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A veces el mar tiene
un extraño sosiego
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¿Adónde van los sueños,
la sonrisa,
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Ahogado en soledad,
duela de olvido,
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Al hombre que me
mira en el espejo
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Bésame la
boca
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Borracho de
tabernas, papel y bibliotecas,
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Cuántas veces,
la frente en los cristales,
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Disfruta, sí,
los zumos de Sileno,
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Dormidas en el
ático han quedado
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El día que me
enterraron
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En mi cocina vive
una cucaracha roja.
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Es día de
difuntos, exequias de noviembre,
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Es una mezcla de
perfume y sueño.
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Esa noche bailaron
el vals de la ternura
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Esta solía
ser la calle donde jugabas,
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Este espejo del
cuarto de baño
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Fue lo único
que mereció la pena
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Hay noches en las
que el insomnio avisa
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Hay tintes de
domingo, hay esencias
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Hay una luz de
claustro en esta foto,
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He salido del cine
esta tarde de invierno
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Hoy ha amanecido
pronto en el sanatorio
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Hoy la calle no
tiene el rumor de otros días
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Hoy te escribo
porque sé que estás sola
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Hoy, como
siempre,
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Jamás lo
olvidaré. Por las ventanas
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La diaria
trashumancia del barro,
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La hueca soledad de
ruinas calladas
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Lo que un día
dejaste en el agua del pozo
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Luna blanca
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Magnolias en mis
sábanas dejaba,
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Me gusta cómo
huele la tarde en los plumieres,
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No encuentro la
razón de esta tristeza
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No tardes. Si no
vienes la tarde es una hoguera
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Os miro y viene el
humo de la infancia
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Porque sabes que es
tangible el dolor
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Qué estupidez
a mis años
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Qué
más quisiera.
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Quema las fotos de
los álbumes,
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Quiero vivir, vivir,
estar despierto
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Recuerdo los naranjos
y la aulaga
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Se prohíbe
pensar en las tardes de octubre
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Si he venido a colmar
de enredaderas
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Siempre fuiste
viajera golondrina de tardes
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¿Te acuerdas
de aquel sol, de aquel venero
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Viña baja de
luna, alta nube de pinos,
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Ya lo sé. No
hace falta que me escribas postales,
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Ya sabes. Es tan
bello este ostracismo,
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Yo muero en ti al
morderte la madura