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88. El zorro maestro

SANTIAGO DEL ESTERO

El zorro no sabía cómo hacer para llevarle los pollos de una gallina que andaba escarbando en una casa. Hasta que al fin se acercó. El zorro desconfiaba que si le salía muy de golpe, la gallina se asustara y gritara, y iban a salir unos perros muy bravos que había en la casa.

Hasta que se acercó muy cariñoso y le dice:

-¡Ay, qué muchos niñitos y tan lindos que había teníu, señora!

Y ella le contestaba:

-Sí, señor.

-¿Y ya son bautizados?

Y ella le dice que no, que no están bautizados.

-¿Y ya saben leer sus hijitos?

Y ella le dice que no.

Y entonce le dice el zorro:

-Si usté quiere, yo puedo ser su compadre, y yo tengo escuela. Yo los puedo llevar a los niñitos. Ahora puedo llevar dos y después los otros. Y la gallina acepta y le dice:

-¡Cómo no, si me hace ese servicio! Puede llevar a esos dositos195.

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Se va el zorro con los pollitos. Se los come y al otro día vuelve otra vez por otros dos. Y vino todos los días hasta que los terminó. Y al último le196 invita a la comadre gallina para que vaya a ver la educación de sus hijos.

Van a una cueva de vizcachas y da allí unos manotones en la tierra, el zorro, y de adentro las vizcachas contestan:

-Com, com, com...

Y el zorro le dice a la gallina:

-¿Oye? ¿Vé cómo están leyendo de bien?

Entonce le dice:

-Entre usté también, si quiere verlos ahí.

Y entró la gallina y la comió a ella también.



Andrónico Gil Rojas, 60 años. Santiago del Estero, 1951.

El narrador es director de escuela jubilado. Me dictó este cuento de los muchos que él ha recogido en el norte de Santiago. Ha publicado un libro con una recopilación de cuentos populares.



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89. El león y el zorro maestro

SANTIAGO DEL ESTERO

El zorro, cuando vio la preocupación del león, del puma, por cuidar sus hijos, él se ofreció como maestro para tenerlos en su cueva y educarlos. Acepta el trato el león y se compromete a suministrarle alimentos al zorro, juntamente con sus hijos.

En un comienzo, el león encontraba presas fáciles, y permanentemente le llevaba carne. Y es así como el zorro vivía en la cueva con los hijos del león, bien comido, por supuesto.

Pero, empezaron a escasear las presas en el lugar, y el león no llevaba provisiones. Y lo que hizo el zorro comerselós uno por uno a los hijos del león. Y di áhi dice que desde ese entonces, cuando fue a buscar sus hijos, se encontró con que el zorro los había muerto. Y de ahí la enemistá manifiesta que existe entre el zorro y el león.



Manuel José Victoria, 50 años. Santiago del Estero, 1970.

El narrador, inspector de escuelas, conoce numerosos cuentos que ha oído narrar en toda la provincia.

Este cuento es una variante del cuento tradicional de El zorro maestro.



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90. El zorro maestro y la gallina

CATAMARCA

Diz que andaba el zorro varios días sin comer y si arrimó a una casa qui había una gallina con pollitos y el gallo.

Diz que empezó a darles conversación y a ponderar los pollitos, y áhi le preguntó a la madre si los ha educao en alguna escuela. La madre li ha dicho que no porque no tiene ninguna escuela cerca. Entonce si ha aprovechan el zorro y li ha dicho:

-Pero, señora gallina, ¿cómo no sabe que a la vuelta de aquella lomita está mi casa, qui áhi tengo una escuela y yo soy el director?

Eso fue para la gallina una buena noticia y prometió que los iba a llevar al otro día.

El zorro se fue a su casa y le avisó a su esposa, a doña Juana, que al otro día iban a tener un buen almuerzo.

La gallina le contó al gallo qui había teníu la suerte de encontrar un buen maestro, que era don Juan, el zorro. El gallo no estaba conforme, le tenía desconfianza a ese maestro, pero la gallina trató de convencerlo durante todo el día. Al fin cedió.

Diz que al otro día bien temprano la gallina salió con los pollitos camino a la escuela. En la puerta los esperaba don Juan, el maestro, y los hizo entrar a los pollitos para que pasaran al salón de clase, y ha despachado a la madre. En cuanto han entrao los pollitos los han comido.

Diz que al día siguiente ha ido la gallina y el maestro la ha hecho pasar para que vea los hijitos y áhi no más la ha muerto, y la familia del zorro ha tenío un buen almuerzo.

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Diz que el gallo cuando ha visto que no volvía la gallina, si ha dao cuenta de todo con la desconfianza que tenía ya. Áhi dice que afiló bien unas púas di acero que tenía y se las puso, y se fue. El gallo había síu de riña197.

Cuando el zorro lo ha visto que llegaba, se ha relamido de gusto y li ha dicho a la zorra:

-Doña Juana, carne tenimos.

El zorro lo ha recibido muy contento y lo ha querido hacer pasar para adentro. Áhi el gallo se le ha abalanzado y con un golpe bien dado lo dejó ciego al zorro. Y áhi no más la atacó a doña Juana y también la dejó ciega.

Diz que el gallo volvió satisfecho de haber terminado con esta mala gente.

Diz que después de un tiempo volvió a casarse, como todo viudo, que tuvo muchos hijos, y que nunca los dejó ir a la escuela de ningún zorro.


Y colorín, colorao, este cuento si ha terminao.



Águeda Avellaneda, 75 años. Los Quinteros. Tinogasta. Catamarca, 1946.

Lugareña rústica. Buena narradora.



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91. El zorro, el gallo, la gallina y los pollitos

CATAMARCA

Había una vez un zorro, una gallina, un gallo y diez pollitos. Un día el zorro le dijo a la gallina:

-Comadre, ¿quiere que le lleve a dos pollitos para ponerlos en la escuela?

-Bueno.

Se los lleva a los dos pollitos, y antes de llegar a la casa se los come a los dos.

Al otro día va y dice:

-Van muy bien los chicos en la escuela. Déme otros dos más.

-Bueno, bueno. Llevesé dos más.

Lleva. Antes de llegar a la puerta, los come a los otros dos pollitos. Y así se comió hasta los diez pollitos. Y un día le dice:

-Oiga, comadre, vamos, que tiene que firmar una nota.

-Bueno, bueno.

Y entonce van llegando, y ante 'e llegar a la casa se lo come a la gallina. Y se vuelve y le dice al gallo:

-Oiga, compadre, dice, que usté tamién tiene que ir a firmar la nota.

-Bueno, bueno.

Entonce va y lo quiere comer el zorro al gallo. Y el gallo se sube arriba di un árbol.

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Y había un agente198 y le dice el zorro:

-Oiga, agente, digalé que se baje pa que firme una nota.

-No, no -dice-. Yo ya le voy a traer, éste, gallinas coloradas, blancas, de toda clase, para usté.

-Bueno, bueno.

Entonces se viene el agente para acá y junta muchos perros galgos. Y le lleva. Y le dice:

-Meta la mano y saque lo que usté quiera.

Mete y le muerde un perro la mano. Y pega un grito el zorro. Y los sueltan a los perros y los largan. Y el compadre gallo di arriba le decía cantando:

¡Alalalalai! ¡Alalalalai, compadre! ¡Nu hay tiempo, nu hay tiempo!



Jorge Eduardo Busto, 13 años. Copacabana. Tinogasta. Catamarca, 1970.

El narrador ha oído el cuento a los padres y a los abuelos. Dice que es costumbre del lugar que se reúnan los muchachos, en la noche, para contar en rueda los cuentos que todos saben.

En la actualidad cursa el último grado de la escuela primaria, de este lugar serrano.



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92. El zorro y la gallina con pollos

LA RIOJA

Un zorro y una comadreja199 eran compadres de la gallina. La gallina tenía doce pollitos.

Un día el zorro pide a uno de sus ahijados para que vaya a visitarlo y echarlo a la escuela. La comadre manda a uno de sus hijos, encargandolé se porte bien con el padrino. Llega el pollo y el zorro lo come.

Con engaños que los va a educar consigue comerse los doce pollos. Luego invita a su comadre para que vea lo bien que se encuentran los hijos, va y se la come.

Invitado el gallo a ver a su familia va, pero como malicia la intención del zorro, se sube a un árbol y canta:

-¡Yo no soy zonzo! ¡Yo no soy zonzo!

El zorro le dice que se baje a conversar, pero el gallo no quiere. Empieza a contar:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco...

-¿Qué cuenta, amigo? -le dice el zorro.

-Las hojas del árbol -le contesta el gallo.

Sigue contando.

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete.

-¿Qué cuenta, amigo?

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-Una majada de perros.

-¿Por dónde encaro yo? -le pregunta el zorro.

-Por allí, compadre -y el gallo le señala por donde vienen los perros.

El zorro huye y los perros que lo encuentran, lo matan.



Clorinda Flores, 45 años. Catuna. General Ocampo. La Rioja, 1950.

Mujer del pueblo. Oyó muchas veces este cuento a sus padres y a la gente del lugar.



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93. El gallo, la gallina y el zorro

LA RIOJA

Que en un campo vivían el gallo, la gallina y sus dos hijos, el pollo y la pollita. Y en un lugar cercano vivía un zorro. El zorro con engaños había logrado ser compadre del gallo y la gallina. Era padrino de los pollitos.

