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Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America

Volume XV, Number 1, Spring 1995

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THE CERVANTES SOCIETY OF AMERICA

President

JOHN J. ALLEN (1997)

Secretary-Treasurer

WILLIAM H. CLAMURRO (1997)

Executive Council

ROBERT TER HORSTPC ADRIENNE MARTÍN
MARCIA L. WELLESSW AMY R. WILLIAMSEN
ANNE J. CRUZMW GEORGE HALEY
JAMES A. PARRSE HARRY SIEBER
EDWARD N. FRIEDMANNE JAMES IFFLAND, JR.

Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America

Editor: MICHAEL MCHAGA

Book Review Editor: EDWARD H. FRIEDMAN

Editor's Advisory Council

JUAN BAUTISTA AVALLE-ARCEEDWARD C. RILEY
JEAN CANAVAGGIOALBERTO SÁNCHEZ

Associate Editors

JOHN J. ALLENFRANCISCO MÁRQUEZ VILLANUEVA
PETER DUNNLUIS MURILLO
DANIEL EISENBERGLOWRY NELSON, JR.
RUTH EL SAFFARHELENA PERCAS DE PONSETI
ROBERT M. FLORESGEOFFREY L. STAGG
EDWARD H. FRIEDMANBRUCE W. WARDROPPER
CARROLL B. JOHNSONALISON P. WEBER

Cervantes, official organ of the Cervantes Society of America, publishes scholarly articles in English and Spanish on Cervantes' life and works, reviews and notes of interest to cervantistas. Twice yearly. Subscription to Cervantes is a part of membership in the Cervantes Society of America, which also publishes a Newsletter. $20.00 a year for individuals, $40.00 for institutions, $30.00 for couples, and $10.00 for students. Membership is open to all persons interested in Cervantes. For membership and subscription, send check in dollars to Professor WILLIAM H. CLAMURRO, Secretary-Treasurer, The Cervantes Society of America, Dept. of Modern Languages, Denison University, Granville, Ohio 43023. Manuscripts should be sent in duplicate, together with a self-addressed envelope and return postage, to Professor MICHAEL MCGAHA, Editor, Cervantes, Department of Modern Languages, Pomona College, Claremont, California 91711-6333. The SOCIETY requires anonymous submissions, therefore the author's name should not appear on the manuscript; instead, a cover sheet with the author's name, address, and the title of the article should accompany the article. References to the author's own work should be couched in the third person. Books for review should be sent to Professor EDWARD FRIEDMAN, Book Review Editor, Cervantes, Dept. of Spanish and Portuguese, Ballantine Hall, Indiana University, Bloomington, Indiana 47405.

Copyright © 1995 by the Cervantes Society of America.



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ArribaAbajoPresentación

Carlos Castilla del Pino



Universidad de Córdoba

La villa de Castro del Río, situada a cuarenta y dos kilómetros de Córdoba, está vinculada a Cervantes, como lo están también Montilla, La Rambla, Santaella (todas ellas de la provincia de Córdoba) y Écija (de la provincia de Sevilla desde hace algo más de un siglo, pero con anterioridad también perteneciente a Córdoba). Jean Canavaggio, el último biógrafo de Cervantes, se adhiere a la tesis de que Miguel de Cervantes estuvo preso en Castro del Río durante unos días por orden del Corregidor de Écija. Y señala la hipótesis de algunos estudiosos de que fue aquí y por entonces donde y cuando se gestó el Quijote. Hipótesis incomprobable, desde luego. Pero que no se opone, antes al contrario, a las razones para que Castro del Río sea un lugar en el que tiene especial sentido hablar de Cervantes y reflexionar sobre su obra.

La construcción del personaje en la obra de Cervantes fue el tema que propuse para el desarrollo de un coloquio que ha tenido lugar en esta ciudad, como colofón de las Jornadas Cervantinas iniciadas en Alcalá de Henares en noviembre de 1993. El tema fue aceptado por Daniel Eisenberg y José María Casasayas. En el día y medio que duró el Coloquio de Castro del Río se leyeron trece comunicaciones y se pronunciaron tres conferencias. Una selección aparece en las páginas de este volumen, que me complace presentar.

La primera cuestión es la siguiente: ¿por qué este tema?

Desde luego, tengo un singular interés en profundizar sobre el problema de la persona, del personaje, del sujeto, cuestiones, todas ellas, que se solapan recíprocamente y que pueden ser abordadas desde muchas perspectivas. Ha sido de siempre una convicción mía que el análisis del personaje literario es una fuente de primordial importancia para una teoría general del personaje. Una teoría que interesa   —6→   al psicólogo o psiquiatra tanto como al teórico de la literatura. Pero que presupone una idea, una determinada idea, de sujeto, cuestión en debate en la actualidad, y sobre la que aún es pronto para poseer una base segura, porque las tesis sobre el self (la identidad, el sí-mismo) han obligado a su replanteamiento.

