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ArribaAbajoSegunda parte




I

Ninfa de los desiertos, poesía,
tú que en la soledad  720
a consultar tus cantos enseñada
con el silencio de la selva umbría;
tú a quien la verde gruta fue morada,
los ecos solitarios compañía,
tiempo es que dejes ya la culta Europa  725
que tu nativa rustiquez desama,
y dirijas el vuelo a donde te abre
—68→
el mundo de Colón su grande escena.
También propicio allí respeta el cielo
la siempre verde rama  730
con que coronas del valor las sienes;
también allí la florecida vega,
la selva enmarañada, el sesgo río
colores mil a tus pinceles brindan;
y Céfiro revuela entre las rosas,  735
y fúlgidas estrellas
tachonan la carroza de la noche;
y el Rey del cielo entre cortinas bellas
de nacaradas nubes se levanta,
y la avecilla en no aprendidos tonos  740
con dulce pico endechas de amor canta.
imagen

La Virgen de Caracas. Óleo sobre tela, de autor anónimo.
Segunda mitad del siglo XVIII. (Pertenece a doña Catalina Pietri de Boulton.)

—69→
   ¿Qué a ti, silvestre Ninfa, con las pompas
de dorados alcázares reales?
¿A tributar también irás en ellos,
en medio de la turba cortesana  745
el torpe incienso de servil lisonja?
No tal te vieron tus mejores días
cuando en la infancia de la gente humana,
maestra de los pueblos y los reyes
cantaste al mundo las primeras leyes.  750
No te detenga, oh diosa,
esta región de luz y de miseria,
en donde tu ambiciosa
rival filosofía,
que la virtud a cálculo somete,  755
de los mortales te ha usurpado el culto;
donde la coronada hidra amenaza
traer de nuevo al pensamiento esclavo
la antigua noche de barbarie y crimen;
donde la libertad vano delirio,  760
fe la servilidad, grandeza el fasto,
la corrupción cultura se apellida.
   Descuelga, pues, de la caduca encina
la dulce lira de oro, con que un tiempo
los prados y las flores, el susurro  765
de la floresta opaca, el apacible
—70→
murmurar de la fuente cristalina,
las inocentes gracias de Natura,
a los hombres cantaste embelesados;
y sobre el vasto Atlántico tendiendo  770
las vagorosas alas, a otro cielo,
a otro mundo, a otras gentes te encamina;
do viste aun su primeral ropaje
la tierra, apenas sometida al hombre...


