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Boletín de la Real Academia de la Historia. Tomo 12, Año 1888

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ArribaAbajoCuadernos I. Enero, 1888


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Además de las obras, lujosamente encuadernadas, de que se ha hecho cargo el Excmo. é Ilmo. Sr. Obispo de Madrid-Alcalá para ofrecerlas en homenaje respetuoso de nuestra Real Academia á Su Santidad León XIII, de las que dimos oportuna noticia1, se han enviado por el mismo conducto á la Biblioteca del Vaticano los 17 tomos de la España Sagrada2, que, según ha informado Monseñor Francisco Segna, nuestro Correspondiente en Roma, faltan á dicha Biblioteca para completar una colección tan digna de aprecio como de estudio en el centro del orbe católico.

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La Comisión de la Academia que entiende en la continuación y perfección de la España Sagrada tiene muy adelantados los trabajos para una nueva edición del tomo II, completamente agotado, que trata de la Cronología de la Historia antigua de estos reinos, aplicada á concilios y reyes, con tablas de cómputos eclesiásticos y uso de los ciclos. La Academia acordó que este volumen esté al nivel de los adelantos modernos, por cuya razón contendrá la sección, que el P. Flórez pasó por alto, referente al calendario y cómputo hebreo.

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Para la historia de los hebreos españoles en los últimos años del reinado de D. Juan I, no deja de ser notable el Padrón de los judíos de Valdeolivas, villa del partido de Priego, provincia de Cuenca, verificado en 22 de Marzo de 1388. Posee este documento D. Timoteo Domingo Palacio, archivero municipal de Madrid; y de él ha sacado la siguiente copia, que ha ofrecido á la Academia por medio del Sr. Fita, cuyas son las observaciones.

«Domingo veynte é dos dias de marzo del anno del nascimiento del nuestro Salvador Jesuchristo de mill é trezientos é ochenta é ocho annos, este dia en Valdeolivas en presencia de mí, pero Sánchez escrivano público en el dicho lugar, é de los testigos de yuso escriptos parescieron don çulema pardo é don simuel peralta moradores de este dicho lugar apreciadores é empadronadores del servicio de las doblas3 que nuestro sennor el rey requirió del aljama de los judíos del dicho lugar, Valdeolivas, este dicho anno. É los dichos don çulema é don simuel enpadronadores del dicho servicio, de las dichas doblas del dicho sennor rey de la dicha aljama del dicho lugar de valdeolivas, presentaron é fizieron leer por mí el dicho escrivano un padrón, que dixieron que avían fecho, en que avían empadronado é apreciado á todos los judíos é judías de la dicha aljama del dicho lugar. El thenor del qual dicho padrón es este que se sigue:

Este es el padrón de las doblas de la aljama de los judíos de valdolivas que nuestro sennor el rey mandó coger en el anno de mill é trezientos é ochenta é ocho annos.

  1. Primeramente don çulema pardo, de p[ri]ego; vale lo suyo mill é seyscientos é cincuenta maravedís.
  2. Don Salamón de móstoles4 es çapatero, é vale lo suyo mill é ciento é diez maravedís.
  3. Don simuel carpentero, non ha quantía ninguna en su oficio de carpentería.
  4. Don mosé ysdrael5 alfayate: vale lo suyo ciento é ochenta maravedís.
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  6. Don simuel maliger es mestral de coser çapatos; non ha quantía ninguna.
  7. Don jacob castán, texedor; é vale lo suyo ochenta maravedís.
  8. Don Salamón peralta, es çapatero; é vale lo suyo mill ciento é sesenta maravedís.
  9. Mosé pardo, fijo de don çulema, es çapatero; é vale lo suyo mill ciento é quarenta maravedís.
  10. Ceag de molina, es alfayate; non ha cuantía ninguna.
  11. Yudá amarguán, es alfayate; non ha quantía ninguna.
  12. Mayn6 lunbroso, es çapatero; vale lo suyo ciento é ochenta maravedís.
  13. Abraén peralta, vale lo suyo ciento é treynta maravedís.
  14. Suantó tanque, es çapatero; é vale lo suyo ciento é ochenta maravedís.
  15. Aduenna, muger de Suantó peralta: vale lo suyo mill é seyscientos maravedís.
  16. Don Simuel pardo; vale lo suyo cinco mill é trecientos maravedís.
  17. Leví fijo de don Çulema, es menestral de ronda; vale lo suyo mill é seyscientos é quarenta maravedís.
  18. Donna luna judía, non ha quantía ninguna.
  19. Don simuel el leví, vale lo suyo dos mill é docientos é cinquenta maravedís.
  20. Don simuel peralta, çapatero, vale lo suyo ochocientos maravedís.
  21. Rabí çulema curiel es alfayate; é vale lo suyo cient maravedís.