Que un día se presentó el compadre zorro en la casa, diciendolés a los compadres:

-Buenos días, compadre y comadre. Hi venido a una ocurrencia200. Les pido que me ayuden para cumplirla.

Y el gallo le dijo que si él podía lo iba hacer. Y el zorro le dijo que como habían empezado las clases, y que era obligatorio mandar los chicos a la escuela, él venía a pedir que los mandara a sus ahijados para que aprendieran algo.

El gallo le dijo que cómo creía que los iba a mandar a los hijos a la escuela estando tan lejos ellos de la escuela.

Y el zorro le dijo:

-No, compadre, sus hijos irán a mi casa. Di áhi les queda cerquita.

Y los tuvo que mandar a los hijos a la escuela. Y dijo que lo iba a mandar al pollito. Y el zorro se jue con el pollito, y áhi cerca no más, al perderse201 de la casa se lo comió.

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Después de un mes el gallo 'taba pensando que cómo estaría su hijo y al poco rato se apareció el zorro. El gallo lo primero que hizo, le preguntó de su hijo:

-¿Cómo 'tá m'hijo?

-¡Ah!, mi ahijado está muy adelantado y el mejor de la clase. Y al ver que es tan inteligente vengo a llevarle mi ahijada.

Y entonce el gallo le dijo:

-Pero, compadre, ¡cómo quiere que se quedemos solos! Se vamos a quedar muy tristes sin un solo hijo.

Güeno, tanto lo convenció, que la mandaron a la pollita. Y el zorro se despidió y la pollita también se despidió llorando de sus padres. Y al llegar el zorro al lugar que comió al pollito, se la comió también a la pollita.

Y ya después de muchos meses volvió el zorro a la casa del gallo, y diciéndole que sus hijos estaban muy adelantados, y que ya iban a dar examen, y que los maestros los mandaban a llamar a los padres.

El gallo le dijo que cómo quiere que deje la casa sola. Y entós202 el zorro le dijo que la mande a la comadre por lo menos. Y el gallo la mandó. Y ante que viera las plumas de los hijos ande los había muerto, la mató a la comadre.

Y después de dos días se presentó otra vez, y diciendolé al gallo que era obligatorio que vaya el padre. Y el gallo no quería ir. Y después de tanto insistir se jue.

Y después iban conversando los dos por el camino. Y por áhi el zorro ya dispuesto a matarlo al gallo, le dio un agarrón. Y el gallo alcanzó a volar a un árbol. Y áhi empezaron a discutir. Y entonce el gallo le decía al zorro que era un traicionero, que lo hacía venir engañado y que lo quería matar. Y el zorro le dijo que le quería hacer un cariño, y que se baje, que estaba muy apurado porque la comadre los estaba esperando.

El gallo se bajó y siguió caminando con el zorro, pero con desconfianza. Y al llegar a donde mató la gallina y a los pollitos, le dio otro agarrón que le hizo volar las plumas. El gallo con   —224→   sus afiladas espuelas le metió en las narices y le hizo saltar la sangre al zorro, y se voló a un árbol alto, y di áhi lo empezó a insultar.

El gallo mirando para arriba203 vio que venía un hombre a caballo con cinco perros y un choquito204. Y entonce le comenzó a decir:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis con un cuzquito.

Entonce el zorro se asustó y le dijo:

-¿Adónde, compadre? ¿Adónde, compadre?

Y el gallo seguía diciendo:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis con un cuzquito.

Y el zorro ya muy afligido le dice:

-¡Adónde, compadre! ¿Di ande vienen?

Y el gallo le dice:

-Vienen di abajo205, dispare pa arriba.

Y el zorro salió corriendo, y lo que dio güelta pa atrás, por mirar pal otro lado, dio con los perros y lo mataron.

Y el gallo triste por haber perdido a toda su familia se volvió a vivir solo en su casa.



Luisa Carrizo, 23 años. Campanas. Famatina. La Rioja, 1935.

Muchacha de pueblo, empleada en el servicio doméstico. Buena narradora.



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94. El zorro y la chuña

LA RIOJA

Había una vez un zorro y una chuña206 que eran compadres.

Que viene el zorro y le dice que le dé la hijita mayor para hacerla educar. La llevó y se la comió tras de una tusca207.

Pasó el tiempo y volvió y le dijo a la chuña:

-Comadre, la chica está muy adelantada. ¿Por qué no me da la otra?

-No -dijo la chuña-, quedaré sola.

Después de un tiempo viene y le dice:

-Viera, comadre, como están di adelantadas las chicas. Deme la otra.

-¡Ay!, compadre, voy a quedar muy sola.

Y el zorro le decía:

-Sí, comadre, demelá.

Por fin se la dio.

Se la llevó y se la comió.

Sobre la hebra208 volvió a llevarla a la comadre y le dice:

-¡Vamos, comadre! ¿Qué va hacer solita? Así las ve a las chicas, qué adelantadas están.

-No, compadre, no voy a ir.

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-Vamos, vamos -le decía.

Hasta que por fin le dijo que iría, pero que la espere que se bañe. Se fue a bañarse. El zorro impaciente preguntaba:

-¿Ya está?

La chuña se dio cuenta de todo y miraba cómo lo podía matar al zorro.

-¿Ya está? -volvía a preguntar el zorro.

-Todavía no, espere un rato -le contestaba.

Ella se bañó y se secó. Y le dijo:

-Ya estoy -y se voló arriba di una peña.

El zorro también saltó. De la peña voló la chuña al cielo. El zorro quiso imitarla y se cayó. Viniendo en el aire decía:

-¡Quiten palos, quiten piedras, pongan camas, que allá voy yo!

Se cayó y se mató. Quedó muerto mostrando los dientes. Un día iban otros zorros y decían:

-Velo a mi hermanito, se está riendo.


Y se fue por un zapato roto
que otro cuente otro.



Ramona Flores, 55 años. Loma Larga. Rivadavia. La Rioja, 1950.

Nativa de la región. Oyó muchas veces este cuento a su padre que era muy buen narrador.



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95. La gallina y la zorra

MENDOZA

Ésta que era la gallina y la zorra. Son comagres. La gallina tiene diez hijos. Viene la zorra y le dice:

-Comagre gallina, ¿quere darme uno de mis ahijaditos pa llevarlo a educarlo a la escuela?

-Bueno -le dice la comagre-, ya vamos a consultarlo con mi marido.

Viene el gallo y le consulta la gallina el pedido de la zorra. Y le dice el gallo a la zorra:

-Bueno, comagre, llevesé uno de mis hijitos para que lu eduque en la escuela.

Bueno... La zorra agarró un pollito y se va. La 'tán esperando los zorritos. Tenía zorritos chiquitos la zorra. Apenas llega se lo comen al pollito. Y eso jue todos los días.

Bueno... Otra vez la comagre zorra le dice a los zorritos:

-Como 'ta tan bien educadito este pollito vamos a traer otro.

Y volvió a decir a la gallina que quería llevarse otro pollito a la escuela. Y se volvieron a consultar los padres, y le dieron otro. Y así la zorra se llevó nueve pollitos.

A los días vuelve otra vez:

-¿Cómo le va comagre?

-Bien -que le dice-. ¿Y mis hijitos?

-Viera que 'tán adelantaditos. ¿No quere, comagre, darme otro?

-Mire que me quedo sola. No me queda más qui uno.

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-Mejor, así 'tán toditos educaditos lo mismo. Así va podere presumire con mis ahijaditos.

La zorra se va con el pollito. Los zorritos la 'tan esperando y se lo comen. A los días vuelve la zorra y le dice a la gallina:

-¡Buen día, comagre! ¿Cómo le va comagre?

-Bien. ¿Y mis hijitos?

-¡Ah, los viera, comagre! ¡Dan gusto de verlos! ¡No los va a conocere!

Entonce le dice la gallina:

-Mire, comagre, ahora vamos a dir a su casa a ver los chicos.

-A eso vengo, comagre, a llevala pa que los vea.

Y le dice al gallo, la gallina, y se va. Allá llega la gallina y se dan un banquete los zorritos.

Y a los días viene la zorra y lu invita al gallo para ver la familia. Y ya el gallo había sabíu por otras bocas que ya li había comíu la zorra los hijos y la mujer, y andaba pensando vengarse.

-Bueno, sigamos la vuella209 -dice el gallo-. Llevemos la viola210 para cantare un poco antes de llegare.

Llegan a la casa y el gallo se da cuenta que era cierto lo que le habían dicho, porque vio las plumas de su familia cerca de la boca 'e la cueva. Entonce le dice a la zorra:

-Espere, comagre, voy a cantare una tonada. Me voy a subire arriba d' este chañar, así oye mejor la canción.

Y el gallo se subió alto, y ahí vio que venía un hombre con unos galgos, y le dice a la zorra:

-Comagre, mientras yo entono la guitarra, dispare pal lau del Norte que del Sur vienen unos galgos con un cazador.

Y la zorra, asustada, disparó pal Norte y ahí se topó con los galgos que venían de ese tau y la destrozaron.

Y así se salvó el gallo.

Éste es el cuento del gallo, la gallina y la zorra.



Florencia Lucero, 48 años. Potrerillos. Luján, Mendoza, 1951.

La narradora es campesina iletrada. Muy buena narradora.