II29

   Hija de la memoria,  775
que a consultar tus cantos enseñada
con el silencio de la selva umbría,
albergue el antro solitario hiciste
y el eco de los montes compañía:
—71→
deja ya, deja el suelo  780
de la soberbia Europa, que desama
tu rustiquez nativa, y tiende el vuelo
a donde el mundo de Colón te llama;
que también crece allí la verde rama
con que al ingenio y al valor coronas;  785
y allí también la selva, el bosque, el río
digno sujeto a tu pincel ofrecen;
y entre musgosas peñas la cascada
arcos descuelga de cristal sonoro;
y viste Abril al campo su librea;  790
y agita la espigada
mies el fogoso estío en días de oro,
y la noche su carro clavetea
de fúlgidos diamantes veladores;
y la aurora, ahuyentando, en presta fuga  795
la yerta sombra, a desvolver madruga
el gayado tapiz de los colores.
El padre de la luz en nacarado
trono sobre las ondas se levanta,
y en aprendidas notas el alado  800
coro con dulce pico himnos le canta.
—72→
¿Qué a ti, silvestre ninfa, con la pompa
de marmóreos alcázares reales?
Deja que rinda en ellos
la turba cortesana,  805
el torpe incienso de servil lisonja;
que no tal te vio a ti tu edad más bella,
cuando en la infancia de la gente humana,
maestra de los pueblos y los reyes,
dictaste al mundo las primeras leyes.  810
Deja, que es tiempo ya, deja a la lucha
de la ambición las depravadas cortes,
do de tiranos execrable liga
jurado ha el yugo en que los pueblos gimen
hacer eterno, y que la mente esclava  815
mire otra vez lobreguecer en torno
la antigua noche de barbarie y crimen;
do ante el poder se arrastra
la santa religión envilecida;
donde la libertad vano delirio  820
la servidumbre fe, grandeza el fasto,
la corrupción cultura se apellida.
De la encina que abrigó a Permeso
bajo el follaje espeso
y cede hoy a los años carcomida,  825
descuelga la sagrada lira de oro,
con que los atractivos inocentes,
la virginal belleza
—73→
de la Naturaleza.
a los hombres cantaste embelesados;  830
y sobre el ancho Atlántico batiendo
las refulgentes alas, a otros prados
a otros bosques alegres,
a otro mundo, a otras gentes te encaminas,
do viste inculta el primeral ropaje  835
y aun no bien de los hombres reconoce
la tierra vasallaje;
y la riqueza de los climas todos,
desde la yerma antártica marina
hasta la helada Osa,  840
en su seno feraz cría y esmera
América, del Sol joven esposa,
del antiguo Oceano hija postrera.
   ¿Qué habitación te aguarda? ¿Qué altanera
cumbre, qué soto ameno  845
harás tu domicilio? ¿En qué dichosa
playa estampada tu sandalia de oro
será primero? ¿Dónde el vasto Plata,
que de Albión los héroes vio humillados,
la enseña azul retrata  850
de Buenos Aires libre, y el unido
caudal de cien vasallos poderosos
—74→
arrastra en lenta majestad, dudando
si dé a la mar tributo? ¿O donde emboza
su doble cima el Avila entre nubes  855
y la ciudad renace de Losada?
¿O bien los venturosos
valles del Maipo vencedor prefieres,
que a su guirnalda de mojadas ovas
la espiga enlaza de la madre Ceres?  860
Allí el candor, allí la fe que imita
la de la edad dorada
con el valor y el patriotismo habita.
¿O por ventura la ciudad te agrada
que el Aguila posada  865
sobre el nopal mostró al azteca errante,
a la sierpe fatal clavando el pico,
—75→
entre las corvas garras apresada;
y el suelo de inexhaustas venas rico
que casi hartaron la avarienta Europa?  870
¿O escoges por morada
a quien el manso Guayas acarrea
de mágicos jardines bella tropa,
que en sus cristales nada
—76→
y al jayán de los Andes corpulento  875
que en nieve eterna el ancha espalda arropa?
Ya de la mar del sur la bella Reina,
a cuyas hijas dio la gracia en dote
Naturaleza, a prepararte asiento
bajo su blando cielo se apresura,  880
que no destempla oscura
lluvia jamás, ni embravecido viento.
¿O será que demandes por ventura
a la florida Guatemala hospicio
o a Quito excelso, que entre canas cumbres  885
eterno aliento bebe
a tu celeste inspiración propicio?
Mas oye do tronando, entre peinada
muralla de peñascos, se abre calle,
y envuelto en blanca nube  890
de vacilantes iris matizada,
con salto audaz el Bogotá
del Madalén se precipita al valle?
Allí memorias de tempranos días
hallarás; cuando en ocio deleitoso  895
fácil sustento dio a sus moradores,
primera prole de su fértil seno,
Cundinamarca; antes que el corvo arado
—77→
rasgase el suelo, ni extranjera nave
las apartadas costas visitara.  900
Aún no aguzado había
de oro o de cetro la codicia impía
el hierro atroz: aún no degenerado
entre paredes albergaba el hombre,
huésped de la sospecha y del cuidado;  905
que abrigo el bosque hojoso y honda gruta
saludable le daban y seguro
sin que la ley solícita pusiera
al campo setos o a los pueblos muro.
Todo era libertad, todo alegría,  910
inocente placer, paz venturosa.
¡Fugaz ventura! La soberbia diosa
de las aguas, Huitaca,
de los felices Mozcos envidiosa,
con súbita avenida  915
hinchando el Bogotá, sumerge el valle.
Concede a pocos la ardua sierra asilo,
el abismo voraz sepulta el resto.
—78→
Mas indignó el funesto
estrago de su casi extinta raza  920
a Nenqueteba, hijo del Sol: rompiendo
con su cetro divino la enriscada
montaña, abre a las ondas ancha puerta,
y el Bogotá, que inmenso lago un día
de cumbre a cumbre dilató su imperio,  925
ya la prisión desdeña
de su materna orilla,
y por la brecha hirviendo se despeña.
Vuelve el valle a la luz, y el Mozca al valle
y a la mísera gente  930
sagrado culto Nenqueteba y artes
y leyes dio; después que a la maligna
Ninfa mudó en lumbrera de la noche,
y de la luna por la vez primera
surcó el olimpo el argentado coche.  935
    Ve, pues, a donde ostenta a tus pinceles
el fogoso ecuador sus maravillas.
Si tus colores más brillantes mueles
podrás los climas retratar, que entero
el vigor guardan genital primero,  940
—79→
con que la voz omnipotente, oída
del hondo caos, hinchó la tierra, apenas
sobre su informe faz aparecida,
y de verdura la cubrió y de vida.
Pinta el fulgor sereno de la bella  945
noche, que todas las lucidas huestes
del cielo alegran; donde a un tiempo el vasto
Dragón del Norte su dorada espira
desvuelve en torno al luminar inmóvil
que el rumbo al marinero audaz señala,  950
y la Paloma cándida de Arauco
en las australes ondas moja el ala.
Pinta el silvoso oscuro laberinto
que densamente entrelazadas tejen
ceibas, mirtos, y lauros,  955
y palmas empinadas, y volubles
bejucos, que de ajenas copas cuelgan
festones florecidos,
y vagas yedras, y doradas gramas,
y gigantescos troncos,  960
de su propia altivez desvanecidos;
donde entre sí las ramas
pugnando por gozar de las felices
auras y de la luz, eterna guerra
traen, y a las raíces  965
angosto viene el seno de la tierra.
—80→
¡Oh quién contigo, amable poesía,
del Cauca a las orillas me llevara,
y el blando aliento respirar me diera
de la siempre lozana primavera  970
que allí su imperio estableció y su corte!
¡Oh si ya de cuidados enojosos
excenta, por las márgenes alegres
del Aragua moviera
el libre incierto paso,  975
o reclinado acaso
bajo una fresca palma en la llanura
viese alumbrar la bóveda azulada
tus cuatro antorchas bellas,
oh Cruz del Sur, que las nocturnas horas  980
mides al caminante
por la espaciosa soledad errante;
o del cucuy las luminosas huellas
mirase el aire hender, cual vagoroso
ejército de estrellas,  985
y del lejano tambo a mis oídos
viniera el son del yaraví doliente,
con que el yermo silencio
rompe a la noche el amador ausente!
¿Y posible será que destinado  990
he de vivir en sempiterno duelo,
—81→
lejos del suelo hermoso, el caro suelo
do a la primera luz abrí los ojos?
¡Cuántas ¡ah! cuántas veces
dando aunque breve, a mi dolor consuelo  995
oh montes, oh colinas, oh praderas,
amada sombra de la patria mía,
orillas del Anauco placenteras,
escenas de la edad encantadora
que ya de mí, mezquino,  1000
huyó con presta irrevocable huida;
y toda en contemplaros embebida
se goza el alma, a par que pena y llora!
También humanas formas miro en torno,
y de una en una crédulo las cuento,  1005
y el conocido acento
de amor y de amistad oigo y retorno.
¿Qué es de vosotros? ¿Dónde estáis ahora,
compañeros, amigos,
de mi primer desvariar testigos,  1010
de mis antojos vanos y deseos
y locas esperanzas, que importuna
burló como las vuestras la fortuna?
Cual en extraño clima
por el aire natal suspira en vano,  1015
a cual es fuerza que entre hierros gima,
o a no usada labor ponga la mano;
y de cuántos, oh Dios, de cuántos esta
lumbre solar que aquí descolorida
a un mundo exhausto da difícil vida,  1020
y en la margen opuesta
del mar de Atlante hermosa brilla y pura,
o la losa funesta
dora, o los blancos huesos, que inhumana
—82→
venganza abandonó en yerma sabana  1025
o en playa inhospital sin sepultura.
¡Ay! al alegre drama
do juntos yo y vosotros figuramos,
y los delirios de amorosa llama
o de aérea ambición representamos,  1030
alegre drama mientras plugo al cielo
corrió fortuna inexorable el velo.
Vosotras a lo menos de esta grave
soledad el silencio doloroso
romped ahora, imágenes queridas;  1035
cual otro tiempo en plática suave
usábades, venid, venid ahora,
engañad los enojos
de ausencia tanta: atravesad los mares,
quebrantad los cerrojos  1040
del calabozo oscuro y de la huesa:
de mi lamento importunada, suelte
la cruda Parca alguna vez su presa.
¿Y qué más bien, que más placer me aguarda
fuera de esta ilusoria  1045
farsa de la memoria
aunque el volver, que tanto tiempo tarda,
al terreno nativo,
me otorgue al fin el cielo compasivo?
Visitaré la cumbre, el verde soto,  1050
el claro río, y la cañada amena;
mas a vosotros, ¡ah! mirar no espero.
No con alborozada enhorabuena
saludarme os oiré; no al cariñoso
regocijado seno he de estrecharos.  1055
Diré a los ecos: los amigos caros,
la amada, el confidente, el compañero,
¿dó están? ¿a dó son idos?
Idos, dirán los ecos condolidos,
y en mi patria, ¡ay de mí!, seré extranjero.  1060
—83→


