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221. El tigre y el mono

CORRIENTES

Siempre el tigre le quería comé al mono480. Pero el mono era un bicho vivo. Siempre le 'taba haciendo maldá al tigre.

Le encontró el tigre al monito pescando en una costa de un río. Tenía ya mucha mojarrita que ya había sacao. El tigre le 'ice al mono que cómo ía a comé esa pesca. Y él le 'ice que tenía que fritale. Pero como él estaba muy entusiasmado, que sacaba mucho, que no podía abandoná. Que le ayude él, que le 'icía. Entonce que quedó el tigre en lugar de él pescando, y él se vino a fritá los pescadito. Y se puso a fritá arriba de un árbol porque le tenía miedo que lo ía a comé el tigre.

Cuando están listos los pescaditos le llamó al tigre el mono. Y entonce el mono le 'ice que tiene que subí. Y entonce viene el tigre y le 'ice:

-¿Y cómo se sube aquí?

Y entonces el mono le 'ice que tiene que subí de culo. Y hizo así el tigre. Y empezó a subí el tigre, y cuando ía cerca le largó   —537→   el aceite caliente en el traste. ¡Qué pucha!, salió disparando el tigre, que se olvidó de comele al monito.

Despué de un tiempo se encuentran. El tigre le quería fundí al monito. Y el mono lo hablaba al tigre y le preguntó de la novia. Y el tigre se olvidó de fundilo, y entonce le 'ijo que lo llevaba a la casa de la novia. Y entonce le contestó al tigre:

-No, porque estoy muy enfermo. Si tuviera un caballo había de acompañate. Yo suelo andar a caballo no más; acá 'tán mis calchas481 mismas.

-Bueno -'ice el tigre-, yo mismo me pongo de caballo y te llevo.

Y el mono siempre gimiendo de dolor, le ensilló. Le tenía miedo y no le ajustaba la cincha. Y se jueron. Allá por medio del camino se cayó el monito y gemía no más. Entonce el tigre le preguntó qué le pasaba. Que él quería ajustale más la cincha, 'ijo el monito. Entonce él le 'ijo que sí, pero que no la ajustara mucho. El monito le ajustó algo y siguen otra vez. Entonce a la mitá del camino volvió a caé. Él quería ensillarle con todo el preparo del caballo. Y le 'ijo que él quería ponele freno. Despué el tigre le 'ijo que sí, que le pusiera, pero que no le vaye482 a tirá mucho porque le va a lastimá la boca. Despué siguen otra vez. Ya cayó otra vez el monito. Y el tigre le preguntó que qué le pasaba. Y él 'ice que quería ponele rabicho483. Entonce le 'ice que sí, pero con cuidado, porque tengo quemado. Y despué el monito ya empezó a ponese bota y espuela.

Cuando llegó cerca de la casa de la novia, que le sacara todo, le 'ice el tigre. El mono le 'ice que le va a desensillar. Con las espuela que le hacía gritá. Le hizo llegá a la casa de la novia no má. Y ya buscó el poste para atá el tigre. Y llegan y ya se tiró del tigre y le ató bien en el poste. Entonce llegó y se presentó y le 'ijo a la novia que saliera a mirá cómo 'taba el novio. Y él salió a dispará. ¡Pobre del mono si lo soltaba al tigre la novia!

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El caso jue que el mono pudo más que el tigre, que hasta le ensilló.

Y que la novia le soltó al tigre y le sacó el freno y todo. Y despué que 'ijo el tigre:

-Vamo a vé si le hallamo. Yo lo voy a fundí. Yo me voy a hacer el muerto.

Y se hizo el muerto el tigre. Y vinieron todos los animales. Y llegó el mono en el velorio del tigre. Y llegó diciendo: -¡Pobre amigo, que se murió!

Dentró y le tocó, y el tigre como muerto 'taba. Y el mono 'ijo: -Yo quero saber si el tigre 'tá muerto. Si 'tá muerto se va largá una bomba bien juerte. Y si no 'tá, no se va a largá. Entonce el tigre se largó una bomba bien juerte. Y entonce el mono 'ijo:

-Vo te 'tás haciendo el muerto para comeme. Nunca me va a comé, te vas a quedá con las gana. Y, ¡hasta otra vista!

Y hasta ara484 habrá de í disparando. Y así se salvó, que el mono es más artero, que le gana lejo al tigre.



Silveira Pérez, 42 años. Paso de los Libres. Corrientes, 1952.

Mujer del pueblo. Nativa del lugar.



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222. El tigre y el mono

CORRIENTES

Dice que había un monito que vivía en un árbol.

Y que viene ahí el tigre, que lo quería comer.

El monito no quería bajar, le tenía miedo al tigre. Y entonce el tigre le dice:

-Vení, te voy a dar pan, queso y fiambre.

Entonce el tigre jue a comerá pan, queso y fiambre, y dejó en el suelo para que se baje el monito, y el tigre se escondió. Y entonce se bajó el monito y se puso a comer. Y entonce saltó el tigre y le tragó entero al monito. Y el monito quería salir. Y dice:

-Si salgo por lo ojo, me va ver; si salgo por lo oído, me va oír; si salgo por la boca me va morder; si salgo por la mano me va agarrar.

El monito tenía un cuchillo y empezó a cortale la barriga y salió por ahí.



Beatriz Luján, 13 años. Laguna Brava. Corrientes, 1959.

Aprendió el cuento de los narradores del lugar. La narración es esquemática como la de casi todos los niños.



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223. El mono y el tigre

CORRIENTES

Estaba el monito tomando mate en un árbol y vino el tigre con la interé485 de comerle. Y no supo cómo hacer. Y encontró la pavita en el suelo. Le dijo el tigre:

-Permitime señor monito, le cebo su mate.

El mono le pasó el mate para que le cebe. Y entonce le cebó en otro y le pasó con toda la pava. Le dijo si cómo se sube. El monito le dijo:

-Se sube con la cabeza para abajo y la cola para arriba. Y cuando se puso así el tigre para subir, el mono le echó el agua caliente de la pavita en la cola. Tre vece. Y se quedó el tigre esperando que baje para comele.

