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El árbol de la amistad; La estrella

Teatro de Navidad

Juan Cervera



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El árbol de la amistad

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PERSONAJES
 

 
FREDI,   chico de 14 años.
JAVI,   chico de 8 años.
ANA,   niña de 5 años.
ÁRBOL,   su voz se parece a la del Abuelo.
ABUELO,   su voz se parece a la del Árbol.





Acto I

 

Escenario único

 
 

Sala de estar. De la mitad para atrás y un poco hacia el ala izquierda, un árbol de Navidad a medio adornar. Al pie del árbol, algo elevado, sobre un cajón que sirve de tarima, un sencillo Nacimiento: una cuna con el Niño y las figuras de San José y la Virgen. De un transistor visible sale una música machacona bastante fuerte. JAVI está colgando bolitas y adornos en el árbol. ANA le pasa los adornos con una mano, mientras con la otra sostiene tres globos hinchados.

 

FREDI.-   (Desde fuera. Sólo voz.) ¡Baja el volumen, Javi! ¡Que no puedo estudiar!

JAVI.-  ¡Está bien, pesado!  (A ANA.)  Anda, Anusca, quita la radio, que Fredi está estudiando.

ANA.-  ¡No quiero, no quiero y no quiero! Fredi es un pesado y un mandón.

Javi está colgando bolitas y adornos en el árbol

JAVI.-  Anda, sé buena.  (Ante la tardanza.)  ¿La quitas o no la quitas?

ANA.-   (Suelta un berrido y hace un mohín.)  ¡No!

FREDI.-   (Desde fuera. Sólo voz.)  ¡Esa radio!

 

(JAVI se acerca a la radio y la cierra).

 

JAVI.-    (A ANA que está a punto de llorar.)  No llores, que te pones muy fea.

ANA.-  No lloro.  (Pincha un globo y lo hace explotar.)  Pero no te voy a ayudar más.

JAVI.-  Anda ya. Déjame.  (Le entrega un tebeo.)  Míralo, es el último tebeo que compró papá para ti.

 

(ANA lo deja todo. Va hacia el rincón opuesto, se sienta y se pone a mirar las hojas con detenimiento. JAVI sigue trabajando).

 

ANA.-    (Al cabo de un rato.)  Oye, Javi, ¿los árboles hablan?

JAVI.-  ¡Qué tonta eres! ¿Cómo van a hablar los árboles, si no tienen lengua?

ANA.-  La radio tampoco tiene lengua.

JAVI.-  Bueno, pero la tiene Luis del Olmo.

ANA.-  ¡Tonto!  (Finge llorar.)  Se lo diré a mamá cuando venga. Te estás burlando de mí. Y eres un tonto, un tonto y meticón.

JAVI.-    (Con gesto de paciencia.)  Bueno, los árboles pueden hablar... en los cuentos, porque en los cuentos... en los cuentos...

ANA.-    (Cortando.)  ¿Entonces este árbol habla?

JAVI.-   (Rascándose la cabeza.)  ¡Yo qué sé! Si pudiera hablar, ahora se quejaría porque le estoy haciendo daño.  (Le está apretando un alambre con los alicates a una rama para sujetar una estrella.)  ¿Ves? Y no se queja.

 

(La luz da un bajón. De pronto se oye un grito que procede del árbol).

 

ÁRBOL.-   (Sólo voz.)  ¡Ay!

JAVI.-    (Sorprendido. Casi susurrando.)  ¿Ha sido Fredi?

ANA.-  No. Ha sido el árbol.

JAVI.-  Fredi, ¿has sido tú?

FREDI.-    (Desde fuera. Sólo voz.)  ¡Dejadme en paz!

ÁRBOL.-   (Con voz grave.)  He sido yo. ¿No ves, Javi, que me haces daño, que me hieres?

JAVI.-   (Turbado.)  Perdona, Árbol. Yo no quería...

