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Cuentos y leyendas populares de la Argentina

Tomo III

Berta Elena Vidal de Battini



Portada



El cuento popular de la Argentina conserva, recrea y enriquece la herencia del cuento popular español y revive la tradición oral occidental, que asimiló elementos milenarios de la tradición oriental pero adquirió características propias que la singularizan.

Este corpus de narraciones tradicionales es el aporte argentino a la ciencia universal del cuento popular.



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ArribaAbajoIntroducción

Este volumen contiene 282 cuentos que son versiones y variantes de 26 temas fundamentales de los que integran nuestra clasificación, basada, casi íntegramente, en las clasificaciones ya clásicas de la narración popular. Entre los temas o tipos de cuentos de la tradición occidental o universal tenemos otros que consideramos creaciones de nuestro pueblo como los de El mono y el yacaré, El día de la polvareda, entre otros.

Repetimos lo ya dicho sobre nuestra determinación de dar todas las versiones y variantes de cada tema general; algunas son muy numerosas por tratarse de temas y motivos de particular preferencia popular, y por ello, de gran difusión geográfica. Consideramos que cada cuento documenta el habla y la riqueza tradicional de la comarca y la región de donde ha sido recogido.

Ya dijimos que los cuentos animalísticos concretan una característica del folklore argentino. A los contenidos en estos tres tomos primeros de la colección debemos agregar los numerosos clasificados como leyendas de animales.





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ArribaAbajoCuentos de animales

Animales salvajes, animales domésticos, el hombre y los animales


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ArribaAbajo El hombre, el ser más poderoso

18 versiones y variantes


Cuentos del 560 al 577


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560. El hijo del hombre

SALTA

Diz que vivían en la serranía todos los animales y eran amistosos. Que después se han hecho enemigos.

Diz que había el tigre y el pagrón1 y el toro de aspas como áuja. Los tres eran compañeros y diz que los tres querían conocerlo al hijo del hombre, puesto que decían que es tan capaz.

Y diz que el toro afilaba las astas y decía:

-Desiaría conocelo al hijo del hombre para alzarlo así, en mis astas, y botarlo lejo.

Y diz que el pagrón decía:

-Desiaría encontrarlo al hijo del hombre; lu había de patiar y morderlo hasta matarlo.

Y el tigre afilaba las uñas y decía:

-¡Oh!, ¡ese hijo del hombre, cuando lu encuentre me le guá ir a la casa! Yo sé que tiene casa y tiene corrales. Le voy hacer oprobios. Lo voy a matar y le voy a cazar l' hacienda.

Y dice el pagrón:

-Yo me guá ir primero a descubrilo.

Bajó el pagrón y llegó al puesto2 por la noche. Y áhi lo peliaba al caballo del hombre. Si oían los relinchos del caballo manso. Que lo mordía y lo patiaba el pagrón. Y l'hizo cortar los lazos. Y decía:

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-¡Pero no me guá ir, no me guá ir sin encontrar al hijo del hombre!

Se levanta el hombre y encuentra al caballo imposibilitado, y dice:

-¡Juna gran puta!, éste es un pagrón que mi ha dejau así el caballo. ¡Carajo!, este pagrón nu es di aquí. ¡Aura yo te guá hacer, jodíu, que me vengás a joder!

Li ha largau los perros, li ha echau el lazo, lu ha enlazau y lu ha ensillau. Había síu domador el hombre. Y después lu ha colgau, lu ha capau, li ha cortau las clines, lu ha garrotiau, lu ha montau y lu ha amansau. Y güeno, después de un tiempo, que lu ha hecho trabajar duro y lu ha largau. Y si ha ido a las serranías. Ni sombra de cuando bajó.

-¡Ah! -que dice el tigre y el toro-, ya si ha jodiu el pagrón. ¡Cómo ha güelto! ¿Qué li habrá hecho el hijo del hombre? Y ya contó el pagrón que el hijo del hombre era muy malo y que lu había vencido.

-¡Carajo! -que dice el toro-, yo me quiero ir a buscarlo al hijo del hombre.

Si ha bajau el toro. Y ha llegau al puesto. Li ha abierto la puerta del corral, li ha lastimau l'hacienda y li ha quebrau las plantas.

Y que sale el hombre y ve.

-Ese toro nu es di aquí -dice-. Mañana me las va a pagar.

Lu ha ensillau al caballo y si ha ido en el caballo y lu ha encontrau. Li ha echau los perros, lu ha colgau en el herradero y li ha cortau las astas. Asinita le ha dejau las astas3. Lu ha capau y li ha cortau la cola, lu ha dejau pichana4. Lu ha uñíu, y lu ha hecho arar.

Y cuando ha queríu li ha dicho el hombre:

-Bueno, ¡carajo!, áura andate.

Lastimau, consumido, flaco, jue llegando ande 'taban el pagrón y el tigre.

-¿Qué ti ha pasau?

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Y entonce ha dicho el toro:

-¡Hijo 'e puta!, nu había créido que el hijo 'el hombre juera tan pudiente.

Y le dice el tigre:

-¿Y qué ti ha pasau? Pero si hasta el cuchillo ti ha quitau y ti ha sacau las bolsas. ¡Qué puta!, ¡que serís flojo! Conmigo no va a hacer eso. Y esti otro -que le dice al caballo-, que será tamén flojo, que lu ha hecho yuto5, sin clines, flaco, ultimau, lonjiau. Velo a esti otro. Conmigo, no tengan cuidau, no me va hacer eso.

-Vos no sabís, el hijo del hombre tiene un hilo muy juerte. Me lu ha puesto en el cogote y mi ha voltiau y casi mi ha horcau -dice el caballo-. Y tiene unos ayudantes que muerden y matan.

-Y a mí mi ha hecho lo mesmo -dice el toro.

-Conmigo no va hacer eso.

Y le dice el toro:

-Quén sabe si vuelváis, que si no te hace carne, quén sabe qué te hace. 'Táis muy lindo pa carne. El hijo del hombre es muy hereje6. A mí no mi ha muerto, pero me la ha jurau, mi ha dicho que vaya a engordar pa matarme.

Entonce que el tigre pega un bramido, afila las uñas y dice que a él no lu asusta el hijo del hombre.

Se va el tigre. Baja y llega al puesto. Si ha entrau al corral, li ha cazau un animal y si ha puesto a comer.

-Que venga no más el hijo del hombre con los ayudantes -ha dicho el tigre.

Y ha salíu el hombre cuando ha óido el alboroto de la hacienda, y que ha dicho:

-Áhi cerquita 'tá un tigre. Ya hi muerto muchos tigres. Éste no se me va escapar.

Y que llega el hombre y le dice:

-Dañino, perjudisto7, ¿pórque me venís a comer las vacas?

Y el tigre le dice:

-¿Vos sos el hijo del hombre?

-Yo soy.

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-Vengo a que peliemos.

El hombre tenía un recortau, un rémito8, pa matar tigres.

-Güeno, yo guá trair un cañito para dar razones. A las tres razones se vamos a juntar.

-Andá trai lo que queráis.

-Y güeno -es que le dice el hombre, ya con el rémito en la mano-, parate dandomé el pecho, como caballero vamos a peliar. Ya tengo el estuche y cuando te diga a la una, a las dos y a las tres, se vamos a juntar.