III

    Así doquiera con el bien los males
con el placer la pena
parten jurisdicción a los mortales.
Desde que abrimos al risueño halago
de la vida los ojos en la cuna,  1065
a cada labio el destinado trago
templa de amargo y dulce la fortuna:
¿Sin liga quién gozó ventura alguna?
Crece el arisco cardo
entre el jazmín y el nardo;  1070
y junto al mirto del amor, enhiesta
el ciprés su pirámide funesta:
que tal el fuero ha sido
dado a la tierra aquel aciago día
que el rebelado arcángel,  1075
bajo la forma del dragón astuto,
sedujo al hombre, y temerario el hombre
osó gustar el prohibido fruto.
De allí nuestro dolor. Súbitamente
apareció la Parca, el descarnado  1080
brazo de la fatal guadaña armado
que la terrena gente infatigable siega;
armóse de ponzoña la serpiente;
embravecida niega
la fiera vasallaje; vaga en torno  1085
al fétido marjal cuadrilla aleve
de fiebres que al mortal incauto acecha;
a precio de sudor y de fatiga
vende el avaro suelo la cosecha;
manda diciembre el Aquilón airado  1090
a sublevar el inconstante abismo;
y de intestinos fuegos trabajado
—84→
zozobra el orbe en fiero paroxismo.
¿Qué digo? El hombre mismo
la lista de sus males acrecienta,  1095
y nuevos modos ingenioso inventa
de padecer, y cuantos da Natura
a cada criatura
medios de ofensa, acopia
contra su especie propia.  1100
¿De qué oculta virtud, de qué elemento
no hizo infernal ensayo?
A la muerte alas dio, y en vez del lento
filo de la segur, prestóle el rayo.
Escala el solio la ambición tirana:  1105
malvada sed de lucro y de dominio
a la playa africana
—85→
conduce el exterminio,
y al último Occidente, y a la Aurora;
el indio esclavo llora;  1110
el hombre en hombres sin pudor trafica
¿y qué maldad quedó no perpetrada?
La Inquisición su horrible pira enciende
y humanos holocaustos sacrifica.
—86→
América también las furias llora  1115
del hombre; allí la guerra encarnizada
unció también al carro sanguinoso
el espanto y el luto.
Mas no (merced a ti, llama sagrada,
aliento de los héroes verdaderos,  1120
dulce amor de la patria) no sin fruto;
que con hado dichoso
la libertad allí aguzó su espada
y exterminó conquistadora al fiero
dominador ibero.  1125
Da tu divino canto
(sujeto es digno tuyo, poesía),
al gran triunfo de la patria mía;
y también a su llanto da tu llanto,
y sobre tanta lastimosa seña,  1130
tanto desierto hogar, tantos amenos
campos de zarzas llenos,
tanta tumba inmatura
del valor, del saber, de la hermosura,
víctimas de cobarde tiranía,  1135
—87→
los plañideros trenos
entona de la lúgubre elegía;
que siempre ha sido del dolor la cuerda
la que a tu plectro respondió más blanda,
y los afectos con que el pecho humano  1140
espera o teme o goza o se contrista,
son a ti lo que al lienzo de italiano
o de flamenco artista,
la luz que fuerte o débil se reparte,
y prende en dulce suspensión la vista,  1145
y da calor, y vida infunde al arte,
    Ni sombras faltarán, bella pintora,
de la naturaleza, a tus matices,
ora por tema elijas
el huracán que con bufido horrendo  1150
se lanza del abismo, y sacudiendo
las pardas alas, cuanto encuentra barre;
ora el volcán que mece
el alta cordillera
erizando entre espiras de humo denso  1155
la roja cabellera;
ya la tiznada cumbre,
que bostezando trémula vislumbre
rompe a intervalos la nocturna sombra,
y de los elementos la preñada  1160
conjuración revela, que en el seno
de los cóncavos Andes hierve oculta,
ya el terremoto airado,
que con la gente la ciudad sepulta
—88→
al eco ronco del tartáreo trueno,  1165
y ministro de Némesis insulta
con pie desolador, las glorias vanas
de las artes humanas,
que en mudo asombro y soledad convierte,
acumulando en pavorosa escena  1170
los estragos del tiempo y de la muerte.