ÁRBOL.-    (Remedando.)  Yo no quería, yo no quería... Vosotros sólo pensáis en vosotros y no os dais cuenta de que un árbol también tiene sentimientos: oye, ve, sufre, llora y también se ríe. Y sobre todo oímos muchas cosas, por eso sabemos tantas historias.

ANA.-  ¿Sabes cuentos, Árbol?

JAVI.-  ¡Ay, Anusca, que lo lías todo!

ÁRBOL.-  Claro que sé cuentos. ¿Quieres que te cuente uno, Ana?

ANA.-  ¡Yupi! ¡Qué bien!  (Se sienta en el suelo en disposición de escuchar.)  ¡Cuenta, cuenta, Árbol, que te escucho!

ÁRBOL.-   (A JAVI que está algo distante.)  Javi, anda, acércate, toma una bolita de éstas que me has colgado y lee lo que dice.

JAVI.-   (Temeroso y sorprendido.)  ¿Que lea lo que dice?  (La toma. Y como si fuera un niño de San Ildefonso canta en voz alta.)  ¡El cuento del cojo!

ÁRBOL.-

¡Allá va!  (Declamando con voz engolada.) 

Un cojo se cayó a un pozo
y otro cojo lo sacaba,
y el otro cojo decía:
-¡Arriba, Pata Galana!

ANA.-   (Esbozando una sonrisa.)  ¡Ji, ji, ji!

JAVI.-   (Repitiendo.)  ¡Ji, ji, ji!

ÁRBOL.-  ¡Qué jijí ni qué jijá!  (Riendo.)  ¡Ja, ja, ja!  (Irónicamente.)  Hala, contádmelo vosotros a mí.

 

(Los dos niños se miran entre asustados y sorprendidos. De pronto, como si se hubieran puesto de acuerdo, empiezan a recitar y a mimar la acción).

 
JAVI

 (Anda cojeando.) 

Un cojo se cayó a un pozo,

 (Como eco) 

un cojo se cayó a un pozo...

 (Alargando.) 


ÁRBOL.-  ¡Bom!  (JAVI se cae al suelo.)  ¡Borombombom!

ANA

  (Como si tirara de una cuerda.) 

Y otro cojo lo sacaba,

 (Como eco.) 

y otro cojo lo sacaba...

 (Alargando.) 


ÁRBOL.-   (Imitando el deslizamiento.)  ¡Sssssss! ¡Ssssssss!

JAVI

 (Incorporándose torpemente.) 

Y el otro cojo decía:
-¡Arriba, Pata Galana!

 (Fuerte) 

-¡Arriba, Pata Galana!

 (Se queda en pie.) 


ÁRBOL.-   (Grandes carcajadas.)  ¡Ja, ja, ja, ja!

 

(JAVI y ANA se miran mutuamente y entre grandes risas repiten chillando).

 

LOS DOS.-  ¡Pata Galana! ¡Pata Galana! ¡Pata Galana!

FREDI.-   (Abriendo la puerta enfadado, los otros se quedan callados.)  ¡Gamberro, más que gamberros! ¿Se puede saber qué pasa aquí?

ANA.-    (Va a hablar)  Es el...  (Mirando al ÁRBOL.) 

JAVI.-   (Cortando.)  Es el susto... ¿sabes? Jugábamos, sólo jugábamos...

FREDI.-   (Retirándose.)  Jugad, pero no gritéis tanto, si no...  (Se va.) 

ÁRBOL.-    (Hablando sigilosamente.)  Eso, eso, sin gritar, que vuestro hermano está estudiando.  (A JAVI.)  Otra bolita, Javi.

JAVI.-   (Toma otra bola. Mismo juego, pero con voz suave.)  ¡El cuento de Teresa!

ÁRBOL.-

 (Carraspeando.)  ¡Ejem, ejem!

Teresa, la marquesa,
tipití, tipitesa,...

  (A ellos.)  Venga, los dos conmigo.


 

(Se colocan uno a cada lado del ÁRBOL al que cogen por una rama como si fuera un brazo. Quedan los tres en fila y mirando al público. Recitan los tres a coro imitando una danza, pero con voz sigilosa).

