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El arenal de la Virgen y el neolítico cardial de la comarca villenense

José María Soler García


Delegado Local del Servicio Nacional de Excavaciones



Vista del arenal

Foto Soler

En 1925, el arqueólogo catalán J. COLOMINAS descubrió en varias cuevas del macizo de Montserrat una modalidad de cerámica prácticamente desconocida hasta entonces. Su novedad consistía en el adorno, obtenido al presionar con el borde o ápice de una concha sobre la pasta en crudo.

Por el lugar de su hallazgo, su descubridor la denominó cerámica «monserratina», pero pronto se vio que no era exclusiva de aquellas cuevas catalanas, sino que se trataba de una especie extendida por toda la cuenca del Mediterráneo, y especialmente por sus zonas costeras.

La concha más comúnmente empleada para efectuar las impresiones era la que los naturalistas denominan «Cardium Edule L.», y no tardó mucho en ser sustituido el nombre de «monserratina» por el de «cardial», que es el más extendido actualmente por España y Francia. Los italianos la llaman cerámica «impressa», más genérico y que tiene la ventaja de no prejuzgar la especie de la concha empleada, que no siempre es la del «cardium», pero el término «cardial» hizo fortuna, y nosotros seguiremos empleándolo, tanto por su mayor difusión como por la brevedad y eufonía del vocablo.

Piezas de sílex

Piezas de sílex del Arenal de la Virgen

Esta cerámica es hoy un «fósil director» de extraordinaria importancia, ya que modernas excavaciones han demostrado que aparece siempre en las capas inferiores del Neolítico, y basta por ello su sola presencia para encuadrar con pocas dudas los conjuntos en que aparece, de los cuales forman parte otras especies adornadas por muy diversos procedimientos: relieves, incisiones, puntillados, ungulaciones, etc. En esta mezcla de procedimientos decorativos y en la circunstancia de aparecer siempre en cavidades montañosas, se basa el profesor BOSCH GIMPERA para establecer su «Cultura de las Cuevas con cerámica decorada», que ha sido muy discutida en los últimos tiempos pero que sigue teniendo defensores de gran autoridad.

Hace ya diez años, en el número 5 de esta misma revista, dimos a conocer un yacimiento llamado a modificar la validez de unas conclusiones que habían llegado a tener un asenso poco menos que universal. Nos referimos a la «Casa de Lara», poblado de llanura asentado sobre arenas ligeras y en las orillas de una antigua balsa o marjal. En él aparecen las cerámicas «cardiales» y todas sus especies concomitantes acompañando al resto de las industrias propias del Neolítico.

El artículo en cuestión tuvo, como es lógico, escasa difusión entre los especialistas, pero su divulgación pudo ampliarse, a instancias del profesor TARRADELL en la revista «Saitabi», de la Universidad de Valencia.

Suponía este descubrimiento, como tantos otros de nuestra comarca, una total novedad en los estudios de aquellas lejanas épocas, pues era la primera vez que las cerámicas «cardiales» aparecían en yacimientos que no eran cuevas. Adolecía sin embargo de una grave tacha que le restaba gran parte de su valor científico. Se trataba de una estación de superficie, al aire libre, sin las garantías que ofrecen los yacimientos resguardados, que han podido conservar, sin remoción alguna, la normal superposición de sus estratos. El yacimiento, pese a la evidente homogeneidad de sus materiales, podía contener objetos mezclados pertenecientes a diversos momentos culturales. Sólo una adecuada excavación podría resolver la duda, si es que bajo la superficie se conservaban estratos intactos.

Es tal la singularidad del yacimiento que la «Casa de Lara» villenense ha sido considerada por eminentes prehistoriadores españoles como un caso fuera de serie, y así lo creímos nosotros también hasta febrero del presente año, en que tuvimos la fortuna de descubrir otro yacimiento similar en el «Arenal de la Virgen», paraje mil veces hollado por los villenenses que acompañan el traslado anual de su Patrona al Santuario de las Virtudes.

Piezas de sílex

Piezas de sílex de la Casa de Lara

Como su nombre indica, y a semejanza de la «Casa de Lara», el nuevo yacimiento se emplaza sobre un manto de arenas sueltas y en las mismas orillas de lo que fue en tiempos la famosa «Laguna de Villena», considerada por el insigne escritor D. Juan Manuel como uno de los más importantes lugares de caza que existían en España.