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96. El zorro y la gallina

SAN LUIS

Había una vez una gallina. Tenía doce pollitos.

Entonce una vez fue el zorro y le dijo que se los diera para ahijaditos. Se los dio. Y el zorro se fue.

Después, un día fue a visitarlos. Le dijo que le prestara un ahijadito para compaña y enseñarle a ler. Entonce ella se lo prestó. Bué... Y se fue. Bué... Fue y se lo comió en la casa de él.

Volvió de nuevo. Que le preguntó la gallina:

-¿Qué hace mi hijito?

-Áhí 'tá -que le dice-, 'tá triste. Quiere que le mande otro hermanito para jugar, porque él 'tá solito.

Se lo dio. Lo llevó y se lo comió también.

Y así, de uno en uno, le venía con una y otra cosa, se los llevó a los doce y se los comió.

Entonce dice que la gallina, cuando quedó sola dijo que iba ir para la casa del zorro a ver los hijitos. Cuando fue se los había comido a todos. Entonce dice que la gallina se puso triste, a llorar, y el zorro se reía de la gallina.

Entonce dice que pasó una águila y le preguntó:

-¿Por qué llorás, gallina?

-Porque -que dice- el zorro mi ha comido todos mis hijitos.

-Dejameló -que dice- por mi cuenta. Yo te lo voy a matar.

-¿Cómo? -que dice la gallina.

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Bueno, fue la águila donde 'taba el zorro, y entonce que le dijo que había un baile en el cielo.

-¡Vamos! -que le dice.

-¡No! -que dice el zorro-. Cómo voy a ir yo si yo no sé volar nada...

-¡No! -que dice la águila-, yo te llevo encima de las alas.

Lo llevó. El zorro muy contento, que dice:

-Ahora voy a conocer un baile en el cielo -y se fue.

Cuando iba alto, pero muy alto, lo largó en una piedra. Cuando venía en el aire el zorro decía:

-¡Pongan almuhadas y colchones qui acá va Dios!

Nadie le puso. Cayó en una piedra y entonce s'hizo nata211.

Entonce dice que la gallina lo vio. Dice que 'taba contenta, lo que lu había muerto.

Triste porque li había muerto los pollitos, se los había comido, pero contenta porque lo mataron a él también.



Delicia Zavala de Pérez, 25 años. Cumbre de los Comechingones. Puesto La Rubia. Chacabuco. San Luis, 1968.

Campesina inteligente que ha superado la escasa cultura adquirida en un año de concurrencia a la escuela de estos lugares tan apartados de las montañas. Aprendió el cuento del padre, Segundo Zavala, gran narrador.



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97. La gallina con los pollitos y el zorro

SAN LUIS

Una gaína212 y un gallo tenían cinco poítos. Fue un día el zorro y se los pidió para ahijados. Y entonces se los dieron para ahijados. Y entós un día vino el zorro y le dijo a la comadre:

-Déme, comadre, uno de mis ahijaditos para llevarlo y hacerlo estudiar.

-Bueno, compadre, lleveló.

Lo llevó. Cuando lo llevó allá áhi no más se lo comió. Ande vivía la gaína con el gallo nu había escuela y ande vivía el zorro, sí, según decía él.

Entós volvió otro día, y vino. Dijo:

-Buenos días, comadre.

-Buenos días, compadre.

-¿Qué hace m'hijito?

-Ahi 'tá bien. Ya sabe mucho, ya.

-¿Pórque no me da otro de mis ahijaditos?

-Bueno, compadre, lleveló.

Bueno, lo llevó. Se lo comió otra vez.

Bueno, volvió otro día y dijo:

-Buenos días, comadre.

-Buenos días, compadre.

-¿Quí hace m'hijito?

-Áhi 'tá, muy bien. Ya sabe mucho, ya. Vengo a que me dé otro de mis ahijaditos para llevarlo para hacerlo estudiar.

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-Bueno, compadre, lleveló.

Lo llevó. Entós se lo llevó y áhi no más se lo comió. Después, volvió otra vez. Le dijo:

-Buenos días, comadre.

-Buenos días, compadre.

-¿Quí hace m'hijito?

-Áhi 'tá bien. Ya sabe mucho, ya.

-Bueno, 'tá bien.

-Déme otro de mis ahijaditos.

-Lleveló al otro.

Bueno, lo llevó y se lo comió.

Volvió otra vez. Le dijo:

-Buenos días, comadre.

-Buenos días, compadre.

-¿Quí hace m'hijito?

-Muy bien. Ya sabe mucho, ya.

-Vengo a que me dé el otro ahijadito para llevarlo.

-Bueno, compadre, lleveló.

Lo llevó otra vez. Lo llevó allá a la casa 'el zorro y áhi no más lo volvió a comer.

Volvió otra vez, otro día. Le dijo:

-Buenos días, comadre.

-Buenos días. Que mandan a decir sus hijos que vaya para verlos.

-Bueno, voy a ir, entós.

Güeno... ya fue. Y cuando fue a la casa del zorro le dijo:

-¿Adónde 'tán mis hijitos?

-Sus hijitos 'tán para la escuela, comadre.

-Güeno, ¿no quiere que la peine, comadre, hasta que vengan sus hijitos?

Bueno, peinemé.

La agarró, se puso a peinarla, le torció el cogote y se la comió.

Bueno, comió a todos. Volvió otro día.

-Buenos días, compadre -le dice al gallo.

-Buenos días.

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-Manda a decir mi comadre y sus hijitos que vaya para verlos.

-¡Ah, no! -le dice el gallo-. No puedo, tengo muy muchas cosas que hacer.

El gallo se la malició que lu iba a comer. Se disparó y se subió a un árbol alto y le dijo:

-¡Ah! ¡Cómo se sienten toriar213 unos perros!

Se disparó áhi no más el zorro y entós él se salvó así. Que lu engañó que toriaban los perros y se disparó el zorro.



Elma Isabel Pérez de Molina, 39 años. La Cumbre de los Comechingones. Puesto El Paraíso, Chacabuco, San Luis, 1968. Campesina nativa de estas altas mesetas.



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98. El zorro y la gallina

SANTA FE

Una güelta don Juan el Zorro andaba con mucho hambre y quería comer los pollitos de una gallina. Anduvo mucho hasta que se hizo amigo de la gallina y le pidió los hijitos de ahijados. La gallina le dijo que güeno creyendo que así no iba a tratar de matarlos.

Iba todos los días el compadre a la casa, y cuando ya tomó confianza, le dijo que él podía educar a los ahijados, que él les iba a enseñar como maestro y que no iba a tener necesidá de mandarlos a la escuela. La gallina se creyó y le dejó llevar un pollito. Al otro día llevó otro. Y al día siguiente otro. Así se los llevó a todos y siempre venía con el cuento de que estaban muy adelantados, que aprendían mucho.

Después vino, y le dijo a la madre, a la gallina, que tenía que ir a ver los hijitos. La madre se creyó y en cuanto llegaron a la cueva la comió también.

El gallo se dio cuenta de lo que pasaba y se jue a pedirle a los perros de la casa que mataran al zorro.

Al otro día se presentó a invitar al gallo para que vaya a ver el adelanto de la familia. Entonce el gallo se subió a un árbol y se puso a cantar. Esa era la señal para que vengan los perros. Y llegaron los perros y lo mataron al zorro que se hacía pasar como compadre y como maestro. Y se terminó el mentiroso malvado.



Ramona Andrea Quiroga, 55 años. Campo de los Zapallos, Santa Rosa, Santa Fe, 1951.

Nativa de este lugar. Rústica, pero buena narradora. Aprendió el cuento de la madre, que sabía muchas narraciones.



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99. El zorro dice que es maestro

BUENOS AIRES

Una vuelta el zorro engañó a un gallo y una gallina, que él era maestro. Le dejaron llevar los pollitos y se los comió, ¿no? Después llevó a la gallina pa que los viera, y se la comió. Después vino y llevó el gallo, ¿no? Cuando iban por el camino, el gallo vio las plumas. Se dio cuenta de todo y ante que lo coma se voló a un árbol, y empezó a cantar. Áhi vinieron los perros y lo mataron al zorro y se acabó el maestro.



Tomás Lértora, 73 años. Punta Indio. Magdalena. Buenos Aires, 1969.

Narración abreviada del cuento.



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100. El zorro, el gallo y la gallina

NEUQUÉN

Éste era un gallo y una gallina que tenían cinco pollitos.

Un día llegó el zorro y con la picardía que tiene este animal, se hizo amigo de la familia y le pidió di ahijaus los pollitos. El gallo y la gallina lo desconfiaban, pero se los dieron di ahijaus.

Después di un tiempo vino a buscar uno de los ahijaus pa educarlo muy bien. Al principio los padres no querían, pero al fin se lo dejaron llevar. Así se llevó los pollitos uno por uno.

Otro día vino y le dijo a la gallina que juera a ver los hijitos. La gallina se jue. Cuando llegaron a la cueva, le dijo que entrara a la cueva a esperar los pollitos que ya iban a venir de la escuela. Entró la gallina y se la comió.

Otro día le vino a decir al gallo que lo viene a buscar pa que vea cómo están de bien todos los pollitos y la gallina, y que lo esperan sin falta.

El gallo 'taba desconfiando algo y se jue con el compadre zorro, pero se ponía un poquito lejos. Por áhi, cuando iban, el zorro le tiró un agarrón, pero el gallo se pudo escapar, y como iban pasando cerca di un árbol, se subió bien arriba el gallo.

