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ArribaAbajoCanto VIII

Rocatriste




    La guerra es punto averiguado y fijo
que la dirige Dios, no la Fortuna;
y Dios de los ejércitos se dijo
por esta causa, y no por otra alguna.
Dando palabra de no ser prolijo,  5205
quiero, pues la ocasión es oportuna,
hacer sobre este asunto una homilía
para edificación ajena y mía.
   ¿Visteis jamás tan grande pelotera?
¿Tanto gigante? ¿Tanto monstruo bravo?  5210
Momentos hubo en que no sé si diera
por el cetro de Carlos un ochavo.
Viose él, y vio su corte prisionera;
paró su gloria en un desnudo cabo;
y cuando de salud no hay esperanza,  5215
Astolfo llega, y la victoria alcanza.
   Golïat, de una honda acerbo estrago,
—464→
Holofernes, que muere hecho una sopa,
y aquel a quien Tomiris con el trago
escarneció de la sangrienta copa,  5220
de la prosperidad al blando halago
navegaron un tiempo viento en popa;
mas dejó su soberbia al fin postrada
un niño, una mujer, una nonada.
   Vino el gran Corso, escándalo del mundo,  5225
a quien un reino dio cada batalla,
y donde hallar pensó terror profundo,
firme virtud y heroicos pechos halla.
Al noble ejemplo, el brío moribundo
de Europa en repentino incendio estalla,  5230
y el fallo que a un peñasco te deporta,
¡Napoleón! la tierra escucha absorta.
   El vulgo estos portentos atribuye
a caprichos y juegos de Fortuna,
la cual se dice que a su antojo influye  5235
en cuanto abraza el cerco de la luna.
Mas cuando a impulso débil se destruye
titánico poder, sin duda alguna
es porque el cielo al oprimido ampara,
y contra la injusticia se declara.  5240
   Y aunque es verdad que suelen algún día,
para probar la fe, vencer los malos,
—465→
ello la presuntuosa altanería
es humillada al fin y acaba a palos.
Mas (ya lo veo) os cansa la homilía,  5245
y suspirando estáis por los regalos
de la apacible, deleitosa estancia
adonde aporta el Campeón de Francia.
   El cual, no bien está la barca surta,
por la lozana orilla el paso mueve;  5250
y atravesando perfumada murta,
estremecida al susurrar de un leve
soplo, que a el alma los cuidados hurta
y la fatiga al cuerpo, a rato breve
una fábrica mira grande y bella  5255
que entre copados árboles descuella.
   A un lado y otro, por diversas rutas,
florestas hay de pájaros pobladas,
pensiles, parques, lagos, templos, grutas,
por acá fuentes, por allá cascadas.  5260
Deciros de las flores y las frutas
en jardines, vergeles y enramadas,
fuera juntaros cuanta copia opima
a cada suelo cupo y cada clima.
—466→
   Conducen a la fábrica eminente  5265
doce marmóreas gradas de colores,
y en columnas de pórfido esplendente
estriban tapizados corredores,
de donde, al manso embalsamado ambiente,
un divino concierto de cantores  5270
y de instrumentos varios esparcía
torrentes de gratísima armonía.
   Las flores y la música y la calma
que allí de los sentidos se apodera;
aquel süave olor que llega a el alma  5275
y ya sólo al placer la deja entera;
y lo que en mi sentir lleva la palma
a lo demás, una gallarda hilera
de bellas ninfas, que a encontrarle viene,
todo al barón embelesado tiene.  5280
   Después de un gentilísimo saludo
una de ellas le dice: «Caballero,
dichosa la ocasión llamarse pudo
que te trajo a este albergue placentero,
do, si no está tu corazón desnudo  5285
—467→
de humanas afecciones, como espero,
y lo anuncia tu garbo y apostura,
será, la que te aguarda, alta ventura».
   Así diciendo, al caballero indica
el marmóreo portal del gran palacio;  5290
luego una sala le recibe, rica,
maravillosa, de ovalado espacio;
festones la techumbre multiplica
de crisólito, de ópalo y topacio;
de alabastro el más cándido es el muro;  5295
perfiles y cenefas de oro puro.
   Entrando el caballero, en medio se halla
de bulliciosa juvenil cuadrilla
de hermosas ninfas, que al mirarle calla,
y le conduce a la más alta silla.  5300
—468→
Una, terciada al hombro alba toalla,
hincada humildemente la rodilla,
una bacía de oro le presenta,
que los primores del cincel ostenta.
   Otra, que deja en leve ropa gualda  5305
brujulear las formas a la vista,
y prendida a la cinta lleva el halda,
y en el broche una cárdena amatista,
toma el aguamanil (de una esmeralda
labrado, la más grande que fue vista),  5310
y derrama al señor de Montalbano
líquido aroma en una y otra mano.
   Otra dama tras esto, que, ceñida
la frente de arrayán, tiene por gala
única su beldad (que, por mi vida,  5315
la de la más encopetada iguala),
«A punto está, le dice, la comida»;
y la gallarda tropa, puesta en ala,
al buen señor de Montalbán se inclina,
y a do el banquete aguarda le encamina.  5320
   Junto allí se demuestra cuanto puede
—469→
excitar al más lánguido apetito,
y no sé si la copia al arte excede,
o si lo vario es más que lo exquisito;
pues reunido pareciera adrede  5325
para que en este número infinito
de viandas con que al gusto se festeja,
vague la vista, en elegir perpleja.
   De la mesa, que entolda entre follaje
verde una red de flores olorosas,  5330
va el caballero al superior paraje
con cuatro damas de las más donosas.
Otras, arregazado el blanco traje,
coronada la sien de blancas rosas,
ministran; y una de ellas, que el divino  5335
néctar servir pudiera, escancia el vino.
   Cuando, acabada la soberbia cena,
descubierta quedó la mesa de oro,
a una gran cuadra van de antorchas llena,
do mientras danza alborozado coro  5340
al compás de amorosa cantilena,
de suave cuerda y de metal sonoro,
una discreta dama al distraído
barón se llega, y dícele al oído:
   ¿Ves la ventura que te ofrece el cielo?  5345
—470→
Predestinóla a ti la reina mía,
que de tu amor aguarda su consuelo,
y si quisieras más, más te daría».
Estaba el buen Reinaldos como lelo,
y a veces receloso se decía:  5350
«¿A que el traidor de Malgesí me engaña,
y cuanto miro es todo una patraña?».
   En esto el nombre oyó, por accidente,
de Angélica. Irritado basilisco
se vuelve, y con ceñudo continente  5355
caricias, ruego, amor rehuye arisco.
No hay placer ni hermosura que le tiente;
se despeñara del más alto risco,
y en el más hondo abismo se echaría,
por no ver la que tanto aborrecía.  5360
   Por la primer salida, que halla abierta,
de esta, a su juicio, odiosa cárcel, huye.
«De nada aquí te servirá Frusberta
(teniéndole, una dama así le arguye);
—471→
lo postrero es del mundo esta desierta  5365
ínsula, que ignorado mar circuye;
en prisiones estás, y no te queda
más arbitrio que hacértelas de seda».
   Las cejas el francés airado enarca,
que sólo entonces fue descomedido;  5370
y a la playa en demanda de la barca
corre, con el intento decidido
de abandonarse a ella, aunque la Parca
le dé por tumba el ponto embravecido.
