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Volumen 5 - carta nº 317

De EMILIA PARDO BAZÁN
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

La Coruña, 8 julio 1882

Aunque me debe V. una respuesta, tomo la pluma, caro Marcelino, para dar a V. gracias por el último tomo de Los Heterodoxos y al par decirle la impresion que me produjo su lectura.

En primer lugar quedo reconocida á las dos menciones que hace V. de mí a propósito de Feijóo y del Darvinismo. No contaba con tamaño honor, y me causó grata sorpresa ver mi nombre estampado en páginas que vivirán siempre, para gloria y prez de nuestra literatura. Quien sabe si, a pesar de mis afanes, solo esas dos notas de los Heterodoxos dirán al siglo que viene que fuí ? Algun bibliófilo se dará entonces á buscar mis libros y se tendrá por venturoso si tropieza con ellos en algun baratillo, bajo espesa capa de polvo rancio.—Vamos ahora á lo que me parece del resto del tomo y de las últimas herejías.— No estoy muy conforme con lo que dice V. de Diderot: perfeccion, ya que no sosiego, la tiene y grande alguno de sus cuentos (atendido el género). Ceci n'est pas un conte es para mí una página admirable, llena de calor de humanidad, enternecedora... Que nó? Pues sí.—Diderot sabia escribir! La Religieuse, quitadas dos ó tres páginas monstruosas, es tambien un prodigio de estilo, de fuerza, de análisis. Enfin, esto es un detalle, vamos al grueso del libro.

Nada me ha divertido tanto como la reseña que hace V. de los escritos de Borrow. Conocía The Bible in Spain y demás y cierto que lo reseña V. con gracia infinita. Bien por el panegírico de Jovellanos! — En lo de Feijoo no crea V. que me escandalizo; cuando refunda mi libro mucho tendré que variar en él, porque hoy pienso como v. en bastantes puntos, singularmente en lo que se refiere a Raimundo Lulio, a quien trató el P. Maestro con notoria injusticia y á la cultura del siglo de Feijóo, que no era tan despreciable como yo dije y él afirmaba, lejos de eso.

Todo lo referente a Marchena es curiosísimo.—En el cap.º la Heterodoxia entre los afrancesados echo de menos el nombre (y he de volver a leerlo por si se me escapó) de mi tio abuelo Bazán de Mendoza, traductor de la Henriada en verso español, Catedrático de Derecho y Director de la Universidad de Santiago y señor de Torre Cores, Bestulfe & todos estos títulos lleva al frente la edicion de la traduccion, impresa en Alais, año 1816. Mi buen tio abuelo, afrancesado y enciclopedista, huyo de España cuando salió de ella el Rey José, y no sabemos si murió en los Estados Unidos ó en Francia. Y V. dirá y con razón ¿ porqué no me dió V. antes esas noticias? — Y yo respondo: Porque si el gallego tuviese el acuerdo como el trasacuerdo, valdría bien el doble de lo que vale.

En cuanto á lo que escribe V. de mis amigos los krausistas y exkrausistas, no puedo ménos de convenir en que, aunque se vé la saña con que V. patentiza sus iniquidades literarias, (en ese terreno cuanto se diga es poco) tambien hace V. á algunos, á Giner por ejemplo, la justicia que merece su carácter.—No se arrepienta V. nunca de haber antepuesto la verdad á los rencores y antipatias de partido, y aún á la diferencia de opiniones religiosas. Cuanta más equidad muestre V. más autorizado estará entre unos y otros.—Así y todo, con lo que les dice V. hay bastante para que estén furiosos, y supongo que lo estarán. ¡Al fin ha incluido V. á Vidart! —Bien por la clasificacion de Castelar: le hace V. sin embargo, la past trop belle. ¿Como no protestó V. de esa fama literaria que usurpa, sobre todo en América, donde le creen el primer escritor peninsular?

¡Ah pícaro, hipocriton y socarron , como decia aquel censor de Molinos! Y como pone V. a salvo á Valera, y como se trasluce sin embargo que no piensa V. lo que dice, y que está V. convencido de que Pepita Gimenez contiene más sutil ponzoña que Leon Roch o Gloria!

Valera poeta (¿?) He adquirido sus poesías, y las he mandado al campo (adonde iré pronto) con otros muchos libros... Es un buen versificador, correcto y helado como un mármol, á lo que juzgar puedo de dos ó tres piezas de la coleccion, que repasé... No debe salir de la prosa. Sus versos enfrian, y lo que es peor... ¿porqué no escribirlo, si es verdad? dan sueño.

¡No se disculpe V. de los pormenores literarios en que complacido se detiene! Si prescindiendo de los pormenores hubiese V. hecho un seco catálogo de heterodoxos, ¿sería su obra de V., como es, un precioso arsenal de datos para la historia de nuestra literatura? Nunca está V. tan en su terreno y esfera propia como escribiendo de letras. Podrán sus juicios ser aceptados ó recusados, pero siempre han de ser respetados. Tanto es lo que valen, en mi concepto, los estudios en que especialmente domina la literatura, en su libro de V. que si algo me agrada ménos en el es cuando el asunto le lleva a V. á mezclar por fuerza alumbrados y brujas con escritores de cuenta como White. Su obra de V. es, a no dudarlo, más completa en la forma que V. le ha dado; pero para mí tendria aun más sabor si fuese tan solo Historia de la Heterodoxia en la literatura y ciencia española. ¿Porqué no termina V. el comenzado monumento de Amador de los Rios? Francamente, esas brujas, esos herejes místicos y sensuales, no merecen pasar por la pluma de V. Así es que su estilo de V. se colorea, brilla, corre y encanta al tratar de Donoso Cortés, de Marchena, de Juan de Valdés, de las personalidades literarias en suma.—Es algo de lo que me ocurre decir a V. sobre su último libro.

Debe V. tener en su poder ya un San Francisco; á Olamendi ordené que lo hiciese llegar á sus manos. Envio á V. dos prospectos de la obra, por si trata V. á algun periodista santanderino que lo publique.—Mal le deben a V. querer los folicularios despues de lo dicho en los Heter.

Lopez me hablaba de V. en casi todas su cartas. Está prendado de V. y de las explicaciones en cátedra que le ha oido.—Dice que él no creía posible ver resucitar un Villemain; que le tenia a V. por un erudito y que está asombrado de ver como siente V. la belleza. ¡Cuantas veces se lo decia yo aquí! «No crea V. que Marcelino es un raton de biblioteca. Aquel polvo no se le pega á la pluma ni al espíritu».Ahora se ha convencido.

No escribo más porque, para deberme carta hace mil años, bastante escribí.—Reclamo un Calderon que me prometió V. enviarme y no ha parecido.— Scusate un borron atroz que lleva el otro pliego.—Siempre de V. admiradora, amiga, y devotísima.

Emilia.