Áhi el zorro pícaro le empezó a decir:

-Pero, compadre, si era una broma, baje, baje. No se demore que nos están esperando.

Entonce el gallo no le atendía y empezó a mirar lejos y a decir que venía un cazador con perros.

Áhí se asustó el zorro y le preguntó que de qué lado.

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-Esperesé, esperesé ya le voy a decir.

Y así lo tuvo entretenido hasta que llegaron los perros y lo mataron al zorro.


Y colorín, colorado,
Esto ha terminado.



Carlos Garrido, 18 años. Colonia Confluencia. Confluencia, Neuquén, 1951. Muchacho campesino, buen narrador.



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101. Los zorros maestros

RÍO NEGRO

Era el matrimonio, el gallo y la gallina. Y tuvieron doce hijos. Y entonces el zorro y la zorra supieron que el gallo y la gallina tuvieron doce hijos. Entonces acordaron el zorro y la zorra de que se presentase la zorra como maestra de escuela para educarles los hijos del gallo y la gallina.

Y fue así que un día la zorra se presentó en la casa del gallo y la gallina pidiendolés sus hijos como ahijados y al mismo tiempo para educarlos. Claro que el gallo y la gallina se interesaron porque esta señora educara a sus hijos. Y en seguida le dieron un hijo para que lo educara la zorra, la maestra. Después volvió la zorra y se llevó otro. Y así hasta que se llevó los doce hijos del gallo y la gallina. Pero la educación que le dieron fue comerselós. Y ya cuando se los comieron a todos, vino la zorra a invitarla a la gallina para que viera cómo habían adelantado los hijos. Entonces la zorra le dijo a la gallina que le dijera a su esposo, el gallo, que la dejara ir a ver sus hijos que estaban muy adelantados en la escuela. Y el gallo la dejó ir a la gallina. Y también se la comieron.

Bueno... Después vino el zorro y lo invitó al gallo para que fuera a ver su familia.

Entonces el gallo se dispuso a ir. Y claro, se iba con el zorro. Por el camino, el zorro marchaba siempre adelante del gallo, y el zorro quería que fuese el gallo adelante. Pero el gallo desconfiaba y no quiso ir nunca adelante. Y le decía al zorro:

-Cómo voy a ir adelante si no conozco el camino.

  —239→  

El gallo le dijo que no y no. Entonces el zorro le dice al gallo:

-Pase usté adelante porque yo tengo que hacer del cuerpo.

Y se fue a un lado. Se puso atrás de una mata y se puso como si hacía del cuerpo. El gallo 'taba alerta. Y de allá vino exigiendoló que fuera adelante. Y el gallo le dijo que no y siguieron. Pero en eso el zorro se volvió de golpe para atrapar al gallo, le hizo un agarrón, pero el gallo que iba desconfiando, se voló y se fue a posar en las ramas de un sauce que había sobre el brocal de un pozo. Y el zorro se fue muy apurado para ver adónde se iba el gallo. Y entonce el zorro se asomó al pozo, cuando lo vio allí, en el agua; claro, era la imagen del gallo que se veía en el agua. Y se lanzó al pozo, y por suerte se pudo agarrar con la boca de unas ramas, si no se va al fondo. Y entonces el gallo se rio. Y entonce el zorro lo miró arriba y le dijo:

-¡Ah! ¡compadre, adónde había estado!

-¡Bah! -le dijo el gallo-, salga y escuchemé lo que le voy a decir. Allá, del lado Norte viene un capataz con siete galgos214. Y vienen en abanico, buscando presas.

-¿Y cómo me salvo yo, compadre?

-Vea, usté, compadre, vayasé acá derecho, rumbo al Sur.

Y lo engañaba. Era que el capataz venía del rumbo Sur. Y se fue el zorro muy ligero. Pero cuando se acordó, el zorro estaba entre los galgos. Y ahora viene que lo corren los galgos. Y el zorro disparó y se metió en una cueva. El capataz se fue con los galgos, pero uno se quedó en la puerta de la cueva.

Entonce el zorro, adentro de la cueva, cuando se le pasó el susto, empezó a decir:

-Estas patitas tan ligeras que me sirvieron para disparar. Y estos ojitos que me sirvieron para ver los galgos y hacer gambetas. Y estas orejitas que me sirvieron para oír y escapar del peligro. Y esta cola me estorbaba, ¿para qué me sirve? La voy a tirar...

  —240→  

Y empezó con las patitas a empujar la cola para afuera. Y la sacó hasta la boca de la cueva y hasta el alcance del perro. Y el perro lu agarró al zorro de la cola y lo mató, lo hizo pedazo.

Y así terminó la maldá del zorro.



José Savino Rojas, 91 años. General J. A. Roca, general Roca. Río Negro, 1971.

Tomado en el hogar de ancianos.

El narrador ha sido uno de esos maestros que, sin título, enseñaron por vocación, desde principios del siglo, cuando estas poblaciones tan prósperas comenzaban a surgir en la Patagonia. Conserva una extraordinaria lucidez mental.



  —241→  

ArribaAbajoNota

El motivo del ave que caza el zorro por engaño, y que por engaño o con la ayuda de otros se libera, ha alcanzado en nuestra tradición un gran desarrollo en cuentos independientes y diversos. De ellos he recogido 70 versiones con algunas variantes. Como cuentos independientes son muy antiguos en la tradición occidental.

A. «El zorro, el gallo, el hornero u otra ave». El zorro caza al gallo, al chuschín o chingolo o al hornero, por engaño o por sorpresa. Lo lleva en la boca; cuando lo ven otras aves o mujeres u hombres campesinos, arman una gran gritería. El zorro se enfada y el ave le aconseja que les diga que ella es de su propiedad o que a ellos no les importa. El zorro abre la boca para hablar y el ave se vuela. Tiene gran popularidad; en la Edad Media fue elaborada en el Roman de Renard (Branche II, XIV, XVI, XVII) y figura en los Esopos. Entre las versiones españolas tenemos la 259 de Espinosa, la 172 de Ampudia y entre las argentinas la de Di Lullo, 257. Es el Tipo 6 de Aarne-Thompson.

B. «El nuevo decreto». El zorro invita al gallo a bajar del árbol en donde está para leer un nuevo decreto del gobierno que ordena a los animales a tratarse como hermanos y a no matarse. El gallo desconfía. De pronto le dice que vienen los perros. El zorro pregunta la dirección que traen. El gallo le indica la opuesta. El zorro huye, se encuentra con los perros, vuelve, y al pasar por   —242→   debajo del árbol le dice el gallo que les lea el decreto. Los perros matan al zorro. Conserva la integridad que tenía en la Edad Media, que elaboró el Roman de Renard en «El zorro y el pavo». Es el Tipo 62 de Aarne-Thompson, de la Paz entre animales. Se le encuentra en numerosas recopilaciones de cuentos de nuestros días; en Espinosa, Castilla, es el de «La picaciña y los picaciños».

C. «El zorro autoridad. El zorro confesor». El zorro se disfraza de comisario, de juez o de sacerdote para cazar las aves de su preferencia, sobre todo las gallinas. El perro lo sorprende, lo hace huir y generalmente lo mata. Estos cuentos terminan con el gracioso motivo del zorro que, refugiado en una cueva y pasado el susto, elogia sus patas, sus ojos, sus orejas y, viendo su cola sucia, hace el ademán de tirarla; los perros, que están de guardia, lo sacan y lo matan. Estos cuentos muy extendidos en la tradición occidental, aún se conservan en el folklore moderno como en el ruso (Sokolov, 245).

D. «El zorro maestro». El zorro se presenta como maestro a una gallina y a un gallo que tienen muchos hijos y los convence de que él puede educarlos. Lleva por turno a los pollitos y los come. Invita a la gallina y también la come. Finalmente invita al gallo y éste, en el camino, descubre el engaño y se salva. Está relacionado con el Tipo 37 de Aarne-Thompson.


Difusión geográfica del cuento

Difusión geográfica del cuento

  —243→  

Espinosa menciona a estos cuentos entre los motivos de «La paloma, el zorro y el ave amiga», y documenta en forma erudita su difusión universal; en la Argentina abarca casi todo el país: Tucumán, Catamarca, La Rioja, Santiago del Estero, Mendoza, San Juan, San Luis, Corrientes, Misiones, Formosa, Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut.







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ArribaAbajo El tigre y el zorro. El león y el zorro. El tigre y el mono

Otros animales. Aventuras


159 versiones y variantes


Cuentos del 102 al 237


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102. El zorro y el tigre

SALTA

Diz que era sobrino el zorro del tigre215. El zorro li ayudaba a carniar al tigre. El tío era muy mezquino. El zorro le tenía que hacer picardías al tigre pa poder conseguir algunas carnecitas.

Diz que puái216 han andau buscando presa el tigre y el zorro.

Han llegau a una aguada ande tenían que ir los animales a tomar agua. Han ido a hacer carne. Diz que li ha dicho el tigre al zorro que se suba a unas peñas que había áhi y que ha de aguaitar los animales que vengan y que le ha de decir cómo son. El tigre ha querío elegir presa. Y que él ha quedau abajo, escondíu.

Diz que ha subíu el zorro y ha estau aguaitando. Cuando han llegau unas ovejas ha gritau:

-¡Tío, vienen unas ovejas gordas!

