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ArribaAbajoVI. Epigrafía romana

Fidel Fita



1. Una obra de Hübner

Exempla scripturae epigraphicae latinae a Caesaris Dictatoris morte ad actatem Justiniani, consilio et auctoritate Academiae Litterarum Regiae Borussicae, edidit Aemilius Hübner. -Auctarium Corporis Inscriptionum Latinarum. -Berolini, apud Georgium Reimerum, MDCCCLXXXV.

Esta obra monumental, que ha remitido en donativo á nuestra Real Academia el Excmo. Sr. Director general de Instrucción pública D. Aureliano Fernández Guerra, no há menester de mayor encomio que el nombre de su autor el Dr. D. Emilio Hübner, nuestro socio honorario.

La Real Academia Literaria de Prusia, que con tantas veras y perfección ha logrado compaginar la epigrafía de todo el orbe romano, poniendo á contribución lo impreso y lo inédito que nos legaron las pasadas centurias y lo que ha producido la nuestra, no ha desechado, antes ha solicitado con diligencia y acogido con gratitud las indicaciones de todos los amigos de la verdad en tan ardua como dilatada carrera; y para llevarla á cabo debidamente consagra ahora un tomo entero á la Paleografía, objeto esencial é imprescindible de su empresa ilustre.

Al ofrecer la serie de los monumentos epigráficos del mundo latino, al distribuirlos y armonizarlos con método natural, señalado por la Geografía de una parte, y de otra por la Cronología, la Real Academia, creadora y organizadora del Corpus inscriptionum latinarum, se encontraba con la dificultad primaria de la científica representación, exhibida por la presencia del objeto en el calco ó la fotografía, ó cuando menos por un dibujo esmerado y exento de prevenciones. Para el caso propuesto, si debían evitarse á los lectores como á los editores gastos enormes y supérfluos, no quedaba otro arbitrio sino atenerse á la delineación sencilla   —400→   de las letras, por ser la que basta para juzgar con rectitud y la que menos se arriesga á viciar el carácter ó tipo paleográfico.

El método de litografiar ó presentar en láminas los ejemplares epigráficos había sido adoptado con buen éxito para los monumentos anteriores á la época de Julio César, según es de ver en la obra de Ritschel; pero la Real Academia, bajo cuyos auspicios se llevó á cabo esta edición, no podía menos de abandonar ese método desde el momento que penetraba en la selva inmensa de inscripciones que se tienden sobre las varias etapas y discurren por los períodos complicados y múltiples que separan la edad del Imperio, que alboreó con la dictadura de Julio César, de la de su apogeo en el Oriente y restauración en el Occidente bajo el cetro de Justiniano.

Nadie mejor que el Dr. Hübner, con su actividad infatigable, su genio colosal y su amistad y correspondencia con todos los sabios de ambos mundos, podía llevar, como en efecto ha llevado, á cabo y feliz remate el trabajo de juzgar, comparar, escoger, clasificar y exponer metódicamente la colección de los tipos ejemplares por donde en el espacio de más de seis siglos la epigrafía latina del orbe romano se da á conocer, acarreando incalculables ventajas á la sinceridad de la Historia y al progreso de la Literatura.

El volumen va precedido de un tratado extenso, ó prolegómenos, en que el Dr. Hübner, asumiendo sobre sí la responsabilidad de todo cuanto se afirma en el Cuerpo, excepción hecha de las noticias materiales, cuya fuente lealmente indica, trata de sintetizar, no ya el arte, sino la ciencia epigráfica, con claridad de exposición y distinción ordenada.

Divide los prolegómenos en doce capítulos, consagrando el primero á la reseña de los autores que se han ejercitado en la crítica del objeto sobre que versa toda la obra, y el segundo á dar razón de esta misma obra, é indicar su uso y sus ventajas. En los capítulos siguientes trata del arte de escribir, concretado á los monumentos que el volumen ha de exponer, y enumera sus géneros, especies é individualidades, descendiendo á los últimos ápices de incisión, forma, color, material activo y pasivo de la escritura, formularios, firmas del grabador, nombres de los que á su costa   —401→   ó bajo su rúbrica ó sello aseguraban, ya la autenticidad, ya la propiedad del monumento, etc., etc. La escritura monumental propiamente dicha, la actuaria ó notarial, la cursiva y otras varias, su norma y sus defectos, su complexión y á veces simultaneidad, y finalmente la forma de cada una de las letras, por donde es fácil deducir la edad del monumento, así como en los códices la paleografía infiere sin necesidad de expresa mención el tiempo del pergamino ó del papel que tiene á la vista; todo ello y mucho más encontrará en estos Prolegómenos quien quisiere, nuevo Colón de la ciencia, navegar con rumbo certero, y no encallar ni estrellarse en los bajíos y rocas, de que está erizado el piélago de la Arqueología latina.