Que cayó un viento fuerte para que caiga el monito. Otro viento má fuerte, y no cayó. Otro má fuerte y cayó el monito y le tragó el tigre.

Estaba el monito en la panza del tigre pensando cómo salir, y dijo:

-Si salgo por el ojo, me va a ver. Si salgo por la nariz, me va a oler. Si salgo por el oído, me va a oír. Si salgo por la cola, me va a ensuciar todo.

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Y no supo má por dónde salir. Despué se rascó y sintió el cuchillito por la cintura y empezó a rompele una costilla. Y el tigre dijo:

-¡Eeeh!, ¿mb'epa re yapó reína taîra? (¡Eh!, ¿qué estás haciendo, mi hijo)?

-A acomodante ndebe nde costillita remopéva'ecué niporacaé (Te estoy arreglando -o curando- una costillita que se te ha roto).

Entonce rompió la costilla, salió, y murió el tigre.



Wenceslada Acevedo, 16 años. Loreto. Corrientes, 1959.

La narradora, bilingüe guaraní-español, ha cursado todos los grados de la escuela local. Trabaja como criada (servicio doméstico) en este antiguo pueblo de Corrientes, de donde es nativa.



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224. El tigre y el mono

CORRIENTES

El mono subió por una palmera porque tenía miedo del tigre. Él le vio al tigre y por eso subió. Le iba a comer a él. Y 'taba alto en la palmera.

Y el tigre le dice que se baje.

-Yo voy a subir porque vo me va a comé.

Y él le dice que no, que se baje. Y él no se baja.

Antonce486 pidió el tigre a su santo que le eche un juerte viento. Y por la casualidá vino el viento de juerte y lo echó al mono. Y entonce el tigre lo agarró y lo tragó entero.

Y el monito quiso salir. Y él dice:

-¿Cómo ticó é? Si salgo por lo oído, me va oír; si salgo por la narí me va oler; si salgo por la boca me va morder; si salgo por la mano me va arañá, y si galgo por el culo me va a cagar.

Antonce pensó que él tenía un cuchillito. Eso nicó, se dio cuenta y dice:

-¿Y si hago un aujero en la costilla para salir, con mi cuchillito?

Y hizo un aujerito, y áhi pegó un salto el tigre, y salió. Y el tigre no se dio cuenta que salió el monito.



Silvano González, 52 años. General Paz. Corrientes, 1959.

Buen narrador. Hombre del pueblo. Bilingüe guaraní-español.



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225. El tigre y el mono

CORRIENTES

El tigre y el mono eran compadres, pero el mono hacía tiempo que había notado que el compadre tigre quería comerle. Para evitar que el día menos pensado le pegase el zarpazo, buscó el mono el medio de salvarse de la mala intención del compadre subiendosé a las ramas de un árbol donde alzó su ollita, su pavita487, y allí se pasaba el tiempo cocinando, comiendo y mateando488 tranquilamente.

Un día, el tigre que lo merodeaba siempre, se sentó bajo ese árbol y mirandolé489, le dijo:

-¿Por qué no se baja, compadre, para tomar junto el mate? -¿Y por qué no se sube usté, compadre? Aquí es muy lindo tomar mate, y muy fresco.

-¿Y cómo podré subir? - preguntó el tigre.

-Pongasé, compadre -le enseñó el mono- con la cabeza para abajo y la cola para arriba y así le será fácil subir.

Así lo hizo el tigre, haciendo grandes esfuerzos por treparse al árbol, cuando, ¡zas!, el mono le había derramado en el culo un chorro de agua caliente. Entonces se enfureció tanto el tigre, que con todas sus fuerzas se prendió al tronco y le sacudió hasta que consiguió que el mono se cayera y le engulló. Lo tragó entero.

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Una vez atrapado, el mono se acordó que llevaba un cortapluma en el bolsillo, con el que le partió la panza al tigre, consiguiendo salir sano y salvo. El tigre cayó muerto, y el mono se puso a pelar al compadre con mucho cuidado. Con el cuero del tigre se tapó el mono y empezó a andar por la orilla de un río, llamando la atención de las lavanderas que áhi estaban lavando. Al verse admirado, el mono, se puso a hacer piruetas en las ramas de un yuquerí490, cuando por desgracia las espinas se le ensartaron en los párpados, y así quedó colgado, bamboleandosé en el aire.

Un carancho que volaba a poca distancia y altura, decía: ¡curá! ¡curá!491, creyendo ver en ese bulto una presa segura, pero al acercarse, el mono le dijo:

-Hagame, señor carancho, el gran servicio de sacarme de aquí y yo te llevaré adonde hay gordo para comer492.

El crédulo carancho le salvó de su situación difícil al mono, pero el mono ingrato le armó una patraña, diciendolé: -Mire, don carancho, allá, del otro lado del río parece que está viniendo una cuadrilla de perro. Yo te aviso para que no vaye a bajá.

Y cuando el carancho fijó su atención allá lejo, el mono se metió en una cueva.

El carancho, sin asunto, remontó el vuelo balanceando, diciendo:

-¡Crá!.. ¡Crá!..

Y así le embromó el mono al tigre y al carancho.



Rosa E. Gelardi de Schlomer. Ita-Ibaté. General Paz. Corrientes. 1950.

La narradora es directora de escuela, pero a pesar de cuidar la pronunciación, suprime muchas eses finales de palabra y aspira otras.

En este y en otros cuentos del nordeste argentino, el mono reemplaza al zorro en sus aventuras con el tigre.



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226. El tigre y el monito

MISIONES

El monito 'taba friyendo pescado. El tigre le quería comé al monito. Viene el tigre y el monito se subió por un árbol con su ollita.

Y el monito le dice:

-Suba, tío tigre, le voy a convidá con un pescado muy rico.

-¿Y cómo pa voy a subí?