 
LOS TRES
Teresa, la marquesa,
tipití, tipitesa,
tenía una corona,
tipití, tipitona,
con cuatro monaguillos,
tipití, tipitillos,
y un cura sacristán,
tipi, tipi, tipitán.

ÁRBOL.-    (Imitando a la campana. Suave y largo.)  ¡Tan! ¡Tan!

ANA.-    (Mismo juego.)  ¡Tan! ¡Tan!

JAVI. -    (Mismo juego.)  ¡Tan! ¡Tan!

 

(Los niños saludan al público como al final de las funciones y se separan).

 

ÁRBOL.-  ¿Por qué os marcháis? ¿No os gusta? Pues otra bolita, Javi.

JAVI.-   (Como anteriormente.)  ¡El cuento del marinerito!

ÁRBOL.-    (Como si no se acordara.)  ¿El marinerito? ¿Qué marinerito? ¡Ah, ya! ¡El marinerito! Ana, empieza, que ahora te toca a ti.

ANA.-

¿A mí? ¿A mí?  (Se coloca en el centro. Suspira y empieza a declamar. Mientras tanto JAVI va mimando la acción.) 

Un marinerito
me tiró un papel,
a ver si quería
casarme con él.
Tanto molestaba
con aquel papel
hasta que mamita
lo llegó a saber:

JAVI

 (En madre.) 

-Dime, chiquitina,
dime de verdad
si con ese hombre
te piensas casar.

ANA
¡Ay! No, no, mamita.
¡Ay! No, por favor,
que con ese hombre
no me caso yo.

JAVI

 (En hombre.) 

-¿Por qué no te casas
conmigo, mimosa?

ANA

 (Despectiva.) 

Porque eres un bicho,
vamos a otra cosa.

JAVI
¿Bicho, yo?

ANA
¡Bicho, más que bicho,
cabeza de mico,
que no tienes patas
y te sobra pico.

JAVI.-   (Sacándole la lengua.)  ¡Aaaaaaaah!

ANA.-   ¡Mamá, Javi me ha sacado la lengua!

JAVI.-  Llama, llama, que hasta que venga... ¡Ah, pero luego no te chives!

FREDI.-   (Desde fuera. Sólo voz.)  ¿Otra vez? ¡con lo bien que os estabais portando...!

ÁRBOL.-    (Con voz de pillo.)  Eso, eso. Os portabais la mar de bien y nos los pasábamos mejor. ¿Otra bolita, Javi?

LOS DOS

 (Declamando a coro, recalcando y separando un poco las sílabas.) 

Mar-ce-li-no fue por vi-no;
que-bró el ja-rro en el ca-mi-no.
¡Po-bre ja-rro! ¡Po-bre vi-no!
 

(Al empezar el siguiente verso JAVI amaga una zurra para ANA).

 
¡Po-bre...

ANA.-   (Corta.)  ¡Alto, yo no juego más!

JAVI.-  ¡Es el juego, Anusca! ¡No pasa nada!

LOS DOS

 (Continuando.) 

¡Po-bre cu-lo de Mar-ce-li-no!

 

(JAVI le da una zurra a ANA).

 

ANA.-   (Irónica.)  ¡Qué divertido! Vamos a repetirlo.

LOS DOS

  (Repiten, pero algo más ligero.) 

Marcelino fue por vino,
quebró el jarro en el camino.
¡Pobre jarro! ¡Pobre vino!
¡Pobre culo de Marcelino!
 

(Cuando empieza el último verso. ANA empieza a darle una somanta de zurras a JAVI. JAVI se deja).

 
¡Pobre culo de Marcelino!

 (Lo repiten tres veces.) 


JAVI.-   (Cortando.)  ¡Eh, eh! Basta ya, que yo no soy Marcelino.

ANA.-  Ni yo Marcelina, guapo.  (Y le saca la lengua.)  ¡Aaaaaah!