-Dejalas pasar, las ovejas tienen carne con lana -ha dicho el tigre.

  —248→  

Al rato ha vuelto a gritar el zorro:

-¡Tío, vienen unas cabras gordas!

-Dejalas pasar, las cabras tienen carne con pelo -ha dicho el tigre.

Al rato ha vuelto a gritar el zorro:

-¡Tío, vienen unas vacas gordas!

-Dejalas pasar, las vacas tienen carne con astas -ha dicho el tigre.

Al rato ha vuelto a gritar el zorro:

-¡Tío, tío, 'tán llegando unas tamberitas217 gordas!

-¿'Tán gordas? -ha dicho el tigre.

-¡'Tán harto218! -ha dicho el zorro.

Áhi no más el tigre ha ido despacito, ha muerto una. Sin decirle nada al zorro la ha desollau y si ha puesto a comer. Al rato ha bajau el zorro y cuando lu ha visto li ha dicho:

-¿No me convida, tío?

-No, es poco pa mí -ha dicho el tigre.

-Tío, siquiera la tripita, deme.

-No, la tripita es pa bombilla219 pal mate de tu tía tigra.

-¡Deme la pancita, po, tío!

-No, la pancita es pa mate220 de tu tía tigra.

-Deme siquiera el pusno221.

-No, ese guanito es pa yerba del mate de tu tía tigra.

-Deme, entonce, la vejiga.

-No, la vejiga es pa talega de tu tía tigra.

El tigre ha comíu hasta que no ha podíu más y al zorro   —249→   lu ha dejau sin darle nada. Entonce se ha echau a dormir y lu ha mandau al zorro que cuide la presa:

-Ve, sobrino, yo voy a dormir -le dice el tigre- y vos ponete de guardia, no sé que anden los cajchis222 y me recuerden223.

Entonce el tigre si ha puesto a dormir. Y el zorro li había robau la vejiga y la había soplau. Y la ha llenau de moscardones. Y muy despacito la había atau con una cuerda en la cola del tigre. Y que le ha dicho al tigre:

-Tío, tío, áhi viene un puestero con muchos perros, recuerdesé.

Y se recuerda el tigre y mueve la cola y ha oyíu224 la bullanga de los moscardones que 'staban en la vejiga y había salíu huyendo. Paraba un trecho, y escuchaba, y volvía a oyir la bulla y volvía a salir huyendo otra vez. Si había disparau hasta que había cáido de cansau.

Entonces el zorro ha comíu lo que ha queríu, y se ha ido tranquilo.

Güeno, entonce cuando ha cáido, si ha dau cuenta el tigre de lo que li ha hecho el zorro y ha dicho:

-Agora me lo va a pagar el zorro -y lu ha salido a buscar.

El tigre no lo podía encontrar al zorro pa matarlo. Entonce alcanzó a ver una laguna grande. Ahi si ha puesto de guardia el tigre y dice:

-Aquí hái cair un día el zorro, al agua.

Y áhi ha veníu el zorro. Andaba con sé. Y ya venía hasta cerquita y lo vía al tío y no se llegaba de miedo. Y entonce el zorro ha intentau engañar al tío. Ha sacau una lachiguana225 y si había revolcau bien en la miel y si ha revolcau en l'hojarasca, y en toda clase de yuyo. Había hojas de toda clase en el suelo y así si ha tapau el pelo. Lo que se le pegaban las hojas y los   —250→   yuyos no se sabía de qué clase de bicho era. Y entonce baja el zorro al agua. Y lo veía el tigre y no sabía qué bicho era ése. No lo conocía y entonce le dice:

-¿Quién sois vos?

-Yo soy Juan Hojarada del Monte -le ha contestau el zorro.

-Juan Hojarada del Monte... No lo conozco -ha dicho el tigre.

Así que si ha upilau226 di agua y ha salíu tranquilo el zorro.

Y el tigre lo siguió persiguiendo. Lu había encontrau de sospresa una vez, en el camino. Entonce que le dice:

-¡Ay, Juan, conque habías andau por acá! -y lo había sacau hurgando.

Y lo había corría el tigre y lo llevaba ya te pillo y no te pillo. Y por áhi se ha metíu el zorro en una cueva. Y áhi ha veníu el tigre y lu ha agarrau de la cola.

-¡Bah! -que dice el zorro-, mi tío ha agarrau una raíz por agarrarme de la cola.

Y el tigre ha creido lo que le decía el zorro y lo ha largau. Y áhi ha 'stau mucho tiempo. Y di áhi que dice:

-¿Cómo voy a hacer? Voy a buscar un centinela.

Y había 'stau una lechuza áhi y un carancho y que los llama y les dice:

-Chey, me van hacer la guardia a Juan, que si ha metíu áhi. No lo van a dejar salir, si no yo los guá comer a los dos -y él si ha ido a comer algo por áhi.

Y entonce áhi 'taban en la puerta 'i la cueva, di un lau el carancho y del otro lau la lechuza.

Y es que ha salíu el zorro a la puerta y es que les ha dicho:

-¿Qué hacen ustedes aquí?

-No vas a salir, Juan -que le dice el carancho.

-Chey227, Cheverría, ¿pórque no cantáis? -que le dice al   —251→   carancho-. Cantá, chey, vos que cantáis tan lindo. Chey, si cantáis te guá dar un pedazo 'i charqui.

-Güeno -que le dice el carancho-, voy a cantar.

Entonces qui ha cantau el carancho:

-¡Quintín! ¡Quintín Castro!

Y áhi li ha zampau el zorro un puñau de tierra, y li ha tapau los ojos y la boca, y ha salíu huyendo. Y si ha perdíu en el monte.

Y como han podíu si han ido la lechuza y el carancho de miedo del tigre.

Y ha veníu el tigre y al ver lo que ha pasau, ha dicho:

-Ya si han dejau joder con el zorro, éstos, y si han ido.

Y andando por áhi lu encuentra el zorro al tigre durmiendo debajo di una sombra, y le dice:

-¡Si aquí ha 'stau mi tío tigre!

Y el tigre que si ha hecho el muerto.

-¡Pobre mi tío, ha 'stau muerto! Si se solfia228, es cierto que 'stá muerto, si no se solfia 'stá vivo.

Y dice que el tigre si ha solfiau y que ha dicho el zorro:

-¡Ah, tigre que se solfia 'stá vivo! -y ha salíu huyendo.

Y así el tigre no lu ha podido matar al zorro.



Bernardino Zoto, 52 años. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.

El narrador es hachero del Obraje Las Hacheras, próximo a Las Víboras, caserío disperso en la selva subtropical del este de Salta. Tiene grandes condiciones para la narración.

Obraje, «paraje donde se explota un bosque».



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103. El zorro y el tigre

SALTA

Una vez se 'bían topao en un camino el tigre con su sobrino el zorro. Se 'bían saludao y áhi no más le 'bía propuesto el tigre al zorro que vaya arriar una manada 'i cabalgares, que los eche por el mesmo camino pa él esconderse y poder cazar el mejor potro.

Se jue el zorro y el tigre se trepó en un árbol en la orillita del camino. Vino la tropilla y cuando pasó el mejor potro brincó el tigre y lo cazó. Luego se puso a comer, pero no le quería convidar al zorro. Tanto pedirle, le dio la vejiga 'el potro. El zorro infló la vejiga y la llenó de moscas. En eso el tigre se 'bía llenao y se 'bía tirao a dormir, diciendolé que lo cuide. Cuando se durmió el tigre, el zorro le ató la vejiga llena 'i moscas en la cola y se subió a un árbol. Entonce el zorro se puso a gritar:

-¡Vienen los camperos!

Se dispertó el tigre y el zorro decía:

-Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis camperos y un perro yuto229.

Asustao el tigre se enderezó y salió huyendo, y como las moscas zumbaban dentro la vejiga, más huyía el tigre.

El zorro quedó solito y aprovechó. Comió hasta que se llenó. Entonce agarró un costillar y se jue a la casa del tigre. Le dijo a la tigra que el tío 'bía dicho que ase la carne, que coman y después duerman juntos. La tigra no quería, pero como mandaba el tigre lo ha hecho.

  —253→  

Al alba, el zorro si ha disparau y si ha echau a dormí en un simbolar230.

El tigre ha disparau hasta qui una rama li ha roto la vejiga. Cuando se dio cuenta el tigre se paró y se volvió. Corto güella y llegó a la casa. Cuando llegó lu ha contau la tigra la picardía del zorro y ha salíu a buscarlo. Y lu encontró durmiendo en un simbolar. Antes de matarlo ha cortau una pajita y li ha hincau la oreja. Y ha dicho el zorro:

-¡Qué mosquitos fastidiosos! No me dejan dormir, después qui hi dormíu con mi tía tigra, tengo mucho sueño.

El tigre lo ha hincau más juerte. Si ha despertau y lo ha visto al tigre y ha salíu huyendo. El tigre lu ha corríu, pero el zorro si ha metíu en un vizcachero. Áhi lu alcanzó el tigre y lo pilló de la cola. Y áhi le grita el zorro:

-¡Tire, tío tigre que es una ráiz la qui agarrau!

Se ha creido el tigre y lu ha largau. Y el zorro li ha dicho:

-'Bía síu zonzo, mi tío, era mi cola.