-Yo suelo subí para atrá, é muy fácil.

Y el tigre empieza a subí para atrá y el monito le zampa la grasa caliente por el culo y el tigre, lo bramido, salió a corré. Y se salvó el monito.



Pedro Gómez, 64 años. San Javier. Misiones. 1961.

Hachero de la selva Rústico. Es bilingüe guaraní-español.



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227. El león y el monito

FORMOSA

El león le andaba buscando al monito para matale por las picardías que le había hecho.

Se juntaron el león y el monito. El monito le empezó a hacé cuentos para que se olvide el león y no le mate.

El león 'taba muy refriao y a cada ratito se rascaba la nariz y se hacía así. Y el monito tenía muchas pulgas y se rascaba a cada ratito, así, así493. Se rasca siempre por los costados el mono. Entonce jugaron do peso quién aguantaba más sin rascarse. El león ya no podía más y le dice:

-¿Qué te parece si viene un cazador y nos tira un balazo y refala por acá la bala? y se pasa la mano por la nariz.

-Yo agarro y saco mis dos revélvere rápido, de acá -y se refriega y se refriega con las dos manos donde le picaba más las pulgas.

Y le ganó el monito porque el león se rascó primero.



Jorge Mendoza, 15 años. Formosa. 1951.

Es alumno del último grado de la escuela primaria. Tiene vocación de narrador.



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228. El zorro y el tigre

SANTA FE

El tigre lo andaba buscando para matarlo al zorro. Una vuelta lo encontró tomando mate abajo de un árbol. Había hecho fuego el zorro y había puesto la pavita494. Cuando llegó el tigre, el zorro con mucho trabajo alcanzó a subirse por el tronco del árbol con la pavita de agua caliente, porque los zorros no saben subir a los árboles.

-Bajá pícaro que a vos te ando buscando -le dice el tigre.

-Tío, antes que me coma, suba y pruebe un matecito, acá arriba, que 'ta muy fresquito- le dice el zorro.

El tigre 'taba con ganas de tomar mate y le dice:

-¿Y cómo se sube?

-Pero tío es lo más fácil, pongasé con la cabeza para abajo y con la cola para arriba, y solo va a subir -le dice el zorro. En cuanto se puso con la cola para arriba, el zorro le echó toda l'agua caliente de la pavita en la cola.

El tigre largó un bramido de dolor y de rabia y se prendió del tronco del árbol y lo empezó a sacudir. Cayó el zorro y el tigre de rabia se lo tragó entero.

'Taba en la panza del tigre el zorro y se acordó que tenía un cortapluma495 y pensó que tenía que salir en seguida porque tenía peligro de morir aficiado, y entonce empezó a decir:

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-Si salgo por la boca me va a mascar; si salgo por la cola me va a poner sucio.

Entonce le rajó la panza con la cortapluma y salió disparando. Áhi cayó muerto el tigre y el zorro se salvó.



Ramón Villarroel, 20 años. Sancti Spiritus. General López. Santa Fe, 1951.

Ha cursado los grados de la escuela primaria. Es campesino.



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229. El zorro y el tigre. La grasa caliente

ENTRE RÍOS

El tigre era tío del zorro, ¿no? El zorro se llamaba don Juan. Y el tigre lo perseguía siempre. Y una vuelta se le había perdido, no lo podía encontrar. Dice que iba por el monte el tigre y mira para arriba, un árbol alto. Estaba arriba, dice el zorro, ¿no?, friyendo grasa en una olla. Y le dice:

-¡Ajá! ¡Así te quería encontrar!

Y empezó a seguirlo. Quería subir y se refalaba.

Y le dice el zorro:

-No, así no vas a subir -le dice.

-¿Y cómo voy a subir? -le dice.

-Así como subí yo.

-¿Y cómo subiste vos?

-Y yo puse la cola para arriba -dice- y la cabeza para abajo.

Y entonce, cuando iba subiendo, le tira la grasa caliente que hervía, dice, por la cola, por el culo ¿no?

¡Qué!, el tigre salió disparando, no quiso saber más nada del zorro.



Pedro Mazzuco, 66 años. Federal. Entre Ríos. 1970.



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230. El tigre y el zorro que fríe pescado

ENTRE RÍOS

Otra vuelta el tigre lo encontró al zorro friyendo pescado arriba di un árbol. Y le preguntó que cómo había subido.

-Y, con la cabeza pa abajo -dice-. Suba mi tío, le voy a convidar. Están riquísimos estos pescados. Los acabo de pescar en el río. Suba, no tenga pereza. No se va arrepentir.

Y subió. Cuando iba subiendo le echó la grasa caliente en la cola. Se bajó el tigre y el zorro se le volvió a escapar otra vez. El tigre, quemado vivo, bramaba de dolor y rumbió pa las casas, para que lo curara la tigra. La tigra lo curaba y le decía cómo le creiba al zorro que es tan mentiroso.

Sanó el tigre y lo salió a buscar al zorro pa matarlo. Y hasta la fecha lo anda buscando, pero el pícaro se le dispara siempre.



Esteban Pérez, 70 años. Viale. Nogoyá. Entre Ríos. 1970.

El tema del cuento es, en realidad, del mono y el tigre, atribuido aquí al zorro. Nuestro zorro no trepa a los árboles.



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231. El león y el mono

NEUQUÉN

El lión quería siempre comerse el mono y el mono siempre lo engañó al lión. Claro, el mono es más ardiloso que el lión. Lo hizo subir primero a un árbol y después lo hizo meter en una laguna profunda, con habilidá.

Una vez el lión lo llevaba cerquita, para cazarlo, al mono. El mono se subió a un árbol y se puso a comer unas nueces muy ricas que tenía. El lión le dijo que lo iba a comer. El mono le dijo que primero probara unas nueces muy ricas que tenía, y le tiró un poco. Las probó el lión y le gustaron mucho, y le dice:

-Y, ¿ánde sacastes esas nueces tan ricas? Entonce le dice el mono:

-Es muy fácil -le dice el mono-; yo me pongo así, en una rama del árbol, un poco alta, con una piedra me pego un golpe así, en los compañones496, y saltan para todos lados las nueces. Pruebe, que a usté, que es más grande, más nueces le van a salir.

