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ArribaAbajo Cuando Borges escribía en alemán. Otro texto recobrado58

Lila Bujaldón de Esteves


En 1921 Jorge Luis Borges escribió una carta al poeta expresionista alemán Kurt Heynicke. La carta estaba acompañada por un poema propio que el joven Borges traducía al alemán para que pudiera ser leído y comprendido por Kurt Heynicke. Borges titulaba al poema «Sudlicher Morgen», esto es, «Mañana del Sur».

Dicha traducción puede considerarse un nuevo «texto recobrado» a incorporar entre los ya exhaustivamente reunidos por Emecé en 199759, ya que si bien guarda un estrecho parecido con el poema «Mañana» allí recuperado, «Mañana del Sur» puede considerarse una variante del mismo por las significativas omisiones y notorios añadidos introducidos allí por su autor y traductor.

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En su Autobiografía60 Borges ha recordado otros experimentos intentados en esa primera época de tanteos poéticos, como la escritura de sonetos en francés e inglés, así como también se ha conservado la traducción al francés que hizo de poesías de sus juveniles amigos españoles.

Más allá de estos primeros años de experimentación, Borges es también reconocido por su amplia y sostenida tarea como traductor de poesías y cuentos provenientes de los distintos ámbitos lingüísticos en los que se movía holgadamente, a saber, el inglés, el francés y el alemán.

Pero lo novedoso de este texto recobrado, de «Suedlicher Morgen», es que en esta oportunidad emprende la tarea de traducirse a sí mismo, en el marco del entusiasmo juvenil por dar a conocer sus propios versos a poetas admirados, como lo eran los expresionistas alemanes, y a los que a su vez ya estaba traduciendo y publicando en español. Reconocido por Borges y puntualizado por sus biógrafos y críticos es el respeto que le mereció este movimiento de vanguardia, con cuyo trasfondo el joven argentino se inició en el mundo de las letras. Si se ha fechado el período de ebullición del Expresionismo alemán entre 1910 y 1920, estos años coinciden con la adolescencia que Borges transcurrió en Suiza. Por su neutralidad, Suiza albergó importantes grupos de escritores pacifistas y posibilitó la circulación de novedosas publicaciones expresionistas, sobre todo llevadas a cabo en revistas y antologías poéticas que estaban censuradas en la Alemania bélica de la Primera Guerra Mundial. Paralelamente, el aprendizaje electivo del alemán, ya que en la escuela ginebrina debió apropiarse del francés, permitió al joven Borges acceder y simpatizar con la producción poética del momento antes de trasladarse a España en 1919. Allí se transformó inmediatamente en el primer intermediario del Expresionismo literario para el mundo hispánico. En ese contexto es que se comprende la denominación de «nuevo Grimm» con que el español Rafael Cansinos Assens bautizara al joven discípulo y amigo argentino en el acertado retrato que trazara de él.

Por su parte, la no muy extensa carta que Borges escribe a K. Heynicke desde el barco que lo conduce de vuelta a la Argentina   —389→   aporta varios datos nuevos sobre esa primera etapa de su vida poética, etapa que ha ido reconstruyéndose lentamente y en parte con la oposición del Borges maduro.

A la vez, como es característico y valioso de la correspondencia epistolar, la carta nos transmite con inmediatez absoluta la emotividad, el entusiasmo y la espontaneidad de un joven poeta que quiere entrar en comunicación profunda con un autor admirado. Con esta voluntad el joven Borges envía a K. Heynicke la traducción mencionada. Si el autor alemán le ha hecho llegar ya uno de sus libros, Borges le anuncia a su vez la próxima edición de uno propio con sus versos.

Por otra parte el material manuscrito del joven Borges que hoy publicamos contribuye a enriquecer el tema de su relación con la lengua alemana, plasmada poéticamente muchos años más tarde en su famoso poema «Al idioma alemán»61: «[...] Pero a ti, dulce lengua de Alemania, / Te he elegido y buscado, solitario. / A través de vigilias y gramáticas, / De la jungla de las declinaciones, / Del diccionario, que no acierta nunca / con el matiz preciso, fui acercándome...».