Por la tropa de ninfas atropella,  5375
llega al mar, ve la barca, salta en ella.
   Mas heos aquí segunda maravilla:
por más que corta el agua con la espada,
así aparta la nave de la orilla
como si allí estuviese emparedada,  5380
o a las ásperas rocas por la quilla
con cincuenta cadenas amarrada;
moverla no le es dado, más que al viento
sacar un farallón de su cimiento.
   Estaba ya Reinaldos impaciente,  5385
pensando si a las ondas se arrojase;
—472→
y al intentarlo, inesperadamente
de la costa el barquillo se desase,
y tomando la vuelta del poniente
sin que el barón la causa adivinase,  5390
así va, que saeta no le iguala
en lo veloz, ni disparada bala.
   El manto de la noche el mundo vela,
y en tanto el barquichuelo desalado
no corre por el agua, sino vuela;  5395
y lo mejor (si aún no lo he declarado)
es que no se usa en él jarcia ni vela,
ni remo, ni timón; y tripulado
parece estar de duendes, y que sea
el mismo Satanás quien pilotea.  5400
   Da fondo en fin al despuntar la aurora,
que en nubes se embozó de infausto agüero.
Reinaldos desembarca, y una hora
anduvo sin destino y sin sendero,
cuando a un anciano ve, que gime y llora,  5405
y le dice: «¡Ah Señor! Un bandolero
me acaba de quitar una hija amada;
de su inocencia y mi dolor te apiada».
   Tiénela el tal en una selva espesa,
y a pie el de Montalbán y solo se halla;  5410
—473→
mas no por esto rehusó la empresa;
antes presenta al robador batalla.
Conturbado el ladrón soltó la presa;
y luego, dando un silbo, atiende y calla;
apenas fue la seña oída, el puente  5415
calan, de un gran castillo, que está enfrente,
   De donde un jayanazo de morena
faz, erizado pelo y mirar torvo,
sale, y un dardo trae y una cadena
que el un extremo tiene agudo y corvo.  5420
Y sin decir razón mala ni buena
el dardo arroja, que, no hallando estorbo
en el escudo, el fino arnés horada
del paladín, y encarna una pulgada.
   Rïó Reinaldos desdeñosamente,  5425
que no quedó del tiro muy contento.
A castigar la injuria fue impaciente;
pero el bribón le adivinó el intento;
la espalda le volvió y hacia otro puente
que de uno y otro lado tiene asiento  5430
sobre berruecos de áspera barranca,
corrió como en hüída, a toda zanca.
   Hay en medio del puente una argolluela;
de ella el gigante la cadena traba
metiendo el gancho, y cuando ve que vuela  5435
el paladín tras él con furia brava,
y al puente se abalanza sin cautela,
el traidor, que otra cosa no aguardaba,
—474→
tira de la cadena, y al instante
húndense paladín, puente y gigante.  5440
   Jamás se vio invención tan rara y nueva.
Aturdido Reinaldos del porrazo,
rodando fue hasta el centro de una cueva,
en donde pie con pie, brazo con brazo,
le ata el jayán, que al hombro se le lleva,  5445
diciendo: «No nos dieras embarazo,
y te estuvieras a pie quedo en casa,
y no te pasaría lo que pasa».
   El lance, por mi vida, es apurado.
«¡Cómo Fortuna en su rigor se extrema!  5450
dice el barón, ¿quién pudo haber pensado
tan nueva y nunca vista estratagema?
Pero que pinte lo que quiera el dado;
¡perdí el honor! ¿Qué azares hay que tema?
Lo que siento es morir como un baldío,  5455
atado pies y manos, y hecho un lío.
   «¡La voluntad de Dios cumplida sea!».
Llegan en esto al puente del castillo,
do de osamenta descarnada y fea
ocupado se ve cada portillo;  5460
—475→
aquí una triste víctima boquea;
allá cuelga un cadáver amarillo;
de sangre están teñidos muro y suelo;
todo señales da de espanto y duelo.
   Mas no el color por esto se le muda  5465
ni al miedo da cabida el caballero.
Envuelta en largas ropas de vïuda
una vieja recibe al prisionero,
de avellanada tez, flaca, barbuda,
y de un mirar desapacible, austero.  5470
«Menguada fue la hora en que viniste,
dice, a jurisdicción de Rocatriste.
   «Pero hallándose el número cumplido
de víctimas que mueren cada día,
según el rito ahora establecido  5475
en esta malhadada estancia mía,
ten, si en algo lo estimas, entendido
que tu fin no es llegado todavía;
mas de la luz despídete, que es ésta,
¡mezquino!, la postrera que te resta».  5480
   Al solitario albergue de un oscuro
sótano el caballero es conducido,
en que un lecho le aguarda angosto y duro
y un pedazo de pan enmohecido.
Juzga llegado el término inmaturo  5485
de su vida, y lo toma a buen partido,
—476→
que sin honor la vista le es amarga
del mundo, y el vivir pesada carga.
   Postrado a la fatiga y la tristeza,
del ánima mortal doble beleño,  5490
reclinó, como pudo, la cabeza,
y abandonóse, sin sentir, al sueño.
Mas no ha dormido el infeliz gran pieza,
cuando tocar se siente, y al pequeño
resplandor de una lámpara expirante,  5495
el bulto de la vieja vio adelante.
   La cual así le habla: «Caballero,
tu presencia gentil tanto me obliga,
que una proposición hacerte quiero
con que evitar tu muerte se consiga.  5500
Mar porque entiendas mi designio, el fuero
que aquí se guarda es menester te diga,
y que con harta pena haga memoria
de una sangrienta y lamentable historia.
   «Un caballero fue, de gran riqueza,  5505
señor de este castillo y tierra un día;
a todos hospedaba con franqueza;
en pompa grande y esplendor vivía;
a gentes de valor y de nobleza
sobremanera honraba y distinguía;  5510
y tuvo una señora por esposa,
tanto como leal y casta, hermosa.
   «Ella, que de hermosura fue un lucero,
era llamada, no sin causa, Estela;
llamábase Damón el caballero,  5515
y el castillo que miras, Orcanela,
que en Rocatriste conmutó el primero
nombre por lo que oirás en la secuela.
Damón, por una selva, que cercana
está a la mar, cazaba una mañana.  5520
   «Y como a un caballero acaso viera
correr el monte en forma de batida,
—477→
según costumbre suya a todos era,
a su castillo y mesa le convida.
Mi marido era el tal (¡nunca lo fuera!);  5525
Marquino, duque entonces de Fonfrida;
y, como los demás, es hospedado
en Orcanela, y grandemente honrado.
    «Pues, como lo ordenó fatal estrella,
puso el huésped los ojos en la dama,  5530
y al punto enamorado quedó della,
que siempre amigo fue de ajena cama;
mírala tan honesta como bella,
y tanto más su loco ardor se inflama;
ya no entiende ni piensa en otra cosa  5535
que en robar a Damón la cara esposa.
   «De Orcanela se va; mas a la grupa
algún genio infernal pienso que lleve,
que para el robo en que la mente ocupa
le sugiera el ardid más ruin y aleve.  5540
Arma escondidamente una chalupa,
de noche se hace al mar, y aporta en breve
a un oculto lugar de esta ensenada
y pone a poco trecho una celada.
   «Como sonando el cuerno iba Marquino  5545
la siguiente mañana, el sin sospecha
Damón, gozoso a saludarle vino,
y al cuello aquel traidor los brazos le echa.