IV

    Vendrá también el día en que inspirado
de las divinas musas,
algún Marón americano ensaye
los blandos tonos de la lira etérea;  1175
que a la hoz y al arado dicte leyes,
y las granjas, las greyes
ecuatoriales cante,
y las dádivas mil con que la zona
de Febo amada al hombre galardona.  1180
—89→
¡Salve, Colombia, cual de libres almas,
de ricos frutos generosa madre!
¡Salve, zona fecunda,
que en dote recibiste cuanta copia
de cada suelo y cada clima es propia!  1185
Tú las alegres uvas das a Baco;
tú a Ceres rubicunda
sus dorados manojos;
ni de purpúreos frutos, gualdos, rojos
falta matiz alguno a la corona  1190
que a tu testada sien ciñó Pomona.
Tuya es la caña en que la miel circula
por quien el mundo ya el panal fastidia,
y tuyo es el nopal, de do pulula
animado carmín, que fuera envidia  1195
al múrice sidonio.
A ti el añil su oscura tinta acendra;
la caraqueña almendra
se cuaja en urnas de coral; vestido
de cándidos jazmines  1200
el árbol de Sabá su aroma engendra
—90→
que en el rijoso ardor de los festines
la insana fiebre templará a Lieo;
y de la ágave el hueco tallo vierte
nativo vino; y la hoja de Morfeo  1205
nutre el oliente zumo,
que disipado en humo
al cuidado hace treguas, y divierte
el lánguido fastidio al ocio inerte.
Para tu mesa la patata educa  1210
sus harinosos globos, y prepara
la palta su manteca; ni es la yuca
del blanco pan de su raíz avara.
A ti el palmar su vario feudo cría;
a ti tremola el algodón su nieve,  1215
y el ananás sazona su ambrosía.
Tendida para ti la fresca parcha
en enramadas de verdor lozano,
cuelga de sus sarmientos trepadores
nectáreos pomos y franjadas flores.  1220
Y para ti el maíz, jefe altanero
—91→
de la espigada tribu, hincha su grano;
y para ti el banano
desmaya al peso de la dulce carga,
el banano, primero  1225
de cuantos ricos dones,
otorgó Providencia a las naciones
del ecuador feliz con mano larga;
vegetal bienhechor, que no forzado
de humana industria, rinde el premio opimo;  1230
no es a la podadera, no al arado
deudor de su racimo;
cuidado escaso bástale, cual puede
hurtar a sus fatigas mano esclava;
crece veloz, y cuando exhausto acaba,  1235
adulta prole en torno le sucede.


V

   Mas ¡oh si cual no cede
el tuyo, fértil zona, a suelo alguno,
—92→
y como de Natura esmero ha sido
de tu indolente habitador lo fuera!  1240
¡Oh si al falaz ruido
la dicha al fin supiese verdadera
anteponer, que en el umbral le espera
del labrador sencillo,
lejos del necio y vano  1245
fasto, el mentido brillo,
el ocio pestilente ciudadano!
¿Por qué ilusión funesta
aquellos que Fortuna hizo señores
de tan dichosa tierra y pingüe y varia  1250
al cuidado abandonan
y a la fe mercenaria
las patrias heredades,
y en el ciego tumulto se aprisionan
de míseras ciudades,  1255
do la ambición proterva
sopla la llama de civiles bandos,
o al patriotismo la desidia enerva,
do el lujo las costumbres atosiga,
y combaten los vicios  1260
la incauta edad en poderosa liga?
No allí con varoniles ejercicios
los miembros el mancebo robustece:
mas la salud estraga en los abrazos
de pérfida hermosura  1265
que pone en almoneda los favores;
mas pasatiempo estima
prender aleve en casto seno el fuego
de ilícitos amores;
mas clavado tal vez le halla la aurora  1270
a mesa infame de ruinoso juego.
En tanto a la lisonja seductora
del asiduo amador da la consorte
fácil oído: crece
en la materna escuela  1275
—93→
de la disipación y el galanteo
la tierna virgen, y al delito espuela
es antes el ejemplo que el deseo.
¿Y será que esta fétida sentina
los ánimos produzca denodados  1280
que fundan y conservan los estados?
¿Saldrá de la algazara de ebrios brindis,
o de los coros de liviana danza,
la dura juventud, parca, modesta,
adorno de la patria y esperanza?  1285
¿Sabrá con firme pulso
de la severa ley regir el freno,
brillar en torno espadas homicidas
en la dudosa lid verá sereno,
o arrostrará animoso, en la tribuna,  1290
del engreído mando el genio altivo,
aquel que ya en la cuna
durmió al arrullo de cantar lascivo,
que riza el pelo, y se unge, y se atavía
con femenil esmero,  1295
y en vergonzosa ociosidad el día
o en criminal lujuria pasa entero?
No así trató la triunfadora Roma
las artes de la paz y de la guerra:
no; que fio las riendas del Estado  1300
a la mano robusta
encallecida por el grave arado;
y bajo el techo humoso campesino
los hijos educó, que el conjurado
mundo allanaron al valor latino.  1305

