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1

131-1. Situado en el Campo Grande. En su portada, «y ocupando un nicho del Renacimiento, se veía la figura de Cristo resucitado, y a sus pies, grabada en la piedra, la siguiente fecha: 1579. En aquel lugar había tenido en tiempos su domicilio la cofradía de la Consolación y Concepción, a la cual García de Sagredo legó en el siglo XV el derecho de mancebía, como fuente de ingresos para mantenimiento de los pobres. En 1553 salieron del local las mujeres enamoradas que le ocupaban, y poco a poco, mediante obras sucesivas, fue mejorándose el hospital, del cual se hicieron cargo en 1591 los hermanos de San Juan de Dios». (Narciso Alonso Cortés: Cervantes en Valladolid; Valladolid, 1918; pág. 55.) Véase también a Matías Sangrador Vítores: Historia de la muy noble y leal ciudad de Valladolid; tomo I, Valladolid, 1851; pág. 435 y siguientes. (N. del E.)1.1

 

1.1

[Mantenemos con una misma numeración los dos tipos de notas que aparecen en el original. Las referentes al aparato crítico se diferencian por presentar numeración de página y línea; las eruditas no presentan indicación alguna.

El aparato crítico del original aparece en Novelas exemplares, tomo III, edición de R. Schevill y A. Bonilla, Madrid, Gráficas Reunidas, 1925, páginas 324 a 331 (N. del E.)]

 

2

M.: «Resurrecion». (N. del E.)

 

3

131-5. «Lo que más engrandece a Valladolid son sus verdugadas y marquesotas y sus alegres salidas de invierno y verano, que, con tener poco adorno, son todo lo que se puede desear, sólo por lo natural. La primera está a la Puerta del Campo, a la que se sale desde la plaza por una calle muy larga, y en el muro se hizo, para la entrada de los reyes, una puerta más alta que él, con triunfos, por lo cual caben tres o cuatro coches emparejados por ella, con su cornisa, y sobre ella su frontispicio entre dos conejos muy lindos, y en el ornamento del arco sus metopas y triglifos, con su cornamenta.» (Tomé Pinheiro da Veiga: Fastiginia o fastos geniales; traducción de N. Alonso Cortés; Valladolid, 1916; pág. 196.)

Damasio de Frías, en su Diálogo en alabanza de Valladolid (apud N. Alonso Cortés: Miscelánea vallisoletana; 2.ª serie; Valladolid, s. a.; pág. 127), escribe: «Aquel hermosíssimo Campo y Puerta que llaman por excellencia dél, parece que gana, con su spaciosa grandeza y llanura, de boca de quantos lo veen, la preeminencia de la mejor salida, no solamente de Valladolid, pero aun de toda Europa. Está, señor, como presto veréis, este gran Campo, de grandeza y circuyto de vna buena villa, cercado todo de muy gentiles edificios, entre los quales ay siete templos y hospitales, que son: la Resurrección, Corpus Christi, Saint Juan de Letrán, Nuestra Señora de la Consolación, el Carmen, Santo Spíritu, el Sacramento y el Humilladero.»

Según Covarrubias (s. v. Campo), díjose «Puerta del Campo en Valladolid, por estar, en saliendo della, vn gran campo (el Campo Grande), y éste cercado de edificios». Según otros, «por haber concedido el rey Don Fernando IV campo en este sitio para una liza a los caballeros Pedro de Benavides y Pedro Alonso de Carvajal». (Véase Madoz: Diccionario Geográfico; XV, 569.)

En 1626 se construyó el arco de Santiago, en el lugar donde estaba situada la antigua Puerta del Campo (Sangrador: obra citada; I, 635). (Véase también el tomo II de las Novelas ejemplares, pág. 274, l. 31.) (N. del E.)

 

4

M.: «quiça». (N. del E.)

 

5

131-16. El texto: llegandole. (N. del E.)

 

6

M.: «llegandose». (N. del E.)

 

7

131-17. Sobre un alférez Campuzano, que estuvo en Orán por los años de 1587 y 1588, véase a Eustaquio Fernández de Navarrete, en el tomo XXXIII, pág. XLI, de la Biblioteca de Autores Españoles.

Luis Zapata, en su Miscelánea (tomo XI del Memorial histórico español; pág. 129), trae esta anécdota:

«Murió un soldado muy valiente en la guerra, muy desesperado de que le habían hecho un agravio sobre una presa que hizo su general, Antonio de Leiva. Estando ya a la muerte, dijéronlo que se confesase y que hiciesse testamento. Confesarse no quiso por entonces, mas proveyó donde le enterrasen y que sobre su sepultura se pusiese esta letra: “Aqui yace Campuzano, cuya alma llevó el demonio, y su ropa el señor Antonio”.»



(N. del E.)

 

8

132-30. Véase el tomo II de Comedias y Entremeses, pág. 196, l. 8. (N. del E.)

 

9

M.: «S. Lorente». (N. del E.)

 

10

M.: «ofreciosele». (N. del E.)