El qual dicho padrón leydo, los dichos don çulema é don simuel peralta, empadronadores é apreciadores suso dichos, dixieron que ellos que davan el dicho padrón por bueno é por leal é verdadero, é que pidíen á mí, el dicho pero sánchez escrivano público, que lo signase de mi signo é que feziese fe en servicio del dicho sennor rey.

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Testigos que fueron presentes. Johan martínez fijo [de...?] é esteban pérez de villalva, é pero martínez fijo de [...?], é don çulema rrabí, é don simuel carpentero, vezinos é moradores en el dicho lugar valdolivas.

É yo el dicho pero sánchez escrivano público en el dicho lugar valdolivas á merced de mis sennores donna costança de Villena é don Johán de Albornoz su fijo, é por el conceio del dicho lugar valdolivas, fuy presente á todo lo suso dicho con los dichos testigos. Et á pedimento de los dichos don çulema é don samuel peralta, este padrón escribí que va escripto en tres llanas de papel, é fiz aquí este mio signo.»



El orden del padrón está dispuesto, á lo que parece, por el material de los edificios ó casas de vecindad. La familia más pudiente era la de Pardo, representada por Don Simuel (5.300 maravedís), Don Çulema el primer empadronador (1.650), y sus hijos Leví (1.640) y Mosé (1.140). Seguía la de Peralta con Aduenna, mujer ó viuda de Suantó (1.600), Don Salamón el segundo empadronador (1.160), Don Simuel (800) y Abrahán (130). Distinguíanse además Don Simuel de Móstoles (1.100) y Don Simuel el Leví (2.250). Formaban la clase intermedia Don Mosé Isdrael (180), Don Main Lumbroso (180), Suantó Tanque (180), el rabino Çulema Curiel (100) y Don Jacob Castán (80). La última, sin cuantía, tenía por cabezas á Don Simuel, carpintero de profesión, Don Simuel Maliger, Isaac de Molina, Yudá Amarguán y Doña Luna. No era rica la comunidad; pero sí honrada y laboriosa: empleándose mayormente en las artes mecánicas. El padrón registra seis individuos (2, 7, 8, 11, 13, 19), zapateros, uno (5) remendón, y cuatro (4, 9, 10, 20) alfayates. Alfayate ó sastre era el rabino, de cuya casa poco ó nada se apartarían la sinagoga y escuela.

Excusa mayores comentarios el Ordenamiento de Don Juan I7, fechado en Briviesca á 20 de Diciembre de 1387. El Rey exceptúa del servicio de las doblas, los libros, cualesquiera que fuesen; con cuya   —9→   advertencia se hará tal vez menos extraño el cortísimo haber en bienes propios, muebles é inmuebles, que el padrón asigna al rabí Çulema Curiel.

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Textos, documentos y extractos, sacados principalmente de manuscritos existentes en la biblioteca Bodleiana de Oxford y en otras de aquella ciudad, constituyen el fondo de la obra monumental, titulada Anecdota Oxoniensia, y dividida en cuatro series ó grandes ramos, conviene á saber, el clásico, el semítico, el aryo y el medieval que también se extiende al moderno. Cada serie se divide á su vez en partes, y estas en volúmenes. El volumen primero, parte IV de la serie semítica, que el docto bibliotecario de la Bodleiana, Don Adolfo Neubauer, acaba de publicar8, merece señalarse á los lectores del Boletín. Tres crónicas en hebreo contiene de suma utilidad.