Entonce el lión agarró una piedra, se subió a una rama del árbol, se acomodó, y se pegó un golpe con la piedra. Y áhi se cayó el lión, como muerto, al suelo. Y se disparó el mono.

Cuando el lión volvió a vivir, lo sentenció al mono y lo salió a buscar para matarlo.

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Una vez el mono había robado un pedazo de queso. Sintió que venía el lión, y áhi no más se metió en una laguna. Allí empezó a tirar pedacitos de queso, y se hacía el que los pescaba a los pedacitos de queso. Llegó el lión y le dijo que lo iba a matar. Y el mono le dijo que primero probara ese queso, y le tiró un pedacito. El lión lo probó, le gustó mucho, y le preguntó:

-¿Di ónde sacastes el queso?

-Di aquí -le dice el mono- ¿no ve que 'toy sacando? pero en la profundidá hay más. Por áhi se puede tirar usté.

Se tiró el lión, si augó, y así se pudo salvar de la muerte el mono.

Y estos son los cuentos de las noches de velorio, que son puro cuento.



Sofanor Pérez, 80 años. El Alamito. Neuquén. 1980.

Peón de campo semianalfabeto.



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232. El zorro y el león

NEUQUÉN

Dice que el lión y el zorro eran compadres. Según dicen. Así es la tradición. El zorro, por cierto que es muy pícaro, y siempre ocurría que cuando salían con el compadre a cazar, le convidaba algo el lión, ¿no? Le decía:

-Bueno, compadre, llevelé a la comadre -dice-, a los ahijados, un pedacito.

El lién escondía siempre la presa, como acostumbra a hacerlo497 y el zorro venía y le ensuciaba todo. Y sucede que volvía el lión al día siguiente y se encontraba con que lo que había cazado estaba todo sucio. Venía el compadre y le decía:

-Pero, compadre, ¿cómo puede ser esto?, dice, mire, ayer yo dejé todo esto limpito acá, mire, 'ta todo sucio, no puedo comer.

Bueno... Dice:

-Mire, compadre, alguno que lo andaba embromando.

Para esto era el zorro. Bueno, ocurre que el lión dice:

-Pero, ¡caramba!

Agarra y voltea una vaca. Y le dice:

-Bueno, compadre, llevelé a la comadre, a los ahijados, y su parte.

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-Bueno -dice- muy bien.

Entonces lo iba a espiar al zorro.

-Lo voy a tapar todo con yuyo -dice para pescarlo ¿no?

Pero no le dijo nada al zorro.

Sale el zorro y el lión se despide:

-Bueno, adiós compadre.

-Adiós, que le vaya bien.

Bueno. Ya se había alejado el lión muy lejos y el zorro.

Se vuelve el zorro, hace la misma operación, le ensucia todo, con tierra, con todo lo que había cerca, con agua sucia, todo eso. Bueno, el lión lo ve al compadre.

-Bueno -dice-, mañana cuando yo carnee lo voy agarrar.

Viene. Dice:

-Mire, compadre, cómo puede ser que haya tanta maldá. Mire que yo soy generoso -dice- y le doy mi parte -dice- para que esto no ocurra. ¿Cómo puede ser?

-Y no sé, compadre, dice. Mire, yo si supiera le diría.

Muy bien. Agarra y carnean la vaca. Lo quería agarrar, a ver si lo podía agarrar y el lión estudiaba, porque el zorro era muy pícaro. No se arrimaba mucho. Y en una de esas le pegó un manotón el lión. Dice:

-Mire, compadre, usté fue.

Y el zorro se alcanzó a escabullir. Se mandó a mudar.

Muy bien. Decía el lión:

-¡Caramba!, cómo voy hacer, ¡caramba!

Ya no podía arreglar. Éste andaba muy mal con el compadre. El compadre le dijo que ande lo encontrara lo iba a matar. Entonces se encuentra que el zorro andaba por ahí solo, había visto unos avestruces, y el lión lo seguía de cerca.

Para esto el zorro se encontró con unos perros salvajes, cimarrones. Después de arrinconarlo al zorro le dicen:

-Bueno -le dicen-, ahora te vamos a matar.

-No, miren -les dice-, yo tengo una partida de avestruces, podemos compartir la ganancia. Y por áhi me sigue mi compadre lión que anda mal conmigo y no le quiero participar por que me ha jugado mal. Pero uno de ustedes me tiene que llevar -le dice- para agarrar los avestruces.

Claro, eran perros galgos, muy ligeros.

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Y lo ve el compadre lión que iba a caballo en un perro. Y dice:

-No lo voy a poder alcanzar.

Lo vio el lión y lo siguió, no lo pudo alcanzar. El zorro iba en el perro y el perro es más ligero que el lión, no lo pudo alcanzar. Pero llegó un momento que el perro se dio vuelta y cayó el zorro. Y entonce no tuvo más remedio que meterse en una cueva, en una vizcachera.

-Bueno -dijo el lión-, aquí lo tengo seguro.

Le tapó la puerta. Pero la cueva tenía otra salida y se le fue. Entonce dice el lión:

-Cómo voy hacer. Voy hablar con mi comadre zorra.

Fue y habló con la comadre. Y le dice:

-Mire, inviteló a mi compadre con los ahijados que vamos hacer una gran fiesta. Digalé que lo que tenía conmigo ya se terminó -dice.

-Bueno. Se hace la gran reunión. Y el zorro dice:

-Bueno, mi compadre aquí me va agarrar.

Porque el lión tenía pensado que cuando fuera a la reunión, agarrarlo.

Había un banquete muy grande, habían agarrado unas vacas. Muy bien.