  —94→     —95→     -[67]-     -[67]-  

719. Primeros intentos de redacción:



    Amable poesía, que en la libre
    soledad educada
   del trato ciudadano
   el bullicio esquivabas


   Divina poesía, que en la libre
   soledad te criaste, y zahareña
   del ciudadano trato te esquivabas


   el trato ciudadano, vergonzosa,


   Amable poesía, hija del bosque


   Hija de verdes bosques, poesía


   Hija del verde bosque, poesía

724. Primera redacción:



   los ecos montaraces compañía

726-764. Otras redacciones:




   que tu nativa rustiquez desdeña,
   y dirijas el vuelo a do te llama
   del mundo de Colón la grande escena.
   También propicio allí respeta el cielo
-[68]-

Vde tu laurel la siempre verde rama,
   también allí revuela entre las flores
   Céfiro, y al viviente inspira amores.
   ¿Amas, hija del bosque, la soberbia
   de dorados alcázares reales?

X¿Y a tributar también irás en ellos
   con la pérfida turba cortesana
   el torpe incienso de servil lisonja,
   con que el poder efímero se esponja?
   No tal te vieron tus más bellos días

XVcuando en la infancia del linaje humano,
   maestra de los maestros
   cantaste al hombre sus primeras leyes.
   ¡Ah! no te detenga, (ileg.) ninfa hermosa,
   esta región de luz y de miseria,

XX   do la virtud a cálculo somete
   tu ambiciosa rival filosofía,
   que sola de los hombres goza el culto
   donde con el valor los premios parte
   la pérfida doblez del cortesano;

XXV donde la hidra coronada que amenaza
   traer de nuevo al orbe avasallado
   la antigua noche de barbarie y crimen;
   donde la libertad profundo escarnio;
-[69]-
   la corrupción cultura se apellida,

XXX fe la servilidad, grandeza el fasto.
   Descuelga, pues, de la caduca encina
   la dulce lira de oro, con que un tiempo
   entonaste a los dioses sacros himnos,
   el santo amor cantaste de la patria,

XXXV y a los heroicos hechos diste gloria.
   ¿O más te agrada en apacibles tonos
   de la Naturaleza bella y pura

xx Primera redacción:



do la virtud a cálculo sujeta

xxii Otra redacción:



que el culto de los hombres te ha usurpado;

xxvi Primera redacción:



traer de nuevo al orbe esclavizado

xxviii Primeros intentos de redacción:



donde la libertad furor se llama,


do necio error la libertad se llama,


donde la libertad escarnio impío

  -[69]-  

xxxi Primera redacción:



Descuelga, pues, tu dulce lira de [oro]

xxxv Otros intentos de redacción:



y de heroicos ejemplos la alabanza


y la alabanza de...

765. Primera redacción:



   los prados y las flores y el oscuro

766. Primera redacción:



   de la floresta opaca, el fugitivo

  -[70]-  

770-774. Primera redacción:




   y sobre el vasto Atlántico tendiendo
   las atrevidas alas, a otros cielos
   a otro mundo, a otras gentes te encamina;
   do viste aún su juvenil ropaje

Va la tierra; do derrama en larga copia
   las producciones de los climas todos
   el suelo que rebelde aún no conoce
   del hombre humano imperio

ia Otro intento de redacción:



y sobre el vasto Atlántico llevada
a osado vuelo...

iia Otra redacción:



el vuelo audaz, los reinos abandona

iiia Otras redacciones:



a otra tierra, [a otros pueblos te encamina]


a otro mundo, a otros pueblos te encamina

viia Otros intentos de redacción:



el suelo, apenas que el imperio...


el suelo, que el imperio apenas...


el suelo, que el imperio aún no ha domado

774. Primera redacción:



   la tierra, al hombre subyuga [da apenas]


   la tierra, al hombre avasallada apenas

  -[71]-  

780. Primera redacción:



   deja ya, deja el suelo


   deja el exhausto suelo

784. Primera redacción:



   crece también allí la verde rama

786. Primera redacción:



   también allí la selva, el bosque, el río

795-796. Primeros intentos de redacción:



   y disipando en presurosa fuga
   la yerta sombra...


   la yerta sombra el Alba disipando


   y en presurosa fuga
   disipando las sombras


   las yertas sombras disipando

798. Primera redacción:



   y el padre de luz en nacarado


   la aurora: el Rey del cielo en nacarado

  -[72]-  

804-907. Primeros intentos de redacción:



   A tributar también irás en ellos,
   cercada de la turba cortesana,
   el torpe incienso de servil lisonja?
   No tal, no tal te vio tu edad más bella


   Rinda en ellos la turba cortesana
   el torpe incienso de servil lisonja;