La primera, (imagen, Libro de la tradición) fué compuesta en 1161 por el célebre rabino Toledano Abrahán ben David Haleví, fallecido al espirar el siglo XII. Ha sido impresa repetidas veces desde su primera edición Mantuana en 1514, pero ahora ve la luz habiéndole devuelto su pureza nativa el Sr. Neubauer, valiéndose á ese propósito, no solamente de tres manuscritos atesorados en la Bodleiana de Oxford, sino además de otros cinco diseminados en varias capitales de Europa. Abrahán ben David escribió asimismo una historia del imperio romano, continuado en Oriente; y la dejó continuada hasta el reinado de Recaredo, fundándola en la relación de escritores españoles y árabes, que sería conveniente examinar y comparar con sus propias fuentes. La novísima edición del imagen viene enriquecida con un apéndice sobre la historia del vizcondado de Narbona y de la judería de esta ciudad desde el tiempo de Carlomagno. Este apéndice que no figuraba en ediciones anteriores y se contiene en el manuscrito, fué probablemente añadido á su obra por el autor á quien no dejarían   —10→   de ser conocidos los archivos de la casa de Lara, con cuya advertencia fácilmente se explican algunos anacronismos en que incurre9, y se orillan varias dificultades del texto10.

Amplificaron la crónica de Abrahán ben David, y la sirven de comprobación textual otras dos, recién descubiertas, que enriquecen la colección de Mr. Neubauer y á su vez se ilustran mutuamente. La primera, que escribió José ben Zaddic de Arévalo, llega hasta el año 1487 y fenece en la conquista de Málaga. La trazó el autor, como digno remate de su libro ritual imagen, cuyo ejemplar completo obra en Oxford. Entre los datos que añade á la crónica de Abrahán beu David, († 1180), merecen singular atención las circunstancias con que explica la traslación del cuerpo de San Isidoro, que Fernando, el Magno, obtuvo del rey de Sevilla11. Nombra al Santo (imagen), que en francés se diría Chalt Igidro, con arreglo á la pronunciación franco-gallega, importada del Norte al centro de España en el siglo XI.

Sobre las primeras hazañas del Cid, oscuras y controvertidas12, ofrece José de Arévalo, esta indicación luminosa13:

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Fué tomada Zaragoza por mio Cid Rui Diaz en el año 4827 de la Creación, que corresponde al 1067 de los cristianos.



La correspondencia de los años se verifica dentro del cristiano sobredicho; mas no en los días posteriores al 13 de Setiembre que dió remate al año hebreo. El mayor mérito de la crónica, escrita por José de Arévalo, aparece en el decurso de los tres siglos que le dejó por historiar Abrahán ben David. Por no citar más   —11→   que un solo caso, tocaremos al pasaje donde refiere14, y hace ver como un año después de la funesta derrota de Alarcos (19 Julio 1195), confederados Alfonso VIII de Castilla y el hijo de N' Alifós15, Don Pedro nuevo monarca de Aragón, penetraron con sus huestes hasta el corazón del reino enemigo; cercaron el más robusto y primer antemural de la ciudad de León, es decir, el recinto amurallado del alcázar y villa de los judíos,

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que todavía hoy se llama Castro de los judíos y defiende el paso de la vía romana, ó del camino francés, sobre la margen izquierda del río Torío16; y lo entraron á sangre y fuego, después de tres días de asedio, al caer de la tarde del 25 de Julio de 1196, quedando reducidas á pavesas las casas y la sinagoga, y á miserable cautividad, hombres, mujeres y niños. El arzobispo historiador D. Rodrigo, menciona el fracaso sin precisar el año17. El códice del que se ha tomado la edición de la crónica, propone el año de la Creación imagen (4926), pero es evidente que debe rectificarse en imagen (4956). A la luz del incendio del Castro de los Judíos de León esclarécense notables hechos de aquella época, consignados en los Anales Toledanos18 y en la bula de Celestino   —12→   III (31 Octubre 1196), que ha visto en nuestro Boletín19 la luz pública.

Acerca del descubrimiento de la crónica, redactada por Abrahán ben Salomón de Torrutiel que llega hasta el año 1525, dimos oportunamente noticia20, que cita Mr. Neubauer21 y aprovecha.