Pero ¿qué ocurrió?, que el zorro habló con el peludo y le dijo:

-Mire, yo tengo necesidá de escaparme porque mi compadre, cuando yo esté adentro, seguro que me va querer agarrar. Cuando empiece el baile. A ver si me puedo escapar.

Entonce le dice el peludo:

-No se haga problema498 -dice-. Yo lo voy hacer pasar por donde esté, yo le voy hacer lugar, pero usté pasa.

Muy bien, llegó. -¡Qué tal, compadre!

-Bueno, lo que había entre nosotros -dice el lión- ya pasó -dice.

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Pasó adentro el zorro. Empezó la comilona y después empezó el baile. Entonce el lión lo esperaba al zorro para agarrarlo, ¡no!

Bueno. El lión muy confiado se sentó en la puerta. Dice por acá va pasar mi compadre. Para esto lo esperaba. Se fueron todos y el zorro no apareció. Se le había escapado por la cueva que le había hecho el peludo.

Y ahí termina el cuento.



Eduardo Mundano, 59 años. Zapala. Neuquén. 1971.

El narrador, de antiguo asiento en la comarca, que conoce muy bien, es hacendado y persona de prestigio. Tiene fama de gran narrador en el lugar.



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233. La leona y el zorro

NEUQUÉN

Que había una liona parida, con cachorros, y había un zorro. Y la liona le dio de ahijaos, al zorro, los lioncitos nuevos. Quedaron de compagres.

Entonce, en la tarde, la liona le dijo al zorro que mirara ande había agua, si venían animales pa carnialos, pa comere.

El zorro miró y le dijo a la comagre que venía una cabra. La liona dijo que era muy balona499, que no le gustaba. Despué le dijo que venía una oveja. La liona le dijo que era muy lanuda, que no le gustaba. Y despué le dijo que venía una yegua bonita, gorda. Le contestó la liona:

-Ésa me gusta.

Se jue al agua, la mató y la carnió. Se pusieron los dos con el compagre zorro a carniare. La liona se comía los pechitos gordos y al zorro le daba las tripitas. La liona le dijo al compagre que le lleve un pedazo de carne, de lo mejor, a los ahijaditos. El zorro 'taba enojau porque a los hijitos le mandaba carne gorda y a él le daba tripas sucias no más. El zorro llegó con el pedazo de carne, los vio a los lioncitos, y despué los carnió a los lioncitos y los dejó muertos. Se disparó el zorro. Así le pagó a la liona lo que le hizo.

Cuando llegó la liona halló sus hijos muertos. Entonce se puso a llorar la liona, y dijo:

-Qué pícaro mi compagre, cómo me dejó mis hijitos muertos. Lo voy a buscare hasta que lo encuentre y lo voy a carniare.

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Entonce quedó cuidando l'agua, la liona. Áhi tenía que bajar a tomar agua el zorro. No había en otra parte, áhi no más. El zorro sospechaba que áhi 'taba la liona, y se puso ropa negra. Y áhi bajó el compagre zorro con una ropa negra a tomar agua.

Y la liona decía:

-Parece mi compagre, pero mi compagre no tiene ropa negra. Parece, pero nu áhi ser -decía ella sola.

Tomó agua el zorro y se jue. No lo conoció la liona, no l'hizo nada. Pero despué se dio cuenta que el de ropa negra era el zorro.

Al otro día volvió a cuidar l'agua la liona, otra vez, y decía:

-Agora no me va engañar mi compagre. Con la ropa que venga igual lo voy a conocere.

Y llegó el zorro. Venía con una ropa ploma500. Cambió ropa, el zorro. La liona lo 'taba mirando y lo conoció.

-Agora no te vas a ire -dijo.

Esperó que tomara agua y le salió cayendo de atrás. Lo siguió, lo siguió hasta que lo llevaba casi alcanzando. Lo llevaba cerquita. El zorro se le bajó por un arenal y quedó atrás la liona. Y lo perdió.

El zorro se puso a dormir en l'arenita, cansao, descansando. Y los mosquitos le pasaban por la boca. Los moscos lo dispertaban pa que se disparara, porque áhi venía la liona. Y en eso lo pilló la comagre liona.

-Aquí te pillé -le dijo-, diablito.

Se le jue encima y le sacó el cuero vivito. Y le dijo:

-Vos mataste mis hijitos y agora lo pagastes. Quedó sin cuero el zorro y así la pagó.



Margarita Caro de Candia, 46 años. Guaraco. Andacollo. Minas. Neuquén. 1960.

La narradora ha concurrido a la escuela comarcana pero aún conserva rasgos de la rusticidad del ambiente.

Guaraco: caserío de una lejana y apartada región cordillerana.

El cuento ofrece elementos no comunes en los cuentos argentinos: la leona como protagonista, la venganza ejercida en los cachorros y el zorro desollado vivo.



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234. El zorro y el león

NEUQUÉN

El zorro le dijo, ¿no?, al león:

-Qué hacimo, tío. Allá hay una manada de yegua. ¿Lo bajamo?

-Bueno. Vaya usté -le dijeron al zorro-. Vaya usté. Le pega un grito, arriba. Y las yegua van a puntiar. Yo voy a ganarme aquí, en la esquina del paso. Entonce voy a agarrar uno -dijo el león.

Y entonce el zorro jue y le hizo:

-¡Ajó!..

Y las yegua se asustaron y bajaron cuesta abajo, disparando. Y el tío lión estaba ahí, en el paso. Y a la pasada no má, agarró uno. ¡Al suelo! Y áhi se lo churrasquiaron, una potranca. Y se lo comieron. Como eran socio, se lo comieron.



Hipólito Manqui, 65 años. El Huecú. Rórquín. Neuquén. 1970.

El narrador es el cacique de la tribu de El Huecú. Por haber quedado ciego ha dejado su puesto al hermano y se ha internado en el Asilo de Ancianos de Neuquén. Ha olvidado gran parte del cuento porque ya no lo cuenta.



