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ArribaAbajo El poder de la palabra y el dinero en La gitanilla

Pilar Alcalde



University of Southern California

La aparente defensa de Cervantes de un mundo ordenado basado en principios humanistas ha hecho que la crítica haya visto La gitanilla como una novela idealista, porque trata de los amores de Constanza y Juan de Cárcamo, y los avatares por los que pasan. Esta apreciación crítica, basada en el desarrollo idealizado del personaje femenino, la prueba y la purificación en el amor, y un final feliz con la boda entre nobles, ha influido para que se haya leído la novela como una historia un tanto simplificada. En contra de esta tendencia, está la opuesta, que considera la novela como totalmente realista, donde se muestran dos tipos de sociedades, la del mundo gitano, y la de la sociedad establecida125. Estos acercamientos, aunque desarrollados con precisión, resultan en cierta manera limitados, al no tener en cuenta lo que en posteriores lecturas de la obra se ha visto como un motivo recurrente, las aproximaciones que tienen en cuenta a Preciosa como objeto de valor. Con el propósito de pretender ampliar y precisar los estudios que tienen en cuenta el valor de Preciosa126,   —123→   propongo una lectura de la novela cervantina, considerando el análisis histórico y cultural que pone de manifiesto lo que le es negado a Preciosa en la sociedad noble, y que ella intentará conseguir mediante el poder que otorgan la palabra y el dinero.

Por un lado, el nombre de Preciosa hace alusión al alto valor de las piedras preciosas, así como a la belleza, y valor potencial-monetario que posee la muchacha. El significado que el nombre tiene (belleza sin igual) conecta además esta significación con la descripción física hiperbólica de la gitana. Además, debemos mencionar la posible compensación que de ella y de sus dones puede obtenerse, un valor equivalente al de las piedras preciosas (dinero). Unidos belleza y dinero despiertan el deseo en quienes la contemplan. Así es como la representación idealista unida a la realista (belleza sin igual + dinero = deseo), se convierte en unidad. En el carácter dual de Preciosa Cervantes hace converger dos estrategias narrativas opuestas lo cual explica las dos tendencias críticas frente a la novela.

Como parte también de esa imagen doble, con dos planos que se unen, debemos hacer referencia al argumento general de la novela que se desarrolla a través de dos temas, el del amor y el del dinero. Ambos forman parte de la misma dialéctica, la del dar y del recibir. No es que amor y dinero expresen lo mismo, sino que las dos temáticas, el desempeño de actividades económicas y el sentimiento del amor, se conciben en función el uno del otro. Observamos que la referencia a la transacción queda implícita en los dos temas, amor y dinero, de manera que adquieren un nuevo valor en el cual se fundamentan127.

En realidad el texto mismo hace resaltar el alto valor de Preciosa en términos económicos. Ella misma, consciente de ello, no rechaza tal idea; la encarna, se coloca en una esfera lo suficientemente elevada como para que con el trato no resulte en ninguna manera fácil el intercambio. Así su precio no puede ser considerado bajo. Recordemos la manera como se expresa la gitana para demostrar a Juan de Cárcamo que su cuerpo no se ofrece a un consumo gratuito, sino como intercambio de valores elevados:

«Si vos, señor, por sola esta prenda venís, no la habéis de llevar sino atada con las ligaduras y lazos del matrimonio; que si la   —124→   virginidad se ha de inclinar, ha de ser a este santo yugo; que entonces no sería perderla, sino emplearla en ferias que felices ganancias prometen128».


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El interés de considerar su cuerpo como una alta transacción de valor monetario indica que la gitanilla sabe que es extremamente difícil entrar en la sociedad de los nobles. El vehículo para quien se encuentra al margen de la sociedad establecida es el casamiento.

