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Garcilaso de la Vega



Soneto

                                        ¡Oh dulces prendas, por mi mal halladas,      
dulces y alegres cuando Dios quiera!
Juntas estáis en la memoria mía,
y con ella en mi muerte conjuradas.
 
   ¿Quién me dijera, cuando en las pasadas 5
horas en tanto bien por vos me vía,
que me habíades de ser algún día
con tan grave dolor representadas?
 
   Pues en hora junto me llevastes
todo el bien que por términos me distes, 10
llevadme junto el mal que me dejastes.
 
   Si no, sospecharé que me pusistes
en tantos bienes, porque deseastes
verme morir entre memorias tristes.
 

Soneto

   Hermosas ninfas, que en río metidas,
contentas habitáis en las moradas,
de relucientes piedras fabricadas,
y en colunas de vidro sostenidas;
 
   agora estéis labrando embecidas, 5
o tejiendo las telas delicadas;
agora unas con otras apartadas
contándoos los amores y las vidas;
 
   dejad un rato la labor, alzando
vuestras rubias cabezas a mirarme, 10
y no os detendréis mucho según ando;
 
   que o no podréis de lástima escucharme,
o convertido en agua aquí llorando,
podréis allá de espacio consolarme.
 

Canción III

   Con un manso rüido
d´agua corriente y clara
cerca el Danubio una isla que pudiera
ser lugar escogido
para que descansara 5
quien, como esto yo agora, no estuviera:
do siempre primavera parece en la verdura
sembrada de las flores;
hazen los ruyseñores renovar el plazer o la tristura
con sus blandas querellas, 10
que nunca dia ni noche cessan dellas.
 
   Aquí estuve yo puesto,
o por mejor dezillo
preso y forçado y solo en tierra agena;
bien pueden hazer esto en quien puede suffrillo 15
y en quien él a sí mismo se condena.
Tengo solo una pena,
si muero desterrado
y en tanta desventura:
que piensen por ventura 20
que juntos tantos males me an llevado,
y sé yo bien que muero
por solo aquello que morir espero.
 
   El cuerpo está en poder
y en mano de quien puede 25
hazer a su plazer lo que quisiere,
mas no podrá hazer
que mal librado quede
mientras de mí otra prenda no tuviere;
quando ya el mal viniere 30
y la postrera suerte,
aquí me á de hallar
en el mismo lugar,
que otra cosa más dura que la muerte
me halla y me á hallado, 35
y esto sabe muy bien quien lo á provado.
 
   No es necesario agora
hablar más sin provecho
que es mi necesidad muy apretada,
pues á sido en un ora 40
en que toda mi vida fue gastada.
Y al fin de tal jornada
¿presumen déspantarme?
Sepan que ya no puede
morir sino sin miedo, 45
que aun nunca qué temer quiso dexsarme
la desventura mía,
que´l bien y el miedo me quitó en un día.
 
   Danubio, rio divino,
que por fieras naciones 50
vas con tus claras ondas discurriendo,
pues no ay otro camino
por donde mis razones
vayan fuera d´aquí sino corriendo
por tus aguas y siendo 55
en ellas anegadas,
si en tierra tan agena,
en la desierta arenna,
d´alguno fueren a la fin halladas,
entiérrelas siquiera 60
porque su error s´acabe en tu ribera.
 
   Aunque en el agua mueras,
canción, no as de quexarte,
que yo é mirado bien lo que te toca;
menos vida tuvieras 65
si uviera de igualarte
con otras que se m´an muerto en la boca.
Quién tiene culpa en esto,
allá lo entenderás de mí muy presto.


[Obras de excelente poeta Garcilaso de la Vega / con anotaciones y emiendas del Maestro Francisco Sanchez. En Salamanca y Napoles : por Pedro Lasso, por Iuan Batista Sotil, 1604 (1577)]





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