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235. El piche, el ñire y el nahuel

(El quirquincho, el zorro y el tigre)


NEUQUÉN

Una vez el piche501 con el ñire502 a s'hicieron compares y salieron a rodar tierra.

Ya iban lejos. No llevaban qué comer y tenían muy mucho hambre, cuando vieron una guarí503.

-Compare -le dijo el ñire al piche-, aquí tenimos cónque matá l'hambre.

Se jueron a pillarla. En esto la guarí s'hizo perdiz504 . Se pusieron a buscarla y no la podían hallar. Uno tomó por un lado y el otro por otro. El ñire la encontró, la mató y se puso a comela sin decir nada al compare. Dejó escondío un pedazo.

Ya era de noche cuando se juntaron los compares. El piche estaba muy cansao, con mucho hambre y sueño, y se echó a dormir. El ñire salió a dar una güelta y se jue a terminar un piacito de la guarí que li había quedao, pero sin convidale a su compare.

Al otro día bien temprano siguieron andando, cuando s'encontraron con un choique505. El ñire, que 'staba bien alimentao   —561→   con la guarí que si había comío, lo empezó a correr hasta que lo alcanzó y lo mató, y se sentó a comer. Ya lo iba acabando cuando recién llegó el pobre piche muerto de hambre y alcanzó apenitas unos bocaos.

Siguieron andando los compares cuando vieron un nahuel506.

-Áhi 'tá mi tío -dijo el ñire. -Parece que 'stá durmiendo. Vamos con cuidadito, porque si nos llega a sentir, capaz que nos mata porque es muy malo.

Cuando se arrimaron vieron que tenía una presa al lao. El piche no pudo aguantar y empezó a hacer unos bocaítos.

-Cuidao, compare -le dijo el ñire-, que si se llega a despertar mi tío estamos perdíos. Mejor hagamos una cosa que yo hi pensao. Usté, compare, saque la vejiga mientras yo pillo moscas.

El piche, muy despacito, sacó la vejiga y la sopló pa que se seque. Llenaron la vejiga de moscas, y el ñire se la ató con cuidadito en la cola del nahuel. Entonce el ñire lo despertó al nahuel y le dijo:

-¡Oiga, tío, el tropel que viene áhi cerquita! Parece que son gente que lo andan buscando a usté.

El nahuel se despertó, paró l'oreja, y al mover la cola sintió el tropel muy cerca. Entonce se levantó y salió disparando. Cuando más disparaba, más cerquita se venía el tropel.

Entonce los compares se sentaron a comer tranquilos la presa qui había dejao el tigre. Comieron harto mucho.

Cuando el tigre, muy lejos, se tomó en cuenta qui era una canallada de su sobrino, se golvió furioso. Ya llegó y lo vio de lejos que el zorro 'taba sin moverse. Ya cuando 'taba cerquita, el zorro abrió apenita un ojo y lo vio al tigre y s'hizo el muerto. El tigre llegó y lu empezó a oler y creyó que 'staba muerto. Entonce ya no pensó en hacerle nada y dijo:

-Pa qué le guá hacé nada si ha muerto de tanto comé. Así les pasa a los embusteros -y se jue.

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Al rato, cuando vieron que nu había peligro, los compares se levantaron y siguieron tranquilos y bien comíos.

Y este cuento entra por un zapato roto

pa que usté cuente otro.



Ciriaco Díaz, 15 años. Picún Leufú. Neuquén. 1957.

El narrador ha concurrido a la escuela primaria. Entiende, pero no habla el mapuche o araucano. Comenta que aprendió este cuento de su abuelo, Juan Quilaleo, araucano, que sabe muchos cuentos. Tiene vocación de narrador.



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236. El zorro y el tigre

RÍO NEGRO

El zorro y el tigre eran compadres y habían salido a recorrer para cazar, para ver lo que podían cazar. Y en los casos que veía el zorro difíciles para cazar, en alguna pasada que tenían difícil, lo trabajaba al tigre para salvarse de los casos peligrosos. Pero el zorro siempre trataba de perjudicarlo al tigre porque le tenía miedo.

Una vez iban a pasar un puente angosto. Tenían que levantar una piedra, un peñasco. Levantando la piedra tenían paso. Entonce el tigre le dijo al zorro que la levantara. Y el zorro le dijo:

-No, compadre, usté tiene más poder que yo. Levantelá usté y pasamos los dos.

Entonce la levantó el tigre. Y una vez que la levantó, el tigre, le dijo:

-Bueno, pase usté primero, y después tiene usté el peñasco y paso yo.

Y pasó el zorro. Y entonce sostuvo el peñasco para que pasara el tigre. Y el zorro tenía miedo que áhi el tigre lo mate, y cuando fue a pasar el tigre, se lo largó encima y lo dejó apretado áhi no más. Y el zorro siguió viaje.

Áhi el tigre bramaba y pedía que lo sacasen, pero, qué, quién lo iba a sacar al tigre que 'taba furioso.



Francisco Linares, 73 años. Viedma (Hogar de Ancianos). Río Negro. 1971.

El narrador, hombre de campo, aprendió este cuento en San Javier, lugar cercano de Viedma.



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237. El tigre, el zorro y el zorrito

CHUBUT

Que una vez el tigre tenía un trigal. Y el zorro que era vecino, y que también tenía un trigal. Y que los dos se llevaban siempre mal. Que el zorro le hacía muºchas picardías al tigre. Peliaban todos los días. Entonce un día, el tigre dice:

-Le voy hacer quemar el trigo al zorro.

Entonce le agarró el hijo al zorro, era un cachorro, y lo bañó bien con querosén, y una vez que 'taba bien mojao, le prendió juego. Salió disparando el zorrito para el lao de la casa. Y había una calle entre los dos trigales. Y el zorrito, en vez de meterse en el trigal del padre se metió en el trigal del tigre, y a medida que disparaba se prendía juego el trigal del tigre. Y entonce el tigre salió y le gritaba al zorrito:

-¡A la izquierda, zorro! ¡A la izquierda, zorro!

