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Volumen 16 - carta nº 526

De JESÚS LAVERDE GAYOSO
A   MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO

Lugo, 17 julio 1902

Mi distinguido amigo, de mi mayor consideración y respeto: hoy recibí la suya de Mayo, de que V. me habló en Madrid, la que estuvo detenida en Coruña por no haber podido aun visitar aquella poblacion, pues el quedar de testamentario de mi llorada y amadísima madre y el tiempo que pasé en la Corte cambiaron mi plan primero. El ocuparme en las cosas de la difunta fué tambien causa de mi retraso en enviar á V. las copias de que hablamos. Hoy se las remito á V. descartadas de las que él no pensaba viesen la luz pública; vá tambien copia de artículos de periodicos y citas de otros que por ser de ese pueblo, caso de no conservar V. aquellos numeros, facil le será proporcionarselos en la redacción, si de alguna utilidad los conceptuase; así como los copiados que remito. Espero su aviso, para cuantos datos fuesen necesarios o yo pudiese proporcionarle de esta ó de Santiago.

También vá copiada, como V. verá, una nota que él dejó de las publicaciones en que colaboro.

A mi hermana única, á la que anuncié la probable publicación de las poesias de nuestro padre, pedí algun dato, que yo no tenia, y se alegro muchísimo. Lo que V. haga bien está para nosotros.

A ver si esta vez es la cierta y podemos rendir todos, este justo tributo al que yace en el olvido del sepulcro; algo merece el recuerdo de tan buen padre y amigo; y este algo es el darle á conocer en todo cuanto sea posible. Repito lo del otro día, nadie mas indicado que V. para hacer revivir su figura en el mundo de las letras. Cierto que con solo las poesias no habria para un tomito; pero lo habrá con algo que se busque y entresaque de lo que ha escrito. Su dolorosa enfermedad poco humor podia proporcionarle; sin embargo en algunos instantes en que le daba una pequeña tregua, componia, así como por diversion, una poesia, que luego iba pulimentando. Presentia que se acercaba la hora de separarse de sus deudos y amigos y dar la despedida ultima al mundo, y aquel hombre gastado por la enfermedad de siempre y mas abatido aun por la última, que cada vez le postraba más y más; en aquellos momentos de indefinible melancolia, no quiere desaparecer de entre los vivos, no quiere bajar á la tumba sin antes, (pocas semanas antes) componer dos poesias para recordarles una vez mas su cariño á su amigo Marcelino, que tanto admiraba, y á sus hijos; y ¡que afectuosas son!; al primero le suplica una visita para despedirse de él despues de tantos años sin verse:

..........................................
    «Desciende pues, desciende
Tu, dulce amigo, á mi retiro umbrio
Ven, mis cuitas suspende...
Ven que estrecharte el corazón ansio
Antes que muera al fin el tiempo mio».

A los segundos, que les dedica aquel recuerdo, para que muerto él, no olviden la «cordial ternura» que siempre les ha profesado, y para que, piensen en el camino que los conducirá, a donde puedan gozosos abrazarse con él, al trasponer los umbrales de la tumba:

«De la virtud por la segura vía,
Con pechos alentados
Subid:» ..............................

Padres tan cariñosos y buenos nunca se les puede olvidar, siendo para uno mucho tormento recordarlos y no poder verlos. Mi madre, de la que era yo su principal enfermero, me dejó en las altas horas de la noche; siendo en aquella, el que velaba, y rasgando tal suceso, y en tan solemnes horas el corazón del hijo, que tan de veras la queria. Hoy mismo, con motivo de revolver los papeles que recuerdan á mi padre; como se amalgama este dolor con el reciente de la madre! Fueron dos padres poco afortunados. Quiera Dios que sus enfermedades les hayan valido la gloria.

Amaestrado en tan tristes y elocuentes lecciones de la vida ¿que podré yo ambicionar del mundo? un mundo que tantos ayes encierra; solo nos resta seguir «la escondida senda».

Las cartas que á mis manos llegan, algunas en extremo expresivas, á la vez que consuelo para el alma, lagrimas hacen brotar á los ojos.

Dispenseme estos desahogos, efecto de las impresiones bajo que escribo: el revolver las heridas es mal procedimiento para curarlas y yo las encono al mirar papeles que reavivan el recuerdo grato de los que han sido.

¿Ninguna contestacion obtuvo V. del Sr. Moret?

¿Y un distinillo de ocho mil en la Trasatlantica en Coruña para mi cuñado Julio Buide no se conseguirá del Marques de Comillas por medio del de Pidal? ¿Ni una esperanza siquiera para esto ultimo?

¿Será golleria suplicar esto? Yo entiendo que á nada que hablase V. se conseguiria, algo siquiera.

Deseo á V. y a su familia la mejor salud, saludandole muy afectuosamente su atento y affmo. s.s. Q.B.S.M.

Jesús Laverde

Recuerde que al Sr. Marqués de Pidal, dejé nota de la de mi cuñado.

V. suplirá las deficiencias en lo copiado.