En el cuerpo del volumen van clasificados los monumentos por los sucesivos períodos ó edades que se extienden desde la muerte de César hasta Vespasiano, y consecutivamente á las de Sulpicio Severo, Constantino y Justiniano. Dentro de cada uno de estos períodos, subdivididos á su vez, si el caso lo requiere, corren los monumentos epigráficos ó se presentan formando coro armonioso de gradación á partir del centro de todos ellos, que es Roma. De Roma, en efecto, tomaban las provincias la moda epigráfica ó el modelo de variación, aconteciendo á menudo que lo que era forma elegante ó de nuevo cuño en la ciudad eterna, tardaba en insinuarse hacia las extremidades del Imperio; y que lo que en estas regía, se desdeñase por anticuado en la cabeza de todas ellas. Procede, pues, la clasificación, dentro de los estadios cronológicos sobredichos, por Italia después de Roma, por las Galias y la Germania, el Nórico y la Pannonia, Islas Británicas, España y África. Esta disposición invita á cotejar las regiones limítrofes, como lo era España por una parte del África y por otra de la Galia y aun de la Britania, originándose y brotando de aquí un nuevo, claro y vasto raudal de observación que permite apreciar la mutua influencia de las que habían de ser más tarde naciones vecinas y rivales; tendencia y resultados que se dejan adivinar por el carácter típico de sus letras, no menos que por el sonido y estructura de sus idiomas.

Dos palabras acerca de los monumentos españoles que en esta obra figuran. El Dr. Hübner expresa su agradecimiento nombrando   —402→   á los señores D. Aureliano Fernández-Guerra, D. Manuel Oliver, D. Manuel de Góngora y otros muchos epigrafistas contemporáneos, que desde varios puntos de la Península le han facilitado numerosas improntas y excelentes fotografías. El mismo autor dos veces ha recorrido nuestro suelo con el objeto de cerciorarse de visu acerca de la forma y dimensiones de los originales, cuya mayor parte afortunadamente guardan nuestros museos. En gran bien de nuestra Historia redundará este método. Aplicándolo, vemos cómo el ara consagrada al dios Bormánico en Galicia se labró imperando Augusto, y comprendemos el interés literario de la de Diana, dedicada en León por Quinto Tulio Máximo, legado augustal de Adriano; ara cuyos versos de metro hermosísimo atestiguan que la poesía del Lacio no había desmerecido aun del esplendor, graciosidad y nobleza que le dieran Lucano, Marcial y Silio Itálico. Por este método sabemos también que la construcción del famoso acueducto de Segovia no es posterior al primer siglo de la era cristiana.

Sin embargo, no toda la mies epigráfica de nuestra Península se encuentra cosechada á medida del deseo del Dr. Hübner, el cual se lamenta de no haber podido obtener calcos de las inscripciones de Badalona y de otros parajes de España. Reparo es este que nuestra Academia ha comenzado á satisfacer ya en sus tomos de Memorias, ya en su BOLETÍN, publicando láminas zincofotografiadas de los nuevos y más notables monumentos que reaparecen ó se descubren.




2. Inscripciones romanas de Iruña (Álava)

El tomo III de nuestro BOLETÍN, páginas 382-386, dió noticia de las inscripciones iruñesas, cuya copia me había enviado el Sr. Ochoa de Alayza; y en su consecuencia, el Sr. Gobernador de Álava, Presidente de la Comisión de monumentos históricos y artísticos de aquella provincia, atento á los deseos significados por esta Real Academia, acaba de remitirle una docta Memoria, provista de buenos calcos y escrita por el distinguido vocal de la Comisión D. Federico Baráibar, nuestro socio correspondiente.

