31
Ibídem, p. 20.
32
Carlos Maggi: «Confusión nº 21. Entre adormilar y despabilar», La república desoriental, Ediciones de la Plaza, Montevideo, 1995, pp. 89-90.
33
Acerca del aporte del proceso de planificación a la producción de información sistemática sobre el proceso económico y social en Uruguay puede consultarse Celia Barbato: «Economía», Ciencia y tecnología en el Uruguay, CINVE-Minísterio de Educación y Cultura, Montevideo, 1986. Una mirada más general sobre el legado de la CIDE puede verse en Adolfo Garcé: «Ideas y competencia política: revisando el "fracaso" de la CIDE», Revista Uruguaya de Ciencia Política, nº 11, FCU, Montevideo, 1999.
34
Uno de los pocos intelectuales de la época que combatió la tergiversación del pensamiento rodoniano fue, por supuesto, el profesor Ardao. El libro más representativo de la protesta de Ardao ante el proceso contra el autor de Ariel es: Arturo Ardao: Rodó, Biblioteca de Marcha, Montevideo, 1970. En este libro, Ardao examina minuciosamente los «principales cargos sobre los que se ha montado el llamado "proceso", o "sucesivos procesos" contra Rodó» (p. 11).
35
Rodó: Ariel, o. cit., p. 246.
36
Ibídem, p. 247.
37
José Enrique Rodó: Motivos de Proteo, Obras completas, Aguilar, Madrid, 1967, p. 309.
38
Ibídem, p. 311.
39
Ibídem, p. 490.
40
Platón distingue tres «principios» o «almas»: el principio racional, el principio pasional y el principio apetitivo. El hombre justo es aquél que logra que el principio racional domine al principio apetitivo. Para ello requiere el auxilio del principio pasional. Ver: La República, Libro II, § 443 y Libro IX § 588 (c, d, e).