También sabe que para entrar en la sociedad noble, la sociedad en regla, se debe vivir de acuerdo con su código, el del dinero, a pesar de que éste en principio pertenezca a la esfera de los nobles, en un contexto profundamente masculino. Para conseguir sus propósitos se vale de la palabra, que sabe que tiene gran poder de atracción y seducción, y que generalmente no se asocia con el elemento femenino. Además, la palabra es su elemento identificador e individualizador129.

Pero detengámonos primero en ver cómo las dos sociedades, la gitana y la noble, están representadas en la novela, para a partir de aquí referirnos a las tretas de Preciosa para sobrevivir y merecer a la vez un lugar digno en la sociedad establecida, alejándose de la suya marginal.

La sociedad gitana tal y como se nos presenta en la novela es una comunidad ante todo libre, donde no parecen existir reglas ni leyes demasiado fijas. En todo caso, a lo largo de toda la primera parte (donde se encuentra una descripción más extensa de la sociedad gitana), se debaten los temas que se mantendrán en pie a lo largo de la novela: el dinero y el lenguaje. Desde la primera mención de Preciosa ya se nos indica el valor que ésta posee. La referencia fácil pudiera ser: dinero - precio + mujer = prostitución. Sin embargo, queda bien claro que aunque era «algo desenvuelta, no [lo era] de modo que descubriese algún género de deshonestidad» (74). También desde el primer momento se nos dice que Preciosa no sólo lleva una forma de vida gitana que requiere la palabra (cantar, decir la buenaventura, declamar poesía), sino que además posee un extraño don, que es el saber expresarse con desenvoltura. Semejante don le hace incluso pensar a su «abuela», la gitana vieja, que tiene el diablo dentro. Después de las condiciones impuestas a Juan de Cárcamo, dice la «abuela»: «Satanás tienes en tu pecho, muchacha... te estoy escuchando como a una persona espiritada» (102). Preciosa sorprende a quien la escucha, por ser insólito oír a una mujer expresarse   —125→   «con discreción». A ello añadamos la procedencia gitana de ésta, la más baja en la escala social. Podemos, por tanto, decir que Preciosa posee a priori dones que no le corresponden socialmente: posee el don de la palabra y se gana la vida con ella.

Las mismas tácticas, la palabra y el dinero son las utilizadas por los hombres que quieren conquistar a Preciosa. Primero es el paje-poeta, quien también se gana la vida por medio de la palabra (la poesía), y quiere obsequiar a la gitanilla con monedas y poemas. Después Juan de Cárcamo explica las razones de querer convencer a la gitanilla que su procedencia social es la de caballero, como lo demuestra su vestimenta. Pero además, no sólo se le puede distinguir socialmente por su apariencia sino porque su padre espera recibir una buena colocación en la corte. En otras palabras, Juan tiene o tendrá dinero. Los caballeros jugadores de cartas, están, a su vez, manejando dinero, y pretenden convencer a Preciosa y a sus compañeras que la entrada en el lugar del juego en ningún modo les será perjudicial pues serán recompensadas económicamente.

La sociedad legal, por tanto, es una sociedad estructurada de tal modo que las relaciones económicas y de intercambio monetario ocupan un lugar primordial. Las reglas del intercambio están estrictamente gobernadas por las reglas del comercio: se indica que cualquier trato de favor, y cualquier tipo de cesión pueden conseguirse mediante un intercambio económico. En este texto «todo se compra y todo se vende», hasta el punto que al final de la novela, Juan de Cárcamo es incluso perdonado de un crimen que efectivamente ha cometido, porque será el futuro yerno del Corregidor: «sabido por el alcalde, tío del muerto, vió tomados los caminos de su venganza, pues no había de tener lugar el rigor de la justicia para ejecutarla en el yerno del Corregidor» (156). De manera que se hace excepción al cumplimiento de la justicia por el dinero aceptado: «Recibió el tío del muerto la promesa de dos mil ducados, que le hicieron porque bajase de la querella y perdonase a don Juan130» (156).