-Güeno -ha dicho el tigre, pronto para saltar encima del hombre y matarlo-. Va una, van dos y van tres.

Y a las tres, ¡pum!, le pegó en l'hoya9 y, antarca cayó el tigre muerto. Y justamente mandó el hombre a hacer carne del tigre muerto.

Y mandó después el hombre a buscar el caballo y el toro de las serranías. Y han venido, y el caballo le dice al toro:

-¡Che, ve la carne del tigre, como le dijimos!

Y se comprobó que el hijo del hombre es el más capaz.

Manuel Iseas, 90 años. Obraje Las Chacras. Las Víboras. Anta. Salta, 1952.

Narrador de condiciones excepcionales. Tiene un gran repertorio de cuentos tradicionales.



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561. El hombre y los animales

El hombre, el animal más poderoso


JUJUY

Era cuando recién los animales lu han conocíu al hombre. Se encontró el hombre con el caballo. Se saludaron. Y entonce el caballo le dijo:

-¿Usté es el hombre?

-Sí -que le dice el hombre y medio lo adivinó a lo que venía-, y a mí nadie me domina.

Y dijo el caballo, entonce:

-A mí tamién nadie me domina.

-Bueno, vamos a ver si nadie lo domina.

Entonce quedaron un día de probarse, tenían que peliar o hacer alguna cosa de fuerza.

Y el hombre, claro, como de costumbre, sacó el lazo, lo enlazó, lo voltió, lo capó, y lo ató al palenque. Y el caballo hacía fuerza, pero el hombre lo ha embozalado, lo ha ensillado y lo ha montau, todavía. Y así lo domesticó. Y ya lo soltó. Ya 'taba mansito y lo soltó. Y ya lo soltó estragau10, como decimos.

Y se encontró el caballo con el toro. Se saludan y le preguntó el toro:

-¿Qué te pasa, amigo?

Y el caballo le contó que si había encontrau con el hombre, y que lo había dominau, y que al hombre nadie lo domina. Y el toro se enojó, y lo quería conocer al hombre, y ha dicho:

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-A mí tampoco nadie me domina. ¿Cómo puede ser que me domine el hombre?

Llegó la ocasión que se encontraron el toro con el hombre. Y se saludaron. Y que le dice:

-¿Usté es el hombre?

-Sí -que le dice-, y a mí nadie me domina.

-Yo soy el toro, y a mí tamién nadie me domina.

-Y vamos a ver si nadie lo domina -dice el hombre.

Y ya se citaron un día para encontrarse, pa ver quién dominaba. Tenían que peliar o hacer algo de fuerza.

Y se encontraron. Hizo lo mismo el hombre. Sacó el lazo, lo enlazó, lo voltió y lo capó. Lo domesticó, lo enyugó y lo hizo arar. Al último tamién lo largó, tamién estragau.

Y se encontraron el toro con el tigre. Se saludaron y el tigre le preguntó qué le pasaba que 'taba tan flaco. Y le dijo lo mismo que el caballo.

-El hombre me ha puesto así. Al hombre nadie lo domina.

Y el tigre se enfureció y quedó con deseo de encontrarse con el hombre y hacerle ver que él podía dominar.

Y llegó un día que lo encontró el tigre al hombre. Y tamién se saludan. Y le pregunta:

-¿Quién es usté?

-Yo soy el hombre.

-¡Ah!, ¿usté es al que nadie lo domina?

-Sí, nadie me domina.

Y bueno. Áhi quedan tamién de encontrarse y peliar, y ver quén domina. Y se han citau un día en un lugar. Y llegó la fecha. El hombre tomó una carabina y se ha ido al lugar donde se tenían que encontrar. Y se encontraron, y el hombre le dijo al tigre:

-¿Cómo hace usté para enojarse?

Y el tigre le contestó que tenía tres bramidos. Y el hombre respondió que tamién él tenía tres bramidos, y que después de los tres, tenían que agarrarse. Y el tigre bramó primero. El primero era bajo, el segundo más fuerte y el tercero ya fue espantoso, y sacudía las hojas de los árboles, y caían. Terminó los tres bramidos el tigre y empezó el hombre, y le dijo:

-Mire bien -y el tigre lo miró.

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Y el hombre le apuntó y le pegó un balazo en la frente. Y el tigre disparó, salió disparando. Y el hombre que le dice:

-Oiga, amigo, faltan dos.

Y el tigre dijo:

-Que falten -y se disparó.

Y después ya si ha perdíu.

Y en esa forma el hombre se hizo conocer con los animales, que nadie lo domina, como hasta el actual, que nadie lo domina.

Jacinto Cala, 40 años. Agua Caliente. Cochinoca. Jujuy, 1958.

El narrador es agente de policía en la Mina Aguilar. Es un gran narrador. Todos sus cuentos han sido aprendidos en la Puna.

Es descendiente de familia indígena.



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562. El tigre y el hombre

TUCUMÁN

El tigre, el animal más malo, que no lo resiste naide, había oído decir que el hombre era más malo que él, y se dispuso peliarlo. Un día se jué a buscarlo. Oyó que el hombre 'taba hachando en el monte, y allá se jue los bramidos pa asustarlo.

El hombre 'taba hachando y oyó el bramido. Y ya vio que tenía qui hacerle frente al tigre. Y 'taba hachando un tronco grande. Y ya llegó el tigre y le dice:

-¿Vos sos el hombre?

-Sí -le dice el hombre.

-Te vengo a peliar, a ver si es cierto que sos más malo que yo -le dice.

-'Tá bien -le dice el hombre-. Vos que sos más juerte ayudame a partí este tronco y ya peliamo.

-'Tá bien -le dice el tigre.

El hombre tenía l'hacha en la rajadura del tronco y le dijo al tigre que meta las dos manos y tire. El tigre metió las dos manos, el hombre sacó l'hacha y el tigre quedó preso y los bramidos de dolor.

Áhi aprovechó el hombre y lo mató al tigre a hachazos y así se salvó.

Miguel Ángel López, 76 años. Tafí del Valle. Tafí. Tucumán, 1951.



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563. El zorro y el hombre

SANTIAGO DEL ESTERO

El zorro sabía que el hombre era el que tenía más poder de todos, de todos los que había. Y justamente tenimos más poder, aunque no quiera el zorro.

-Pero a mí no mi hai de embromar -que dijo el zorro.

Y él sabía que el hombre acostumbraba a hachar. Y había sentido una hacha en el monte y se dirigió áhi. Y áhi 'taba un hombre hachando. Y saludó y preguntó si era él el hombre. Le dijo que sí.

-¿Y qué 'tá haciendo, usté, aquí?

-Estoy rajando una viga -le dice el hombre.

-Vengo -es que le dice- para que me dé alguna idea cómo puedo hacer yo. Y usté, que dicen que es más poderoso, pero más poderoso que yo, no hai ser.

Bueno, diz que el hombre estaba con una hacha partiendo una viga con cuña, ¿no?, porque se usaba con cuña efectivamente, para que el trozo se vaya abriendo, ¿no? Y lo llamó el hombre al zorro para que le pusiera la cuña. Claro, pega el hachazo el hombre y lo abre con la hacha, y el zorro viene y le pone la cuña.