JAVI
Lo que hacen las personas
lo repiten las monas.

¡Vaya con la nena!  (Al ÁRBOL.)  ¿Otra bolita, Arbolito?  (La toma y canta.)  ¡El cuento de José!  (Rascándose la cabeza.)  Bueno, ¿se dice Jose o José?


ÁRBOL.-  ¡Qué más da!  (Carraspeando.)  Pero este cuento es más difícil. Es cantado y...

JAVI.-  Pues lo cantamos y...

ÁRBOL.-  Eso, lo cantamos y...

ANA.-   (Intrigada.)  Lo cantamos, pero eso de y... ¿qué es?

ÁRBOL. -  Tranquila, Anusca, tranquila, que y no es de pegar, ni de comer con los ojos cerrados. Y... es y.

JAVI.-  A la una, a las dos y... a las tres.

LOS TRES

 (Cantan y bailan.) 

José se llamaba el padre,
Josefa, la mujer,
y un hijo que tuvieron
también se llama José...
José se llamaba el padre,
Josefa, la mujer,
y un hijo que tuvieron
también se llama...
José...

 

(Lo repiten así tres veces, y al empezar la cuarta aparece FREDI y se suma al canto y al baile sin darse cuenta de la participación del ÁRBOL que también canta. Lo cantan así un par de veces más).

 

FREDI.-   (Se sienta con ellos sin descubrir nada.)  Es divertido, ¿verdad? ¿Pero quién os ha enseñado estos juegos?

ANA.-   (Recelosa.)  El Árbol.

FREDI.-  ¡Ah, no me lo contéis! Ha sido Sor Adelina, ¿verdad, Ana? Sor Adelina, esa monja que os enseña a cantar y jugar y que os cuenta cuentos.

JAVI.-  No. Ha sido el Árbol.

FREDI.-  ¡Qué graciosos! Creéis que me chupo el dedo, ¿no?

JAVI y ANA.-    (Juntos.)  No. Ha sido el Árbol.

FREDI.-  ¿A mí me vais a tomar el pelo? ¿A mí? ¿A mí? ¡Ja, ja, ja!

ÁRBOL.-   (Con retintín y burla.)  ¡Je, je, je!

FREDI.-    (Amenazando.)  Javi, que te las estás ganando.  (JAVI y ANA están frente a FREDI y le gritan). 

JAVI.-  ¡Es el Árbol, Fredi!

ANA.-  ¡Es el Árbol!

FREDI.-  ¡Ja, ja, ja!

ÁRBOL.-   (Remedando.)  ¡Ji, ji, ji! ¡Ji, ji, ji! ¡Ji, ji, ji!

FREDI.-    (Volviéndose.)  ¿Cómo? ¿Es verdad?

ÁRBOL.-  Anda, Fredi, sé bueno, toma una bolita y canta la lotería.

FREDI.-   (Desconcertado, Como un autómata toma una bolita del ÁRBOL y canta.)  ¡El cuento de Don Pepito, el bandolero!  (Perplejo.)  ¿Qué quiere decir esto? Yo no conozco a ese Don Pepito.

ANA.-  Toma, ni nosotros. Pero no seas tímido, Fredi, empieza.

FREDI.-

¿Empiezo? Pues empiezo.

Don Pepito, el bandolero,
se cayó en un sombrero;
el sombrero era de paja,
se cayó en una caja;
la caja era de cartón,
se cayó en un cajón;
el cajón era de pino,
se cayó en un pepino;
el pepino maduró,
Don Pepito se salvó.

 (Sorprendido de sí mismo.)  ¿Os dais cuenta? Yo no sabía este cuento... y lo he contado. ¡Lo he contado!  (Le sale una voz rara.) 


JAVI
San Blas, San Blas,
que se ahoga el animal.

ANA.-

¡Es el Árbol!

Esconde la piedra,
escóndela bien,
que no te la vea
vasallo ni rey.

FREDI.-  ¿Entonces es verdad?