Abrahán de Torrutiel se apellida, al principio de su crónica hijo del sabio imagen Salomón; por donde hay razón para suponer que recibió una educación esmerada. No le fué desconocida la crónica de José de Arévalo, antes bien le sirvió de fundamento para su obra; pero le dió notable incremento. Así, al bosquejar la translación del cuerpo de San Isidoro desde Sevilla á León en 1063, produce sobre la vida y profecías del Santo Doctor de las Españas22 datos de recóndita erudición, que se compaginan con los legendarios acumulados por Fr. Rodrigo de Cerrato23; leyendas, que tal vez desde el siglo IX nacieron y se acrecentaron al calor de la piedad, nada crítica, de las iglesias mozárabes Hispalenses. La parte de este escrito, que más interesa á la Historia, es la última. El carácter moral de los Reyes Católicos, la guerra de Granada, las hogueras de la Inquisición, las peripecias á que dió lugar el edicto del 31 de Marzo de 1492, y singularmente aquellas, de las que da fe Abrahán de Torrutiel, como testigo ocular, se desenvuelven bajo su pluma en cuadros pintorestos y animadísimos, trazados con naturalidad y sencillez.

El ejemplar de esta crónica, que descubrió el Correspondiente de nuestra Academia, Mr. Harkavy, é importó á Europa, lo ha   —13→   cedido generosamente á la biblioteca Bodleiana de Oxford para que mejor procediese la edición que ha hecho Mr. Neubauer. Es de sentir que la edición se haya limitado al puro texto hebreo con algunas notas explicativas, aunque no siempre felices por lo tocante á la redacción de los nombres geográficos españoles24. No todos los sabios que se dedican al cultivo de nuestra historia están familiarizados con la lengua rabínica; y por otra parte la comprensión del texto puede excitar estudios y observaciones que lo fijen y habiliten para ulteriores adelantos. La Academia ha recomendado á tres de sus individuos, los Sres. Fernández González, Fita y Loeb25, la traducción é ilustración de tan estimables crónicas.

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Hacia el extremo NO. y dentro del término de la villa de Utiel, partido de Requena, que perteneció á la provincia de Cuenca y ha sido modernamente incorporado á la de Valencia, está la aldea de Torrutiel, compuesta de unos 15 vecinos. Fué patria, á lo que parece, del docto historiador Rabí Abrahán ben Salomón, autor de la mencionada crónica, que descubrió Mr. Harkavy en Oriente, y Mr. Neubauer ha dado al público. Su nombre hebreo es imagen Hay memoria en un manuscrito bíblico que se conserva en Módena, de su redactor Mosé de Torrutiel ó Torrutel imagen hijo de José, difunto este en 157026, sin que se pueda asegurar que sean una misma las dos poblaciones. En el término de Utiel se encontraron tres lápidas romanas que cita   —14→   Hübner27; pero han desaparecido. En cambio, á corta distancia de Torrutiel, 3 km. al O. de la villa, se ha descubierto otra lápida preciosa de mármol que mide 64 cm. de largo por 42 de ancho, y se ve incrustada en la pared occidental de la que llaman Casa de Cabañas á 2 m. de altura sobre el suelo.

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Grattiae L(ucii) [l(ibertae)?] Maxsumillae Grattius Nigellio et Grattius Murus sua inpensa f(aciendum) c(uraverunt). H(oc) m(onumentum) h(eredem) n(on) s(equetur).

Á Grattia Maxumila liberta de Lucio lo erigieron á su costa Grattio Nigelión y Grattio Muro. Este monumento no pase al heredero.



Don José Morró Aguilar, vecino de Utiel, ha remitido á la Academia por medio del Sr. Fita el calco de la piedra. La cual desenterró hace once años D. Alejandro Iranzo y Barruchi en un campo de su propiedad, contiguo á la casa de las Cabañas y á la carretera general de Madrid. Una ermita de Santa Bárbara, hoy casi en ruinas y medianera de la casa de las Cabañas, es indicio de haber existido en aquel paraje antigua población. Del campo, que esmaltan innumerables restos de ánforas y ladrillos romanos, se han extraído monedas en abundancia, saetas y otras armas que han tenido el buen gusto de coleccionar los herederos de D. Pedro Fuentes.

Una lápida de Liria y otra de Oliva, esta en la provincia de Cáceres, recuerdan el nombre geográfico de Otobesa28, cuyo sitio se ignora y acaso corresponda á Utiel.

