77-28. Sobre la
industria de los pagadores, escribe Diego
Núñez Alva, en sus
Diálogos de la vida del soldado
(Salamanca, 1552):
«Aueis de saber que yo era pagador, y quando a los
soldados les tomaua la muestra, haziame muy zeloso del seruicio del Rey, y no
consentia passar moço alguno; y tenia gran vigilancia en mirar bien las
señas, para que no passasse algun criado de señor, o otra persona
en nombre de algun soldado que fuesse ido o muerto. Los capitanes despues,
hallandose con tantas plaças menos, o se venian ellos a la noche a mi
posada, o me embiauan sus alfereces, rogandome que, por amor de Dios, que no
les deshiziese las compañias; que les voluiese las plaças y que
nos partiessemos las pagas. Y de esta manera me aprouechaua tanto solo yo, como
todos los capitanes de vn tercio, y aun mas, porque ellos auian de partir con
sus alferezes y sargentos, y gastarlo con sus soldados, y yo, quando mas, me
partia con otro. Allende desto, no auia faltado el soldado a la muestra, quando
le borraua la plaça; despues él venia a rogarme que se la
uoluiesse. Y, quando mucho acabaua conmigo, era que la plaça le
bolueria; mas que no le podia dar la paga. Y assentaualo por pagado, y echauame
yo la paga en mi bolsa, premio de treinta malos dias y malas noches que el
malaventurado auia seruido. Y allende de todo esto, al dar de las cuentas
(hazme la barba, hazerte he el copete), siempre encaxaua un zero
demassiado.»
(Edición Fabié; Madrid, 1890; pág. 89;
de la colección de
Libros de antaño.)
Sobre los abusos en los alojamientos, y demasías de los
soldados, véase la
Vida del soldado español Miguel de
Castro (1593-1611). (Edición Paz y Mélia; Madrid, 1900;
págs. 6 y 7.) (N. del E.)
18
78-7.
«Híceme de la banda de los valientes, de los de
Dios es Cristo; púseme mi
calzón blanco, mi media de color, jubón acuchillado, y
paño de tocar, que todo me lo enviaba mi dama, etc.»
(Guzmán de Alfarache; II, lib.
III, cap. VIII.)
«Fuíme a casa de un amigo, donde después de
haber envasado algunas cántaras de vino para quitar el mal gusto del
agua, y puesto a lo de
Dios es Cristo, comencé a pasearme
como un conde, comiendo como cuerpo de rey, honrado de mis amigos, temido de
mis enemigos y acariciado de todos.»
(Luna:
Lazarillo de Tormes; segunda parte; cap.
VII.)
(N. del E.)
19
78-10. Dos comentarios de Garcilaso había, en la
época en que Cervantes escribió
El Licenciado Vidriera: el del Brocense
(Salamanca, 1574) y el de Fernando de Herrera (Sevilla, 1580). No debían
de agradar a Vidriera tales comentos, y tal vez llevaba la edición de
Madrid, 1570, o la de Venecia, 1553, que carecen de anotaciones. Por lo
demás, algunas de las ediciones que contienen el comento del Brocense
(como las cinco de Salamanca, 1574, 1577, 1581, 1582, 1589, y la de
Nápoles, 1604) son de pequeño y lindísimo tamaño,
muy a propósito para viaje. (N. del E.)
20
78-28. Lo mismo que
almandarahe,
almandarache o
almandaraque, que, según Guadix (Diccionario, manuscrito de la Biblioteca Colombina), equivale
a puerto no natural, sino hecho a mano, y es vocablo usado en Italia y
España. En efecto, el puerto de Génova está formado
artificialmente por la echazón de dos inmensas moles: el
Molo-Vecchio al Este, y el
Molo-Nuovo al Oeste.
Robert W. Carden, en su libro
The City of Genoa (London, 1908;
pág. 133), escribe:
«The port... was evidently exposed
to the violence of the weather, as in 1245 a large part of the shipping was
destroyed by a storm, and about fifteen years later the bay at this point was
deepened by Marino Boccanegra and a wall built,
the little basin being known as the
Mandraccio. It is uncertain when the Molo vecchio was begun: even Spotorno
fails to find any better authority than the annals of Giustiniani, and says:
“Some have written that in 1283 the Molo of the harbour was commenced”, and
adds, that under any circumstances a portion of it was completed in
1300.»