ÁRBOL.-  Es verdad, es verdad, es verdad. ¿Otra bolita?

JAVI.-  Ahora la cojo yo.  (La toma y canta.)  ¡El cuento de...  (Se corta y duda mirando insistentemente la bola.)  ¡El cuento de...

ÁRBOL.-    (Rezongando.)  ¡Ay, Javi, Javi!  (Cantando.)  ¡El cuento de la señora de Pero Gil!

JAVI.-  Ya.

ANA.-  Ya.

FREDI.-  Ya... es hora de empezar, ¿no?

JAVI
¿Está aquí la señora de Pero Gil,
aquélla que tiene la boca así?

 

(Se ensancha la boca hacia los lados, tirando con los índices).

 
ANA
No, aquí no está la señora de Pero Gil,
aquélla que tiene la boca así.

 

(Mismo juego).

 
JAVI
¿Está aquí la señora de Pero Gil,
aquélla que tiene la mano así?

 

(Sacude la mano como si la tuviera muerta).

 
FREDI
No, aquí no está la señora de Pero Gil,
aquélla que tiene la mano así.

 

(Mismo juego).

 
JAVI
¿Está aquí la señora de Pero Gil,
aquélla que tiene el pie así?

 

(Camina a la pata coja).

 
ANA y
FREDI

  (A la vez). 

No aquí no está la señora de Pero Gil,
aquélla que tiene el pie así.

 

(Mismo juego los dos a la vez).

 
JAVI
¿Está aquí la señora de Pero Gil,
aquélla que tiene la nariz así?

 

(Se sujeta la nariz con los dedos pulgar e índice y se la sacude).

 
FREDI

 (Tomándole a ANA la nariz de la misma forma le hace el mismo juego.) 

No, aquí no está la señora de Pero Gil,
aquélla que tiene la nariz así.

ANA.-   (Se pone a llorar.)  ¡Bua, bua! Se lo voy a contar a mamá cuando venga. Fredi me ha hecho burla. Burla y daño en la nariz. ¡Bua, bua!  (Se para el juego.) 

ÁRBOL.-  No le hagáis bromas pesadas a la nena. ¿No veis que es pequeña?

JAVI.-   (Examinando su nariz con mimo.)  ¿A ver? ¡Bah, no ha sido nada!  (Poniéndose cursi.)  Reina de los mares, no llores.

FREDI.-    (Con sonsonete.)  Rosa de pitiminí, sonríe.

ANA.-   (Para de llorar.)  Bueno, sigamos, que es muy divertido.

ÁRBOL.-  Eso, eso. Otra bolita, Ana, que ahora te toca a ti.

ANA.-    (La toma y canta.)  ¡El cuento del quiquiriquí!  (Pensándolo.)  No quiero, porque es muy largo.

ÁRBOL.-  Muy largo y muy bonito. Anda, que nosotros te ayudaremos. Te ayudaremos de verdad.  (Baja la luz. Queda una penumbra evocadora.) 

ANA

 (Se pone interesante. Se decide y empieza.) 

-¡Quiquiriquí!

FREDI
Cristo nació.

ANA
¿En dónde?

FREDI
En Belén.

ANA
¿Quién te lo ha dicho?

FREDI
Yo que lo sé.

JAVI
Oye y verás
tal como fue:
yo no lo digo,
lo dicen cien.
 

(Un foco de luz se centra en el Nacimiento).

 
Los ángeles por los aires
vinieron con resplandores,
cantando divinas letras
y avisando a los pastores.
Con suaves consonancias
alegrando van la sierra:

LOS TRES.-   (A coro.)  ¡Gloria a Dios en las alturas y paz al hombre en la tierra!

FREDI
Cuando los pastores oyen
lo que los ángeles cantan,
unos brincan de contentos
y otros de miedo se espantan.

 

(Los tres se colocan en fila para adorar al Niño, ANA, JAVI y FREDI. Se arrodillan, lo besan y se colocan en su posición anterior).