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Biblioteca del Vascófilo, libro premiado en concurso público abierto por la Nacional, se titula el libro de D. Angel Allende Salazar, que tiene por objeto catalogar hasta el año 1877 todas las obras referentes á la historia y literatura de las provincias de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra. Contiene 1027 artículos, que no sería difícil realzar, habida cuenta de las obras omitidas hasta dicho año y de las publicadas hasta el presente por nacionales y extranjeros. Un ejemplar de este libro ha enviado en donativo á nuestra Corporación el Sr. D. Manuel Tamayo y Baus, Director de la Biblioteca Nacional.

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Índice de los documentos y papeles del archivo general de la M. N. y M. L. provincia de Guipúzcoa, existente en la iglesia parroquial de Santa María de la M. N. L. y V. villa de Tolosa. San Sebastián, imprenta de la Provincia, 1887.

La Diputación provincial de Guipúzcoa acaba de publicar las secciones primera y segunda de esta obra en folio, esperando llevarla pronto á su término. Las cartas y cédulas Reales que en los diferentes capítulos, muchas y muy valiosas se indican, continúan siendo en su mayor parte inéditas. Ninguno de los documentos catalogados por el Índice tiene remota antigüedad, pues no alcanzan más allá del siglo XIV.

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Se ha publicado por completo la obra notabilísima del Académico de número D. Pedro de Madrazo, titulada Navarra y Logroño, de cuyo primer tomo se dió informe en el Boletín29.


Lápidas hebreas de Calatayud

El barranco ó arroyo de las Pozas, que se echa en el río Jalón delante del sitio, donde se alzó la iglesia30 y convento dominicano   —16→   de San Pedro mártir, corre al pié del lienzo occidental de la muralla de Calatayud, separando del antiguo barrio hebreo su cementerio. Idéntica separación aparece en Segovia, proyectada por el arroyo Clamores31. En la ciudad del Eresma la cuesta de los Hoyos, y en la del Jalón la Peña ofrecían á los ojos de los vivientes las estelas de los finados.

Así resulta de un documento, fechado en martes á 11 de Enero de 1390, que manejó el académico de número D. Vicente de la Fuente32. «Ante el Justicia D. Pedro Peligero y otros Regidores de Calatayud, comparecieron Maestre Miguel Sanchez de Algaraví en Decretos Licenciado, teniente lugar del honrado Phelip D'Ordás, Bayle de la aljama de los judíos, juntamente con Simuel Cadoch, Maestre Jacob Azarías, Físicos é Açanch33 de Catorçe34, clavarios ó adelantados de la aljama de los judíos, ensemble35 con Simuel Aben-Saprut, también judío; los cuales estaban autorizados para transigir por amigable composición la cuestión que tenían pendiente con el Concejo sobre reparación de adarves de la parte de la Judería, y monda de fosos, ó cavas, que allí llamaban talladas. Alegaban los judíos que nunca habían tenido obligación de reparar los muros, sino en lo que tocaba á la Judería, es á saber, de la partida de Santa María de la Pella puyando ent36 á la torre mocha alrededor; pero que nunca habían tenido que limpiar el foso. Alegaban los cristianos, que este se había cegado por la tierra que habían ytado37 algunos de la Judería en el barranco. Por fin convinieron en reparar los adarves desde la Peña hasta la puerta de Torremocha38; y con respecto   —17→   al foso, que los ditos judíos á present monden é limpien la tallada de la puerta de Terrer, es á saber, de la puerta de la judería hasta el cantón de la yglesia de los prehicadores primero; juxta et segunt la dita ciudat fará las otras talladas en derredor. Estipulan que sea por aquella vez y sin perjuicio de su derecho.

La aljama hebrea de Calatayud subsistía bajo el imperio ó califato de Abderramán III39. Ha venido á probarlo una inscripción funeraria del año 919.

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Este es el sepulcro de Samuel bar Salamó. Descanse su alma en el manojo de los vivientes, con los que duermen en Hebrón. Salió de este mundo en el año 68040 y en el día 11 del mes de Marjeshván.



La fórmula de las líneas 2-4, tomada del primer libro de Samuel (XXV, 29) la emplea un epígrafe Toledano41.