El tigre 'taba furioso. Y ve que viene un cuervo231 y lo llama:

Vení, quedate en la puerta 'i la cueva. Cuidame este preso, que vuá buscar una pala pa sacarlo.

Áhi 'taba el cuervo, pero el zorro si ha ido allegando despacito y lo conversaba al cuervo. Al fin li ha dicho que ya que iba a morir que jueguen a ver quién abre más los ojos. El cuervo le ha creido, y cuando ha abierto los ojos, el zorro li ha zampau un puñau de tierra. Lu ha dejau ciego, y si ha disparau. El cuervo, cuando ha podíu si ha volau de miedo al tigre.

El tigre ha llegau y si ha dau cuenta de la picardía del zorro. Más enojau lu ha seguíu persiguiendoló.



Tomás Soto, 60 años. Malvalay. Anta. Salta, 1952. Campesino originario de la región. Buen narrador.



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104. Casos del zorro y del tigre

SALTA

Ande es monte, el tigre diz que había sido el rey de todos los animales. Y tenía un sobrino, que era el zorro, y se llamaba Juan. Y como el tigre era más poderoso, él comía bien y el zorro se moría de hambre.

Y un día el tigre había carniado una ternera linda y tierna y gorda, y entonce había 'tao pasando232 el zorro. Muerto di hambre el zorro, y lu había visto al tigre, y le dice, le pegó un grito:

-Tío, deme la tripita.

-No, ésa es bombilla pal mate de tu tía tigra -li ha dicho el tigre.

-Deme la pancita.

-No -dice-, ésa es el mate de tu tía tigra.

Entonce el zorro li ha vuelto a pedir:

-Bueno, entonce, siquiera la bostita, deme.

-No, hijo, ésa es yerba de tu tía.

Y no le ha querío dar nada y él había comido lo mejor.

Y después, el zorro se ha desconsolado del todo. Y que ha comido el tigre y si ha dormido el tigre. Y entonce el zorro le agarró la vejiya233 de la ternera y la había puesto al sol. Y   —255→   había pillau muchas moscas y guanqueiros234, y los había echau adentro. Y entonce empezaron a bramar adentro de la vejiya, los bichos. Y después que le había atado en la punta de la cola al tigre, y recién le había gritau. Lo recuerda, y entonce le dice:

-¡Tío! -que le gritaba-, allá vienen unos cazadores. Parece que traen muchos perros.

Y se ha recordao el tigre y ha dicho, asustao:

-¿Son muchos?

-¡Son muchos, muchos! -le ha dicho el zorro, y ha disparao el zorro pa que dispare el tigre.

Y ha disparao el tigre. Y el tigre no se puede dar vuelta, y créia que eran los perros que lo iban corriendo, lo que bramaban las moscas y los guanqueiros en la vejiya. Que de miedo había salíu disparando el tigre y había dejau la ternera. Y entonce si ha vuelto el zorro y ha comíu lo mejor. Cuando ya ha corríu mucho, el tigre, se li ha roto la vejiya y si ha dau cuenta que lo 'staba jodiendo el zorro. Y si ha vuelto y lu ha empezau a buscar. Y ha teníu que conchabar a un animal pa que lo vaya a buscar. Había buscau un carancho nuevo pa que lo pueda buscar. Y lo ha buscau y no ha podido dar con él.

-Bueno -li ha dicho el tigre-, yo me voy a hacer el muerto pa que si arrime el zorro. Y vos empezá a llamar a todos los caranchos y a todos los animales. Cuando vea el zorro que todos vienen y crea que m'hi muerto, se va a animar el zorro y va a venir.

Y entonce si había hecho el muerto, el tigre, y se había tirau en el campo limpio. Y empezaron los caranchos a dar vuelta, encima. Y ya si ha dicho por todas partes que si ha muerto el tigre. Y han ido llegando todos los animales. Y ya dice que 'taba llegando el sobrino, porque dice que tenía que ir al velatorio del tío. Y el zorro es muy desconfiau. Dice que despacito se había ido arrimando al tigre muerto. Hasta que se ha arrimau al lao de la cola. En eso, si ha dau cuenta el zorro   —256→   que el tigre resollaba con disimulo y si hacía el muerto. Entonce ha dicho:

-Todos los dijuntos que yo hi visto si han péido.

Y el tigre que ha hecho juerza y si ha péido. Y áhi ha gritado el zorro:

-Dijunto que se péi no velo yo -y si ha disparau el zorro y hasta el día de hoy no lu han visto más.



Jesús Perea, 50 años. Cafayate. Aimará. Salta, 1954.

Campesino de la zona rural de la ciudad de Cafayate. La preferencia por los tiempos verbales compuestos que se observa desde Tucumán hacia el Norte se comprueba en este cuento.



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105. Hojarasquín del monte

SALTA

Diz que el zorro ha andau disparando del tigre por todas las picardías que li ha hecho. Diz que el tigre no ha sabido qui hacer pa matarlo y si ha puesto en un arroyo que tenían que bajar todos los animales a tomar agua. Diz que áhi lu esperaba al zorro. Diz que el zorro ha veníu y de lejo ha visto al overo235 entre los yuyos y li ha preguntau:

-Agüita, ¿te podré beber?

Nada, el tigre, que nu ha dicho nada.

Ha vuelto a preguntar:

-Agüita, ¿te podré beber?

Nada, el overo.

El zorro ha hecho ademán de irse y ha vuelto a preguntar:

-Agüita, ¿te beberé?

Entonce el tigre ha hecho la voz finita y ha dicho:

-Bebeme no más.

Diz que el zorro que se 'taba yendo, ha dicho:

-¡Agüita qui habla no bebo yo! -y salió disparando.

Diz que el pobre zorro ya se andaba muriendo de sé y no sabía cómo hacer pa bajar al arroyo porque el overo seguía firme no más. Diz que ha teníu una ocurrencia. Si ha revolcau en una lechiguana llenita 'i miel y si ha revolcau desp ué en un montón di hojas secas. Ha saliu el zorro con un traje di hojas, disfrazau, que ni él mismo si ha conocíu.

  —258→  

Diz que el zorro si ha ido con ese traje di hojas y cuando han ido bajando al agua una tropillita di animales, si ha metíu el zorro. Diz que naide lo ha conocido al zorro y todos vían ese animal nunca visto. Áhi el tigre si ha puesto a mirar este bicho raro. Ha tomau agua hasta upilarse, el zorro, y ha ido saliendo con los otros animales, y áhi ha preguntau el tigre:

-¿Cómo se llama ese animalito nuevo?

-Yo soy Hojarasquín del Monte, y ya lo jodí también al tigre y mi upilí di agua -ha dicho.

Áhi lu ha corríu el tigre, pero no lu ha podíu agarrar al señor Hojarasquín del Monte. Otra salvada ha teníu el zorro.



Ismael Iseas, 80 años. Las Chacras. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.

Campesino de esta región de los gauchos de Salta, de donde no ha salido nunca. Gran narrador.



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106. El zorro y el tigre

JUJUY

El zorro era sobrino del tigre.

El Juan se portó siempre mal con el tío, porque se atrevió a dentrar a la casa de su tío para abusarse de muchas cosas. Se abusó de la tía, con engaño, y eso no le perdonaba el tío. El tío le daba castigos, pero el sobrino se burlaba siempre del tío.

Entonce el tigre se puso escondido cerca de un pozo236 que tenía que venir a beber el zorro. Ha llegado el zorro, el Juan, si ha asomado al pozo, y ha dicho:

-Agüita, si me hablaras te bebiera.

Y el tigre ha contestado como si juera l'agua.

-¡Bebeme! ¡Bebeme!

Entonce Juan ha dicho, porque si ha dado cuenta que era el tigre:

-Agua que habla no se lo bebe -y se disparó.

Entonce, el tío, de ver que no bebió l'agua, salió de áhi y se jue a su casa. Y se dio por muerto. Y avisaron a todos que el tigre si había muerto y que había que ir al velorio. Y llegó el sobrino Juan. Al verlo al tío que 'taba muerto, con las velas prendidas, lloró. Si hacía que lloraba pero 'taba en la puerta, no dentraba y decía:

-¡Ay, tío! ¡Ay, tío! ¡Pórque ti has muerto, siendo tan bueno para mí! ¡Ay, tío, si me hablaras te velara!

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Y entonce el muerto ha hablado.

Y entonce el sobrino contestó:

-Finado que habla no se lo vela -y salió disparando.

El tigre lo andaba buscando siempre al zorro para matarlo.

Entonce, un día, el Juan se durmió en una peña. El tigre lo encontró dormido. Ante de matarlo, el tío agarró una pajita y empezó a hurgarle la nariz. Entonce él, en su sueño, empezó a decir:

-¡Mosquitos, dejen de joder porque no dormí anoche por estar con la tía tigra!

Entonce despertó el Juan y lo vio al tío y salió inmediatamente a la furia237.

Entonce el tío montó su caballo y lo corrió al sobrino, y lo echó lazo al Juan. Entonce el Juan corrió por atrás del tío, enlazado. Y se apuró a embromarlo al tío. Y vio un monte que 'taba cerca y lu echó el lazo al monte, y él se quedó. Y entonce el tío fue arrastrando el monte. Al llegar a su casa, le dijo a su señora:

-Ya lo traigo al bandido que me ha hecho tanto mal.