-Más, más adentro -es que le dice-, más adentro un poco.

Hasta que el zorro mete la mano en la rajadura y le saca la hacha y quedó prendido el otro. Y así lo embromó. Y ya no pudo embromarlo al hombre. Y claro, y el hombre lo embromó y lo dejó prendido áhi.

José Ignacio Herrera, 64 años. Nueva Villa Río Hondo. Río Hondo. Santiago del Estero, 1970.

El narrador es semiculto. Originario del viejo pueblo de Río Hondo que ha quedado bajo las aguas del dique que se acaba de construir, se ha radicado en la Nueva Villa a donde ha sido trasladada parte de la población desalojada.



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564. El rey hombre

CATAMARCA

Era un tigre viejo que tenía tres hijos.

El tigre es el rey de los animales. Como era viejo, era el tigre más sabio. Siempre les daba consejos a sus hijos. El primer consejo que les daba, que nunca si acerquen a los dominios del hombre. Y que les decía:

-El hombre es el animal más poderoso. Es el rey de todos. Hay que tener cuidado con el hombre porque nadie lo vence. Nu hay que meterse en el reino del hombre. El hombre domina y vence a todos los animales de la creación. Dios li ha dau ese poder.

Cuando el rey viejo se murió, les volvió a dar el mismo consejo a los tres hijos. Dos de los hijos obedecieron al padre. Otro, que era muy soberbio, dijo que él lu iba a buscar al animal hombre y lu iba a vencer.

Entonce salió el tigre joven a buscar al rey hombre. Caminó mucho. No vido a nadie en el camino. Después de muchos días encontró un caballo viejo, casi ciego, flaco. Y dice:

-Oiga, amigo, ¿usté es el rey hombre?

El caballo viejo cuando lo olfatió al tigre se puso a temblar de miedo, y le dice:

-No, no, amigo. ¿Páque lo quiere?

-Lo vengo a peliar.

-No se meta, amigo, el rey hombre es muy feroz. Mire cómo hi quedau yo. Yo era un potro malo, salvaje, y mi agarró y me capó. Y despué mi amansó, y mi hizo trabajar hasta qui hi quedau inútil. Me botó al campo y acá me tiene.

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Entonce el tigre siguió otra vez el camino. Por áhi encontró un buey flaco y viejo, y le dice:

-Oiga, amigo, ¿usté nu es el rey hombre?

El buey, muerto de miedo lo que vido al tigre, le dice:

-¡No, no, amigo, yo soy un buey! ¿Qué quiere con el hombre?

-Lu ando buscando pa peliarlo.

-No se meta, amigo con el hombre. Le va ir mal, como mi ha ido a mí.

-Yo soy el rey de los animales -que dice-. Yo lo voy a vencer.

-Yo hi síu un toro muy bravo. Yo hi vencíu también al tigre. Yo hi síu cazau por el hombre. Mi ha capau, mi ha amansau y mi ha hecho arar toda mi vida. Hi arau en tierras muy duras y en pedregales. Cuando ya no servía mi ha botau. Y aquí me ve que no sirvo para nada. Ni pa carne, amigo, porque 'toy flaco y mi carne es muy dura, como la di un animal viejo, ¿no?

Claro, tenía miedo el buey que lo cace el tigre.

-Nu importa -dice el tigre-. Yo soy joven y fuerte. Lo voy a vencer al rey hombre.

Entonce siguió. Llegó ande había un monte. Ha óido unos golpes. Ha pensau qui áhi 'taba el hombre. El hombre 'taba hachando. Ha llegau el tigre. Lo vido y li ha dicho:

-Oiga, amigo, ¿usté es el hombre?

-Sí -le dice-, ¿qué querís conmigo?

El hombre se sorprendió. Disimuló y empezó a mirar ánde había puesto l'escopeta.

-Lo vengo a peliá pa ver cuál es más poderoso.

-'Tá bien, pero yo pelio con discursos. Vos usá tus armas y yo las mías. Hagamos tres encuentros. A las tres va a ser la vencida.

El tigre ha dicho que bueno. El hombre ha traído l'escopeta. Li ha largau un tiro a la cabeza. El tigre ha disparau y ha llegau ande 'taban los hermanos. Dice qui iba con la cabeza hinchada. Defigurau, dice qu'iba con las municiones, que ni se conocía. Y que ha dicho a los hermanos:

-¡Ay, hermanos! Tenía razón nuestro padre. Nu hay qui llegarse nunca al rey hombre. Él pelia con razones. Con una   —28→   sola razón mi ha dejau cuasi muerto. ¡Que sería si mi hubiera largau las tres razones qui habíamos jugau! El rey hombre es el animal más malo y poderoso.

Ramona Virginia Villafañe de Coronel, 86 años. Ciudad de Catamarca, 1968.

Gran narradora. Semianalfabeta. Inteligente curandera popular.



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565. El hombre y sus razones

LA RIOJA

Había un tigre viejo, que era el rey de los animales y tenía un hijo. Antes de morir, le dio consejos al hijo pa que sea un buen rey, ¿no? Y al último, le dice:

-Lo que sí te digo que nunca provoquís al hombre. El hombre es el animal más poderoso y cruel. Vos podís hacer todo, menos ofender al hombre, porque te va a vencer y te va matar.

Bueno... Muere el tigre viejo, ¿no? El hijo si hace rey. Mandaba a topos los animales. Todos le tenían miedo. Él había quedau con la espina de saber cómo era ese bicho que se llamaba hombre, ¿no?, que era tan malo, que no había quén lo vencía.

El tigre joven si ha puesto en camino, ¿sabe? Camina dos días y se encuentra con un güey viejo, achacoso, ¿no?

Le pregunta:

-¿Usté es el hombre, amigo?

-No, no. ¿Qué quiere con el hombre?

-Lo vengo a buscar pa pelialo.

-No, amigo, no se meta con el hombre. Yo era un toro muy bravo. Me enlazó el hombre, me capó, mi amansó, m'hizo arar de la madrugada a la noche hasta que mi ha dejau en el estado que estoy, medio muerto.

Sigue el tigre. Camina un día y se encuentra con un caballo viejo y enfermo, y le dice:

-¿Usté es el hombre, amigo?

-No, no. ¿Qué 'tá queriendo con el hombre?

-Lo vengo a ver pa peliarlo.

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-Pero, amigo, no se meta con el hombre. Lo va embromar. A mí me enlazó en las serranías, me capó, mi amansó y m'hizo trabajar toda la vida hasta que quedé bichoco11 y me botó al campo.

-Así será amigo, pero a mí no me va a vencer -le dice el tigre.

Sigue el tigre y al fin se encuentra con el hombre, ¿no? 'Taba en el medio 'el monte, hachando. Cuando lo ve aparecer al tigre se lleva un gran susto, pero disimuló.

-¿Usté es el hombre, amigo? -es que le dice el tigre, ¿sabe?

-Sí -que le dice el hombre-. ¿Qué se li ofrece?

-Vengo a pelialo para ver cuál de los dos vence -dice.

-Muy bien, amigo, pero yo pelio con razones no más.

-Bueno, amigo, largue no más sus razones.