Y el zorrito se hacía a la derecha y no a la izquierda, y así se le quemó todo el trigo del tigre y quedó libre el del zorro.



Baldomero Terraza, 73 años. Rawson. Chubut. 1959. Modesto.

Modesto ganadero. Antiguo peón de campo de la Provincia de Buenos Aires. Gran narrador.



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ArribaNota

El tigre, el zorro y otros animales


Aventuras

Cuentos del 102 al 237

El gran ciclo de los cuentos del tigre, del zorro y otros animales es el más numeroso y el más difundido de nuestra narrativa. Lo documentamos en 136 versiones y variantes en todo el país. En estos cuentos encontramos motivos muy antiguos de la tradición occidental -algunos de origen oriental- y nuevos motivos creados por nuestro pueblo. El tono dominante del ciclo es el de la parodia festiva de las costumbres de nuestros campesinos pastores. Es heredero del conocido ciclo de el lobo, el zorro y otros animales de los pueblos europeos, que en la Edad Media alcanzó extraordinaria popularidad y dio materia para obras tan famosas como el Roman de Renard de la literatura francesa. Aunque no se escribieron en España, es indudable que estos cuentos populares de animales adquirieron la misma popularidad, fueron difundidos por troveros y juglares y pasaron a América entre las primeras expresiones de su narrativa tradicional; sus motivos siguen viviendo en nuestros cuentos populares, conservados y recreados. Como en los cuentos de la tradición occidental, en la humanización de los personajes principales del ciclo, el zorro es el burlador y el tigre es el burlado. El humilde, el pobre, ridiculiza al poderoso, avaro y prepotente.

Los motivos esenciales de estos cuentos se dan en versiones completas que comprenden un número determinado de aventuras y también en forma separada como cuentos independientes,   —566→   pero como parte de un todo tradicionalmente conocido. Son estos motivos:

A. El tigre con la ayuda del zorro, su sobrino, elige una res, la caza y la mata. Carnea y come lo mejor sin participar al zorro. El zorro le pide diversas partes muy inferiores de la carne; el tigre se las niega pretextando que están destinadas a la tía tigra; finalmente le da la vejiga.

En algunas versiones de regiones marginales, el personaje es el león y el mono ocupa el lugar del zorro.

B. El tigre, harto de comer, se echa a dormir y encarga al zorro que vigile por si aparecen enemigos. El zorro sopla y seca la vejiga, la carga con piedrecitas o con insectos zumbadores y sigilosamente se la ata a la cola del tigre dormido.

B'. El tigre lo manda al zorro llevar a la tía un trozo elegido de carne para que lo espere con la comida preparada.

C. El zorro despierta al tigre, le anuncia que vienen hombres y perros; el tigre oye el confuso zumbido de la vejiga, lo da por cierto y huye desesperadamente hasta que, rota la vejiga, se da cuenta de la burla y vuelve para castigar al burlador.

D. El zorro se presenta en la casa de la tigra con la carne y le dice que por orden del tigre prepare el asado, lo coman y duerman juntos. La tigra manifiesta sus dudas, pero obedece. A la madrugada oye el zorro los rugidos del tigre que vuelve, y huye al campo. El tigre llega, se entera de la ofensa y sale a buscar al zorro para matarlo.

E. El tigre encuentra al zorro dormido. Antes de matarlo le pasa una pajita por la nariz. El zorro medio dormido, creyendo que son mosquitos, les dice que no lo molesten, que está desvelado por haber dormido esa noche con la tía tigra. El tigre furioso lo salta, pero el zorro logra escapar.

F. El zorro, en su fuga se refugia en una cueva. El tigre, que lo sigue, mete la mano en la cueva y alcanza a sujetarlo de la cola. El zorro le dice que está tirando de una raíz. El tigre lo suelta y el zorro se burla y se asegura en su refugio.

G. El tigre cuida la salida de la cueva donde está el zorro, pero éste no se mueve. El tigre ve pasar un carancho, lo llama, lo deja de centinela y él va a buscar una pala para sacar al zorro.   —567→   Éste entra en conversación con el carancho, juega, y le hace abrir grandes los ojos; lo ciega echándole tierra y huye. El carancho también, como puede, se va. Llega el tigre, se da cuenta de lo sucedido y sale a buscar con mayor encono al insolente.

H. El zorro ha robado un lazo y se va por un estrecho sendero del campo. Se encuentra inesperadamente con el tigre. El tigre intenta atraparlo, pero el zorro le dice que si no se ha enterado de que un huracán asolará la tierra. Le promete ayudarlo atándolo a un árbol con su lazo, mientras él se refugia en una cueva. El tigre atemorizado acepta el ofrecimiento y el zorro lo ata fuertemente a un árbol. Lo deja para que allí se muera, y se marcha. Después de varios días, el tigre, medio muerto, es liberado por la tigra u otro animal. Después de reponerse prosigue su persecución.

I. El tigre encuentra al zorro dormido o descuidado y lo traga entero. El zorro discurre por dónde puede salir y determina abrirle el vientre al tigre con un cuchillito que tiene. Así lo hace. El tigre sana de sus heridas y sigue persiguiendo al zorro.

J. El tigre se esconde a la entrada de una aguada donde forzosamente debe bajar el zorro a beber. El zorro llega, pero sospecha que allí está el tigre. Entonces pregunta: «¿Agüita, te podré beber?». Insiste en la pregunta hasta que el tigre contesta afirmativamente. Entonces el zorro dice: «Agua que habla no bebo yo», y se marcha.

K. El tigre vuelve a esconderse en la aguada. El zorro busca un gran panal de abejas, se cubre el cuerpo de miel y se revuelca en un montón de hojas. Así, y en compañía de otros animales baja al agua y bebe abundantemente. El tigre muy intrigado de ver este raro animal, le pregunta a la salida quién es, y él le responde que es Hojarasquín del Monte, burlándose nuevamente. El tigre trata de alcanzarlo, pero el zorro desaparece.