Cabalgan juntos por aquel camino,
y mi marido, haciendo la deshecha,  5550
frecuentemente vuelve atrás la cara,
—478→
como si alguna cosa se dejara.
   «Revolver, dice el otro, justo fuera,
si algo os dejáis que os tenga con cuidado.
Es un lebrel que estimo en gran manera,  5555
dice Marquín, mas daros temo enfado.
No haréis tal. Y esto dicho, a la ligera
vuelve Damón las riendas, y el malvado
le lleva a do emboscada está su gente;
muerto fue el infeliz traidoramente.  5560
   «Con su propia bandera es el castillo
tomado; en él no dejan alma viva;
uno muere a dogal, otro a cuchillo;
y de sentido a Estela el susto priva,
en quien el más que bárbaro caudillo,  5565
como la ve que alienta apenas, iba
a poner su nefario intento en obra,
cuando ella del desmayo se recobra.
   «Fuerzas le da el honor, y a brazos lucha
con este hombre crüel cuanto lascivo,  5570
que gemidos y súplicas no escucha,
antes le sirve el llanto de incentivo.
Bien se defiende Estela; pero es mucha
la desventaja; y ya el denuedo altivo
siente que mengua, y sin aliento se halla  5575
para tan fiera y desigual batalla.
   «Mas aunque el cuerpo es débil, no así el alma,
ni el puro corazón, leal y honesto;
por otro estilo quiere ver si calma
de su enemigo el desalmado arresto.  5580
Señor, le dice, es tuya al fin la palma;
mas ¿qué placer en medio del funesto
teatro que tenemos a la vista,
pudiera hacerte dulce la conquista?
   «¿Puede dar gusto una mujer sin vida,  5585
víctima del dolor y del espanto?
—479→
Si dejar que olvidada y escondida
vaya a un claustro a llorar, te cuesta tanto,
permíteme a lo menos que te pida
un plazo breve a la amargura y llanto  5590
que a un amor fino, aunque infelice, debo,
antes de dar oídos a otro nuevo.
   «Concédeme que llore un solo día
y a mi caro Damón dé sepultura;
después tu voluntad será la mía,  5595
y me resignaré a mi desventura.
Si por piedad, honor, caballería
esta breve merced se me asegura,
no digo yo que te amaré, sí digo
que a sempiterna gratitud me obligo.  5600
   «Esto propone por si algún vecino
socorro llega, aunque en tan corto plazo;
pensando, si no ve mejor camino,
a veneno morir, a espada o lazo,
antes que consentir del asesino  5605
de su marido el detestable abrazo;
ni pareció, llegada al trance estrecho,
ser su resolución de instable pecho.
   «Después de haberlo el duque masticado,
últimamente admite la propuesta.  5610
Viene en el entretanto un fiel crïado,
y el caso por menor me manifiesta.
Dice también que el duque le ha mandado
que una droga mortal le tenga presta;
que conmigo a comer vendrá Marquino,  5615
y él mismo ha de mezclármela en el vino.
—480→
   «¿Por qué una vida sola se escondía58,
traidor Marquino, en ese infame pecho,
y no da a mis venganzas cada día
pasto tu corazón pedazos hecho?  5620
Si un infierno, señor, el alma mía
se vuelve ahora, recordando el hecho,
qué debí de sentir, fresca la ofensa,
y reciente la herida, tú lo piensa.
   «En el castigo lo verás patente  5625
que yo tomé de mi ofensor villano.
Dos niños tuve de su vil simiente.
Maté al mayor con esta propia mano.
Estaba el pequeñuelo allí presente,
y mirándome herir al pobre hermano,  5630
madre, decía, madre, no tan duro;
asiéndole de un pie le estrello al muro.
   «Luego apartando enteras las cabezas,
los tiernos cuerpezuelos descuartizo,
y los divido en mil menudas piezas.  5635
Aún hoy de referirlo me horrorizo,
después que asombros tantos y crüezas
han vuelto en mí lo humano un ser postizo.
Paréceme tener aquí delante
la carne de mis hijos palpitante.  5640
   «Mas me vengué; del hecho no me pesa.
Vuelve, pues, mi marido, y con traidora
cara se llega a mí, me abraza y besa.
En varios platos se le sirve ahora
la carne de mis hijos a la mesa;  5645
él mismo que los hizo los devora.
—481→
¡Oh sol! tú que lo viste, ¿cómo el paso
no apresuraste a hundirte en el ocaso?
   «Valida yo, no sé de cuál pretexto,
dejé la mesa, y con aquel crïado  5650
salgo oculta de casa, y voyme presto
a la frontera del vecino Estado,
cuyo señor, que se llamaba Ernesto,
era primo de Estela, y ya avisado,
para salvar, si era posible, a Estela,  5655
marchaba con los suyos a Orcanela.
   «Pues Marquino, que de esto nada sabe,
mi ausencia nota, y manda en busca mía.
Cerrado estaba mi aposento a llave;
la llave falta; llaman; nadie abría.  5660
Cuidadoso Marquino, y algún grave
suceso recelando, a tierra envía
de un puntapié las cerraduras; entra,
y lo que menos imagina encuentra.
   «Retrajo el paso, dando un recio grito.  5665
Las dos cabezas vió en una bandeja;
y este letrero, de mi mano escrito,
nada en el caso que dudar le deja:
Tus hijos son; matólos tu delito;
mi venganza en sus carnes te festeja;  5670
sepulta lo que dellos te ha quedado;
lo demás ya en tu vientre has sepultado.
   «Mas, recobrado del horror primero,
de indicios varios, que juntar procura,
coligiendo mi fuga y paradero,  5675
venganza contra mí y Ernesto jura;
—482→
las armas pide y un bridón ligero,
y pártese a Orcanela en derechura,
no sea que, si tarda, Ernesto equipe
su gente, y a esperarle se anticipe.  5680
   «La medianoche o poco menos era,
cuando aquí pareció con su mesnada.
Protesta que la víctima primera
que ha de ser a sus iras inmolada
es el honor de Estela prisionera,  5685
y que ya de sus brazos no habrá nada
que la defienda, y que su gusto estorbe,
si bien se armase en contra suya el orbe.
   «A Estela hace llamar. Llega la dama
con pálido semblante y lagrimoso;  5690
y conociendo el fin con que la llama
y que es el resistirle infructüoso,
atenta ya a cumplir lo que a su fama,
tiene jurado y al difunto esposo,
sígueme, respondió; y a una vecina  5695
cuadra con lento paso se encamina.
   «Y pisado el umbral, osada y presta
un puñal en el pecho se sepulta.
Hállase, enmedio de la cuadra, puesta
el arca triste que a Damón oculta.  5700
Bañada en sangre encima se recuesta,
y al hombre aborrecido que la insulta,
en vez de la beldad que estaba cierto
de profanar, dejó un cadáver yerto.
—483→
   «Fuese despecho vengativo, o fuese  5705
que el nefando banquete de aquel día
turbados los sentidos le tuviese,
dicen que aun no era parte todavía
este caso funesto, a que cediese
del intento brutal con que venía;  5710
horrorizado, al fin, de allí se aleja,
y a recibir a Ernesto se apareja.
   «Ernesto y yo llegamos con la aurora.
Brevemente la roca fue tomada,
y a mi vista exhaló su alma traidora  5715
de mil modos Marquín martirizada.
A la demás caterva malhechora
pasamos por el filo de la espada,
y a la dama se dio sepulcro honroso
a par del caro malogrado esposo.  5720
   «Ernesto se volvió; yo en este ajeno
castillo pensé hallar mansión segura.