Parece además querer mostrarse que este tipo de estructura social basada en el dinero, y que funciona por medio de la palabra, está reservada principalmente al hombre. La mujer, en general no parece   —126→   manejar el elemento monetario con soltura; es más, delega su capacidad de intercambio económico en el hombre, que es quien lo domina. Como ejemplo de ello vemos el momento en que a doña Clara, la mujer del teniente, se le requiere que pague a Preciosa por decir la buenaventura: «Echó mano a la faldriquera la señora tenienta, y halló que no tenía ni blanca. Pidió un cuarto a sus criadas y halló que ninguna le tuvo, ni la señora vecina tampoco» (91). Al contrario ocurre cuando doña Clara le pide a su escudero Contreras que «en viniendo el doctor mi marido os lo devolverá» (91); responde Contreras que efectivamente sí tiene «pero téngolo empeñado» (91). Tampoco el señor teniente parece tener nada para darle a Preciosa, a lo que ella como remedio futuro propone «Coheche vuestra merced, señor teniente; coheche y tendrá dineros, y no haga usos nuevos, que morirá de hambre» (95). El hecho de que el señor teniente sea hombre no parece suficiente para dominar, debe además utilizar la palabra que es necesaria para adquirir poder.

En los dos casos, en la sociedad en regla y en la marginal, los hombres parecen ser quienes mantienen cierto control por medio de la palabra. En el mundo de los gitanos, el gitano viejo explica por medio de un discurso cuáles son las leyes por las que Andrés Caballero debe regirse si quiere entrar en el mundo gitano. Este discurso es explicación de lo que son las «leyes» gitanas, y desempeña el papel de mostrar las características que diferencian a nobles de gitanos.

Con respecto a la pertenencia de Preciosa entre gitanos, hemos de subrayar que está garantizada, por ganarse la vida gracias al don de la palabra. Sin embargo, para el mundo gitano, Preciosa también es un elemento extraño. Su «abuela», la gitana vieja que la raptó de niña, enseguida comprendió su potencial y «echó de ver que tales juguetes y gracias, en los pocos años y en la hermosura de su nieta, habían de ser felicísimos atractivos para acrecentar su caudal» (75). El don de la palabra que posee Preciosa, le posibilita decir buenaventuras, recitar poesías, cantar, y expresarse con desenvoltura; es un raro don por medio del cual se gana la vida, algo que en la sociedad de los nobles pertenece al mundo masculino. Por ello su «abuela» se aprovecha de ese don, porque conoce lo útil que resulta el dinero en la sociedad de la legalidad, y porque sabe que además en momentos de problemas de los gitanos con la justicia, las dificultades se pueden resolver por medio de un trato económico, esto es, palabras y dinero. De esta manera es posible cierto trato de favor en la sociedad legal, y a su vez cierto poder. Preciosa, consciente de ese poder y a su vez del lugar que puede ocupar en la sociedad legal, procura adquirir y aumentar tales recursos. Cierto manejo de estos   —127→   recursos significa la integración al mundo masculino, a una sociedad dominada por los hombres. La gitanilla no ha tenido reparo, pues, en adoptar tales prácticas, consciente de su importancia para poder pertenecer a un grupo legal y centralmente constituido, frente a los inconvenientes de pertenecer a una sociedad marginal.

Podemos situar de esta manera a Preciosa entre dos sociedades: la gitana, marginal, en la que vive haciendo dinero por medio de la voz y por las facultades poco comunes a su estrato social y a su sexo, y la sociedad noble, a la que pertenece por nacimiento sin saberlo, y a la que aspira entrar, porque conoce el mejor trato que se obtiene por la utilización de la palabra y el dinero.

Pero el papel de Preciosa es incompleto en las dos comunidades. En la gitana, al tener el raro don de la palabra, y por ser además una «joya preciosa», es en cierta manera la personificación de la poesía, y vive así con cierto idealismo. Cuanto Preciosa tiene acceso a la sociedad noble, al final de la novela, pierde todo su idealismo, y sus raros dones, para transformarse en una muchacha incorporada a la sociedad patriarcal.