Áhi el hombre que ha agarrau un fusil, ¿sabe?, que tenía afirmau en el tronco di un árbol, ¿no?, y que le dice:

-Áhi va una razón.

Le larga un tiro, ¿no? Lu hace cair di antarca y le saca limpita una oreja. Áhi se levanta revolcandosé y se dispara, ¿sabe?

El tigre si ha vuelto a su casa, ¿no?, y que les decía a los otros tigres:

-Tenían fundamentos los consejos de mi padre -dice-. El hombre, con una sola razón, cuasi mi ha muerto -dice-. Si me larga otra me entierra y ni el cuento puedo contar -dice-. Nu hay que meterse con el hombre, es el animal más poderoso.

Eulogio Tejada, 68 años. Villa Unión. General Lavalle. La Rioja, 1968.

Excelente narrador. Trabaja como peón en los viñedos de la comarca.



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566. El hombre, el animal más valiente

MENDOZA

El tigre había sentido decir que el hombre era muy valiente y que nadie lo podía vencer, y como él creía que nadie lo podía vencer a él había dicho:

-Yo voy a peliar con el hombre y lo voy a dejar tirau en el suelo.

Todos le decían que no juera, que el hombre era malo y que no lo podía vencer ningún animal, pero como era porfiado el tigre, se jue a buscarlo al hombre. Anduvo preguntando hasta que llegó a la casa del hombre. El hombre tenía dos perros. Cuando lo vieron cerca al tigre salieron los perros y lo encararon. El tigre le dio un manotón a uno de los perros y lo dejó medio descaderau y al otro casi le sacó la cabeza. Entraron los perros los gritos, medios muertos de dolor y salió el hombre a ver lo que pasaba. Cuando lo vio el tigre, le dijo:

-¿Vos sos el hombre?

-Sí, yo soy el hombre. ¿Qué querís conmigo? ¿Qué se te ofrece?

-Vengo a peliar con vos. Mi han dicho que sos muy malo y te vengo a demostrar que yo soy más valiente y más fuerte.

-Pero, amigo -le dice el hombre-, ¿cómo vamos a peliar sin tener ninguna razón? Yo para peliar tengo que tener una razón por lo menos para hacerlo.

-Bueno -le dice el tigre-, yo quiero peliarte y buscá una razón y peliemos.

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Bueno, el hombre le dijo que iba a buscar el libro de razones que tenía y así podían peliar. El tigre esperó. El hombre salió con un máuser. El tigre no conocía estas armas. Y entonces le dice el hombre:

-Ahí va una razón -le dijo el hombre, y le tiró un tiro.

El tigre quedó con una mano rota y ya se dio cuenta que no podía con el hombre. Con la mano colgando, muerto de dolor, disparaba y decía:

-Si así son las razones
cómo serán los encontrones.

Y se acabó el cuento.

Manuel Pacheco, 85 años. Malargüe. Mendoza, 1974.

El narrador es nativo de la región. Ha pasado su vida en el campo, en un puesto de las sierras (la precordillera).



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567. El león y el hombre

El lión era el rey de los animales y se creía mejor que el hombre. Sintió que el hombre amansaba caballos y novillos pa hacerlos trabajar. Él se indagó de todo. Le habían dicho que el hombre dominaba y que naide podía con él. Y, claro, quiso conocerlo y se preparó para ir a buscarlo. Y entonce dijo:

-Me voy a ir a buscar al animal hombre, rey del mundo, y voy a ver si es más poderoso que yo.

Siguió el camino, y ya cuando había caminado mucho se encuentra con un buey. Que era sola la osamenta, el buey, que 'taba muy flaco y viejo, que ya no podía ni comer. Y entonce le dice:

-¿Qué te pasa? ¿Pórque 'tás tan viejo y tan arruinado?

-Mire, amigo lión -le dice el buey-, yo era el novillo más bravo y más gordo qui había en la pampa y caí en las manos del animal hombre y él me redució de novillo a buey. Y me hizo trabajar muchos años. Y el trabajo era tan pesado que me ha largado en este estado que me ve.

-Yo soy el único rey -le dice el lión.

-Bueno, amigo, vaya y vea -le dice el buey.

Al poco andar se encontró con un caballo viejo, todo bichoco, ya sin dentadura, que no podía andar ni comer. Y entonce le dice:

-¿Pórque te encuentras en ese estado?

-Yo era el potro más arisco que había en este lugar. A mí no se me asentaba una mosca en el lomo. El animal hombre   —34→   mi agarró, me capó, mi amansó, mi obligó a trabajar. Tan manso me hizo que servía para montar y era de tiro. Mi ató al carro, al arado, m'hizo recorrer distancias muy largas. Y tanto hi trabajau en manos del hombre, que mi ha largau incapacitado para moverme hasta pa comer.

-Yo soy el único rey -le dice el lión y sigue-. Lo voy a buscar al hombre pa ver cuál es más poderoso.

-Vaya, amigo -le dice el caballo-, y ya verá que con el hombre no se puede.

Y siguió su camino el lión. Y a poco andar encontró un burrito que lo tenían para acarriar leña. El burro viejo y flaco andaba que casi no se podía mover. Y entonce le dice el lión:

-¿Pórque te encuentras en ese estado?

-Yo era un burro gordo y guapo, que trabajaba todo el día. Como ya 'toy viejo y no sirvo pa nada, el hombre mi ha botau al campo pa que me muera. Él es el rey del mundo.

Entonce le dice el lión:

-Yo voy a buscar al hombre pa ver cuál es más poderoso. ¿Me darís razón adónde vive?

-Mire, siga esa senda, camine hasta que encuentre una chacra rodiada de pirca. Áhi lo va a encontrar al hombre.

El hombre andaba con una yunta de güeyes, arando. Cuando si asoma el lión por sobre la pirca, justamente llega el hombre áhi. Una vez habiendo llegado, el lión lo llama al hombre. Entonce le dice:

-¿Vos sos el animal hombre?

-Yo soy, ¿qué querís? -le dice el hombre.

-Te vengo a peliar a vos pa ver cuál es más poderoso de los dos -dice el lión.

Justamente el hombre si atraca, si allega ande tenía una arma de juego12, la toma y le pregunta al lión:

-¿Cómo querís que peliemos? ¿A razones o a guantones13?

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El lión le dice:

-A razones.

-Güeno -le dice el hombre-, áhi va una razón y le tira.

-¡Si así son tus razones, cómo serán tus guantones! -le dice el lión, y sale disparando como puede con la pata rota.

Rudecindo González, 56 años. Carrodilla. Godoy Cruz. Mendoza, 1951.

Hombre del pueblo. Buen narrador.



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568. El hombre, el animal más poderoso

SAN LUIS

Salió un hombre a trabajar al campo. Era hachador. Y iba con l'hacha y llevaba una escopeta.

El tigre, que es la fiera más poderosa, había oído decir que el ser más poderoso que había en el mundo era el hombre, y como él se tenía mucha fe, decía siempre:

-Desearía juntarme con ese ser del hombre y ver si me puede -y salió a buscarlo.