Era casi pasado el mes noveno,
cuando a deshoras, una noche oscura,
se oyó una voz que, como ronco trueno,  5725
—484→
brama en la embovedada sepultura,
lecho postrero de Damón y Estela;
voz que de susto y pasmo a todos hiela.
   «Tres gigantes dejó conmigo Ernesto
para atender a la defensa mía.  5730
El que de ellos mostró mayor arresto
fue a ver lo que en la tumba sucedía;
y violo, el pobre, demasiado presto,
porque no bien el suelo removía,
cuando al bramar de la honda voz parece  5735
que el orbe, no el castillo, se estremece.
   «Y un monstruo que abortar quiere la tierra,
solevantando la funérea losa,
alza una garra, que al gigante afierra,
y a sí le trae con fuerza poderosa.  5740
Luego que entero y vivo lo sotierra,
un tanto la tremenda voz reposa;
mas al siguiente día otra vez muge,
y el castillo, otra vez temblando, cruje.
   «Hombre no se encontró de tan seguro  5745
corazón, que bajar allá quisiera.
Yo en torno mandé alzar un grueso muro,
y que con una máquina se abriera
la cripta sepulcral, de do un impuro
contrahecho vestiglo salió fuera,  5750
de temeroso aspecto y forma rara,
cual verás, si quisieres, cara a cara.
   «Es tal su condición, que no hay manera
de que otra carne en vez de humana pruebe;
y si no es que a menudo a la barrera  5755
en que encerrado brama se le lleve
—485→
algún mezquino que a sus manos muera
y su voraz horrenda gula cebe,
el fuerte muro y garra y cuerno prueba,
y en todos el espanto se renueva.  5760
   «Así que, como ves, dura, forzosa
necesidad es nuestra usanza y fuera,
ni te parezca, practicable cosa
trasladarme a otro sitio, aunque quisiera;
hácenme mis delitos tan famosa,  5765
y tanto me odia el mundo y vitupera,
que no me resta en parte alguna asilo
do esperar pueda un porvenir tranquilo.
   «Oye, pues, lo que voy a proponerte:
sé mi esposo, y señor de este castillo;  5770
que si bien es un don de baja suerte
el que te ofrezco, y de pequeño brillo,
—486→
quizá, si lo comparas con la muerte,
encontrarás razón de preferillo;
de otro modo ya sabes que te espera  5775
temprano fin en garras de la fiera».
   Luego que el buen Reinaldos hubo oído
este prolijo lastimoso cuento,
y casi a carcajadas ha reído
oyendo de la vieja el pensamiento,  5780
así le dice: «Madre, yo te pido
que me permitas ir a ese sangriento
bruto, fantasma, o lo que fuere, armado
como me ves, y con mi espada al lado».
   Ceñuda ella responde: «Haz lo que quieras.  5785
Sábete que eso mismo ha de valerte
el ir armado, que si no lo fueras;
que al fin a lo que vas es a la muerte.
¿Qué espada, ni qué arnés, ni qué quimeras?
Sus uñas rasgan de la propia suerte  5790
el hierro que la seda, y no hay tan fino
acero, que en su piel se abra camino.
   «Pues que te desagrada mi propuesta,
condescender a tu demanda quiero».
Llegada la mañana, a la funesta  5795
arena es descolgado el caballero.
He aquí el bravo animal; he aquí que a presta
carrera el más valiente huye primero
y de sus uñas, aun con ser el muro
tan alto y grueso, no se cree seguro.  5800
—487→
   A paso va Reinaldos, aunque tardo,
firme, desenvainada su Frusberta.
Mas ¿para cuándo a retratar aguardo
esta alimaña en bruto y diablo injerta?
Que diese el ser a este animal bastardo  5805
el diablo y lo amasase con la yerta
carne y la sangre de Marquino helada,
dice el autor que es cosa averiguada.
   De Damón fue erigido el monumento
en subterránea bóveda espaciosa  5810
que sostiene un bruñido pavimento,
do dice en letras de oro negra losa:
«Bajo esta piedra el fúnebre aposento
se oculta de Damón y de su esposa;
dechado él de caballeros; ella  5815
de fe constante y de hermosura estrella».
   Tirado, pues, a un lóbrego escondrijo,
no lejos del marmóreo mausoleo,
de infernal padre abandonado hijo
que de ninguna madre fue recreo,  5820
poco a poco el diabólico amasijo
desarrollóse horriblemente feo
hasta que, en vez del infantil vagido,
aquel baladro aterrador fue oído.
—488→
   No era menor que un buey en el tamaño,  5825
con dos agudas astas en la frente;
los ojos de un color de fuego, extraño,
y de un jeme de largo cada diente;
gruesa la piel, de amoratado paño
y verdinegras pintas, cual serpiente;  5830
prolija barba de sanguazas llena;
cerdosa y desgreñada la melena.
   Rollizos miembros tiene como un oso,
y en corvos garfios cada cual termina.
Tiene el aspecto falso y alevoso,  5835
y la mirada de intención dañina.
Cuando, como acostumbra, está furioso,
los dientes con tremendo son rechina;
brama, cual nube que preñada estalla;
con uñas, cuernos, dientes, da batalla.  5840
   Tales las señas son del endiablado
bruto, según le pinta don Turpino.
Habiéndose a Reinaldos encarado,
fuésele aproximando pian pianino.
Creyendo ya entre dientes el bocado,  5845
sobre los pies traseros hace un pino,
y se abalanza, la bocaza abierta.
Tremendo tajo descargó Frusberta;
   Mas, aunque en el testuz se lo hace bueno,
no le ocasiona un átomo de daño.  5850
—489→
Brinca al francés la fiera, hecha un veneno,
y con la diestra esgrímele un araño.
Aquella vez no le acertó de lleno;
pero un pedazo llévale tamaño
del ancho escudo con el corvo artejo,  5855
y rásgale la cota y el pellejo.
   Reinaldos otro golpe le segunda,
y otro tras éste, y otro sin tardanza.
Brama la fiera al recibir la tunda,
y por los ojos llamaradas lanza;  5860
mas no le es dado que pavor infunda
a Montalbán, que lleno de esperanza,
ora esgrime de lado, ora de frente,
de tajo y de revés, y a manteniente.
   Aunque del caso lo peor le toca,  5865
con renovado ardor cada vez carga.
Anda la bestia, que se vuelve loca,
ya por asir la espada, ya la adarga;
con los cuernos embiste, con la boca;
ora el un brazo y ora el otro alarga;  5870
bate la cola, eriza la guedeja,
y al enemigo respirar no deja.
   Reinaldo en cuatro partes está herido.
¿Quién vio jamás igual atrevimiento?
Se ve maltrecho, y no se cree perdido;  5875
mengua la sangre, y crécele el aliento;
y tomó ciertamente aquel partido
que era propio de un hombre de talento,
que, si no vence, a manos de la fiera
o a las del hambre, es menester que muera.  5880
—490→
   Empezaba a ponerse el cielo oscuro,
y la reñida lucha no cesaba.
El paladín la espalda arrima al muro,
y con su sangre la armadura lava;
mas antes de morir quiere dar duro.  5885
Frusberta cada vez está más brava;
si el cuero no penetra, firme y tieso,
a lo menos magulla carne y hueso.
   Reinaldo envida el resto a una jugada:
¡Oh cuál zumba la espada tajadora!  5890
Mas ¡ay! el animal de una uñarada
se la quitó. ¿Qué harás, Reinaldo, ahora?
La vida y la batalla es acabada:
seguramente el monstruo te devora.
Siento a los ojos asomar el llanto;  5895
¡ah! permitidme suspender el canto.