Lo curioso del problema estriba en que, cualquiera sea la perspectiva desde la que inicialmente se parta, converge con las restantes, de manera que constituye un ejemplo muy claro de la posibilidad y de la necesidad de un tratamiento multidisciplinario de la cuestión. Es más, diría que este problema del personaje, de la persona, del sujeto sólo puede entenderse si se aborda desde todos los ángulos posibles hoy día: naturalmente, el psicológico y el de la teoría literaria, pero también el sociológico, el jurídico y, naturalmente, el filosófico. Ninguno de ellos tiene suficiente autonomía como para no dejarse enriquecer por los restantes. No era el Coloquio el lugar adecuado para abordar todos estos problemas de carácter genérico.

Ahora bien, en la obra de Cervantes, y específicamente en Quijote, el problema del personaje reviste un interés peculiar. Por una parte, Cervantes construye los que podríamos denominar personajes de primer nivel (Alonso Quijano, Sancho Panza, Teresa, el Cura, la Sobrina, Sansón Carrasco, etcétera). Luego, hace que ellos construyan a su vez personajes, especialmente el primero, que se crea a sí mismo como Don Quijote, a Sancho Panza como escudero, como gobernador, personajes que el propio Sancho asume y, por consiguiente, los re-crea para sí mismo; y muchos otros que Don Quijote inventa, en múltiples ocasiones frente a la opinión de Sancho, que no los acepta: son, todos ellos, los que calificaríamos de personajes de segundo nivel. Las formas de interacción entre estos últimos, en tanto que construcciones puramente imaginarias, parecen valer sólo para ellos, pero en verdad valen también para las que éstos tienen con los personajes del primer nivel. Pero luego resulta, además, que este tipo de relación imaginaria es el paradigma de toda relación interpersonal, es decir, de toda interacción. En cada interacción es necesaria la construcción por sí del personaje que ha de representarse para el interlocutor, al mismo tiempo que el interlocutor lo acepta o no, pero que, en todo caso, ha de hacer un personaje del otro.

La teoría sobre la construcción del personaje en la obra de Cervantes muestra de modo inequívoco que puede ser superfluo hablar de personas, que quizá no hay persona sino personajes (en plural), y que cada uno, al hacer de sujeto, es un abanico de personajes posibles, de personajes de distinto nivel, que pugnan muchas veces entre   —7→   sí. En Quijote, Don Quijote anula, por ejemplo, a Alonso Quijano, hasta el punto de que inmediatamente antes de su muerte, cuando pretende deconstruirse como Don Quijote para reconstruirse como Alonso Quijano, los demás se resisten a esta desconversión, que han de concluir aceptando; todos, sí, pero no Miguel de Cervantes, que sigue usando hasta el fin de su texto («respondió Don Quijote», «dijo Don Quijote..».) de un personaje que no existe ya, y al que equivocadamente hace morir. Porque la muerte sólo puede alcanzar a Alonso Quijano, no a Don Quijote de la Mancha, que es una ilusión del primero. La ilusión provocada a conciencia por el ilusionista/ novelista Cervantes, mostrándonos a Alonso Quijano como constructor del metapersonaje de Don Quijote, se convierte en la definitiva ilusión de realidad de la existencia de éste incluso para el propio autor, del mismo modo que algún que otro fantaseador acaba creyendo en la verdad de sus propias fantasías (el propio Alonso Quijano).

El lector encontrará en las páginas de este volumen análisis y reflexiones sobre personajes extraídos de diversos textos cervantinos (del Quijote, de las Novelas ejemplares, del Persiles y Sigismunda...) y que, como era de esperar, ofrecen puntos de vista muy varios, resultado de análisis e investigaciones personales.

Daniel Eisenberg, coordinador conmigo de estas Jornadas cervantinas en Castro del Río, y José A. Cerezo, que llevó a cabo la pesada tarea de la organización, tienen toda mi gratitud. José María Casasayas contribuyó, desde su experiencia y sus conocimientos, a que estas jornadas cervantinas concluyesen con éxito, y su intervención constante y tenaz merecen nuestro agradecimiento. Doy las gracias a los profesores Michel Moner, Carlos Romero y Carroll B. Johnson que aceptaron impartir las tres conferencias magistrales, y a todos los que nos brindaron una comunicación. También, y muy encarecidamente, a Michael McGaha, editor de Cervantes, presente esos días, y que acoge ahora generosamente estos textos. Al profesor Juan Aranda Doncel, que al presentar su libro La villa de Castro del Río en el último tercio del siglo XVI, nos ofreció seis interesantes documentos, resultado de su propia investigación, en donde queda patente la presencia y la función de Miguel de Cervantes por estas tierras. Finalmente, a los componentes del gobierno municipal de Castro del Río, que han hecho el máximo esfuerzo porque todos los participantes y asistentes encontraran la mejor y más cordial acogida.





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