El tigre anduvo mucho tiempo buscandoló al hombre y llegó en aquel momento cuando el hombre estaba hachando con l'hacha, un árbol. Lo voltió y pasó a otro árbol y se trepó arriba para hacharle los gajos. Cuando llegó el tigre dio un fuerte bramido como para hacerle tener miedo al hombre. Entonce le dijo:

-¡Ah!, ¡acá te quería encontrar! Me han dicho que vos sos el hombre.

-Sí, sí, yo soy -le dice el hombre-. ¿Qué querís conmigo?

-Yo desiaba encontrarte para ver si sos el más poderoso.

Entonce vio que de dos o tres hachazos que daba el hombre caiba un gajo al suelo. El tigre no se conformó con eso. Siempre tenía la ilusión de vencerlo al hombre. Agarraba los árboles y les daba sacudones, pero no hacía cair ningún gajo.

-Con vos me quisiera juntar pa ver quén es más poderoso le dijo el tigre.

-Ya me voy a bajar -le dice el hombre-. Y me dejás respirar un ratito. Ya veremos cuál es más machito.

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Entonces le pidió que se retirara distantito para bajarse. Y el tigre se retiró. Se bajó el hombre y tomó l'escopeta. Y a todo esto el tigre se aprontaba para atacarlo, cuando el hombre le dijo:

-Preparate que allá va una putiada14 -y le soltó un tiro.

Cayó de espaldas el tigre al suelo y revolcandosé. Se enderezó y le dijo:

-Si esto son tus putiadas, ¡cómo serán tus trompadas! -y salió disparando.

El hombre, con una sola putiada, lo revolcó al tigre y le demostró que era el ser más poderoso.

Pascual Fernández, 65 años. La Florida. Las Chimbas. Ayacucho. San Luis, 1952.

Trabajador de campo. Buen narrador.



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569. El hombre, el animal más poderoso

SAN LUIS

Esto sucedió en la época en que los animales hablaban.

El tigre era en esos tiempos el animal más poderoso y, malo, pero apareció el bicho-hombre, de quien todos los animales decían que era el más malo. Enojado el tigre, quiso ver si era cierto, y empezó a buscarlo.

Iba una vez caminando y encontró un caballo muy viejo, y le dijo si era el bicho-hombre. El caballo le dijo que no, que el bicho-hombre era muy malo, más malo que él. Ante, él mordía y pateaba, pero el bicho-hombre lo había dominado y dejado como se encontraba, inútil.

Siguió el tigre y encontró a un burro que al verlo quiso disparar, pero no pudo por estar muy viejo. Le preguntó si era el bicho-hombre y el burro le contestó lo mismo que el caballo y le dijo que el bicho-hombre iba más adelante.

Se apuró el tigre para alcanzarlo y cuando llegó, lo para para preguntarle si era el bicho-hombre, tan malo. El hombre le dijo que sí, y el tigre para hacerle ver que era malo le pidió permiso para pegar tres bufidos. El hombre le dijo que sí. Al primer bufido el hombre tembló todo. Al segundo se le pasó un poco el miedo, y al tercero ya estaba tranquilo.

Entonce el hombre pidió permiso al tigre para pegar él tres bufidos. El tigre le dijo, envalentonado, que pegara los que quisiera. Entonce el hombre sacó un revólver y al primer tiro el tigre pegó un salto. Al segundo disparó asustado y corrió chorriando   —39→   sangre hasta donde estaba el burro y el caballo, a los que les decía asustado:

-¡La pucha!15, ¡qué malo es el bicho-hombre! ¡Pegó unos bufidos más malos que los míos!

Y desde ese día el bicho-hombre quedó como el rey de los animales.

José García, 60 afros. Fortuna. Gobernador Vicente Dupuy. San Luis, 1947. Trabajador de tareas ganaderas. Buen narrador.



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570. El tigre y el hombre

SAN LUIS

Que había un tigre que era el más malo de los animales. Y él decía que era el más malo. Y que Juan, el zorro, decía que el animal más malo era el hombre. Y que el tigre no creía. Y que se jue a peliarlo.

Se jue el tigre con el zorro, y por áhi encuentran un güey viejo, y que le preguntan si era cierto que el hombre era el animal más malo que había. El güey les dijo que era muy malo, que él había sido muy arisco, muy bravo, que naide lo sujetaba, y que el ser-hombre lo enlazó, lo marcó, lo señaló y lo domesticó y lo hizo trabajar hasta arruinarlo.

-Miren cómo estoy, ¡si será malo! -y el güey si hacía ver como 'taba viejo y flaco y inútil.

Y que le preguntan ánde es la casa del ser-hombre. Y él le dice que es más adelante, que 'taba cerca. Y siguieron.

Más allá que 'taba un minar viejo. Y le preguntaron si era malo el ser-hombre. Y él les dijo que era muy malo. Que él había sido arisco y bellaco16 y el ser-hombre lo bolió, lo enlazó y lo marcó y lo domó, y lo hizo trabajar. Y que áhi lo vían inservible de tanto que había trabajado. Y le preguntaron ánde era la casa del ser-hombre y le dijo qui áhi, muy cerquita y se fueron.

Cerca de la casa del hombre había un desplayadito17, y que el zorro dijo que él se iba a quedar áhi no más. Y el tigre se fue   —41→   y rayó18 en la galería ande 'taba el hombre y le dijo que venía a peliarlo. Y le dijo el hombre que él peliaba con razones. Y que le dice el tigre:

-¡Y las tengamos!

-Esperesé -que le dice el hombre-, ya voy a sacar una razón.

Entonce que sacó una escopeta de adentro y le tiró un tiro y que le dice:

-Áhi va una razón.

Y que le pegó en una oreja y l'hizo volar l'oreja. Y entonce que se disparó el tigre y llegó ande 'taba el zorro y le dijo:

-Cómo será de malo el ser-hombre que me corrió con una razón. ¡Cómo será peliando!

Y no lo quiso peliar más.

Francisco Borjas Ábrego, 13 años. La Botija. Ayacucho. San Luis, 1951.

Niño excelente narrador. Ha concurrido a la escuela primaria del lugar.



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571. El tigre y el hombre

SAN LUIS

Es que el tigre andaba buscando al hombre. Que le habían dicho que era el animal más malo y que mataba con el discurso. Y que encontró al hombre hachando un quebracho. Y que llegó el tigre y le preguntó si era él el animal hombre, y él le dijo que sí. Y le preguntó si él mataba con el discurso. Y el hombre le dijo que sí.

-Y a ver tu discurso -es que le dijo.

Y el hombre 'taba rajando un quebracho muy duro y que le dijo que ponga la mano áhi, qui áhi 'taba el discurso d'él. Y puso el tigre la mano y el hombre sacó l'hacha. Y le quedó la mano agarrada al tigre. Y que bramaba de dolor. Y que le dice el hombre:

-Éste es mi discurso.

Y agarró y le pegó con el ojo 'e l'hacha hasta que lo mató.

Elías Alcaraz, 51 años. Las Lomas Blancas. Ayacucho. San Luis, 1951.

Modesto ganadero. Buen narrador.



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572. El hombre, el tigre, el león, el macho y el toro

SAN LUIS

Eran compañeros el tigre, el lión, el macho y el toro. Y que habían oído decir que el hombre era el más malo y que ellos creiban que ellos eran los más malos, y que no los iba a poder vencer el hombre. Y una vez que dice el macho:

-Yo lo voy a ir a buscar para peliarlo.

