101
Purg., XVI, 104-6; y Par., XII, 85-7. Petrarca, Triumphus Fame, II, 95-7.
102
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(Gómez Manrique, El planto de las virtudes, op. cit., pág. 82) |
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(Íd., obra sin título, en F-D., II, pág. 60) |
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(D. Guillén de Ávila, Panegírico, op. cit., fol. 44) |
103
Los doze Triunphos de los doze Apóstoles, en F-D., I, pág. 366.
104
Cfr. Joaquín Gimeno Casalduero, La profecía medieval en la literatura castellana y su relación con las corrientes proféticas europeas; y Origen y significado de una alegoría: Juan II en el «Decir» de Francisco Imperial, ambos en Estructura y diseño, op. cit.
105
Cfr. Francisco Madrid, La vida altiva de Valle-Inclán, Buenos Aires, Editorial Poseidón, 1943, pág. 102.
106
Cfr. Ángel Lázaro, Rosalía de Castro, Madrid, 1966, pág. 86.
107
«¡Estampas de Romero Boelle, pintadas sobre ese marfil de nuestras tardes en agonía, con transparencias misteriosas! Maravillas para decorar aquellos primeros y primorosos libros gallegos que nos dejó el mejor de nuestros escritores, don Ramón del Valle-Inclán» (Absorto..., manuscrito).
108
Cfr. Ramón González Alegre, «Recuerdo de la obra de Luis Pimentel», en El Progreso, Lugo, 6 noviembre 1959.
109
Hay una sola excepción. En «Marcha fúnebre pra Rosalia» aparece tachada la palabra mouro que sigue a campo y precede a de ferro.
110
La versión gallega de este poema fue publicada en el diario lugués Vanguardia Gallega, número 74, 1.º enero 1932. Es una traducción literal de los nueve versos del original, pero a continuación aparecen más versos, de modo que el poema alcanza los veinticinco. Sin embargo, a partir del verso 10 no se habla para nada de una sala de visita, sino de un anochecer de hospital. Hay una nota al verso 10 que dice: «Este poema forma parte dun libro que publicaré: Diario de un médico de guardia.» Por otra parte, tenemos también en manuscrito independiente, en gallego, los versos 10 a 25 de Vanguardia. Todo ello nos hace creer que se trata de dos poemas fundidos o soldados por error no imputable, naturalmente, a Pimentel, sino al traductor o al impresor.
En Barco sin luces, pág. 43, hay otra «Sala de visita» distinta de ésta.