• Introducción. Ciudad escondida en su miedo…
  • Desde un profundo espejo se aproxima
  • Aún la luz colmando tantas flores… Calles de mal pasar, aire sepulto…
  • Cuando el azul de las palabras…
  • Cada vez más profunda la niebla en los espejos…
  • Ya la retama, el azahar, el mirlo…
  • Las manos claras de agua fresca…
  • De pronto es este olor a tierra fértil…
  • La puerta la cerraba un golpe oscuro…
  • Y deje la luz que oscurece…
  • ¿También en mí sus manos cuarteadas…?
  • Tú que viniste en nombre de las flores…
  • Vinimos al silencio al que se nos llamaba..
  • Aunque no puedo verla, la siento muy cercana…
  • Fue todo un vivir cenital…
  • Alguien pasa nocturno y soterrado…
  • Cuánta penumbra en tanta luz…
  • Sucede mal silencio de légamo reseco…
  • Y el tiempo fatigado ya en los ojo…
  • La ropa sólo nos desnuda…
  • La oscuridad golpea los postigos…
  • Tan inminente el último silencio…
  • Desnudos, espinas la piel…
  • Amor al buen decir de las campanas…
  • Enturbia la luz con sus ojos…
  • Cierro la puerta, cesan los relojes…
  • Con mala letra de ceniza…
  • Plaza Mayor de vivos y de muertos…
  • Y cómo aquí los muebles de mi infancia…
  • En los recodos de la noche…
  • Cierra de golpe puertas y silencios…
  • Pero tú me abres todas las ventanas…
  • Entornada la puerta, luz suave en el vestíbulo…
  • Crujen espinas y piel muerta…
  • Blanco abismal refulge en todas las paredes…
  • Era un fulgor sereno su mirada…
  • Quemaron la luz del buen tiempo…
  • Digo cristales rotos en las manos…
  • Vuelve viscosos los espejos…
  • Su aroma en flor derrumba oscuridades…
  • La sólo escrita en letra clara…
  • Me asisten todavía tu voz y tu palabra…
  • Pon en este papel tu voz y tu palabra…
  • Fuiste lo complaciente de las flores…
  • Lejos, sin rostro conocido…
  • Primero fue un rumor suave de sombra…
  • Que ya no tema el pavor de la noche…
  • Este libro fue iniciado…