 
ANA
Y todos van a Belén
con regocijos y fiestas,
y ante la cuna del Niño
se inclinan con reverencia.
 

(Reverencia de respeto, mientras sigue).

 
Ellos le besan los pies
con amores y ternezas.
Y el Niño Dios les sonríe,
contento por su fineza.

JAVI

  (Cambiando.) 

Y después, alborozados,
se encaminan a su tierra
para contarles a todos
la maravillosa nueva.
Y al verlos partir, el Niño
sonreía con tristeza,
porque nunca la alegría
nos da la dicha completa.

 

(La estancia se ilumina hasta llegar a la luz normal. Hay una breve pausa desconcertante. Como si salieran de un sueño).

 

FREDI.-  ¿Qué ha pasado aquí?

 

(JAVI y ANA se miran sorprendidos).

 

JAVI.-  No sé.

ANA.-  Yo le dije a Javi...  (Dudando.)  Le pregunté a Javi si los árboles hablan y él me llamó tonta y todo eso... Y el Árbol se puso a hablar. Yo no sé más.

JAVI.-   (Encogiéndose de hombros.)  Eso. Yo tampoco sé más.

FREDI.-  ¿Pero el Árbol habla o no habla?  (Evasivo.)  ¡Bah, qué tonterías! Yo me voy a estudiar. ¡Ah! Y, cuando lleguen los papás, de esto, ni una palabra. No se lo van a creer y van a pensar que estamos locos.  (Hace ademán de irse.) 

JAVI.-  Yo propongo un pacto. ¿Hacemos un pacto?

ANA.-  Eso, eso. Un pacto.

 

(FREDI vuelve. Se dan la mano derecha los tres mientras FREDI recita).

 
FREDI

 (Solemne.)  

Por San Columbano
y San Columbán
aquél que se chive
será un perillán.

LOS TRES

 (A la vez.) 

Aquél que se chive
será un perillán.

FREDI
Aquí nadie sabe
que el Árbol ha hablado,
y aquél que lo diga
será apaleado.
Por San Columbano
y San Columbán,

LOS TRES
aquel que se chive
será un perillán.

FREDI.-   (Se va. Desde fuera.)  ¡Ni una palabra!

JAVI.-  ¡Ni una palabra!

 

(JAVI se pone a arreglar el ÁRBOL otra vez. ANA se le acerca sigilosamente).

 

ANA.-  Oye, Javi, ¿qué es un perillán?

JAVI.-  No sé, pero tiene que ser una cosa muy gorda.

ANA.-  ¿Muy gorda?  (Encontrando la solución.)  Muy gorda ¿así como la tía Merceditas?

JAVI.-  Yo qué sé.

 

(Pausa).

 

ANA.-  Oye, Javi, ¿es bonito estar loco?

JAVI.-  Yo qué sé. Sólo sé que hemos hecho un pacto y que no has de chivarte a nadie. ¡A nadie!

 

(Se hace el oscuro).

 


Acto II

 

Mismo escenario. A media luz. Al lado del ÁRBOL, un montón de paquetes de regalo.

 

ÁRBOL.-    (Hablando con voz parecida a la del ABUELO.)  Yo soy un árbol. Y soy joven y viejo a la vez. Soy joven porque tengo pocos años. Soy viejo  (Carraspea)  porque tengo la edad del bosque en que me he criado. Cuarenta, cincuenta, tal vez cien años. A mí me sacaron del bosque y me han traído aquí. Al arrancarme de mi madre, la tierra, me han hecho daño y me han hecho sufrir. Menos mal que mis raíces siguen protegidas por un cepellón que me mantiene vivo. Javi me riega todos los días un poco para que siga alimentándome y viviendo. El otro día le oí decir a Fredi que, pasadas las fiestas, su padre me devolverá a la sierra y me plantará de nuevo. Hundiré mis raíces otra vez en la tierra, dejaré que crezcan y me agarraré muy fuerte para ser un pino grande y frondoso. Cuando sea mayor, los pájaros pondrán sus nidos en mis ramas, y en mi copa pasarán sus primeros días de vida los pajarillos. Y se divertirán piando y aleteando, como han disfrutado conmigo estos niños mientras jugábamos a los cuentos.  (Cambiando.)  ¡Qué raro! Parece que oigo risas.