  —491→     -[463]-  

5211 B y C:



   Momentos hubo en que ninguno diera

5212:



   Carlos por su Corona un solo ochavo

5215-5216:



   y un pobre diablo contra su esperanza
   y la de todos la victoria alcanza

5217 B y C:



   Golïat, de una honda triste estrago,

  -[464]-  

5223:



   hasta que su altivez dejó humillada

C:



   que su ambición dejó postrada

5225-5226 B y C:



   Viene el gran Corso, escándalo del mundo,
   a quien un mundo da cada batalla

5230:



   de Europa en general incendio estalla,

5232 B y C:



   Napoleón, oyó la tierra absorta.

5233:



   El vulgo estos milagros atribuye

5237 B y C:



   Mas cuando a un flaco impulso se destruye

5238-5239:



   un tirano poder, sin duda alguna


   un gigante poder, sin duda alguna
   es porque el cielo al inocente ampara,

C:



   es porque el cielo al desvalido ampara,

  -[465]-  

5243-5247:



   es humillada al fin la altanería,
   la opresión soberbia acaba a palos.
   Mas viendo estoy que os cansa mi homilía,
   y me pedís que os lleve a los regalos


   y que deseáis que os llevo a los regalos


   pidiendo estáis que os lleve a los regalos
   y los placeres de la hermosa estancia

B y C:



   y deseáis que os lleve a los regalos
   de la apacible, deliciosa estancia.