Y se jue a buscarlo. Y si había anoticiau que 'taba trabajando en un bajo, el hombre. Y viene, va y lo encuentra haciendo una chacra. Y áhi que ya el macho lo quería llevar por delante. Y ya que tenía una parte del cerco hecha, el hombre. Y el hombre le decía:

-Andate de aquí, dejate de joder.

Y nada, el macho 'taba enfurecíu por matarlo al hombre. Y entonce que el hombre dice:

-¡Ya va ver lo que le va a pasar a este hijuna gran puta!

Se va el hombre a las casas y se trai un lazo a la chacra. Empezó a ir otra vez el macho a manotiarlo.

-Retirate, que yo te voy a joder -le decía al macho.

Que el macho seguía no más. Que no se pensaba nunca que el hombre lu iba a joder, porque era flauchín19. Entonce que el hombre agarró el lazo y lu enlazó al macho. Y lo embozala y lu enguatana20, lo ensilla y lo muenta. Y lu empezó a tironiarlo y   —44→   dale palo, y lo empezó a quebrantarlo. En el día lo empezó a hacer tirar ramas y en la noche lo tenía a soga. Y el macho siempre estaba lobo21 no más, no se daba. Y un día agarró y lo capó. Y áhi lo jodió del todo. Y áhi lo tuvo d'esa manera hasta que cercó la chacra del todo.

Los compañeros tenían un bordo22 ande se juntaban, y el macho 'taba perdido. Y un día lo largó al campo el hombre y allá se jue el macho, y va y se junta con los demás compañeros en el bordo, qui áhi era ande se juntaban todos. Y áhi jue la almiración de verlo tan arruinau. Y le dicen:

-¿Sos el macho o es tu alma?

Y ya le dijo que lu había jodíu el hombre, y les contó todo. Cuando le preguntaban cómo es el hombre, él decía:

-Pero, si es chiquito -que no hallaba cómo decir si es delgadito, lauchín-, pero hay que joderse, no se puede con él.

Y el lión entonce dice que se va a peliarlo al hombre, que va a vengar los compañeros. Que lo va a peliar no más ese día. Y va y lu encuentra al hombre rajando un palo para hacer una batea. Y entonce le dice que lo viene a peliar, el lión. Y el hombre le dice:

-Güeno, ayudame a partir este palo y después peliamos.

Y el lión le pregunta cómo lo puede ayudar. Y el hombre le dice que agarre una parte, que lo tenía abierto al palo con l'hacha y áhi se quedó agarrau de las dos manos el lión. Y agarró el hombre y le metió con el ojo 'e l'hacha en la cabeza y lo mató.

Güeno... De ver que el lión no vuelve, ya sospecharon que lu había muerto el hombre. Y entonce dice el toro que lo va a ir a peliar. Y ya jue el toro y lu empezó a joder al hombre. Y no entendía de dejar de joder. Y entonce jue el hombre a las casas y trajo una azuela y se puso a hacer un palo a la manera de yugo, una mariquita23 pa amansar güeyes. Y áhi lu enlazó al güey y lo capó. Y lo uñó bien uñido a la mariquita. Luego lo llevó a arar   —45→   a la chacra y lo hizo arar de sol a sol. Y ya lo jodió del todo, y el toro malo quedó hecho el animal más manso.

Y un día lo larga el hombre al güey y éste se va al bordo ande se juntaban los compañeros. Y ya les contó todo cómo había síu. Y áhi que dice el tigre que se va a peliarlo al hombre.

-¿Ve?, mañana mismo voy a ir a peliarlo al hombre -que dice el tigre.

-No vas -que le dicen-. Te va a joder lo mismo.

Y ya se jue no más el tigre a buscarlo al hombre. Y llega el tigre y le dice al hombre que lo quería peliar. Y el hombre le dice que 'taba muy ocupado, que no quería peliar. Y el tigre le dice que le había arruináu los compañeros, pero que con él no iba a joder. Entonce el hombre le dice:

-Güeno, pero yo pelio con razones.

-Y güeno -dice el tigre-, de cualquier forma yo voy a vengar a mis compañeros. Hoy mismo vengo a peliar.

Entonce el hombre le dijo que iba a trair sus razones, que las iba a buscar a las casas. Y va a las casas y trai una escopeta cargada. Y que le dice:

-Atajate, qui áhi va una razón.

Y que reventó un tiro y lu agarró al tigre en toda la cara, y le sacó una oreja limpita y le reventó un ojo. Y áhi el tigre disparó y va ande 'taban los compañeros y les dice:

-Yo no vuelvo ande 'tá el hombre.

-¿Y qué te pasa?

-Tuve una razón con el hombre y miren cómo mi ha dejau. Si tengo dos me mata.

Güeno... Dicen ellos que no se puede con el hombre, que es el más malo. Y áhi va el hombre a buscarlos. Ya redepente24 lo ven que viene con el lazo y l'escopeta. Entonce lu agarró al macho y lu agarró al güey y el tigre se mandó a cambiar. Áhi no más. Y áhi se separaron los compañeros y dominó el hombre.

Venancio Heredia, 22 años. San Francisco del Monte de Oro. Ayacucho. San Luis, 1951.



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573. El hombre y el tigre

CÓRDOBA

Había un tigre anciano que tenía tres cachorros. Y éste los aconsejaba a los hijos diciendolés que nunca persiguieran al hombre por más que ellos eran considerados como el rey de los animales. Bueno... Pero los cachorros cuando se hicieron grandes, dijeron que lo que el padre les había dicho -ya el padre se había muerto- era una tontera porque ellos eran invencibles, y que iban a salir a perseguir al hombre. Y salió uno de los cachorros.

El tigre caminó mucho hasta que se encontró con un caballo viejo y le preguntó si él era el hombre, que venía a buscarlo para vencerlo. El caballo le contestó que él no era el hombre por cuanto el hombre lo había de vencer con su discurso. Porque con él y con otros, así había ocurrido. El caballo le dijo que él había sido un potro muy bravo, pero que el hombre lo bolió, lo enlazó, lo marcó, lo capó, lo amansó y lu hizo trabajar como quiso, en varias clases de trabajos. Y que áhi lo veía en el estado en que estaba, viejo y arruinado.

El tigre, orgulloso de su poder, dijo que lo mismo lo iba a vencer al hombre. Y siguió.

Cuando había caminado un buen trecho, el tigre encontró un buey viejo y flaco y le preguntó si él era el hombre, que lu andaba buscando para vencerlo. El buey le contestó que él no era el hombre, pero que no lo buscara porque no lo iba a poder vencer. Que él había sido un toro salvaje de las pampas, que vencía hasta el tigre -el único animal que vence al tigre es el toro-, pero   —47→   que lo mismo el hombre lo enlazó, lo marcó, lo capó, lo amansó y lo hizo trabajar hasta verse inutilizado como estaba. El tigre dijo que él lo iba a vencer y siguió viaje.

