1
Como afirma
Francisco Monterde: «El momento en que
cuajó el poema -proximidad de dos centenarios: el de la
caída de Tenochtitlán, con la prisión de
Cuauhtémoc (1521) y el de la consumación de la
Independencia (1821); año de 1921: revisión y
revelación; mexicanidad en crisis- aclara sus
características. El nacionalismo, avivado, llevaba a la
exploración de temas locales, para echar los cimientos
artísticos de lo propio -no por simple reacción
regionalista, como acontece en el post-romanticismo hispano. Entre
ajenos fracasos, con su fina sensibilidad, López Velarde
eleva los giros familiares a la categoría de expresiones
poéticas: ennoblece lo típico, que sólo
había sido materia de versos cotidianos, en "Fidel" y
quienes cantaron lo popular con tono apenas diferenciado, sin
relieve que permitiera distinguir los romances costumbristas de
unos y otros»
. Cultura Mexicana. Aspectos
literarios, México, Editora Intercontinental, 1946,
p. 298.
2
«La milagrería sonora empleada para cantar
"esta patria" nos está situando en el lugar de la vida, al
que solamente, en América, ha podido llegar César
Vallejo con su canto. La patria amiga, la patria compañera,
la patria familiar a la que, sin licencias poéticas, podemos
tratar de tú. Una patria para la que los términos de
padre, de madre, son ya términos engolados y tiesos. Una
patria a la que se le puede decir confianzudamente:
"Mamá"»
. Benjamín Carreón, «La
patria en tono menor», en Calendario de Ramón
López Velarde, mayo de 1971, p. 310.
3
Fausto Ramírez, «Notas para una nueva lectura de la obra de Saturnino Herrán», México, SEP, 1987, p. 25.
4
«En cada esquina te encontrabas, querido lector,
con dos o tres puestos... y difícilmente podías
hacerte el desentendido al llamamiento de una guapa chiera
que con su voz melosa te decía: chía,
horchata, limón, piña, tamarindo, ¿qué
toma usted, mi alma? Pase usted a refrescar. Esa
chiera no vestía como las de hoy, enaguas y blusa
de percal, sino su vistoso zagalejo y su camisa escotada llena de
randas, ni usaba peinado a la moda, sino entretejidos sus largos y
negros cabellos con listones y recogidos sobre la frente o bien,
sueltas a la espalda sus hermosas trenzas»
. Antonio
García Cubas, El libro de mis recuerdos,
México, Imprenta de Arturo García Cubas, 1904, p.
326.