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La Memoria, dirigida á la Comisión, encierra nuevos y muy valiosos datos arqueológicos, expuestos con sobriedad y lucidez. Dice así:

«Ilmo. Señor: Los calcos epigráficos que tengo la honra de presentar á la Comisión de Monumentos históricos y artísticos de esta provincia, han sido obtenidos en cumplimiento del encargo que, en unión de D. Juan de Ochoa de Alayza, párroco de Trespuentes, se dignó conferirme la Real Academia de la Historia. La necesidad de ponerme de acuerdo con el señor citado, la epidemia variolosa primero y la colérica más tarde, me han impedido proceder con la diligencia debida, retrasándome mucho más de lo justo y deseado. Todos ellos son de inscripciones, que existieron en el hoy despoblado de Iruña, y evidencian con otros infinitos auténticos restos la existencia en aquel sitio de una población romana. Los epígrafes originales hállanse actualmente en los puntos, que en mi breve informe iré indicando.

1. Es de una inscripción abierta en una piedra arenisca de 0,46 x 0,50. Parte de sus letras están maltratadas hasta el punto de no dejar casi huellas en el calco. Ayudado del tacto y de los reflejos del agua, con que la bañé repetidas veces, creí leerla casi por completo en la forma siguiente:

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La publicó con las tres siguientes, acompañada de muy doctos comentarios, el sabio Académico R. P. Fidel Fita y Colomé en su opúsculo Lápidas romanas de Iruña y León, inserto en el BOLETÍN de la Real Academia de la Historia.

2. De uno, á mi entender, epitafio, en piedra arenisca sumamente estropeada. Tiene tres arcos, en forma de herradura, sobre la leyenda de muy dudosa lectura. Me parece poder leer en ella tras prolijo examen:

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3. Calco de las dos líneas últimas de un epígrafe fúnebre, en piedra arenisca de 0,49 x 0,60. Es el mejor conservado.

4. La lápida á que este calco corresponde es también una piedra arenisca, como las anteriores, pero de grano más fino y de color más claro. Mide 0,41 x 0,64. Varias de sus letras se hallan rellenas de durísima argamasa de distinto color que el fondo de la piedra; por lo cual aparecen á la vista con más claridad de la que acusa el calco. En una conferencia que sobre antigüedades iruñenses pronuncié en el Ateneo de esta ciudad254 me atreví a completar este epígrafe de la manera siguiente:

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Las cuatro piedras anteriores fueron desenterradas en la parte NO. de la colina ocupada por Iruña, fuera del recinto de la antigua muralla. Estaban dispuestas circularmente con otro fragmento, que debió ser cabeza de una inscripción; el cual solo conserva esculpidos una serie de arquitos de medio punto, sin ninguna letra. La posición de las piedras y la argamasa á ellos adherida á trechos, inducen á creer que estos restos debieron ser utilizados para depósito del mortero usado quizá en la fabricación del templo románico, cuyas características ruinas han desaparecido por completo. Hoy se hallan en la era del vecino de Trespuentes D. Eusebio Ancheta.

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5. La inscripción reproducida por los calcos números 5 y 5 (bis), fué encontrada en Mayo de 1883 al NE. del despoblado de Iruña cerca del solar de la iglesia románica. Está abierta en un trozo de mármol rojo, veteado de blanco, que debía formar el dado de una columna, ó ara, consagrada al dios Tutela. Dí cuenta de este hallazgo en mi Discurso sobre Antigüedades de Iruña (Vitoria, 1883), y el R. P. Fita en su citado opúsculo habló, después, de esta lápida, aunque teniendo á la vista una copia, imperfecta. Guardo la piedra en mi estudio.

6. El epígrafe original se descubrió en las excavaciones practicadas por la Comisión provincial de Monumentos de Alava en Octubre de 1866; desapareció en el incendio de las oficinas del Gobierno civil de Vitoria, y ha sido recobrada por nuestro Vicepresidente D. Ladislao de Velasco. Hoy no conserva la D (quizá sigla de Dis manibus), que aparece en la copia dada á luz por la citada Comisión en el año de su hallazgo. Está en mármol rojo y blanco.