Y su señora le dice:

-No lo traes. Traes un monte, menos a Juan.

Y en eso, Juan si ha ido a tierras muy lejas y nu ha vuelto más a la casa del tío.



Hilario Coria, 30 años. Abra Pampa. Jujuy, 1968.

Nativo del lugar. Colla. Trabaja en diversas tareas de peón. Ha sido también minero. Aprendió el cuento de Robustiano Lamas, que, cerca de Mina Pirquita, lo contaba en círculo de mineros. Ha cursado los grados de la escuela primaria del lugar.



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107. El zorro y el tigre

JUJUY

Que don Juan el zorro ha andado disparando de su tío tigre. El tigre había jurado que ande lo encontrara lo iba a matar.

Que el zorro andaba un día en el monte con mucho hambre y se encontró un cuero. Lo puso a remojar. Cuando ha estado el cuero bien remojado se ha puesto a cortar lonjas.

En eso ha llegado el tigre y no li ha dado tiempo de disparar al zorro. Áhi el zorro disimulando el susto le ha dicho:

-¡Qué suerte tío que lo encuentro! ¡No sabe cómo estaba de preocupado porque no lo encontraba a usté!

-¿Por qué me decís eso, Juan? -contestó el tigre con curiosidá por lo que pasaba.

-Porque ya todos saben que va a venir un viento muy juerte que va arrancar todos los árboles del monte y que sólo se van a salvar los que sean gruesos como éste. Por eso m'hi puesto a hacer lonja con este cuero para atarme en este tronco. Pero, como yo lo quiero tanto, le puedo ceder el puesto, y atarlo a usté, y yo puedo buscar alguna cueva para meterme y salvarme.

El tigre se ha asustado en serio y se ha creído lo que le decía Juan. Se ha olvidado también que lo andaba persiguiendo a Juan por pícaro y le ha dicho:

-Atame, Juan, atame en ese tronco lo más juerte que podás y vos buscate una cueva. Sos chico, vas a caber en cualquier parte.

  —262→  

El zorro inmediatamente ha empezado a atarlo con toda su juerza. Cuando estuvo bien, bien amarrado, agarró un palo y le pegó unos güenos garrotazos, y lo dejó al tigre aporriado y furioso con la mala jugada del zorro.



Dorila de Córdoba, 53 años. Libertador General San Martín. Ledesma, Jujuy, 1953.

Maestra de escuela. Buena narradora.

Ledesma: Región de ingenios azucareros.



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108. El zorro y el carancho

JUJUY

Que un día el zorro, perseguido por la justicia, se refugió en su cueva. Como no lo podía sacar el comisario, que era el tigre, puso a su agente, el carancho238, que lo cuide. Áhi 'taba el carancho montando guardia en la puerta de la cueva. No se movía, el carancho, cuidando. El zorro, después que pasaron unas cuantas horas, se moría de hambre y pensaba cómo podía sacarlo al agente para escaparse. Entonces le ha empezau a decir:

-Me han dicho, amigo carancho, que cantás muy bien.

-Se hace lo que se puede -ha dicho el carancho.

-¡Cómo me gustaría oír tu canto! Hace mucho que no oigo cantar con linda voz a naides, como dicen que vos tenís.

El carancho se creyó que alguien decía que tenía linda voz y se puso a cantar con los ojos medios cerrados y mirando al cielo, y echándose para atrás: ¡Tres!... ¡Tres!... ¡Tres!...

Entonces el zorro aprovechó, le echó un gran puñado de tierra en los ojos y en la boca y se disparó.



Dorila de Córdoba, 53 años. Libertador General San Martín. Ledesma, Jujuy, 1953.

Maestra de escuela. Buena narradora.



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109. El caso del tigre, el zorro y el sapo

JUJUY

El sapo se llamaba Bartolo.

El tigre andaba con las intenciones de comerse al zorro, pero no podía conseguir. Un día que lo encuentra en el campo, lo corretió. Y el zorro logró escaparse, meterse en un agujero. Entonces, como el tigre no podía entrar en el agujero para sacar el zorro, le recomienda a Bartolo que se ponga en la puerta, de guardia, cuidandoló para que no se escapara el zorro y venga gente para horadar la roca y poder sacarse el zorro. Y el tigre se fue.

Bueno... Ya cansado el zorro y muerto de hambre, y el sapo también muerto de hambre áhi, porque había hecho mucho tiempo que 'taba áhi de guardia, el zorro pícaro le dice:

-Bartolo, ¿no te estás durmiendo?

El sapo le contesta:

-¡No!

-A ver, para crerte, abrí los ojos grandes.

El sapo abre los ojos grandes, el zorro le tira tierra en los ojos y logra escapar.

Y cuando vuelve el tigre se enoja porque el zorro no está y el pobre Bartolo se estaba limpiando los ojos llenos de tierra.



Abdón Castro Tolay, 67 años. Humahuaca. Jujuy, 1968.

El narrador, nativo de la Quebrada de Humahuaca, gran conocedor de la puna jujeña, donde ha enseñado (maestro intuitivo), y ha realizado una obra extraordinaria. En este momento es intendente del pueblo de Humahuaca.

En otras regiones del país, el centinela que el tigre deja cuidando al zorro es el carancho y no el sapo.



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110. El zorro con el tigre

TUCUMÁN

Una vez había un tigre que andaba con un zorro. El zorro le decía tío al tigre. Un día el tío le dice:

-¡Ay!, ¡qué hambre que tengo! Andá, arriá aquella majada, vamos a comer una de ésas.

Se va el zorro, arría la majada y el tigre pilla una y la carnia y se pone a comer. Y el zorro estaba a la par, dele mirarlo. El tío no le convidaba nada, entonce le dice el zorro:

-Tío, tío, déme la panza.

Y el tigre le dice:

-Ésa le hace falta a tu tata239 para mate.

Le dice el zorro:

-Tío, tío, déme la tripita.

Y le dice el tigre:

-No, ésa le hace falta pa bombilla a tu tata.

Dice el zorro:

-Tío, deme el guano.

El tigre le dice:

-No, ése le hace falta pa yerba pa tu tata.

El zorro:

-Tío, tío, deme la patita.

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El tigre:

-No, ésa le hace falta pa martillo pa tu tata.

El zorro:

-Tío, tío, deme el cuerito.

El tigre le dice:

-No, ése le hace falta pa la silla que haga tu tata.

Le dice el zorro:

-Deme la vejiguita no más, entonces.

Y le dice el tigre:

-Bueno, tomá la vejiga y no me embromés240 más porque tengo que dormir un rato, si no te como a vos también.

El zorro le dice:

-Está bien tío, no lo voy a embromar más.

Entonces el tigre se acostó a dormir y el zorro la puso a secar a la vejiga, y cuando estuvo seca, la llenó de moscas y el tigre estaba roncando. Luego la ató con un piolín bien ceñidito, y la ató en la cola del tigre, bien ceñido, y le dijo:

-¡Tío, tío, viene la policía!

Se levantó el tigre y salió disparando y al llegar al cerro se dio vuelta a peliarla a la policía, y se halló la vejiga atada a la cola, y se volvió a comerlo al zorro. Y cuando el zorro lo alcanzó a ver salió disparando y se fue hasta junto la cueva, y ahí estaba esperandoló al tío, y cuando el tigre iba llegando se largó el zorro a la cueva. Áhi el tigre metió la mano y lu agarró de la cola. Entonces el zorro le dice, de abajo:

-¡Bah, por pillarme la cola ha cazao una raiz!

Y el tigre confiado lo largó creyendo que era la raiz, y el zorro cayó de hocico dentro de la cueva.

El tigre se sienta a esperarlo en la puerta de la cueva y no salía, y no salía. El tigre mira para arriba y ve un cuervo posado en un árbol y le pregunta si servía para centinela. El cuervo le dice que sí, entonces al cuervo le pide que cuide la cueva que ya iba a volver, que se iba a trair una pala para cavar, para sacarlo al zorro y comerlo. El cuervo estaba atravesado en la boca de la cueva, y sale el zorro, y lo encuentra al cuervo y le pregunta   —267→   qué hace. Y le dice el cuervo que estaba de centinela. Y le dice el zorro:

-Para ser centinela debe estar firme y abrir los ojos muy grandes.

Entonces el cuervo se pone firme y abre los ojos grandes. Y alza el zorro un puñado de tierra y le echa en los ojos. Entonces cae antarca241 el cuervo y sale el zorro disparando y lo deja al cuervo. Y viene el tigre de allá y le pregunta si estaba tuavía. Y el cuervo le dice que sí. Entonce el tigre se pone a cavar y a cavar. Y al llegar al plan242 de la cueva no halló nada. Se dio la vuelta a comerlo al cuervo y no lo encontró, porque el cuervo ya había tomado vuelo. Siempre el sobrino lo embroma al tío.



Jacinta Pérez, 27 años. Los Bulacio. Cruz Alta. Tucumán, 1952.

Campesina que ha concurrido a la escuela primaria.



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111. El tigre y el zorro

TUCUMÁN

El zorro es sobrino del tigre. Y el zorro li hace siempre picardías al tío. Y el tío siempre lu anda por matá al sobrino, pero no puede.

