822)





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