Del manejo «pasivo» logrado hacia 1918 para poder acceder a la lectura de autores que le interesaban, tales como Heinrich Heine -o Schopenhauer, continuando con las traducciones al español de los poetas expresionistas que lo entusiasman, pasa el joven veinteañero a usar el alemán para comunicarse directamente con los poetas coetáneos de vanguardia. Esta modalidad de Borges de estar en contacto epistolar con espíritus afines o escritores apreciados, de entre los cuales varios pertenecieron al ámbito germánico, se mantuvo a través de los años mientras su vista lo permitió, aunque lamentablemente no se hayan encontrado hasta ahora otras cartas en alemán firmadas por él62. Este sería el caso de escritores como el austríaco Gustav Meyrink, autor de   —390→   El Golem63. Para apoyar la existencia de esta modalidad respecto del uso del alemán mencionemos que en el legado del germanista Alfredo Cahn se guardan tarjetas escritas en alemán, enviadas por Borges en Buenos Aires, para agradecer elogiosamente el envío de sus traducciones de Stefan Zweig64.

La carta65

Compañía Trasatlántica Barcelona
Vapor Correo
Reina Victoria Eugenia

Cálidas, humanas gracias por El
rostro sin nombre. Con verdadera
devoción he disfrutado las etapas de
este libro.
Envío una traducción -una muy
mala, quizás, pues nunca he aprendido correctamente la
gramática alemana-
de un poema de mi libro
-¡aún inédito!-: Crucifixión
de Sol «Die Kreuzigung der Sonne».
Viajo ahora a Sudamérica.
Dentro de medio año, de vuelta en
España, aparecerá mi libro,
junto con el tomo de poesías de mi
amigo Garfias: «Estrella
de mil puntas».
Nuevamente mi agradecimiento entusiasmado
por El rostro sin nombre.

Cordialmente
Jorge Luis Borges

Mi dirección actual:
Lista de correos. Buenos Aires (Postlagern). Argentina.


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La ausencia de fecha en la carta es compensada por el membrete del papel en que está escrita, donde se lee: «Vapor Correo Reina Victoria Eugenia». Además, entre otras noticias, Borges comunica al destinatario que se encuentra en viaje a Sudamérica. Es decir que la carta fue escrita entre el 466 y el 24 de marzo de 192167, período en el que Borges viajó con su madre y hermana desde Barcelona hasta Buenos Aires, después de siete años de estadía en Europa.

Las noticias de los diarios completan la crónica de este regreso que se volverá «iniciático» para la evolución poética de Borges. Acompañados por otros mil pasajeros, tanto de «cámara» como «inmigrantes», los Borges viajan 20 días pasando por Málaga, Cádiz, Tenerife y Montevideo. La travesía ha sido feliz, con palabras de la empresa, y se nombra a españoles importantes que han desembarcado en Buenos Aires, entre ellos, artistas que vienen a dar vida a la temporada invernal del Teatro Victoria. A las 9 de la mañana del 24 de marzo de 1921 ha entrado el paquete a la Dársena Norte y desde la cubierta los Borges divisan seguramente al padre, vuelto a la Argentina el año anterior, acompañado por el entrañable amigo Macedonio Fernández, escena y personaje que no quedará olvidada en los recuerdos: «Cuando desembarcamos en la Dársena Norte estaba esperándonos con su figura diminuta y su bombín negro, y terminé heredando de mi padre su amistad»68.