7. Corresponde á una inscripción descubierta por mí en 19 de Marzo del año próximo pasado. Sirve de trasfuego en la cocina de Doña Pedra Gorostiza, vecina de Trespuentes; y se halla muy estropeada por la acción de la llama, de la que no ha sido posible borrar los vestigios en el calco. En mi citada conferencia en el Ateneo la leí como sigue:

SEVERINvs sevERI Filius annorum XLV hic situs Est.

8. Corresponde á otra inscripción, existente en una esquina del hogar de la misma casa. Las únicas letras, que dificultosamente distinguí, pues se halla por demás maltratada, son:

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9. Calco del epitafio de Licinio Sereno, incluído por Hübner en sus Inscriptiones Hispaniae Latinae (núm. 2.934). Es una piedra arenisca de 0,49 x 0,62; que forma parte del enlosado de una   —406→   habitación de la casa de D. Benito Zárate en Trespuentes. Hablé de ella en mi citado discurso, pero creyéndola equivocadamente inédita.

10. Calco de la memoria consagrada por Tiquia é Illuna á su marido y yerno respectivamente, Ródano, hijo de Atilio. Diola á luz Hübner (núm. 2.936), y la ha ilustrado con luminoso comentario el R. P. Fita (opúsculo citado). Está abierta en una piedra arenisca de 0,64 x 0,49; que se halla junto al quicio de la puerta de entrada á la casa de D. Valentín Zárate, en Trespuentes, á cinco minutos de Iruña.

Se ignora el paradero de otras lápidas iruñenses citadas en el Diccionario geografico-histórico de España, art. Iruña, y por Hübner (números 2.930, 2.931, 2.932, 2.933, 2.935 y 2.937).

Estos son los calcos que con diligencia más afanosa que ilustrada he podido obtener en tres expediciones al pueblo de Trespuentes, vecino y heredero de muchas piedras pertenecientes a la antigua población levantada en Iruña. Lo imperfecto de las reproducciones se debe tanto, por lo menos, al pésimo estado de las lápidas y á su actual posición poco accesible, como á mi poca práctica en estas manipulaciones arqueológicas.

Si la Comision las acoge benévola, quedaré sobradamente satisfecho.

Vitoria, 17 de Noviembre de 1885.

FEDERICO BARÁIBAR.»

Con los calcos á la vista leo ahora y rectifico:

1.

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Elanuis Turaesamicio Ambati f(ilius) an(norum) XX.

Elano Turesamicio, hijo de Ámbato, de 20 años.



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Mide la inscripción 0,30 m. de alto por 0,45 de ancho. Corónanla cinco ojos de un puente, ó acueducto; de lo cual tenemos ejemplo (Hübner, 2.746) en otra lápida de Segovia. No hay que olvidar que Iruña está incluída dentro del término de la villa de Trespuentes sobre el río Zadorra.

El apellido Turaesamicio, análogo por su estructura á Uraesamus, lo es por su terminación á Elguismio que sale en preciosa lápida de Villalba (H. 3.061), hoy existente en el Museo arqueológico nacional.

2. Corre la inscripción bajo tres bóvedas con arcos en forma de herradura. De esta forma de arcos durante la época romana dan muestra algunas lápidas segovianas, y singularmente la de la ciudad de León, cuyo diseño publiqué en el Museo español de antigüedades.

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Asinius Ausivos Rutili f(ilius) an(norum) LXXX.

Asinio Ausivo (hijo de Rutilio), de 80 años.



3. Nada ofrece que rectificar.

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Vettius Segontius Segonti filius ann(orum) XXV h(ic) s(itus) hest.

Vettio Segoncio hijo de Segoncio, de 35 años, aquí yace.



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Es muy notable el último vocablo hest, que descubre la pronunciación aspirada, como si la andaluza actual fuese por ese lado heredera de la Alavesa antigua. Lingüísticamente esta particularidad fonológica divide, como es sabido, en dos grandes ramas el vascuence: la navarro-labortana, ó vascónica, propiamente dicha; y la várdula, ó vizcaino-guipuzcoana. Aquí por ejemplo, piedra se traduce arri, allí harri; aquí artz (oso) es allí hartz, de donde se ha originado el nombre y apellido García255. En lápidas del otro lado del Pirineo no falta semejante apellido, ni menos el de Lope ó Lobo; este sin aspiración, aquel con ella256: Harsus (García), Osson (Ochoa).

Madrid, 5 de Febrero de 1886.

FIDEL FITA.