818-820. Primeros intentos de redacción:



   do ante el poder se arrastra prostituida


   do ante el poder se arrastra envilecida
   la religión: la libertad delirio,

823-826. Primera redacción:



   ¿Qué aguardas? De la encina que a Permeso
   dio fresco abrigo en su follaje espeso
   y cede hoy a los años carcomida,
   descuelga aquella lira melodiosa

  -[73]-  

833. Primera redacción:



   a otros valles alegres,

835-837. Primera redacción:



   donde aun no bien del hombre, vasallaje
   reconoce la tierra, y viste inculta
   el primeral ropaje;


   y aun no bien de los hombres reconoce
   la tierra vasallaje,
   vistiendo inculta el primeral ropaje;

839. Primera redacción:



   desde la yerma atlántica marina

845. Primera redacción:



   cumbre, qué vega hermosa

849. Primera redacción:



   que el británico orgullo vio abatido


   vio el británico orgullo confundido

852. Primera redacción:



   caudal de cien potentes feudatarios

  -[74]-  

857-858. Primeros intentos de redacción:



   o los campos prefieres
   del claro Maipo, laureado río,


   o bien la afortunada
   tierra del Maipo vencedor prefieres,


   margen del Maipo vencedor prefieres,

860. Primera redacción:



   y la guirnalda de la madre Ceres?


   la rubia espiga de la madre Ceres?

861-863. Primera redacción:



   Allí el candor, ingenuo,
   que a la feliz dorada edad imita,
   y la hospital...


   y la franqueza...


   con el valor y el patriotismo habita

867. Siguen tachados los siguientes versos:



   la mística serpiente devorando
   entre las corvas garras apresada,
   y el lago que en sus ondas ve nadante
-[75]-
   de mágicos jardines leda tropa,

V y el suelo de inexhaustas venas rico
   que casi hartaron la avarienta Europa?
   Ya de la mar del Sur la bella Reina,
   a cuyas hijas dio la gracia en dote
   Naturaleza...

i Primera redacción:



la rústica serpiente destrozando

iii Otras redacciones:



y el lago hermoso en cuyas ondas nada


y el lago hermoso en que flotar se mira


y el lago que en sus ondas ve flotante

  -[75]-  

871-876. Otros intentos de redacción:



   ¿O aquélla que del Guayas abundoso
   en cuyas ondas nada


   ¿O aquélla que a la margen reclinada
   del Guayas abundoso


   ¿O aquélla que del Guayas abundoso
   a la verde ribera reclinada


   ¿O aquélla que a la margen apacible
   del Guayas abundoso recostada,
   de mágicos jardines leda tropa
   a la verde ribera reclinada,
   mirando está al gigante de los Andes
   que en nieve eterna el ancha espalda arropa?

   ¿O la que sobre el Guayas reclinada
   de mágicos jardines leda tropa


   ¿O aquélla que a la margen recostada
   del manso Guayas ve la leda tropa
   que en sus cristales nada
   y jayán de los Andes
   que en nieve eterna el ancha espalda arropa?

   ¿O a la que el manso Guayas acarrea
   de mágicos jardines leda tropa,
   que en sus cristales nada
   y viendo está el gigante de los Andes
   que en nieve eterna el ancha espalda arropa?


   ¿O a la que el manso Guayas acarrea
   de nadantes jardines leda tropa,
   y viendo está el gigante de los Andes
   que en nieve eterna el ancha espalda arropa?

   ¿O pondrás tu morada
   donde el hermoso Guayas acarrea
   de mágicos jardines leda tropa
   que en sus cristales nada
-[76]-


   ¿O la ciudad escoges por morada
   a quien el manso Guayas acarrea
   de mágicos jardines leda tropa
   que en sus cristales nada;
   Guayaquil bienhadada,
   mirando está el gigante de los Andes
   que en nieve eterna su ancha espalda arropa?

885-893. Primera redacción:



   ¿O a Quito excelso, que de canas cumbres
   coronada está y eterno aliento bebe
   a tu celeste inspiración propicio?
   Mas oye do tronando,

V entre muralla de peinada roca,
   y envuelto en blanca nube de vapores,
   que bien pinta de trémulos colores,
   del Madalén se precipita al valle
   con salto audaz el Bogotá espumoso?

iv Otra redacción:



Mas oye do tronando se abre callo

895. Primera redacción:



   te aguardan; cuando en ocio deleitoso

  -[77]-  

899. Primera redacción:



   violase el suelo, ni extranjera nave

904-909. Primera redacción:



   buscaba el hombre bajo nuevos techos
   el abrigo, que grutas y boscajes
   salubre le brindaban y seguro,
   ni la próbida ley poner pensaba
   al campo valla, o a los pueblos muro

906. Otra redacción:



   que abrigo el verde bosque y honda gruta

909. Otra redacción:



   al campo setos y a los pueblos muros

910-922. Al margen del manuscrito en donde están estos versos aparece la siguiente nota:

El banano es el vegetal que principalmente cultivan los esclavos en el pequeño terreno que nuestros agricultores suelen separarles en sus haciendas, y de que aquellos infelices (aunque lo son en mucho menor grado que los esclavos de algunas naciones celebradas por su humamanidad (sic)) sacan mediata o inmediatamente casi toda su subsistencia, y cuantas cosas contribuyan a hacerle tolerable la vida, cuya lista a la verdad no es larga.