Durante los años en Europa, Borges había cursado su escuela secundaria en Ginebra y, terminada la Guerra, había iniciado su vida   —392→   literaria en España, integrándose a los recién conformados grupos ultraístas. Había visto aparecer ya sus primeros ensayos, traducciones y poesías en las revistas españolas69, ambiente al que se sentía pertenecer y al que, a pesar del Atlántico que ahora lo separaba, quedaría ligado por un tiempo. De allí que escriba en la carta: «Dentro de medio año, de vuelta en España, aparecerá mi libro...». Los Borges volvieron por segunda vez a Europa recién a fines de 1922, es decir más de un año después de lo anunciado por el novel autor a K. Heynicke en la carta que nos ocupa. Sin embargo durante esos años de 1921 y 1922 siguieron apareciendo sus contribuciones en España y continuó estrechamente unido a la reciente etapa europea de su vida, como lo muestra la abundante correspondencia conservada con amigos españoles, tales como Jacobo Sureda70, y también con los antiguos compañeros suizos.

Tampoco el destinatario de la carta está nombrado directamente, pero sí indirectamente a través de la obra que Borges pasa a agradecer, agradecimiento que constituye el motivo de la carta. Se trata de: Das namenlose Angesicht. Rhythmen aus Zeit und Ewigkeit (El rostro sin nombre. Ritmos hechos de tiempo y de eternidad), tomo de poesías de Kurt Heynicke aparecido en 1919 en la editorial de Leipzig «Kurt Wolff», famosa por editar a los principales expresionistas71. El rostro sin nombre había obtenido el importante Premio Kleist en ese mismo año de 1919.

Antes de esta carta, podemos reconstruir la existencia de otras72, iniciadas con el envío que hace Borges a K. Heynicke de la revista   —393→   Grecia del mes de agosto de 192073. En este número de Grecia aparecen los poemas «Detrás del frente» y «Esperanza» del poeta alemán como ejemplo de la literatura expresionista que Borges intenta definir, a la vez que presentar al mundo hispánico a través del breve artículo que las antecede74. En el curso de 1921 volverá a aparecer en Madrid otro poema de K. Heynicke, esta vez de amor, traducido por Borges75, y tomado de El rostro sin nombre76.

Kurt Heynicke (1891-1985)77 pertenecía al grupo de poetas expresionistas que publicaban en la revista Der Sturm, pero que más allá de la temática de las terribles vivencias sufridas en los campos de batalla dejaba espacio a una lírica tradicional orientada hacia el himno religioso de la armonía universal. El libro El rostro sin nombre ofrece varios capítulos que pueden leerse como una biografía poética de su autor; uno de ellos, por ejemplo, ocupado por la experiencia de las trincheras, «Die Hoelle Erde» (Infierno Tierra), y otro, por el descubrimiento del amor, «Der Garten Liebe» (Jardín Amor). De allí que Borges mencione su lectura como el seguimiento de estas etapas, a la vez que califique como de «devoción» o «unción» su actitud como lector, sensible al tono de dichas etapas y poesías.

Quizás el aporte más novedoso de la carta «recobrada» para la investigación borgesiana sea la mención que Borges hace del libro de poemas, Crucifixión del Sol, que el joven poeta está por publicar y para el que adelanta una fecha de aparición, prevista para antes de la finalización de 1921. Esta afirmación añade otro título a los dos libros   —394→   confesamente destruidos por Borges de esta etapa juvenil. A ellos aludió Borges en su Autobiografía78 y en otros testimonios personales. Aquellos libros destruidos fueron: Los naipes del tahúr y Los ritmos rojos o Los salmos rojos. Borges precisa además que Crucifixión del Sol aparecerá integrando un tomo lírico conjunto que su amigo Pedro Garfias editará a su vuelta a España con el título de Estrella de mil puntas. Es decir que tantas precisiones dejan suponer un proyecto firme por parte de ambos jóvenes amigos, tanto de Borges como de Garfias, que luego no llegó nunca a concretarse.