La idea (lín. 4, 5) del seno de Abrahán y de los patriarcas, sepultados en Hebrón, transciende en el evangelio de San Lucas42. Se expresa en el ritual de la Sinagoga, como lo han hecho notar los Sres. Loeb y Kaufmann, correspondientes de la Academia. El texto del ritual se halla en el rezo de la mañana de la fiesta de la Expiación, y pertenece al trozo de la plegaria imagen (Juez de toda la tierra). M. Kaufmann ha señalado otra estela antigua, donde hay ese mismo recuerdo de los que duermen el sueño de la tumba en Hebrón. La fecha del año (lín. 6), ó mejor dicho su transcripción, es un tanto dudosa, por estar muy gastados los trazos de la primera letra numeral, y poderse imaginar si por ventura se han de estimar puntos de separación, ó golpes de la piedra, los que parecen ser trazos; en cuyo caso queda el recurso de la imagen de imagen (año), pues no faltan ejemplos en que este nombre se escribe abreviadamente imagen43.   —19→   Omitiendo la imagen habría que rebajar cuatro siglos y descender al año 519; lo cual no se ajusta con el estilo de los epitafios hebreos de la España visigoda, descubiertos en Mérida, Tortosa y Narbona44.

El carácter paleográfico de la inscripción de Calatayud arguye mayor antigüedad que la del siglo XII45. Los arcaísmos, ó si se quiere, impericia de lenguaje, de que dan muestra imagen por imagen, imagen por imagen, imagen por imagen y quizá imagen en vez de imagen46, arguyen otro tanto; y se explican con aceptar la indicada fecha, sugerida por M. Loeb y adoptada por el Sr. Fita. Equivale al día 9 de Octubre del año cristiano 919.

El docto arqueólogo D. Mariano de la Hoz, actual propietario del monumento, anunció su hallazgo en el Diario de Calatayud (9 Abril, 1882): «En las excavaciones practicadas con motivo de la construcción de un edificio en el barranco de las Pozas, ó barrio de la Consolación, junto á las eras, debajo de Nuestra Señora de la Peña se han descubierto varios sepulcros, que conservaban todavía restos humanos; y sobre uno de ellos, que mide 2,30 metros por 0,80, una lápida casi completa, marmórea con caracteres bastante raros.»

El Sr. La Hoz, deseoso de que no fuese en balde la luz que la Historia puede sacar del precioso mármol, lo envió á Madrid para que la Academia, si lo juzgaba oportuno, fuese la primera en publicarlo. Calcos, fotografías, y por fin el mismo original, han pasado la frontera. La piedra, dirigida por D. José de Liñán á Mr. Loeb, ha estado en París, de donde acaba de regresar á Calatayud.

De otras cuatro inscripciones hebreas halladas en el mismo   —20→   paraje, diez años há, ha dado noticia á la Academia el Sr. La Fuente. Por triste azar se calcinaron; y no hay esperanza de recobrarlas; mas no se ha perdido la de recuperar la dedicada á la memoria de Mosé ben Josef Cabra, escrita en elegantes versos rimados, que hace honor á la destreza poética de los rabinos de Calatayud en el siglo XIV. Su tosco esquicio, ó diseño, se ha salvado. Lo trae el códice I 214 de la Biblioteca Nacional, con este dato histórico (fol. 38, vuelto):

«Por los años de 1690, descubriendo un labrador de la ciudad de Calatayud unas ruinas á las espaldas de la Iglesia colegial de Nuestra Señora de la Peña, oy casa de clérigos Menores de Francisco de Caraciolo y Angustia Adorno47, para ampliar una hera debaxo de unas casas muy paxizas, que miran al Oriente, encontró tres ó quatro sepulcros de piedra muy grandes, y en la testera de uno de ellos una piedra blanca de media vara en quadro; y haviendo hecho grande averiguación con personas doctas de España, no se ha encontrado quien la haya podido descifrar. Alguno entendió había letras Phenicias. Lo que havemos podido rastrear es lo siguiente»48.



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D. Juan Rubio de la Serna, que descubrió en un predio de su propiedad, cerca de Vilasar, provincia de Barcelona, la famosa necrópolis de Cabrera49, ha comunicado á nuestra Academia, de la que es correspondiente, algunas noticias, que no dejarán de interesar á los que siguen el movimiento de los estudios protohistóricos en la provincia de Almería tan ventajosamente adelantados por los Sres D. Enrique y D. Luís Siret, ingenieros belgas50.