Por fin, en tanto andar, el tigre encontró al hombre, en el medio del monte. El hombre estaba partiendo una gran viga y le ponía una cuña. El tigre le preguntó si él era el hombre. El hombre le contestó que sí. Entonce el tigre le dijo que lo andaba buscando para peliarlo y vencerlo. Y el hombre le dijo que 'taba bien. Y le dijo el hombre que él había oído decir que el tigre tenía muchas fuerzas en las garras y que si así era, antes de empezar la pelea, que le ayudara a rajar esas vigas. Y el tigre le dijo que sí, y orgulloso de sus fuerzas puso las dos manos en la rajadura de la viga. Rápido, el hombre hizo saltar la cuña con el hacha, y quedó el tigre apretado de las dos manos. Quedó inútil para la pelea porque con las patas no podía hacer nada.

Entonce el hombre se aprovechó y lo maltrató como quiso. Le cortó la cola, le sacó los ojos, le arrancó las uñas, y lo dejó al imposible, como para que no pudiera peliar. Y volvió a acuñar la viga para que saliera, pero ya inútil, herido y muerto de dolor. Cuando se vio libre huyó y el hombre siguió tranquilamente trabajando.

Volvió, como pudo, el tigre, al lugar donde se encontraban sus hermanos y en esas condiciones. Les aconsejó que no peliaran al hombre porque con un discurso lo había dejado casi muerto y inútil y que con otro lo iba a matar. Pero uno de ellos no le hizo caso y dijo que él lo iba a vencer. Y áhi no más salió a buscarlo.

Este tigre hizo el mismo camino que el hermano. Encontró al caballo y al buey y le aconsejaron lo mismo, pero él siguió. El tigre llegó ande 'taba el hombre. Le preguntó si él era el hombre, y él le dijo que sí. Le dijo que venía a peliarlo. El hombre le dijo que 'taba bien, pero que para eso tenía que ir a su casa, porque en su casa también él era rey, y ahí podía insultarlo también. Y el tigre le acetó. Y una vez en la casa sacó el hombre una escopeta, y le dijo que ya estaba dispuesto a que se insultaran, y le disparó un tiro en los ojos y lo dejó ciego al tigre. Y el tigre, ya inútil para peliar, se disparó.

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El tigre volvió adonde 'taban sus hermanos y contó todo lo ocurrido. Y les dijo lo mismo que el otro, que no lo podrían vencer nunca al hombre, porque si con un insulto lo había dejado tan mal, cómo sería si hubieran entrado a peliar.

Lorenzo Arturo Ferreyra, 60 años. Villa General Mitre. Totoral. Córdoba, 1952.

Nativo del lugar. Culto. Muy buen narrador.



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574. Las manchas del tigre

CHACO

Una vez, el tigre lo vino a buscar al hombre para pelear. Entonce el tigre era bayo, no tenía las manchas que tiene ahora en el cuero.

Encontró un caballo muy maltratado y le preguntó por qué 'taba así. El caballo le dijo:

-Así me ha puesto el hombre, que es muy malo.

-Más malo soy yo. Ya lo voy a pelear -dijo el tigre.

Y jue y lo encontró en el monte, al hombre, que estaba hacheando. Estaba hacheando una palmera y había hecho una gran rajadura, y había puesto una cuña. Y llegó el tigre y le dijo que quería pelear. Entonce le dijo el hombre que le ayude a partir esa palmera, él que tiene tanta juerza. Entonce el tigre metió las dos manos en la rajadura. El hombre sacó la cuña y el tigre quedó agarrado bien seguro.

Cuando el hombre lo vio al tigre así, sacó el lazo que tenía a mano y le empezó a pegar con el lado de la argolla. Le pegó tanto, que quedó con esas manchas que tiene. Por eso, de bayo que era se hizo overo.

Paulino Gutiérrez, 40 años. Villa Alta. Resistencia. San Fernando. Chaco, 1952.

El narrador oyó este cuento muchas veces entre campesinos de la región.



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575. El tigre y el hombre

El hombre, el animal más poderoso


CORRIENTES

El tigre era de pelo blanco o tordillo. Y cuando estaba por morir el primitivo padre de los otros tigres, los llamó a todos los padres, y le dijo:

-Lo único que les recomiendo, mis hijos, es que nunca lo vayen a perseguir al bicho cristiano. Porque el bicho cristiano lo va a ultimar en cualquier forma. Traten de disparar cuando vean al bicho cristiano.

Después quedó25. Uno de lo más chico, ya eran grande, le dijo a los hermanos:

-Yo voy a salir en persecución del bicho cristiano.

Entonce le dijo los hermanos:

-Mirá, no te vaye, porque tené en cuenta lo que nos ha recomendado nuestro padre.

Entonce, él, prevalecido de sus dientes y sus uñas no quiso saber nada de lo dicho de sus hermanos. Salió en campaña en busca del bicho cristiano.

Bueno... Con el primero que se encontró jue con un caballo. Lo saludó y le dijo:

-¿Vo no so el bicho cristiano?

  —51→  

Entonce el caballo le dijo:

-No. Yo juí cojudo, y el bicho cristiano me castró, me ensilló, me castigó, me hincó con espuelas, y ya me ves, cómo estoy ahora.

¡Zaz! Entonce se despidió del caballo y siguió viaje. Despué se volvió a encontrar con un güey. Y le preguntó si no era él el bicho cristiano. El güey le contestó que él era toro y que el bicho cristiano lo castró, lo ató por carreta, lo hincó mucho con clavo, con la picana, lo castigó mucho, y le dijo:

-Ahí me tené hecho un güey.

Entonce el tigre le dijo:

-¡Cómo! ¿Con esa feroz guampa26 que tené no te defendé del bicho cristiano? ¡Sos un inútil!

Volvió a despedirse y siguió viaje.

Llegó lejo, en un monte. Sentía unos golpes. Llegó en el monte y se introdució dentro del monte. Y allí se encontró con un hombre. Y lo saludó. Y le dijo si él no era el bicho cristiano. Entonce le contestó que sí, que él era el bicho cristiano. Entonce le dijo el tigre que él venía a pelear con él, que quería pelear con él. Entonce el hombre le dijo que sí, que cómo no. Y el hombre estaba quebrando sus maderas. Y le dijo el hombre:

-Voy a terminar de quebrar este palo y vamo a pelear.

Y entonce le dijo que le ayude, y que para terminar má pronto.

-Vos me ayudá.

Cuyo hombre tenía una madera medio partida, con una cuña, para que sea má fácil partirla.

Entonce él le hizo poner la do mano, al tigre, en la hendija, que tenía la madera. El hombre tomó el hacha para seguir hacheando y en vez de pegarle a la madera con el hacha, le pegó a la cuña que tenía para abrir la madera y quedó el tigre apretado de la do mano. Quedó completamente preso, porque le mordió la madera de las manos. Entonce el hombre se jue. Sacó su machete y cortó una cantidá de pedazo de icipó27, y vino, y   —52→   con eso lo castigó mucho al tigre. Rompió todo por él la cantidá de pedazo de icipó que trajo. Y el tigre, que era tordillo, quedó overo del castigo. Lo castigó hasta quedarse overo. Y entonce le dijo:

-¿Estás contento? Ya te has peleado conmigo.

Depué, el hombre volvió a encuñar la madera y lo puso en libertá, pero con las manos lastimadas, que fue caminando el bicho con la pata. Entonce se jue. Nunca quiso perseguir al bicho cristiano.