El título adelantado para el libro que nunca vería la luz es parte del lenguaje poético del Borges temprano y alude en primer lugar a la hora del día por entonces más visitada por su pluma: el atardecer. En el poema «Motivos del Espacio y del Tiempo» (1916-1919) el tercer verso dice: «Desde la proa yo veía la crucifixión del sol y el oleaje / púrpura...»79. Además de las vicisitudes propias de planes juveniles a tantos kilómetros de distancia se puede atribuir parte de su fracaso a la repentina desaparición de Pedro Garfias de los círculos ultraístas, desaparición cuyos motivos aún hoy se discuten.

A Pedro Garfias atribuía Borges el haberlo presentado a Rafael Cansinos Assens80 y por ende haberlo introducido en el círculo del Café Colonial de Madrid. También habría cabido a este poeta «andaluz» similar papel crucial al presentar al joven argentino a Guillermo de Torre en «la mismísima Puerta del Sol»81.

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Pedro Garfias (1901-1967)82 participaba de la causa del ultraísmo junto a Rafael Cansinos Assens desde 1918, recitando en veladas ruidosas versos propios y ajenos; también publicaba en las revistas ultraístas y su nombre fue parte importante y siempre presente del Ultra hasta abril de 1921, en que desapareció totalmente de grupo por razones nunca comprobadas. Tampoco publicó entonces un libro que había anunciado, Ritmos cóncavos, y se esfumó bruscamente de la vida literaria de Madrid. Más tarde, en 1926, apareció su primer libro de poesías: El ala del Sur83.

Hay que destacar, por otra parte, la valoración especial que Borges otorga en sus primeras apariciones escritas en la Argentina a Pedro Garfias, tanto cuando presenta al Ultraísmo en forma teórica, como cuando lo ejemplifica con poemas ultraístas84. Este el caso del primer número de Prisma85, en que introduce los poemas «Risas» y «Éxtasis» de su amigo Pedro Garfias, mientras que en su ensayo de la revista Nosotros incluye otro titulado «Andar»86. También Borges elige reiteradamente como ejemplo de metáfora excepcional la de su amigo Garfias: «el mar es una estrella. / La estrella de mil puntas», que precisamente había sido elegida como título del tomo de poesías que pensaban editar juntos. Pero quizás lo que más nos sorprende en el vocabulario ensayístico y poético de Pedro Garfias es la asiduidad con que usa las expresiones «fervor», «fervoroso», «unción fervorosa», trasunto de un estado de ánimo y actitud que seguramente compartían con el joven amigo Borges en los encuentros españoles y que reaparecerá en el título del primer libro de poemas del argentino, Fervor de Buenos Aires.

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La carta del joven Borges a K. Heynicke termina con la reiteración del agradecimiento por el libro Das namenlose Angesicht, para finalizar remitiendo como dirección a una «lista de correos» que habla de la precariedad inicial de su instalación en la ciudad a que retorna.

El poema traducido «Sudlfcher Morgen»



Sudlicher Morgen an Kurt Heynicke
Die Fahnen sangen reife Farben
Der Wind
Ist in den hollen Händen ein Bambuszweig
Wie ein klarer Baum
die Welt
wächst auf
Ueber die Dächer          schallt
Der Hahnenschrei der Sonne
In allen Augen berst das Licht
Der Sonnensporen
Mein Schatten fällt
      ein welkes Blatt
Himmel fliegt hoch
Die schwarzen Vögel rudern
wie losgewordne Nächte
Der junge Morgen
Auf meiner Schulter singt wie ein anderer Vogel

Jorge Luis Borges
(transcripción de la versión alemana del facsímil C)



(Mañana del Sur87
       A Kurt Heynicke
Las banderas cantaron colores maduros
El viento
es en las manos huecas una vara de bambú
Como un árbol claro
el mundo
crece
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Sobre las azoteas          suena
el canto del gallo del sol
En todos los ojos estalla la luz
de las espuelas del sol
Mi sombra cae
      una hoja marchita
El cielo vuela arriba
Los pájaros negros reman
como noches errantes
La mañana joven
Sobre mi hombro canta como otro pájaro