«Encontrándome en Vélez Rubio, mi patria, meses pasados51, hice una excursión al inmediato cerro del Castellón, en el que   —21→   hasta poco después de la reconquista estuvo situado el Veladalhamar de los moros, ó Vélez Rubio el viejo con su fortaleza en la aguda cima y murallas; subsistiendo hoy las ruinas de una y otras desde lo más alto hacia un tercio de la pendiente del cerro. En el revoque exterior de algunas de las torres y lienzos de pared de dichas murallas se advierten caprichosos dibujos arabescos, y esparcidos por el suelo, bajo las ruinas, se encuentran fragmentos de cerámica con bonitos dibujos, y al parecer hasta con inscripciones árabes; de los cuales conservo alguno en mi poder. Al S. O. del monte, á media ladera del mismo, estaba el cementerio, hoy persistente, aunque nadie ó muy pocos se dan cuenta de su importancia, y menos se cuidan de su conservación, siendo esto causa de que á veces por mera curiosidad, para sacar un moro, como dice el vulgo, se abran sepulturas sin utilidad alguna para la ciencia y en menoscabo del monumento. Yo no lo había visitado antes hasta hace muy poco, por ser cortas y de tarde en tarde las temporadas que paso por mi pueblo, y creer además que lo que allí hay se parecería á lo que es muy frecuente en la vega y terreno inmediato de Vélez Rubio, en el que por dó quiera se encuentran sepulturas aisladas con cadáveres ó esqueletos humanos. Á esta clase pertenecen las que vió D. Manuel de Góngora entre el cerro del Judío y la cueva de los letreros, á unos 3 kilómetros de Vélez y cuatro de Castellón. Las existentes en este último, por su número y por su disposición en terreno explanado y sostenido por grandes hormas, revelan que allí estaba el cementerio de la villa, ó núcleo mayor de población. Las sepulturas, cavadas en la tierra, se hallan en hileras, y se distinguen á primera vista por dos cantos de piedra granítica, clavados en sus dos extremos, cabeza y pie, sobresaliendo de la tierra unos 20 ó 25 centímetros. Á un metro de profundidad se colocaba el cadáver, de lado sobre el costado derecho, con la cara hacia el oriente. De este modo las cabezas de los cadáveres de una hilera se corresponden con los piés de otra, no estando separados más de unos 30 centímetros.

Hice descubrir dos fosas bastante separadas, y á la profundidad indicada se encontraron los esqueletos perfectamente conservados. Hice fotografiar los dos cráneos, cuyas fotografías acompaño. Si se comparan estos cráneos con los que el citado Góngora   —22→   presenta en su obra sobre Antigüedades prehistóricas de Andalucía, podrá verse si pertenecen á la misma raza, como presumo, siendo un indicio de ello el que el sistema de enterramiento es igual en unas y otras sepulturas.

El fuerte y murallas que defendían á Veladalhamar, demuestran su importancia, corroborada con las atalayas, ó torres cilíndricas y macizas que descollaban en varias eminencias próximas, así como la fortaleza ó castillo de Xiquena, á unos 10 kilómetros al Levante. Todo ello explica el empeño, con que procuró y logró recuperar en persona dicha villa el rey de Granada Abén Ozmín en 1446; el cual se apoderó en la misma correría de la inmediata villa de Veladabiar (Vélez Blanco) y de la de Huéscar, quedando en poder de los árabes hasta que las conquistó D. Fernando el Católico.»



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Mr. Harkavy, correspondiente de la Academia en San Petersburgo, que descubrió en Oriente y trajo á Europa la Crónica de Abrahán bar Salomón de Torrutiel, ha regalado á nuestra biblioteca las obras doctísimas de que es autor: El Pentateuco samaritano en dos volúmenes; Los Jázares; Estudios eslavo-rusos; Manuscritos exegéticos de la Biblia; Varias monografías.

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S. M. la Reina Regente se ha dignado acceder á la petición de la Academia, disponiendo se le facilite la Colección de cédulas de Indias de Diego de Encinas, que está en la Biblioteca del Real Monasterio del Escorial.





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