5250-5252:



   a la lozana orilla del paso mueve;
   y atravesando florecida murta


   y atravesando verdeciente murta
   al apacible susurrar de un leve


   que con blando susurrar de un leve

5259 B y C:



   jardines, parques, lagos, templos, grutas,

5262-5264 B y C:



   en breve espacio allí recopiladas,
   fuera poner en uno cuanta copia
   de cada clima y cada suelo es propia

5262 C:



   de oro y carmín y púrpura pintadas

  -[466]-  

5265-5272:



   Conducen a la fábrica eminente
   doce marmóreas gradas de colores,
   y en pilares de pórfido luciente
   estriban los volados corredores,

V    donde se oye sonar gozosamente
   un divino concierto de cantores
   y de instrumentos mil, que al aire envía
   torrentes de dulcísima armonía.

iii



y en pilares de pórfido esplendente

iv B y C:



estriban voladizos corredores,

vii B y C:



y de instrumentos que al redor envía

viii C:



acordes de dulcísima armonía.

5275-5280:



   aquel nectáreo olor que llega al alma,
   y sólo ya al placer la deja entera,
   y una que en mi sentir lleva la palma
   a cuanto he dicho, una gallarda hilera
   de bellas ninfas, que a Reinaldos viene,
   todo en sabrosa suspensión le tiene.

5282:



   una de ellas le dijo: «Caballero,

5284 B y C:



   que te trajo a este sitio placentero,

  -[467]-  

5286-5287 B y C:



   de sentimientos, como yo lo espero,
   y como tu presencia lo asegura

5288:



   la dicha gozarás más grata y pura


   desear no podrás mayor ventura».

B y C:



   no te cabrá pedir mayor ventura».

5289-5296:



   Así diciendo, de la mano guía
   al caballero, y al palacio ha entrado,
   donde un ancho salón le recibía
   de mil preciosidades adornado.

V    Relumbra el techo en varia pedrería;
   cubren el suelo alfombras de brocado;
   de alabastro el más cándido es el muro;
   perfiles y relieve de oro puro.

i



Así diciendo, al caballero guía

viii



perfiles y follajes de oro puro

5290-5293:



   el marmóreo portal de un gran palacio;
   do los recibe alegre estancia y rica
   de maravillas mil en breve espacio;


   do los recibe alegre sala y rica
   de maravillas en pequeño espacio;
   reflejos la techumbre multiplica

5297-5304:



   Entrando el caballero, en medio se halla
   de un círculo de danzas que gozoso
   juega, retoza, ríe; y luego calla
   atento a honrar el huésped valeroso.
-[468]-

V    Una, se terce al hombro alba toalla,
   y ante él arrodillada en humildoso
   y modesto ademán, una bacía
   de precio incomparable...

v



Una, colgada al hombro alba toalla

5298-5299:



   de alborotada juvenil cuadrilla
   que trisca y ríe, y de repente calla


   de bellas ninfas, que al mirarle calla,

5304:



   do sus milagros el cincel ostenta.

C:



   do sus primores el cincel ostenta.

5307:



   y prendida en el cinto lleva el alda

5311:



   y vierte al buen señor de Montalbano


   y le vierte al señor de Montalbano

5315-5316:



   única su beldad (y por mi vida
   la de la más pintiparada iguala)

B y C:



   que a do el banquete aguarda se encamina

  -[469]-  

5322:



   incitar al más lánguido apetito;


   estimular a un lánguido apetito;

5329-5344:



   De la mesa, que entolda un emparrado
   de peregrinas flores olorosas,
   a la testera va el barón, y al lado
   tiene dos damas, de las más hermosas.

V    Otras, el blanco traje arregazado
   coronada la sien de blancas rosas
   ministran; y una ninfa que el divino
   néctar servir pudiera, escancia el vino.
    Cuando, acabada la soberbia cena,

X    descubierta quedó la mesa de oro,
   a una ancha cuadra van, de antorchas llena
   donde danza de ninfas ledo coro
   al compás de la música que suena
   de blanda cuerda y de metal canoro,

XV    y una dama entretanto al distraído
   guerrero, en baja voz dice al oído:

5345:



   «Todo esto hace por ti la reina mía,

C:



   «¿Ves la fortuna que te ofrece el cielo?

  -[470]-  

5348-5349:



   y si más deseades, más haría».
   Estaba el tal Reinaldos como lelo

5353-5360:



   En esto el nombre ha oído, por desgracia,
   de Angélica... Pisado basilisco
   se vuelve; y con salvaje contumacia
   caricias, ruego, amor, rehuye arisco.

V    No hubo beldad que le cayera en gracia:
   se despeñara del más alto risco
   por no ver la que tanto aborrecía,
   y al mismo Satanás embestiría.

5355:



   se vuelve; y con rudo continente

5357:



   Ya no hay allí placer que le contente;

5359:



   y al mismo Lucifer embestiría.

C:



   hasta con Lucifer se las habría.

5361-5368:



   Al salir del palacio va ligero,
   cárcel odiosa ya. «Tu intento es vano,
   le dicen, esta tierra es lo postrero
   del mundo, y la circuye el oceano.
-[471]-

V    De nada servirá tu fino acero,
   ni serviría tu bridón lozano.
   En prisiones estás: hazlas de seda;
   que es el único arbitrio que te queda».

i



A salir de la estancia va ligero,


Deja la rica estancia el caballero,

  -[471]-  

viii



que éste es el solo arbitrio que te queda».

5361-5363 B y C:



   Con rostro amenazante hacia la puerta
   de esta a su vista odiosa cárcel, huye,
   «De nada aquí te sirve tu Frusberta



   a la ribera en busca de la barca
   parte, a meterse en ella decidido,
   o echarse al mar, si bien allí la Parca
   le tuviera el sepulcro prevenido


   haya su sepultura prevenido


   dé a su existencia el fin apetecido.

C:



   de hacerse al mar si bien allí la Parca
   perecer le decrete sumergido.