Dice que por áhi han ido unos viajeros y si han quedau a dormí en el campo, y han dejau los lacillos ande han dormíu, y que el zorro se los había robau y se los había comíu. Y que los viajeros lu habían sacau al rastro al zorro y lu habían pillau y lu habían atau. Y han dicho que van a calentar en el juego el asador de fierro y se lu iban a meter por atrás, pa castigo. Y áhi lu habían dejau en la noche.

Y di áhi que pasa por áhi el tigre y le pregunta al zorro pórque 'taba atau. Y di áhi li ha dicho el zorro que él mismo si ha atau, porque iba haber un viento muy grande, que iba a arrancar todo, que los árboles muy grande como ande 'taba él iban a quedar escasos. Y áhi ha teníu miedo el tigre y el zorro que li había dicho que si quiere lu ata áhi, a él, pa que se salve, porque él, que le dice, que él tenía la cueva en que meterse.

El tigre le había creido al zorro y lu había dehatau243.

Y el zorro que lu había atau bien al tigre y si había disparau.

Y al otro día que si habían lavantau los hombres y habían visto que el zorro si había transformau en tigre y habían dicho   —269→   que lo mismo lu iban a castigá. Y han calentau el asador de fierro y que se lu habían metíu por atrás y lu habían largau. Y que casi si había muerto de dolor, quemado.

Y áhi el tigre si ha dau cuenta de todo y si había ido a buscalo al zorro.

Y que el tigre andaba buscándolo al zorro. Y si ha metíu el tigre en una quebrada y si ha puesto ande tenía que tomar agua el zorro. Y que tres días hacía que el zorro no podía tomar agua porque 'taba áhi el tigre. Y que el zorro no sabía cómo tomar agua.

Y que el zorro ha juntau muchas hojas. Y si ha untau con miel, y si ha pegau muchas hojas. Y ha quedau hojudo244. Y áhi ha bajau a tomar agua.

Que el tigre si ha quedau mirando ese bicho que jamás había visto, ese bicho tan fiero. Y que tenía miedo el tigre a ese bicho hojudo, que en su vida había visto esa clase de bicho.

Y dice que había una cuesta fiera, y el zorro había tomado agua, y que iba repechando245 la cuesta el zorro. Y ya cuando el tigre lo vio que 'taba lejito, qui ha tomau coraje y que le grita:

-¡Bicho hojudo!

Y que el zorro li ha dicho:

-Por eso ti hecho quemar el culo.

Y di áhi que si ha dau cuenta el tigre qu'era el zorro. Y lu ha sacau corriendo, pero ya el zorro 'taba lejo.

Y di áhi el tigre si ha ido a su casa. Y tanto pensar cómo lo iba a matá al zorro si ha dau d'enfermo y despué que si ha dau de muerto.

Y ya que la tigra li ha hecho avisá al sobrino con el venau que el tío 'taba enfermo y que si ha muerto y que venga a velo.

Y que había veníu el zorro. Y había dicho que no entraba adentro 'e la pieza anda 'taba el tigre. Y áhi que 'taba antarca en el suelo, el tigre. Y que lo vía de la puerta no más. Y áhi   —270→   ha 'tau. Y áhi por fin si ha movido el tigre. Y que el zorro ha deharmau la silla y li ha pegau, y ha dicho:

-Muerto que se mueve no velo yo -y ha salíu disparando.

Y el tigre si ha levantau y lu ha sacado corriendo pa pillalo. Y lu andará buscando tuavía.



Héctor Remigio Monasterio, 13 años. Tafí del Valle. Tucumán, 1957.

Aprendió este cuento de don Miguel Ángel López, gran narrador de Tafí del Valle, que murió hace cuatro años, a los 78 años de edad. Tafí del Valle. Hermoso pueblo serrano cuya comarca rural es de las más conservadoras de Tucumán.



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112. El tigre y el zorro

TUCUMÁN

El tigre había cazao una vaca y la 'taba carniando. El zorro le 'taba ayudando. El zorro se moría di hambre y le pedía al tigre que le diera un pedacito de carne. Pero el tigre le negaba todo.

El tigre, pa que el zorro no comiera nada, ha pasao toda la noche cuidando la presa, pero al día siguiente, como 'taba desvelao, si ha dormío muy juerte. Entonce el zorro le ha sacao la vejiga a la vaca, la ha inflao y la ha llenao de moscas. Despué ha ido despacito y se la ha atao en la cola del tigre. Y áhi lu ha despertao:

-¡Levantesé, tío, que viene la polecía!

El tigre sintió el bramido de las moscas y ha salío disparando. Y ha disparao muy asustao y si ha ido muy lejo. Entonce el zorro si ha puesto a comé muy tranquilo la vaca carniada, que 'taba gorda y muy tierna. Y así li ha ganao al tigre mezquino y avariento.



Sabina de Mamaní, 60 años. Benjamín Paz. Trancas, Tucumán, 1964.

Lugareña rústica, colla. Su apellido es indígena.



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113. El tigre y el zorro

TUCUMÁN

Diz que un día el tigre había matao una res y la había enterrao.

Diz que el zorro que lu estaba mirando sin qu'el tigre se diera cuenta.

Cuando se encontraron en el camino, el zorro le dijo:

-Tiíto, diz qui viene un viento muy juerte y viene voltiando árboles y casas, y pa podese salvá hay que atase en el tronco di un árbol.

El tigre creyéndole al zorro se dejó atar por el zorro, al tronco di un árbol bien grueso. Cuando estuvo bien atado, el zorro se rio y le dijo:

-Tiíto, aura me voy a comer la res que usté ha enterrao.

Diz que el tigre bramaba de rabia, pero nu ha podíu hacer nada. El zorro ha comíu hasta que si ha puesto panzón y ha seguío camino.

Diz que después de unos cuantos días la tigra lu ha salíu a buscá al tigre y lu ha encontrao casi muerto di hambre y lu ha desatao.

Diz qui el tigre si ha puesto en cama, enfermo. Ha quedau hasta qui ha mejorao y ha salío a buscar al zorro pa matalo.



Vicente Suárez, 67 años. Viclos. Leales. Tucumán, 1953. Campesino rústico. Nativo del lugar.



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114. El tigre y el zorro

TUCUMÁN

El sobrino era el zorro y el tío era el tigre.

Un día dice que se habían encontrado en el monte, en la montaña, en el medio del monte.

Bueno... Entonce que le dice el zorro, que le tenía miedo al tigre, que ese día iba a corré246 un huracán que no iba a dejá bicho en los montes. Y entonce que le dice el tigre para poderse salvá:

-¿Qué hago?

Y entonce que le dice el zorro:

-Yo tengo ya mi cueva hecha. Y entonce usté, pa que se pueda salvá, de la única manera, es atase en un árbol.

Entonce que le dice:

-¿Cómo podrimo247 hace? ¿Cónque se vamo248 atá?

Y bueno -que le dice-, como usté es hombre más de juerza puede carniar una vaca para sacá el cuero.

Áhi qui había una bebida249 onde cayeron los animales al agua.

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Y entonce que le dice:

-Echame los animales, voy a cazá uno.

Que había matado una vaca, el tío, y que había hecho lonjas, coyundas. Y dijo que lo atara. Y que lo ha atado en un árbol grande, el sobrino. Se puso en el tronco el tigre, y el zorro lu ató, con los nudos pa atrás pa que no se pueda dehatá250. Y di áhi que le dice que él se iba a entrá en la cueva y que ya iba a venir a dehatalo al otro día, y claro, por la mañana s'iba a venir bien temprano.

Y no si había ido a la cueva sinó a la casa de la tía, a mentile a la tía allá. Y di áhi, si había ido. Que llega a la oración a la casa de la tía.

-Buenas tardes, tía.

-Buenas tardes, sobrino.

Y dice:

-Mi ha mandau mi tío que la acompañe y que duerma con usté. Que él va a venir mañana. Que él ha hecho carne251 allá.

-No puede ser -que dice la tía.

-Y que sí -y que le esige que sí.

Y por fin li había hecho consentí que tenía que dormí con él. Y durmieron juntos.

Y bien a la madrugada si había ido a dehatalo al tío, pero no li había dicho nada qui había dormido con la tía. Y lo ha dehatau al tigre. Y tomó la fuga calladito. Y no le dijo nada.

Y despué el otro, cuando si ha visto dehatau, si ha ido a las casas.

-Che -que le dice la tigra-, ¿que vos lu has mandáu al zorro que venga a que durmamo juntos?

Y li ha contau todo, y se enojó el tigre y lu ha salíu a buscá de nuevo, pa comelo por pícaro.

Y lo ha seguíu al rastro. Y ya lo llevaba cerca. Y por áhi lo encuentra, que el zorro cansau di andar si ha tirau a dormí. Y entonce llegó el tigre. Y ante de matalo ha cortau una varillita y lu ha comenzau a hurgar por las orejas.

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El zorro 'taba dormido. Cuando ha sentíu que li hurgaban las orejas, creía que eran mosquitos y áhi empezó a decí:

-¡Oh, estos mosquitos que no me dejan dormí! ¡Tan lindo que dormí anoche con mi tía!

Y áhi, cuando alcanzó a vé que era el tigre, saltó, y se le escapó. No lo pudo pillá. Y áhi ha terminau esa partida.

El tigre ha salíu a buscalo otra vez y lu andará buscando tuavía.



Eduardo Marcial, 52 años. San Pedro de Colalao. Trancas. Tucumán, 1957.

Comarcano rústico. Buen narrador.