914. Primera redacción:



   de los felices Muiscas envidiosa,

  -[78]-  

923. Primera redacción:



   montaña, abre a las ondas ancha valla

926-927. Primeros intentos de redacción:



   de las ya estrechas márgenes, que asalta
   embravecido, la presión desdeña,


   de las que ya opugnó con vano asalto
   (ileg.) voces, la prisión desdeña


   ya enfurecido la presión desdeña
   de [la] paterna orilla

929. Primera redacción:



   Vuelve el valle a la luz, y el muisca al valle

931-932. Primera redacción:



   Nenqueteba piadoso artes y leyes
   y culto dio; después que a la maligna

936-937. Primera redacción:



   Ve, pues, ve a celebrar las maravillas
   del fogoso ecuador
   ¿qué zona asunto igual da a tus pinceles?


   Ve, pues, a donde ostenta a tu mirada

  -[79]-  

945-947. Primera redacción:



   Píntanos el azul vistoso cielo
   que de los astros todos hermosean
   los negros coros; donde un tiempo el vasto


   Píntanos el azul vistoso cielo
   que de todos los astros hermosean
   coros alegres; donde un tiempo el vasto

953-954. Primera redacción:



   Píntanos al silvoso laberinto
   que densamente entrelazadas formas

962. Primera redacción:



   donde rama con rama

965-966. Primeros intentos de redacción:



   hacen, y a las raíces


   llevan, y a las raíces
   angosto viene el gremio de la tierra

  -[80]-  

973. Primera redacción:



   excenta, por las márgenes amenas

978-979. Primera redacción:



   viese arder en la bóveda azulada
   tus cuatro lumbres bellas

983-985. Primera redacción:



   y del cucuy las luminosas huellas,
   cual vagoroso ejército de estrellas
   mirase hender el aire tenebroso

987-989. Primera redacción:



   viniera el son del yaraví amoroso
   con que interrumpe de la yerma noche
   la muda calma el amador ausente!

990. Primera redacción:



   ¡Ay triste! que abandonado


   mísero! que abandonado
   viva en perpetuo...

  -[81]-  

995. Primera redacción:



   os evoca ante mí la fantasía

1008-1009. Primera redacción:



   ¡Ah! ¿dónde estáis ahora,
   infelices amigos

1018. Primera redacción:



   y de los más, ¡oh infortuna[dos]! está


   y de los más, ¡oh desgraciados

1024. Primera redacción:



   (ileg.), o los blancos huesos que inhuma[na] c

  -[82]-  

1035. Primeros intentos de redacción:



   interrumpid, imágenes quer[idas]


   romped del os[curo]

1036. Primera redacción:



   y, cual un tiempo en plática suave

1041. Primer intento de redacción



   del calabozo oscuro hondo...

  -[83]-  

1067-1068. Primera redacción:



   mezcla de amargo y dulce la fortuna:
   ¿Sin liga no se da ventura alguna?

1071. Primera redacción:



   y cabe el mirto del amor, enhiesta

1086. Primera redacción:



   al (ileg.) marjal tropa alevosa

  -[84]-  

1093. Primera redacción:



   zozobra el mundo en fiero paroxismo

1094-1100. Primera redacción:



   ¡Mas no! que el hombre aumenta
   la lista acerba, y cuantos da Natura
   medios de ofensa a cada criatura
   contra sí propio junta y perfecciona

1096-1097. Otra redacción:



   y nuevos medios ingenioso inventa
   de destrucción, y cuantos da Natura

1106-1109. Primeros intentos de redacción:



   sed de malvado lucro hace sangrienta


   sed de malvado lucro
   ensangrienta los reinos africanos


   los reinos africanos ensangrienta


   las costas africanas ensangrienta


   y del postrer Ocaso y de la Aurora
   penetra a los desiertos africanos


   y a los climas lejanos


   y del Ocaso postrero y de la Aurora
   sed de malvados lucros y de dominios
   las líbicas orillas ensangrienta


   lleva, al líbico suelo el exterminio


   a la playa africana


   conduce [el exterminio]


   lleva ya el exterminio
-[85]-


   lleva al Austro apartado


   lleva al Austro oculto
   lleva a la ardiente Libia al exterminio

1110-1114. Primeros intentos de redacción:



el indio esclavo llora
   sus tesoros infaustos:
   el hombre en hombres sin pudor trafica:
   ¿y qué más falta ya a tus (ileg.)?


   y qué delito queda ya a tus furores
   por perpetrar? humanos holocaustos
   la Inquisición ¡oh Dios! te sacrifica


   ¿y qué más crimen queda
   por perpetrar? humanos holocaustos,
   la Inquisición ¡oh Dios! te sacrifica


   la Inquisición humanos holocaustos
   en pira abominable
   ¡oh Dios! te sacrifica


   la Inquisición su horrible pira enciende
   y ofrece al cielo humanos holocaustos

1114. A partir de este verso aparece tachado el siguiente fragmento, que damos con sus enmiendas:



   Y tú también, oh musa encantadora,
   tu también de tu origen olvidada
   ¿cuántas veces cantaste los furores
   de Mavorte cruento?

V Muda ya de sujeto y da algún día
   a verdaderos héroes tus loores

i-ii Primera redacción:



Y tú también, oh Musa,


Y tú también, divina Poesía
tú también de tu origen olvidada

iv Primera redacción:



de la guerra malvada

v-vi Primeros intentos de redacción:



Da ahora el galardón de tus loores
al valor solo...


