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1

Leo ya (ABC, 30 enero 1972), en una carta de un alto mandatario del Ministerio de Educación Nacional, contestario. Si no es una errata (que no lo creo), ese contestario sería a contestatario lo que Mineralogía a Mineralología, competividad a competitividad, etc. El trozo dice así: «Francia registró... una profunda convulsión de la vida universitaria, que alcanzó tintes trágicos..., y así el gesto contestario se ha ido produciendo sistemáticamente en gran parte de las Universidades del mundo...».

 

2

Responder, en cambio, tenía un contenido contractual. Se responde a una pregunta, pero se contesta a una afirmación (véase Álvaro d'Ors, «Papeletas semánticas», en Boletín del Instituto Caro y Cuervo, 1949, V, pp. 63-64).

 

3

«En una contestación sobre política entre... Flórez Estrada y don José Calatrava...» (Alcalá Galiano, Recuerdos).

«Mientras duraban las contestaciones respecto de la suerte del hijo de Luis XVI, murió el desgraciado huérfano». (Espíritu del siglo, 5, 29).

 

4

Aunque estamento con valor político sea de la lengua del XIX (el de próceres y el de procuradores, pertenecientes al Estatuto Real, de Martínez de la Rosa, 1834), la voz venía ya del XVIII. En 1767, la Pragmática sobre el estrañamiento de los Regulares de la Compañía, dice: «Igualmente dará a entender a los Reverendos Prelados Diocesanos, Ayuntamientos... y demás Estamentos o Cuerpos políticos del Reyno, que...».

 

5

Política y Sociología hablan hoy mucho de marginar, marginación, marginal (y a ambos lados del Atlántico): «Marginado de la política por Daza... tuvo que aceptar...», leo en un diario colombiano (1946). Un estudio sociolingüístico sobre Canarias, recién aparecido, obra de uno de nuestros más distinguidos dialectólogos, dice: «Los grupos marginales: ...se va dando coherencia a toda una clase de actividades específicamente urbanas, y trabadas las unas con las otras, mientras que se margina lo que no depende de ellas» (Manuel Alvar Niveles socio-culturales en el habla de Las Palmas de Gran Canaria, 1972, p. 189).

 

6

Prueba de su generalización la encuentro, aparte de su frecuencia en guías, repertorios, etc., de viajes, en la prensa diaria y en la literatura. En ABC (30-XI-1965) leo: «Cuando un grupo de jóvenes se encontraba reunido en un motel celebrando una fiesta, el viento huracanado arrancó de cuajo el tejado de la casa y dejó caer sobre aquéllos una lluvia de cascotes y escombros». En cuanto a su uso literario, un escritor tan pulcro y delicado como Manuel Halcón lo ha incorporado a su prosa: «Más detrás, el poblado. Casas, hoteles, moteles» (Desnudo pudor, 1964, p. 39).

 

7

Ya en 1921, güisqui era señalada por los vocabulistas hispanoamericanos. En 1967, el Diccionario de María Moliner dice: whisky, pronunc. uisqui o güisqui... Solución fonética idéntica ha sido la adoptada, a lo largo de la historia del idioma, por numerosas voces cuya etimología presentaba sonidos parecidos a la que ahora nos ocupa. Una lista sería algo enojoso. Basta con mirar cualquier diccionario.

 

8

Comp. esta copla de un baile popular:


0   Una tarde de verano,
vos con tu perro y tu pingo,
yo te sebo mate amargo,
y tu me besás, ¡qué lindo!



al lado de esta otra de Martín Fierro:


   Y sentao junto al jogón
a esperar que venga el día,
al cimarrón se prendía
hasta ponerse rechoncho,
mientras su china dormía
tapadita con su poncho.



El mate, además encierra, con sus variedades, todo un lenguaje amoroso. (Véase Tito Saubidet, Vocabulario criollo, Buenos Aires, 1945).

 

9

Otras voces de este campo semántico, que también entran ahora, son: aguantador, -ora, «dicho de la yerba mate, rendidora»; caldera, «recipiente en que se calentaba el agua para el mate»; galleta, «calabacita para tomar mate o para contener líquidos» (figuraba ya, pero de otra manera); poro y porongo, de que trato entre los indigenismos; rendidor, -ora, «yerba cuya cebadura proporciona el mayor número de mates de buen sabor»; yerbear, «matear». Como es natural, el Río de la Plata es la localización básica de todos ellos.

 

10

De igual característica es bienmesabe usual en Andalucía, Canarias, Cuba y Venezuela: «Dulce que se hace con yemas de huevo, almendra molida, azúcar, etc.». También se aplica el nombre a otros dulces de diferente composición.