Para explicar la transformación de Preciosa131 debo referirme a la crítica feminista y a la manera en cómo se ha tratado el proceso que hace que una mujer inmersa en una sociedad patriarcal vaya formándose la errónea idea de lo que verdaderamente es132. La cultura masculina ejerce sobre la femenina un poder que hace que la mujer vaya adquiriendo una percepción condicionada de su naturaleza. La mujer no es en principio inferior, lo que la convierte en inferior es la   —128→   influencia que la sociedad ejerce sobre ella considerándola así por naturaleza. La percepción cultural que la mujer va adquiriendo hace que se vaya formando como un ser cambiadizo, resultado de esa consideración inferior que la sociedad tiene de ella. Si la mujer fuera considerada como estable por naturaleza, independientemente de la percepción que de ella se tiene, entonces adquiriría el carácter independiente que le permitiría hablar sin reticencia, para defender su puesto en la sociedad.

En el caso de La gitanilla, la consideración de Preciosa en la sociedad, evaluada de manera idealizada por ella misma y por quienes la rodean, viene además dada por el papel sublimado como personificación de la poesía. Lo que le da carácter de permanencia es el ser considerada como de alto valor. La idealización de Preciosa se funda en el papel que juega como personificación de la poesía133. La idea de permanencia se complementa si pensamos en el significado del nombre de Constanza con el que la bautizaron y que recobra más tarde. Constanza representa continuidad en la personalidad de la muchacha que se comporta siempre de una manera razonable, y quien pretende, además, que su futuro esposo Juan conduzca su pasión incontrolada, mediante una prueba de dos años, donde la amistad y la compañía desembocarán en el matrimonio.

Observamos en consecuencia que su autoaprecio y la evaluación idealizada que se ha hecho de ella le permite expresarse con la desenvoltura propia del sexo masculino. Para darle a Preciosa otras características individualizadoras, que la haga diferente del resto de las muchachas, se le otorgan facultades poco frecuentes. Cuando es gitana, Preciosa es extremamente «razonable» para sus quince años, y despliega en su comportamiento un rasgo por el cual se distingue como quien es, «nacida de mayores prendas». Cuando es Constanza se caracteriza por ser también extremamente «razonada», que tampoco es usual en la mujer noble de entonces. Los dos casos «razonable» cuando gitana, «razonada» cuando noble, indican la continuidad de su personalidad. Como «bien razonada», es consciente de la importancia de entrar en la buena sociedad para llegar a ejercer verdadero poder, inalcanzable en la sociedad marginal en que vive134. Preciosa toma como esquema social, el de la sociedad noble, y lo acepta como propio (aunque en un principio Preciosa pertenezca a   —129→   esta sociedad por nacimiento); sin embargo, y contra lo que este determinismo pudiera significar de alienante, acaba teniendo una verdadera indentidad a la vez individual y social, más en consonancia con la aceptación y la entrada en la nobleza. Además, el lenguaje de que dispone Preciosa, característico de su persona, no expresa lo mismo en la sociedad noble que en la gitana. Cuando Preciosa se convierte en Constanza, de mujer decidida y de iniciativa, pasa a ser sumisa y obediente ante la voluntad paterna. Preciosa deja de hablar no sólo por obediencia paterna, sino para facilitarle a Constanza la incorporación a la nobleza. La única manera en que puede formar parte de la sociedad a la que quiere pertenecer, es cediendo a los mecanismos que esta sociedad exige. Por eso cuando es Preciosa no tiene reparo en mostrarse atractiva y seductora ante los hombres a quienes pretende atraer, mientras que cuando es Constanza ya no necesita hacer alarde de su belleza y excepcionales dotes.