Da ahora tus loores
a la virtud sencilla,
al campo hermoso, y si a tus ojos brilla
más que la paz alegre...
mejor sujeto América te ofrece

  -[86]-  

1118-1125. Primeros intentos de redacción:



   el luto y el espanto.
   Da tu divino canto
   a los heroicos hechos, Poesía


   el luto y el espanto.
   Mas no fue de los pueblos derramada
   la sangre allí sin fruto;
   que el héroe americano
   hizo la libertad el hierro en mano,


   el luto y el espanto
   y a torrentes la sangre derramada
   de los heroicos fue; mas no sin fruto;


   mas no (si corresponde al trono hermoso


   mas no (por más que...


   mas no (merced a ti, sublime aliento
   de libertad, que animas a los héroes


   que animas a los héroes verd[aderos]


   que aliento das...


   inspiración del héroe verdadero,

  -[87]-  

1136-1137. Primera redacción:



   Tú entonces de la lúgubre elegía
   entonarás los trenos, poesía,

1145. Primera redacción:



   y enamora la vista,

1149. Primera redacción



   ya por sujeto elijas...

1164. Primeros intentos de redacción:



   que ciudades sepulta


   el suelo en fiera convulsión destroza
   y el pueblo a un tiempo, y con la humilde choza
   el palacio magnífico sepulta


   y con el templo la pequeña choza


   y el alto templo con la humilde choza

  -[88]-  

1165. Primera redacción:



   que al eco ronco del tartáreo trueno

1167. Primera redacción:



   a la pompa fugaz, las glorias vanas

1170. Primera redacción:



   acumulando sobre vasto campo

1173. Primera redacción:



   de tu celeste aliento, Aonia virgen,

1180-1224. Otros intentos de redacción:



   ardiente los afanes galardona
   del labrador; la caraqueña almendra
   que el néctar da de etéreas musas digno;
   y las purpúreas bayas de la Arabia,

V y las dádivas mil con que la Zona
   de Febo amada al labrador corona,
   Su miel las cañas llevan, y viviente
   escarlata el nopal; do sus nevados
-[89]-
   copos el algodón tremola y néctar

X da el ananás de turcas mesas digno;
   de sus racimos la variada copia
   brinda el palmar; da azucarados globos
   el zapotillo; da la verde palta
   su grasa pulpa; da su oscura tinta

XVel añil; y el café el aroma acendra
   de sus albos jazmines, y el cacao
   cuaja en urnas de púrpura su almendra;
   la sabrosa carga agobia el banano

v Otra redacción:



Canta los dones mil con que la Zona

vii-xvii Otros intentos de redacción:



Allí su miel la caña, y su viviente
escarlata el nopal; allí sus copos
de pura nieve el algodón desplega,
su nutritiva nuez el coco educa,
-[89]-
su néctar digno de inmortales labios
da el ananás, da azucarados globos
el zapotillo; y su raíz la yuca.
Ahí el añil su oscura tinta acendra,
y su jugo el café, que al alma inerte
vierte el vigor perdido; y el cacao
cuaja en urnas de púrpura su almendra;

1182. Primera redacción:



   de abundosas cosechas,

1183. Primera redacción:



   Salve, fecunda zona,

1201. Primeros intentos de redacción:



   el hijo de la Arabia el jugo engendra


   el café su melado jugo acendra


   el café su melado jugo engendra


   el hijo de la Arabia
   melado jugo engendra

  -[90]-  

1208. Primera redacción:



   suspende los cuidados y divierte


   hace tregua [al cuidado y divierte]

1210-1213. Primeros intentos de redacción:



   sus globos para ti la papa educa,
   la palta su manteca te prepara.
   Para tu mesa su raíz la yuca,


   y su raíz la yuca


   ni es a tu mesa esquiva


   para tu mesa la patata educa

1217. Primeros intentos de redacción:



   y tendida la parcha


   a ti se tiende...


   a ti tendida la olorosa parcha

1219-1233. Primer intento de redacción:



   cuelga de sus racimos trepadores
   nectarios globos y franjadas flores;
   y desmaya el banano
-[91]-
   bajo su dulce carga,

V   el banano, primero de los dones
   que otorgó Providencia a las naciones
   del feliz ecuador con mano larga:
   vegetal bienhechor, que no forzado
   de humanas artes, rinde el premio opimo:

X   escasa industria bástale, cual puede

iii Comenzó a redactar:



y fallece el [banano]

  -[91]-  

iii-iv Otro intento de redacción:



y para abastecer la humilde mesa
de tus más pobres hijos, el banano
desmaya al peso de su dulce carga

v Otra redacción:



el banano, primero
de cuantos bellos dones,

ix Otras redacciones:



del arte humana rinde [el premio opimo]


del arte humana, el dulce premio cede:


del arte humano el rico premio cede:


de humanas artes, rinde el premio opimo

x Comenzó a redactar:



Pequeña ind[ustria]

1222. Primera redacción:



   de la espigada tribu, dora el grano;

1238. Primera redacción:



   tu suelo, fértil zona, a suelo alguno

  -[92]-  

1247. Primera redacción:



   el ocio disoluto ciudadano!

1250. Comenzó a redactar:



   de tierra tan dichosa...

1273. Primera redacción:



   del asiduo amador fácil oído

  -[93]-  

1277. Primera redacción:



   la virgen, y al delito le da espuela

1278. Primera redacción:



   el ejemplo primero que el deseo

1279. Otra redacción:



   ¿Y será que produzca esta sentina

1287. Primera redacción:



   de la sagrada ley regir el freno

1290-1291. Primera redacción:



   o impávido hará frente al genio altivo
   del engreído mando, en la tribuna

1302. Primera redacción:



   que tostó el sol y encalleció el arado;