 

(Se proyecta una diapositiva sobre la pared. ANA aparece en ella en la cama. Está sonriente. Parece que sueña en algo interesante o divertido).

 

¡Ah, es Ana, la pequeña! Estará soñando. A lo mejor se está imaginando que los Reyes Magos ya han dejado sus regalos aquí, junto a mí, junto al Árbol que se ha hecho su amigo porque les ha contado cuentos. De seguro que está recordando algunos de los ratos que hemos compartido estos días de fiesta y vacación. A lo mejor está soñando nuevos juegos y nuevos lances. O tal vez se sonríe porque hasta ahora han cumplido el pacto de silencio que hicieron los tres: a nadie le han contado todavía que su Árbol de Navidad es su Árbol de la Amistad.

 

(Desaparece la imagen de la diapositiva).

 

Claro, sus padres no lo creerían y los otros niños se burlarían de ellos. Y los llamarían tontos, con la o grande y redonda tOntOs ¡tOntOs!, como le dice Ana a Javi cuando se enfada con él.

 

(Se oyen las doce campanadas de un reloj).

 

Está empezando ya el día de la ilusión. Aunque llevan varios días pensando en los regalos. Dentro de unas horas brincarán de alegría.  (Leve pausa durante la que se oyen pasos.)  ¿Se oyen pasos? ¿Quién será? Voy a callarme como si no viera nada. No quiero que nadie se sienta avergonzado. También yo prometo no decir lo que vea.

 

(Por la derecha aparece FREDI sigilosamente. Va en pijama y anda con mucho tiento para no tropezar).

 
ÁRBOL.-

¡Chist!  (FREDI se para y mira a su alrededor. Al adelantar de nuevo, se oye más fuerte.)  ¡¡Chist!!  (FREDI vuelve a mirar recelosamente.)  ¡¡¡Chist!!!

 

(En vista de que FREDI no se da por aludido y camina directo hacia los paquetes, el ÁRBOL se pone a tararear suavemente y empieza una canción).

 
Vive en esta linda casa
un chico muy curiosón,
tovorovorón,
que va a meter las narices
donde nadie lo llamó,
tovorovorón.

FREDI.-    (Para sí.)  ¿Canta? ¿Quién será?  (Pausa de expectación mientras se oye tararear de nuevo.)  A ver lo que dice.

ÁRBOL

 (Repite recalcando las palabras.) 

Vive en esta linda casa
un chico muy curiosón,
tovorovorón,

 (FREDI se da por aludido.)  

que va a meter las narices
donde nadie lo llamó,
tovorovorón.

FREDI.-    (Asustado.)  Me han descubierto. ¿Quién será? El caso es que esa voz no me parece desconocida. Pero aquí no hay nadie, no veo a nadie en toda la habitación. Me esconderé un ratito.

 

(Se sitúa detrás de las cortinas).

 

ÁRBOL.-    (Como antes.)  Ha hecho bien. La curiosidad no es buena. Enterarse de los regalos suyos y de los otros antes que nadie no es juego limpio. Además, es muy mala manía ésa de meter las narices.  (Se pone en guardia otra vez.)  Pero, anda, si se oyen otra vez pasos...

 

(Mismo juego que antes. JAVI saca la cabeza con recelo. Se asoma y desaparece varias veces. Tantea con los mismos propósitos).

 
ÁRBOL.-

 (Carraspea.)  Ejem, ejem... Otro que no me oye. Y va a hacer lo mismo que su hermano. Tendré que cantar otra vez.

 

(Empieza tarareando y luego canta).

 
Ya se asoma la cabeza
de otro chaval muy pillín,
tivirivirín,
que se acerca a los paquetes
para meter la nariz, tivirivirín.