Volviendo a la evolución que se produce en la personalidad de Preciosa debemos hacer notar que al final de novela, la valoración idealizada de la muchacha cambia. Cuando Preciosa se encuentra con su padre pierde todo el valor idealizado que poesía, y con ello la alta valoración que tenía de su persona. Su valor idealizado pasa a ser valor real. Junto con el cambio de valoración se produce un cambio de actitud con respecto a la palabra; la pierde al incorporarse a la nobleza. La abdicación del poder personal implica irremisiblemente obediencia y sumisión ante la sociedad legalmente constituida.

Pero la aparente sumisión de Preciosa es obra de su propia voluntad. En primer lugar, ha hecho valorar su cuerpo en su más alto nivel, por vía del matrimonio. Mientras es inaccesible, es más atractiva, y utiliza al máximo el poder expresivo que posee en las ocasiones en las que tiene público masculino. Ahí precisamente se manifiesta su voluntad. Es, por tanto, esa voluntad de imponerse de la gitanilla, la manifestación de esa voluntad, lo que le permite a Preciosa el ejercicio de una forma de poder no violenta sino seductiva135.

En la incorporación de Preciosa al mundo noble, debemos hacer resaltar el papel que ha jugado la gitana manipulando su   —130→   voluntad como mujer. Ha llegado al fin que se proponía: reunir ciertas características en su persona, que le han permitido alcanzar el matrimonio. Desde luego, vista la entrega desde la actualidad, puede resultar decepcionante. Sin embargo, debemos detenernos a pensar en la visión del matrimonio desde una base más histórica aquella donde se proclama como la institución ideal hacia la cual todo individuo debe aspirar para alcanzar el máximo de perfección cristiana. A ello debemos añadir que la familia era vista como una versión en miniatura de la sociedad perfecta la cual necesita a la sociedad civil para completarse. La importancia de cultivar un matrimonio virtuoso reside en que mediante el bien individual se contribuye al orden social, el cual se considera esencial en una sociedad bien constituida136.

De ahí la necesidad de establecer un nexo entre lo que representa la sumisión de Preciosa al incorporarse a las exigencias de la nobleza, y el ideal individual y social que representa. Preciosa obra conforme a lo que la sociedad espera de ella. Pero el hecho de que Preciosa, quien en principio es una excepción a la norma, se convierta en el buen modelo Constanza no es contradictorio. La personalidad de Preciosa se nos revela en la serie de acciones y características que la apartan del resto de las muchachas y a la vez le permiten ser excepcional. La rareza y la excepcionalidad de Preciosa son características particulares que se salen de la norma y por tanto son un modelo de particularidades, y no una suma de generalidades.

Además, se da en Preciosa una evolución de su personalidad que le permite transformar su energía procedente del mundo natural sin leyes de los gitanos en un estado de ser en que la libertad individual está en perfecta consonancia con una sociedad religiosa y políticamente bien ordenada. La genuina libertad de su persona nace de una conciencia de individualidad cultivada mediante el ejercicio de la razón, el uso chispeante del lenguaje y la gracia de la conversación. Por ello no podemos olvidar el gran poder que ejerce el dominio del lenguaje en la sociedad, el cual contribuye no sólo al goce de la conversación sino también a la evolución racional del pensamiento. De esta manera Cervantes está alabando un ideal que   —131→   sobresale por estar basado en la libertad individual, para cobrar mayor sentido aún al ponerlo en relación con el bien de la sociedad. Es precisamente esa capacidad de Cervantes de imaginar la unión entre la redención individual y las exigencias de la sociedad civilizada, lo que le da un giro inédito a su expresión137.

La ambivalencia que caracteriza el discurso cervantino procede de su visión de la verdad en una dimensión múltiple y relativa por lo que los tradicionales modos de expresión resultan limitados para sus necesidades expresivas. No es por tanto casual la elección de un discurrir en el cual la importancia de la palabra es capital, y con la que se intenta destacar las posibilidades que el ejercicio de la comunicación puede tener en una sociedad que aspira al perfeccionamiento.

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Lista de obras citadas

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