Jorge Luis Borges)
(Traducción literal «ad hoc» de Lila B. de Esteves)


En el primer número de la revista Ultra88, que sale a la luz mientras Borges llega a Buenos Aires, aparece el poema «Mañana» dedicado al poeta ultraísta, Antonio M. Cubero, desaparecido luego del ambiente literario madrileño89. «Mañana» es sin dudas el poema que está en la base del traducido y dedicado por el joven autor para K. Heynicke. Este poema no integró ninguno de sus libros de poesías posteriores y, según los dichos del joven Borges en la carta a K. Heynicke, estaba destinado al tomo «Crucifixión del sol».




Mañana


A Antonio M. Cubero




Las banderas cantaron sus colores
      y el viento es una vara de bambú entre las manos
El mundo crece como un árbol claro
Ebrio como una hélice
      el sol toca la diana sobre las azoteas
      el sol con sus espuelas desgarra los espejos
Como un naipe mi sombra
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ha caído de bruces sobre la carretera
Arriba el cielo vuela
      y lo surcan los pájaros como noches errantes
La mañana viene a posarse fresca en mi espalda.


Jorge Luis Borges                


El propio Borges caracteriza abarcadoramente la temática de los poemas de este período: «Como ves -escribe a Jacobo Sureda- sigo barajando los ponientes y las etapas del día»90.

Gloria Videla de Rivero, profunda y precursora estudiosa del paso de Borges por el Ultraísmo española91, escogió el poema «Mañana» como ejemplo de su poesía temprana, juzgándola «un ensayo juvenil, verdadero alarde de imágenes... para describir el amanecer con su frescura y claridad, las primeras luces, las sombras alargadas, la vida que renace»92. Podríamos añadir que la fuerza y el tono de estos primeros poemas de Borges, coincidentes con la «perenne juventud» a que aspiraban sus amigos ultraístas, transmiten una fuerza, optimismo, alegría, seguridad y osadía que hallamos concentrados en las innumerables banderas que ondean por doquier en sus versos.

El poema traducido al alemán, enviado y dedicado a Kurt Heynicke en aquellos mismos días, guarda a ojos vistas grandes similitudes con «Mañana» como para constatar que se trata del mismo poema, pero a la vez introduce modificaciones que hacen de «Mañana del Sur» una interesante variante del mismo.

El joven autor duda en la carta a K. Heynicke de la calidad de la traducción que ha llevado adelante, basándose en la precariedad de   —399→   sus conocimientos del alemán, hecho sin embargo insuficiente para explicar los cambios y omisiones observables ocurridos entre ambos poemas.

El primer cambio interesante es el del título del poema. El título «Mañana del Sur» apunta a circunscribir y poner de relevancia un ámbito geográfico prestigioso poéticamente, asociado a lo mediterráneo y presente en otros poetas coetáneos españoles, como lo hará luego su amigo Pedro Garfias en el libro de poemas «El ala del Sur». En este tomo, además del poema de Pedro Garfias que da nombre al libro, hallamos el poema «Sur» que precisamente está dedicado a presentarnos el milagro que significa el comienzo de un nuevo día y que termina así: «Mira / la mañana inflada alza el vuelo»93.

Seguramente que Borges, después de los años vividos en Ginebra y por ello conocedor de las mañanas centro-europeas, prefirió circunscribir el delirio de luz de su «Mañana» a las coordenadas geográficas meridionales. Además puede haber jugado con el atractivo que todo lo meridional ejerce tradicionalmente sobre el imaginario nórdico, especialmente en lo que respecta al sur como un «locus amoenus» de un clima y luminosidad perfectos. Nos hubiera gustado asociar la asociar la mañana sureña del poema con la circunstancia del viaje del joven poeta para reencontrarse con Sudamérica, pero el peso de las múltiples mañanas ultraístas de un Garfias y del mismo Borges nos impiden adelantarnos en el tiempo a otros sures prestigiosos elegidos por el autor. Esta primera operación en la traducción puede caracterizarse entonces como de alejamiento o de «exotización» del poema respecto del ámbito cultural al que va destinado.