5377-5378:



   Mas hete aquí segunda maravilla:
   por más que azota el agua con la espada

5382:



   con cincuenta cadenas atracada.

  -[472]-  

5387:



   y al intentarlo, repentinamente,

5393:



   Ya la lóbrega sombra el mundo vela,

5395:



   no corre por las ondas, sino vuela;

5400:



   el mismo Belcebú quien pilotea.

5401-5408:



   Al despuntar de la rosada Aurora,
   daba fondo el bajel maravilloso.
   Reinaldos salta a tierra, y una hora
   anduvo apenas por el bosque umbroso,

V    un pobre anciano ve, que gime y llora,
   el cual le dice: «Errante caballero,
   ven a librar de un monstruo a mi hija amada:
   de su inocencia y mi dolor te apiada».

i-ii



Dio fondo el barco al despuntar la Aurora,
que en nubes embozó de mal agüero

5409-5416:



   Llévasela un gigante a toda priesa,
   y a pie el de Montalbano y solo se halla;
   mas no por eso difirió la empresa:
-[473]-
   al fiero robador reta a batalla.

V    Temeroso el jayán suelta la presa,
   y dando un rudo silbo atiende y calla.
   Apenas fue la seña dada, el puente,
   calan de un gran castillo, que está enfrente.

i B y C:



Llévasela un jayán a toda priesa

C:



Llévasela el tal a una montaña espesa

  -[473]-  

iii B y C:



mas ni aun así dificultó la empresa:

5417:



   De donde otro jayán de ancha y morena

5425-5432:



   Rïo Reinaldos desdeñosamente,
   que no quedó del golpe asaz contento,
   y a castigar la injuria va impaciente;
   mas el bribón le adivinó el intento.

V    Vuélvele las espaldas y hacia un puente,
   que de uno y otro lado tiene asiento
   sobre un gran precipicio derrumbado,
   echó a correr como un desesperado.

5438:



   el bribón, que otra cosa no esperaba

  -[474]-  

5445-5446:



   le ata el jayán y al hombro se lo lleva
   diciendo: «No me dieras embarazo

5449-5456:



   «Miren ustedes lo que pinta el dado
   luego que la fortuna da en la tema
   de echar azares de un desventurado
   dice entre sí Reinaldos con gran flema.

V    El lance, por mi vida, es apurado.
   ¿Quién vio jamás tan rara estratagema?
   Lo que siento es morir como un baldío
   atado pies y manos, y hecho un lío.



   Presagiando el barón su obra postrema
   «¡Válame Dios! y lo que pinta el dado,
   dice, cuando Fortuna da en la tema

5451:



   cuando da en perseguir a un desdichado

5457-5464:



   «Pues alto! y lo que Dios quisiere, sea».
   Llegan tras esto al puente del castillo,
   do de osamenta descarnada y fea,
   coronado se ve cada portillo.
-[475]-

V    Aquí una triste víctima boquea:
   allá cuelga un cadáver amarillo
   flébil lamento se oye, y de caliente
   sangre teñida está...

i



«Tu voluntad, grandiosa, cumplida sea».

  -[475]-  

vii-viii



voces se oyen de rabia, espanto y duelo;
teñido está de sangre muro y suelo.

5469-5470:



   de avellanada tez, seca, barbuda,
   inhumano semblante, atroz y fiero

5473 B y C:



   Mas hallándose el número cumplido

5478 B y C:



   que tu hora no es llegada todavía;

5485-5486 B y C:



   Su triste fin parécele seguro
   y con razón lo toma a buen partido,

B:



   y casi que lo toma a buen partido,

5489 B y C:



   Postrado de fatiga y de tristeza,

  -[476]-  

5497:



   La cual le dice: «Joven caballero

5506:



   señor de este castillo y campo un día

5517:



   que en Rocatriste convirtió el primero

5522:



   correr el monte a guisa de batida,

  -[477]-  

5525:



   Mi esposo fue este tal (¡nunca lo fuera!);

5526 B y C:



   Marquín, duque de Aronda se apellida;

5535:



   no entiende ya, no piensa en otra cosa,

5537-5544:



   «De Orcanela marchó; mas a la grupa
   lleva un demonio que le atiza y mueve
   y al torpe invento en que la mente ocupa,
   medios propone, a cual más vil y aleve.

V    Al cabo elige armar una chalupa:
   de noche se hace al mar; aporta en breve
   a un oculto lugar de esta ensenada
   y pone a poco trecho una celada.

5540 B y C:



   medios le inspire a cual más ruin y aleve

5546:



   fingiendo andar a caza, el sin sospecha

  -[478]-  

5552:



   como si alguna cosa atrás dejara

5561:



   «Por la malvada tropa es el castillo

5567-5568:



   a poner su malvado intento en obra,
   cuando la triste dama se recobra

5570:



   con un hombre crüel, cuanto lascivo,

5577 B y C:



   «Mas aunque es flaco el cuerpo, no así el alma,

  -[479]-  

5593:



   «Permíteme que llore un solo día

5597-5598:



   Si por piedad, si por caballería
   tu amor esta fineza me asegura

B y C:



   Si por merced, piedad, caballería
   este breve favor se me asegura

5602:



   socorro llega, aunque en tan breve plazo,

5607-5608 B y C:



   ni ser mostró, llegada al duro estrecho,
   su determinación de instable pecho.

5616:



   y él mismo ha de ponérmela en el vino

  -[480]-  

5627:



   Dos hijos tuve de su vil simiente.

5627-5628 C:



   Dos tiernos hijos de su vil simiente
   tuve, maté al mayor con esta mano

5629-5630 B y C:



   Estaba el más pequeño allí presente
   y como viese herir al pobre hermano

5630-5631:



   y como al verme herir al tierno hermano
   madre, dijera, madre, no tan duro;

5633 C:



   «Luego aparto de entrambos la cabeza

5637 B y C:



   después que asombros tantos y fierezas

  -[481]-  

5655-5656:



   do muy secretamente, con gallarda
   tropa de gente mi venida aguarda

5659-5661:



   las puertas ven cerradas y sin llave,
   del aposento en que ya entrar solía


   de mi aposento; llaman; nadie había
   que respondiese; y éste ya algún grave

5664:



   y lo que menos esperaba encuentra.