L. El tigre resuelve fingirse muerto. Se llama a todos los animales y particularmente se le comunica al zorro, que pasa por sobrino. El zorro llega a la casa del velatorio, ve al tigre tirado en el suelo y pregunta si no se ha solfiado, porque de otra manera no puede estar muerto. El tigre, con esfuerzo lo   —568→   hace. El zorro, que ha quedado un tanto alejado, desconfiando, dice: «Muerto que se pee no velo yo», y huye mientras el tigre trata inútilmente de atraparlo.

Estos son los motivos constantes del cuento del tigre y el zorro en todas las regiones del país. Son también muy numerosos los que se dan sólo en algunas versiones; entre otros, tenemos los siguientes:

M. El zorro hace hundir en el agua al tigre en busca de quesos.

N. El zorro quema o hace quemar al tigre con comida caliente.

Ñ. El zorro hace balear al tigre al hacerle apretar el gatillo de una escopeta.

O. Unos viajeros tienen al zorro atado a un palo, para quemarlo con el asador porque les ha robado unos lazos. Llega el tigre y el zorro le dice que lo tienen preso porque no quiere comer una ternera. El tigre le pide ocupar su lugar y recibe el castigo.

P. El tigre y el zorro tenían dos trigales vecinos. El tigre baña en querosene al zorrito, le prende fuego y lo larga hacia el trigal del zorro. El zorrito corre hacia el trigal del tigre y se lo quema.

Q. El zorro se finge enfermo y monta al tigre. Lo obliga a pasar a la vista de la novia.

R. En una fiesta, el tigre apaga la luz y trata de atrapar al zorro. Éste huye, y al pasar sobre una guitarra hace sonar las cuerdas y dice: «Como para música estoy yo».

S. El zorro perseguido por el tigre se revuelca en el suelo donde hubo un incendio y se planta tieso como un tronco quemado. Pasa el tigre y no advierte el engaño.

T. El zorro mata a los cachorros de un león -también a los de una leona- para vengarse de los padres mezquinos.

U. El tigre hace orinar o defecar a varios zorros que atrapa para descubrir si alguno de ellos es el sobrino que le comió la presa.

V. El zorro que ha perdido la cola en una aventura con el tigre, se las hace cortar a otros para confundirse con ellos.

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W. El mono, que está en un árbol, hace subir al tigre con la cabeza para abajo y lo quema con agua o con comida muy caliente.

X. El mono hace que el león se golpee con una piedra los compañones, haciéndole creer que así tendrá una gran cantidad de nueces.

Y. El león quiere separarse de la leona porque dice que tiene mal aliento. Llaman a varios animales como testigos. Según opinan, son maltratados por el león o la leona. El zorro dice que está tan resfriado que no puede opinar y así se salva.

Los motivos A, B y C, creaciones de nuestro pueblo, parodias de antiguas costumbres del país, están relacionadas con la abundancia de ganados de nuestros campos y la generosidad de nuestros campesinos. No repartir ciertas partes de la carne de la res entre quienes ayudan a matar y carnear, y aún entre vecinos, sólo puede darse en mezquinos despreciables. La vejiga, inútil como alimento, se les da a los niños para que la inflen y jueguen a la pelota. Estos motivos que están en todos los cuentos completos que se han publicado en la Argentina, son el motivo inicial de la guerra del tigre y el zorro, en la que triunfa el zorro, con sus burlas despiadadas.

Hansen, que los ha observado en los cuentos de Di Lullo, los clasifica como tipo 51 A.

El tratamiento de tío y sobrino que se dan el tigre y el zorro, ya se encuentra entre los animales en el Panchatantra y en la tradición occidental de la Edad Media.

El motivo D, en el que el zorro hace violencia a la tigre, ha desaparecido de los cuentos españoles, pero es bien conocido en la tradición de la Edad Media. Figura en el Roman de Renard y en una colección de María de Francia. Se lo tiene por el origen de la guerra del lobo y el zorro. Es el Tipo 36 de Aarne-Thompson.

Los motivos E, F, conectados, están dentro del Tipo 5 de Aarne-Thompson, la pata mordida.

El motivo G corresponde al Tipo 73 de Aarne-Thompson, el guardián cegado.

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El motivo H, el huracán, no figura en cuentos españoles. Es común en los argentinos y en algunos de América (Ramírez de Arellano, 103; y Mason Espinosa PRF V, 1, 2, 3, 5, 7, 11, 12, 14, 16, 17, 21; Mendoza 410). Hansen 74 A.

El motivo I, el zorro es tragado vivo por el tigre (Thompson F. 913), no figura en cuentos españoles. El motivo J, ¿Agüita te beberé?, es muy antiguo; está ya en el Panchatantra, la cueva que habla; el que pregunta es el chacal y el que responde es el león. El motivo K conectado con éste lo encontramos en cuentos españoles en los que el zorro se apoda también Hojarasquín.

Difusión geográfica del cuento

Difusión geográfica del cuento

El motivo L, el tigre se finge muerto, común en la narrativa occidental, tiene su lejano origen en el Panchatantra.

De los motivos comprendidos entre el M y el Y, conservados o recreados en nuestros cuentos, bien conocidos en la narrativa popular occidental o en la universal, el Y figura con frecuencia conectado con el del león enfermo, y el P, el del trigal quemado, es un tema bíblico.

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Mapa de grupos temáticos

Las líneas trazadas en este mapa indican cómo se ordenan los cuentos dentro de cada grupo temático,
por provincia: Noroeste-Centro, desde Jujuy y Salta hasta Mendoza, San Luis y Córdoba;
a continuación, Nordeste-Litoral-Sur, desde Formosa y Misiones hasta la Tierra del Fuego e Islas Malvinas

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Croquis histórico

Croquis histórico

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Lugares en donde se han recogido cuentos y leyendas

La riqueza de la narrativa popular está relacionada con las zonas de antigua colonización,
las más tradicionales, y con la densidad de población

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Mapa de la República Argentina

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Densidad de población por jurisdicciones