Sin embargo el resto de los cambios que el joven traductor introduce responden a la voluntad de acercar el poema al Expresionismo, del que K. Heynicke era un importante exponente. Estas modificaciones apuntan a eliminar del poema «Mañana» el tono marcial que suscitan algunas imágenes y comparaciones, tono opuesto al anhelado pacifismo de los jóvenes expresionistas. El sol ya no despierta militarmente con una «diana», sino que lo remplaza el canto del gallo; las espuelas tampoco causan destrozos irreparables, sino que su luz parece   —400→   contener las esporas germinales que producen vida94. Si por el contrario nos atenemos al sinónimo que significa espuela en alemán, no son ya los espejos, los charcos de agua, los desgarrados por ellas, sino que el impacto recae sobre el hombre, el género humano, que lo contempla, reducido a sus grandes órbitas expresionistas.

Otra modificación importante está dada en el número de versos -de 11 pasa a 17 en la traducción- y en la extensión de los mismos. En alemán elige versos muy breves y elimina los nexos existentes en la versión española, en un claro intento por acercarse a los poemas expresionistas, al mismo tiempo que prodiga adjetivos, eludidos programáticamente por los ultraístas.

Pero quizás el ejemplo donde es más evidente el intento del autor-traductor por ser «más expresionista» se halla en la eliminación de la metáfora ultraísta más audaz de «Mañana», «ebrio como una hélice», metáforas futuristas de las que más tarde abominaría explícitamente95. También elimina la comparación de la sombra con un naipe caído sobre la carretera para reducirla y cambiarla por una hoja marchita, propia del mundo natural y más amable y transitada por sus colegas expresionistas.

El mayor esfuerzo poético realizado durante la traducción se halla en los dos últimos versos con que cierra el poema alemán, dignos de una antología expresionista96. En ellos cambia el verbo utilizado en la versión en español, «posarse» por «cantar», verbo ya escogido en el primer verso, reiteración que no sucede en el poema en español. Si las banderas cantaron colores plenos por el milagro de la luz matinal, también la mañana viene a cantar sobre el hombro del yo poético   —401→   «alemán». Además en la versión en alemán, el autor-traductor une la imagen del cielo surcada por pájaros de los versos finales con la comparación explícita del pájaro posado sobre el hombro del poeta en el verso final.

En «Mañana del Sur» se ha mantenido el uso de la tipografía expresiva del poema en español, aunque en otros versos, recurso que cobra más efectividad por el carácter manuscrito del poema traducido que tenemos ante nuestros ojos.

Como breve conclusión podemos destacar que en un esfuerzo juvenil, quizás por única vez, Borges emprende la traducción de un poema propio con el objetivo de comunicarse e intercambiar poesía con un poeta expresionista admirado. En el intento apuesta al doble juego de resaltar la proveniencia «extraña» de la poesía, su diferente ámbito cultural de origen, a la vez que opera de manera de acercarla a los cánones expresionistas del destinatario, eludiendo las marcas más «ultraístas» de la versión española.

Quizás la variante que representa este poema traducido adelanta en pequeña escala el recuerdo admirativo que Borges guardaría siempre para con el Expresionismo, así como el olvido voluntario que hizo del Ultraísmo.

Por su parte la carta perfila a un poeta en ciernes, ansioso por entrar en comunicación con autores apreciados de otros ámbitos culturales, buscando un sincero diálogo poético y humano. La lectura de la carta a Kurt Heynicke nos impulsa a compartir con el Borges septuagenario los sentimientos que el juvenil poeta en gestación, allá por los años de Ginebra, despierta en él: «Yo, que no he sido padre, sentí por ese pobre muchacho, más íntimo que un hijo de mi carne, una oleada de amor»97.

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Carta de Borges

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Carta de Borges

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Carta de Borges

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