Repetidas e intensas prospecciones, realizadas en unión de nuestros colaboradores Enrique Domenech, Miguel Flor y algunos otros más esporádicos, nos han suministrado un abundante lote de materiales cuya identidad con los de la «Casa de Lara» es sorprendente. Basta echar una ojeada a las dos láminas que acompañamos, compuestas sin gran esfuerzo de selección, para comprobar la identidad de las industrias líticas en ambos yacimientos.

Pero si en la «Casa de Lara», de más riqueza, las cerámicas «cardiales» se presentan hasta ahora en lamentable estado de fraccionamiento, que no ha permitido reconstrucción alguna convincente, el «Arenal de la Virgen» ha rendido, aparte de otros fragmentos menudos, las dos espléndidas vasijas que, convenientemente reconstruidas por nuestro buen amigo José Serrano, ofrecemos hoy a la curiosidad de nuestros lectores. No es ésta la ocasión de extendernos en detalles de tipo técnico que sólo pueden interesar a los especialistas y que en breve serán dados a conocer en un minucioso trabajo que tenemos en preparación. Pero no queremos dejar de informar a los villenenses de las principales enseñanzas que este nuevo descubrimiento aporta para el estudio del lejano Neolítico, momento trascendente en que se afincan en nuestro territorio los más remotos antecesores de los agricultores actuales.

Estas conclusiones podrían sintetizarse del modo siguiente:

1) La denominación de «Cultura de las Cuevas», que algunos autores intentan reanimar, no es válida, definitivamente, para nuestra comarca. Las cerámicas decoradas que la definen aparecen aquí en yacimientos de llanura, y no se han dado, hasta ahora, en ninguna de las numerosas cuevas exploradas.

2) Una de estas cuevas, la del «Lagrimal», vuelve a plantear el problema del origen del Neolítico en el Oriente peninsular. Sus estratos inferiores, sin cerámica, evolucionan «in situ» hasta la Edad de los Metales, sin que aparezcan en ninguna de sus capas intermedias las cerámicas «cardiales». Es un yacimiento de indudable interés que pronto daremos a conocer también con todo detalle.

Vasija

Arenal de la Virgen. Vasija con decoración cardial
(Foto Iñíguez)

3) Los setenta millares de piezas de sílex recogidos en la «Casa de Lara» y en el «Arenal de la Virgen», nos van a permitir conocer a fondo la industria lítica propia del complejo «cardial». Ello permitirá identificar numerosos yacimientos de superficie, hasta ahora sin encuadre seguro, que se hallan esparcidos por gran parte del suelo peninsular y especialmente por sus zonas orientales.

4) No es presumible que este «Neolítico cardial de llanura» sea exclusivo de la comarca villenense. El haber podido localizar sus lugares de habitación permitirá a los investigadores, de ahora en adelante, descubrir nuevos yacimientos de esta cultura en parajes a los que no se había prestado la debida atención.

5) Los yacimientos de la «Casa de Lara» y del «Arenal de la Virgen» hacen vislumbrar la existencia de una «Cultura de las arenas» levantina, emparentable, por una parte, con algunas estaciones africanas y, por otra parte, con los yacimientos «pseudo-tardenoisienses» del Languedoc francés.

Basta con lo expuesto para dejar esbozada la importancia histórica de estos dos yacimientos villenenses, que sólo han sido objeto de una exploración superficial. Júzguese de los datos que nos tienen reservados para el día en que puedan ser excavados en toda su integridad. Será sin duda una labor ardua y costosa, pero que alguna vez habrá de ser realizada si no queremos que se nos tache de negligentes e insensibles al quehacer histórico.

Ya está suficientemente claro que nuestro territorio es una inagotable fuente de yacimientos de todas las épocas, algunas de las cuales, como apunta el ilustre profesor MALUQUER en otro lugar de este mismo número, tienen precisamente aquí la solución de sus problemas. Pero si esto constituye un indudable privilegio, lleva también aneja una responsabilidad que no puede soslayarse. Justo es proclamar que el Ayuntamiento de Villena ha sabido responder, incluso con largueza, a esta llamada cultural que, por desgracia, no todos comprenden, y es halagador para un villenense escuchar de extrañas bocas encendidos elogios para esta conducta ejemplar. Y como en toda labor de largo alcance la eficacia estriba en persistir, sólo persistencia pido desde aquí al Ayuntamiento de mi pueblo para realizar poco a poco, ya que de otro modo no es posible, la enorme labor que, en el campo arqueológico, queda todavía por desarrollar en nuestra tierra.

Vasija

Arenal de la Virgen. Vasija con decoración cardial
(Foto Iñíguez)





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