Cuando volvió le dijo lo hermano que eso le pasa por no atendé lo consejo del padre. Y lo hijo del tigre quedaron overo. Y por eso el tigre ahora é overo.

Ramón López, 54 años. Ituzaingó. Corrientes, 1959.

El narrador es conocido de todas por su nombre familiar, Moncho López. Criollo compenetrado con la vida campesina de su región, conoce gran número de cuentos y leyendas populares. Es bilingüe guaraní-español.



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576. El hachero y el tigre

CORRIENTES

Un hachero se encontraba cortando madera solo, cuando de repente mira, se encuentra con un tigre mirandoló, rabeando su cola en señal de que ya tenía su presa. Le dice el tigre al hombre:

-¿Qué estás haciendo?

-Qué querés que haga -le dice.

Dando un fuerte hachazo al tronco hace una raja y deja la hacha puesta. Se acerca el tigre y mostrando su fuerza dice:

-Mirá, de un manotón te lo hago yo.

Mete las manos, el tigre, en la raja, cuando al momento el hachero saca el hacha y queda el tigre agarrado de completo. El hachero le da con su hacha por la cabeza al tigre y lo mata librandosé de una muerte segura.

Se aprende con esto que no hay que ser vivo, sino listo.

Gregorio López, 35 años. Arroyo Marote. Curuzú Cuatiá. Corrientes, 1948.

Hombre de campo. Buen narrador.



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577. El hombre y el león

El animal más poderoso


RÍO NEGRO

El lión se consideraba el más poderoso como rey de la selva.

Había una liona que tenía un lioncito, en las cordilleras28, adentro, donde viven los liones, en esas partes, donde hay selva. Bueno, y cuando ya 'taba grandecito el lioncito, le dice a la liona:

-Mamá -dice-, yo soy el rey de la selva. Nosotro somo el rey de la selva. Yo pego un bugido29, como sea, acá todos disparan. Las liebres disparan. Los pájaros, vuelan. Acá no queda nadie, todos se asustan -dice-. Yo quiero salir a recorrer el mundo.

-¿Y pa dónde querés ir?

-Quiero ir por ese arroyo abajo, allá, a ver qué lo que hay.

-Bueno, una sola cosa te pido -dice-. Tené cuidau con el animal hombre, de no encontrarte.

-¿Qué animal hombre? -dice-. ¡Si a mí no me asusta nadie! Si somos el rey de la selva. Aquí no hay quien me gane.

Bueno... Le dice:

-Pero tené cuidado siempre, por las dudas.

  —55→  

Bueno, un día salió el lioncito, ya medio grandecito. Salió de la Cordillera. Cordillera abajo, y encontró una yegua parida. Dice:

-Ajá, éste debe ser el animal hombre. Vamos a ver.

-Y se le arrimó medio cerca a la yegua, claro, tiende a disparar y el potrillo miraba y patiaba, y qué sé yo. Y el lión se arrima no más y pegó un salto. Qué, se le prendió del cogote al potrillo. Qué, no hubo escapatoria, se lo voltió no más, y listo. ¡Aha!, contento se iba a decirle a la madre. Y volvió pa la guarida.

-¡Ah!, yo qué le decía; si el animal hombre era tan malo, allá vaya a verlo cómo lo dejé. ¡Si esos son los malos!

Y contó como había muerto al potrillo.

Y le dijo el padre, que se dio cuenta:

-¡Ah!, pero ése no es el animal hombre. Tené cuidau, ese no es el animal hombre.

-¿Que no? Entonce lo voy a buscar.

Entonce, encaprichado, dice:

-Mañana voy a volver a salir otra vez a buscar al animal hombre. Tengo ganas de enfrentarme con el animal hombre.

Al otro día salió otra vez por el arroyo abajo. Por allá encontró un guey. El buey ya grande.

-Éste debe ser el animal hombre.

Se arrimó, se arrimó, y cuando quiso acordar pegó un salto. ¡Adiós buey! Contento, victorioso, volvió otra vez allá, a buscar su alojamiento. Y donde andaba el lión, siempre disparaban todos los bichos que andaban por áhi. Bueno...

Llegó a la casa de la madre y le contó. Y la madre le dice:

-No, no es el animal hombre ése.

-¿Que no? mañana salgo a buscarlo. Tengo que encontrarlo.

A la mañana, salió como de costumbre. Siguió arroyo abajo, muy contento, asustando a todo bicho que encontraba. Y encontró más abajo que toriaban30 uno perros. Claro, los perros lo vieron, y empezaban a los toridos. Pero, él iba dispuesto. Medio raro lo hallaba a todo eso. Se arrimó. Y los perros veían.   —56→   Y no eran perros lioneros y disparaban. Siempre disparando para el lado de la casa de ellos. Y dele torido, enojados. Y él iba muy tranquilo. Él iba muy tranquilo dispuesto a todo. En eso sale el dueño de la casa a mirar qué lo que pasaba. Y el lión muy tranquilo dispuesto como de costumbre a la pelea.

-¡Un lión! -dice el granjero-, ¡ajá!

Marchó pa dentro y se trajo la escopeta. Bueno, y el lión iba a peliarlo, dispuesto como siempre. Y sale este hombre.

-¡Ajá, macanudo! -dice.

Preparó la escopeta, ¡paf! ¡A la pucha!, una pata le rompió. Y salió ese lión que se las pelaba pa la casa d'él, ¿no? Y llegó a lo de la liona, y la liona le decía:

-Ése es el animal hombre.

-Cómo será -dice- entonce si con un grito que pegó me quebró una pata. ¡Cómo será si pega otro grito!

Carmelo Crespo, 68 años. Villa Llanquín. Pilcaniyeu. Río Negro, 1971.

El narrador ha nacido en la región en donde toda su vida se ha ocupado como ganadero.



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ArribaAbajoNota

Nuestro cuento El hombre el ser más poderoso, en el que el león (o el tigre) es vencido por el hombre, tiene gran extensión en el país. Los motivos fundamentales de nuestras versiones y variantes son, entre otros:

Difusión geográfica del cuento

Difusión geográfica del cuento

A. El león (o el tigre) declara ser el más fuerte de todos los animales de la Creación. Otro animal le advierte que el más poderoso es el hombre y él sale para vencerlo.

B. El padre león aconseja a su hijo que nunca se enfrente con el hombre porque jamás podrá vencerlo. El hijo adulto sale a buscar al hombre.

C. El león se encuentra con el caballo y con el buey, quienes le ponderan el poder del hombre, que a ellos los ha dominado y esclavizado.

D. El león se encuentra con el hombre, lo desafía y el hombre   —58→   lo mata o lo hiere con sus armas de fuego o le hace meter las manos en la rajadura de un tronco; allí también lo mata o lo castiga duramente. Se confirma así el poder invencible del hombre.

Los cuentos que tratan el triunfo del hombre sobre los animales más temibles son numerosos. El nuestro, por sus motivos esenciales pertenece a uno muy extendido en el folklore universal y según Espinosa (III, p. 411) es «el más antiguo de la tradición literaria y tal vez el arquetipo primitivo de todos los tipos». Para Aarne-Thompson es el tipo 157.





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