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Política y religión

Política

1520. Representación de la villa de Madrid a Carlos V, sobre los poderes dados a sus procuradores



     Pruebas para ilustrar la Historia de las Comunidades de Castilla. En el Archivo de la Real Academia de la Historia. Madrid.

     [FERRER DEL RÍO. A.(ed.) Decadencia de España : Primera parte : Historia del Levantamiento de las Comunidades de Castilla., 1520-1521. Madrid : 1850].



     Otorgó Madrid sus poderes para los procuradores a cortes de Santiago; y el rey en 7 de marzo de 1520 desde Villalpando «escribe diciendo, que, por no venir dichos poderes en la forma que estaba prevenido, esperaba que se enmendasen y reformase; y los procuradores del común suplican diciendo en 15 del mismo». Que obedecen la dicha cédula como carta de su rey e señor natural, a quien Dios Nuestro Señor deje vivir y reinar por largos tiempos con acrecentamiento de más reinos e señoríos.

     «Que siempre esta villa fue leal particularmente al servicio de los reyes pasados, progenitores de S. A. de gloriosa memoria, porque Bellos recibió muy grandes mercedes en remuneración de los servicios a S.S. A.A. de los vecinos de esta villa, que se fallaron mas deste pueblo que de otro alguno en conquistar a Navarra e Granada e Nápoles etc.; por lo cual tiene muy especial cuidado del servicio de S. A. en contener los daños que al bien de los reinos, que Dios dio a S. A. pueden resultar; los cuales daños son los siguientes:

     Como quiera que la república tenga tres miembros de grandes, e medianos, e bajos, si no se pone remedio e S. A. no es aconsejado de los que le desean bien, todos estos tres van en camino de perderse, porque en faltando en Castilla la corona real, que es en irse V.M. que la tenemos por infinita pérdida e más tres maestrazgos, e el arzobispado de Toledo, que daba de comer a gran parte del reino, en los cuales estaban coligadas las esperanzas de muchos, los grandes que quedan, ido V. A. como no tengan necesidad de ir acompañados faltando V. A. no tendrán necesidad de nadie; pues faltando necesidad y sobrando conveniencia por la falta del dinero, guardarlo han como quien guarda pan en año caro; y esta gente, a quien se había de dar de comer, morirá de hambre, pues todos no tienen donde comer si no se lo dan, pues, para buscarlo, non saben oficio, ni se abajaran a él por ser hombres de honra.

     «Ítem, los oficiales, como los más sean en la república no necesarios para la vida, sino para el atavío de la corte de V. A., y estos oficios son los más caudalosos, pues, faltando éstos, faltará el trueco, el cual cesando será la más miserable tierra e más pobre ésta de cuantas hubiese en el mundo; y esta gente por el consiguiente estará muy necesitada, en especial viniendo sobre tantas necesidades del reino e haber sacado tanto dinero del que se conoce notoriamente en la falta del dinero que en él hay, y en los gemidos de los labradores, que son pies de la república y los vemos dejarretados.

     «Ítem, los caballeros, e hidalgos, e hombres de bien, que son los nervios con que la república se sustenta, no teniendo quien les dé de comer, ni quien muestre tener necesidad de ellos, tenemos muy gran miedo que pierdan el amor, el cual es el que hace morir los buenos por el rey e por su república, y se convierta en desamor o desesperación, para que como cuerpo que rabia coma a los otros miembros, de lo cual pueden resultar hurtos e robos, e muertes, e otros insultos a la república, e alteración en las ciudades, ímpetu en los ánimos, no seguros los caminos, ni tratos, ni ferias, y otras cosas que destruyen la república.

     «Ítem, vanse a perder las costumbres buenas de estos reinos; que las puertas de los oficios solían ser letras, fama, consciencia, autoridad de personas servicios a la corona real, y vemos que algunos, no siendo V. A. de ello sabedor, se venden e compran por algunos malos vecinos deste reino e otras personas, que no siguen el servicio de V. A.; de manera que viene ya la cosa a que nadie procure virtud, sino dinero, y los virtuosos en él encojen e los viciosos se entrometen.

     «Estos son los males que consumen la república dentro de sí, e los de fuera son muy peligrosos e muy en la mano; que, ido V. A., cuya presencia a los niños suele dar ánimo de leones, faltando dinero en el reino, estando la gente desesperada e necesitada, se puede temer que no vengan los infieles, nuestros vecinos tan cercanos, e que de dentro los tenemos como ladrones de casa en esos reinos de Granada e de Valencia, para que Dios permita por las grandes ofensas, que de lo ya dicho se esperan que se le harán en estos reinos, sea tercera vez perdida España, como se perdió en tiempos pasados, estando en ella rey e dinero, lo cual plegue a Dios que en los tiempos de V. A. tan solamente no seamos destruidos de ellos, más ellos lo sean de nosotros, como, remediandose esto, tendríamos esperanza en Dios e en V. A.; pues, estando V. A. en estos reinos mas ricos que ahora, e V. A. presente, exhortado por nuestro muy Santo Padre juntamente con los otros reyes, convocó sus grandes en la villa de Valladolid para el remedio de tan gran calamidad como se esperaba de la venida del turco; pues V. A. y toda nuestra religión cristiana se temieron que fuéramos nosotros como ovejas sin pastor y sin tino. Y pues V. A. manifiesta en su carta, como es la verdad, que España es la llave e amparo de todos su estados por su gran potencia e lealtad; suplicamos a V. A. por servicio de Dios la ponga en buen recaudo, pues que, una vez que se perdió, tardó ochocientos años en acabarse de hallar con mucho sudor de los antecesores de gloriosa memoria de V. A. y sangre de nuestros padres y nuestra.

     «Dejamos de decir lo que se espera cada día de los franceses en España, e no creemos que gentes que tantas veces hemos resistido, non los pudiésemos resistir.

     «Considerando todo esto e otras muchas más cosas que el claro entendimiento de V. A. de aquí puede inferir, para dar cuenta de estos sus reinos como leales servidores, nos pareció e parece que se seguiría gran detrimento de otorgar cualquier nueva imposición o servicio, e deslealtad de nosotros a V. A. Pues por la pobreza de estos reinos e absencia de V. A. se esperan todos estos daños, no nos parece buen remedio empobrecedlos más e quedar desesperados de la vuelta de V. A. para tan largos tiempos, pues, a venir V. A. antes, vida e hacienda daríamos con entera voluntad de buenos servidores. Pues para lo demás, que V. A. dice que quiere producir en estas cortes, entero poder hemos enviado; y, si V. A. recibe la verdad que le decimos, conocerá el señalado servicio que le hacemos.





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