Griffith, De Mille, Ince o Mack Sennett procedían todos del teatro. Pero esta fórmula no funcionó siempre. Ex-vendedoras o ex-mecanógrafas lograban más éxito entre el público que los divas del teatro. Y autores dramáticos metidos a directores, como Benavente y Adrián Gual, fracasaron.

ROMAGUERA, J. y ALSINA, H. Textos y Manifiestos del cine. Barcelona, Fontamara, 1985, p. 98.

Dice Fernando Méndez Leite: «El 16 de Noviembre de 1905 se estrena en el Teatro Eslava de Madrid la humorada lírica en un acto y cuatro cuadros titulada El amigo del alma de Francisco Torres y Carlos Cruselles,... En el cuadro tercero se interrumpe la función para intercalar una breve cinta confeccionada al efecto en la que la actriz de carácter Rafaela Castellanos tiene una escena de amor con el cómico Soler. La innovación alcanzó un sorprendente éxito. Era la primera vez que el cine español colaboraba en una obra de teatro». MÉNDEZ LEITE, F. Historia del cine español. Madrid. Rialp, 1965, pp. 63-64.

MARTÍNEZ, J. Los primeros veinticinco años de cine en Madrid 1896-1920. Madrid, F. Española, 1992.

DOUGHERTY, D. y VILCHES, M.ª F. La escena madrileña entre 1918 y 1926. Madrid, Fundamentos, 1990, pp. 54-55.

HAUSER, A. Sociología del arte. 4. Sociología del público, Barcelona, Guadarrama, 1977, p. 752.

Por supuesto, se trata de actividades ritualizadas diferentes: «Lo que el espectador de cine que viene del teatro echa de menos en la cinta es la falta de diálogo viviente entre escenario y sala, que posibilita al espectador de teatro, con su atenta escucha y exigencia, conseguir del actor un rendimiento máximo o, por el contrario, hacer descender el tono del conjunto teatral por una actitud de languidez o de distracción desatenta. El cine es -y ésta es una de sus definiciones esenciales- un teatro con un proscenio muerto». STEPUN, Fedor. El teatro y el cine. Madrid, Taurus, 1960, p. 159.

FREUD, S. Psicología de las masas. Madrid. Alianza, 1984, p. 52.

ZOLA, E. El naturalismo. Barcelona, Nexos, 1988, p. 140.