JAVI.-    (Se para sorprendido.)  ¿Quién cantará? Además ha dicho no sé qué de la nariz.

ÁRBOL

  (Canta separando las sílabas.) 

Ti-vi-ri-vi-rín.

JAVI

 (Retrocede sobre sus pasos lentamente. Por cada paso que da, hasta cuatro, el ÁRBOL canta.) 

 (Da un paso.)  

Tivirivirín.

 (Se para.) 

 (Otro paso.)  

Tivirivirín.

 (Se para.)  

 (Mismo juego.)  

Tivirivirín.

 (Se para.)  

 (Mismo juego.)  

Tivirivirín.

 (Largo.) 

 

(Cada vez que lo canta sube la voz y aumenta la turbación de JAVI que, tras el último, se esconde detrás de un sillón).

 

ÁRBOL.-   (Para sí.)  ¡Cómo se anima esto! Ya van dos. A ver si ahora se le ocurre a la pequeñaja... Pero, no. Ella duerme como un lirón, y además sueña. ¡Bah! A lo mejor no sabe lo de los paquetes.

 

(Alguien da la luz de la sala. Y aparece ANA, decidida, hacia los paquetes y haciendo ruido. Lleva gorro con pompón y va en pijama).

 
ÁRBOL

 (Precipitadamente canta).  

Tivirivirón,
tovorovorón.
 

(ANA se para un momento. Pero vuelve a hacer ademán de adelantar hacia los paquetes).

 
Tivirivirín,
tovorovorón.

 

(ANA no hace ningún caso).

 
ÁRBOL

 (Canta meloso.) 

Ya está aquí la que faltaba
para aumentar la emoción,
tovorovorón,
y viene con su pijama
y también con su pompón,
tovorovorón.

ANA.-  Amigo Árbol, ¿todavía no te has dormido? Pues sí que eres remolón.

ÁRBOL.-    (Carraspea.)  Ejem, ejem...

ANA.-  Yo sí que me he dormido, y los chicos, también. Por eso, como están durmiendo, he pensado: voy a ver qué les han traído los Reyes Magos. A mí me dan mucha risa. Siempre hablan de los Reyes Magos. Y los papás también. Yo no sé cómo explicárselo. Pero como les hace tanta ilusión, no les digo nada.

ÁRBOL.-    (Carraspeando.)  Ejem, ejem...

ANA.-   (Al ÁRBOL.)  ¿No quieres hablar, verdad? Dime una sola cosa. ¿Quién ha cantado? Porque yo he oído cantar. Yo creo que eres tú, pero la voz parecía del Abuelo. ¡Ay, Arbolito, Arbolito! ¿Sabes que...? Como tengo mucho sueño, me voy a quedar durmiendo aquí, cerca de los regalos. Así vigilaré, no sea que vayan a venir ellos y...

 

(Toma unos cojines, los coloca entre el ÁRBOL y los paquetes y se acuesta. Se queda dormida. La luz se vuelve azulada).

 

ÁRBOL.-   (A media voz.)  Estos niños me quieren mucho. Oí que decían que cuando esté otra vez en la sierra, vendrán a verme y limpiarán mi alrededor de hierbas y matas secas, para que nunca se prenda fuego y me queme. Son muy buenos. Pero sólo piensan en sus juguetes y en sus diversiones. ¡Qué distintos de aquellos otros que van por las calles y basureros recogiendo cartones para vivir y sobrevivir ellos y sus padres!

ANA.-    (Habla en sueños.)  Arbolito, ¿yo soy buena? Doy limosnas para los negritos y para los chinitos.

ÁRBOL.-  Sí, Ana, sí. Tú eres buena y das limosnas para los que están lejos, pero aquí cerca también hay muchos pobres.

ANA.-  ¿Y por qué hay pobres, Arbolito?

ÁRBOL.-  Porque los hombres se quieren poco, muy poco.

 

(Se hace el oscuro).

 

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