5671:



   entierra lo que de ellos te ha quedado

  -[482]-  

5677:



   las armas pide y un veloz trotero.

5679-5680:



   con toda diligencia, recelando
   se le anticipe el enemigo bando.

5682:



   cuando aquí se juntó con su mesnada

5687-5688:



   que la liberte, o que su gusto estorbe,
   si bien se armase en su defensa el orbe.

5699:



   Estaba en medio de la sala puesta

5700 B y C:



   la tumba triste que a Damón oculta

5704:



   de disfrutar, dejó un cadáver yerto.

C:



   de gozar, le dejó un cadáver yerto.

  -[483]-  

5705-5712:



   «Fuese despecho natural, o fuese
   que el infando banquete de aquel día
   turbados los sentidos le tuviese,
   dicen que no fue parte todavía

V    aquel trágico caso, a que cediese
   del intento infernal con que venía;
   y que al helado cuerpo haciendo injuria
   dio desahogo a su infernal lujuria.

iv



dicen que no era parte todavía

vii-viii



y que a la muerta (ileg.) haciendo injuria


en el ardor de su lasciva furia
desahogó su frenética lujuria.

el profanado hermoso cuerpo deja
y a recibir a Ernesto se apareja.

5713-5720:



   «Llegamos yo y Ernesto con la Aurora.
   Brevemente la roca fue tomada
   y Marquino exhaló su alma traidora,
   entre tormentos mil martirizada.

V    A la demás canalla malhechora
   pasamos por el filo de la espada,
   y a la dama se dio sepulcro honroso
   a par del caro malhadado esposo.

5722:



   sitio pensé encontrar mansión segura

5725:



   se oye una voz que como ronco trueno

  -[484]-  

5727 B y C:



   do enterrados están Damón y Estela;

5728:



   voz que de asombro y pasmo a todos hiela.

5748-5749:



   y que con cierta máquina se abriera
   la cripta sepulcral, de do un oscuro

5753-5760:



   «Es tal su condición, que no hay manera
   de que otra carne que la humana pruebe;
   y si no es que a menudo a la barrera
   en que encerrado brama, se le eleve
-[485]-

V    hombre o mujer en quien la rabia fiera
   a su insaciable gula cebe,
   hace temblar a cuerno, garra y muro,
   y nadie de su furia está seguro.

vi



a su voraz horrenda, gula cebe,

vii-viii



y nadie de mi mansión se cree seguro


a garra y cuerno sobre el muro asalta
y a cuantos aquí mora sobresalta.



   La siguiente estrofa sólo aparece en el texto B:
   «Por eso los gigantes del distrito
   envío a recorrer cada mañana,
   que para contentar el apetito
   de este animal le traigan carne humana,

V    pues apenas le falta, alzando el grito
   nos amedrenta a todos y amilana.
   ¿Oyes la ronca voz que turba el viento?
   Ya el cebo acostumbrado pide hambriento

ii



salen a recorrer cada mañana

vii



¿Oyes la ronca voz que asusta al viento?

5763:



   por otra parte, impracticable cosa

5765:



   pues me hacen mis delitos tan famosa

5766 B y C:



   y me aborrece el mundo de manera

5767:



   que no me resta ya ningún asilo

5771-5772:



   que si bien es el don de baja suerte
   que te presento, y de muy poco brillo,

  -[486]-  

5775-5776:



   porque de otra manera no habrá traza
   de evitar el desmán que te amenaza».



   de otro modo ya sabes que te espera
   mísero fin en manos de la fiera».


   mísero fin en garras de la fiera».

5786:



   mas sabe que por eso mismo ha de valerte

5793:



   «Porque sé que será cosa de fiesta

5799:



   y de sus garras aún con ser el muro

  -[487]-  

5801-5808:



   Solo Reinaldos va; sin desaliento,
   armado, y empuñada su Frusberta.
   Pero discurro que os dará contento
   que os represente aquella bestia injerta.

V    Primeramente, en cuanto al nacimiento,
   que el diablo la formase es cosa cierta
   de la semilla de Marquín malvada,
   en el difunto cuerpo congelada.

i



Solo Reinaldos va; va a paso lento,

iv



la descripción de aquella injerta.

5805-5808:



   Que de su ser anómalo y bastardo
   fue autor el diablo, es cosa cierta
   de la simiente de Marquín malvada
   formólo, en el difunto cuerpo helada.

5810-5814 C:



   en una subterránea, espacïosa
   bóveda, y la cubría el pavimento
   de una plaza interior, en que una losa
   dice: «Este suelo el fúnebre aposento
   oculta de Damón y de su esposa;

  -[488]-  

5825:



   Era como un gran buey en el tamaño

5828-5829:



   y largos medio palmo cada diente
   la gruesa piel de amoratado paño

5843:



   El cual, como a Reinaldos ha observado,


   No hubo bien a Reinaldos observado,

C:



   No bien hubo a Reinaldos columbrado,


   Luego que así a Reinaldos hubo andado,

5844:



   que se le va llegando pian pianino.

C:



   íbasele llegando pian pianino.


   el intermedio espacio pian pianino.

5846:



   Tremendo tajo fulminó Frusberta.

  -[489]-  

5855-5856:



   del ancho escudo con el gancho esquivo,
   rasga la malla y llégale a lo vivo.

5860-5862:



   y vivo fuego de los ojos lanza;


   y de los ojos llamaradas lanza;
   mas no es posible que pavor le infunda
   que el barón, siempre lleno de esperanza,

5866 B y C:



   con más y más vigor cada descarga

8754:



   ¿Hubo jamás igual atrevimiento?


   ¿Quien vio valor igual y atrevimiento?

  -[490]-  

5887-5888:



   ya que no puede herir al monstruo avieso,
   magúllale Reinaldos carne y hueso



   ya que no taja aquel pelambre espeso,


   si el cuero no le taja, duro y grueso

C:



   si el cuero no le taja, que era grueso,


   si el cuero no le corta, que era grueso,

5889:



   Envidar quiso el resto una jugada

5895-5896:



   pero acabar también es fuerza el canto,
   que no me deja proseguir el llanto.



   pero acabar a mí me es fuerza el canto,
   y descansar de la fatiga un tanto.



   mas los ojos a mí me anubla el llanto
   ¡Ah! permitidme suspender el canto.